Capítulo VI: La familia sí recibe
Pregunte usted a los ponentes constitucionales, esos respetables señores, todos hombres, que se llaman a sí mismos «padres de la Constitución», por qué en 1978, habiendo nacido en 1963 la infanta Elena, en 1965 la infanta Cristina y en 1968 el príncipe Felipe, se pusieron la historia del siglo XIX por montera y decidieron consagrar en el artículo 57.1 que «la sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer y, en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos». Pregunte usted, pero nadie le contestará.
¿Cómo es posible que, teniendo el rey Juan Carlos en 1978 tres hijos y siendo la mayor Elena, se consagrara en la Constitución que tenía que sucederle Felipe, el tercero, sólo por ser varón? En 1978 ya la mujer pedía paso en la sociedad, y este abuso de poder gratuito tiene que obedecer a alguna causa que nadie nos ha explicado. Algo así como cuando ahora se trata de reformar este artículo quitando lo de «varón a la mujer» a cuenta de las dos hijas de Felipe y Letizia por si el tercero es un chico, si es que algún día nace. Y si esto ocurriera, la situación no sería reversible, es decir, Felipe será rey, le guste a Elena o no.
Aquí pasa algo de lo que no se quiere hablar aunque se puede intuir. Pero es uno de los tabúes que tiene la actual Monarquía española. Por menos de eso hubo dos guerras carlistas en el siglo XIX.
¿No se podía haber hecho algo distinto en una Monarquía instaurada, que no restaurada, la única en el siglo XX?
Esta situación, ¿se podría revertir? Por supuesto. No hay más que mirar a Suecia. El rey Gustavo le quitó a su hija Victoria su mejor derecho para dárselo a su hijo varón Carlos Felipe. Sin embargo, como el Parlamento sueco no tiene nada que ver con las Cortes Generales españolas, le negaron al Rey la maniobra y devolvieron a la hija los derechos que como mujer primogénita tenía. ¿Sabe usted por qué de esta historia no se habla por estos lares?
PREGUNTÉ AL GOBIERNO SOBRE LA INFANTA ELENA
Habida cuenta que este es otro de los tabúes, pregunté al gobierno sobre Elena de Borbón. Fue así:
Es práctica habitual todos los meses de diciembre no sólo recordar un aniversario más de la Constitución, sino ensalzar a los ponentes constitucionales a los que además se les llama «padres» del texto aprobado.
Tras el debate sobre la necesidad de un cambio constitucional como consecuencia del nacimiento de un hijo/a de D. Felipe de Borbón, se entiende mucho más lo de «padres» y no «madres» de la Constitución, sobre todo porque en 1978 tenía ya quince años la infanta Elena, primogénita de los reyes de España, dato importante que no fue tenido en cuenta por estos «padres», a pesar de que en Inglaterra reinaba una mujer, Isabel I, en Holanda Juliana de Orange y en el turbulento siglo XIX español hubo dos guerras carlistas a cuenta de que las mujeres no podían heredar el trono.
En plena discusión sobre este asunto, el presidente del Consejo de Estado, D. Francisco Rubio Llorente, el lunes 9 de mayo comentó que la reforma constitucional pudiera tener carácter retroactivo, por lo que no era necesario acelerar dicha reforma.
Habida cuenta de la discriminación machista e impresentable, propia de países tercermundistas, consagrada por los llamados «padres» de la Constitución contra la infanta Elena, y teniendo en cuenta las declaraciones del presidente del Consejo de Estado sobre la posible retroactividad de la reforma, ¿piensa el gobierno que la misma pudiera llegar hasta reponer en sus derechos a la infanta Elena, primogénita de los actuales reyes?
La respuesta del Gobierno fue la siguiente:
Mediante Acuerdo del Consejo de Ministros de 4 de marzo de 2005, el Gobierno ha elevado consulta al Consejo de Estado sobre la reforma de la Constitución en relación con los concretos aspectos que expuso el presidente del Gobierno en su discurso de investidura.
En relación con la cuestión formulada por S. S., la posición del Gobierno se ha expresado en el escrito remitido al Consejo de Estado. En él se afirma lo siguiente: «En consecuencia, y en relación con esta propuesta de reforma constitucional, se solicita del Consejo de Estado que se pronuncie acerca del modo de eliminar la preferencia del varón en el acceso al trono, establecida en el artículo 57.1 de la Constitución, salvaguardando expresamente los derechos del actual Príncipe de Asturias en relación con la sucesión a la Corona de España».
LA BODA
Quizás por eso a la infanta Elena la casaron en Sevilla con todo el boato de la corte, con el cardenal Carlos Amigo proclamando que aquel matrimonio era para toda la vida y que lo que unía Dios no lo separara el hombre, con 1.300 invitados (yo no fui) —entre ellos 38 representantes de Casas Reales—, sin dar nunca cuenta de este dispendio y con un regalo de Elena a Jaime de Marichalar de un reloj de oro y acero valorado en 1.200.000 pesetas, que quizás usted y yo pagamos con nuestros impuestos y que tenía una curiosa inscripción: «Para Jaime de tu osita Elena». Digo lo de curiosa porque no sabía yo esta estrecha relación entre los Borbones y los osos. Lo que sí me llamó la atención cuando una vez visité El Prado fue la figura de María Luisa de Parma, esposa del rey, en La familia de Carlos IV de Goya, pues descubrí que es la viva imagen de la infanta Elena. Y Goya no pintó aquel cuadro sobre aquella familia a humo de paja.
Hizo todo un editorial con su magnífica obra maestra. Marichalar parecía, por su parte, el conde de Orgaz en el cuadro del Greco. Las veces que he podido hablar con él en las recepciones me ha parecido un tipo de mundo y original, no sólo por aquellos pantalones cuyos dibujos son iguales a una cortina que tengo en casa, sino porque es un personaje al que le gusta la moda y la buena vida, como a todo buen Borbón, aunque él provenga del condado de Ripalda y su señora madre sea una señora discreta, adusta y religiosa. Lo raro de esa familia es que su hermano Álvaro haya encabezado la lista al Congreso por el partido de Rosa Diez y Fernando Savater.
Todavía recuerdo de él la rueda de prensa que dio en julio de 1998, cuando nació el famoso Froilán, al que deben llamar «Pipe». El hombre, nervioso, en la clínica Ruber dijo una verdad como un templo refiriéndose al recién nacido: «El pobre se parece a su madre»; luego trató de explicar lo dicho sumando virtudes, pero ese flash fue muy ilustrativo. La cortina de silencio que rodea a esa familia, pero que todavía no se había rasgado, hizo que los medios no utilizaran la frasecita como posteriormente utilizaron la del abuelo Juan Carlos cuando, dirigiéndose a Chávez, le preguntó por qué no se callaba.
CESE TEMPORAL
El 13 de noviembre del 2007, en plena bronca con Hugo Chávez, la Casa Real anunció «el cese temporal de la convivencia matrimonial». La infanta Elena no le había hecho mucho caso al cardenal Amigo cuando les dijo aquello de que debían estar juntos en la salud y en la enfermedad. Al parecer, un cuadro de Goya y uno del Greco no eran compatibles, mucho menos después de la isquemia cerebral que tuvo el duque de Lugo en diciembre de 2001. El día de esa separación teníamos la última comparecencia del ministro Moratinos de la VIII Legislatura en el Senado.
Fue una trabajada intervención, ya que el ministro era la primera vez que hacía pública su versión del incidente de lo que había pasado en Santiago de Chile con el presidente venezolano.
Habíamos estado casi tres horas en la Comisión de Asuntos Iberoamericanos interpelando a Moratinos. A las 9:45 terminó la sesión porque el ministro tenía que ir urgentemente al Congreso, ya que se votaban los presupuestos Generales del Estado, partida de la Casa Real incluida. Zapatero sacó adelante su presupuesto sólo con los votos del PNV.
Tras un cuerpo a cuerpo con el ministro a cuenta de la errática política del Gobierno con Venezuela, creo que fui el primero en salir de la Sala Campoamor. Nada más hacerlo me vi rodeado por los medios de comunicación. Creí que me iban a preguntar por aquella comparecencia tan dura. Pues no. La primera pregunta fue: «¿Qué opina usted de la separación de los duques de Lugo?». «Nada, absolutamente nada —respondí extrañado—. Es cosa de ellos. Lo único que nos puede importar es que queden bien los críos y que la separación no nos cueste un duro a los contribuyentes.»
Sin embargo, el circo mediático ya tenía una nueva pista.
Luego me enteré del eufemismo utilizado por la Casa Real, más propio del No-Do.
«Cese temporal de la convivencia.» ¡Qué orfebrería lingüística para decir que una señora se separa del pelma de su marido! Pero es así. Ellos no tienen hijos. Tienen príncipes.
Al propio Marichalar, cuando se separe del todo, le quitarán el ducado de Lugo, pero a ella los cursis de Madrid y provincias seguirán haciéndole ridículas genuflexiones. Como se decía en tiempos de la República, ¡qué país, Miquelarena!
LA FAMILIA REAL NO EXISTE
Existen las familias reales, es decir, las normales, pero no la Familia Real. Por lo menos en la Constitución sólo se les nombra a la hora de cobrar. Es el artículo 65 aparece por única vez: «El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma». Eso es todo. Tampoco dice este artículo que esos presupuestos no puedan ser controlados, luego deberían ser conocidos porque es dinero público el que se gasta, por lo que, al hablar de la Familia sólo a efectos de su mantenimiento, tenemos que colegir, porque nadie informa de esto, que la infanta Elena y sus dos hijos viven del erario público.
Tenemos, pues, dos constataciones: la Familia Real, a efectos constitucionales, no existe como tal; cuando actúa, inaugura algo o va de viaje, actúa por delegación real; y, segundo, vive de lo que les pagamos entre todos. No es poco tener ya estas dos evidencias, algo incómodas para algunos.
Por eso, cuando una vez acudí a uno de estos actos y los servicios de protocolo me dijeron que me tenía que poner de determinada manera porque venía la infanta, le dije a la persona que me abordó que por favor me dejara en paz. Yo era una persona elegida democráticamente y tenía detrás de mí una representación popular, y esa señora era tan sólo la hija del jefe del Estado; yo le daría la mano con respeto, pero que a un electo, por favor, no le dijera cómo tenía que tratar a una señora que no representaba nada. Como era de esperar, se quedó cortada y, efectivamente, me dejó en paz.
Carmen Enríquez, periodista que ha estado 17 años informando hagiográficamente sobre la Familia Real, sin poder salirse del guión, siendo una buena profesional, comentaba que lo que más le había costado era definir el tratamiento a dicha familia y cómo, en este asunto, había tenido alguna metedura de pata que otra, sobre todo con Felipe de Borbón. En una entrevista le trató de usted y al día siguiente le llamó su tutor, José Alcina, para decirle que había que utilizar el «Señor» y hablarle como al papa, en tercera persona. También contaba que un día trató de tú a Letizia Ortiz, compañera de profesión, y tuvo que disculparse porque ya no era la compañera de trabajo que Carmen Enríquez había conocido en televisión.
Cuando hasta la jerarquía eclesiástica ha eliminado lo de «Su Ilustrísima», «Su Reverendísima» y el besanillo, que en pleno siglo XXI nos vengan con estas monsergas subleva mi sentido de la igualdad y de la ciudadanía. Si a mí algún día me vienen con este cuento, tienen que tener seguro por adelantado el lugar al que los voy a enviar. Y ojalá hiciera esto toda la clase política democrática, que no debería tolerar a los Alcinas de turno estas patochadas. Al que trata de usted, de usted, y al de tú, de tú. Si el rey tutea, tiene que saber que le van a tutear, pero nunca lo del «Señor» al príncipe ni el tratamiento de la tercera persona de la Santísima Trinidad. ¡Faltaría más!
Desgraciadamente, este tipo de gentes trasnochadas existen porque existe gente a la que le encantan las reverencias, los cabezazos y los tratamientos en tercera persona, y sobre todo porque tenemos una clase política bastante paleta y cortesana. Esto no ocurre en un país que ha abolido los títulos nobiliarios y en el que todo ciudadano tiene sólo el más ilustre título que se puede tener: ciudadano. Por otra parte, tratarles así los aísla, los atonta, y terminan por creerse que tienen un cromosoma de más.
Frente a estas cursiladas tan de Corte madrileña me acordaba de un resistente vasco llamado Flavio Ajuriaguerra, que trabajó en la clandestinidad al servicio de los ingleses en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Enfermo de leucemia y sabiendo que iba a morir, se lo notificó a su superior inglés, que, agradecido por el extraordinario trabajo que había hecho logrando datos sobre los movimientos de los barcos en el puerto de Bilbao y el envío de wolframio desde León, gestionó que se le entregara una condecoración. Los ingleses así lo aprobaron, pero, como es preceptivo, consultaron con él si la iba a aceptar. Este dijo que sí, pero ponía una pequeña condición: que en la esquela le dejaran poner bajo su nombre el título inglés de la condecoración. Era su último acto de propaganda. Los ingleses dijeron que no, y él no aceptó la presea.
Frente a esta digna historia de resistencia democrática, ¡que me vengan a mí pidiendo que trate de Alteza o de Señor a una persona veinte años menor que yo! Quien lo pida tiene que estar seguro de que le mando donde fue el padre Padilla. De hecho, en una oportunidad, estando en el Palacio Real, tenía que ausentarme de allí antes de las once de la noche, pues debía ir a un informativo en directo de una televisión. Cuando iba a salir, se me acercó uno de estos chambelanes de Corte a decirme que, hasta que el rey no abandonara palacio, no se podía salir. «Pues yo le voy a demostrar cómo se puede », le dije. Y cogí el portante y me fui.
Lo malo de estas situaciones es que hay mucha gente alrededor del monarca que cree que poniendo todos estos tratamientos, cortapisas y minucias logra que se dé a la institución un toque más consonante con eso del símbolo de la unidad y la permanencia. Pues que lo sigan creyendo, a ver cuánto les dura.
UNA PREGUNTA PARLAMENTARIA SOBRE LA MARETA Y LOS VIAJES
Ya he escrito que el Gobierno socialista ha demostrado un especial celo en proteger a esta familia de cualquier crítica, pero esto no me ha impedido tratar de utilizar el control parlamentario para que se informase sobre los abusos a este respecto. De ahí que formulase al gobierno la siguiente pregunta que fue contestada de forma inadmisible en un sistema democrático. Fue así:
El pasado mes de julio, las infantas Elena y Cristina con todos sus hijos, maridos y cuñados pasaron unos días de vacaciones en Lanzarote, al parecer aprovechando que Iñaki Urdangarin, vicepresidente del Comité Olímpico Español, se encontraba ya en la isla para pronunciar una conferencia sobre la integración de los valores del deporte.
En las reseñas que se hicieron a esta visita se destacaba la gran sencillez de esta familia, por haber viajado en línea aérea regular, así como que se habían alojado en el hotel donde Urdangarin pronunció su conferencia y no en La Mareta, residencia que se trata de una propiedad regalo del rey Hussein, que es Patrimonio del Estado y que el presidente del Gobierno ha utilizado, con todo merecimiento, como residencia de descanso oficial.
No deja de producir sorpresa el leer semejantes reseñas auspiciadas sin lugar a duda por el entorno de esta familia, cuya existencia no aparece en ninguno de los artículos de la Constitución española y, por tanto, carente absolutamente de ningún derecho para viajar en otro medio que no sea la línea regular, ni utilizar otro alojamiento que el hotel y, además, pagado de su bolsillo.
Sin embargo, este servilismo trasnochado, impropio de un país europeo serio, debe tener algún tipo de fundamento, pues de lo contrario este tipo de comentarios no se producirían.
Este senador es consciente de la opacidad que distingue a este Gobierno a la hora de no informar sobre todo lo que afecta al palacio de La Zarzuela, utilizando el poco transparente criterio de que el rey es irresponsable, pero habida cuenta que se habla del Patrimonio Nacional y de los aviones, no del rey, sino de aparatos adscritos al Ministerio de Defensa, ¿es práctica habitual que esta familia haga uso de estas dependencias y de estos servicios sin que esto se haga público?
Palacio del Senado, 12 de septiembre de 2006
Iñaki Anasagasti Olabeaga
He aquí la respuesta del Gobierno:
La utilización por Altas Autoridades del Estado de los medios aéreos del Ejército del Aire está regulada por una Norma de Presidencia del Gobierno.
Razones de seguridad aconsejan mantener la adecuada confidencialidad en todos los movimientos aéreos de las Altas Autoridades del Estado.
Es decir. La coartada de la seguridad impide informar, para, de esta manera, seguir con el cuento.
PILAR DE BORBÓN Y LAS SELECCIONES DEPORTIVAS AUTONÓMICAS
Además de los hijos, también tenemos cerca a las hermanas y a los sobrinos, que no dan mucha guerra, pero gozan de la misma opacidad informativa que cualquier pregunta hecha sobre los hijos y yernos.
Esta pregunta que reproduzco a continuación ilustra la nula información sobre un peligroso comentario de la hermana del rey. Decía así:
La infanta doña Pilar, hermana de don Juan Carlos y presidente de la Federación Internacional de Hípica, se erigió el 3 de junio en la portavoz del aparente malestar existente entre los presidentes de las Federaciones españolas contra la propuesta aprobada en el Congreso de promover las selecciones deportivas autonómicas en los torneos internacionales.
Al parecer, hizo esta crítica en la Asamblea General del Comité Olímpico Español ante el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky.
Además de mostrar su protesta, comentó que ella había informado de su postura «a los máximos organismos internacionales y en carta privada al Rey».
Siendo legítimo que cualquier Federación muestre públicamente lo que considera conveniente, no es de recibo se esgrima el nombre del Rey como elemento de presión ante un asunto estrictamente político.
Por todo esto, este Senador solicita del Gobierno la respuesta a la siguiente pregunta:
¿Es admisible que se esgrima el nombre del Rey como elemento de presión ante una votación parlamentaria y que el secretario de Estado no haya puntualizado que este comentario es inadmisible? ¿Piensa el Gobierno cumplir el acuerdo del Congreso de los Diputados en relación a la promoción de las selecciones deportivas autonómicas? Palacio del Senado, 15 de junio de 2004
Iñaki Mirena Anasagasti Olabeaga
Respuesta del Gobierno:
El Ministerio de Educación y Ciencia, a través del Consejo Superior de Deportes, valora las diferentes opiniones de los/as presidentes/as de las Federaciones de una forma discreta y respetuosa con el principio democrático y constitucional de libertad de expresión.
Asimismo, el Consejo Superior de Deportes comparte el acuerdo del Congreso de los Diputados de promocionar las selecciones deportivas autonómicas, en el marco de la normativa vigente. Madrid, 15 de julio de 2004
El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes.
No fue noticia. Si lo hubiera sido, debería haber tenido un lugar en primera plana de cualquiera de los medios de comunicación de ámbito estatal con este contundente titular: «El Gobierno desautoriza a la hermana del rey». Pero como nadie dijo nada, la noticia no existió.
LA DIFERENCIA ENTRE EL PRÍNCIPE DE GALES Y EL DE ASTURIAS
Al Gobierno mis preguntas parlamentarias le incomodan. Las contestan a regañadientes porque por ley deben hacerlo, pero se limitan a cumplir los servicios mínimos. No quiero pensar lo que me ocurriría si en lugar del Partido Socialista gobernara el Partido Popular.
Una vez, en pasillos, a quien le toca en Moncloa contestar estas preguntas me abordó para decirme poco menos que no les siguiera poniendo en un brete. «Precisamente eso es lo que quiero —le contesté—. Algún día, cuando la Monarquía sea un recuerdo, si alguien se toma el trabajo de estudiar esta época, verá cómo un Gobierno socialista, teóricamente republicano, dejó de cumplir sus obligaciones y eligió el oscurantismo, el manto de silencio y el encubrir todos los pequeños desaguisados de una institución de forma majadera, porque ¿qué os cuesta contestar la verdad a la que tenéis obligación? Estoy seguro de que un palo informativo a tiempo reconduciría muchas cosas.» Se encogió de hombros y se fue. Por eso me gusta compararles con lo que ocurre en otros sitios. Por ejemplo en el Reino Unido, del que Faruk dijo en su día que sólo quedarían los reyes de la baraja y la reina de Inglaterra.
Por eso formulé esta pregunta comparando al Príncipe de Gales con el de Asturias. Carlos de Inglaterra, Príncipe de Gales hasta que a su augusta madre le dé la gana, es el heredero británico a una Corona de un país democrático. No me gusta el personaje ni su entorno, pero alabo su gusto por la arquitectura y el medio ambiente, y el control que sobre él se ejerce desde el Parlamento.
Frente al Príncipe de Gales, el de Asturias es un personaje protegido, alabado, mantenido y endiosado, sobre todo por el Gobierno socialista.
Hice la siguiente pregunta parlamentaria tratando de saber qué opinaba el Gobierno Zapatero sobre lo que ocurre en una Monarquía democrática europea como la inglesa, y me encontré con dos líneas de protección servil, acrítica y no democrática, a la Monarquía española.
Juzguen ustedes:
El Príncipe de Gales ha expresado que quiere proteger el medio ambiente y demostrar que es posible liderar una vida verde. Ha ordenado cambios radicales en sus residencias familiares, sus actividades personales y compromisos oficiales. En los viajes domésticos e internacionales, el heredero de la Corona británica desea recortar su dependencia de los altamente contaminantes aviones y helicópteros privados. Siempre que sea «apropiado», viajará a partir de ahora en vuelo regular, como la mayoría de los británicos. Intentará también desplazarse por ferrocarril por tierras del Reino Unido, pese a que el tren real pasó a la historia hace años.
El nuevo estilo de vida de Carlos incluye también modificaciones en su flota de automóviles. Sus tres residencias —Clarence House, en Londres; Highgrove, en el condado de Gloucestershire, y Birkhall, en Escocia— están en proceso de conversión a energías no contaminantes. Quiere reducir la emisión de dióxido de carbono y evitar daños innecesarios al medio ambiente. Los nuevos arreglos se extienden a los hábitos de su entorno familiar y de su séquito de empleados, por encima del centenar de personas. El Príncipe de Gales sentará ejemplo también en la esfera profesional. Ha lanzado esta semana una iniciativa, Accounting for Sustainability (Responsabilidad a favor de la actividad sostenible), enfocada a contabilizar el impacto medioambiental de la industria y los negocios. Su propia empresa, Duchy Original, que produce alimentos orgánicos, evaluará el volumen de gases con efecto invernadero que emite a la atmósfera.
Habida cuenta que la Monarquía inglesa es una sólida institución arraigada en el sistema político británico, ¿no considera el Gobierno español que un tipo de iniciativa de este tipo debería ser llevada a cabo por D. Felipe de Borbón, habida cuenta la necesaria ejemplaridad que personas mantenidas por el erario público han de llevar a cabo? ¿No le parece al Gobierno una mejor respuesta la de Carlos de Inglaterra, que anuncia la utilización a partir de ahora de líneas regulares de aviación, como la mayoría de los británicos, en sus desplazamientos, en lugar de la respuesta que le ha dado el Gobierno a este senador en relación a que la utilización por Altas Autoridades del Estado de los medios aéreos del Ejército del Aire está regulada por una Norma de Presidencia del Gobierno y que razones de seguridad aconsejan mantener la adecuada confidencialidad en todos los movimientos aéreos de las Altas Autoridades del Estado como el Sr. Marichalar? ¿No cree el Gobierno que se extralimita en su oscurantismo a la hora de facilitar una adecuada información para un mayor control político como así está establecido?
La respuesta fue la siguiente:
Se señala a S. S. que no hay nada nuevo que añadir a la contestación dada por el Gobierno a la pregunta del Sr. Senador, de 25 de octubre de 2006.
IÑAKI
Estuve en la boda de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin. Fue en Barcelona, y por primera vez se hizo un cierto esfuerzo por dar visibilidad al catalán y al euskera, quizás porque el novio es hijo de un afiliado al PNV que suele ir todos los años al Alderdi Eguna. Mikel, que es uno de los hermanos de Iñaki, creo que también está afiliado al PNV, e Iñaki nació en Zumárraga. Por eso pasé un calor de película viendo de cerca todas aquellas pompas y vanidades a mayor gloria de la realeza.
Posteriormente sí me extrañó que a ninguno de los hijos de la pareja le pusieran un nombre en euskera. Juan, Pablo, Miguel e Irene son sus nombres de pila y, a pesar de que dije que los padres son muy dueños de ponerle a sus hijos el nombre que quieran, llamándose Iñaki su padre, ¡hombre!, no hubiera estado nada mal que como gesto, uno al menos y en base a esa pluriculturalidad del Estado en una familia que se dice simbólica, un solo nombre en euskera, creo que se imponía.
Me dijeron de todo, pero me mantengo en mis trece por haber vivido en carne propia la persecución a los nombres en euskera por parte de una dictadura que el abuelo materno de los niños avaló.
Yo me llamo Iñaki por haber nacido en el exilio de mis padres, y fui registrado y bautizado con este nombre, pero cuando vine de Venezuela, en 1955 en el Colegio de los Marianistas de San Sebastián me lo cambiaron por Ignacio María, y a mi hermana, que se llama Maitena, se lo cambiaron por Amada en el Colegio del Sagrado Corazón.
Aquello fue toda una agresión a nuestra identidad, y fue mi padre quien, a través de la Embajada de Venezuela en Madrid, movió Caracas con Santiago hasta lograr que nos restituyeran nuestros nombres que, por ejemplo, en el diario ABC, nunca se me reconoció hasta que Iñaki Urdangarin se casó con la infanta Cristina. Solo entonces comenzaron a llamarme Iñaki en el periódico monárquico por excelencia y, todo en función de Iñaki Urdangarin al que su padre, de modo militante, le bautizó y llamó con el sabiniano nombre de Iñaki. Por eso y porque mi abuelo donostiarra bautizó a sus tres hijas con los nombres de las vírgenes de Itziar, Arantzazu y Begoña para que no se los cambiaran es por lo que hice ese comentario, que me nacía del sentimiento de haber padecido las consecuencias de un idioma perseguido, cuyos nombres habían sido incluso quitados hasta de las lápidas de los cementerios.
Me contestó Jaime Peñafiel diciendo que el mayor de los nietos se llamaba Juan Valentín porque eran familiares del santo de Elorrio, Valentín de Berrio Otxoa, sin darse cuenta de que el nombre en euskera es Balendin y no Valentín. El caso es que el duque de Palma ha demostrado tener una sensibilidad hacia el euskera más bien escasa y que ningún catalán tendría. Y no me equivoco.
A esto se le unió el comentario público del marido de una de las hijas del ex rey Constantino, hermano de la reina Sofía. Habían tenido una niña y el muy cretino, hinchando el pecho dijo: «Le vamos a poner de nombre Arrieta, que es el nombre de un pueblo canario, pero que quede claro que éste no es un nombre vasco». Sinceramente la agresividad del comentario no venía a cuento, porque Arrieta es un nombre euskérico que significa «lugar de piedras» y que seguramente algún vasco que anduvo por Canarias se lo dedicó a alguien. Cerca de Ávila hay un pueblo llamado Mingorría puesto por los vascos que trabajaron como canteros en El Escorial. ¿Y qué? ¿A qué venía la imbecilidad de aquel comentario? ¿A lo que había oído en casa?
Por todo eso deduje que los Urdangarines-Borbón no son precisamente gente muy sensible a la eufonía de los bellos nombres vascos y fue por lo que hice aquel comentario donde se constata que una cosa es predicar y otra dar trigo.
Lástima que a aquella boda celebrada en la catedral de Barcelona el 4 de octubre de 1998 el lehendakari Ardanza, entre otros regalos, les obsequió con la intervención del Orfeón Donostiarra cantando también en euskera en aquella joya gótica. Iñaki Urdangarin no lo mereció.
AQUEL FORUM «ILLES BALEARS»
Dicen que Jaime de Marichalar cobra alrededor de un millón de euros anuales de siete multinacionales. Desde su noviazgo a la situación actual pasó de ser un asalariado más que vivía en un modesto piso de París, a ser consejero de estas siete multinacionales y propietario de un triplex en plena milla de oro madrileña. De vivir en Francia en un bajo de cuarenta metros cuadrados, un pisito que hubiera hecho las delicias de la ministra Trujillo y trabajar para la banca Indo Suez y Credit Suisse en cargos de segundo nivel hasta llegar a ser asesor financiero en España en solo una década.
Marichalar adquirió su inmueble madrileño a la familia Corsini. Esta familia, como los Fierro, son también amigos de los Marichalar-Borbón. Famosas son las cacerías que organiza Javier Corsini en la finca La Flamenca que pertenece a Manuel Falcó. Siempre aparece en el fondo una cacería. La escopeta nacional.
¿Y los Urdangarin? De los tres hermanos, la casa más grande y cara es la de Cristina, que vive en 2200 metros cuadrados en el lujoso barrio de Pedralbes, que les costó en el 2004 unos seis millones de euros, gastando un millón más en su reforma.
De ser un buen jugador de balonmano a incorporarse a la Fundación del Barça, ha ido rebajando poco a poco sus actividades empresariales, que ejerce a través de una empresa que organiza eventos deportivos, para dedicarse cada vez más a las tareas de representación después de que se desatara la polémica por su participación en dos muestras deportivas en Baleares y en la Comunidad Valenciana, donde cobró dinero público por su trabajo.
Y es que el Gobierno balear pagó a Iñaki Urdangarin 100.000 euros (unos 17 millones de pesetas) de dinero público para que montara el gabinete de prensa del foro de Turismo y Deporte que organizó en Palma con ayuda del PP, entonces gobernante.
Esta cantidad formaba parte de los 1,2 millones de euros que destinó el Ejecutivo balear a sufragar el denominado Forum Illes Balears, que se celebró el mes de noviembre del 2006 bajo la dirección del marido de la infanta Cristina.
El evento corrió a cargo del Instituto Nóos, entidad que preside el duque de Palma y que se dedica, según reza su página web, «a investigar procesos de formulación e implementación de estrategias de patrocinio, mecenazgo y responsabilidad social».
Sólo para coordinar las relaciones con los medios de comunicación, Nóos creó la figura de una «directora de comunicación», a la que se le abonaron 25.000 euros, la de un «responsable de relación con la prensa», que cobró 15.000 euros, así como la de un «director de publicaciones», que recibió por su trabajo 40.000 euros.
No obstante, y a pesar de la existencia de estos puestos, la entidad dirigida por Urdangarin recurrió a los servicios de un gabinete de prensa externo, a cuya contratación se destinaron un total de 20.000 euros. Estos son sólo algunos ejemplos del desglose de los gastos que acarreó una iniciativa que el propio duque de Palma anunció que se repetiría el 21 de noviembre de aquel año en Mallorca.
A la vista del contenido del convenio suscrito entre el Gobierno balear y el Instituto Nóos, el PSOE acusó públicamente al Ejecutivo que presidía Matas de «gestionar pésimamente los recursos públicos», pero también de recurrir a la mencionada entidad para organizar el ciclo de conferencias «por orden directa de Jaume Matas».
No en vano, la figura legal escogida para plasmar el acuerdo por escrito fue el convenio, lo cual permitió al Gobierno de las Islas sortear el concurso público y poder adjudicar a dedo la iniciativa al Instituto Nóos.
En la lista de gastos se contemplaban también 120.000 euros para pagar a los ponentes de las jornadas, 90.000 en concepto de «acuerdos de investigación con universidades» y 35.000 a la «investigación sobre la red de regiones». A estas partidas hay que sumar 5.000 euros para pagar abogados, 30.000 para el «diseño y la construcción de muebles» y 50.000 euros para la «subcontratación de los equipos técnicos y audiovisuales». Asimismo, 46.000 se emplearon en la edición de unos libros sobre las jornadas. Así, hasta sumar 1,2 millones de euros públicos gastados en apenas tres días, entre los días 22 y 25 de noviembre del 2006.
El gobierno balear, a través del consejero de Turismo, Joan Flaquer, aseguró que «ninguno de los pagos efectuados fue irregular» y pidió «paciencia para ver los frutos de esta iniciativa».
Esquerra Unida-Els Verds acusó a Iñaki Urdangarin de «utilizar su relación con la Casa Real en beneficio de una entidad privada», una conducta que esta formación política calificó de «poco ética». «Emplea su nombre y la influencia que le da pertenecer a la Familia Real en beneficio de una institución privada, el Instituto Nóos, especializado en desarrollar actividades relacionadas con las administraciones públicas.»
Toda esta denuncia no apareció en ningún medio audiovisual, ni en las tertulias al uso. No es extraño pues que se nos siga diciendo que la Monarquía es la institución más valorada. Así cualquiera.
Pero como todo el asunto cantó mucho y llegó a instancias de control político en Baleares se le pidió al duque que trabajara de forma más discreta. De aquella crisis surgió la iniciativa de César Alierta, presidente de Telefónica, de incorporarle como consejero de la división internacional en el 2006, a la que ya se había sumado la presencia de Fernando Almansa, el jefe de la Casa del Rey, en el Consejo de Telefónica desde el 2003. Como en los tiempos de Franco.
Si la Monarquía está basada en una ficción y en su correspondiente tradición, todos estos enjuagues y opacidades la hacen muy vulnerable, porque la ficción consiste en considerar que una determinada familia (llamada dinastía) tiene un especial carisma que les permite presidir los destinos de un Estado, siendo sólo el nacimiento el hecho determinante que hace a una dinastía. El segundo es la tradición. Para mantener la ficción hay que respetar la tradición que la envuelve y la preserva. Si se descuida esto, se acaba el encanto. Pero si el heredero se casa con una periodista divorciada y nieta de un honrado taxista y el yerno hace negocios como cualquier conseguidor, ¿adónde va la intangible Monarquía española? De ahí viene la obligación del cabezazo, la genuflexión, el tratamiento y la opacidad.
Está todo inventado.
ELENA, EMPRESARIA POR DIEZ DIAS
A pesar de que se nos critique acerbamente por opinar, preguntar y escribir sobre la Casa Real, algo de esto sirve para que ciertas conductas, intocables solo hace unos años, sean hoy difíciles de mantener.
Lo vimos tras el cumpleaños del rey cuando el diario económico Cinco Días informaba de que la infanta Elena había comprado una empresa de inversiones. Había adquirido el 10 de diciembre de 2007, el año de la bronca, Global Cinoscéfalos, una sociedad limitada con un capital de 3.600 euros. Lo llamativo era que por primera vez se hiciera público algo así. Y, lo llamativo también, demostrando que todo quedaba en casa, era que el secretario personal y empleado de la Casa del Rey, Carlos García Revenga figurara como administrador de la sociedad y el hermano de éste como apoderado. Y que todo esto se produjera un mes después del «cese temporal de la convivencia».
Pero lo más curioso era que la infanta Elena que tiene el título profesional de maestra y que trabaja como profesora de inglés en una guardería montara una empresa para el asesoramiento en materia económica, contable y financiera.
Todo un poco raro, ¿no?
Y es que doña Elena recibe una parte de la asignación económica que los Presupuestos Generales del Estado otorgan a la Casa del Rey y que éste administra y distribuye opacamente.
Ante la noticia, saltaron las alarmas. Se le recordó a la infanta que en Noruega estaba el ejemplo de Marta Luisa, la hija de los reyes Harald y Sonia que en el año 2002 renunció a su título y a la dotación estatal para dedicarse a la vida empresarial. Sin embargo, viendo las orejas al lobo, a los diez días la infanta cerró su empresa y fue la Casa Real la que dio la noticia, pero, sinceramente, lo que a mí me extrañó, y mucho, no es que esta señora hiciera lo que hiciera, sino que empleados de la Casa Real fueran los autores del montaje de la empresa de asesoramiento económico y financiero. Todo muy raro y muy oscuro. Pero si no hubiera ocurrido lo que sucedió en el 2007, aquella empresa estaría facturando hoy no sabemos qué. De algo sirve, por tanto, levantar la voz y pedir ejemplaridad.