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Sintiendo el riesgo en la propia piel
Madrid, época contemporánea. Solo algún tiempo atrás.
La tarde estaba siendo complicada como ninguna otra en lo que iba del año. Recién era lunes y se encontraban ante el tercer ataque del día y como si fuera poco, los mercados estaban más volátiles y revueltos que nunca. New York continuaba desplomándose siguiendo la tendencia de Frankfurt y Madrid, que ya habían cerrado, pero ese ya era un tema “controlable”. Lo realmente importante de hoy, era que esta vez los hackers habían logrado pasar todas las barreras, firewalls y servidores de seguridad hasta llegar a entrar en varios ordenadores de Dirección.
—Agencia de Calificación Greenrate, Despacho de Miguel García Pérez, ¿en qué puedo ayudarle? — Sonó la voz de Julia de este lado del teléfono mientras buscaba entre los papeles de su mesa la lista de convocados a la reunión de urgencia.
—Sí, sí, Miguel me pidió que la convoque para las 18hs y que tenéis que estar todos presentes. —su tono no dejaba muchas alternativas de escape al otro interlocutor.
—…no. No estará Miguel solo. Parece que la cosa va en serio porque estará también David y hasta me pidió que también asista, así que más vale que seas puntual…— Julia miró al terminal del teléfono inalámbrico que tenía en su mano y presionó el botón rojo para finalizar la comunicación. Tan pronto lo hizo, la melodía del teléfono comenzó a inundar la oficina nuevamente.
—Agencia de Calificación…— interrumpió Julia abruptamente la mecanizada frase. —¿Quién dices que le llama, la vicepresidenta?… Perdona….pero… LA vicepresidenta… ¿en persona? ¿Pero no está en Bruselas con el Presidente? ¿Y yo que le digo a esta mujer? Después de que Miguel apareció al mediodía en casi todos los telediarios se lo tragó la tierra y solo sé que viene en un rato para la reunión que él mismo me pidió convocar… vale, vale, pásame la llamada.
A las seis de la tarde todo el equipo de seguridad informática de Greenrate estaba reunido en la sala Montevideo de la planta 43. Solo faltaba Pilar. A pesar de que a esas horas las vistas de Madrid eran realmente espectaculares, nadie prestaba la más mínima atención de lo que sucedía cristales afuera. La sala era un hervidero de comentarios y suposiciones, a tal punto que nadie se había percatado que no estaban en la mesa las habituales pastas con chocolate ni el café recién preparado tan característicos y siempre presentes en esa sala de reuniones, la más importante luego de la de presidencia. Una gran mesa de madera dominaba el ambiente, por lo que los asistentes conversaban en pequeños grupos a su alrededor. De repente, el bullicio reinante se convirtió en atención hacia la doble puerta de madera que acababa de abrirse bruscamente.
—Señores, — impuso en voz muy alta Miguel García Pérez ante los entregados asistentes mientras se dirigía a su asiento seguido de David y Pilar.
—Tenemos que actuar de inmediato. Esta mañana han logrado pasar todas nuestras barreras de seguridad y no hace falta que les diga lo que puede significar para nosotros una filtración de información. Pilar, por favor. — dijo cediendo la palabra.
Pilar, como era su costumbre, fue muy concreta y detalló rápidamente las trazas y rastros que aparentemente había dejado el intruso para entrar en la red de la agencia.
—Hemos podido frenarlo cuando “Samuel“ — el sistema de seguridad oculto llamado así en honor al arcángel protector de los asaltos y los peligros, que ella misma había codificado— detectó que se hacía un barrido sistemático al servidor de correo electrónico, pero eso no es todo. Tenemos constancia de que al menos han podido a acceder a tres ordenadores y han transferido información de alguno de ellos a una dirección IP externa, la cual, ahora, parece haber desaparecido. En este momento, todos los accesos externos a nuestra red están físicamente cortados para prevenir otros ataques, por lo que debemos proceder rápido. Jaume, Axel y Alberto revisarán todos y cada uno de los ordenadores de este edificio, incluidos los vuestros para identificar potenciales rastros de acceso a los discos duros. Cada uno ejecutará uno de estos tres programas que aquí les paso en estos pendrive. No podrán entrar a los ordenadores de Miguel y David, ya que tienen una nueva encriptación y protección de acceso, que es en lo que estuve trabajando toda la tarde. Una vez que hayáis revisado todos los ordenadores, me avisáis, ya que el programa les generará un archivo de log diferente en cada caso. Mientras tanto, yo terminaré de ajustar el nuevo firewall y el algoritmo de encriptación que instalaremos de ahora en adelante en el resto de los equipos. ¿Alguna pregunta?
—Si bien yo no soy experta en informática, quisiera preguntar algo. — Dijo Julia levantando la mano tenuemente mientras Pilar y Miguel la miraban con curiosidad esperando que continuara.
—Disculpen que mis términos no sean técnicos, pero recién has dicho que en este momento los servidores externos están desconectados físicamente y por lo que veo en mi móvil, en estos 20 minutos han entrado unos treinta sms y otras tantas llamadas de medios periodísticos reportando incidencias en sus accesos a nuestra web, por lo que si no queréis que entren, por lo menos actualicemos la web con las últimas noticias de hoy y si se puede, pongamos un mensaje de que estamos manteniendo el sistema o algo parecido. No se olviden que en estos momentos los telediarios y los periódicos están haciendo la recopilación final de noticias de última hora y…
—¡Ostias!!! ¡Lo único que nos faltaba!!! ¡Inquietar a los periodistas!!! Pilar, ¿podemos actualizar la web y poner algún mensaje antes que se pongan pesados? — preguntó Miguel ya en un tono bastante alterado.
—Sí, pero es que… — comenzó a responder Pilar
—¡Es que nada!!! Pilar, ¡que ahora mismo alguien se ponga a hacerlo! Julia, por favor, llama a todos los que se intentaron comunicar contigo para decirles que las claves de acceso externas estarán fuera de servicio por mantenimiento pero que en minutos haremos un resumen especial en la web actualizando las noticias. En este negocio la REPUTACION LO ES TODO y con este fallo de seguridad hemos puesto el negocio en riesgo. Más vale que esto no llegue a los guiris porque si no nos vienen a intervenir…
—Ya está, no perdamos más tiempo. Son las seis y media. A las siete y media máximo, quiero la web actualizada y Pilar, me llamas al móvil a las ocho y media para ver si ya está todo terminado.
Todos se levantaron al unísono sin decir palabra. Su voz se había alzado como nunca antes intentando transmitir firmeza pero había algo más, algo que uno de los presentes ya conocía. Lo que solo él era capaz de notar, lo que había tras esa supuesta seguridad, era miedo.