EPILOGO
EL FIN DEL SOUFFLÉ
A finales del pasado mes de febrero, con el escándalo Ibercorp ya convertido en menú diario de la opinión pública española, nuestro «topo» en el Ministerio de Economía y Hacienda realizó una inquietante predicción a Casimiro García-Abadillo en el curso de uno de sus encuentros semiclandestinos.
—La batalla de Ibercorp va a deparar tres víctimas «civiles», por decirlo de una manera gráfica: Javier de la Rosa, Mario Conde, y el diario El Mundo.
El vaticinio de nuestro hombre, que obviamente debía tener razones suficientes para decir lo que dijo, casi se ha cumplido al pie de la letra. Los tres destinatarios de los «derrotes» del escándalo Ibercorp han sufrido la embestida de la fiera herida. Los tres han salido de la refriega mejor o peor librados, pero dejando en esa gatera algunas plumas.
Javier de la Rosa ya no es hoy el hombre de KIO en España, origen y razón de su posición actual en el mundo de los negocios españoles, después de una tempestuosa ruptura con los nuevos hombres fuertes de la «Office». De alguna forma se cumplió, en el caso de De la Rosa, la predicción realizada por Mariano Rubio en septiembre de 1991.
Mario Conde ha librado una nueva batalla, tan dura como las anteriores, con sus tradicionales oponentes del ala neoliberal del PSOE. De nuevo ha vuelto a salir airoso del envite, aunque no son pocos los que opinan que para ello ha tenido esta vez que pactar con su enemigo. El enemigo del banquero, ciertamente, está hoy bastante más deteriorado que en 1987. Pero, ¿cómo está Conde?
Entre las víctimas se ha encontrado también alguna no citada por nuestro «topo», como el banquero Emilio Botín, quien, tras años de apostar fuerte por Felipe González y sus dos ministros de Economía y Hacienda, se ha visto sorprendido en el aftermatch del escándalo Ibercorp con uno de esos calambrazos secos, tremendos, administrados por un ministro no acostumbrado a ver desairados sus deseos.
En cuanto a El Mundo, ha perdido quizá en la pelea de Ibercorp una cierta virginidad, y ha aprendido lo duro que resulta, que va a resultar, seguir sobreviviendo y luchando en un medio ambiente oficial plenamente hostil.
Los intentos de desestabilizar el periódico no han terminado y no terminarán en tanto en cuanto no se altere el actual mapa político. El último episodio ha tenido como excusa una información publicada por el diario el pasado mes de agosto, referida a la persona de Su Majestad el Rey de España. Con su director en el extranjero, El Mundo se hizo este verano eco de algunas informaciones aparecidas en distintos medios de comunicación europeos, en concreto la revista francesa Point de Vue y la italiana Oggi, en las que se vertían distintas opiniones sobre el Rey de España referidas a una reciente estancia en tierras suizas.
La información de El Mundo tuvo el efecto de desperezar de su siesta de siglos la tradicional superchería de algunas fuerzas vivas hispanas. El asunto escandalizó a esa cierta élite para la que colocar al Rey como objetivo de una información más o menos crítica es desestabilizar el sistema, en tanto en cuanto ello supone desestabilizar su condición de «minoría satisfecha» —epígona de la «mayoría satisfecha» de la que habla Galbraith—, decidida partidaria de hacer respetar a rajatabla esa «Constitución» no escrita según la cual de la Casa Real se habla, pero no se escribe, porque es tema tabú.
Inmediatamente se soliviantó el «clan de Sotogrande», esa reserva donde pasa el verano buena parte de la beautiful people madrileña, que vio en el asunto una buena ocasión para devolverle a El Mundo parte de los favores recibidos con el escándalo Ibercorp.
De nuevo las dos publicaciones de Juan Tomás de Salas (Diario 16 y Cambio 16) empuñaron la antorcha de la defensa interesada de la institución monárquica, convertidos en sorprendentes adalides de la Real Casa. Tan peculiar aliado no causó precisamente la alegría de la Casa ni de su jefe, Sabino Fernández Campo.
El diario de Salas acusaba a El Mundo de estar al frente de una campaña contra el Rey, en la que «círculos informados de la costa mediterránea» (se supone que la «guapa gente» de Sotogrande) implicaban sin el menor dato a Mario Conde, a quien se acusaba de «estar detrás» del asunto. La Moncloa mataba así dos pájaros de un tiro: a El Mundo y al banquero Conde, su auténtica bestia negra.
El plato era demasiado áspero para ser consumido en España, pero evidentemente aquel era un precocinado que no iba destinado al mercado nacional, sino al extranjero.
El círculo se cerró con unas declaraciones del Presidente del Gobierno en Mallorca, precisamente con ocasión de un despacho con Su Majestad, en las cuales aseguró que «cabe la posibilidad de que existan intereses extranjeros para debilitar a España y a la Corona, que es la institución que la representa». Para Felipe «España está yendo muy bien desde el punto de vista internacional, y a veces demasiado bien, según algunos interesados en deteriorar y debilitar la imagen del país». Tales declaraciones, que enlazaban con la mejor fraseología del franquismo, no eran fruto de la casualidad. Al contrario, era un mensaje muy meditado que tenía un destinatario claro: un multimillonario italiano residente en Milán y presidente de la Fiat, Giovanni Agnelli.
A la música de Felipe le puso letra Juan Tomás de Salas, contando con los buenos oficios como intermediaria en la operación de la portavoz del Gobierno, Rosa Conde, improvisada comadrona en el intento de abortar El Mundo.
En efecto, la operación de cierre de tenaza se completó cuando la revista Cambio 16 publicó una historia en la que lo único de interés era el título de portada, de gran alarde tipográfico: «Agnelli contra el Rey».
Es de suponer que el tycoon transalpino habría prestado a la reyerta de verano en la prensa española la misma atención que a una tormenta tropical que ocurre a miles de kilómetros de distancia. Por eso la sorpresa del avvocato fue mayúscula cuando, a finales de agosto, recibió cierto día una llamada telefónica desde Palma de Mallorca. Al otro lado del hilo se encontraba el Rey de España en persona, que quería comentar a su amigo Gianni un asunto periodístico que le había «molestado» recientemente.
Il avvocato, normalmente ocupado en otros menesteres, mostró su sorpresa por la llamada y su contenido, y prometió enterarse.
Y así fue como se puso en marcha la cadena de mando hacia abajo. Agnelli telefoneó al presidente de Gemina, éste al presidente de Rizzoli, y así sucesivamente hasta recalar en las arenas de Sánchez Pacheco 61.
El mensaje del poderoso patrón italiano a los directivos de sus negocios editoriales había sido conciliador.
—No digo nada, sólo os pido que tratéis bien a mi amigo el Rey de España.
Es evidente que Agnelli y la Fiat tienen fuertes intereses en España, incrementados tras la última compra de la empresa Enasa/Pegaso. En esa dirección caminaban las insinuaciones de Felipe González en Palma. De lo que se trata es de amenazar esos intereses de Agnelli y la Fiat en España, para forzar a Rizzoli bien a decapitar a Pedro J. Ramírez como director de El Mundo —tarea ardua desde un punto de vista legal, a tenor de la redacción de los contratos suscritos entre ambas partes—, o bien a abandonar su participación accionarial en Unidad Editorial, S.A., dejando el proyecto financieramente al pairo.
Aquel intento del «felipismo» ya es historia. Desde entonces se han producido otros nuevos. Esta es ya casi la saga interminable de un medio de comunicación crítico con el «felipismo» que, con el respaldo de una masa creciente de lectores, trata de resistir las embestidas de un poder político dispuesto a aliarse con el diablo, o a recurrir al Fiscal General del Estado, con tal de acabar con esa voz.
Lo ha dicho en repetidas ocasiones doña Rosa Conde: A Felipe le preocupa El Mundo, y a tono con esa preocupación ha enviado embajadores a Italia de más peso que Mariano Rubio o su asesor jurídico.
En la segunda mitad del pasado año, mientras la investigación Ibercorp se perdía en las marismas del «señor Nebot», el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, el personaje que con mayor dedicación persigue desde la sombra a El Mundo, realizó una incursión italiana, más peligrosa, de más calado que la de Mariano Rubio, contra la línea del periódico.
Aquella intentona fue realizada por intermedio de Nerio Nessi, íntimo amigo de Alfonso Guerra y destacada personalidad del Partido Socialista italiano, ante el propio Cesare Romiti. Nessi, que dijo hablar en nombre del vicepresidente del Gobierno español, Narcís Serra, hizo saber al vicepresidente de Fiat la preocupación del Gobierno de Madrid por la línea informativa del diario.
El más reciente de esos intentos, coletazos postreros de la bestia herida de Ibercorp, tuvo su punto culminante el sábado, 3 de octubre, en las oficinas de J.P. Morgan en Londres. También se ha parado. ¿Cuál será el próximo?
Es mal síntoma que un Gobierno que atraviesa el peor momento de sus diez años de historia, acosado por una crisis económica y social profunda, eche el resto intentando acabar con los medios de prensa críticos, llámense Antena 3 o El Mundo. Mal síntoma porque, al margen de revelar su visceral incapacidad para aceptar las voces hostiles, esa predisposición a las maniobras para acabar con el discrepante parece indicar su firme voluntad de defender el machito con uñas y dientes, de no dejar el poder por las buenas.
El escándalo Ibercorp, uno de esos casos «de libro» donde el instinto básico del pueblo llano ha funcionado a la perfección, ha contribuido a poner al descubierto los falsos pilares sobre los que se asentaba el proyecto político y económico del llamado «felipismo».
Felipe González ha fracasado en su intento de «refundar» una nueva derecha que, marginando a esa otra derecha tradicional heredera del franquismo, debía de actuar como contrapeso acomodaticio a veinte, treinta o quizá cincuenta años de Gobierno socialista en España.
En esa derecha light se integraban desde algunos ricos amigos personales del Presidente, hasta altos funcionarios de la Administración (Mariano y sus amigos), pasando por las grandes fortunas de la construcción, editores millonarios, banqueros acomodaticios, la élite de la abogacía madrileña, y una parte no desdeñable del nuevo empresariado surgido tras el franquismo.
En ese bloque, y por mera razón de conveniencia, han participado las dos grandes fortunas históricas del país: los March y los Botín.
Este nuevo establishment del dinero crecido en torno a los Gobiernos de Felipe, ha funcionado como soporte o columna vertebral del régimen, a cambio de las ventajas, en términos de información confidencial y/o financiación privilegiada, que comporta estar cerca del Poder. Pero, aún más importante, ha venido a servir de coartada final de esa vocación difusa de Movimiento Nacional —todos los partidos, todas las clases, embarcados en la misma nave— que late en la raíz del llamado «felipismo».
El cogollo, la argamasa en torno a la cual fragua ese nuevo establishment, es la beautiful people. Pues bien, el caso Ibercorp ha venido a demostrar que esta supuesta élite que durante diez años ha alardeado y disfrutado de su condición de minoría dirigente —el que no estaba con ellos, quedaba condenado extramuros del sistema—, es una clase de malos empresarios, malos demócratas y pésimos administradores del dinero ajeno.
Esta es la dimensión ideológica que subyace en el apoyo de Felipe González a Mariano Rubio. El gobernador engaña al Presidente, no le dice toda la verdad, le comenta de una forma sospechosa la existencia de una Schaff que aparentemente no viene a cuento. Y cuando Felipe se entera de la dimensión del asunto, se enfurece, pero no le destituye. Porque al final, Mariano Rubio, parodiando el título de una famosa película, es «uno de los nuestros», uno de los suyos, alguien a quien hay que defender porque también él es parte del Poder.
El Gobierno de Felipe González, arrumbado inesperadamente a una crisis económica de grandes proporciones, víctima de la pérdida de credibilidad que acarrean los constantes casos de corrupción política, debe ahora tratar de encontrar su nueva clase dirigente, una nueva élite en la que seguir apoyándose.
La beautiful people no está muerta, ni mucho menos. El «primer círculo» del clan, el círculo de los poderosos, los amos del dinero, los Entrecanales, Del Pino y demás familia, siguen en su sitial.
Pero lo que ha cambiado tras Ibercorp es que jamás podrán volver a presentarse como ejemplo a seguir, jamás podrán volver a demandar la primogenitura de un país habitado por una sociedad crítica y madura.
Pero es en el terreno económico donde el caso Ibercorp se convierte en verdadera fábula moral del «felipismo». Tras el verano de 1992, los mercados de valores y de cambios han conocido una sacudida sin precedentes. La «tormenta monetaria», como se ha dado en llamar al fenómeno, en tanto en cuanto expresión de las desigualdades y dificultades de las diversas economías, ha puesto en cuestión el logro de la Unión Económica y Monetaria europea suscrito en los acuerdos de Maastricht. Alemania emerge como una gran superpotencia, dispuesta a imponer su diktat al resto de los países.
La «tormenta monetaria» ha surtido el efecto de poner al descubierto las vergüenzas de la economía española. El capital extranjero huye despavorido, y la falta de confianza en España pone de manifiesto la debilidad intrínseca del modelo de crecimiento que comenzó a tomar cuerpo en nuestro país a partir de 1986.
El soufflé, que dijo Xabier Arzallus, se está hundiendo. La supuesta España rica, la España del «pelotazo», de la información confidencial, del amiguismo, de las comisiones, de la corruptela; la España donde se podía ganar más dinero mucho más rápidamente (Solchaga dixit), ha mostrado de repente y de forma descarnada todas sus carencias. El Gobierno de Felipe González, como conmemoración a sus diez años de reinado absoluto, acaba de presentar un proyecto de Presupuestos que ofrece a los españoles más paro, más inflación y más aumento de impuestos, sean por derecho o camuflados.
Los mejores años de la historia reciente española, desde el punto de vista del contexto económico y del ánimo colectivo de los españoles, se han desaprovechado lamentablemente. El boom estuvo basado casi exclusivamente en la especulación. Aquel fue un fenómeno efímero y artificial del que no se benefició el país en su conjunto: no se crearon empleos estables ni se atendió la regeneración del tejido industrial. A Carlos Solchaga, la niña de los ojos de Felipe, sólo le importaban las «cuatro reglas» del monetarismo («fundamentalismo monetarista», lo ha llamado alguien), con absoluto desprecio de la realidad industrial del país.
Al final, el globo se ha pinchado. El escándalo Ibercorp, paradigma de ese globo, es el crisol donde se funden todos los males del modelo puesto en práctica por la política neoliberal de Felipe González y su portaestandarte, Carlos Solchaga.
¿Qué queda del modelo Ibercorp, del modelo de crecimiento Solchaga? «¿Qué fue de tanto galán, qué fue de tanta invención como truxeron?» Lo dijo el poeta: verduras de las eras. Algunas grandes fortunas, sí, hechas a la sombra de la especulación bursátil e inmobiliaria, que tienen motivos para reírse de la crisis, y un modelo cultural edificado sobre el culto al dinero, el «pelotazo», la corruptela, la información confidencial, la insolidaridad, el individualismo, el desapego al trabajo bien hecho, etc. Ahora empezamos a pagar las consecuencias de aquel modelo.
Ahora, cuando llega la recesión, cuando se hunde el soufflé y las campanas llaman a rebato, millones de españoles se interrogan sobre el gran misterio, se preguntan cómo ha sido posible pasar en un suspiro de ser un país próspero a no ver más que problemas, cómo es posible que un país que se acostó rico se haya levantado pobre. ¿Qué había detrás de aquel gran biombo de riqueza, dinero fácil y especulación? Sólo Ibercorp.
Jesús Cacho Cortés, (derecha). Nació en Villarmentero de Campos (Palencia). Capitán de la Marina Mercante, licenciado en Historia Moderna y Contemporánea, escritor y periodista, inició su actividad profesional en 1973 en la agencia Contelsa. Ha trabajado en las revistas Qué, Dinero y Mercado y en los periódicos Diario Económico, ABC y El País. Actualmente escribe en en las páginas de la revista Tribuna y el diario El Mundo.
Es autor de los best-sellers Asalto al poder, Duelo de titanes y Pedro Toledo, el desafio, publicados por la editorial Temas de Hoy.
Casimiro García-Abadillo, (izquierda). Es natural de La Solana (Ciudad Real). Licenciado en Periodismo, comenzó su actividad profesional en el diario Informaciones. Posteriormente trabajó en los periódicos Cinco Días, Tribuna Vasca y Diario 16, las revistas Panorama y Mercados y el semanario Dinero. También formó parte del equipo fundacional de El Globo. Actualmente es subdirector del diario El Mundo.
Ha escrito, junto a Javier Ayuso, el libro Cien empresarios de la crisis, y en colaboración con Luis F. Fidalgo los best-sellers La rebelión de los Albertos y Alicia Koplowitz a solas con el poder, ambos publicados por la editorial Temas de Hoy.
Título: La estafa, Ibercorp y el fin de una era
Autor: Jesús Cacho y Casimiro García-Abadillo
Fecha de edición: 1992
Se permite la reproducción total o parcial de este libro, su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico o mecánico, por fotocopia, grabación u otros métodos, sin el permiso previo del autor, entre particulares sin animo de lucro. (Art. 31.2 de la Ley de Propiedad Intelectual).
Epub: Libros vagabundos, 2014
NOTAS
CAPITULO UNO
[1] Consejero delegado de Ibercorp Bolsa. <<
[2] Paloma Jiménez Altolaguirre, primera esposa de Manuel de la Concha. <<
NOTAS
CAPITULO DOS
[1] La versión, sin ser incierta, es por lo menos parcial. Cuando, en octubre de 1989, los socios de Volvo Concesionarios decidieron vender el negocio, Torrontegui y López optaron por invertir 250 millones de pesetas cada uno en Sistemas Financieros, en una operación que se cerró el 7 de mayo de 1990.
Ya a primeros de septiembre, Germán López empezó a sospechar que lo de Ibercorp no era normal, tras pasar varios meses sin recibir ninguna información sobre su dinero. Pronto ambos inversores decidieron recuperar su dinero y poner tierra de por medio. Tras varios almuerzos cargados de tensión y una serie de tumultuosas reuniones en Velázquez 150, De la Concha y Soto accedieron a devolver el dinero a sus dueños. No todo, por supuesto, porque entregaron a los inversores de Volvo sendos pagarés a tres años, avalados por el Banco Ibercorp, de 220 millones de pesetas cada uno, al 13,5 por ciento de interés. Unos días después, Torrontegui y López consiguieron endosar los citados pagarés al Isbanc (Banco de las Islas Canarias). <<
[2] Sistemas AF pagó 2.000 millones al contado y el resto aplazado a un año, sin costes financieros. La operación se financió utilizando para ello un crédito puente facilitado por La Caixa (1.000 millones); Banco Santander de Negocios (500 millones), y Banco Central (500 millones). Este crédito puente tenía como garantía una emisión de obligaciones convertibles de 1.000 millones de pesetas, llevada a cabo en diciembre y, sobre todo, el dinero que se esperaba obtener con la venta de los activos industriales de la propia Sistemas AF, operación que ya se estaba negociando con la empresa franconorteamericana Steelcase Strafor. <<
[3] En julio de 1986, De la Concha y Soto habían comprado Sistemas AF por 1.600 millones al Banco Urquijo. A los tres meses obtuvieron 1.200 millones sacando el 35 por ciento del capital de la compañía en Bolsa. Y, prácticamente al mismo tiempo, vendieron casi todas sus acciones a través del despacho de Manuel de la Concha, embolsándose cada uno 1.500 millones de pesetas. Los 9.700 millones procedentes de la venta de los activos segregados de Sistemas AF entraron íntegramente en la caja de la empresa que controlaban De la Concha y Soto sin pagar impuestos, gracias al mecanismo de la venta de derechos de suscripción.
Los artífices fiscales del magnífico negocio fueron, por un lado, Dionisio Martínez, asesor fiscal de Manuel de la Concha y Mariano Rubio, y, por otra parte, Enrique Hervás, que fue hasta 1987 subdirector general de Transacciones Exteriores. Hervás trabajó de forma constante para Ibercorp como asesor en asuntos relacionados con el movimiento de divisas. Hasta tal punto que todos los meses cobraba 186.000 pesetas del Banco Ibercorp a través de una de sus empresas, Estudios e Inversiones Agrícolas, ubicada en la plaza Cervantes de Ciudad Real. Esta sociedad estuvo percibiendo dicha cantidad hasta febrero de 1992. Es decir, hasta que estalló el escándalo Ibercorp. <<
[4] Una de ellas era que se prescindía de una buena empresa (Sistemas AF) comprada a un precio muy barato, por otra, no tan buena y comprada a un precio mucho más caro, lo que hacía más difícil rentabilizar su adquisición sacándola a Bolsa. <<
[5] Al desembolso inicial se le sumó una ampliación de capital de 1.000 millones de pesetas que se produjo en diciembre de 1989, de los que 600 se utilizaron en comprar el 4,5 por ciento del capital de Sistemas Financieros, ayudando así a mantener la cotización de dicha empresa. <<
[6] Como máximo, las sociedades aseguradoras estaban dispuestas a colocar a un PER 7, que era la media, entonces, de las sociedades metalúrgicas cotizadas en la Bolsa de Madrid. <<
[7] La mala organización de Ferralco era la causa de sus constantes pérdidas. Carrillo, Loring y Sebastián propusieron a De la Concha y Soto su adquisición por el módico precio de 1.500 millones de pesetas. Para Mecalux hubiera sido una buena operación, ya que la hubiera situado como líder europeo y podría haber afrontado en mejores condiciones su salida a Bolsa, no sólo en España, sino en Francia. Según las estimaciones del propio Carrillo, unos pequeños ajustes en su sistema de producción habrían posibilitado una generación de una cifra de beneficios de 500 millones al año. <<
[8] Carlos Sebastián, presidente de la compañía, e Ignacio Loring, consejero delegado, asumieron la responsabilidad de la negociación. Mecalux se integraba perfectamente en la estructura de GPRI, que contaba con otras dos compañías de similares características a la española en Francia y Alemania. En principio, los franceses aceptaron la valoración de 10.000 millones, en el marco de la creación de un grupo, cuya cabecera sería la empresa española, y en el que Sistemas Financieros conservará el 30 por ciento del capital, siendo el 70 por ciento restante de GPRI. <<
[9] Así llamó Manuel de la Concha a El Mundo. <<
NOTAS
CAPITULO TRES
[1] «En mayo de 1990», señalaba el autor del informe, «Ibercorp se deshacía en elogios para Uralita, aconsejando la compra de títulos sin limitaciones, según la disponibilidad de cada bolsillo. Según Ibercorp, en enero de 1991 Uralita cotizaría por encima de las 4.000 pesetas. El precio medio por acción es, en la actualidad y desde hace meses, de 1.480 pesetas, sin que jamás se haya alcanzado, ni por asomo, la cotización aventurada en su informe».
«A través de Ibercorp se compraron 80 millones nominales de “uralitas”, con una pérdida para los clientes de Nirmal, Dad y Gestemar del 21 por ciento al día de la fecha. La operación denota una evidente dosis de “amiguismo” en la persona del presidente de la compañía estrella del grupo March, el ex ministro de la UCD Juan Antonio García Díez, amigo personal de Manuel de la Concha, Jaime Soto y del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, que resultó determinante a la hora de recomendar la inversión». <<
[2] Se detallaban las cantidades y fechas en que ambas firmas habían recibido envíos, a través de cuentas abiertas en el propio banco Ibercorp (número 46708925 para AB Master, y 46709144 para SF Trust) de distintas sociedades del Grupo, así del propio Banco Ibercorp, como de Ibercorp Gestión, de Igna, de Firena, de Agropecuaria El Cijaral, y de Ibercorp Financiación. <<
[3] Según ello, AB Master había realizado en la cuenta del gobernador un abono de 12 millones de pesetas el 20/12/90, y otro de 10 millones el 4/5/91. Por su parte, SF Trust le había ingresado 16,5 millones de pesetas con fecha 8/3/91. La misma cantidad, y en idéntica fecha, le había sido transferida por AC Holding. <<
NOTAS
CAPITULO CUATRO
[1] La amenaza fue acompañada de una dura acusación. Ante la sorpresa de los allí reunidos, De la Concha les echó en cara haber sido copartícipes en una operación de tiburoneo sobre Dragados y Construcciones. El hombre fuerte de Ibercorp se guardó en aquella reunión el verdadero motivo de sus miedos y se sacó de la manga una compra masiva de acciones de Dragados para Carnegie, intermediada por Ibercorp Bolsa, con el objetivo de vender el paquete de la constructora a Javier de la Rosa, dejando fuera de juego a su tradicional accionista, el Banco Central. <<
[2] A los tres días, un periódico nacional recogía el rumor de la compra de acciones de Dragados por Carnegie y su pretendida oferta a Javier de la Rosa. La ofensiva contra los traidores no había hecho más que comenzar. De la Concha y Benito Tamayo llamaron personalmente a los clientes extranjeros de Ibercorp para ponerles sobre aviso de las malas artes de sus, hasta entonces, fieles empleados. <<
[3] Una parte se cubriría con la emisión de obligaciones convertibles que se lanzó ese mismo mes de junio, por 3.000 millones de pesetas. La otra con una ampliación de capital con prima del 700 por ciento, que se puso en marcha en agosto por 2.828 millones de pesetas. Los fondos propios quedarían de esta forma consolidados en 12.000 millones de pesetas. <<
[4] Manuel de la Concha movió sus influencias en el Ministerio de Economía y Hacienda y en la Comisión Nacional del Mercado de Valores para paralizar la autorización administrativa a Carnegie. Hasta finales de diciembre de 1989, siete meses después de haber cursado la solicitud, la Comisión no autorizó la constitución de Carnegie España. <<
[5] La primera de dichas operaciones se fijó para el 23 de octubre. Tamayo se comprometió a comprar para unos clientes de Ibercorp un porcentaje de aquellos títulos a un precio determinado. El día de la operación, cuando ya todo estaba listo, Sistemas sufrió una fuerte caída en la bolsa y Tamayo no respetó su compromiso. Quiso cerrar la operación al precio del día y no al precio pactado. «Los chicos» tuvieron que comprar el paquete de Sistemas a su cliente con una pérdida de seis millones de pesetas. El incumplimiento del acuerdo, en aquella primera operación experimental, provocó que Carnegie no volviera a operar más con Ibercorp Bolsa para la colocación de sus acciones de Sistemas Financieros. <<
[6] El despacho de Vázquez Padura es conocido en Madrid por ser uno de los más efectivos en el montaje de sistemas para no pagar impuestos. Vázquez Padura es un ambicioso letrado muy conocido en el mundo inmobiliario. Tras el secuestro de Emiliano Revilla por parte de ETA, fue asesor de la familia, y también ha sido representante legal de otros, como «Puchi» Montenegro, una de las mayores fortunas españolas, amasada en los años del boom. <<
[7] El precio de conversión de las obligaciones era del 700 por ciento, igual que la prima de emisión de la ampliación de capital. En esos momentos, verano de 1989, las acciones de Sistemas Financieros cotizaban al 1.300 por ciento. Los tres socios habían previsto que el efecto dilución haría bajar el valor en torno al 1.100, con lo que las plusvalías generadas por convertibles y acciones compradas por Sirne, Ratiol y RTS Internacional hubieran supuesto para el trío De la Concha-Soto-Tamayo unos 400 puntos por acción. Es decir, que además de recuperar el control de Sistemas Financieros, podían ganar con esta operación unos 570 millones de pesetas cada uno. <<
[8] El aparato fue comprado a Lynton Aviation, propiedad de Frank Williams, dueño de la escudería de Fórmula 1 del mismo nombre, y donde trabajaba Christopher Tennant, amigo personal de Manuel de la Concha. <<
[9] El objetivo de estas medidas era restringir el aumento del consumo, que había sustituido a la inversión como motor del crecimiento y era el principal causante del recalentamiento de la economía. <<
[10] En efecto, Sistemas Financieros contaba con una autocartera de 1.481 millones de pesetas y tenía pignorados los depósitos de 3.000 millones que habían servido de contrapartida a las sociedades Sirne, Ratiol y RTS Internacional para la compra de acciones y convertibles. Además había tenido que hacer frente a unas inversiones improductivas de 1.600 millones en Ibercorp Leasing e Ibercorp Financiaciones para sus respectivas ampliaciones de capital; había destinado otros 300 millones a comprar a De la Concha y Soto el 7,5 por ciento del Banco Ibercorp; y, por si fuera poco, había firmado un acuerdo leonino con el Grupo Financiero Ibercorp por el que se comprometía a pagar a esta sociedad todos los años el 2,5 por ciento de su patrimonio en concepto de retribución por la gestión y administración de sus bienes. <<
[11] Dos meses antes, Claudio Boada, como presidente del Hispano, había puesto en marcha la transformación de la histórica sociedad de gestión creada por Ruiz de Alda en el banco, cumpliendo así uno de los viejos anhelos del fundador, que ya en sus tiempos soñó con convertir Banif en el Banco Financiero, que tal era la denominación elegida, lo que le fue impedido por el entonces ministro Barrera de Irimo.
Milans del Bosch, presidente de Banif, había pretendido la presidencia del banco, lo que no consintió Boada, que nombró para el cargo a Javier Sampío, un hombre del Hispano de toda la vida. Enfadado con Boada, Milans llamó a su amigo el abogado Fernando Escardó, para que negociase con De la Concha y Soto su incorporación al Grupo Ibercorp. <<
[12] Los franceses, deseosos de crecer en España, vieron en estas dos empresas una buena plataforma para conseguir su objetivo, y el director general del Crédit Agricole en España, Jean Paul Vacogne, tomó directamente el mando de la negociación con Bergés a partir de diciembre de 1989. <<
[13] Utilizando un método habitual, ninguno de ellos tenía las acciones a su nombre, sino en tres sociedades de curiosa denominación. Manuel de la Concha ingresó en diversos cheques del Crédit Agricole en AB Master un total de 475 millones de pesetas. Soto cobró otros 475 millones a través de AC Holding, y Tamayo hizo lo propio con sus 475 millones en SF Trust. <<
[14] El precio de ese paquete se fijó en función de resultados, quedando comprendido entre un mínimo de 2.400 y un máximo de 4.800 millones de pesetas. Esto implica que las dos empresas fundadas en 1988 con un capital de 125 millones fueron vendidas a un precio mínimo de 7.634 millones. <<
[15] El contrato de la sociedad que se embolsó 610 millones de pesetas como comisión fue redactado por Dionisio Martínez, el experto fiscalista que ya había asesorado al grupo en otras operaciones, como la venta de los activos industriales de Sistemas AF a Steelcase Strafor. <<
[16] La SEC (Securities & Exchange Commission) multó a Iberiancorp Gestión (sociedad creada para gestionar el fondo norteamericano por Ibercorp) con 300.000 dólares, aunque este asunto fue convenientemente silenciado ante la opinión pública. <<
[17] Los tocados por la diosa Fortuna (los clientes de Manuel de la Concha de toda la vida) tenían sus dineros en la Sociedad de Valores y Bolsa Ibercorp; los abandonados a su suerte estaban adscritos a Ibercorp Cartera, una sociedad de gestión perteneciente al Grupo Ibercorp. Los primeros no tenían contrato de gestión firmado con la sociedad; los segundos sí. En el primer paquete había 25 personas y sociedades; en el segundo, 40. <<
[18] El Grupo Financiero Ibercorp esfumó de esta forma 1.800 millones de las plusvalías obtenidas por la venta de su participación en Ibercorp Leasing e Ibercorp Financiaciones a Crédit Agricole. <<
[19] Según el proyecto de fusión redactado conjuntamente por Dionisio Martínez (asesor fiscal de Manuel de la Concha y de Mariano Rubio, entre otros ilustres) y por Manuel Fernández Fontecha, secretario de los consejos del Banco Ibercorp y de Sistemas Financieros, y que tiene fecha de 20 de marzo de 1991, el valor patrimonial del Banco Ibercorp era de 14.386 millones de pesetas. Por su parte, el informe elaborado por el auditor de Price Waterhouse, José Wahnon Levy, señala que el Banco Ibercorp nacía tras la fusión con unos recursos propios de 10.898 millones de pesetas.
Estas cifras dan idea de la magnitud del negocio que De la Concha y sus socios se traían entre manos en la segunda mitad de 1991 y que justificaba, al menos sobre el papel, la tasación de 14.000 millones como precio del tinglado. <<
[20] Consorcio Nacional del Leasing. <<
[21] Precisamente por esas fechas ya estaban trabajando en el chequeo a fondo del grupo Ibercorp los sabuesos del servicio de inspección del Banco de España, un asunto que tendrá graves repercusiones algunos meses más tarde. <<
[22] Cada participación industrial de los bancos debe estar cubierta por un porcentaje de capital propio o reservas, que son variables en función del tipo de empresa de que se trate. Es algo así como un depósito de garantía para evitar que los bancos tomen riesgos muy superiores a su tamaño. Además, para impedir que las entidades den préstamos sin medida a sus empresas filiales, el Banco de España tiene establecido un límite a la concentración de riesgos con sus sociedades participadas. <<
[23] Las acciones a las que se refería Manuel de la Concha estaban depositadas en las sociedades Beut y Supraholding, dos de los veinte engendros societarios debidos a la mente del abogado Rafael Vázquez Padura para ocultar la inmensa autocartera de Sistemas, y entre ambas tenían un total de 147.638 acciones, compradas con créditos concedidos por la propia SF. <<
[24] Entre otros jugosos detalles, en dicho informe se hace referencia a una operación por la cual el Banco Ibercorp concede un crédito de 580 millones de pesetas a Manuel de la Concha al cero por ciento de interés para la compra de acciones del propio Banco Ibercorp a un precio del 400 por ciento que, a la postre, sirvió como referencia para establecer el precio total del banco en la ecuación de canje de la fusión. <<
NOTAS
CAPITULO SEIS
[1] Pedro J. Ramírez explicaba así el domingo 16 de febrero sus sensaciones tras este encuentro en El Mundo; «Hace 15 días volviste a sentir y a disfrutar de la magia del personaje, incluso cuando te diste cuenta de que Mariano te había llamado allí, con toda urgencia, tan sólo para mentirte. Y aunque detrás de esa mentira había existido una maniobra indigna contra el más limpio de los mundos, la fineza con la que él la fue desplegando te cautivó de nuevo». <<
[2] En efecto, Cambio 16, que en los años de la dictadura y la transición se distinguió por su defensa de las libertades democráticas, incluía en su número 1.055, correspondiente al 10 de febrero, y en una sección titulada «De Mala Fuente», que el editor y actual director, Juan Tomás de Salas, suele utilizar para verter insidias contra sus enemigos, un durísimo ataque contra Jesús Cacho, a quien acusaba de ser socio de una empresa de comunicación, y de hacer extorsión a las supuestas víctimas de los escándalos que revela en la prensa si no firman contratos con la empresa en cuestión. <<
[3] Ya en julio de 1991, con ocasión de la primera andanada de El Mundo sobre Ibercorp, el editor y periodista hecho en Colombia, que por entonces había sido injustamente acusado —en unión de Jesús Polanco, dueño de PRISA— de narcotraficante en un libelo colombiano, había tomado parte activa en la defensa de sus amigos de la «biutiful» en un editorial publicado en el número 1.027 de Cambio 16, titulado «Mejor beautiful que inmundo», en clara alusión al diario El Mundo. <<
NOTAS
CAPITULO OCHO
[1] Aquella tarde, por ejemplo, Manuel de la Concha declaró a Cinco Días: «Estamos negociando la venta de una participación minoritaria de Ibercorp a la Banque D’Argill, que estará en torno al 30 por ciento, para acelerar nuestro crecimiento». En una explicación no exenta de sentido del humor, De la Concha aclara: «Después de fusionar nuestro grupo en el Banco Ibercorp, nos encontramos con la necesidad de rentabilizar a medio plazo unos recursos propios que se han multiplicado por siete, y hemos concluido que la solución ideal es dar entrada en nuestro capital a una institución que nos permita hacerlo». <<
[2] La entrada en escena de López de Letona no dejó de llamar la atención en algunos círculos, y no precisamente por los veinte millones de pesetas que reconocía tener invertidos —y por tanto, casi perdidos— en Sistemas Financieros. Como gobernador del Banco de España, López de Letona había dado cobijo en 1976 a Mariano Rubio en el banco emisor, hasta el punto de hacerle al año siguiente segundo subgobernador. Años después, Rubio le devolvería el favor, colocando a Letona con calzador como consejero delegado y presidente in pectore de Banesto para desesperación de la familia Garnica, un perfecto golpe de mano de ese maestro en la utilización de los resortes subterráneos del poder que es Mariano. Ya instalado en Castellana 7, Letona había vendido con el beneplácito de Rubio la Banca Trelles a sus amigos De la Concha y Soto, dando origen a lo que más tarde sería el Banco Ibercorp. <<
[3] Sociedad propietaria de la mayoría del capital de Impulsa, holding que agrupa a las editoras de Diario 16 y Cambio 16. <<
[4] Así, el diario Expansión, que llevaría a cabo el más completo seguimiento del caso entre la prensa económica, comenzó a efectuar importantes aportaciones sobre la situación patrimonial y financiera de las empresas del grupo («Las pérdidas ocultas de Ibercorp en 1990 superaron los 2.500 millones de pesetas»), o los anticipos y créditos concedidos por el banco a sus consejeros. El día 15, en la sección «La Llave» se hacía una interesante serie de «preguntas sin respuesta».
En La Gaceta, Javier Solís insertaba el día 14 un sabroso recuadro con unas declaraciones de Jaime Soto en las que aseguraba que Rubio y Boyer operaban con Ibercorp desde hace años. Apuntaba así a un asunto clave, «cuánto dinero ha ganado Mariano en los años del boom especulativo bursátil de la mano de De la Concha? «Mariano Rubio y Miguel Boyer operaban con nosotros desde que Manuel de la Concha tenía el despacho de agente de cambio y bolsa». «No hemos recibido notificación de Rubio ni de Boyer de anular o cerrar su cuenta con esta casa».
El diario El País mantuvo un comportamiento errático a lo largo de todo el affaire Ibercorp. Desde importantes revelaciones en torno al escándalo del 26 de febrero («Ibercorp dio un crédito de 580 millones al 0% de interés a Manuel de la Concha»), clara demostración de la heterodoxia bancaria de los dueños del negocio, o la aportación del 10 de marzo («De la Concha y Soto usaron ayudas del Banco de España para vender sus acciones de Ibercorp»), a defensas más o menos encubiertas de Mariano Rubio, como la de abrir un día la sección de economía a cuatro columnas anunciando que Rubio iba a ejercer acciones penales contra quienes le atacaran.
Caso notable el de ABC, que tras unos primeros días de cautela —quizá motivada por el excesivo celo de Luis María Ansón a la hora de evitar manipulaciones, o por la falta de información—, en los que llegó a minusvalorar el acontecimiento y quitarle hierro, se lanzó de forma resuelta sobre el mismo días después, hasta convertirse en obligado punto de referencia diaria para seguir el escándalo.
El día 15 de febrero, ABC explicaba así en uno de sus «editorialillos» su particular visión del origen del conflicto: «Un editor madrileño se permitió acusar de irregularidades a un periodista de raza. La reacción de éste —además de demostrar que no se produjeron esas irregularidades— fue saltar a la yugular de los amigos financieros del editor, con una información que obtuvo de diversas fuentes. Víctima de rebote de la trifulca ha sido Mariano Rubio, gobernador del Banco de España».
Especialmente dura fue desde el primer momento la posición en ABC de Federico Jiménez Losantos, que ya el 13 de febrero dedicó al asunto el primero de sus brillantes artículos: «El escándalo sobrepasa con mucho lo económico para convertirse en una verdadera acta de acusación contra los manejos de la llamada beautiful people del felipismo, ese grupo de gente que no tiene nada que ver entre sí, pero que veranean juntos, invierten juntos, hacen negocios juntos y comparten padrinazgo político y aventuras económicas». Al día siguiente, Losantos, más demoledor aún, titulaba su comentario con un clarificador «¿Ha dimitido ya el gobernador?». <<
[5] Diario 16 del 13 de febrero: «El grupo Ibercorp y Miguel Boyer desmienten a El Mundo y anuncian acciones judiciales».
La posición de apoyo a los dueños de Ibercorp del diario económico Cinco Días estuvo mucho más matizada, centrando su defensa en la persona del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio. Así, el mismo día 13 abría ya una vía exculpatoria de más calado, con el preludio de lo que más tarde se llamaría la «teoría de la conspiración»: «De la Rosa advirtió a Rubio de un dossier que se preparaba contra él». Para Cinco Días, la motivación del escándalo estaba clara: se trataba de «sacar partido de la relación personal entre Rubio y De la Concha, ahora que está al vencer el mandato del gobernador». <<
[6] «La clave ha estado en la comunión de estilos de vida ocurrida entre los miembros del clan y el ala liberal del PSOE, cuyo máximo representante es Carlos Solchaga», se afirmaba ese día en El Mundo. «Los prohombres más significativos de la “biuti” tuvieron la habilidad de introducir a Felipe González en los salones del dinero, y el sevillano que llegó a la “city” con el pelo de la dehesa no pareció hacerle ascos al estilo de vida disipado, supuestamente culto, indolente, viajero y refinado del clan». <<
[7] «Felipe González no defiende a los trabajadores, sino a alguien que está a punto de sentarse en el banquillo de los acusados, como el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio», aseguró Antonio Gutiérrez en su discurso posterior a la manifestación. Nicolás Redondo, por su parte, denunciaba: «A un secretario de Estado que cobra de varios consejos de administración se le llama padre de la Patria. A un parado que hace una chapuza se le llama defraudador. ¿Cómo se ha llegado a esta hipocresía y esta doble moral?». <<
[8] Como en otros escándalos recientes, el PSOE se opondría frontalmente a la creación de una comisión de investigación sobre Ibercorp, solicitada por todos los partidos, excepto por los nacionalistas catalanes y vascos, aliados del Gobierno socialista. Más tarde rechazaría también la petición de la oposición de reclamar las actas de inspección del Banco de España sobre el Banco Ibercorp. Para Félix Pons, la entrega de esas actas podría crear un precedente grave al vulnerar la privacidad de una empresa, pudiendo dañar al conjunto del sistema financiero español. El PSOE haría igualmente oídos sordos a la iniciativa del PP pidiendo la intervención del Fiscal General del Estado. La permanente actitud obstruccionista del Partido Socialista —forzado a actuar a la defensiva ante la marea de escándalos que le implicaban— a cualquier intento de clarificación, sólo perseguía evitar verse salpicado por el escándalo. <<
[9] De hecho, la actitud de Solchaga en el caso Ibercorp ha fluctuado entre afirmaciones de apoyo a los implicados no exentas del gracioso tono «chulo de Chamberí» que a menudo lo distingue, y las declaraciones más alambicadas, incluso distantes o abiertamente críticas, como cuando aseguró en Santiago de Compostela, el 10 de marzo, que «es posible que haya habido irregularidades en el caso Ibercorp», y que «ahora debe investigarse si Mariano Rubio operaba con sus acciones en Ibercorp o no, tal y como él asegura». <<
[10] «El guerrismo dispara todas sus baterías para conseguir la destitución de Mariano Rubio», había resaltado días antes el diario ABC, con gran alarde tipográfico. «El mundo financiero en favor del gobernador del Banco de España y en contra del “linchamiento al que se le trata de someter”», añadía un subtítulo del diario conservador. Ansón afianzó sus sospechas de que detrás del affaire se encontraba Alfonso Guerra cuando, días después, publicó su llamativo Cherchez la femme, un titular que, según el periodista, se debió a una filtración procedente de la calle Ferraz, sede del PSOE. <<
[11] Alfonso Guerra dio aquí una lección política a su oponente, Carlos Solchaga. En vez de aprovechar la ocasión para arrimar el ascua a su sardina, saldando algunas viejas cuentas pendientes, el ex vicepresidente decidió jugar limpio dando una muestra de cordura política al poner la razón de Estado por encima de sus intereses personales. <<
[12] A finales de 1988, Juan Tomás de Salas regaló al gobernador del Banco de España un automóvil BMW, de color gris oscuro metalizado, asientos de cuero, aire acondicionado y equipo de música incorporado. Un ilusionado Mariano Rubio, acompañado por Manuel de la Concha, se acercó personalmente a recoger el vehículo (que le fue entregado por Antonio Nájera) por el tercer sótano del edificio Gorbea 2, la central de BMW en Madrid, en el paseo de la Castellana 149. <<
[13] Petra Mateos formaba parte, como Fernando Escardó o Juan Antonio García Díez, del consejo del First Iberian Fund, un fondo lanzado por Ibercorp en EE.UU. para invertir en la Bolsa española. <<
NOTAS
CAPITULO NUEVE
[1] Posiblemente había que estar un poco loco para montar en la España del Seat 600 una empresa dedicada a rentabilizar capitales, aunque también entonces había ricos, en menor número que ahora, y fue el caso que muchos de ellos les encomendaron sus dineros, favoreciendo así el crecimiento de la sociedad.
El principal accionista de Banif y su verdadero artífice era Ruiz de Alda. El marqués de Casa Pizarra era un presidente más bien decorativo, sin funciones ejecutivas. Desde siempre se había inclinado hacia la lectura y la política y, con el tiempo, llegó a ser responsable de finanzas de la UCD, donde le apodaban cariñosamente «el hombre del maletín».
El fracaso del partido centrista y las críticas de Adolfo Suárez por su poca discreción en el manejo de las cuentas del partido y en sus relaciones con los banqueros, le llevaron a emigrar a Miami, donde ahora vive confortablemente instalado en una lujosa mansión desde la que se pueden contemplar las cálidas playas en las que bañan sus cuerpos delgadas modelos y traficantes de drogas.
Su nombre salió a colación en el asunto del cobro de comisiones por el Partido Popular a diversas empresas de la construcción, el llamado «caso Naseiro». «Casapizarro» era uno de los fundadores de Futuro Financiero, una sociedad que tenía como misión el blanqueo del dinero cobrado por los partidos políticos a cambio de contratas públicas.
Otros accionistas importantes de Banif eran Federico Lipperheide, consejero del Banco de Vizcaya, casado con una Ybarra, Fernando Ybarra (apellidos históricos de las familias de Neguri, ahora ligadas al BBV), y José Antonio Torrontegui (un multimillonario casado con la hija del banquero Fierro). Este grupo, al que Ruiz de Alda llamaba «de los vascos», poseía el 30 por ciento del capital de Banif.
Además había un paquete del 20 por ciento repartido entre los empleados de la compañía (como se ve, también en esto Ruiz de Alda era un adelantado). Entre ellos estaban Jaime Soto López-Dóriga y Gonzalo Milans del Bosch. Banif era una empresa de élite, que emitía sus prospectos en inglés y los distribuía por Europa. Con el descaro que le caracterizaba, Ruiz de Alda no se recataba en escribir en sus folletos: Without a doubt, the most important asset of Banif is its management talent (Sin duda, el activo más importante de Banif es el talento de sus gestores).
A pesar de la apariencia sofisticada de Banif, Ruiz de Alda ejercía sus funciones de Managing Director en tono paternal, muy en el estilo de la época. Por ejemplo, sus empleados no tenían resguardo de sus acciones, sino unos papelitos escritos a mano y firmados por el propio Ruiz de Alda en los que se anotaba el número de acciones y el dinero que valían. <<
[2] Ya antes de vender Banif, Ruiz de Alda se comportaba como un millonario de toda la vida, riéndose del pudor de «castellanos viejos» de algunos de sus amigos, incapaces de presumir públicamente de tener dinero. <<
[3] «Panzas» puso de moda las cenas entre sus seguidores. Le encantaba la buena comida y era un excelente gourmet. Conocía los mejores restaurantes del mundo y, por supuesto, de Madrid. Presumía de tener un paladar exquisito y pedía los vinos no sólo por su denominación, sino por su añada, lo que epataba a sus amigos, siempre dispuestos a imitarle.
Ruiz de Alda derrochaba ingenio, amabilidad y generosidad. Un tipo encantador, que brillaba muy por encima de sus amigos. Como buen navarro, hacía gala de una sinceridad no exenta de cierta brutalidad, de modo que no tenía ningún recato en manifestar en público a sus colegas lo que pensaba de ellos. Tanto Manuel de la Concha como Mariano Rubio aguantaban sin rechistar los insultos con que a veces les regalaba los oídos. Juan Antonio era así, se le aceptaba o se le rechazaba, pero no se le podía cambiar. <<
[4] Fue aquella una negociación que llevó directamente Alberto Oliart, un hombre con cierta fama de inútil para los asuntos económicos, razón por la que se hacía acompañar de su asesor, Alejandro Punset, que evitó algunas de sus meteduras de pata. <<
[5] Posteriormente, Ruiz de Alda intentó hacerse con el control del Banco Urquijo, con cuya familia conspiró para alcanzar la presidencia, pero también ahí fracasó ante la oposición de Juan Lladó, siempre fiel al famoso «pacto de Las Jarillas».
Por fin, su amigo José Angel Sánchez Asiaín, presidente del Banco de Bilbao, le ofreció la presidencia del Banco de Comercio, puesto que ocupó hasta que se hizo cargo de la secretaría general del Fondo de Garantía de Depósitos en 1980, cargo desde el que trabó su definitiva amistad con Mariano Rubio, que por entonces ya era subgobemador del Banco de España. <<
[6] Aquella fue la primera operación de pizarra diseñada por Mariano Rubio para hacerse con el control de la banca española. El consejo del Hispano se había reunido y nombrado presidente a Antonio Barrera de Irimo. Rafael Benjumea salió comisionado hacia el Banco de España para dar cuenta de los acuerdos y volvió a la plaza de Canalejas con el nombramiento de Boada bajo el brazo. Alentado por el éxito de aquella experiencia, Rubio intentaría en años sucesivos, a través de sus testaferros de la beautiful, hacerse con el poder de la mayor parte de la gran banca española. <<
[7] De hecho, casi la mitad de la colocación de Sistemas AF se realizó entre inversores extranjeros (unos 700 millones de pesetas), lo que da idea de la facilidad entonces existente para vender valores españoles entre los grandes inversores mundiales, que comenzaban a ver en el mercado español una oportunidad inmejorable para obtener beneficios de forma rápida y segura. <<
[8] Mónica Morales era por esas fechas una de las pocas personas con contactos fuera de España, sobre todo en el Reino Unido, y desarrolló una enorme labor de búsqueda de clientes para la bolsa española. Investcorp, como pasó a llamarse Investban a partir de diciembre de 1986, llegó a canalizar durante 1987 hasta 240.000 millones de pesetas de inversión extranjera. <<
[9] Las relaciones entre López de Letona y De la Concha eran excelentes. No en vano el ex ministro y ex gobernador del Banco de España tenía su cartera de inversiones personal en manos del que hasta el mes de enero de ese año había sido síndico de la Bolsa de Madrid. En fin, ¿qué mayor prueba de confianza se puede pedir? ¿Cómo negarle un banco a la persona que cuida tu dinero?
La venta del Banco de Trelles, un pequeño banco que sólo contaba con una oficina en Asturias y cuyos recursos propios ascendían a 146 millones de pesetas, levantó una auténtica polvareda en el consejo de Banesto, cuyas familias mantenían una guerra soterrada contra López de Letona, ascendido a la cúpula del poder por obra y gracia de Mariano Rubio.
Cuando estaba prácticamente cerrado el acuerdo por el que la sociedad Investban, y, a título particular, Manuel de la Concha y Jaime Soto pagaban 400 millones por el banquito de Banesto, la noticia fue filtrada por uno de los consejeros díscolos a un diario económico. Manuel de la Concha intentó parar su publicación utilizando todos los medios a su alcance, pero, al final, la noticia salió a la luz. Este hecho fue utilizado por el resto de los consejeros opuestos a López de Letona para criticar la transacción, de la que no habían sido oficialmente informados y, de paso, subir el precio. <<
[10] El precio pagado puede parecer exagerado a la luz de las exiguas cifras del banco adquirido, pero, en esos momentos, lo que se valoraba no era el negocio sino la posibilidad de hacerlo, ya que el acceso a la profesión de banquero estaba celosamente limitado por el Banco de España, de modo que una ficha bancaria era un preciado objeto al que nadie, hasta entonces, podía tener acceso.
El escándalo producido por la venta del Banco de Trelles no concluyó con la firma del acuerdo. A los pocos días de firmarse, un influyente personaje, amigo de Felipe González, filtró a Televisión Española que la intermediación en la venta del Banco de Trelles había sido realizada por una empresa propiedad del hijo de José María López de Letona, por la que había cobrado una jugosa comisión. <<
[11] El 22 de enero de 1987 los grandes bancos, encantados con el límite impuesto a la libre competencia, habían llegado a un acuerdo para no vender fichas bancarias a entidades extranjeras, como fórmula de protección del mercado nacional ante la plena liberalización de establecimiento que ya se preveía para 1992. El acuerdo entre los siete grandes también contemplaba la comunicación al Banco de España y al resto de los colegas de la intención de venta de fichas bancarias a inversores nacionales.
La autorización por parte del Banco de España de la venta del Banco de Trelles a Manuel de la Concha supuso la ruptura de ese numerus clausus y vulneró el pacto entre los grandes, ya que abrió la puerta de entrada al mundo financiero a uno de los grupos que estaban haciendo el agosto con la subida de la bolsa, sin haber cumplido el requisito del ofrecimiento previo al resto del club. <<
[12] El Banco de España tenía acumuladas decenas de peticiones de diversos grupos para la creación de nuevos bancos, y había paralizado la venta de alguna pequeña entidad a bancos extranjeros de primera fila. Sin embargo, sólo se decidió a abrir la espita a la libre competencia cuando Investban presentó su oferta por el Banco de Trelles.
Ser el primero tenía indudables ventajas. La más evidente era la del coste, porque a partir de ese momento los precios de las fichas bancarias se dispararon y, en segundo lugar, porque el establecimiento de nuevos bancos, que autorizó el Banco de España poco tiempo después, se hizo con la exigencia de un capital mínimo de mil millones de pesetas. <<
[13] Pittaluga era un modesto abogado que llegó a España huyendo de la represión desatada por Jorge Videla en 1976.
Bonaerense del barrio norte, como se denomina en Argentina a los «chicos bien» de la capital, compartía despacho con Roberto Guevara, hermano del mítico Che Guevara, quien, de forma clandestina, ejercía de secretario general del grupo guerrillero Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que llegó incluso a dominar la ciudad de Tucumán en pleno auge de la insurrección, y en el que también militaba el primo del gobernador.
Como la mayor parte de los exiliados, Pittaluga lo pasó bastante mal a su llegada a España, hasta que, a principios de los años ochenta, su poderoso primo español le echó una mano y le colocó en el Fondo de Garantía de Depósitos. Desde el Fondo, Pittaluga se incorporó a Investcorp a petición de Mariano Rubio. <<
[14] Poco después de cerrarse este acuerdo, Mariano Rubio lanzó un mensaje que marcará durante los años siguientes la política de los grandes bancos españoles. La Europa del mercado único, vino a decir el gobernador, hacía necesario un proceso de concentración bancaria. La era de las grandes fusiones acababa de comenzar. <<
[15] Para crearlo entablaron negociaciones con uno de los inversores institucionales más importantes del mundo, y con el que ya Mónica Morales estaba trabajando: Prudential Bache. La operación consistía en que el gigante norteamericano destinara una parte de sus fondos (en principio, sesenta millones de dólares) a España, con la gestión exclusiva de Investcorp.
La legislación norteamericana, muy estricta en lo que se refiere a la separación del fondo y su sociedad gestora, establece la obligatoriedad de nombrar un grupo de consejeros independientes como garantía de que las compras y ventas se realizarán siempre en función del mayor beneficio para el fondo, y no para la sociedad que lo gestiona.
Para desarrollar esta tarea, Manuel de la Concha propuso a Fernando Escardó (su propio abogado); Juan Antonio García Díez (uno de sus mejores amigos), y al catedrático Carlos Sebastián, que ya entonces realizaba diversos trabajos como asesor externo de Investcorp.
El 14 de octubre de 1987, el grupo de consejeros del que después se denominaría First Iberian Fund, emprendió viaje a Nueva York con el objeto de cerrar el acuerdo con Prudential Bache y hacer una presentación ante sus máximos ejecutivos de las oportunidades que ofrecía el mercado español.
A primera hora del sábado día 15, los consejeros independientes tuvieron que pasar una dura prueba en la sede central de Prudential Bache, situada en la plaza Square One, cercana al puente de Brooklin. Un extenso cuestionario sirvió para determinar si, en efecto, los hombres designados eran o no ajenos a los gestores del fondo. Al término del examen, Juan Antonio García Díez comentó con cierta sorna a sus compañeros de expedición:
—Me han preguntado de todo menos lo más importante, si soy amigo de Manuel de la Concha. Ha sido una suerte, porque de esa forma no he tenido que mentir.
El plato fuerte de las jornadas neoyorquinas lo constituía una presentación de la bolsa española ante un grupo de ejecutivos de Prudential Bache y de inversores norteamericanos, que tuvo lugar también en la sede central de la compañía el 17 de octubre a primera hora de la tarde.
El elegido para tan importante misión fue Jaime Soto, quien, aparte de sus cualidades como financiero, poseía un perfecto dominio del inglés, adquirido en sus estudios en la Universidad de Oxford.
Soto comenzó su discurso yendo al grano:
—In finance, timing is everything.
Las carcajadas del auditorio no le dejaron seguir adelante. Esa misma mañana, Wall Street había sufrido la caída más importante de su historia desde la crisis de 1929, pero Jaime Soto, que había estado ensayando durante días su discurso, no creyó oportuno cambiar ni una sola coma de su perorata.
El ridículo del financiero jerezano ante aquella selecta audiencia tan sólo fue una anécdota que, para su suerte, no impidió la constitución del First Iberian Fund. <<
[16] La mayoría del capital de IB Mei estaba en manos de un grupo capitaneado por el propio Jaime Soto, el ex director general del Banco Urquijo, Luis Solera, y el periodista Ladislao Azcona, que en aquel momento asesoraba a José María Escondrillas, presidente de Explosivos Río Tinto.
IB Mei era una réplica casi perfecta del caso Sistemas AF. El Banco Hispano Americano vendió la empresa por 1.000 millones de pesetas, de los que sólo se pagaron 550 millones, 100 de los cuales provenían de un préstamo del propio Banco Hispano a Luis Solera.
En el mes de marzo de 1987, Investcorp realizó una colocación privada del 25 por ciento del capital de IB Mei al 800 por ciento (4.000 pesetas por acción), lo que suponía valorar la compañía en 4.760 millones de pesetas. La colocación fue un éxito, y de ella sus dueños obtuvieron unos beneficios de 1.200 millones de pesetas. <<
[17] Aunque entonces no existía todavía la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la vigilancia de la bolsa correspondía al Ministerio de Economía y Hacienda. <<
[18] Este era el primer episodio de la concentración bancaria a la que Rubio hizo referencia en el mes de junio, y que comenzaba, como puede verse, de forma bastante poco amistosa. Para que la operación tuviera garantías de éxito, había que proporcionar al banco «opante» una buena base de capital previa a su asalto. <<
[19] Es decir, bastantes días antes de que se produjera la OPA sobre Banesto, Manuel de la Concha conocía la operación y fue partícipe de la misma, gracias a la información facilitada por su amigo Mariano Rubio. El despacho de De la Concha se llevó un buen pellizco con aquellas pesquisas, que, al fin y a la postre, sólo sirvieron para que Sánchez Asiaín probara el sabor de la traición de sus poderosos amigos. <<
[20] En total, Tamayo consiguió arrastrar para poner en marcha su proyecto a veinticinco ejecutivos de Hispamer, lo que provocó las iras de Claudio Boada, que ya había sufrido en Banif las ansias depredadoras de los amigos a los que tan generosamente había tratado con las ventas de Sistemas AF e IB Mei.
El enfado del presidente del Hispano fue tan evidente que Jaime Soto se vio en la obligación de enviarle una misiva conciliadora, en la que justificaba su actitud por las «necesidades de crecimiento» del grupo. <<
[21] El Banco Exterior, presidido por Miguel Boyer, les concedió 1.500 millones de pesetas. Poco después, el Banco Central hizo lo propio con otros 3.000 millones de pesetas. El Hispano las respaldó con más de 1.000 millones. El Popular también puso su granito de arena con otros 700 millones. Conseguir estas líneas de descuento no fue difícil. El influyente Manuel de la Concha estaba detrás, y ningún banquero se atrevía a desairar al amigo del gobernador del Banco de España.
El propio Alfonso Escámez, nada sospechoso de simpatizar con la beautiful people, fue incapaz de resistirse a los argumentos de De la Concha, quien personalmente gestionó el crédito para sus empresas recién creadas. El viejo presidente del Central, entonces en pleno proceso de fusión con Banesto, se encontraba en guerra con «los Albertos» y no podía permitirse ningún desliz que complicara aún más su ya delicada situación. <<
[22] Véase capítulo dos. <<
[23] El padre espiritual de la beautiful people se estrelló con su Jaguar el 30 de julio de 1988, en el término municipal de Santa Olalla, en la carretera que une Badajoz con Sevilla, cuando se dirigía desde su finca en Extremadura a Sotogrande. Su hijo Miguel, de diecinueve años, también falleció en el accidente. Manuel de la Concha, que se encontraba ya de vacaciones en su casa de Guadalmina, acompañó a la esposa de Ruiz de Alda, Pilar Moreno, a recoger los cadáveres.
Para De la Concha, la muerte de Ruiz de Alda fue un auténtico mazazo. Era un hombre al que admiraba sinceramente, una de las pocas personas que le hablaban con franqueza, que le echaban a la cara sus defectos, y que era capaz de reírse de todo el mundo.
El entierro del subgobernador, que tuvo lugar en el cementerio madrileño de San Isidro, se convirtió en una gran concentración de todo el establishment madrileño. Ni uno solo de los jefes del gran clan faltó a la cita. Todos unidos para despedir al gran inspirador de la familia. <<
[24] El despacho de Carlos Bustelo, Juan Antonio García Díez y José Luis («Chitín») del Valle es, sin duda, uno de los bufetes más afamados de Madrid. No tanto por la cualificación de sus letrados como por la influencia que éstos tienen en ciertas esferas. Basta recordar, como botón de muestra de su buen hacer, la adjudicación del Banco de Descuento al Bank of Credit and Commerce de Abu Dhabi, que se produjo en el verano de 1983.
Por aquella gestión, que había de hacerse ante Mariano Rubio, entonces subgobernador del Banco de España con funciones ejecutivas, el despacho de los dos ex ministros cobró entre 30 y 200 millones de pesetas, según las diferentes versiones que se dan sobre el affaire. Pero no es la cantidad lo más llamativo de aquella gestión coronada con indudable éxito, sino el hecho de que Carlos Bustelo figurase entonces como consejero del Banco de España, cargo en el que permaneció hasta 1986.
¿Cuántos negocios no habrán hecho Bustelo y García Díez durante la égida de Mariano Rubio? ¿Cuántos encargos millonarios no habrán caído en sus manos por el simple hecho de ser amigos del gobernador?
Como prueba del predicamento de estos personajes entre quienes querían estar a bien con Mariano Rubio, no hay que remontarse siquiera a los primeros años del Gobierno del PSOE. Justo en las mismas fechas en las que Manuel de la Concha quería compensar con el jugoso contrato de la compra de Mecalux los «favores» de los ex ministros, en el otoño de 1988, Carlos Bustelo y José Luis del Valle fueron nombrados consejeros de Banesto, en representación de Cartera Central, cuando la guerra contra Mario Conde colocaba ya contra las cuerdas la fusión de su banco con el Banco Central de Alfonso Escámez. <<
[25] La venta a crédito produce grandes beneficios en un ciclo bajista de la bolsa. Se trata de vender títulos de una sociedad para un cliente a un plazo fijo (por ejemplo, tres meses) y a un precio fijo, que es el de la cotización del día en el que se firma el contrato.
Si la bolsa sube, el cliente gana dinero, ya que paga el precio inicial por sus acciones. Si la bolsa baja, quien gana dinero es la empresa intermediaría, ya que compra las acciones al final del plazo a un precio más bajo que el contratado con el cliente. <<
[26] Tamayo conocía a Tormo porque su padre, un carlista tradicionalista como él, mantuvo durante la dictadura de Franco contactos asiduos con los carlistas barceloneses, a cuyas reuniones solía invitarse a otros grupos afines, entre los que se encontraban los falangistas capitaneados por Tormo.
A Tamayo le fue relativamente fácil convencer a este patriota para que pusiera la mutua en manos de sus amigos y, como prueba de buena fe, le ofreció un puesto en el consejo del Banco Ibercorp. El falangista aceptó de buen grado el cargo, que la ideología no tiene por qué impedir el medro, y tan entusiasmado estaba con su nuevo status que en su primera reunión como consejero mostró a sus colegas de consejo la pistola que siempre llevaba al cinto para protegerse de «los rojos». <<
[27] Las consecuencias del paso del Grupo Ibercorp por la gerencia de Munat se verán después reflejadas de forma bastante elocuente en la auditoría realizada por Arthur Andersen correspondiente a los ejercicios de 1990 y 1991.
En primer lugar, los auditores recomiendan reducir en 993 millones (cantidad igual a la de la revalorización de los edificios llevada a cabo en 1989) los epígrafes «Capitales Propios-Reservas» e «Inversiones Materiales». También advierten una partida sin provisionar por la minusvalía producida por la compra de acciones del Grupo Financiero Ibercorp de 138 millones de pesetas.
En efecto, Munat, como el conjunto de sociedades que acababan bajo la órbita del grupo, había aportado su granito de arena en la realización de plusvalías de los tres socios, comprando hasta 300 millones de pesetas en acciones del Grupo Financiero Ibercorp. Arthur Andersen señala también que aún quedan por pagar 387 millones a los mutualistas que no acudieron a la conversión en acciones, y que este importe debería restarse del capítulo «Capitales Propios» para pasar como sumando al capítulo de «Deudas».
En fin, para los auditores la empresa podría encontrarse inmersa en una causa de disolución según el artículo 260 del Texto Refundido de la Ley de Sociedades Anónimas, que establece que una sociedad debe disolverse como consecuencia de pérdidas que dejen reducido su patrimonio a una cantidad inferior a la mitad de su capital social, lo que sucede en el caso de Munat. <<
[28] Dos de sus principales modificaciones fueron la desaparición de los tradicionales agentes (garantes de la fe pública), que debieron transformarse en agencias y sociedades de valores (a las que se exigían capitales mínimos para su constitución), y la creación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, un organismo público que se encargaría de velar por la transparencia del mercado. <<
[29] Véase capítulo cuatro. <<
NOTAS
CAPITULO DIEZ
[1] El diputado del PSOE Hernández Moltó realizó un desvergonzado elogio de Mariano Rubio ante la Comisión de Economía del Congreso: «Está usted cumpliendo con su función. Nuestra invitación a seguir actuando bajo esa responsabilidad. A usted le han querido jugar una mala pasada. Detrás de esta situación hay algo más que preocupaciones por el interés general. Ha hecho un acto que aquí se ha dicho que era legal y legítimo, y a nosotros no se nos antojan dudas sobre la ética de ese comportamiento. Así las cosas, mi grupo quiere manifestarle de manera pública nuestro reconocimiento a su honorabilidad personal y profesional y, sin duda alguna, invitarle a seguir con ese rigor». <<
[2] «Una de las sociedades investigadas por la CNMV, Schaff Investments, implicada en la venta de Sistemas Financieros, tiene su sede en un paraíso fiscal. Entre sus socios figuran importantes personajes del entorno socialista, según han informado a ABC fuentes financieras». <<
[3] De acuerdo con la escritura de constitución firmada el 27 de agosto de 1987 en la oficina del notario Paul Frieders, en el registro de sociedades de Luxemburgo figura inscrita la sociedad «Bahía Blanca», que el 16 de mayo de 1988 cambió su nombre por el de Schaff Investments. Los propietarios de Schaff (capital social de 150.000 dólares y objeto social la compraventa de acciones), con domicilio en el Boulevard Royal 13, eran los abogados luxemburgueses Corinne Philippe (20 por ciento) y Marthe Feyereisen (80 por ciento), meros testaferros de inversores españoles. Investigar en estas sociedades, con testaferros y personas interpuestas de por medio, se antojaba tarea difícil, estando como están radicadas en paraísos fiscales. <<
[4] Como presidente de Interfides figura Carlos Cordero, un mero testaferro, socio del bufete Alemán, Cordero, Galindo y Lee. Como tesorero de IBP aparece Ramón Ricardo Franco, otro abogado panameño. Interfides había pasado a ser mayoritaria en Schaff tras suscribir una ampliación de capital por importe de 375.000 dólares.
El diario ABC y la revista Tribuna han investigado en Panamá la conexión Interfides. Luis María Ansón envió rápidamente a Centroamérica a su mejor especialista en estos menesteres, el periodista Alfredo Semprún. Sabedor de la tela con que iba a toparse en Panamá, Ansón le aconsejó que, llegado el momento, ofreciera dinero a cambio de pruebas documentales.
«Empecé a investigar, contraté abogados, intenté infiltrarme, y apareció alguien relacionado con el Gobierno de Endara que tenía acceso a ciertos documentos y que me pidió 5.000 dólares, medio millón de pesetas. Al final conseguimos algunos papeles que demostraban ciertas conexiones del bufete “Alemán, Cordero, Galindo y Lee”, especializado en el registro de empresas por docenas, con Luxemburgo, donde tiene abierta sucursal, y con las Islas Vírgenes, igualmente con despacho, y donde la legislación mercantil es todavía más laxa que en Panamá. El triángulo perfecto, pues.
La única exigencia del Registro de la Propiedad panameño es que aparezcan al menos los nombres de dos titulares de la empresa, que en el caso del bufete de marras son dos oficinistas con una acción cada uno, y que se repiten invariablemente en los cientos de empresas que lleva el despacho. Llegar al final de la madeja, a saber quiénes son los propietarios finales, quién está detrás de los Alemán, Cordero, Galindo y compañía, los hombres de paja, es casi imposible, porque no son acciones nominativas, sino al portador. Si el dueño de verdad se las da a su jardinero, el propietario es el jardinero».
Semprún se topó en Panamá con funcionarios del Gobierno español investigando la propiedad de Schaff, tarea en la que también estaba empeñado el embajador de España.
También Tribuna viajó a Panamá. Su redactor Alfonso Torres, que primero descubrió las empresas interpuestas en Luxemburgo, cruzó el charco para investigar al bufete de Ricardo Franco, tesorero de IBP y asesor del Presidente Guillermo Endara, y a Jorge Federico de Lee, testaferro de Interfides y ex ministro de Trabajo con el general Noriega.
Torres descubrió curiosas coincidencias entre una serie de empresas registradas en Panamá y presididas por el abogado de Mariano Rubio, el letrado catalán Juan Vives, y las que están ligadas a la trama internacional de Ibercorp (Interfides e IBP). El nexo de unión es la poderosa familia panameña Alemán Healy. <<
[5] Un mes más tarde, el matrimonio prestaba declaración ante la jueza del juzgado n.° 21 de Madrid. María Teresa Rubio aseguró que «desconocía los detalles de la operación». Ella se limitaba a firmar los papeles que su marido, André Laurent, le ponía delante. Por su parte, Atthalin afirmó que había fundado Schaff con el dinero recibido en una herencia familiar, y al objeto de invertir en Bolsa, pero se negó a identificar a dos de los accionistas de Schaff, de los que únicamente dijo que eran franceses y residentes en Zurich. Tampoco conocía el nombre de los propietarios finales de las dos sociedades panameñas propietarias del 70 por ciento del capital social. Según André, que por cierto iba acompañado como letrado por el abogado del Grupo 16, Gregorio Arroyo, fue Pittaluga quien le recomendó que invirtiera en Sistemas Financieros. <<
[6] Según esta tesis, el cuñado de Mariano Rubio sería una pantalla del conjunto del grupo y los distintos miembros del grupo utilizarían Schaff a conveniencia. De acuerdo con esto, Schaff ya habría sido utilizada para poner a buen recaudo los beneficios logrados con la compra de casi un millón de acciones del Banco Hispano apenas dos días antes del fin de semana en que fraguó por sorpresa la fusión con el Banco Central.
También habría sido ya utilizada por la sociedad, radicada en las Torres de Jerez, que intermedió en 1987 la venta por parte de Banesto, entonces al mando de José María López de Letona, del Banco de Trelles a De la Concha/Soto, operación en la que el broker ganó 200 millones de pesetas.
—Lo de Schaff es un multifondo —asegura un financiero madrileño—. Si no, no tiene sentido, porque nadie va a ser socio mayoritario de una sociedad panameña con la hermana de Rubio y su cuñado, si no es para hacer un multifondo.
Para los que así opinan, el elemento fundamental de sospecha es la ampliación de capital que realiza Schaff y que suscribe Interfides. ¿Qué quiere esto decir? ¿Por qué necesita ampliar capital una simple tenedora de acciones? Para ampliar su base de recursos propios y poderse endeudar. Endeudarse con el Banco del Progreso y con otras entidades. <<
[7] Haydee González Barranco era persona de confianza de Jesús Balaguer, dueño del Grupo Cor, que protagonizó un fiasco paralelo en el tiempo al de Ibercorp. Haydee, novia durante años de Carlos Pittaluga, con quien estuvo a punto de casarse, aparecía en la famosa lista trucada por Manuel de la Concha de ordenantes finales de Sistemas Financieros, con una cantidad muy modesta, concretamente 1.375.000 pesetas. <<
[8] El País abrió su portadilla a cuatro columnas anunciando la disposición de Rubio a interponer querellas a diestro y siniestro, un tratamiento informativo insólito que parecía indicar que Polanco todavía no había adoptado una postura definida en torno al caso. <<
[9] En la capital norteamericana, los Rubio se alojan en una suite (45.000 pesetas noche) del hotel Watergate, con un enorme piano de cola que el matrimonio manda instalar en la habitación. «Rubio se muestra relajado, bastante bronceado tras las vacaciones de Semana Santa», asegura con ironía el periodista Javier Ayuso, que le entrevista a orillas del río Potomac. <<
[10] El portavoz de grupo Popular, Rodrigo Rato, fue rotundo: «El ministro de Economía y el Presidente del Gobierno conocían, a través de las actas de Ibercorp, que la principal actividad de esta entidad era especular con sus propias acciones, y sabían que personas con responsabilidades políticas, como el gobernador del Banco de España, se beneficiaron de este tipo de operaciones. A pesar de ello, le encubrieron políticamente, cuando afirmaron que no había ninguna razón para dudar de su permanencia al frente del Banco de España ni de sus intenciones». <<
[11] El editorial de El Mundo de aquel 17 de mayo afirmaba: «Ante tamaña pifia, carecería de sentido reclamar la dimisión de Mariano Rubio. Una actuación como la suya lo que merece es la destitución inmediata».
Tres días después, el mismo diario editorializaba de nuevo afirmando: «El problema de Mariano Rubio es que ha cogido carrerilla y, al parecer, ya no es capaz de dejar de mentir (...) La cosa es saber ahora sobre cuántas otras materias ha mentido también. ¿Desconocía que su hermana y su cuñado estaban al frente de Schaff Investments? Por ignorar asegura que ni siquiera sabía dónde le ingresaba De la Concha el dinero». <<
[12] Del diario Expansión. «Mariano Rubio se escudó en el secreto profesional para resolver el obstáculo de si dijo o dejó de decir toda la verdad sobre la situación del banco o del grupo». <<
[13] «Es todo mentira», acertó a decir Mariano de refilón, mientras pasaba protegido por los Harrelson de Corcuera, camino del juzgado. El descrédito de las instituciones no importa. Rubio no sabía dónde le ingresaba De la Concha el dinero, y desconocía totalmente el movimiento de su cartera de valores, cuya gestión tenía encomendada desde hacía más de quince años a Manuel de la Concha. El gobernador calificó de «infamia» la pregunta de si Schaff era una sociedad suya, tras lo que fue llamado al orden por la jueza, y se acogió al secreto profesional para negarse a contestar algunas preguntas. Aquel mismo día, Solchaga aseguraba desde Bruselas que «no hay razón para que Rubio dimita».
Unas horas después de su presencia en los juzgados de la Plaza de Castilla como inculpado, en la noche de aquel 19 de mayo, Mariano apareció en las pantallas de TVE, para explicarse ante el periodista Manuel Campo Vidal y lavar su imagen. Rubio aseguró que hubiera incurrido en una grave irresponsabilidad, «hubiera sido una absoluta temeridad», si hubiera dicho que Ibercorp, con recursos propios suficientes, era inviable, «se me podrían haber exigido responsabilidades, no solamente a mí, sino al Banco de España, muy grandes». El gobernador ya no se acordaba cuando en enero de 1989 puso deliberadamente a Banesto al borde de la quiebra, a cuenta de unas declaraciones suyas, efectuadas en Barcelona, según las cuales estaba «muy preocupado» por la situación de la entidad. Claro que al frente de Banesto estaba Mario Conde, y el gobernador era parte activa del gran frente que pretendía abortar la fusión Banesto-Central. <<
[14] El domingo 31 de mayo, el diario ABC publicaba unas declaraciones de Rubio precedidas por un humorístico titular viniendo de él: «A la vista de lo publicado, el caso Ibercorp ha sido una campaña». Ese mismo día, en El País, Rubio aseguraba que tenía «serias dudas respecto a ciertas derivaciones del asunto Ibercorp (...) Si lo que se está publicando acaba resultando cierto, se demostrarán muchas cosas (...) Existe una conspiración, pero yo no puedo acusar como hacen otros, no puedo entrar en este juego aunque tenga pruebas. Lo haré cuando sea libre. Ya veremos quién ríe el último». <<
[15] El Presidente habló de «su coraje moral y extraordinaria tarea al frente de esta institución, como servidor público riguroso y honesto». <<
NOTAS
CAPITULO ONCE
[1] La citada revista pone en boca de Alfredo Fraile la siguiente frase: «La ex mujer de Manuel de la Concha, además de pedir unos 1.500 millones por su divorcio, posee mucha información sobre Ibercorp contenida en unos diskettes que se llevó. Esta señora actualmente es amiga de un empresario de la construcción que es accionista del diario El Mundo». Fraile desmintió posteriormente estas manifestaciones. <<
[2] Lo de la finca en Garciotún es un episodio digno de La escopeta nacional de Berlanga: los vecinos del pueblo tienen ahora que dar un rodeo de un kilómetro y medio para llegar al río, después de que el alcalde socialista permitiera a Manolo cerrar un camino que atravesaba la finca. A cambio, don Manuel donó trescientas mil pesetas al pueblo para sufragar las fiestas. En fin, la España profunda, el señorito, el servilismo, la caza, el amiguismo, el campo.
De una carta del alcalde de Garciotún a Manuel de la Concha, dándole cuenta de que ya puede desviar el camino vecinal: «Te adelanto que tenemos que preparar un día campero en tu finca, se lo dije el otro día en Toledo al Presidente Bono y está conforme, ya sabes que le gusta mucho ponerse los vaqueros y salir al campo». <<
[3] «Juan Peláez, uno de los abogados habituales de Javier de la Rosa, informó a Jesús Cacho, periodista de El Mundo, de las actuaciones legales que un juez de primera instancia de Madrid adoptará en los próximos días contra Mariano Rubio, gobernador del Banco de España.
Peláez, según han asegurado a Diario 16 fuentes solventes, informó a Cacho a primeros de esta semana que las actuaciones del juez Carlos Ollero concluirían con el gobernador en los Juzgados y, en último extremo, “esposado” camino de la prisión de Carabanchel». <<
[4] Véase capítulo dos. <<
[5] El Mundo publicaba el 8 de junio de 1992 una interesante información respecto al caso: «El microtransmisor utilizado en este caso es el P-620 UHF, el utensilio más sencillo del manual del buen investigador: una antena en forma de cable, dos pinzas de cocodrilo y un transmisor en la frecuencia 139,960 herzios. La labor es fácil: basta localizar el cajetín donde confluyen las líneas telefónicas, abrirlo y “pinchar” con los cocodrilos de metal los dos cables de teléfono. Luego hay que situarse dentro de un radio de 200 metros, para captar las conversaciones con un receptor y grabarlas. Un transmisor como este se encuentra en Proselec, el “supermercado del espía”, por 246.000 pesetas. En este supermercado de los detectives, sito en la plaza de España de Madrid, se puede encontrar de todo». <<
[6] «Por fin han entrado a por uvas», decía Aurora Pavón en su columna de ABC del 1 de junio, «a careta quitada, en el diario gubernamental, publicando una infame grabación telefónica que viola el derecho a la intimidad, que nada tiene que ver con el interés social y que es fruto de una operación policíaca (...) El diario El País, montado en esta repugnante grabación, no ha hecho sino darle un golpe bajo al diario El Mundo y a su director, en venganza por los ejemplares que este joven periódico le ha quitado en el quiosco». <<
[7] Según el acta de la declaración judicial, a la altura del mes de febrero, Salas pidió a Guerrero —que tuvo que abandonar la revista al caer en desgracia tras negarse a trabajar con el material obtenido con la intervención de mi teléfono— que le pusiera en contacto con alguna empresa dedicada a la actividad de intervenir teléfonos. Tras realizar algunas gestiones, Guerrero le puso en contacto con el intermediario de una de tales empresas. Poco tiempo después comenzaron a aparecer publicadas en la revista retazos de las conversaciones por mí mantenidas con mis fuentes y/o amigos. <<
[8] Francisco Umbral aseguraba el 19 de junio que este ha sido «el más clamoroso y ominoso caso de escucha telefónica que se haya dado nunca en España, ya que las escuchas han sido seguidas de publicación, y todo ello entre graves amenazas al pinchado». <<
[9] Aurora Pavón escribía en la columna del 3 de junio pasado: «Van a salir más cintas. Esta semana, no; la que viene. Posiblemente con Javier de la Rosa para completar la teoría de la conspiración. Primero se dibuja, luego se señala, luego aparece una cinta, luego dos, luego se asalta un domicilio, después se amenaza a un periodista, luego se rompe un coche, luego otro, y, al final, se demuestra que todo fue una conspiración. Mientras un libro titulado “El Estado de Derecho” permanece en un cajón, ¿dónde está el Fiscal General del Estado? Persiguiendo insumisos. ¿Y el Defensor del Pueblo?». <<
[10] Al día siguiente de la comparecencia de Rubio ante la jueza del Juzgado de Instrucción número 21, Rodríguez Menéndez había recibido un «ramo de rosas» de Juan Tomás de Salas a través de Diario 16: un largo artículo a cinco columnas titulado «Emilio Rodríguez Menéndez, abogado de la mafia». <<
[11] De la Rosa también ha pagado su precio en términos financieros en este affaire. Tras el estallido del escándalo, el catalán vio frustrada una operación que tenía a tiro: la compra de Cofir, la compañía inversora en España de Carlo De Benedetti, con «los Albertos» y otros notables abordo. De la Rosa había alcanzado un acuerdo para financiar la operación con el BBV, pero el banco se asustó tras el estallido del escándalo y la supuesta implicación del financiero, paralizando la operación. <<
NOTAS
CAPITULO DOCE
[1] Entre la «gente guapa» fue muy comentado el hecho de que Pascua, un profesional muy caro, recibiese de forma paralela el encargo de decorar parte del Banco de España, un contrato por el que suspiraría cualquier decorador de postín. <<
[2] Como rey de las veladas de boxeo, Berrocal trabó amistad con el ministro Villar Palasí, que le procuró aún mayor fama al conseguir que se televisaran sus peleas. Martín Berrocal alcanzó su cenit como promotor con el combate que enfrentó en la plaza de toros de Las Ventas a Fred Galiana y al británico David Moore. Entre sus pupilos más conocidos han estado el peso medio Perico Fernández, el no muy afortunado Alfredo Evangelista, y el valiente Miguel Velázquez, todos aspirantes a campeones del mundo. En lo más alto de su carrera, Martín Berrocal también se hizo con la explotación para el negocio taurino de la plaza de toros de Las Ventas.
A pesar de sus éxitos como promotor de boxeo y empresario de lidias, Berrocal no alcanzó el sueño de su vida: ser presidente del Atlético de Madrid, cargo que ocupaba Vicente Calderón, y al que sustituyó el inefable doctor Cabeza, sin que Berrocal tuviera siquiera opción de arrebatárselo.
Su pasión por lograr la presidencia de un club de fútbol le llevó a hacerse con las riendas del Huelva F.C., pero allí también fracasó, no sin antes verse envuelto en el escándalo de haber participado en la compra de varios árbitros para que beneficiaran a su equipo. <<
[3] La vida de José Luis Várez, consejero delegado y accionista de la empresa Laminaciones de Lesaca, cambió bruscamente cuando el terrorismo etarra, que ya comenzaba a hacer mella en el País Vasco, escribió su nombre junto a una amenaza de muerte en una gran pintada aparecida una mañana sobre los muros de la fábrica.
El empresario vendió la compañía a Altos Hornos de Vizcaya y se vino a Madrid convertido en una de las mayores fortunas del país. A partir de la década de los setenta se dedicó a administrar patrimonios a través de Agepasa, la firma de su propiedad que en los buenos años de la bolsa llegó a manejar más de 200.000 millones de pesetas. En 1987, y aprovechando la ruptura del status quo bancario provocado por la venta del Banco de Trelles a Manuel de la Concha, Várez compró el Banco de Huesca al Banco Bilbao, al que cambió de nombre para llamarlo Banco Inversión.
El amigo de Escámez es un hombre atípico. Se levanta a las 5 de la mañana y comienza a trabajar en el sistema informático instalado en su domicilio con los resultados de la Bolsa de Tokio. Durante la mañana sigue las bolsas europeas desde sus oficinas de la carrera de San Jerónimo. Y por la tarde le toma el pulso a Wall Street de nuevo desde su casa-palacio de La Moraleja. Su vida de asceta no tiene más licencias conocidas que las bolsas de valores de todo el mundo y la gran pintura. Su casa de Madrid es un auténtico museo, en el que cuelgan telas del Greco, Goya y Velázquez, entre otros maestros, en una colección valorada entre 5.000 y 10.000 millones de pesetas. Otros vicios menores son la buena comida y las sesiones de ópera a las que suele asistir del brazo del presidente del Banco Central Hispano. <<