El museo desaparecido
Una de las consecuencias terribles que suelen traer consigo las guerras es el pillaje. Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis orquestaron una trama destinada al robo sistemático de obras de arte en toda Europa que fueron sustraídas de las casas de familias de coleccionistas, muchas de ellas judías, y de museos, y trasladadas a Alemania con la intención de que engrosaran las colecciones de museo de arte europeo que Hitler planeaba crear. Obras maestras de la pintura occidental viajaron en trenes bajo las bombas, fueron ocultadas en minas y sótanos, o fueron a parar a manos de los gerifaltes nazis o acabaron en el floreciente y turbio mercado del arte de la guerra y la posguerra. Ese fue el destino de miles de lienzos de maestros como Vermeer, Brueguel, Rembrandt, Goya, Van Gogh, Cézanne, Renoir, Picasso, Matisse, Bonnard... Acabada la guerra la pista de no pocos de ellos se perdió definitivamente, mientras que otros volvían a manos de sus legítimos propietarios, recuperadas por las tropas aliadas.Héctor Feliciano ha tenido acceso a comprometedores documentos recientemente desclasificados, y ha entrevistado a víctimas, testigos y colaboradores supervivientes en el expolio. Centrándose en el destino de las colecciones de cinco grandes familias —Rothschild, Rosenberg, Bernheim-Jeune, David-Weill y Schloss. Tras aparecer publicado con gran éxito en países como Francia, Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Alemania, Japón o Argentina, el libro llega ahora al lector español en su versión definitiva, revisada y ampliada.