SUMMARY: "He is a Verne returned and a Wells going forward," remarked "Bob" Davis, dean of American magazine editors. "He is the American H.G. Wells," say other critics. Cummings has an unusual flair for things scientific as evidenced by the fact that while at Princeton University he accomplished the remarkable feat of absorbing three years of physics in that many months. His five years' association with Thomas Edison as the latter's personal assistant also added to Cummings's scientific knowledge. His bizarre early life, living on orange plantations in Puerto Rico, striking oil in Wyoming, gold seeking in British Columbia, timber cruising in the North, before he was twenty, also left its imprint. "Leaving Mr. Edison's employ, Cummings began writing scientific fiction for many magazines. His stories gripped the popular imagination and they "clicked." Mr. Cummings's success as a writer has been meteoric, for in a few years he has become one of the world's most popular authors of scientific fiction.... --Argosy-Allstory Weekly, Feb. 8, 1930

El uno es el yo definitivo que habla en los poemas de e.e.c. con la voz de la certidumbre, y el innumerable quién (en palabras del poeta) al de las voces conflictivas del resto de su obra —larga crónica de sus experiencias en la guerra del 14, su crisis de conciencia, sus reflexiones sobre la actual condición del hombre, que explica y justifica la voluntaria amputación del mundo a partir de la cual se da su poesía.Pero el mundo suprimido por e.e.c. es sólo el que nos impide actuar y pensar fuera de las categorías (los sistemas políticos dedicados sin excepción a una implacable salvación del todo por el asesinato del cada, las normas morales y las abstracciones científicas que sustituyen el pensamiento por la Creencia); y en la advertencia del poeta: estos poemas son para ti y para mí y no para todoelmundo, hay en realidad una amorosa provocación a recobrar la identidad. El uno no explica ni justifica; se limita a celebrar o a reprobar, y tras los registros en apariencia opuestos del amor y de la indignación alza una voz única que afirma su fe en la salvación del cada —sin la cual no hay esperanzas para el todo.

La poesía de Cummings constituye un esfuerzo denodado por hallar la expresión íntima, demostrando al lector la difícil transferibilidad de la experiencia poética. Hubo quien le reprochó la falta de eso que ha venido a llamarse «compromiso», así como la inamovilidad de su estilo. El primer reproche no es totalmente justo (aunque haya que reconocer que con nada estuvo comprometido en mayor grado que con la expresión). En cuanto a la fidelidad a sus propias fórmulas, no puede olvidarse que inició su labor con una dosis de personalidad que otros, los más, sólo alcanza a fuerza de ejercicio y años.El traductor, Alfonso Canales, ha intentado dar una equivalencia en lengua castellana de los poemas de Cummings que se consideran más significativos, respetando en lo posible, no sólo el sentido, sino también su esquema plástico.

Un pionero de la literatura imaginativa, Ray Cummings es uno de los padres fundadores de la moderna ciencia ficción americana, pues con sus novelas y relatos cortos este ingenioso escritor (estuvo asociado con el mismo Thomas Edison) en primer lugar originó muchas de las encumbradas aspiraciones que llegaron a ser parte y solar de toda la ciencia ficción desde entonces. Cummings cubre el vacío entre los primeros tanteos de H.G. Wells y la plena visión de nuestro futuro atómico. Sus vivos relatos fueron los primeros en explorar totalmente el cosmos desde los interiores de los átomos a los más lejanos límites del universo. PATRULAS SELENITAS es una de las novelas clásicas de Cummings. Una apasionante novela del choque de dos planetas en la lucha por un mineral de super-poder, una aventura de piratería interplanetaria, y una predicción de la explotación minera y colonización de la luna que está tan de actualidad como el día en que fue escrita.

Fuera de las infinitas profundidades estelares del espacio, un nuevo planeta se movía hacia el sol... quedándose entre la Tierra y Venus. Xenephrene, que ese era su nombre, se mostraba como una bella visión en la penumbra del atardecer hasta que... aparecieron objetos voladores y objetos extraños. Xenephrene estaba habitado... y sus habitantes habían descubierto la Tierra. Pero, ¿quiénes o qué eran estos alienígenas?, ¿eran acaso amigos o invasores? La Tierra pronto lo sabría.