Jesús

«Siempre se ha venido diciendo que yo era anti-blanco. Yo estoy con quien esté en favor de la libertad. Estoy con quien esté en favor de la justicia. Estoy con quien esté en favor de la igualdad. No estoy con quien me dice que ofrezca la otra mejilla cuando un racista me rompe la mandíbula. No estoy con quien dice a los negros que sean no-violentos, mientras que nadie se lo dice a los blancos. Sé que me hallo en una iglesia y que, seguramente, no debería expresarme en estos términos. Pero el mismo Jesús estaba dispuesto a desarbolar la sinagoga cuando las cosas no marchaban como debían. En el libro del Apocalipsis, es cierto, se presenta a Jesús a caballo y blandiendo la espada, preparándose para pasar a la acción. No obstante, ni a vosotros ni a mí nos hablan de este Jesús. No nos hablan más que del Jesús pacífico. Nunca nos dejan leer el libro hasta la última página. Solamente nos dejan leer los fragmentos donde todo se hace de manera… no-violenta. Leed, pues, el libro completo, y cuando lleguéis al Apocalipsis veréis como el propio Jesús acabó por perder la paciencia. Una vez agotada la paciencia, volvió a dejarlo todo en orden. Tomó la espada.»

(Diciembre 1964.)