5. Pedófilos y pederastas: qué son, cómo reconocerlos
Definiciones: ¿pederastas o pedófilos?
Es importante establecer los términos con que nombramos a las personas y sus actos. Para explicar el abuso sexual infantil legalmente se utilizan la expresión «corrupción de menores» y la palabra «violación». En el área de la salud mental se denomina pederastia y pedofilia. Históricamente se ha definido también la pederastia como el sexo entre hombres mayores y hombres menores, y la pedofilia como el sexo entre adultos y mujeres menores. Yo elegí el lenguaje de la psicología, porque en el jurídico se habla del acto, pero se omite representar simbólicamente al agresor. Me parece importante dejar muy claro quién es y cómo se comporta el causante del daño por abuso a niños, niñas y adolescentes.
La definición de diccionario nos refiere lo siguiente: pederasta (del griego paiderastís, de paidí, niño, y erastís, amante). La pederastia es la práctica sexual con niños menores. En algunas corrientes se explica la pederastia como el gusto de los hombres homosexuales por varones menores de edad.
Por otro lado, la pedofilia es la atracción sexual del adulto por los niños y las niñas; surge de la palabra paidofilia.
Históricamente, Freud y Lacan establecieron las claves para que en nuestros días en psiquiatría y psicología se considere al abusador de menores como una persona enferma, o con patologías producto de situaciones traumáticas. Lo contrastaremos con aquellos especialistas que tienen diferentes planteamientos de la pedofilia y la pederastia. En este libro reflejaremos el debate sobre la condición psicológica de los abusadores de menores. Para fines prácticos, a partir de ahora utilizaremos la palabra pedofilia —definida por el psiquiatra suizo Auguste Forel, en 1905— como «la atracción erótica, caracterizada por el impulso para llevar a cabo actos sexualmente anómalos entre un adulto y una niña o niño». Así, diremos que el pedófilo es el hombre, o mujer, que abusa sexualmente de una o varias criaturas menores de edad, y el pederasta el hombre, generalmente en condiciones de ocultamiento de su homosexualidad, que abusa de menores.
El caso más simbólico del pederasta por antonomasia es el de los sacerdotes que niegan su yo gay y abusan de menores a su cargo, sobre los cuales tienen un gran poder de silenciamiento. Aunado a ello, en el ámbito clerical, está el voto de castidad. Cientos de casos han sido demostrados y consignados en este rubro; sin embargo, durante siglos el Vaticano negó la pederastia clerical. Pocas son las personas que se han atrevido a rebelarse contra el gran patriarcado religioso, como los sobrevivientes del padre Marcial Maciel, o la periodista mexicana Sanjuana Martínez, quien lo hizo consignando los testimonios en sus libros, y por ello recibió amenazas de muerte y aislamiento en los medios. A pesar de que el propio Vaticano pidió perdón —tardíamente— por los abusos del padre Maciel, sus fervientes seguidores siguen negando el derecho de las víctimas y protegiendo la memoria del pederasta.
Es fundamental precisar que existen millones de hombres homosexuales sanos, los cuales mantienen relaciones consensuadas, sanas y amorosas con adultos. Es importante recordar que no es la homosexualidad per se lo que impulsa a los pederastas al abuso, sino su decisión de aparentar ser heterosexuales y asexuados, e ir contra su naturaleza erótica vital propia y la del menor. También es necesario aclarar que no se puede generalizar, que existen muchos sacerdotes sanos que hacen un trabajo digno en sus comunidades y que serían incapaces de cometer un abuso sexual.
En los siguientes capítulos hablaremos de forma diferenciada de dos categorías de abuso infantil: víctimas de violencia sexual intrafamiliar y víctimas de abuso sexual infantil en otros ámbitos. El abordaje debe ser ecológico: se toma en cuenta al pedófilo, a la víctima, a la familia y al entorno social.
En la primera categoría, la intrafamiliar, una niña o niño abusado puede ser, además, víctima de negligencia y maltrato. Es decir, además de padecer abuso sexual por parte de algún miembro de la familia, la o el menor vive en condiciones de maltrato generalizado. En la mayoría de los casos la violencia no solamente se ejerce ex profeso contra la criatura, sino que además existen otras formas de violencia contra diferentes personas, como la pareja y demás hijos. La red familiar habitualmente está desarticulada y las víctimas sufren un síndrome de Estocolmo tan fuerte con el agresor (generalmente el padre, padrastro o abuelo) que no son capaces de pedir ayuda. Si lo hacen, se entiende que al «destapar» la violación sexual de la o el menor, saldrá detrás de ella, como un fantasma oculto en el clóset, la verdadera historia de violencia familiar.
En la segunda categoría hablaremos de abusadores conocidos o desconocidos, que tienen una historia de pedofilia. Entre ellos encontramos a sacerdotes, cardenales, maestros, enfermeros, entrenadores deportivos, guías de boy scouts, conserjes, policías, taxistas, redes criminales de trata de personas, etc.
El pedófilo perfecto
Cuando la madre de una pequeña abusada me comentó que el pedófilo era un «buen hombre» muy respetado en su comunidad, con azoro me preguntó: «¿Cómo podría haber sabido con antelación que se trataba de un pedófilo, que abusaría de mi niña?» La misma pregunta me hizo el padre de un bebé abusado por el abuelo materno. Me di entonces a la tarea de entrevistar a expertos y expertas en psicología que atienden casos de pedofilia. También entrevisté a un par de criminólogos y a tres victimólogas que habían trabajado en cárceles de hombres, interrogando a violadores y pedófilos. La conclusión es aterradora, el perfil del pedófilo es el siguiente: un hombre, en ocasiones una mujer, de edad adulta, de cualquier raza, educado o analfabeto, de cualquier situación socioeconómica y que pudo, o no, haber sufrido de abuso sexual en la infancia.
Quedé frustrada con esa respuesta, así que consulté una veintena de ensayos de especialistas como Anna Oliverio y Bárbara Graziosi y de abogados como Carlos Alberto Rozanski. Su conclusión es exactamente la misma: el perfil del pedófilo es un no perfil. Lo que sí se puede hacer es enlistar algunas características y consecuencias de sus acciones, explicadas por quienes han sido abusados por ellos o por los pedófilos mismos en prisión.
Existen los pedófilos sistemáticos, los intermitentes y los casuales, así como los profesionales que buscan criaturas para el negocio de la pornografía infantil y la trata de menores. La mayoría de pedófilos, entre 65 y 80 por ciento, son familiares o conocidos de la víctima. El 15 por ciento son hombres que buscan parejas con hijos de relaciones anteriores, con la finalidad de abusar de ellos. El mayor número de víctimas de incesto, 59.9 por ciento, son niñas de entre 6 y 12 años. La mayoría de los varones abusados tiene entre 11 y 12 años y son víctimas de abuso por parte de no familiares. La experta en violencia sexual Sandra Hotaling, con quien tomé un curso sobre trata de personas, revela en un estudio realizado a población abierta en Estados Unidos que 27 por ciento de las mujeres y 16 por ciento de los hombres reconocieron haber sido abusados sexualmente alguna vez en la infancia.
Estas cifras son similares en España, Argentina y México, según especialistas de esos países. Entre 15 y 20 por ciento de los casos de incesto se dan de padre o padrastro a niña. Por cada niña abusada por su padre biológico, hay dos niñas abusadas por su padrastro o pareja de la madre. En 65 por ciento de los casos restantes los abusos son perpetrados por abuelos, tíos, primos, hermanos y hermanastros. El otro 15 por ciento de abusos es perpetrado por no familiares o desconocidos. Estos números nos dicen que el abuso sexual infantil no es una enfermedad, sino una costumbre convalidada por su práctica histórica; es un problema serio de cultura, salud pública, justicia, educación y desarrollo social.
Cada vez que alguien descubre un acto de abuso sexual en su familia se pregunta lo mismo: ¿Cómo no lo vimos antes? ¿Qué señales enviaba que no pude leer? Por ello la prevención y la evitación son mucho más importantes. Hay muchas maneras de encontrar las claves. Exploremos algunas.
Como vimos anteriormente, los pedófilos atacan a niños y niñas menores de edad, y los pederastas a varones preadolescentes.
Los factores de riesgo casi siempre se elaboran desde la perspectiva de las víctimas potenciales. A veces las claves nos las dan los propios abusadores. Yo mezclaré ambas nociones, basándome en los argumentos que escuché del pedófilo Jean Succar Kuri, mientras yo estaba como testigo a favor de las niñas y los niños en el juicio en su contra por los delitos de pornografía infantil, violación y corrupción de menores, y también en las investigaciones sobre los argumentos del grupo International Boy Love Day (IBLD), que busca legalizar la pederastia en el mundo. Primero enlistaremos de quiénes hay que cuidarse, en segundo término cuáles son los factores de riesgo concreto.
Los pedófilos
En términos generales, los pedófilos tienen una fascinación con el poder de controlar a otros seres humanos. En la gran mayoría de casos son tiernos y amables con sus víctimas. No necesariamente sufren de lo que se llama patología; aunque pensemos que están locos, clínicamente no lo están. El psicólogo clínico argentino Jorge Garaventa, un reconocido especialista en abuso sexual infantil en América Latina, asegura que: «El maltrato y abuso sexual hacia la niñez se dan en una situación desigual en donde un adulto tiene el poder y utiliza su superioridad para el placer que le proporciona su víctima, aniquilada y sometida». El terapeuta afirma que «el abuso sexual de un adulto a un menor, así como la violación no responden a una necesidad o a un impulso sexual, sino a un acto de poder y sometimiento que se formula a través de una expresión erotizada».
Los pedófilos tienen o experimentan, en general, los siguientes aspectos:
- Personalidad narcisista: a menudo presumen de sus actividades pedófilas, e incluso a mayor edad se dejan ver en lugares públicos con niñas y niños menores.
- Claras preferencias de género: la mayoría son heterosexuales que eligen niñas.
- Buscan empleos y situaciones para estar con menores de edad.
- Generalmente tienen prestigio o respeto en su comunidad.
- Desarrollan redes sociales fuertes: incursionan en grupos masculinos sólidos, sectas, iglesias, grupos de golf u otros que les den estatus y credibilidad.
- Coleccionan objetos: reiteradamente se descubre a pedófilos que guardaban todas las fotos de sus víctimas, juguetes sexuales, trofeos, e incluso videos o diarios de los abusos.
- Casi siempre eligen cierto grupo de edad de sus víctimas: entre los 5 y los 13 es la más común.
- Algunos tienen una gran incapacidad para relacionarse con adultos, y en cuanto están con una niña o niño les cambia la expresión y se vuelven notoriamente dulces y seductores.
- Son seductores y manipuladores. Se muestran pacientes hasta lograr su objetivo.
- Son amables y tiernos, se ganan el cariño de sus víctimas creando vínculos paradójicos que confunden a las criaturas.
- Están convencidos de que las niñas y los niños les seducen y les provocan.
- No suelen ser homicidas de sus víctimas.
- Distorsiones cognitivas: el padre que abusa de su hija piensa que la está educando sexualmente. El abuelo que abusa de la nieta piensa que la prepara para lo que otros le harán.
- Si en la primera experiencia lograron salir impunes, comenzarán a sistematizar el abuso.
- Presentan patrones de excitación psicofisiológicos desviados y aprendidos.
Burgess y Groth definen dos tipologías de pedófilos: circunstancial y preferencial. Arturo Piñeros, presidente del Colegio Colombiano de Psicólogos, y el doctor Milton Cubillos, ambos especialistas en psicología prospectiva, elaboraron el cuadro que a continuación presentamos a partir de esa tipología de Burgess y Groth (publicado con autorización de los autores):
- Circunstancial
-
- Acecha a cualquier grupo vulnerable.
- Aunque posee gama preferencial, aceptará una «víctima de segunda» cuando se encuentra bajo estrés.
- Preferencial
-
- Ataca solamente dentro de su rango de edad de preferencia.
- No experimenta estrés.
Los pedófilos circunstanciales y los preferenciales a su vez se subdividen en:
- Circunstancial
-
- Regresivo
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- Conduce la vida más estable de los tipos circunstanciales.
- Prefiere a víctimas femeninas, de sectores vulnerables de la población.
- Prefiere el sexo oral y vaginal.
- Es el único pedófilo circunstancial que emplea la pornografía infantil como medio para «sensibilizar» a sus víctimas dentro del proceso de «seducción».
- Navega en internet buscando víctimas.
- Trata de ubicarse cerca de algún grupo vulnerable cuando hay crisis en su vida.
- Tiende a mantener siempre un grupo de víctimas potenciales en varias etapas de seducción.
- Indiscriminado
-
- Es complaciente y encantador con otros pedófilos, ya que su fuente principal de víctimas se halla en la remisión que le hacen éstos de víctimas que han descartado por salir de su rango de edad preferencial; en ese sentido está dispuesto a realizar cualquier actividad sexual que complazca al pedófilo dominante o proveedor.
- Esta persona espera mucho tiempo hasta que sus potenciales proveedores se familiaricen con él y le permitan entrar en sus círculos.
- Tiene un círculo que le provee de pornografía infantil y le ayuda a conseguir víctimas, así se trate de niños o cualquier otro grupo vulnerable, pero pronto dejarán en claro que prefieren a niños y en cierta edad.
- Inmaduro
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- También conocido como pedófilo ingenuo, posee comportamientos que le hacen parecer mentalmente raros o extraños ante la comunidad.
- Tiende a victimizar menores en locaciones cercanas al lugar donde vive, generalmente no viajará grandes distancias para conseguir nuevas víctimas.
- Prefiere el sexo anal y oral, pero en periodos de riesgo puede satisfacerse simplemente acariciando a sus víctimas.
- Puede presentar periodos en los que no repara en el cambio de edad de la víctima y mantiene el abuso.
- Tiende a vivir estresadamente.
- Preferencial
-
- Seductor
-
- Seduce o corteja a sus víctimas comprándoles obsequios, flores, juguetes o prestándoles dinero.
- Cuando llega a ser más cercano al menor, realizará insinuaciones sexuales y eventualmente introducirá al menor en la exposición pornográfica y en el uso de parafernalia sexual.
- Este tipo de pedófilo es casi siempre homosexual.
- Opera en redes de remisión de víctimas, y es muy probable que navegue en internet buscando estímulos y víctimas potenciales.
- Es muy frecuente que posea y mantenga un grupo de víctimas en varias etapas de seducción.
- Va a cualquier lugar donde pueda encontrar un buen número de víctimas potenciales.
- Sádico
-
- Es el más peligroso de los pedófilos, es acechador, prefiere el sexo anal, mutila los órganos genitales y, en algunos casos, asesina y canibaliza a su víctima.
- Viajará grandes distancias para cazar a la víctima adecuada, realizando el secuestro de la misma, para evadir a los padres y las autoridades.
- Este individuo vive una existencia de tránsito permanente.
Qué beneficios les reporta internet a los abusadores sexuales de menores:
- Contactar con otros abusadores en todo el mundo. Esto significa una «vivencia de grupo» y por lo tanto refuerza su conducta: en términos de un pedófilo, «sentirse menos anormal». La oportunidad de hablar claramente con otros de sus preferencias, experiencias y deseos.
- Ampliar su conocimiento sobre métodos para perpetrar el abuso y evitar ser detectado.
- Posibilidad de acceso a víctimas mediante su ingreso en círculos y comunidades de pedófilos.
- Conocer, contactar y «trabajar» a víctimas potenciales, estableciendo una «relación virtual de amistad» y conociendo aspectos de la vida de los menores: dónde viven, dónde ubicarlos, secretos con los cuales presionarlos.
- Acceder a la descarga de pornografía infantil y la posibilidad de intercambio, compra o venta de la misma.
- Socialmente, el objetivo fundamental de los abusadores en internet es lograr el incremento y la masificación de este tipo de conductas.
- Psicológicamente, pertenecer a redes y comunidades de abusadores en internet les permite acceder a una vivencia de pertenencia, respaldo y reconocimiento.
- Comercialmente, el objetivo fundamental de los abusadores en internet es ampliar su mercado, acrecentando el número de consumidores, identificando nichos de mercado y contactando nuevos proveedores en todo el mundo.
Modus operandi de las redes y comunidades de abusadores sexuales de menores en internet:
- Los mecanismos más frecuentemente empleados para el desarrollo de este tipo de comunidades incluyen:
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- Contactos vía chat.
- Invitación a unirse a una comunidad virtual.
- Oferta de venta de pornografía infantil, venta de menores, intercambios.
- Otros sistemas menos frecuentes incluyen:
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- Oferta directa de pornografía infantil a través de sitios de subastas en línea.
- Páginas comerciales.
- Páginas personales.
Cómo actúan los pedófilos
Algunos investigadores consideran, y es opinión muy extendida en la divulgación científica de hoy (sin argumentos suficientes y sistematizados), que los pedófilos responden a un trauma que arrastran de su propio abuso sexual en la infancia. También los científicos Kelly y Lusk apuntan que la activación sexual del pedófilo puede ser una reminiscencia de la infancia. «Los primeros escarceos sexuales en la infancia se hacen normalmente con otros niños y niñas pequeñas. Según la teoría del aprendizaje social, los pedófilos pueden haberse activado sexualmente en ese momento y entonces sólo les excitan las condiciones físicas de los niños o niñas, por ejemplo, la falta de vello o el tamaño de sus genitales.»
También se indica que el aprendizaje se basa, parcialmente, en la asociación de fantasías sobre las primeras experiencias sexuales y la masturbación. Incluso los pedófilos pueden haber mantenido a lo largo de su vida las primeras fantasías sexuales de su infancia, que a veces se refieren a niños y niñas. Estos especialistas omiten explicar que el pedófilo se encuentra en situación de responsabilidad, confianza ante su víctima y de poder sobre ella, aunque se ha demostrado que la mayoría de los pedófilos son hombres —y en pocos casos mujeres— que actúan socialmente de manera normal y que asumen responsabilidad en todas las áreas de su vida, excepto en ésta.
Sea cual fuere el número de pedófilos y pederastas que fueron abusados en la infancia, detener el círculo vicioso debe ser la meta en cualquier sociedad. En todo el mundo, terapeutas y especialistas en violencia contra la infancia reportan un proceder escrupuloso y sistemático de la gran mayoría de pedófilos. Como son actividades muy estratégicas y planeadas por su naturaleza de secrecía, muchos utilizan condones y lubricantes para facilitar el acto.
Aunque las niñas o niños no lo refieren concretamente, ante preguntas de peritos explican que «se ponía un gorrito», «un plastiquito», o «me puso una cremita con sus dedos y me dijo que era para que no me doliera». Contrario a lo que pasa por la mente de las personas incapaces de un acto de pedofilia, el pedófilo se convence de que éste es un acto afectivo, por eso no pretende «maltratar, sino disfrutar a su víctima».
Los pasos del abuso son:
- Establecer vínculo de confianza afectivo, con pactos de secrecía.
- Hacer caricias no eróticas y hablar con su víctima para que esté consciente del placer que siente al ser acariciada y querida.
- Utilizar imágenes o vídeos pornográficos o eróticos.
- Masturbarse frente a su víctima: primeras amenazas sobre cómo ellas lo provocan.
- Contacto buco-genital: fuerzan a la víctima a practicarlo y ellos lo hacen también.
- Penetración con los dedos.
- Coito vaginal (casi siempre cuando es mayor de 10 años).
- Coito anal.
Aunque en casos de penetración vaginal y anal por la natural diferencia de proporciones anatómicas es normal un desgarre anal, ruptura del himen o algún tipo de lesiones, también es cierto que los miembros no son necesariamente muy grandes. Las víctimas de un anciano pedófilo norteamericano en Cancún reportaban que su pene era pequeño, aunque tenían huellas de distensión vaginal y no había desgarres significativos.
Por otro lado, el cuidado, el uso de preservativos y lubricantes evita los desgarres que suelen ser visibles en algunos casos de violación con extrema violencia. En los casos de niñas adolescentes, las glándulas de Bartolini —que se encuentran en cada lado de los labios mayores y menores y cuya función es lubricar— reaccionan como defensa y pueden lubricar por el miedo a ser lastimadas. Muchos jueces, ministerios públicos e incluso médicos que actúan como peritos en las procuradurías aseguran que si el cuerpo de la joven o niña lubricó, significa que en realidad disfrutó de la violación. El poder del cuerpo para salvarse no solamente produce adrenalina, como veremos más adelante.
No se puede olvidar que la vagina es un músculo y que incluso en cuerpos de niñas de 12 o 13 años puede pasar por ella un bebé durante un parto natural. La falsa imagen de los desgarres se repite constantemente en las procuradurías de justicia (como si el pene fuera un objeto filoso y metálico), y es falso que a simple vista un médico legista pueda decir si fue o no abusada una púber, particularmente las niñas víctimas de incesto paulatino y sistemático.
Existen otros actos de abuso tan normalizados que ni los ministerios públicos ni las familias consideran graves, pero que pueden tener un impacto en niñas y niños y ser el prolegómeno para un abuso físico posterior. Éstos son:
- Exhibicionismo.
- Masturbación frente a menores.
- Solicitud de ver desnudo al niño y tocarlo o masturbarlo (muy frecuente en narraciones de niños abusados por sacerdotes).
- Mostrarles películas pornográficas (para hacerlos hombrecitos).
- Obsequiarles revistas pornográficas.
- Contarles historias con una fuerte carga erótica.
Los factores de riesgo para las víctimas son:
- Ser niña: la misoginia juega un factor fundamental en no creerles y en cosificar a las mujeres.
- No saber de sexualidad para distinguir entre algo natural y anormal.
- No tener capacidad para verbalizar y expresar sus emociones.
- Tener problemas de lenguaje y discapacidades físicas y mentales.
- Carecer de afecto en su hogar y aceptar el cariño condicionado de terceros.
- Padecer violencia intrafamiliar.
- Vivir en situación de pobreza y abandono.
- Vivir en hogares pobres y uniparentales: niñas y niños dejados mucho tiempo a solas por una madre o padre que trabaja todo el día.
- Decir a los menores en casa que los adultos son siempre la autoridad y que no se les puede cuestionar (muy común en casos de pedofilia clerical silenciada).
Pedófilos en internet
Recientemente una serie de programas de televisión exhibió reportajes en los cuales un reportero se hacía pasar, en un caso, por una niña menor de edad, y en otro por un niño de 11 años, en un chat, y fue seducido por un par de pedófilos. El reportero le dio seguimiento al grado de lograr que los pedófilos le citaran en persona para tener sexo; en la pantalla se muestra a los agresores sexuales esperando ansiosos a su víctima, y en lugar de ello se encuentran con cámaras de televisión y un policía para arrestarles.
Si bien es cierto que esto sirve para demostrarnos que nuestras hijas y nuestros hijos no están seguros en un chat abierto con personas desconocidas, también provoca ansiedad, porque sabemos de la gran utilidad que tiene internet en nuestra vida. Es importante saber que ya existe una serie de programas gratuitos en internet para proteger a nuestros hijos e hijas de la pornografía infantil, aunque no hay forma de detectar a un posible pederasta o pedófilo en un chat.
En el caso de los delitos cibernéticos, quienes más entienden de computación son nuestros hijos y nuestras hijas, y puede ser frustrante para un padre o madre intentar hablar de este tema con una experta de 11 años o un cibergenio con 13 primaveras encima. Los programas de protección de pornografía los pueden instalar quienes contratan el servicio de internet. Como en todos los casos, el tema de la pornografía debe ser parte de la educación, particularmente con niños y niñas de más de 10 años, o en casos en que por razones varias hayan sido expuestos a vídeos o imágenes que les han perturbado.
Se denomina pornografía infantil a toda representación de menores de edad de cualquier sexo en conductas sexualmente explícitas. Puede tratarse de representaciones visuales, descriptivas (por ejemplo, en ficción) o incluso sonoras. Su popularidad ha aumentado mucho por internet y porque los mercados de pornografía adulta están saturados y la gente busca nuevas formas de excitación.
Como madres o padres, no podemos creer que porque nosotros seríamos incapaces de ver ese tipo de material, no hay millones de personas fascinadas con la pornografía, incluso padres de los amigos de nuestros hijos, o sus hermanos mayores.
La ley en México castiga la simple posesión de este tipo de material, aunque las autoridades aseguran que hay una gran diferencia entre pornografía infantil para uso privado y aquella para uso comercial. Lo cierto es que internet permite que los pedófilos y pederastas compartan este material en la red y, aunque no cobren por él, exhiben a sus víctimas cometiendo delitos graves. Según el Departamento de Estado estadounidense, la mayoría de tratantes de menores se contacta en internet y por esa vía contratan servicios de turismo sexual.
México es un destino de turismo sexual comercial infantil, y se está convirtiendo en un paraíso para pedófilos por sus altos niveles de impunidad. La vinculación entre los diversos delitos hace más complejo este tema para madres y padres de familia.
En Japón, algunos comics llamados Manga hentai representan a niños y niñas teniendo relaciones sexuales con otros niños y niñas o adultos, lo que se conoce como Lolicon (contracción japonesa de «complejo de Lolita») en el caso de las niñas y Shotacon yaoi en el caso de los niños. Al no tratarse de niños y niñas reales, estas imágenes no se suelen considerar como pornografía infantil; sin embargo, se venden en México y otros países. Las páginas web están al alcance de cualquiera. Con la advertencia de que si estás abriendo esa página admites ser mayor de 18 años y que en tu país no está prohibida esa forma de pornografía infantil, los servidores internacionales quedan libres de responsabilidad penal.
Los delitos informáticos son todos los actos que permiten la comisión de agravios, daños o perjuicios en contra de las personas, grupos de ellas, entidades o instituciones y que por lo general son ejecutados por medio del uso de computadoras y a través del mundo virtual de internet.
Los delitos informáticos no necesariamente se cometen totalmente por estos medios, sino también a partir de ellos, lo mismo que la pornografía infantil o los actos de pedofilia son consumados después de un largo trabajo de seducción y engaños iniciados a partir de contactos e intercambios de comunicación a través del chat.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se ha unido a los esfuerzos para detectar estos delitos y colaborar con las autoridades. Gustavo Gutiérrez Ramírez, especialista de la UNAM, asegura que, según una iniciativa de ley propuesta el 22 de marzo de 2000 ante el pleno de la Cámara de Senadores de la L Legislatura, están considerados como delitos informáticos «todas aquellas conductas ilícitas susceptibles de ser sancionadas por el derecho penal, que hacen referencia al uso indebido de cualquier medio informático».
La pornografía infantil, la pedofilia y la trata de menores son actividades consideradas por las autoridades como ilícitos. La Secretaría de Seguridad Pública (SSP), a través de su División de Policía Cibernética, detectó en 2007 a 397 comunidades o sitios web con pornografía infantil, de las cuales 197 son mexicanas. Asimismo, según informes oficiales, esta corporación tiene conocimiento de la existencia de cuatro millones de sitios web que explotan la pornografía, 60 por ciento de ellos son lucrativos, es decir, el sitio exige el pago del «servicio» por medio de la tarjeta de crédito del usuario; el 40 por ciento restante son intercambios de fotos y vídeos persona a persona. «Se estima que 500 sitios web de este tipo son creados diariamente», asegura Hervé Hurtado Ruiz, director general de Tráfico y Contrabando de la Policía Federal Preventiva.
Gustavo Gutiérrez Ramírez asegura que uno de los problemas más importantes para la persecución de estos delitos tiene que ver con la rapidez que ofrece la publicación electrónica para poner y quitar información de cualquier tipo y formato en la web. Para contrarrestar estos y otros delitos cibernéticos, el gobierno mexicano conformó un equipo especializado llamado DC México (Delitos Cibernéticos México). Este grupo está integrado por todas las corporaciones policiacas estatales y federales, así como por los proveedores de servicio de internet (ISP) y las compañías privadas o públicas que ofrecen seguridad informática en el país.
DC México tiene como tareas fundamentales la identificación, el monitoreo y el rastreo de cualquier manifestación delictiva que se cometa mediante computadoras conectadas en territorio mexicano o fuera de él y que tenga afectaciones en nuestro país. La universidad participa en este grupo con UNAM-CERT, que es un organismo importante por las contribuciones que ha realizado en materia de prevención del delito.
Los pedófilos y pederastas del mundo han encontrado en el ciberespacio un medio de libertad, mientras las autoridades del mundo intentan crear nuevos métodos para detenerles. Éstos son delitos globales del siglo XXI que precisan de estrategias globales.
¿Sanar a los pedófilos?
Varias especialistas de las nuevas corrientes de psicología humanista que atienden a menores víctimas de violencia sexual opinan respecto a los viejos argumentos de la pederastia como una patología incontrolable. Aseguran que no es correcto pretender que quienes incurren en tales prácticas son prisioneros de la patología, ya que hay un momento de definición subjetiva, donde, con dolor o sin él, toda persona elige un camino. Si bien es cierto que desde la cultura griega y romana la pederastia era socialmente aceptada, durante siglos la cultura patriarcal ha silenciado esta forma de violencia específica, que forma parte de la violencia social.
Hasta la fecha no existe un solo estudio científico que demuestre que los tratamientos psiquiátricos contra la pedofilia funcionen a largo plazo. La cárcel tampoco. Muchos de los casos más sonados en Estados Unidos y el más reciente en Austria son de hombres que estuvieron encarcelados por delitos sexuales y al salir de prisión siguieron cometiendo dichos delitos, pero con mayor encono y violencia. El más notorio de un país desarrollado es el de Joseph Fritzl (2008), quien no solamente estuvo en prisión por haber violado a una mujer adulta, sino que ya había sido denunciado por abusar sexualmente de una menor y, a pesar de ello, los servicios sociales austriacos le permitieron adoptar un hijo sin investigarlo. Cuando se le descubrió llevaba 24 años violando a su hija, encerrada en el sótano de su hogar.
Varios países discuten la castración química para desactivar el área del cerebro que controla la libido. No está demostrado aún que controlar el impulso libidinal impida las agresiones a menores.
Consulté a varias personas especializadas en atención directa a víctimas. La mayoría ha entrado en contacto también con victimarios, particularmente desde la psicología clínica. Les hice una pregunta concreta: «¿Crees que los pederastas tienen cura con alguna forma de terapia psicológica?» He aquí algunas de las respuestas más contundentes:
El doctor Mario Zumaya, psiquiatra, afirma: «No, no lo creo. Lo que sigue va a sonar un tanto ‘eugenésico’, pero creo que los pederastas son sujetos con algún tipo de ‘programación’ genética inadecuada, dado su comportamiento sexual tan aberrante y, al parecer, compulsivo».
Por su parte, la doctora Ana Oliverio y Bárbara Graziosi, ambas psicólogas clínicas italianas, autoras de libros sobre pedofilia, dicen: «Recuperar con terapias psicológicas a un pedófilo no es un trabajo sencillo y se convierte en muy difícil, si no imposible, con los pedófilos ancianos, incontenibles o afectados por deterioro mental. […] La actividad sexual es, en muchos casos, funcional a las necesidades emotivas y sexuales del pedófilo, el cual en el curso de los años ha estructurado la propia personalidad en torno a gratificaciones que consigue extraer de la relación con los más pequeños».
Alicia Leal Puerta, pedagoga, especialista en violencia de género y presidenta fundadora de Alternativas Pacíficas, A. C., refugio para mujeres y sus hij@s, asevera: «Yo en lo personal considero que no es cuestión de curar un problema mental o psicológico; considero que es cuestión de que el agresor sane emocional y espiritualmente para que desde ahí tome la determinación de no abusar sexualmente de niños y niñas».
Para Iñaki Piñuel, psicólogo clínico, «la pedofilia es un trastorno muy rebelde con un grado de reincidencia muy alto. Los programas de rehabilitación no suelen funcionar; en el momento en que el pedófilo deja la terapia, recae y busca nuevos argumentos para seguir abusando».
El neurofisiólogo Manuel García Nart coincide con la mayoría de sus colegas y señala que, «salvo en la castración definitiva (química o física), todos los remedios dejan de ser efectivos cuando se suspenden».
Un pedófilo de California que se mantiene sin actuar desde hace 25 años explica que él relaciona su adicción sexual, aunada a su alcoholismo, con los abusos que llevó a cabo. John D. explica que él fue abusado por su tío favorito cuando era pequeño. Nunca lo habló y hasta que comenzó su terapia nombró esos actos como «abuso»; él no relaciona el abuso del que fue objeto con su propia actuación.
Antes de los 20 años ya bebía diariamente y sentía un impulso sexual irrefrenable, para los 25 ya había probado todo tipo de sexo y se descubrió como adicto sexual. Cada vez buscaba experiencias sexuales más exóticas e intensas. Una vez que un grupo de amigos lo llevó a Tijuana y probó el sexo con una niña de 11 años, siguió buscando lugares donde pudiera encontrar niñas cada vez más pequeñas. «Yo estaba convencido de que como yo lo disfrutaba enormemente, la víctima también lo gozaba.»
Conocí a otros pedófilos que aseguran que es históricamente natural tener sexo con niñas y encontré todo tipo de excusas para seguir adelante. John D. acabó en prisión, admitió ser pedófilo, encontró a Dios y entró en Alcohólicos Anónimos (AA). Lleva 25 años en los grupos, salió de la cárcel y se dedica a trabajar en la prevención del abuso sexual y del alcoholismo en California.
Asegura que en los casos de los pedófilos circunstanciales y adictos al sexo sí hay cura. Que se debe vivir el resto de la vida con la filosofía de AA y con ciertas reglas que no pueden romperse. Entre ellas está mantenerse alejado de niñas y niños púberes, absolutamente alejado de la pornografía, del cine, literatura y revistas eróticas. Nada de drogas y alcohol. Nada de sexo pagado. Trabajar afanosamente en aprender a relacionarse afectivamente con personas adultas, y no estar con grupos de hombres que están constantemente revalidándose a través de las relaciones sexuales (falsas o reales).
En contraparte con este caso está el del psicoterapeuta argentino Jorge Corsi, uno de los pilares de la teoría terapéutica sobre violencia intrafamiliar en Latinoamérica. Este experto atendió a centenares de menores maltratados en su consultorio. En julio de 2008 fue arrestado con un grupo de pedófilos que se comunicaban por internet. Uno de los últimos textos que Corsi escribió antes de ser arrestado habla sobre el poder y gran capacidad de los pedófilos para convencer al mundo de que son buenas personas.
La motivación
A lo largo de mi carrera he entrevistado a víctimas y he escuchado de propia voz y leído los testimonios y argumentos de los pedófilos: éstos son reiterativos casi en todas las culturas.
En general existen cinco tipos de motivaciones para los pedófilos y pederastas:
- Obtener contactos sexuales en los cuales el pedófilo tiene todo el poder de dominación y seducción sobre una o un menor.
- Tener sexo con personas que no pueden delatarle porque está en un contexto de celibato o prohibición de actividad sexual.
- Sentir que a través del sexo con menores se obtiene algún don (juventud, cura para el VIH/sida, energía vital).
- Estar convencidos de que tienen alguna enfermedad del espíritu y que el cariño de las niñas es su medicina.
- La misoginia es una motivación en una buena parte de los pedófilos que buscan la legalización del sexo con menores; muchos de ellos aseguran que el sexo con mujeres adultas es desagradable y dañino, y que la sociedad «moralina» ha inventado las leyes de mayoría de edad para perjudicar sus derechos y su libertad sexual.
El contraataque
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) busca personas públicas que puedan convertirse en embajadoras de buena voluntad; su intención es que la gente que las admira se acerque y se interese en los temas que deben preocupar a toda la sociedad.
Así es como Ricky Martin, el cantante que atrae a millones de jóvenes, ha tomado como suya la tarea de hablar sobre el abuso infantil. En la medida en que la sociedad se entere, se una y fomente una cultura de prevención del abuso infantil, logrará abrir las puertas a la evitación del delito.
La prevención es educar para que haya menos pedófilos y para que el agresor no llegue a las niñas y los niños; es anticipar lo que podría suceder y elaborar estrategias para que esos escenarios posibles no se den. La evitación es más delicada, se da en el periodo en que la víctima ya está en proceso de ser abusada, y los mecanismos sociales actúan para sacarla de ese contexto de peligro, como el caso de una niña de 12 años que salió corriendo de su casa porque su madre estaba a punto de venderla con un adulto. Los vecinos la llevaron a una institución de ayuda y, aunque la autoridad dijo que el delito de trata no se había dado, se pudo retirar a la menor para que no fuera vendida.
Las redes sociales son fundamentales. El poder de las redes ciudadanas debe mantenerse sólido y evidente porque, como en una batalla entre la luz y la oscuridad, los pedófilos y los pederastas tejen redes mundiales, se defienden y crean estrategias para asegurar su existencia e impunidad.
Un grupo de pederastas se reunió, primero en persona, luego en internet, para crear el International Boy Love Day (IBLD). Aprovechan cada año el día 24 de junio para reivindicar lo que ellos llaman «sus derechos como hombres adultos a tener relaciones sexuales con niños pequeños». La campaña viaja por la red y en cada país —desde Holanda y Bélgica hasta Egipto, Sudáfrica, Argentina, México, Canadá y Estados Unidos— los pederastas encienden velas azules para reconocerse en las ciudades y pueblos. Algunos llevan tatuajes con las iniciales IBLD, otros han propuesto hacer calcomanías para pegar en sus automóviles, con las que defienden su derecho a violar niños y niñas menores.
El 30 de mayo de 2006 un grupo de pederastas registró ante las autoridades holandesas un partido político denominado Partido de la Caridad, Libertad y Diversidad (CFDP, por sus siglas en inglés, Charity, Freedom and Diversity Party). Lo que este partido solicita es que se anteponga su libertad constitucional y de pensamiento y expresión a los tratados internacionales de defensa de los derechos de la infancia. Los miembros del CFDP aseguran que entre ellos hay connotados miembros de la política holandesa, empresarios, padres de familia, maestros, sacerdotes y «todo tipo de hombres libres que han elegido expresar su sexualidad y vida erótica en relaciones libres con niños y niñas». Dentro de su manifiesto exigen que se reduzca legalmente la edad de relaciones sexuales consensuadas de los 16 a los 12 años, que se legalice la bestialidad sexual, la pornografía infantil y, por supuesto, todas las formas de violación sexual de menores de edad.
Algunos grupos de jóvenes, particularmente en Europa, en aras de expresar sus tendencias progresistas o in, argumentan que toda la gente debe tener derecho a expresar sus creencias políticas, sexuales e ideológicas y que a los 12 años ya se puede tener sexo.
Las reacciones ante el IBLD y el CFDP no se han hecho esperar. Aunque una fracción de la sociedad elige alejarse del tema que considera desagradable, que genera miedo y repugnancia, diversas organizaciones de la sociedad civil y cuerpos policiacos, denominados ciberpolicías, se han dado a la tarea de investigar, bloquear y perseguir las comunicaciones entre pederastas de todo el mundo que siguen buscando aliados globales a su causa de la normalización del abuso sexual infantil.