At a once vibrant communal-living property in the British countryside, back-to-basics fervor has given way to a vague discontent. A place that once buzzed with activity, from the polytunnels to the pottery shed, now functions with a skeleton crew. Founder Don Riley surveys his domain with the grim focus of someone who knows what’s best for everyone — and isn’t afraid to let them know. Especially when those people are related to him.

Don’s wife, Freya, can’t quite decide whether not liking someone anymore is enough reason to end a twenty-year marriage. So she decamps to a mud yurt in the woods to mull it over. Their seventeen-year-old daughter, Kate, enrolls in school for the first time in her life: the exotic new world of fellow teenagers and surprisingly tasty cafeteria food beckons, and she is quickly lured into the arms of a “meathead” classmate. In his sister’s absence, eleven-year-old Albert falls under the spell of an outlandish new visitor to the community who fills his head with strange notions of the impending end of the world.

Faced with the task of rescuing his son from apocalyptic fantasies, his daughter from the clutches of suburbia, and his wife from her increasingly apparent desire to leave him, Don convinces himself that the only way to save the world he’s created is. . to throw the biggest party of his life. Will anyone show up?

From the acclaimed young author of is a strange and wonderful look at love — familial and romantic, returned and rebuffed — and the people and places we choose to call home.

Kate y Albert son hermanos y no son los dos últimos seres humanos de la Tierra, pero Albert tiene grandes esperanzas en que sean la generación postrera. Blaen-y-Lyn, la comuna en la que crecieron y en la que viven, se está desintegrando junto con el matrimonio de sus padres y ambos tratan de escapar: Kate, de diecisiete años, con su huída a los suburbios, y Albert, de once, con la ilusión de preparar el fin del mundo.Sin embargo Don, el líder de la comuna —y el padre de estos—, está convencido de que puede salvarlo todo si es capaz de hacer una transición a la era moderna. ¿Cómo? Mediante una gran personalidad, autosuficiencia y una fiesta interminable...«Habitada por personajes imperfectos, exasperantes a ratos, adorables y, por encima de todo, exhaustivamente imaginados, Desenfreno versa sobre lo que les sucede a los hijos cuando sus padres se ven consumidos por sus creencias... Una novela genial». Nick Hornby, The Guardian, “Libros del Año”«En Blaen-y-Llyn los diálogos, como los personajes, son inteligentes, frescos, con toques de fina comicidad que ocultan otras intenciones. Y aunque los cimientos de este lugar se tambaleen arrollados por la individualidad, no dejan de ser un reflejo vital de lo que podría parecer una familia moderna». Todoliteratura.es

Conozca a Oliver Tate, un adolescente de quince años. Convencido de que su padre está sumido en una depresión y su madre tiene un romance con un instructor de capoeira, se embarca en una hilarante campaña cuyo objetivo es unir de nuevo a la familia. Mientras, intentará también perder la virginidad con Jordana, su novia pirómana. ¿Se saldrá Oliver con la suya? Sumérjase en <EM style='COLOR: #000000; FONT-STYLE: italic'>Submarino y lo averiguará... Con un argumento perfecto y un vocabulario exquisito, la primera novela de Joe Dunthorne trasplanta al sur de Gales las inquietudes del joven idealista de <EM style='COLOR: #000000; FONT-STYLE: italic'>El guardián entre el centeno y la narración en primera persona de <EM style='COLOR: #000000; FONT-STYLE: italic'>Los diarios de Adrian Mole. La trama, metafóricamente, se sitúa bajo el agua. Como en un submarino, el héroe espía la superficie del mundo. En tierra, se siente incómodo y torpe. Y sobre todo, se siente solo. Es un chico gracioso porque torpedea sus oportunidades de ser feliz. Algo que todos hemos hecho en algún momento. La ansiedad es fácilmente reconocible como un sentimiento que acaba provocando la zozobra.

Ray è piú vicino ai 35 che ai 30, troppo vecchio per definirsi millennial, non abbastanza per non comportarsi come tale. Ha una moglie e un figlio in arrivo, e un lavoro da fame come giornalista hi-tech, eppure le responsabilità dell’età adulta gli appaiono remote e nebulose quanto il possesso di una casa di proprietà a Londra città: niente che una bella battuta e una gran dose di arguzia non sappiano ridimensionare. Sempre che un giorno di follia urbana nell’agosto del 2011 non lo metta di fronte al suo maggior talento: cacciarsi in guai ben piú adulti di lui.