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Dormuth,
Marik
Mancomunidad de
Marik
Liga de Mundos
Libres
4 de Noviembre del
3064
Dos soldados de
infantería de Palabra de Blake, encapuchados con los oscuros y
arcaicos ropajes que les servían como uniformes de paseo,
condujeron al grupo de Víctor Steiner-Davion a través del Palacio
Real de Marik hasta la entrada oriental del salón de baile. El
pasillo estaba reservado a funcionarios y ayudantes menores de
los grandes nobles reunidos aquí para el encuentro del Consejo de
Señores de la Liga Estelar. Era solo uno mas de la docena de
sutiles insultos que Víctor había soportado
estoicamente, recordándose que su posición aquí en Marik era
puramente la de un observador. Un amigo del tribunal, por así
decirlo. No era menos de lo que había solicitado, y ciertamente, no
mas.
Un mayordomo le
detuvo en la puerta con una mano levantada, esperando al anuncio
desde la entrada principal. Durante un momento Víctor pensó
que sería anunciado. Entonces escucho la imponente voz
del maestro de ceremonias.
– Se presenta su
Excelencia, el Duque de Castrovia, Gran Duque de Sian y Canciller
de la Confederación de Capela, Sun-Tzu Liao, – proclamó
grandilocuentemente.
No podía decirse
si este insulto había sido ordenado por Thomas Marik o simplemente
arreglado por Palabra de Blake sin el permiso del
Capitán-General. A regañadientes Víctor fue obligado a esperar
y observar como el grupo capalense descendía por las grandes
escaleras hasta la cabecera de la sala de baile. Vistiendo una
chaqueta Nehru y unos pantalones de verde chillón y dorado Sun-Tzu
iba primero, con una expresión aburrida en su cara. Casi como
si intentara mostrar su desdén, o una completa indiferencia,
hacia todo el protocolo.
La Duquesa
Candace Liao lo siguió, siendo también anunciada, e hizo gala de la
dignidad capalense a la que su sobrino había renunciado. Su
vestido largo color esmeralda y su porte regio eran dignos de
una reina, no de la dirigente de una provincia conquistada.
Mas sorprendente era el que Morgan Kell hubiera elegido hacer
su entrada con Candace cogida del brazo, una muestra de apoyo hacia
la sojuzgada Comunidad de Saint Ives que seguramente no
agradaría a Sun-Tzu.
Pese a todo,
Víctor conocía a Candace lo suficientemente bien para encontrar las
arrugas de preocupación en su rostro y la tristeza en sus ojos
grises que nunca había visto antes. Finalmente había empezado
a dejar traslucir su edad. Era seguramente el resultado de la
campaña Xin Sheng de Sun-Tzu para reclamar su Ducado de Saint
Ives como parte de la Confederación de Capela.
– ¿Devolviendole
el favor? – dijo Cranston haciendo un gesto hacia la
pareja.
Durante la
primera conferencia de la Liga Estelar, Candace Liao había
desbaratado el intento de Sun-Tzu de excluir a Morgan Kell de
la reunión proponiéndole matrimonio. Aunque era simplemente
política pura y el matrimonio no había tenido lugar, era
probable que ambos hubieran establecido algún tipo de
lazo.
Víctor había
aprendido gracias a su propia experiencia con Omi que el amor puede
florecer en los lugares mas extraños.
– Quizás, dijo
él, mientras su pequeño grupo entraba finalmente en la sala de
baile. – Hacen buena pareja ¿verdad? Y no puedo pensar en dos
personas que merezcan mas algo de felicidad en su vida–.Cranston
miró de reojo a su príncipe y amigo. – Yo si, – dijo
simplemente.
Las palabras
calaron en el fondo de su ser, donde se formó un vacío que había
empezado con el mensaje que Hohiro Kurita le había enviado
durante el descenso planetario. Hohiro le avisaba que Omi no
asistiría a la conferencia. Víctor había esperado poder encontrarse
tanto con Hohiro como con Theodore, pero eso no era nada
comparado con sus ganas de ver a Omi.
- En otra
ocasión, Jerry, – dijo Víctor. – En otra ocasión–.
Conforme se
adentraban en la abarrotada sala, Víctor y Cranston se separaron de
su grupo y se dirigieron hacia la cola de saludos. Todavía se
estaba acostumbrando a la gravedad incrementada de Marik, y
noto que sus movimientos eran mas lentos. Mientras Jerry y él
ocupaban sus puestos, sus oficiales y ayudantes actuarían hoy
también como agentes de inteligencia. Moviéndose a través de la
habitación recogerían fragmentos de cientos de conversaciones
variadas para llevarle a Víctor noticias de cualquier
movimiento político subterráneo. Víctor dejó que unos pocos
nobles se amontonaran entre él y el grupo
capalense, guardándose de mantener una buena distancia con
Sun-Tzu Liao.
La espera no fue
muy larga hasta que Jerry y él finalmente avanzaron hasta
encontrarse cara a cara con el Capitán-General de la Liga de Mundos
Libres.
Veinte
centímetros mas alto que Víctor, Thomas Marik permanecía rígido en
su uniforme militar, una chaqueta blanca con ribetes púrpura y
una banda que iba desde su hombro derecho hasta su
cadera izquierda. El águila de la Liga, el símbolo de la Casa
Marik, tenia un lugar de honor en su hombro derecho. Víctor
admiró el que Thomas no ocultara el rostro para esconder las
cicatrices del lado derecho de su cara.
– Víctor, – dijo
Thomas, con voz ni fría ni caliente. – Confío en que los
alojamientos que se os ha proporcionado en Malkent sean
satisfactorios–.
– Fue muy amable
por vuestra parte alojar a mi gente en vuestra fortaleza militar de
allá. Nos sentimos muy... seguros –. Víctor sonrió como si su
anfitrión fuera la persona mas atenta del mundo
por proporcionarle un barracón de oficiales en el extenso
complejo que alojaba la Central de Coordinación y Control de
la Liga. No había nada como el estar rodeado por soldados armados
durante todo el día. Y el ayudante que Thomas le había dado
era, lo mas seguro, un agente de Palabra de Blake.
– Estaba seguro
que lo apreciaríais, –. Thomas hizo una pequeña reverencia, poco
mas que un gesto exagerado en verdad. – Víctor, seguro que
recordáis a Sherryl, – dijo volviéndose hacia la mujer a
su lado, su segunda esposa.
En ese momento,
la Duquesa Sherryl Halas estaba ocupada con su hijo de cuatro años,
tratando laboriosamente de poner bien la chaqueta del joven
heredero al trono. Era el primero de sus dos hijos, y era la
primera vez que Víctor se encontraba con el
chico.
Víctor saludó a Sherryl, y después sonrió al niño pequeño. – ¿Y este es vuestro hijo mayor Thomas?
Thomas frunció el
ceño, – Es él – dijo. – Un niño muy saludable, el joven
Janos–.
Las palabras,
Víctor lo sabia, querían hacerle recordar a otro hijo de Thomas, el
enfermizo Joshua Marik, que murió en un centro de investigación
Davion. Cuando los doctores fueron incapaces de salvarle la
vida Víctor aprobó un plan demencial para emplazar
temporalmente un doble en el lugar de Joshua de forma que las
relaciones entre las dos poderosas naciones continuaran de cara a
la amenaza de los Clanes. No necesitaba ningún recordatorio de
lo costoso que había sido aquel error para él y para su
reino.
– Espero que
aceptéis mis felicitaciones por tan excelente heredero Thomas, y
mis mejores deseos para toda tu familia –.
–Aceptaré eso de
vos, Víctor, – dijo Thomas, con un brillo duro en sus ojos
castaños. – Y estoy en deuda con vos por la hospitalidad que
mostrasteis con Isis. Nos escribió una larga carta acerca de la
amabilidad que Omi Kurita y vos demostrasteis con ella. Admito que
estaba molesto con su decisión de visitaros después de ser
rechazada por Sun-Tzu, pero en esta ocasión me alegro de haber
estado equivocado –.
– Estuve
encantado de ser útil, – dijo Víctor extendiendo su
mano.
Thomas la
estrecho con formal solemnidad, pero estaba ya centrándose en la
siguiente persona de la cola.
– Considerándolo
todo, le dijo Víctor a Jerry mientras ambos salían de la cola, –
esto no ha ido del todo mal –. Cranston se encogió de hombros.
– El que te haya invitado aquí es todo un progreso–. El fantasma de
una sonrisa se deslizó por sus labios. – Aunque después de
todos estos años aun me maravillo, ¿ Acaso no puedes acudir a
una cita diplomática sin causar cierto revuelo? – Víctor rió.
– ¿Estas seguro de que soy yo, Jerry? Me parece recordar que tu
también estabas presente en la mayoría de esas citas. Y esta esa
ocasión en Solaris VII cuando tú y Kai os metisteis en una pelea
–.
– En tu nombre, –
le recordó Cranston, haciendo descender el tono de su voz hasta
casi un susurro para evitar ser oídos.
– Lo siento, –
dijo Víctor compungido. No muchos podían captar las referencias,
pero los pocos que las conocían sabían que había sido Kai y
Galen Cox quienes se habían visto involucrados en aquel
incidente.
Mas tarde Galen
había ‘muerto’ en la explosión de una bomba, otra víctima en la
búsqueda del poder de Katherine. En su lugar, Jerrard Cranston
había nacido. Otra mentira para mantener las
apariencias mientras ambos hombres trabajaban para llevar a
Katherine ante la justicia.
Cranston hizo un
gesto. – Demasiados secretos ¿Verdad? No te preocupes por ello,
Víctor. La verdadera prueba llegará dentro de tres días cuando
el Consejo empiece a concentrarse con los asuntos
oficiales.
Será entonces
cuando empezaremos a encontrarnos los obstáculos que tu hermana ha
puesto en nuestro camino –. Su mirada hizo un movimiento
rápido hacia una esquina lejana. En ella Katherine, rodeada
por numerosos nobles liranos que intentaban obtener su favor
mientras trabajaban incansablemente para impedir que cualquier
noble de la Federación de Soles se acercase demasiado.
Víctor tenia poca
utilidad para Katherine hoy, y ella incluso menos para él. En su
lugar, se abrió camino a través de la multitud hacia Morgan Kell y
Candace Liao, quienes estaban esperándole poco mas allá de la
cola de recepción. Fue detenido dos veces antes de alcanzarles, una
para un apretón de manos y otra para un saludo en toda regla,
tal y como aparece en los manuales militares Davion. Víctor
fue condescendiente con tales atenciones, dado que había
venido vistiendo el viejo uniforme de la Federación de Soles.
Con el emblema del sol radiante cosido en su hombro izquierdo, el
uniforme destacaba incluso entre aquellos de otras Casas
militares.
Al igual que el
de Morgan Kell, aunque por distintas razones.
En lugar del
uniforme de los Demonios de Kell al cual seguramente estaba
acostumbrado, llevaba puesto un atuendo paramilitar que se
aproximaba mucho al uniforme estándar de la Alianza Lirana.
También había prescindido de todas las condecoraciones y
cintas de campañas que tenia a favor de una simple túnica
azul, incluyendo la ‘estrella de general’ lirana, la insignia de
rango que acompañaba su nombramiento como noble. Estaba aquí
como Gran Duque del Cordón de Defensa de Arc Royal, y
no simplemente como un comandante militar retirado. Y con la
mano de Candace Liao descansando confortablemente en su brazo
izquierdo, difícilmente podía parecer mas
impresionante.
Candace se
adelanto primero, tomando ambas manos de Víctor con las suyas. – Es
bueno ver que estás bien, Víctor –.
– Y vos Duquesa,
– Víctor no pudo evitar lanzar una mirada hacia Sun-Tzu, quien
intentaba simular que no mantenía puesto un ojo sobre su tía.
– Siento la perdida de vuestra Comunidad, – dijo. – Si
solo pudiera haber hecho algo mas –.
– Todos hacemos
lo que podemos. Tu ayuda fue apreciada –. Ella sonrió, y eso hizo
disminuir parte del dolor de sus ojos. – Entre los esfuerzos
de mis chicos y la mediación de Anastasius Focht, al menos puedo
decir que Saint Ives ha sobrevivido y que continuará prosperando,
aunque sea bajo el gobierno de la Confederación–. Ella le
apretó las manos una vez mas y después las soltó para intercambiar
un saludo familiar con Jerrard Cranston.
–¿Kai está bien?
– preguntó Víctor.
– Mucho, y me
pidió que te diera recuerdos. Estaría aquí si
pudiera–.
Víctor sabia de
antemano que Kai Allard-Liao no estaria presente aquí, pero la
ausencia de su viejo amigo le afectó como nunca. Al igual que
valoraba el amor de Omi, Víctor había confiado fuertemente en
las habilidades de Kai y en su incondicional lealtad a lo
largo de los años. Ahora era uno mas de los apoyos que se le
arrebataban.
Pero algunos aun
permanecían. – Morgan, estoy encantado de que al final hayas
venido, – dijo volviéndose hacia el mientras Candace saludaba
a Tancred Sandoval y a Yvonne quienes acababan
de unírseles.
– Víctor, – dijo
Morgan, extendiendo su única mano buena. Hoy llevaba puesto su
brazo protésico, pero generalmente lo mantenía guardado. – No
puedo decir que esté contento de estar aquí, pero es un
mal necesario–. Vio el ceño de Víctor y agito la cabeza. – Si
no fuera por la insistencia de Candace no habría venido. No me
gusta estar lejos del Cordón mientras los Halcones de Jade
continúan sus ataques –.
– Entonces todos
nosotros tenemos algo en común, – dijo Tancred Sandoval, terminando
la frase e intercambiando saludos primero con Morgan y después
con Víctor. – Yo no debería haber dejado la Marca Draconis, y
Víctor debería estar atendiendo el resto de la guerra civil. Pero
aquí estamos todos nosotros–.
– ¿Esperando a
que sus zapatos desciendan? – pregunto Yvonne con su voz suave
mientras clavaba su mirada sobre su hermana. Katherine había
abandonado a su sequito y estaba metida de lleno en una
nueva conversación con el Señor de la Marca Capalense, Lord
George Hasek. – ¿Qué tendrá que decirle a ella ahora? – se
pregunto en voz alta.
– Una buena
pregunta, – dijo Cranston moviéndose. – Si me perdonáis, intentare
averiguarlo–.
Víctor observo a
su amigo marcharse, y después recupero el tema inicial de la
conversación. – No estaba cuestionando tus prioridades,
Morgan, pero tu definición de la conferencia como un ‘mal
necesario’ coincide con el sentimiento que tengo de que la
conferencia de la Liga Estelar esta perdiendo de alguna forma
su talla. Esta recepción es la mitad de grande que las dos ultimas,
cuando mi hermana acogió la conferencia en Tharkad. Y no es
por falta de invitaciones, estoy seguro –. Hizo un gesto hacia
Candace. – Kai, Cassandra y Kuan-Yin se han quedado atrás. Omi ha
permanecido en Luthien, apesadumbrada todavía por la muerte de
su madre. Y respecto a la asistencia de nobles de la Alianza
Lirana y la Federación de Soles, es mínima en el mejor de los casos
–.
Tancred se froto
una mejilla. – Bueno, en su defensa, hay que decir que existe una
guerra civil de por medio, incluso sin nuestra intervención.
Pero ya sé lo que quieres decir. El glamour se esta perdiendo, y la
Liga Estelar empieza a parecer mas un gobierno cualquiera que un
espectáculo–.
– Pero debería
ser un espectáculo. Debería ser grande y excitante para todos
nosotros–. Víctor agitó la cabeza. – Odio pensar que estamos
tan agotados que nuestro mayor triunfo, la resurrección de la
Liga Estelar, nos parece simplemente una obligación
mas–.
Morgan
intercambio una mirada con Candace Liao. – Me estaba refiriendo en
realidad al mal necesario de tratar con tu hermana, Víctor.
Aunque quizás estés en lo cierto. No ha ayudado el que Sun-Tzu
usase su poder como Primer Señor para desencadenar una guerra
propia. O que Theodore Kurita recientemente actuase como
Coordinador antes que como Primer Señor cuando se anexionó mundos
Liranos. Eso daño a la opinión publica –.
– Estoy pendiente
de lo que pasará cuando Theodore y Katherine dividan el Pulgar de
Lyons y lleguen al tema de los, así llamados, ataques de
represalia contra el Condominio – dijo Víctor. – Prefiero ver
al Primer Señor triunfante mas que criminalizado por las
acusaciones de ella –.
Tancred Sandoval
frunció el ceño. – A menos que Katherine pueda probar que el
Condominio es de alguna forma responsable de la muerte de
Arthur, no puedo ver como tu hermana podría ganar con
ese argumento–. Considerando que Tancred podría algún día
próximo representar a la Marca Draconis, Víctor pensó que era
una buena señal el que no hubiese asumido inmediatamente la
culpabilidad del Condominio.
– No tiene ningún
sentido militar para el condominio provocar esa clase de respuesta,
no después de los altercados con el Clan de los Osos
Fantasmales –. Víctor hizo una pausa, mirando con un sentimiento
de culpabilidad a Morgan y a Candace antes de continuar. –
Tancred, odio plantearte esto, y no hay una forma fácil
de..... –.
Tancred estaba
preparado para ello. – ¿Quieres saber si creo capaz a mi padre de
ordenar la muerte de Arthur para provocar a los ataques al
Condominio? –
Yvonne pareció
escandalizada de que pudieran hablarse el uno al otro de esa
manera. Morgan y Candace, familiarizados completamente con el
lado oscuro de los políticos, permanecieron
imperturbados.
– He tratado de
analizarlo lógicamente mas veces de las que podrías imaginar, –
dijo Tancred. – He pasado por todo excepto acusarle cara a
cara. Y solo puedo decir una cosa. No lo sé. Él quería esto.
La ocasión era perfecta para ello, con el Condominio
debilitado y de espaldas a la Marca. ¿Pero matar a Arthur? –
Tancred agito su cabeza. – Todo hombre tiene un precio, Víctor.
Solo puedo esperar que mi padre no haya pagado su persecución
del Dragón con esa clase de moneda –.
– Gobernar
raramente es un negocio limpio, – dijo Candace Liao. – Tratamos de
aislar al publico de ello, pero es verdad. Y con una
maquinaria tan compleja como la Liga Estelar, no hay forma adecuada
de vigilarnos los unos a los otros. Un bando siempre intenta
incrementar su poder a costa de los otros –.
– Llevara tiempo
obtener el apoyo publico que teníamos durante la firma del tratado
de la Liga Estelar, –dijo Morgan, – pero creo que estamos en el
buen camino para lograrlo. Después de todo, parte de
nuestras deliberaciones este mes incluirán peticiones de
admisión en el consejo de la Liga Estelar. Sun-Tzu ciertamente
presionará para la admisión de la Magistratura de Canopus. Palabra
de Blake también lo ha solicitado–.
– Todos signos
positivos, – dijo Tancred. – Así que quizás, la cuestión, Víctor,
es si verdaderamente piensas que la Liga Estelar está enferma
o si simplemente estas preocupado ahora que esta mas allá
de nuestras manos–.
Víctor hizo una
leve mueca de rendición. – No puedo responder a eso. Y quizás si me
sienta un poquito propietario. Imagino que tendremos que
esperar y ver que pasa. Quizás la Esfera Interior ha crecido
lo suficiente para cuidar de sí misma. Ese sería un cambio
agradable–.
Estaba a punto de
sonreír cuando el peso de la realidad pareció hundirle los hombros,
mas aun que el toque de gravedad extra de Marik. – Una cosa en
la que todos estamos de acuerdo, – dijo. – No importa como,
debemos mantener el reino lejos de las manos de Katherine
–.
– O me temo que
no quedará nada después –.