Los nueve príncipes de Ámbar
Ámbar era la ciudad más grande que hubiera existido jamás o que fuera a existir. Ámbar siempre había sido y siempre sería, y cualquier otra ciudad, en cualquier lugar, que existiera, no sería más que un reflejo de una sombra de alguna fase de Ámbar. Ámbar, Ámbar, Ámbar… Te recuerdo. Nunca volveré a olvidarte. Creo, muy dentro de mí, que nunca te olvidé a través de todos estos siglos en los que vagué por la Tierra de Sombra, porque a menudo, durante la noche, mis sueños eran perturbados por las imágenes de tus verdes y dorados capiteles y tus majestuosas terrazas. Recuerdo tus anchos paseos y tus campos de flores, doradas y rojas. Recuerdo la dulzura de tus aires, y los templos, palacios, y lo agradable que tenías, tienes y siempre tendrás.Corwin ha sido internado en un hospital tras sufrir un accidente de coche. Padece un ataque de amnesia que le impide recordar quién es. Encontrará una extraña baraja cuyos arcanos representan a personas que reconoce, entre las que se encuentra él mismo. Los naipes le permitirán llegar a Ámbar, de cuyo trono es el legítimo sucesor.Ámbar es el mundo verdadero, un universo que proyecta infinitos reflejos de sí mismo, solo manipulables por aquellos con sangre real amberita. Corwin descubrirá que su padre, el monarca Oberón, ha desaparecido en extrañas circunstancias. Mientras tanto, sus hermanos se encuentran inmersos en una lucha fratricida repleta de traición, conspiraciones y muerte.