Conclusiones
Es por supuesto imposible predecir el curso futuro del desarrollo tecnológico, por mucho que “el Fin de la Historia” fuera atacado por ser un ejercicio en futurología, ése nunca fue su propósito. La biotecnología puede resultar no ser tan poderosa como he sugerido, o puede ocurrir que la revulsión moral hacia la ingeniería genética demuestre ser tan fuerte que los desarrollos en esa dirección sean parados en seco (nadie, después de todo, está presionando para construir armas nucleares personales, a pesar de que es tecnológicamente posible). Aquellos que intentaron encontrar la falla clave del “Fin de la Historia” en los acontecimientos políticos y económicos de la década pasada erraban el tiro. No hay nada, como ya he dicho, que haya ocurrido en la política mundial desde el verano de 1989 que invalide el argumento original: la democracia liberal y el mercado hoy en día siguen siendo las únicas alternativas realistas para cualquier sociedad que quiera formar parte del mundo moderno. El defecto clave del “Fin de la Historia” se halla en un nivel completamente diferente. La posibilidad de tal fin depende de la existencia de una antropología humana que esté basada en la naturaleza. El período que comenzó con la Revolución Francesa ha visto el ascenso de diferentes doctrinas que esperaban superar los límites de la naturaleza humana por medio de la creación de una nueva clase de ser humano, uno que no estaría sujeto a los prejuicios y limitaciones del pasado. El fracaso de esos experimentos a finales del siglo XX nos enseñó los límites del constructivismo social y refrendó un orden liberal basado en el mercado sustentado en las verdades autoevidentes sobre la “Naturaleza y la Naturaleza de Dios”. Pero podría ser que las herramientas que los construccionistas sociales del siglo XX usaron, desde la temprana socialización de los niños y el psicoanálisis hasta la propaganda de agitación y los campos de trabajo forzado, fueran simplemente demasiado crudos para alterar efectivamente el sustrato natural de la conducta humana. El carácter abierto de la ciencia natural moderna sugiere que dentro de las próximas dos generaciones dispondremos del conocimiento y la tecnología que nos permitirá lograr lo que los ingenieros sociales no pudieron hacer en el pasado26. A esa altura, habremos abolido definitivamente la Historia Humana porque habremos abolido a los seres humanos como tales. Y entonces una nueva historia posthumana comenzará.■
FRANCIS FUKUYAMA