La legión de los inmortales
Año 55 a. C. Una flota de guerra avista una tierra desconocida que resulta estar poblada por feroces guerreros capaces de infundir temor incluso a los soldados de Julio César. Ante el pánico que se apodera de las tropas, un hombre se arroja a las gélidas aguas. Es Lucio Petrosidio, aquilífero de la Décima Legión. Como un solo hombre, detrás de su águila, la legión de los Inmortales acomete el asalto. Por César y por Roma, Lucio y sus compañeros, Máximo, Quinto y Valerio, se batirán sin tregua por conquistar Britania y para proteger a Gwynith, la esclava pelirroja que ha conquistado el corazón del aquilífero. Hasta un lugar llamado Atuatuca, donde acecha un destino de sangre…Año 35 a. C. Desde el puente de una nave, un hombre observa las costas de la gran isla ya próxima. A su lado, la espada corta de los legionarios; en la mente, los recuerdos de una epopeya de guerra y muerte en la que aletean los fantasmas de los compañeros caídos. Es para dar paz a esos fantasmas, y a su conciencia, que el viejo soldado regresa a Britania. Porque desde entonces hay una mujer a la espera de su hombre y hay una batalla iniciada veinte años antes que lo aguarda para concluir definitivamente.