Dulce condena
Tras una enésima mala experiencia con los hombres, Dulce no aguanta más. Está harta de desvivirse por satisfacer los deseos de quienes no se preocupan lo más mínimo por los suyos y decide cambiar. Pero antes debe enfrentarse a la persona que inició el ciclo: Javier, el hombre del que ha estado enamorada desde que eran niños y que siempre se apoyó en ella mientras perseguía a todas las demás. Para lograr superar su adicción a Javier, Dulce pone en marcha un rocambolesco plan que la lleva a trabajar en el departamento de asistencia técnica de una enorme y maquiavélica corporación. Allí conocerá a tres informáticos bastante peculiares que harán su vida laboral más llevadera, y a una rubia oxigenada cuya obsesión es amargarle la vida. Pero sobre todo descubrirá a una nueva Dulce, más salvaje y agresiva, que no dejará indiferente a nadie. Sabe que si su plan falla se cerrará la puerta de la felicidad junto a Javier y que, probablemente, no se atreverá a abrir ninguna otra tras la que haya un hombre. Pero no puede resistirse, ya que es prisionera de sus pasiones y el amor es la más dulce de las condenas.