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Ciudad Avalon, Nueva Avalon
Marca Crucis
Federación de Soles

6 de Marzo del 3064

El Centro de Prensa era una colección de salas encajonadas en la parte mas lejana de una de las alas del Palacio de Davion. Olía a humo de tabaco y a café barato, olores que la Princesa-Arcotesa Katrina Steiner Davion siempre asociaba con la nerviosa intensidad de los periodistas del mundo de la política. Se
imaginaba el hedor que les acompañaba en las reuniones a puerta cerrada con fuentes anónimas, en las sudorosas redacciones, y en las estrechas oficinas de sus hipertensos editores. Pero también se había colado allí, pegándose sobre los paneles de madera de las paredes y derramándose sobre las carísimas alfombras del Palacio de Davion. Su palacio.
Como perros marcando continuamente su territorio, pensó Katrina. Perros medio asilvestrados, siempre olfateando alrededor, enseñando los dientes, siempre preparados para lanzarse al primer signo de debilidad.
Excepto que hoy no habría ningún ladrido o dentellada. Ningún aullido herido. Doscientas sillas vacías la saludaron cuando entró en la Sala de Prensa con un aire de confianza, dejando a sus ayudantes en la puerta, fuera de escena. Solo los dos operarios de la holocamara permanecían solitariamente atentos en el centro de la habitación, grabando.
Katrina había elegido un uniforme naval oscuro para hacer juego con sus fríos ojos azules, y su pelo rubio había sido fijado apretadamente a ambos lados de su cabeza para dar una apariencia profesional.
Hizo un gesto superficial hacia los presentes de camino hacia el podio. –Buenos días, - dijo, haciendo que sonara como si estuviera dirigiéndose a una gran multitud en lugar de a solo dos operarios.

 

No es que la prensa la atemorizara. Ella mantenía bien firme la correa, haciendo amigos entre los perros mas fieles y lanzando a los mas pendencieros los unos contra los otros en juegos de dominación. Eso había funcionado durante toda su vida, utilizaba a los medios mientras escalaba las cumbres del poder.
Ellos la habían recibido bien después de que tomara prestada la poderosa celebridad de su abuela al tomar su nombre, dejando de lado el de Katherine, uno cándido y sin sustancia, por el de la fuerte y respetada Katrina. Los medios se quedaron a su lado cuando secesionó la Alianza Lirana y acepto, reluctantemente por supuesto, el manto del Arcontado. Ella era la resurrección de la verdadera casa Steiner, y nunca tomaron en cuenta su herencia Davion.
Al menos no hasta que ella lo necesitó, colocando su mirada sobre la otra mitad de la Mancomunidad Federada. Mientras Víctor estaba fuera alcanzando la gloria con el ejercito de la Liga Estelar, los medios la ayudaron a convencer a Yvonne a dejar la regencia de su hermano y a poner en manos de Katrina el reino de la Federación de Soles.

 

Y Víctor volvió a casa con toda la gloria, pero también se encontró a sí mismo como un gobernante sin trono. Había sorprendido a Katrina como el príncipe guerrero que era su hermano había aceptado pacíficamente la situación. Eso duró un año, hasta el misterioso asesinato de Arthur, el mas joven de los hermanos Davion. Víctor se había aprovechado injustamente de su muerte, atreviéndose a acusar públicamente a Katrina de estar involucrada en ella. Había levantado en armas a la ‘vieja guardia’ Davion y se había enzarzado en una campaña en la Alianza Lirana, lanzando una guerra civil para recuperar sus tronos.

 

Si Katrina había cometido algún error era el de subestimar la cantidad de daño que su hermano podía causar en la Alianza Lirana. Después de todo, esa era su base de poder mas fuerte. Durante la mayor parte del tiempo, ella había rechazado reconocer la lucha como una guerra civil, tratando a los partidarios de Víctor como a rebeldes y traidores. Esa estrategia murió cuando Víctor capturó Coventry durante la segunda oleada de su avance a través de la Mancomunidad de Lira. Coventry era el segundo mundo mas industrial de toda la Alianza, y su conquista había sido una victoria tanto política como militar para Víctor. Había resaltado su historial como héroe de guerra, y atrayendo al Duque Harrison Bradford a su lado, había recuperado parte del peso político que Katrina tan duramente había trabajado para arrebatarle.

 

Víctor también había empezado a ganar terreno en la batalla de la propaganda. Cuanto mas tiempo se opusiera a ella y mas victorias consiguiera, mas difícil lo tendría ella para ganar y mantener el apoyo del publico. Lo cual era la razón que había detrás de la emisión de hoy y de su decisión de excluir a los medios. Este discurso estaba hecho para asegurar a los hombres y mujeres de la calle que Katrina continuaría manteniendo su firme pero justa mano sobre ambos reinos interestelares. No importaba el que no tuviera ganancia militares recientes para mostrar; si se creía en los informes, estas no tardarían en llegar.
Mientras tanto, mostrar su cara al pueblo era igualmente importante. Quizás mas aun.

 

Katrina ocupó su posición detrás del pequeño podio engalanado con el emblema del guante y el sol de la siempre iluminada Mancomunidad Federada. Se dio un rápido tirón al dobladillo de la chaqueta del uniforme. Había elegido aquel uniforme en particular por las mismas razones, el azul apelaría a sus ciudadanos liranos, mientras que los botones dorados de la chaqueta tenían grabado un sol al estilo Davion. Era una estudiada presentación de neutralidad e imparcialidad.
Ya estaba lista.

 

Katrina descanso sus manos sobre la superficie del podio y sonrió como si reconociera a algún amigo entre los imaginarios corresponsales. La madera estaba fría sobre su piel.

 

- Gracias a todos por estar aquí, - dijo. – Sé que muchas cuestiones se plantan a la luz de los recientes contratiempos que hemos experimentado en la puja de mi hermano por el poder. A pesar de la supuesta fascinación de los medios por la violencia, sé cuantos de vosotros, cuantos de nosotros, deseamos que esta situación se resolviera de otra manera. Quizás hoy, yo pueda ofrecer a todo el mundo algo de esperanza, - hizo una pausa para dar énfasis, sabiendo que la cámara tomaría una imagen de su cuidadosamente construida pose y la enviaría casi instantáneamente a los mundos de los dos imperios bajo su gobierno.

 

El circuito de mando de estaciones de GHP era uno de sus mas orgullosos logros, y había invertido mucho dinero en crearlo. La señal de holovideo podría viajar desde esa habitación hasta varias empresas de medios en Nueva Avalon con solo diez segundos de retraso, los necesarios debido a asuntos de seguridad. La señal también aceleraría a través del espinazo de generadores de hiperpulso que conectaban los cientos de mundos de sus dos naciones, saltando instantáneamente entre los sistemas estelares y abriéndose camino hasta Tharkad, capital de la Alianza Lirana y sede tradicional del poder de la Casa Steiner. Con esos breves momentos de discurso, sus palabras llamarían la atención de miles de millones de vidas. Era una victoria de relaciones publicas que su hermano nunca podría llegar a igualar.

 

- Ha pasado algo mas de un año desde que mi hermano animo y patrocinó rebeliones en muchos mundos dentro de la Federación de Soles y de la Alianza Lirana, zambulléndonos de lleno en esta oscura y amarga guerra civil. Para ser preciosos, han sido un año, dos meses y veintinueve días. Los he sentido pasar todos y cada uno de ellos con una dolorosa claridad-.

 

Cierto, a pesar de sus mejores esfuerzos en silenciar a Víctor de una vez por todas.

 

- En este tiempo, todos hemos visto el horror que mi hermano ha desatado. La cobertura de los medios, -dijo implicando al inexistente cuerpo de prensa, - ha sido ejemplar. A ayudado de forma acertada a controlar el pánico manteniendo al publico informado de todos los pasos necesarios que hemos dado para terminar con esta amenaza hacia su seguridad -.

 

Y sobre eso, Katrina les prometió silenciosamente, seguiría estando en lo cierto.

 

En otra ala y muchos subniveles por debajo del propio palacio, el teniente Jorge Gavrial, un joven oficial analista, supervisaba la normal actividad en la pequeña y privada sala de guerra conocida una vez como la Guarida del Zorro. Un banco de monitores cubría la pared Oeste, cada uno de ellos sintonizado con el discurso publico de la Arcontesa, el cual estaba siendo emitido por todas las cadenas de noticias civiles y se alternaba con los datos de la computadora.
Gavrial dejo pasar a uno de los técnicos que trabajaba en ajustar los controles, y súbitamente una serie de nueve por nueve monitores se combinaron para formar una única imagen compuesta. La silueta de Katrina se impuso sobre sus funcionarios militares, unos ojos azules observando, siempre alerta.

 

Muchos de los oficiales no combatientes (ONC) estaban enzarzados en su trabajo, emplazados sobre los accesos de la computadora, clasificando la enorme cantidad de datos en hechos que, una vez verificados, se trasladarían a los mapas estratégicos. En el muro Norte, cubriendo desde el suelo hasta el techo, una proyección mostraba toda la Esfera Interior.
Gavrial le lanzo una rápida mirada. Los reinos de la casas Kurita, Marik y Liao, y buena parte de los territorios ocupados por los clanes, se mostraban con sólidos colores primarios. Lo que quedaba era el contorno de la vieja Mancomunidad Federada, el súper estado concebido mediante el matrimonio de Hanse Davion y Melissa Steiner, y en donde Gavrial había nacido. Parecido a un reloj de arena inclinado demasiado por un lado, la Alianza Lirana formaba el bulbo superior y la Federación de Soles el inferior.
Conectando ambos había un pequeño estrecho de sistemas no afiliados conocidos como el Corredor de Terra. Las estrellas llenaban ambos lados como granos de brillante arena.

 

- También durante este tiempo, - la imagen de la Princesa-Arcontesa continuó, -nuestras leales fuerzas dentro de ambos reinos han afrontado las dificultades con una admirable dedicación, conteniendo los excesos de Víctor. Por cada mundo donde Víctor reclama tener ventaja, he visto informes de continua y desafiante resistencia. Coventry y Alarion no serán suyas mucho mas tiempo. Kathil y Wernke son casi nuestras de nuevo. No puedo estar mas orgullosa de los militares a nuestro servicio -.

 

Gavrial sacudió la cabeza, intentando compaginar lo que estaba escuchando con lo que estaba viendo por si mismo. En el mapa estelar, podía leer con una mirada el estado de la guerra civil. Los sistemas que apoyaban a Víctor ardían con un matiz dorado, aquellos a favor de Katrina en un tranquilo azul. El rojo
indicaba la lucha, o al menos importantes levantamientos políticos, y había mas estrellas rojas que doradas o azules. Incluso mientras miraba, el importante mundo de la Federación de Soles de Kathil empezaba a parpadear entre rojo y dorado, mostrando que la ventaja se había vuelto seriamente a favor de Víctor. Tikonov tampoco parecía muy bien, y Axton estaba casi perdido si no se podían encontrar refuerzos.
Katrina conocía las victorias rebeldes. Debía conocerlas. Gavrial decidió que ella simplemente no quería alarmar a la población.

 

Como si ella estuviera leyéndole la menté, su imagen en el monitor prosiguió - Los fuegos de la traición pueden ser calientes cuando arden descontroladamente, pero las victorias reclamadas por los rebeldes no son tan completas como les gustaría que creyéramos. En su mayor parte son inconsecuentes, y esas llamas pronto serán apagadas -.

 

Desde lo alto de la Alianza, donde Víctor había creado un fuerte movimiento de base, Gavrial trazo el sendero del Príncipe. Había descendido desde el distante Mogyorod hasta Inarcs en la primera oleada. En la segunda oleada, Víctor había continuado hasta Coventry, otro mundo industrial critico. Entonces, mas recientemente, había tomado Alarion, el verdadero premio de su tercera oleada. Hombres y material, esas eran las claves. Inarcs, Coventry y Alarion, todos ellos se mantenían en un firme y seguro dorado en el mapa estelar.
Esos mundos difícilmente eran inconsecuentes, pensó Gavrial. Con las fuerzas de solo esos tres se podría invadir toda la Confederación de Capela.

 

En algún otro sitio de la Marca Crucis, Roxanne Blake se deslizo lentamente a través de una de las mas grandes colecciones de arte del planeta de Marlette, o de cualquier otro de la Federación de Soles, por lo que ella sabia. La Galería Sheffield de Ciudad Jericó se especializaba en contrastes, y sus visitantes semanales siempre encontraban algo sorprendente. Colosales estatuas empequeñecían a los clientes quienes se agazapaban sobre los microscopios para observar extrañas piezas de micro escultura. Retratos pintados en dos dimensiones permanecían junto a escenarios holográficos abstractos. Construcciones llenas de soldaduras oliendo a aceite y a metal chamuscado se apiñaban junto a exhibiciones orgánicas vivas. Conforme paseaba a través de las salas, ensimismada con alguna de las piezas nuevas, una voz se introdujo en su ensueño.

 

- Siempre debéis recordar que es la metodología de los rebeldes el minar la moral y dividirnos -, dijo la voz, resonando por toda la galería. – En verdad, solo la confianza y la perseverancia pueden proteger a una nación contra esos esfuerzos subversivos-.

 

Sobresaltada, Roxanne casi pierde el paso. Lanzo una mirada cautelosa, preguntándose si aquello formaba parte de alguna nueva exhibición. Entonces reconoció la voz, y empezó a preguntarse como era posible que Katrina Steiner-Davion estuviera en Marlette sin que nadie hubiera oído nada.

 

- El pueblo es la inquebrantable fuerza de un gobernante, y en vosotros he encontrado una fuente de espíritu y coraje que me ha ayudado a enfrentarme a las pruebas de este ultimo año. De la misma manera que todos vosotros os habéis enfrentado a vuestras propias dificultades, - estaba diciendo la Arcontesa.

 

Mirando alrededor, Roxanne vio que la voz venia de una multitud que empezaba a concentrarse entorno a una gran pieza de arte de neo desarrollo. Con un pensamiento fugaz, se dio cuenta que la pieza estaba realmente emitiendo. Un par de holoproyectores estaban montados dentro de un diorama aumentado que permanentemente monitorizaba las redes locales, mostrando dos canales contendientes en un campo de batalla simulado. Por supuesto, ambas emisoras estaban cubriendo a la Princesa-Arcontesa, y el podio había sido transformado mediante un programa inteligente haciendo surgir retoños de armas. Mientras Battlemech de doce centímetros de altura se agachaban sobre una cresta arcillosa, o pasaban insensiblemente sobre una formación en estampida de infantería desarmada, una proyección de la Princesa Arcontesa disparaba a la otra con todo lo que podía, desde laseres de rubí hasta relámpagos de los cañones de proyección de partículas.
Roxanne observo el duelo entre katrinas dirigirse primero hacia un lado y después hacia el otro hasta alcanzar la victoria. De repente la multitud la empujo fuera, hacia la exhibición contigua, donde súbitamente se encontró a sí misma atrapada el tranquilo descanso que hay entre dos tormentas contendientes.
Montado sobre un poste y rodeado por un largo tramo de muro vació estaba una de las inclasificables pinturas originales de uno de los talentos mas controvertidos de la Alianza Lirana. La gente se apiñaba entorno al escaparte de cristal, pero la mas que sobrada altura de Roxanne le permitió echar un vistazo a la pintura desde unos pasos mas atrás. Como siempre, el trabajo de Reginald Starling la introdujo en su salvaje mundo, y sintió un escalofrió por su columna mientras captaba el significado de la imagen. Ella lanzó otra nerviosa mirada hacia el diorama.
Alrededor suyo otros hacían lo mismo, mirando ambas obras e intentando compararlas. Susurros dispersos emergieron entre los excitados murmullos, con dedos apuntando y comparaciones en voz alta considerando el distorsionado sujeto tanto de la pintura como del diorama.

 

La cara aparecía torcida, como si pareciera vista a través de una cortina de calor, pero los helados ojos azules permanecían perfectos, al igual que el largo y dorado pelo. Lo cual, aparentemente, era lo suficientemente realista para el autor, él cual había atravesado el resto del cuerpo con gruesas pinceladas de rojo y negro. En algunas zonas, el rojo se ceñía tanto al lienzo que parecía un vestido de sangre.
Eso parecía completamente ajustado al título de la pieza. ‘ Princesa Sangrienta VI’, se leía en la placa.

 

- Conlleva cierta fuerza de carácter el mantener tus ideales, - dijo la imagen de Katrina mientras desmenuzaba a su segundo avatar con una tormenta de fuego de cañón automático. – El exponer la verdad, desenmascarar la mentira, y mostrar lo que no es bueno-.

 

Incluso años luz mas lejos, en la distante Marca Capelende de la Federación de Soles, el Sargento Preston Davis de la Compañía de Enterradores del 15º de Deneb hizo una pausa a la sombra de un helicóptero estacionado. La fría sombra del transporte ofrecía algún descanso bajo el sol de la tarde de Tikonov.
La batalla había pasado a través del valle del rió Retsin horas antes, pero todavía había ‘asuntos militares’
que requerían ser atendidos. Frotándose la nariz a través de la mascara quirúrgica que llevaba puesta, miró fijamente el arruinado páramo y escucho el final del discurso de Katrina Steiner-Davion, el cual llegaba en vivo y en directo.

 

- Así pues, os pido a todos vosotros, - dijo, - que permanezcáis firmes en estos tiempos de prueba. Que pongáis vuestra confianza en mí y en cada uno de nosotros. Y por encima de todo que permanezcáis respaldando a los leales militares de la Alianza Lirana y la Federación de Soles para que ambos reinos puedan perdurar. Ellos se merecen vuestro apoyo. Se merecen mucho mas de lo que han soportado durante el ultimo año. ¿No lo merecemos todos? –

 

Davis colocó uno de los extremos de la carga que llevaba sobre la camilla desplegable parecida a las bolsas negras de nylon, entonces hizo un gesto a un cabo para que le ayudara con el otro extremo. Escuchando a Katrina, gruño una respuesta, con sus ojos viajando por el arruinado paisaje.

 

Donde el río había fluido una vez apaciblemente haciendo una curva, las aguas ahora corrían alrededor de una masa de metal torcido que canalizaba el río formando un estrecho torrente. Descansando boca abajo en la orilla, el cuerpo de un caído Atlas formaba un improvisado dique, solamente con el hombro derecho y el esqueleto de un brazo descansando en suelo seco. A un tiro de piedra río abajo, yacía un inmovilizado aerodeslizador Pegasus, todavía humeante donde el metal caliente había chocado con el agua enfangada.
Como cualquier otro campo de batalla de los que Davis había visto, este estaba sembrado con los cuerpos de muchas docenas de Mechs y vehículos agujereados. Fragmentos de blindaje se habían estrellado contra la desmenuzada tierra, y los árboles habían sido arrancados o simplemente se habían partido bajo el peso de las imponentes maquina militares. Estaba encantado de ver que había mas cuerpos pertenecientes a la fuerza aliada de Víctor Steiner-Davion que a los lealistas de Katherine, pero solo por poca diferencia. El terreno estaba teñido con liquido refrigerante, combustible y sangre. Apuntando hacia el Noroeste estaban las profundas huellas de los pasos de los BattleMech y de los pocos supervivientes que volvían a su área de estacionamiento.
La Compañía de Enterradores del 15º de Deneb eran los únicos cuerpos con vida que quedaban en el campo de batalla. Los heridos y los desposeídos habían sido evacuados horas antes, y ningún general planeaba hacer una ruta turística por este sito. Davis y los demás vestían mascaras de tipo quirúrgico, en parte para bloquear el olor acre del propelente y la tierra chamuscada, pero mas para mantener fuera el hedor de la sangre y la carnicería que siempre acompañaba su trabajo.

 

Sus hombres trabajaban afanosamente, husmeando entre los restos de guerreros sacados de las cabinas de Mech y de los tanques alcanzados, después los cargaban hasta la sombra de un viejo helicóptero ‘batidor de huevos’, donde otros trabajaban en equipos de a dos para identificar y tomar las huellas de cada cuerpo. Desde la cabina del helicóptero, el discurso de la Princesa Arcontesa resonaba en la emisora de las Fuerzas Armadas. Muchos de los enterradores trataban de no oírlo, de la misma manera que trataban de no ver.
Casi siempre era mejor olvidar, sabia Davis. Dormir era mas fácil de esa manera.

 

       Pero la voz de Katrina continuo sonando en sus oídos, alto y claro. – Y mi promesa a vosotros, los valientes hombres y mujeres que nos defendéis para que nosotros podamos seguir viviendo libres de todo daño, es que no seréis olvidados. Nunca seréis abandonados. Y os traeremos de vuelta a casa, – prometió, – a salvo, enteros y bienvenidos. Que Dios me ayude–.