[1] Luis Cabrera de Córdoba, Filipe Segundo, rey de España, 4 vols., Madrid, 1876; I, pág. 491.<<

[2] Instituto de Valencia de Don Juan, 59, n.º 225.<<

[3] El brillante estudio de Marañón (Gregorio Marañón, Antonio Pérez, 2 vols., Madrid, 1958), lleno de espléndidas conjeturas, es en algunos aspectos una guía poco fiable del «affaire Pérez», y tal vez algún día un investigador disponga de tiempo para revisar la historia. El estudio más corto de Gaspar Muro, Vida de la princesa de Éboli, Madrid, 1877, es mejor en algunos aspectos concretos. El breve resumen que se ofrece aquí es una tosca simplificación de una historia compleja y tortuosa.<<

[4] CODOIN, XV, 435; Marañón, op. cit.; I, pág. 351.<<

[5] Aquellos que creen que el rey estuvo implicado en el asesinato de Escobedo pueden perfectamente sugerir que el monarca destruyó documentos incriminatorios. El único documento que aparentemente implicaba al rey es uno de La Haya, en el cual Marañón confía plenamente. Si dejamos aparte esta fuente no verificable (pues es una copia), no puede haber caso contra el rey. La nota del rey a Mateo Vázquez (de 4 de enero de 1590, citada por Muro, pág. 75) en la que el rey parece aceptar alguna responsabilidad puede tener distintas lecturas. Es necesaria una revisión del caso Pérez-Escobedo, pero precisaría muchísimo tiempo.<<

[6] Cf. Marañón, op. cit.; I, págs. 364-366.<<

[7] Sobre la posibilidad de que fuera tuerta, véase Marañón, op. cit.; I, págs. 177-182; y Muro, op. cit.; apéndice, pág. 158.<<

[8] Cf. Muro, op. cit.; págs. 18-35.<<

[9]Véase J. I. Fortea Pérez, «El proceso de Antonio Pérez», en Los grandes procesos de la Historia de España, Madrid, 2010; págs. 280-281.<<

[10] Sobre este asunto, Marañón, op. cit.; I, págs. 210-212, resulta convincente.<<

[11] Citado en Marañón, op. cit.; I, págs. 210-212.<<

[12] El rey a Vázquez, 28 de julio de 1578, Biblioteca Zabalburu, 142 f. 7.<<

[13] Muro, op. cit.; apéndice, pág. 65; Marañón, op. cit.; I, págs. 281-283.<<

[14] Muro, op. cit.; pág. 119.<<

[15] Muro, op. cit.; págs. 119-124.<<

[16] Muro, op. cit.; apéndice, pág. 53.<<

[17] «Grandísima satisfacción», citado en Muro, op. cit.; apéndice, pág. 54.<<

[18] Antonio Pérez, Relaciones, París, 1598; pág. 25.<<

[19] Citado en Marañón, op. cit.; I, pág. 431.<<

[20] Cabrera, op. cit.; III, pág. 554.<<

[21] En una carta de la Junta, 5 de junio de 1591; BZ 186 f. 3.<<

[22] Ungerer, Gustav, A Spaniard in Elizabethan England: The Correspondence of Antonio Pérez’s Exile, 2 vols., 1975-1976; I, pág. 204.<<

[23] En una carta de la Junta, del 5 de julio de 1591, BZ 186 f. 9.<<

[24] Los nombres de los muertos, en CODOIN, XII, págs. 418-420.<<

[25] Archivo General de Simancas: Estado, leg. 168. f. 11.<<

[26] Francisco de Gurrea y Aragón, conde de Luna, Comentarios de los sucesos de Aragón en los años 1591 y 1592, Madrid, 1888; pág. 227.<<

[27] Despacho del 16 de diciembre de 1591, BZ 186 f. 85.<<

[28] Cabrera, op. cit.; III, pág. 588.<<

[29] Esta versión de su muerte, ofrecida por el conde de Luna (Gurrea y Aragón, op. cit.; págs. 251-253), que estuvo presente en la ciudad y conocía a todos los que participaron en aquella ejecución, debe aceptarse antes que las versiones más dramáticas ofrecidas por la mayoría de los historiadores.<<

[30] Ungerer, op. cit.; I, pág. 31.<<

[31] Ungerer, op. cit.; I, pág. 84.<<

[32] El latín se enseñaba en la iglesia y en las escuelas seglares, pero para la mayoría de la gente e incluso para los clérigos era prácticamente una lengua muerta. En 1587 el autor de un diccionario castellano-latín publicado en Salamanca confesaba: «La falta de conocimientos de la lengua latina de los españoles es una cosa conocida para otras naciones». Muchos otros contemporáneos decían lo mismo. Para una visión de conjunto y general sobre el bajo nivel del latín en España, véase Luis Gil Fernández, Panorama social del humanismo español (1500-1800), Madrid, 1981.<<

[33] Ungerer, op. cit.; I, pág. 153.<<

[34] Ungerer, op. cit.; I, pág. 190.<<

[35] Ungerer, op. cit.; I, pág. 145.<<

[36] Ungerer, op. cit.; I, pág. 212.<<

[37] Ungerer, op. cit.; I, pág. 197.<<

[38] Nieves Matthews, Francis Bacon. The History of a Character Assassination, New Haven y Londres, 1996. Matthews expone aquí, con solvencia, su teoría contra la insinuación de que Bacon era homosexual.<<

[39] Para el análisis sobre la invasión de Cádiz y las opiniones de Pérez, véase Ungerer, op. cit.; I, págs. 310-316.<<

[40] Ungerer, op. cit.; I, 304.<<