6/IX

Esta mañana he ido a correr. No me apetecía, pero no se me ha ocurrido nada mejor que hacer. He bajado por Stockton y he subido por Russell. He pasado junto a la Hun School, la escuela privada de über élite, incluso según el criterio de los Bulbrook. He visto algunos alumnos (tendrían unos ocho años) escarbando la tierra y plantando un jardín entre carteles con diagramas de la fotosíntesis. Creo que ahí me habría sentido a gusto. Se me ocurre que nunca he contemplado la maternidad. Siempre me identifico con los niños que veo. Imagino que si fuera freudiana podría identificar algún tipo de malformación psicológica. Mamá decía que hasta mi llegada ella también carecía de esa propensión, pero no estoy convencida de que sea algo análogo. Para mí la gestación es como sentir que mi interior está abarrotado, que hay otra persona nadando dentro de mí. Lo más próximo que puedo detectar a un instinto maternal en mí es que no me querría como madre. Y ahora me viene un pensamiento que me hace troncharme de risa. ¿No habría sido mucho mejor que me hubiera quedado embarazada en el instituto? Hubiera llevado a mi mocoso por los pasillos del supermercado mientras Grand-mère me miraba con gran decepción. Una extraña forma de hacerse vanas ilusiones.