La divina bastarda, Isabel de Cervantes
¿Qué puede significar el ser feliz a una bastarda que ha vivido a golpes de su corazón porque ha amado demasiado? He aquí el asunto de la última obra de Segismundo Luengo, quien no hace mucho desvelaba el secreto del matrimonio de Miguel de Cervantes con Catalina de Esquivias. Una nueva apasionante novela con percepciones geniales sobre las complejidades de un corazón femenino, escrita con una prosa digna del Siglo de Oro y al mismo tiempo actual. Circula por las páginas de este libro –historia novelada de la hija bastarda de Cervantes– la sociedad del siglo XVII, de forma fascinante y desenfadada, que va del gozo sensual a la pasión del espíritu, de la pobreza al lujo, de la legimitidad a lo ilegítimo, del amor presentido al amor consensuado. ¿Es la historia de una adolescente amante o el testamento de una virgen consentida? Lo que no es, a todas luces, una novela retórica, sino una narración que inspira ternura, alegría y piedad, porque el escritor ha sabido penetrar y analizar la psicología femenina de una figura prácticamente inédita y ahora revelada en un libro que exige, página tras página, una atención especial a su heroína, pues el complejo de la bastardía es afín a muchas de las dimensiones de la naturaleza –de la condición humana– con historias magníficas a veces, y otras de destrucción. Y así, la lectura de cada capítulo es como una claridad piadosa y a la vez como una sombra inmisericorde. Juan Carlos Villacorta