[1] Cf. Ernst Kurth, Musickpsychologie, Berlín, 1931, pág. 116 y siguientes: «No existe solamente ese espacio concreto que, procedente del exterior, ha sido introducido en el mundo de la imaginación musical; existe también un espacio del mundo auditivo interior como fenómeno músico-psicológico independiente» (134) O también: «Las impresiones espaciales de la música exigen también su independencia; para ellas es esencial no haber sido creadas a través de un rodeo como el que supone cualquier representación concreta. Corresponden a procesos energéticos y son autógenas» (135).
[2] Quizás sea esto una explicación: de porqué la música moderna tropieza con unos obstáculos mayores que la pintura moderna. El oído se aferra a la esencia arcaica de la música, mientras que ésta está enzarzada en el proceso de racionalización.