CAPITULO 14

MÁS tarde...

El grupo se paraba bajo el balcón de Alex, un tanto nerviosos.

Stefan ya había escogido la canción después de tanto y tanto buscar letra en el cancionero, él quería dedicar una canción a Alexandra que reflejara sus sentimientos por ella y después de tanto buscar, por fin encontró la canción correcta.

—Esta — dijo señalando la partitura

Antonio la tomo en sus manos y para ver cuál era la elegida y comunicárselo al resto del grupo. Al verla alzo una ceja antes de añadir:

—Tu sí que estas enamorado güero — le sonrió antes de darle una palmadita en la espalda

—Hasta el alma — fue su única respuesta

—Se nota

Acto seguido se dirigieron hacia la casa, y después de comprobar que estaban todos listos y de persignase esperando que Drako no fuese quien saliera en su encuentro, se arrancaron con la primeras notas.

El músico arrastraba su mano por las cuerdas de la guitarra hasta sacarle los acordes correctos, mientras se hacía acompañar por el violín, para después dar paso a un solo de trompeta que hacia estremecer el corazón... De nueva cuenta la guitarra hizo su aparición antes de que el cantante comenzara a entonar la melodiosa letra.

No sé, que tienen

Tus ojos

No sé, que tiene

Tu boca,

Que dominan mis antojos

Y a mi sangre vuelve loca.

No sé, como fui a

Quererte

Ni como te fui

Adorando,

Me siento morir mil veces

Cuando no te estoy

Mirando

De noche cuando me acuesto

A dios le pido

Olvidarte,

Y al amanecer despierto

Tan solo, para

Adorarte.

Que influencia tienen tus labios

Que cuando me besan

Tiemblo,

Y hacen que me sienta Esclavo

Y amo del universo.

Nuevamente el solo de guitarra se hizo acompañar del violín, quienes inundaron el ambiente con su melodioso sonido que invitaba a los sentidos, que invitaba al amor...

De noche cuando me acuesto

A dios le pido

Olvidarte,

Y al amanecer despierto

Tan solo, para

Adorarte.

Que influencia tienen

Tus labios

Que cuando me besan tiemblo,

Y hacen que me sienta

Esclavo Y amo

Del universo...

Alex se encontraba dormida, acostada boca abajo, sobre la amplia cama cuando de pronto escucho aquellos acordes tan conocidos, aquella letra escuchada una y otra vez. Era la canción que su padre le cantaba a su mamá “Esclavo y Amo”, como no la iba a reconocer.

Lentamente comenzó a levantarse y se dirigió al balcón, tenía que saber quién era la persona que le llevaba serenata y sobre todo con aquella canción. Poco a poco fue recorriendo la cortina y cuál fue su sorpresa al descubrir que era Stefan Dunant quien acompañaba a los mariachis. Por instinto se echó hacia atrás antes de que este la viera.

“Como sabe él de esa canción, pensó. Quien se lo pudo haber dicho ¿Constanza?, no ella no sería capaz de hacerlo ¿o sí? Por supuesto que no ¡No! Que estoy pensando, por dios. Es solo una coincidencia. ¿Pero por qué él? Y sobre todo con esa canción, que tanto significaba para mí”.

Alex dudaba en bajar, atenta escuchaba la letra mientras dejaba que transcurriera el tiempo.

“Si Stefan escogió esta canción, lo tomare como una señal de que él es el hombre adecuado para mí...”

Con ese pensamiento salió corriendo de la habitación a toda prisa y bajo las escaleras lo más rápido que pudo, aun llevaba puesto a aquel vestido y eso le restaba agilidad, cruzo la estancia hasta llegar al pasillo que la llevaría directo a Stefan.

Se detuvo en el quicio de la puerta, agarrándose fuertemente de este al ver que una hermosa mujer alta, con buenas curvas y de melena rubia que le caía a los hombros, llegaba hasta donde se encontraba Stefan y se aferraba de su brazo mientras le dirigía una encantadora sonrisa.

Alex se quedo helada ante la imagen que se presentaba frente a ella, ¿Quién era esa mujer? ¿Dónde la conoció Stefan? ¿Cuándo la conoció?, eran demasiadas preguntas sin respuesta, y una respuesta que jamás llegaría puesto que ella, Alexandra Parker, jamás se rebajaría a pedir explicaciones a ese rufián. Rápidamente, Alex se escondió tras la puerta antes de que Stefan la mirase, nunca le daría la satisfacción de verla despreciada por él.

Por su parte Stefan al ver que la canción acabo y no hubo ninguna señal de Alex, dio por entendido que eras más que evidente el rechazo de ella, no seguiría exponiéndose más y menos cuando Monique acababa de llegar con noticias sobre Hannah.

—Muchachos — dijo, aferrándose de la cintura de Monique — gracias por la serenata, lástima que nos mandaron de paseo. — Intento sonreír para tragarse la amargura que lo estaba consumiendo.

—Patrón, si la señorita lo vio abrazado de la güerita, pos obvio que no iba a salir, discúlpeme güera peor es la verdad — dijo mientras se comía a la mujer con la mirada.

—Lo entiendo — respondió Monique. Hizo una breve pausa — Stefan es mejor que me vaya y arregles tus asuntos, hablamos luego ¿de acuerdo?

Monique intento marcharse pero Stefan la tomo de la muñeca impidiendo que se fuera

—No. No estoy de acuerdo, porque Monique tu eres solo mi amiga — Enfatizo.

—Pero ella no lo sabe, — señalo — él señor tiene razón, lo menos que quiero es causarte un problema con esa mujer, y más si tu estas...

Monique no termino de hablar porque Stefan la interrumpió.

—Créeme, tú no has provocado nada. Ella me desprecia por sí sola.

Monique no supo más que hacer y abrazo a Stefan y este se aferro a ella, como un naufrago al que acaban de lanzarle un flotador. Ella nunca vio a Stefan en ese estado, “hasta ahora, pensó”.

La única ocasión en que lo vio tragarse tal sufrimiento fue en la muerte de Beatriz, de la cual ya habían pasado muchos años, y después de eso jamás. Le dolía ver a su amigo así, en todos esos años juntos aprendió a querer a Stefan como a un hermano, es verdad que habían tenido una relación pero esta fue tan esporádica que no significo nada para ninguno de los dos. Ellos ahora eran amigos, compañeros de trabajo y, para Monique los Dunant representaban a su familia, pues en la vida no tenía a nadie más que a su padre, al que veía solo una o dos veces por año.

Desde la perspectiva de Alex todo se miraba muy diferente.

Alex solo vio como Stefan retenía a la rubia por la muñeca, al parecer ella estaba molesta y le había dicho unas cuantas cosas. Después Stefan le susurro al oído algo que la tranquilizo, pues ella solo volteo a verlo y se hecho en sus brazos. Visto desde lejos parecería que le susurraba palabras de amor.

—Aun que a ese par me imagino que, el AMOR — enfatizo — es lo último que les importa — dijo en voz alta.

Ajena a la realidad y a la conversación, entre Stefan y Monique, Alex regreso a la recamara incluso más deprisa que cuando bajo para agradecer a Stefan por la serenata. Deseaba estar en su cuarto antes de que fuera descubierta llorando al ver que había perdido la única esperanza que había tenido nunca, de ser feliz.

Una vez en su habitación, cerró las ventanas y se echó a la cama.

—Tú eres la culpable Alexandra, por hacerte ilusiones pero me alegro — dio un puñetazo contra el colchón de la mullida cama donde se encontraba, — me alegro de haber abierto los ojos antes de que ese hombre pudiera hacerme más daño.

—¿A qué hombre te refieres? —pregunto de pronto una voz de entre las sombras.

Alex dio un brinco al tiempo que ahogaba un grito y se llevaba las manos al pecho.

—¿Qué haces aquí? — pregunto exaltada por el susto

—Vine a ver como estabas

—Estoy bien, mírame — extendió los brazos hacia los lados en señal de que se encontraba en perfecto estado

—Si ya veo — Constanza cerro el espacio que había entre ellas — pero yo me refiero a cómo te sientes de aquí — dijo mientras ponía su mano en el pecho de Alex, sobre el corazón de su nieta.

—Estoy bien — se alejo de Constanza no quería que ella la mirase sufrir por nadie y menos por un hombre, bastante había perdido por uno hacía mucho tiempo, como para ponerse a sufrir ahora por otro.

—A mi no puedes engañarme Alexandra Grey

—Abuela...

—Déjame hablar, ya he guardado silencio por demasiado tiempo, mas el suficiente creo yo. Te vi sumirte, primero en la tristeza y después resurgiste como el fénix solo para hundirte en el odio y en ese deseo de venganza. Por años me he tenido que callar este dolor, porque tú necesitabas a tu lado a una abuela que te diera ánimo, a una que no estuviera derrotada, a una que te ayudara a salir de la negrura en la que estabas. Pero mi cielo — acaricio su mejilla — ya saliste, por fin has vuelto a ver la luz del sol.

Hizo una pausa esperando que Alex dijera algo, pero como no lo hizo continuo

—Nunca te has puesto a pensar que yo también perdí a mi única hija — sollozo y se dejo caer a la cama, necesitaba aferrarse de algo para poder continuar, ya había empezado a sacar su dolor y no terminaría tan pronto — .una madre no debería ver a sus hijos morir y menos de esa manera tan horrible, también perdí a mi nieto y aun yerno que fue como otro hijo para mí; y aun así con el alma destrozada por la perdida, el día que te vi por primera vez en el hospital, tuve que hacer un esfuerzo enorme para sonreír, se me desgarro el alma al ver lo que ese desgraciado te hizo, pero aun así te puse mi mejor cara porque lo menos que tu necesitabas era cargar con otro dolor.

Se acerco a ella nuevamente y la tomo por los hombros

—Alex — le hablo como si quisiera que sus palabras pudiesen despertarla del letargo en el que sumió su vida por voluntad propia — Deja el pasado atrás, ya no lo podemos cambiar por más que lo deseemos. La vida está pasando frente a ti y la estas dejando ir. Deja de ser una simple espectadora y conviértete en la dueña de tu destino. Tu puedes lograrlo mi cielo, tu puedes y si no, pues aquí está tu abuela para ayudarte en todo — la abrazo y comenzó a llorar.

Alex lloraba en silencio, las lagrimas había mojado sus mejillas sin emitir un solo sollozo, después de escuchar a Constanza no se sentía capaz de ser ella, la causante de una tristeza mas en el corazón de su abuela.

—Se que lo que acabo de decir — prosiguió Constanza después de unos minutos ya un poco más calmada — es doloroso, y créeme que nunca me hubiese gustado hacerlo, pero también sé que hace años debí insistirte en que salieras al mundo y enfrentaras la vida, en cambio deje que te escondieras detrás de esta hacienda, pero si no lo hice antes es porque, bueno... no veía el motivo para hacerlo, pero ahora las cosas han cambiado, veo que estas ilusionada con Stefan y...

—Para — la interrumpió — De qué diablos estás hablando, yo no estoy enamorada de Dunant, que te quede claro Constanza, además abuela — dijo desesperada — es tarde y tengo sueño tu sabes que me levanto muy temprano y el día ha estado bastante agotador y esta conversación no viene al caso, para mi Stefan Dunant NO SIGNIFICA NADA — remarco sus palabras.

—Alexandra, te conozco más de lo que tú crees, incluso te conozco más de lo que tú misma crees conocerte. Sé que estas sufriendo por que viste a Stefan con esa otra mujer, yo también los vi, pero que querías que hiciera el pobre hombre.

“El pobre hombre”, repitió Alex para sus adentros

—Si tu no fuiste capaz de asomarte siquiera al balcón, reconocerle que ha sido paciente, ha aguantado tus groserías, tus desplantes y no se cuanta cosa más le has hecho

—Si los aguanta es porque quiere, puede irse cuando se le dé su real gana por que la puerta está muy ancha, nada ni nadie lo retiene aquí — dijo en susurros, pues el nudo de su garganta le impidió seguir hablando, todo lo que su abuela acababa de decir le afecto mucho.

—Alex no te cierres, no dejes que te gane el orgullo.

—A lo que tú llamas orgullo abuela, yo lo llamo dignidad.

—No te confundas, es orgullo puro y punto. Y ese orgullo tonto, no te abraza por las noches ni te dice palabras bonitas la oído, ni te consuela cuando estas triste y tampoco te sonríe cuando estas feliz. El orgullo solo te dejara tristeza y nostalgia, añoranza por lo que pudo ser y no fue, y al final del día ni siquiera el orgullo será tu compañero, no hija — se acerco a ella y la tomo de las manos — al final la única compañera será la soledad.

Sin decir nada más, Constanza le dio un beso en la mejilla, la soltó y acto seguido salió de la habitación.

Ajeno a toda esa situación Stefan regreso a la fiesta de la Vendimia. A su lado Monique se dijo que era mejor dejarlo desahogarse de una vez por todas. Monique se dio cuenta de que a Stefan aun le dolía la muerte de Bea y no había conseguido superarla, y ahora debía sumarle que esa mujer Alex había roto su corazón, su pobre amigo quien nunca antes se había enamorado no sabía lidiar muy bien con esas situación y como hombre lo que mejor sabia hacer para ello era beber, y fue así como Stefan tomo casi hasta llegar al punto de perder la conciencia.