TO

¿Adónde quiero ir?

Voy a Londres

Quiero a

¿Hacia qué?

Conseguir a

Ir a

A ese destino

Hacia este propósito

A ese fin

A esta meta

Dirigirse hacia este objetivo

En inglés, la palabra «to» («a» o «hacia») implica destino y propósito. Es algo hacia lo que nos dirigimos. Hay algo que queremos conseguir. La primera etapa del pensamiento trata sobre el propósito.

  • «¿Cuál es el propósito de mi pensamiento?»
  • «¿Qué espero alcanzar con mi pensamiento?»
  • «¿En qué estoy pensando?»

El símbolo para la primera etapa del pensamiento muestra la línea discontinua que retrocede desde su lugar de destino. Esto indica que conocemos hacia dónde vamos, pero hemos de dirigirnos hacia ese lugar desde el punto en que nos encontramos en estos momentos. La línea continua representa el inicio de nuestro desplazamiento hacia el destino.

La primera etapa tiene que ver con el propósito, la meta, la finalidad o el objetivo de nuestro pensamiento. ¿Cuál es el blanco? ¿Qué nos proponemos?

En el marco de los seis sombreros, el azul se utilizaría al principio para definir el propósito del pensamiento y para sugerir otras definiciones alternativas al mismo.

En el programa de pensamiento CoRT, la herramienta MFO se emplearía para definir el propósito (Metas, Finalidades, Objetivos). A un estudiante se le puede pedir: «Realiza ahora un MFO». Es interesante ver que los estudiantes jóvenes (seis a nueve años) a menudo tienen dificultades con el MFO, porque les parece que toda su actividad está dirigida por otra persona: «Hago las cosas porque me dicen que las haga»: «Hago las cosas porque se supone que debo hacerlas». Sólo al cabo de un tiempo se sienten cómodos estableciendo sus propias metas y propósitos. La herramienta MFO se refiere a los propósitos en general y se suele aplicar a las acciones o a la conducta.

Desgraciadamente, siempre damos por hecho que el propósito de nuestro pensamiento es obvio. Sabemos en qué estamos pensando. En mis muchos años de experiencia enseñando a pensar, me he dado cuenta de que es muy difícil encontrar una definición clara de propósito. Ésta es una de las partes del pensamiento que las personas cumplen peor. Sin embargo, prestar atención a una definición clara del mismo puede resultar mucho más fácil y más eficaz. Si no sabes realmente a dónde quieres ir, es poco probable que llegues a algún sitio. No des por sentado que esta primera etapa del pensamiento es fácil y obvia.

La acción de pensar

¿Qué puedes hacer con el propósito de tu pensamiento?

DEFÍNELO

Explica el propósito de lo que piensas aun cuando creas que es obvio.

«En estos momentos, el propósito de lo que estoy pensando es…»

Explícalo. Comprueba que te suene bien. A veces sólo el hecho de definir el propósito nos lleva a cambiarlo.

REDEFÍNELO

Cuando hayas explicado el propósito puede que desees volverlo a definir.

«¿De qué otro modo se puede redefinir este propósito?»

LAS DEFINICIONES ALTERNATIVAS

Los intentos de redefinir el propósito pueden llevarte inmediatamente a definiciones alternativas del mismo. Una definición alternativa es una definición paralela y el propósito expresado ya no es el mismo. En realidad, redefinir significa otra forma de expresar exactamente lo mismo. En la práctica ambos se superponen tanto que no vale la pena intentar distinguirlos.

LA DEFINICIÓN MÁS REDUCIDA

Puedes pasar de un propósito muy amplio a otro mucho más reducido.

«Quiero ser feliz» puede convertirse en «Quiero divertirme este fin de semana».

Este es un proceso de recentramiento. En vez de centrarnos en un propósito muy amplio lo hacemos en uno mucho más especifico.

LA DEFINICIÓN MÁS AMPLIA

Puedes moverte en la dirección opuesta, de un propósito específico a uno más amplio.

«Quiero cola para pegar estas dos piezas de madera» puede convertirse en «Quiero algo para unir estas dos piezas de madera».

Hay momentos en los que deseas ampliar el enfoque y otros en los que quieres que sea específico. En la búsqueda de algo para juntar las dos piezas, al final estarás buscando cola, clavos o algo concreto. Puede que quieras «viajar» en una dirección, pero al final has de caminar, conducir o tomar un autobús.

EL DESGLOSE

A menudo puede que desees desglosar un propósito de gran magnitud en otros más pequeños, de modo que puedas manejarlos con más facilidad.

«Quiero pensar en mis vacaciones» puede desglosarse en:

«Quiero ver cuándo puedo hacer vacaciones.»

«Quiero ver cuánto puedo gastar.»

«Quiero ver qué tipo de vacaciones deseo realmente.»

«Quiero ver qué ofertas hay.»

«Quiero pensar en planificar las vacaciones.»

Cada una de ellas podría convertirse en un enfoque secundario aparte. Generalmente hemos de desglosar los propósitos de este modo. Puede que lo hagamos sin pensar. Es mucho más efectivo si piensas en ello y lo haces conscientemente. De este modo no te dejarás nada.

En algunos casos el desglose de un propósito amplio en otros más pequeños podría ser una cuestión de análisis.

«¿Cuáles son los componentes de lo que estoy tratando de alcanzar? ¿Puedo hacerme cargo de cada uno de ellos por separado?»

EL CAMBIO

Puedes decidir cambiar el «propósito» del pensamiento en cualquier fase del mismo. Quizá consideres que la definición original de éste era demasiado extensa o demasiado específica. Lo importante es hacer el cambio conscientemente, saber que lo estás haciendo.

Abandonar el propósito establecido para encontrarte pensando en otra cosa bastante distinta es propio de un mal pensador. Los pensadores creativos a menudo terminan pensando en todo menos en lo que se les había pedido. En las discusiones, una u otra parte cambia el enfoque con frecuencia a fin de enfatizar algo que de todos modos deseaban sacar a relucir. Las discusiones raramente se ciñen al tema y pronto abordan todo tipo de asuntos.

«Hasta ahora éste ha sido el propósito de lo que estoy pensando… pero ahora voy a cambiarlo…»

A medida que empiezas a pensar sobre un asunto se puede hacer obvio que la definición inicial era demasiado reducida. De ahí procede el cambio. Pero debes decirte a ti mismo o a los demás que lo estás haciendo.

LA DEFINICIÓN «CORRECTA»

Muchos libros sobre resolución de problemas enfatizan la importancia de hallar y utilizar la definición «correcta» de los mismos. Si la encuentras, resolverlos será fácil. Esto suena muy bien pero es bastante deshonesto.

El único momento en que puedes encontrar la definición «correcta» es cuando ya has resuelto el dilema. Entonces miras atrás y dices: «Si hubiera definido el problema de este modo lo habría resuelto».

No existe una forma mágica de hallar la definición «correcta», pero podemos buscarla. Podemos buscar distintas definiciones hasta que lleguemos a una que parezca prometedora. Incluso podemos usar diversas definiciones del problema.

Consideremos la siguiente situación. Un vecino pone la música demasiado alta durante la noche. Esto te molesta y no te deja dormir. ¿Cómo podríamos definir el problema? ¿Cómo podríamos definir el propósito de nuestro pensamiento?

«¿Qué puedo hacer para que mi vecino baje la música?»

«¿Cómo puedo hacer que mi vecino ponga la música que me gusta?»

«¿Qué puedo hacer para que me guste la música que pone mi vecino?»

«¿Cómo puedo evitar oír la música aunque la esté poniendo alta?»

«¿Qué puedo hacer para no enfadarme por el hecho de que mi vecino ponga la música demasiado alta?»

«¿Cómo puedo darle una lección a mi vecino?»

Cada una de estas frases es una definición alternativa de cuál podría ser el propósito de mi pensamiento. Todas vuelven al mismo problema, pero las distintas definiciones pueden conducir a soluciones muy diferentes.

  • Si quieres evitar enfadarte puedes tomar tranquilizantes.
  • Si quieres evitar oír la música puedes ponerte tapones.
  • Si quieres darle una lección a tu vecino puedes poner tú también la música muy alta.
  • Si quieres que sean otros los que le den un escarmiento puedes unir tus fuerzas con los vecinos o llamar a la policía.
  • Si quieres que tu vecino ponga la música que a ti te gusta puedes regalarle un CD del tipo de música que escuchas.

Puedes observar que cada una de estas definiciones del problema es también una «forma» de enfocarlo. Podríamos clasificar estos enfoques de la siguiente manera:

  1. Parar la música.
  2. Cambiarla.
  3. No escucharla.
  4. No molestarnos.

Todos estos son problemas en sí mismos (¿cómo lo hacemos?), pero también son diferentes visiones del problema general.

Esta es una parte de lo que a veces llamo «el concepto abanico».

El concepto abanico

A la derecha del papel colocamos el propósito de nuestro pensamiento. Entonces podemos ver qué conceptos, instrucciones o enfoques pueden conducirnos al mismo. Luego cogemos cada uno de éstos como un destino en sí mismo y observamos qué conceptos o rutas alternativas pueden conducimos allí. Por último, buscamos otras formas de realizar dichos conceptos.

El problema general puede ser los «atascos de tráfico en las ciudades». Los diferentes enfoques podrían ser:

  1. Reducir el tráfico.
  2. Conseguir un tráfico más fluido en las carreteras actuales.
  3. Proporcionar más espacio para viajar.

Cada uno de éstos se convierte en un «propósito de nuestro pensamiento». ¿Cómo podemos reducir el tráfico?

Podemos hacerlo de numerosas formas:

  1. Desanimando a los conductores.
  2. Prohibiendo cierto tipo de tráfico.
  3. Proporcionando alternativas para que puedan viajar más personas en un mismo espacio vial (autobuses, etc.).
  4. Recompensando a los conductores por no ir a la ciudad.

Después hemos de considerar cada uno como un propósito de nuestro pensamiento. ¿Cómo desanimar a los conductores?

Podemos hacerlo de varias formas:

  1. Cobrar por conducir en la ciudad.
  2. Que no haya aparcamientos.
  3. Multas altas y utilización de la grúa por aparcar mal.
  4. Calles en un solo sentido que dificulten la circulación.

Luego podemos considerar de qué modo podrían llevarse a cabo.

El concepto abanico es una forma de trabajar hacia atrás redefiniendo el propósito de nuestro pensamiento.

Trabajar hacia delante

A veces hemos de trabajar en la dirección opuesta. Hemos definido un propósito para nosotros mismos, pero no es el global. De hecho, el que hemos definido no es más que uno de los enfoques del concepto abanico. Si se le planteara a alguien que considerara el problema de los atascos de tráfico en las ciudades e inmediatamente comenzara a pensar en «reducir el tráfico», se le podría pedir que definiera el propósito global. Éste sería «solucionar el problema de los atascos de tráfico en las ciudades».

El método mejor establecido para hacerlo es preguntando «¿Por qué?». ¿Por qué deseas reducir el tráfico? La respuesta sería: «Para ayudar a resolver los atascos de tráfico».

Yo prefiero decir: «¿Cuál es el propósito global? Reducir el tráfico es sólo un enfoque de este propósito».

Podrías seguir así casi indefinidamente. ¿Por que quieres resolver el asunto de los atascos de tráfico? Para que los negocios vayan mejor. ¿Por qué quieres que los negocios vayan mejor? Por el bienestar económico del país. ¿Por qué te preocupa el bienestar económico del país? Etc., etc.

En este proceso existe el peligro de apartarte del problema que estás tratando simplemente para arreglar el mundo.

En una ocasión tenía que descorchar una botella de vino pero no tenía sacacorchos. El propósito de mi pensamiento parecía ser: ¿cómo puedo sacar el corcho de la botella? Probé varios sistemas pero no tuve éxito. Entonces cambié el problema: ¿cómo puedo sacar el corcho del cuello de la botella? Esto me condujo a intentar empujarlo hacia dentro. Esto también fracasó. Llegado a este punto volví a la definición global del propósito: ¿cómo puedo sacar el vino de la botella? Así que utilizando un destornillador hice un agujero en el centro del corcho y vertí el vino a través del mismo.

Hay una historia muy conocida en los libros de investigación acerca de un edificio en el que la gente se quejaba de la lentitud de los ascensores. La solución técnica era muy cara. La barata era poner espejos alrededor de las entradas de los mismos. Ahora la gente pasa tanto tiempo mirándose en los espejos y mirando a los demás que ya no se han vuelto a quejar.

Esta historia es un buen ejemplo del «pensamiento lateral», pero el éxito de la solución dependía de cuál era el verdadero problema. Si éste era «las quejas sobre la lentitud de los ascensores», entonces los espejos resolvían el problema al eliminar las quejas. Si el problema hubiera sido que la lentitud de los mismos retrasaba el trabajo y la productividad, la solución del espejo no habría servido de ayuda. En realidad habría tenido un efecto negativo. Cuando los trabajadores supieran que los ascensores eran lentos puede que hicieran menos viajes de una planta a otra, y si ya no se daban cuenta de su lentitud puede que volvieran a desplazarse más y se redujera la productividad.

Frecuentemente cuento la historia del despertador de Pasadena. California. Tenía que levantarme a las 4.30 de la madrugada y conducir hasta Los Angeles para coger el avión a Toronto. Así que puse el despertador sobre la mesilla que tenía al lado de la cama en el Pasadena Hilton para que se conectara a dicha hora. A las 4.30 estaba despierto y a punto de desconectar el despertador para que mis vecinos no se despertaran también a una hora que puede que no les resultara conveniente. Lo intenté todo, hasta desconectarlo de la corriente. No sirvió de nada. Continuaba sonando. Estaba a punto de meterlo en un recipiente de agua cuando de pronto me di cuenta de que el sonido venía de mi despertador de viaje, que también estaba programado y del que me había olvidado por completo.

Definí el problema de este modo: ¿cómo desconecto este despertador? A posteriori es fácil decir que debía haber definido el problema de la siguiente manera: ¿cómo paro la alarma?

El enfoque de la pata de perro

El enfoque de la pata de perro es adecuado para cuando no vamos directamente a nuestro destino sino que nos movemos en una dirección muy distinta. Nos colocamos en una nueva posición. Desde esta nueva posición nos podemos dirigir fácilmente hacia nuestro destino. Esta forma de pensar es realmente muy difícil, porque en cada momento juzgamos el valor de lo que estamos pensando, valorando si nos conduce hacia la meta deseada.

Una vez oí hablar de un vendedor de fotocopiadoras para oficinas que tenía mucho éxito. Cuando negociaba con un cliente por primera vez cometía un error deliberadamente. Esto parece absurdo y totalmente contrario a lo que se supone que debería estar haciendo. El error debía dar una mala impresión.

En realidad, la estrategia tenía mucho éxito. El cliente estaba tan impresionado por la rapidez y eficiencia con la que el vendedor corregía el error, que éste conseguía el pedido. El cliente estaba muy interesado en el servicio y en la atención posventa, y la equivocación del vendedor demostraba que esos servicios funcionaban.

Hay una famosa historia acerca de un irlandés al que un turista le preguntó cómo se llegaba a cierto monumento. Éste respondió: «Si yo tuviera que ir, no saldría desde aquí». Ésta es una respuesta perfectamente lógica. Índica que el lugar en que nos encontramos puede que no sea el mejor para llegar a nuestro destino. Por lo tanto, hemos de desplazarnos a otro lugar, y entonces, a partir de allí, será más fácil ir a donde deseamos. Éste es el enfoque de la pata de perro.

Así que ahora la nueva definición de nuestro pensamiento debería ser: ¿cómo llegamos a una posición en la que sea más fácil alcanzar nuestro destino? Esta posición se convierte en una especie de enfoque secundario. La dificultad reside en que definir ese enfoque secundario no es tan sencillo, ya que no se encuentra en la dirección del propósito general. Por esta razón hemos de ser específicos cuando pretendemos llegar a una posición en la que sea más fácil dar el paso siguiente.

Lo que he tratado de mostrar en esta sección es que podemos buscar la definición «correcta», pero nunca podremos estar seguros de haberla hallado. Lo más importante es ser flexibles y seguir probando nuevas definiciones y alternativas. Podemos desplazarnos hacia arriba y hacia abajo del concepto abanico. Todo esto es parte del proceso de pensar. No es cuestión de que le den un problema y entonces «empezar» a pensar en él. Hay que haber pensado mucho antes de empezar a pensar en cómo llegar al destino. El tiempo de esta etapa utilizado en pensar está muy bien empleado. Si partes en la dirección equivocada malgastarás una gran cantidad de esfuerzo y energía.

Las restricciones y las exclusiones

Este punto es bastante difícil.

«Quiero pensar en unas vacaciones.»

Esto parece lo bastante sencillo como para ser una definición del propósito de nuestro pensamiento. ¿Es realmente sencillo? ¿O hay muchas suposiciones y factores escondidos que entran dentro de la misma?

¿Vas a pensar en «cualquier» tipo de vacaciones o sólo en uno que encaje con tu presupuesto y disponibilidad de tiempo? ¿Vas a considerar un viaje alrededor del mundo en un lujoso crucero que cueste un montón de dinero y dure tres meses?

¿Hemos de suponer que estos factores básicos han de darse por descontado? En el caso de unas vacaciones no sería irracional pensar que éstas deban «encajar» con las circunstancias de cada uno, pero lo que quiero decir es mucho más amplio.

¿Deben incluirse las restricciones y las exclusiones como parte de la definición del problema?

¿Dice un gobierno «Queremos medios para aumentar los impuestos»? ¿O bien dice «Queremos un sistema para subir los impuestos sin que nos cueste votos»?

¿Debería la persona que está pensando en unas vacaciones decir realmente «Quiero pensar en unas vacaciones adecuadas a mi presupuesto, mis gustos y mi disponibilidad de tiempo»?

Lo más interesante acerca de estas exclusiones y restricciones podría acontecer en cualquiera de las primeras cuatro etapas del pensamiento.

1. Las exclusiones y restricciones podrían aparecer en la etapa del propósito TO. Aquí la utilizamos como una parte de la definición del propósito del pensamiento.

«Quiero pensar en unas vacaciones dentro de los límites de este presupuesto y durante este tiempo.»

Esto es muy parecido a diseñar unas instrucciones. Al diseñador de una tienda se le debe decir el presupuesto del que dispone, qué tipo de ambiente ha de crear, las normativas que ha de cumplir el edificio, que sea atrevido y original, que proporcione un máximo aprovechamiento de la distribución del escaparate y que sea elegante, etc. A un arquitecto también se le han de dar unas pautas para que trabaje con ellas. Por esta razón, no hay nada de extraño en poner restricciones y hacer exclusiones como parte de la definición del proceso de pensar.

2. A veces los factores y consideraciones aparecen en la etapa de la información (la etapa LO). En esta etapa vamos en busca de ella. Quizá sea aquí donde se han de tener en cuenta factores como el presupuesto, las preferencias y la disponibilidad de tiempo.

Sería en esta etapa cuando el diseñador de la tienda conseguiría presupuestos sobre el coste de diferentes materiales. En las instrucciones originales del diseño no se podría decir que la fachada «ha de ser de mármol y no exceder» de un precio determinado. La etapa de la información puede demostrar que esto no es posible: o desaparece el mármol o desaparece el límite del presupuesto. Entonces el diseñador tendrá que consultar con el cliente y pedirle que le dé nuevas instrucciones.

La persona que está pensando en las vacaciones en esta etapa LO, prefiere centrarse en las exclusiones de presupuesto y tiempo.

3. Con el pensamiento creativo no ponemos restricciones al principio. Buscamos ideas en todas las direcciones. Cuando tenemos algunas, entonces en la etapa PO buscamos las exclusiones y las restricciones para comprobar si esas ideas podrían «tomar forma» a través de las mismas a fin de convertirse en ideas prácticas y utilizares. Así que la persona que está pensando en las vacaciones puede tener la libertad de pensar en un crucero alrededor del mundo pero luego considerar si sería posible embarcarse durante menos tiempo para que resulte más barato. Si le gusta la idea del crucero puede que busque otro más económico y trate de conseguir más tiempo de vacaciones. Si el tiempo y el presupuesto hubieran formado parte de la definición, entonces esa persona nunca habría llegado a considerar el crucero.

Usar exclusiones y restricciones sólo en esta etapa implica mucho más trabajo mental. Pueden surgir muchas ideas, pero no pueden adoptar una forma útil. Sin embargo, existe la posibilidad de que surjan ideas realmente nuevas.

4. Por último, las exclusiones y restricciones pueden llevarse a la etapa SO. En ella se extrae el producto de PO (etapa de la posibilidad) y se reduce a una forma de acción apropiada. El juicio, la valoración y la evaluación tienen lugar en la etapa SO.

Por lo tanto, las exclusiones y restricciones se pueden utilizar como parte del proceso de evaluación.

«Estas vacaciones son demasiado caras. Descartadas.»

«Estas vacaciones requieren más tiempo del que dispongo. Descartadas.»

Aquí el pensamiento dispone de una amplia gama de elementos, es libre y sin restricciones, pero muchas de las sugerencias que llegan hasta aquí se descartan porque no encajan con las restricciones.

Si quieres que alguien te compre un bolígrafo rojo, ¿le dices «Por favor, cómprame un bolígrafo rojo» o bien «Tráeme unos cuantos bolígrafos de distintos colores»? Cuando le encuentres con una serie de bolígrafos de distintos colores tendrás que apartar los que no sean rojos. Parece obvio que el primer método, especificar exactamente lo que se necesita, es mucho más eficaz que el segundo, consistente en imponer las especificaciones en el momento de juzgar. Sin embargo, hay otro aspecto. Al ver la gran gama de opciones puede que prefieras un bolígrafo verde. Nunca habrías tenido esa posibilidad si el color rojo hubiera formado parte de las instrucciones iniciales.

Puesto que está claro que las restricciones y exclusiones se pueden producir en cualquiera de las primeras cuatro etapas del pensamiento, ¿qué hacemos a la hora de la práctica?

Existen las siguientes directrices:

  1. Si estás interesado en ideas nuevas y creativas, no incluyas las restricciones y exclusiones en la definición del propósito.
  2. Si no estás interesado en ideas nuevas o no tienes tiempo, incluye sólo unas cuantas restricciones y exclusiones en la definición del propósito, pero no lo sobrecargues.
  3. En la etapa (LO) de la información deberías tener siempre a mano las restricciones y exclusiones. Deberías explorarlas a fondo aun cuando vayas a ignorarlas en la siguiente etapa del pensamiento. No hay justificación para dejarlas fuera en esta fase.
  4. En la etapa de la evaluación (SO), se han de emplear las restricciones y exclusiones a fin de que nos conduzcan a una idea práctica que podamos usar. Al mismo tiempo, deberías estar dispuesto a «desafiar» estas restricciones y exclusiones: ¿son realmente esenciales?

Los problemas

Tengo un gran problema con la palabra «problema».

Demasiadas personas creen que pensar se ciñe a resolver problemas. Pensar no se usa sólo para ese fin. ¿Para qué más habríamos de hacerlo? El hecho de pensar se asocia con la dificultad y lo desagradable de los problemas. Por esta razón, a mucha gente no le gusta la idea de «pensar». Es duro, difícil y está relacionado con los conflictos. Si éstos no existen, no necesitas pensar.

Esta costumbre empeora mucho con el hábito de referirse a cualquier tipo de pensamiento con la expresión «resolución de problemas». Esto tiene su origen en las siguientes directrices. Se desea algo. No está clara la forma de obtenerlo. Por lo tanto, hay que resolver un problema. En mi opinión, este uso tan amplio de la palabra «problema» es limitador y peligroso. Generalmente significa que acabamos pensando sólo en problemas que conllevan un defecto. Los psicólogos cognitivos también son responsables de este uso de la palabra «problema», y a consecuencia de ello terminan estudiando la resolución de conflictos creyendo que están estudiando el pensamiento en un sentido mucho más amplio. La humanidad se convierte entonces en una criatura llamada «resolución de problemas», lo que es un absurdo que excluye todos los instintos creativos, constructivos y lúdicos que han contribuido al progreso humano.

En las organizaciones occidentales, la palabra «mejora» suele implicar eliminar los errores, los defectos, los obstáculos, los altos costes, las quejas y los problemas. Algo está mal y lo hemos de corregir. El hábito limitador surge a raíz de nuestra obsesión por los «problemas». Si nos deshacemos de los mismos todo irá bien. Hay un famoso y peligroso dicho que dice: «Si no está rolo, no lo arregles». Esto es arriesgado porque sólo prestas atención a los problemas, y cuando los arreglas vuelves a donde estabas antes de tenerlos. Entretanto, la competencia ha ido realizando mejoras en aspectos que no eran problemáticos y te das cuentas de que le has quedado muy atrás.

Gran parte de esta obsesión por los problemas también procede de la banda de los tres, que estableció los hábitos de pensamiento en Occidente. Sócrates empezó con la intención de demostrar lo que estaba mal, y por ello el marco «crítico» de la mente domina tanto. Esto tiene una gran utilidad, porque resolver problemas conduce siempre a una mejora. El peligro reside en que estemos tan obsesionados por resolverlos que rechacemos los aspectos creativos y generativos del pensamiento.

También se ha de decir que existen razones muy prácticas que apoyan nuestra obsesión por los problemas.

  1. Un problema es como un dolor de cabeza o una piedra en el zapato. Sabes que está ahí. Se presenta solo, a diferencia de la necesidad creativa, que nunca aparece por sí sola: debes darle forma definiendo la necesidad.
  2. A menudo te ves «forzado» a pensar en los problemas. No es una cuestión de elección. Si se le pincha una rueda a tu coche has de hacer algo. Si tienes goteras en el tejado has de repararlas. Si se prende fuego a la sartén de las patatas fritas tendrás que apagarla. Casi todos los otros tipos de pensamiento son opcionales. Por lo tanto, sólo se realizan cuando se han atendido las urgencias. En los negocios, lo urgente pasa por delante de lo importante, se pierde mucho tiempo en las cosas urgentes y muy poco en lo que realmente importa.
  3. Quizá la razón práctica más significativa por la que estamos tan obsesionados por los problemas sea que resolverlos proporciona un beneficio «real», visible y predecible. Si sacas la piedra del zapato sabes cuál será el beneficio. Si resuelves el problema de las goteras del tejado conoces el resultado. Si ajustas la impresora para que regule correctamente los colores conoces el beneficio. Con gran parte de los otros tipos de pensamiento el beneficio es especulativo, general o vago. Si tienes una idea creativa no sabes qué beneficios te aportará, si será práctica, si será fácil de llevar a cabo, si gustará a los demás, etc. Por el contrario, todos estarán dispuestos a tratar de resolver un problema. Es este sentido de inmediatez del beneficio prometido el que hace tan atractiva la solución de los problemas.
  4. Tenemos una imagen general del mundo según la cual todo está bien. Todo mejorará a través de una evolución gradual. El mantenimiento ya es suficiente. Cualquier otra cosa que suponga una interrupción es arriesgada y puede que cause un conflicto a alguien. Es la postura de la complacencia. Haz lo que estás haciendo y sigue con ello. Los problemas se deben resolver porque interfieren en el mantenimiento.

Todas estas buenas razones son las que han llevado a tantas personas a creer y a enseñar que el pensamiento no consiste en otra cosa que resolver problemas.

Quiero dejar bien claro que no tengo nada en contra de resolverlos. Es una parte muy valiosa y efectiva del pensamiento. No tengo la menor intención de decir que solucionar conflictos esté mal. De lo que estoy totalmente en contra es de la creencia de que pensar sólo consiste en eso, de que debemos resolver los problemas y que eso es lo único importante respecto al pensamiento. Este dominio y esta exclusividad son los que considero peligrosos.

Respecto a este asunto mi actitud es exactamente la misma que la que concierne al pensamiento tradicional y la contribución de la banda de los tres. No tengo nada en contra del pensamiento crítico y analítico. Es excelente y desempeña una función crucial en nuestro pensamiento, pero no es más que una parte de todo el proceso. Me opongo a la creencia de que con eso basta.

La analogía que he empleado antes con las ruedas traseras de un coche es muy adecuada. No tengo nada en su contra, pero no bastan.

La otra analogía está relacionada con la comida. La comida es muy buena, pero comer demasiado provoca problemas de salud. El error está en el exceso de comida, no en la comida en sí misma. Así que nuestra obsesión por el pensamiento crítico y la resolución de problemas no es un error de dichos procesos, sino de nuestra obsesión.

Mientras en Occidente la mejora se centraba sólo en resolver problemas y corregir lo que estaba mal, el pensamiento japonés (sin las influencias de la banda de los tres) se centraba en lo que no suponía ningún problema y en hacer las cosas bien, e incluso a la perfección, en un proceso de mejora continua. En Occidente se ha empezado a adoptar este hábito bajo la etiqueta de la «calidad». No obstante, ni siquiera la calidad es suficiente, pues también necesitamos creatividad. Hacerla misma cosa cada vez mejor puede que no sea bastante cuando se puede hacer otra distinta y más perfeccionada.

A fin de mostrar la gran variedad de las distintas situaciones del pensamiento voy a citar una lista de algunas de ellas.

Las distintas situaciones del pensamiento

La siguiente lista de distintas situaciones del pensamiento no es en modo alguno una enumeración completa. La mayor parte de los lectores podrán añadir fácilmente algunas situaciones que no he incluido. El propósito de esta lista es sugerir que la definición del propósito de nuestro pensamiento puede ser muy variada, dependiendo de lo que deseemos hacer y del tipo de situación.

En cualquier caso la pregunta es:

  • ¿Qué quiero obtener?

Una respuesta clara a esta pregunta conduce a una definición del propósito.

EL PROBLEMA

Estoy empleando esta palabra en su sentido «puro». Hay un problema, un fallo, un defecto, una desviación de lo que debería ser. Algo ha ido mal. Algo se ha roto. Hay dolor, peligro. Existe una interferencia respecto a lo que nos gustaría estar haciendo. Quizás haya que eliminar un obstáculo. Quizás haya algo que se interpone en nuestro camino.

En general existe algo que se ha de corregir. Nos gustaría no tener el problema, igual que una persona enferma desea no tener la enfermedad. Queremos evitar la interferencia, la barrera o el obstáculo.

El problema del tipo interferencia es algo distinto del tipo obstáculo, porque el primero se entrecruza con nuestra conducta normal y el segundo obstruye un camino que deseamos seguir. No obstante, ambas son interferencias que preferiríamos no experimentar.

«No me puedo marchar porque no tengo a nadie para que cuide del gato.»

«Cuando mi vecino pone la música alta no puedo dormir.»

«Los atascos de tráfico en la ciudad son atroces.»

«Nuestros proveedores han subido los precios.»

«Los sindicatos amenazan con una huelga.»

«La delincuencia en las calles está aumentando.»

  • Quiero conseguir un modo de resolver este problema.

LA TAREA

Una tarea es algo que queremos hacer. Nos la podemos plantear nosotros mismos o puede que ya la haya definido otro.

Algunas personas obsesionadas con los problemas hablan acerca de localizar conflictos cuando en realidad lo que desean es establecer una tarea. Una tarea es algo que deseamos hacer.

Cuando, a raíz del desafío que planteó un famoso matemático empecé a inventar un sencillo juego, el resultado fue una tarea que yo mismo me dicté.

A menudo nos contentamos con sobrevivir día a día. El mantenimiento basta. No nos proponemos tareas. No nos planteamos tareas difíciles porque puede que sea muy complicado resolverlas. A medida que vamos confiando en nuestro pensamiento y nuestra creatividad hemos de estar dispuestos a proponernos tareas más atrevidas.

«Quiero aprender a hablar chino.»

«Quiero hacer una lista de las personas más creativas en publicidad de esta ciudad.»

«Quiero encontrar una manera de que las mujeres beban más cerveza.»

«Quiero crear una casa para los jóvenes sin hogar.»

«Quiero proporcionar el mejor servicio a los clientes de cualquier línea aérea.»

«Quiero buscar una forma nueva de cocinar la col.»

  • Quiero encontrar una forma de realizar esta tarea.

ALCANZAR UN SUEÑO

Un sueño es un tipo de tarea especial que tiene lugar en nuestra mente o que vamos formando gradualmente. Por definición, un sueño siempre parece que es algo inalcanzable.

Si abordamos el sueño como una excusa para no hacer nada o para compensarnos por algo, no alcanzaremos el propósito del mismo.

No hay razón para que de vez en cuando no hagamos algún esfuerzo por alcanzar ese sueño.

Un amigo mío soñó una vez que dirigía una orquesta que interpretaba a Mahler. No era músico, pero se puso a trabajar para hacer realidad su sueño y lo consiguió. Se hizo director de orquesta para dirigir concretamente esa sinfonía.

«Tengo el sueño de ser médico algún día.»

«Sueño con que algún día podré ponerme la ropa de moda para personas delgadas.»

«Sueño con pisar la pista central de Wimbledon.»

«Sueño con ser muy rico.»

  • Quiero saber los pasos que debo seguir para alcanzar un sueño.

EL INVENTO

Un invento también es una forma especial de tarea. El inventor empieza a crear algo para desempeñar alguna función. Sin embargo, hay otros aspectos importantes en ello.

El inventor necesita hallar algún aspecto que haga necesario el invento o que suponga algún beneficio. Con frecuencia, la contribución más valiosa de un inventor es identificar ese aspecto. El inventor del banco workmate para Black & Decker ha recibido millones de dólares por los derechos reales. Su contribución no fue centrarse en las herramientas eléctricas que Black & Decker fabrica tan bien, sino en los lugares donde deberían utilizarse.

Hay una serie de pasos que el inventor ha de seguir.

  1. Dónde y de qué modo el invento proporcionará beneficios.
  2. Idear cómo hacerlo.
  3. Pensar cómo hacerlo de un modo práctico.
  4. Proteger el invento.
  5. Ponerlo en práctica o persuadir a alguien para que lo haga.

Cada uno de estos puntos puede convertirse en una tarea. La invención es un ejemplo simple de tarea autodefinida.

  • Quiero conseguir un invento que desempeñe esta función.

EL DISEÑO

El diseño también es una forma de tarea. Te dispones a crear algo que no existe. Es cierto que para realizar un diseño necesitas superar ciertos problemas (los inconvenientes del material, los costes, los problemas ambientales, etc.), pero el propósito general es crear algo,

Puedes comenzar la tarea de diseño por ti mismo o puede que se te proporcione en forma de instrucciones.

Incluso para la forma clásica de resolver problemas puede que necesites un diseño. Cuando no se pueda resolver un problema identificando y eliminando la causa, quizás tengas que «diseñar una forma de seguir adelante».

«Hemos de diseñar un sistema para recoger el papel usado.» «Hemos de diseñar un sistema parlamentario más eficaz.»

«Quiero diseñar una ropa de viaje para ejecutivos.»

«Quiero diseñar una sala de congresos que también sirva para otros fines.»

«Quiero diseñar un juguete seguro para los niños pequeños.»

  • Quiero conseguir un diseño como los que he especificado.

MEJORAR EN UNA DIRECCIÓN DEFINIDA

«Quiero acelerar este proceso.»

«Quiero simplificar los impresos de solicitud.»

«Quiero que esta operación resulte más segura.»

«Quiero reducir el gasto de energía para esta operación.»

«Quiero que el personal sea más amable con los clientes.»

«Quiero reforzar esta junta.»

Cuando se especifica la dirección hacia la mejora (velocidad, simplicidad, reducción de costes, etc.), siempre se trata de una mezcla de tarea, de diseño e incluso de resolución de problemas. A veces hay que superar un problema; normalmente las cosas funcionan de un modo razonable, pero «creemos» que puede haber un modo mejor de hacerlas. Entonces procedemos a especificar qué queremos decir con un «modo» mejor. Ahora hay una dirección hacia la que nos podemos encaminar. ¿Cómo llegamos hasta allí? ¿Cómo lo conseguimos?

  • Quiero conseguir un modo de mejorar las cosas en la dirección especificada.

LA NEGOCIACIÓN

Antes de la negociación siempre hay un pensamiento. ¿Qué quiero obtener de esto? ¿Qué espero alcanzar? ¿Qué es lo que no debo permitir?

Luego viene el pensamiento que tiene lugar durante el proceso de la negociación.

También existe el pensamiento que tiene lugar entre las sesiones de negociación. ¿Hasta dónde hemos llegado? ¿Qué pensamos de la oferta que hay sobre la mesa? ¿Cuál es ahora nuestra posición?

También puede haber la etapa final de presentar el resultado, asegurar su conformidad, guardar las apariencias, la comunicación, etc.

Hay personas que tratan la negociación como si fuera un problema. ¿Cómo podemos vencer este obstáculo? ¿Cómo podemos eliminar esta dificultad?

Hay personas que contemplan la negociación como una discusión. Otras lo hacen como si fuera una batalla en la que intentan aplicar la máxima fuerza.

Luego hay personas que la consideran como un proceso de diseño. ¿Cuáles son las posiciones que difieren? ¿Qué percepciones son distintas? ¿Cuáles son los diferentes valores, necesidades y miedos? ¿Cómo podemos diseñar algo para que unifique todo esto y nos dé un producto aceptable para ambas partes (ganar-ganar)? En este punto la negociación se convierte en una tarea de diseño.

«¿Podemos diseñar un resultado aceptable para ambas partes?»

«¿De qué modo difieren nuestras posiciones?»

«¿Cómo podemos diseñar una forma de superar nuestros distintos temores?»

«Vamos a repasar los valores de ambas partes.»

«Tendremos que modificar el diseño.»

Un contrato es una forma de negociación diseñada. Ambas partes desean avanzar, así que es cuestión de diseñar algo que contemple los valores y temores de cada una de ellas.

Hay una forma de negociación en la que los dos bandos opuestos no se encuentran nunca. Cada uno «diseña» el producto más razonable para ambos. Luego un juez o un jurado elige el más adecuado. No hay discusión ni reacción a las propuestas de la otra parte. El énfasis se pone en el diseño del «más razonable». Si una de las partes se niega a serlo, entonces se acepta la propuesta de la otra. Si ambas se avienen a ello, probablemente no importará qué propuesta se acepte.

Con el nuevo énfasis sobre el RAD (Resolución Alternativa de Disputas) se intenta que los asuntos no pasen al terreno del conflicto y se busca reconducirlos al área del diseño.

  • Quiero conseguir un resultado aceptable para ambas partes.

CONSEGUIR ESA INFORMACIÓN

El propósito de pensar es conseguir una información específica. En cierto modo se convierte en una «tarea de información». ¿Cómo obtenemos la información que necesitarnos?

La información necesaria se puede obtener con un sondeo, igual que en un estudio de mercado. Puede que una encuesta de opinión sea útil y sólo se trate de plantear preguntas. También puede haber creatividad en la búsqueda de información.

Cualquier detective que investigue un caso está realizando una tarea de información. ¿Quién cometió el crimen? ¿Cuáles son las pruebas? Sin embargo, para obtener todos estos datos específicos puede que tenga que pasar por una fase de búsqueda «abierta». ¿Qué tipo de información puedo conseguir?

En esta forma de pensar es importante tener presente que el propósito específico es obtener información. El empleo a posteriori de la misma no forma parte del propósito definido en el pensamiento.

«¿Cómo averiguamos quién lee estos libros?»

«Necesitamos información sobre los traficantes de droga de esta zona.»

«¿Qué clima se respira en los negocios en Hungría?»

«Necesitamos información sobre patentes de este tipo en esta zona.»

«Necesitamos información sobre los efectos medioambientales de este herbicida.»

  • Quiero conseguir la información que he especificado.

LLEVAR A CABO UNA TAREA

No es igual que especificar una tarea y luego pensar en cómo llegar a ese punto, es decir, en cómo hacerla. En este caso, la tarea y la forma de realizarla ya se han especificado. Es cuestión de llevarla a cabo.

¿Por qué se necesita pensar para hacer una tarea concreta? Si ésta es rutinaria o se ha especificado con mucho detalle, puede que el tipo de pensamiento se limite a resolver los problemas que vayan surgiendo. No obstante, si la tarea se ha expuesto en términos amplios y no es rutinaria, tendrás que sentarte y pensar de qué modo vas a ponerla en práctica.

El pensamiento puede implicar organización; qué tenemos que hacer primero. Puede implicar buscar una forma mejor o más sencilla de hacerla, o hallar un medio de hacer algo que sólo se ha especificado como objetivo.

«¿Cómo organizamos el lanzamiento de este producto para el 21 de noviembre en Londres?»

«¿Cuál podría ser la forma más sencilla de visitar todas las tiendas de hardware de la zona?»

«¿Cómo organizamos las mesas para la cena de esta noche? Algunas personas no querrán sentarse juntas.»

«El miércoles me toca el turno de llevar a los niños al colegio. ¿Cuál es la mejor forma de hacerlo?»

«La receta está bastante clara, pero el resultado final no es el que esperaba. ¿Cómo puedo hacerlo bien?»

  • Quiero conseguir una forma eficaz de llevar a término una tarea concreta.

EL PLAN

Emprender planes es una parte importante del pensamiento. Cualquier cosa compleja necesita un plan. Puede haber planes a largo plazo para el futuro o para las próximas vacaciones escolares. Puede haber planes para una noche. Puede haber planes para construir un gran parque temático. Para ello pueden ser necesarios los planos del arquitecto y luego los del contratista, en los que se deberán tener presentes detalles como la entrega de hormigón cuando sea necesario.

Planificar requiere mucha capacidad de proyección respecto al pensamiento: situarse en el futuro y prever lo que puede ir mal. Ensayar los planes y ver qué pasa. También se necesita mucha información. El pensamiento organizado es esencial.

La planificación también se encuentra como parte de muchos otros tipos de pensamiento. Puede que tengas que planificar cómo realizar una tarea aun cuando ya se haya decidido el método. Puede que tengas que planificar cómo llevar a la práctica la solución a un problema. Puede que tengas que planear qué hacer con una nueva idea creativa.

La planificación se basa en los pasos que se deben seguir y en el tiempo. ¿Cuáles son los pasos y cuándo van a tener lugar?

«¿Cómo planificamos la mudanza al nuevo emplazamiento?»

«¿Cómo planificamos la manifestación contra la nueva carretera?»

«¿Cómo planificamos este jardín?»

«¿Cómo planificamos la llegada de los votantes que viven lejos?»

«¿Cómo planificamos los horarios para la escuela de verano?»

«¿Cómo vas a planificar la dirección de esa empresa?»

«¿Cómo planificamos esta expedición?»

  • Quiero conseguir un plan para…

ORGANIZAR

«Planificar» y «organizar» se superponen de muchas maneras, porque hacer planes es en realidad una forma especial de organización.

La característica principal de organizar el pensamiento es que todas las piezas están presentes. No existen las facetas desconocidas que pueda haber en el pensamiento creativo, en la resolución de problemas y en la realización de una tarea. ¿Cuál será la mejor forma de ensamblar estas piezas?

Podemos intentar cualquier medio posible de unirlas y luego elegir el mejor. Esto podría llevarnos mucho tiempo. Por ello establecemos «tareas» y «restricciones», y luego intentamos trabajar con ellas a fin de simplificar el trabajo.

Al igual que con la planificación, se necesita mucha proyección. Hemos de imaginar y visualizar qué podría suceder con cada propuesta sugerida.

En general se necesita tener una imagen clara de las prioridades. ¿Cuál es la prioridad, conseguir que quepa el mayor número posible de coches en el aparcamiento o permitir la salida rápida del mismo?

Aunque el propósito del pensamiento, en este momento en particular, pueda ser llevar a cabo la organización, también lo es tener presente el «propósito» de la misma.

Pongamos como ejemplo un supermercado. Sería razonable que todos los estantes estuvieran claramente etiquetados y que la comida estuviera distribuida de tal modo que el cliente tuviera que andar lo mínimo posible. Sin embargo, los estudios demuestran que el 80% de las compras que se realizan (en EE.UU.) en este tipo de establecimientos son imprevistas. Si el camino no está claramente indicado y los clientes tienen que andar, comprarán más.

Por otra parte, si las cajas registradoras están bien organizadas los clientes se sentirán más inclinados a comprar en tu tienda. Lo mismo sucederá con el aparcamiento.

«¿Cómo organizamos la fiesta de Navidad de la oficina?»

«La organización de la recogida de equipajes del aeropuerto necesita una revisión.»

«¿Cómo organizamos la distribución de los libros en esta librería?»

«El sistema de archivos se ha de organizar de modo distinto.»

«¿Cómo vamos a reorganizar la cadena de producción con estas nuevas soldadoras automáticas?»

  • Quiero conseguir un modo de organizar esto.

LA ELECCIÓN

Puede que se te presenten distintas alternativas y tengas que elegir. Has de elegir entre los platos que hay en el menú de un restaurante. Puede que tengas que escoger entre dos ofertas de trabajo. Elegir el color del coche que vas a comprar. Elegir entre dos fogosos pretendientes.

Otras veces eres tú quien establece las alternativas y luego eliges entre ellas. En tales casos siempre has de diseñar varias. No te contentes con las primeras que te vengan a la mente. La generación creativa de opciones es una parte muy importante del proceso de elección.

La elección es una parte importante del proceso del pensamiento. En la etapa generativa (PO) se producen opciones y en la SO se ha de escoger entre ellas. En estos momentos estamos contemplando situaciones donde la elección es el propósito primordial del pensamiento.

Respecto a cada una de las alternativas es necesario proyectar y mirar hacia el futuro. Entonces necesitamos el pensamiento evaluador que encontramos en los sombreros amarillo y negro. Se necesita tener una idea clara de las necesidades, los valores y las prioridades. ¿Cuál es la opción que se supone que queremos alcanzar?

«Hemos de elegir entre estos dos sitios para ir de vacaciones.»

«Hemos de elegir un color para pintar las paredes de esta habitación.»

«Hemos de elegir entre estos dos diseños para el logotipo de la empresa.»

«Has de elegir qué juguete quieres.»

«Hemos de elegir entre estos dos candidatos para nuestro nuevo director de marketing.»

«Has de elegir el día para dar el anuncio.»

La elección nos traslada desde el reino de las «posibilidades» a la realidad y las necesidades de nuestra vida cotidiana.

  • Quiero hacer una elección definitiva entre estas dos alternativas.

LA DECISIÓN

La decisión es una forma de elección y viceversa. En ambos casos es casi necesario el mismo tipo de pensamiento. Sin embargo, una decisión es algo que hay que tomar, y el hecho de no demoramos en hacerlo es un factor importante. Hemos de pensar si no tomar una decisión es una forma de decisión.

En general las opciones tienden a afectarnos a nosotros, pero las decisiones suelen afectar a otras personas. No se puede apoyar esta idea con la lógica y es fácil encontrar opciones que afecten a otros y decisiones que sólo nos conciernan a nosotros.

Se suele elegir entre alternativas, y éstas con frecuencia tienen que ver con ir o no ir en una dirección concreta.

Al igual que con las opciones, se han de examinar las prioridades, los valores, el propósito de la decisión y las consecuencias.

«Hemos de tomar una decisión acerca de cerrar esta planta.»

«Hemos de decidir sobre la lista de invitados a la boda.»

«¿Aceptamos esta oferta?»

«¿Hay alguien aquí que quiera ir a hacer esquí acuático esta tarde?»

«¿Has decidido seguir adelante con esta nueva campaña publicitaria?»

«¿Hemos tomado una decisión sobre este plan?»

«¿Vamos a vender la casa?»

Con las decisiones es importante aclarar las bases de modo que en el futuro, cuando dudes sobre si aquéllas fueron correctas, puedas referirte a las razones que te llevaron a tomarlas.

  • Quiero tomar una decisión sobre este asunto.

JUZGAR

«He de juzgar esto.»

«Hemos de valorar esta propuesta.»

«¿Es una epidemia o no?»

«¿Hemos de subir los precios?»

«¿Crees que fue deliberado?»

«¿Hizo un buen trabajo como directora de la escuela?»

«¿Qué piensas de la moda de esta temporada?»

«¿Qué gusto tiene?»

«¿Se puede beber este vino?»

Juzgar es una operación muy amplia propia del pensamiento. Al igual que la elección y la decisión, el juicio se produce en la etapa SO. Juzgamos el rendimiento de la etapa PO y decidimos qué hacer con el mismo: aceptarlo, desarrollarlo o rechazarlo (por el momento o para siempre). El juicio también es, en sí mismo, una situación del pensamiento.

Juzgar puede implicar reconocer e identificar. ¿Es realmente una epidemia? ¿Es realmente la enfermedad de las trincheras? En tales casos hay características y criterios que nos ayudan a decidir. ¿Están presentes estas características?

Luego viene el juicio, que es una cuestión de evaluación. A veces esta evaluación es un asunto de opinión, pero se apoya en principios firmes. ¿Es esto legal? Otras veces es mucho más subjetiva. ¿Está haciendo un buen trabajo? ¿Es un diseño atractivo? En este tipo de valoración subjetiva suele haber cinco aspectos:

  1. No hay ninguna duda: está mal, es horrible, se ha de rechazar.
  2. Hay muchas cosas en contra.
  3. Neutral: adecuado.
  4. Hay cosas a su favor.
  5. Sin lugar a dudas es maravilloso y hay que elegirlo.

También es interesante el juicio que tiene lugar entre los sombreros negro y amarillo, durante el cual nos esforzamos por separar las dificultades de los beneficios. En esta fase hacemos un desglose. Al final miramos la lista y hacemos una valoración final.

La decisión de hacer o no hacer algo implica un juicio. Esto tiene en cuenta las consecuencias de la acción y de su ausencia.

El juicio puede ser objetivo y basarse en los hechos o también subjetivo y fundarse en el sentimiento (como en el sombrero rojo) y la opinión. ¿Encajará esta persona en el grupo?

En el juicio no se toma la decisión, sino que se ofrece una valoración. Esta, posteriormente, desempeña un papel a la hora de tomar la decisión.

  • Quiero forjarme un juicio sobre este asunto.

COMUNICAR

Cuando la comunicación es obvia o rutinaria no hemos de pensar demasiado en ella. Con frecuencia suponemos que es evidente.

El modo en que comunicamos algo puede suponer una gran diferencia en el resultado. Una comunicación puede ser confusa, poco clara y atolondrada. Esto puede causar problemas reales, o al menos requerir mucho esfuerzo por parte de los receptores para comprender lo que se está diciendo. Los formularios de Hacienda suelen ser un ejemplo clásico. Lo mismo sucede con las instrucciones para los equipos electrónicos. Generalmente están muy mal escritas porque las han redactado personas que conocen el aparato y para quienes todo lo que a éste respecta es obvio. Sin embargo, para los compradores es muy distinto.

La mala comunicación puede dar una falsa impresión, perjudicar y causar malentendidos. La buena comunicación no sólo debería evitar dar una impresión equivocada, sino también tratar de aclarar las ideas erróneas que puedan tener algunas personas.

La comunicación también tendría que ser simple, directa, honesta y sincera.

Ésta es una tarea que implica diseño y creatividad. A veces hay problemas específicos que superar.

«¿Cómo decimos a los trabajadores lo de los despidos?»

«¿Cómo le decimos que ha suspendido el examen?»

«Esto es algo realmente nuevo. ¿Cómo lo comunicamos?»

«¿Cómo comunicamos los riesgos de salud que implica el tabaco?»

«¿Cómo exponemos las instrucciones sobre el uso de esta tostadora?»

«¿Cómo comunicamos que deja su puesto porque se le ha pedido que lo haga?»

  • Quiero encontrar una buena forma de comunicar esto.

EXPLORAR

Éste es un aspecto muy amplio y común de los propósitos del pensamiento. Sólo quieres explorar un área. No tienes otro propósito que averiguar más acerca de la misma. A veces puede existir algún otro en tu mente, pero por el momento sólo estás explorando.

Explorar y recopilar información es lo que concierne a la etapa del pensamiento LO. No obstante, la exploración puede ser el propósito del pensamiento. Tanto un explorador que llega a la luna como otro que explora una remota zona de Papúa, en Nueva Guinea, tienen la intención de conocer más.

Siempre que permitas que haya una segunda intención en tu propósito de exploración estarás reduciendo el valor de la misma como tal, porque sólo te fijarás en las cosas que puedan tener valor para esas segundas intenciones. La exploración genuina se interesa en lo que hay, no en lo que se ciñe a tu propósito.

«Quiero información acerca de posibilidades de hacer excursiones a pie por Francia.»

«Quiero explorar las posibilidades de hacer negocios en China.»

«Por favor, indaga sobre las granjas piscícolas en aguas frías.»

«Explora toda el área de la creatividad.»

«Infórmate sobre los marchantes de arte.»

Una situación del pensamiento descrita anteriormente cubría la petición de obtener información específica. Éste era un tipo de tarea que se debía realizar. La exploración es mucho más extensa. Queremos toda la información sobre un campo. Obviamente, éste se ha de concretar, porque no se puede pedir información sobre todas las cosas. La definición del campo puede ser tan pequeña que la diferencia entre «explorar» y la «tarea de información» sea mínima. En la práctica, la exploración es abierta y no se especifica lo que se va a encontrar. En una tarea de información se define lo que estás buscando.

  • Quiero llevar a cabo una exploración profunda sobre esta área.

MEJORA GENERAL

Una «situación del pensamiento» expuesta anteriormente describía la mejora en una dirección definida: hacer algo más rápido, más sencillo, más barato, etc. Aquí la mejora es general. Sólo queremos mejorar, pero no especificamos la dirección y no sabemos por dónde vendrá.

Claro está que sería posible tratar la mejora en términos generales, como una consecución de movimientos específicos. Podríamos establecer unas cuantas instrucciones definidas y luego tratar de mejorar cada una de ellas. Esto terminaría como una serie de ejercicios para resolver problemas.

La mejora general es más creativa y abierta. No sabemos exactamente qué vamos a conseguir. La mejora puede ir en una dirección en la que nunca hubiéramos pensado ni hubiéramos podido definir. El índice de mujeres que bebían cerveza aumentó cuando se reformaron los lavabos de los pubs británicos. Ningún experto en marketing hubiera sugerido esto como un medio para conseguir que las mujeres bebieran más cerveza.

La mejora general sigue a la creencia de que cualquier cosa que se haga no ha de ser necesariamente la mejor forma de hacerlo. En vez de tratar el asunto como un problema, se hace como si fuera un ejercicio creativo. ¿Qué ideas podemos tener aquí? Luego éstas se examinan y vemos cómo, dónde y sí ofrecen mejoras. Las ideas vienen primero.

«¿Cómo podemos hacer que el tiempo dedicado a la comida sea más interesante?»

«¿Cómo podemos mejorar los periódicos?»

«Mejoremos los telediarios.»

«Mejoremos la estética de los coches.»

«Mejoremos la distribución de los supermercados.»

«Quiero mejorar los uniformes de la policía.»

«Quiero ideas para mejorar este lavavajillas.»

«Mejoremos la comunicación en nuestros hogares.»

  • Quiero conseguir algún tipo de mejora en un área definida.

LAS OPORTUNIDADES

A la mayoría de las personas se nos ha dicho que un problema puede convertirse en una oportunidad. Sin embargo, estamos mucho más interesados en resolver el problema que en buscar las oportunidades. En realidad, muy pocas personas se detienen a pensar en ellas. Si ésta se presenta ante nosotros puede que la valoremos, pero no es lo mismo que buscarla activamente.

Esta genuina falta de interés por las oportunidades probablemente provenga de dos fuentes. Las oportunidades implican riesgo, preocupaciones y trastornos, y no nos gustan ninguna de estas tres cosas. También nos hemos adaptado a las cosas y estamos contentos con ellas tal como son. Hay poca motivación para el cambio.

Se supone que en los negocios se están buscando oportunidades continuamente. Según mi experiencia, esto no es así. En los negocios se pone más énfasis en la creatividad necesaria para resolver los problemas que en buscar oportunidades.

Las oportunidades se pueden buscar o diseñar. Podemos empezar con nuestros puntos fuertes y recursos para ver de qué modo se pueden emplear. También podemos empezar desde el mercado y ver qué oportunidades están surgiendo. En la práctica, probablemente empezaremos partiendo de ambas posturas.

Buscar oportunidades es una labor abierta. No sabemos dónde vamos a terminar. Si tenemos una ocupación específica entonces ésta se convierte en una tarea: «¿Cómo podemos vender productos de confitería en la antigua Unión Soviética?». Las oportunidades pueden definirse como: «¿Dónde más puedo vender confitería?» o «¿Qué más podemos hacer con nuestra capacidad de rendimiento para producir confitería?».

Yendo tras las oportunidades, a menudo necesitamos algunos métodos para dirigir la atención. Expuse una serie de métodos con ese fin en mi libro Opportunities.[8]

  • Quiero concluir con algunas posibles oportunidades (en esta área).

EL CAMBIO (PIENSA EN ELLO)

Algo ha cambiado: en el mundo, en el mercado o en las normas. Queremos pensar acerca de ese cambio. ¿De qué modo nos afecta? ¿Qué oportunidades se ofrecen?

Generalmente, sólo pensamos en un cambio cuando éste nos supone un problema o nos afecta directamente. Aquí el propósito del pensamiento es una exploración deliberada del cambio. Se pone el énfasis en las oportunidades. Cualquier cambio es potencialmente una fuente de oportunidades para aquellos que las divisen primero. Tras un cambio las cosas no son nunca igual que antes.

Nadie está obligado a pensar en el cambio de este modo tan abierto, pero se puede «elegir» hacerlo.

«¿Cuáles son los efectos de este cambio?»

«¿Qué oportunidades se abren con las nuevas normativas?»

«¿De qué modo afecta a nuestros planes de viaje la apertura del túnel del Canal de la Mancha?»

«La instalación del tendido eléctrico de la línea del ferrocarril hasta este lugar va a ocasionar algunos cambios. ¿Cómo podemos beneficiarnos de los mismos?»

«Las grandes empresas están despidiendo a los empleados. ¿Qué oportunidades supone este hecho para nosotros?»

«Todos los niños han dejado la escuela. ¿A qué conduce esto?»

  • Quiero concluir con algunas ideas que surjan a raíz de este cambio.

PAZ, EXCITACIÓN O FELICIDAD

Podemos ponernos a pensar sobre la paz, la excitación o la felicidad. Generalmente tratamos de obtenerlas o de aumentar nuestro disfrute de las mismas. Puede que también busquemos inyectar algo más de estas cualidades en nuestras vidas.

Este pensamiento implica tarea y diseño. Quizá también debamos resolver problemas, si somos conscientes de las barreras que hay entre nosotros y estos objetos deseados.

Lo característico de este tipo de pensamiento es que el objetivo o el destino son muy amplios. Es muy difícil tener como meta la «felicidad». Podemos pensar en varias situaciones o cosas que nos harían felices y luego valorarlas para ver si en verdad pueden proporcionamos felicidad.

No es peligroso pensar en objetivos tan amplios. Lo que sucederá es que generarás posibilidades y luego necesitarás trabajarlas para, al final, poder evaluarlas.

«Quiero pensar en la felicidad.»

«Quiero más entusiasmo en mi vida.»

«Quiero encontrar más paz».

«¿Por qué no soy más feliz?»

  • Quiero concluir con algunas ideas en lo que respecta a la felicidad (paz, entusiasmo, etc.).

HACER FRENTE AL CAMBIO

Esto no es lo mismo que la exploración del cambio que se ha mencionado antes. Aquí la cuestión es adaptarse y hacer frente al cambio que te afecta a ti o a la organización directamente. Algunas de las dificultades y problemas pueden ser obvios. Otras surgirán sólo al cabo del tiempo. Ha habido una interrupción. Ya no existe el antiguo equilibrio. Puede ser una simple cuestión de limitar los perjuicios.

Podemos prever algunos de los efectos del cambio. Podemos crear estructuras que nos ayuden ha enfrentarnos al mismo. Todo esto requiere pensar, del mismo modo que también se precisa cuando surgen dificultades imprevistas.

Este tipo de pensamiento es adaptativo y puede incluir algunos problemas específicos. Existe una gran parte de pensamiento de diseño. También se requerirá pensamiento creativo. A menudo también se incluye la planificación. El hecho de mantener el equilibrio sobre una plancha de windsurf es una cuestión de constante adaptación. No hay una sola postura que haga que un ajuste posterior sea innecesario.

«¿Cómo vamos a hacer frente a esta nueva amenaza de la competencia?»

«La jubilación supone un gran cambio. Hemos de adaptarnos a él.»

«No tener trabajo es un gran cambio. Hemos de pensar cómo vamos a afrontarlo.»

«Esta lesión en la espalda significa que voy a tener que aprender un nuevo trabajo.»

«La importación masiva de juguetes baratos de China nos ha perjudicado mucho.»

«El mercado ha cambiado. Ya no hay muchos pequeños puntos de venta, sólo unos cuantos en las grandes superficies, y si no puedes conseguir uno de éstos estás perdido.»

  • Quiero concluir con una estrategia para hacer frente a este cambio.

FORMULAR UN SUEÑO

Si se ha formulado un sueño, luego se trata de «pensar en la tarea» para alcanzarlo. Pero, ¿de dónde viene el sueño? ¿Cómo se ha formulado?

Empezar a formular un sueño o una tarea atrevida es un propósito legítimo del pensamiento. La dificultad reside en evitar limitar el sueño para hacerlo más alcanzable. Por otra parte, si el sueño sigue siendo totalmente vago e informe puede servir como tal, pero no como algo que puedas llegar a conseguir algún día. Puede que desees formular un sueño que no se pueda alcanzar, pero que sirve para animarte y seguir adelante. Ésta es una opción de diseño.

Formular un sueño es parecido a diseñar una tarea o unas instrucciones. Incluyes lo que quieres que haya.

«Quiero pensar en un estilo de vida de ensueño.»

«Quiero definir las características del negocio ideal para mí.»

«¿Qué quiero de la vida?»

«¿Cómo espero que sea el matrimonio?»

«¿Cómo es el cliente soñado?»

«¿Cuál es el lugar ideal para vivir? ¿Qué características habría de tener?»

  • Quiero concluir con un sueño bien construido (tarea o diseño de instrucciones).

LA INICIATIVA

Podemos vivir reaccionando a los problemas y a las oportunidades a medida que vayan surgiendo, o podemos tomar iniciativas de vez en cuando.

A veces las personas jóvenes parten hacia tierras lejanas con gran coraje: no saben exactamente lo que van a hacer cuando lleguen, pero sobreviven y a veces tienen éxito.

Las iniciativas requieren algo de valor, pero no necesariamente una gran dosis. Puedes pensar en una iniciativa para reducir el riesgo. Puedes preparar una «postura de retaguardia» en caso de que ésta no funcione. Las iniciativas, generalmente, requieren mucho trabajo porque sencillamente no puedes funcionar con el «mantenimiento» habitual. A veces, con las iniciativas has de seguir tus propios pasos hasta el final. Otras veces se conecta con otra vía y se sigue por ella.

Puede que desees tomar una iniciativa porque no está pasando nada más. Puede que quieras tomar una iniciativa porque te aburre lo que estás haciendo. Puede que quieras seguir con ella porque te atrae y te incita a seguir adelante. A veces puedes tener un sentido muy preciso de a dónde vas y la iniciativa se convierte en un plan detallado. Otras veces la tomas y luego ves lo que sucede. Entonces vuelves a pensar para seguir avanzando.

«Si quieres conseguir un trabajo tendrás que tomar algunas iniciativas.»

«No pasa nada especial, hemos de tomar algunas iniciativas.»

«El mercado está muy tranquilo. ¿Qué iniciativas podemos tomar?»

«Quedarte en casa sentada no te va a ayudar a conocer gente. Has de tomar alguna iniciativa.»

«Vamos a diseñar algunas iniciativas.»

  • Quiero concluir con algunas iniciativas.

RESULTADO, REVISIÓN Y RESUMEN

Al final de la etapa del pensamiento SO ha de haber una conclusión, un resultado o un resumen. Por lo tanto, producir un resultado es parte de cualquier proceso del pensamiento. Incluso aunque éste diga que «no hay acuerdo en este asunto y no se han hallado procedimientos prácticos que seguir», sigue siendo un resultado y puede ser un buen resumen.

También hay momentos en los que el único propósito del pensamiento es conseguir un producto. El propósito de la reunión puede ser presentar el resultado de otra reunión, de una discusión o de una etapa en un proceso en curso. El tipo de pensamiento que se requiere puede que sea complejo. Es preciso cubrir todos los aspectos, pero resumir el asunto a unos cuantos conceptos esenciales. Es una especie de proceso de destilación.

A veces no existe realmente un resultado, por lo que el pensamiento se dirige a conseguir uno. Esto se convierte en una tarea o proceso de diseño.

El pensamiento de revisión es de esta índole. Puede que periódicamente quieras ponerte a revisar una situación. ¿Qué está pasando? ¿Qué se ha conseguido? ¿Qué cambios ha habido? ¿Cuáles son los problemas? ¿Qué puede pasar después?

«¿Cuál es el resultado del pensamiento que hemos estado elaborando durante las últimas semanas?»

«Quiero intentar reunir todas nuestras decisiones en un resultado global.»

«¿Cuál dirías que es el resultado de nuestra discusión?»

«Hemos de revisar dónde nos encontramos en estos momentos.»

«¿Podrías preparar una revisión de nuestras inversiones en el Lejano Oriente?»

«Vamos a resumir lo que hemos estado pensando.»

  • Quiero concluir con un resultado (resumen, revisión).

EL ENFOQUE EN UNA ÁREA NEUTRAL

Esto es casi exactamente lo opuesto a resolver problemas o realizar una tarea. No tenemos ni idea de dónde terminaremos. Ni siquiera tenemos idea de por qué estamos pensando en este asunto. Sin embargo, es una parte muy importante del pensamiento.

Por lo general, tendemos a pensar sólo en aquellos asuntos en los que existe algún beneficio obvio que derive del pensamiento. Por esta razón cautiva tanto resolver problemas. En el caso de una tarea percibimos el beneficio si la conseguimos.

En el área del pensamiento neutral nos centramos arbitrariamente en algo y pensamos en ello. No sabemos si vamos a obtener algún beneficio. Utilizamos la creatividad para generar ideas nuevas en esta área neutral. Luego las revisamos para descubrir algún provecho potencial y, si lo hallamos, tratamos de desarrollar esas ideas en otras que se puedan utilizar.

Muchas cosas siguen donde están porque nunca ha habido problemas, y por ello no han llamado la atención para que se piense en ellas. Los inventores suelen extraer grandes beneficios de pensar en cosas a las que otras personas no han hecho ni caso.

Puedes elegir pensar en la punta de un lápiz que sobresale setenta y cinco milímetros del borde para escribir. ¿Por qué? Porque deseas hacerlo. No hay ninguna otra razón. Puedes optar por centrarte en el lugar en que escribes la fecha en un cheque. ¿Por qué? Porque quieres.

Si no obtienes grandes ideas, lo único que habrás perdido es algo de tiempo. No obstante, habrás practicado habilidades propias del pensamiento creativo, lo cual te ayudará a desarrollar el hábito de detenerte y reflexionar.

«Quiero pensar en la forma de los semáforos.»

«Quiero pensar en cómo reposa una taza sobre el plato.»

«Quiero pensar en cómo se pagan los intereses en un préstamo bancario.»

«Quiero pensar en los titulares de los periódicos.»

«Vamos a prestar atención a los asientos de los autobuses.»

«Vamos a pensar sobre los descuentos en los supermercados.»

  • Quiero concluir con algunas ideas nuevas en esta área específica.

LA CREATIVIDAD DE LA HOJA EN BLANCO

Esto es parecido, de alguna forma, al enfoque en una área neutral. No existe ningún problema. No hay ninguna tarca. No hay beneficios visibles que obtener. Tienes una «hoja de papel en blanco» y se te pide que seas creativo.

Puede que tengas que diseñar un nuevo logotipo, escribir una canción pop o inventar un nuevo juguete para niños.

No es del todo correcto decir que no hay propósito, porque centrarse en una área neutral y en la creatividad de la hoja en blanco puede suponer conseguir nuevas ideas valiosas. Esto, realmente, es un propósito, pero muy general. No hay un diseño específico de instrucciones.

La verdadera diferencia entre la creatividad de la hoja en blanco y el enfoque en una área neutral es que en la primera se te pide específicamente que se te ocurran algunas ideas y empieces con una hoja en blanco. En el enfoque en una área neutral eliges centrarte en algo existente, aunque no haya razón para ello. En ambos casos la creatividad es totalmente abierta. Posteriormente consideraremos algunas técnicas creativas para trabajar en situaciones abiertas de este tipo.

«Quiero una idea totalmente nueva para una botella de perfume.»

«Piensa en un regalo para alguien que lo tiene todo.»

«Diseña un nuevo galardón al mérito.»

«¿Cómo llamaremos al nuevo cachorro?»

«Diseña un nuevo juego para adultos.»

«Quiero una idea verdaderamente nueva para la venta de un chicle.»

«Vamos a diseñar un nuevo servicio bancario.»

  • Quiero concluir con algunas ideas nuevas que sirvan a este propósito específico.

LA EXPLICACIÓN

Tratas de buscar la razón de algo que ha sucedido o está sucediendo. Puedes buscar la causa de un problema. Puedes buscar un principio científico o un fenómeno básico. Puede que seas un detective que investiga un crimen. Puede que estés desvelando un fraude. Puede que seas un joven que se pregunta por qué le ha abandonado su novia.

Hay que recoger información. Hay que adivinar o formular hipótesis. Recopilas información, formulas una hipótesis y luego recoges más datos para apoyarla o rechazarla. En el ámbito científico diseñas experimentos. El truco consiste en hacer buen uso de la hipótesis pero evitando quedarte atrapado en ella de modo que sólo veas lo que ésta te permite ver.

«¿Qué ha sucedido aquí?»

«Estamos tratando de averiguar quién cometió este crimen.»

«¿Por qué hay más mujeres jóvenes que hombres de la misma edad que empiezan a fumar?»

«¿Cuál es la explicación de la tensión de esta junta?»

«¿Cómo se perdió esta mercancía?»

«¿Qué le hizo comportarse de este modo?»

  • Quiero concluir con una explicación para esto.

ESTUDIAR EL FUTURO

Hay personas cuyo trabajo consiste en estudiar el futuro. Las personas quieren conocer los cambios, las oportunidades y las amenazas. Si te dedicas a la planificación a largo plazo has de tener alguna idea de cómo será el mundo dentro de algún tiempo. Otras personas también quieren considerar el futuro a fin de tomar decisiones.

Hay muchas cosas que pueden continuar en el futuro a partir del presente o de las tendencias actuales. Los que ahora son bebés crecerán. Los niños crecerán. La tendencia al aumento en la automatización laboral continuará. La gente tendrá más dinero. Habrá más coches en las carreteras. Las personas viajarán más. Podemos contemplar el presente y decir «Esto aumentará o disminuirá». Incluso podemos decir que dos cosas pueden unirse para crear una tercera.

También hay discontinuidades, o cosas que no serán una extensión del presente. Hemos de usar la creatividad para imaginarlas. No podrás probar que van a suceder. Sólo pueden permanecer como posibilidades, pero ahora, pensando en ellas estaremos preparados para reconocerlas cuando lleguen, si es que eso sucede.

«¿Cómo será el trabajo dentro de veinte años?»

«¿Seguirán creciendo las ciudades?»

«¿Querrán nuestros hijos ir a vivir a esta casa tan grande?»

«¿Qué ocurrirá con el medio ambiente en el futuro?»

«¿Habrá una fusión nuclear dentro de cincuenta años?»

«¿Qué pasará con China y con la India como naciones industriales?»

  • Quiero concluir con una idea clara del futuro.

LA CRISIS

Lo más importante sobre el pensamiento de crisis es la presión del tiempo. Es necesario hacer algo.

El pensamiento en tiempo de crisis necesita una clara valoración de lo que está pasando y la capacidad de cambiar esa evaluación a medida que las cosas vayan progresando. Es necesario tomar decisiones y seguir una línea de acción clara. Las prioridades son muy importantes, porque a menudo se convierten en el dilema de dejar una cosa para poder conservar otra. Es preciso estar creando opciones constantemente. También es necesario proyectar e imaginar lo que puede suceder después. La resolución de problemas también se encuentra dentro de este proceso, pero generalmente no es fácil eliminar la causa de los problemas. Puede que sea más importante diseñar un camino para seguir adelante.

«El suministro de agua está contaminado, ¿qué hacemos?»

«John ha sufrido un grave accidente de coche.»

«El ordenador se ha estropeado.»

«Hombres armados retienen a dos rehenes dentro del banco.»

«Los invitados ya han llegado, pero el vino todavía no.»

«Mary se ha quedado sin dinero viajando por la India.»

  • Quiero encontrar un modo de afrontar esta crisis.

LA ESTRATEGIA

Una estrategia no es algo tan detallado como un plan. Es más bien una serie de directrices que luego será preciso organizar. Éstas se mantienen, mientras que los planes pueden variar con la situación. El modo en que llevas a cabo una estrategia se puede modificar, pero sin que deje de ser la misma.

La estrategia de Sam Walton era llevar las nuevas estructuras comerciales a ciudades pequeñas donde no hubiera mucha competencia. El resultado fue que creó la mayor cadena de tiendas al por menor de los Estados Unidos y se convirtió en uno de los hombres más ricos de Norteamérica. Un político puede adoptar la estrategia de ayudar y ofrecerse para hacer las cosas que nadie más desea hacer.

Al unificar una estrategia hay que considerar los puntos fuertes y los débiles, las oportunidades y la evolución del mundo. Una gran corporación puede decir que es muy difícil prever el futuro, y por ello la estrategia será no hacer nada, salvo esperar a que pasen las cosas y luego moverse muy rápidamente al ritmo de las tendencias.

«¿Cuál es nuestra estrategia para ganar este juego?»

«Necesitamos una estrategia para entrar en este nuevo mercado.»

«¿Podrías explicar la estrategia que estamos siguiendo?»

«Esta elección requiere una estrategia definida.»

«Deberíamos cerrar las operaciones que requieren mucha atención pero que no tienen futuro.»

«¿Cuál es tu estrategia para encontrar trabajo?»

  • Quiero concluir con una estrategia definida.

EL PENSAMIENTO CREATIVO

El pensamiento creativo aparece en muchas de las situaciones que hemos descrito aquí. Es necesario, por ejemplo, en la situación de la «hoja en blanco» o en la del «enfoque neutral». En el diseño, en la consecución de una tarea, en la negociación y en la resolución de problemas, también se necesita el pensamiento creativo. La creatividad es uno de los ingredientes clave del pensamiento; su propósito es crear ideas y opciones nuevas.

También hay momentos en que decides que quieres aplicar algún tipo de pensamiento creativo sobre un tema, una situación, una tarea o un problema. El énfasis no sólo se pone en resolver el problema o tener algunas ideas adecuadas, sino en las «ideas nuevas» que no se habían mencionado antes.

Una vez se han «creado» las ideas nuevas pueden examinarse, mejorarse, valorarse y usarse de vez en cuando. El empleo deliberado de la creatividad se basa en la creencia de que las ideas actuales quizá no sean las únicas o las mejores.

«Necesitamos ideas nuevas para las vacaciones.»

«¿Podemos hacer una cocina más creativa?»

«Hemos de desarrollar un enfoque más creativo para el mercado juvenil.»

«Quiero ideas nuevas para la portada del libro.»

«Vamos a volver a pintar esa habitación. ¿Tienes alguna idea creativa?»

«La competencia de los grandes almacenes nos está matando. Necesitamos un enfoque creativo especial.»

  • Quiero concluir con algunas ideas creativas nuevas.

Resumen general

La lista de situaciones del pensamiento que se ha dado aquí no es completa. Mi intención ha sido mostrar una amplia gama de situaciones. Para cada una de ellas hay un resultado deseado: «Quiero concluir con…». Has de ser muy claro con lo que quieres. No basta con sentir vagamente que estás pensando en un asunto.

Los lectores se habrán dado cuenta de que todas las situaciones pueden tratarse desde dos tipos de enfoques fundamentales:

  1. Enfoque de área.
  2. Enfoque de propósito.

1. ENFOQUE DE ÁREA

Con el enfoque de área sólo definimos por dónde vamos a empezar. Queremos algunas ideas nuevas «en esta área». Algunos ejemplos puros de esto serían el pensamiento de la hoja en blanco y el enfoque en el área neutral. Sencillamente definimos la zona en que estamos pensando. Está claro que el propósito general es producir ideas útiles, pero nunca hay una tarea definida que alcanzar o un problema que resolver. El pensamiento centrado en las oportunidades puede ser un área de enfoque, al igual que la mejora en general. La exploración es una forma de enfoque de área.

El enfoque de área es importante por dos razones. La primera es que no nos permite pensar en algo en concreto. Sin él estallamos limitados a pensar en los problemas y los defectos. La segunda ventaja del enfoque de área es que nuestro pensamiento no se limita a nuestras ideas ya existentes. Cada vez que tenemos un «propósito» en realidad estamos limitándonos al mismo. Con el enfoque de área el pensamiento es totalmente libre.

2. ENFOQUE DE PROPÓSITO

Esto supone «pensar para un propósito» más tradicional. Queremos resolver un problema. Queremos alcanzar una tarea definida. Queremos concluir teniendo un plan. Queremos hacer una mejora en una dirección concreta. Con el enfoque de propósito sabemos dónde queremos estar en términos más específicos. «Quiero arreglar la gotera del tejado» es muy distinto a «Quiero algunas ideas nuevas para reparar el tejado».

Resumen de la etapa TO

El tiempo utilizado en pensar en el «propósito» del pensamiento está bien empleado. Has de ser muy claro con el propósito y explicarlo. Cambíalo, vuélvelo a definir, intenta otras alternativas, amplíalo o redúcelo, pero sé claro respecto a lo que finalmente decidas pensar. La palabra «to» simboliza: «¿A dónde voy?».