Notas de rechazo
A) Culta
Querido Asimov, las leyes mentales todas
prueban que tiene sus defectos la ortodoxia.
Considere esa componente ecléctica
de la filosofía de Kant que mella
con fauces incansables y antilógicas
las gastadas e inútiles sierras
que se atascan en buches de mutante de nuestra era.
Ahí va pues su relato (con débil vítor).
Las palabras anteriores tienen amplio motivo.
B) Culta
Querido Ike, estaba preparado
(y, chico, realmente asustado)
para tragar, viniendo de ti, casi cualquier cosa.
Pero, Ike, eres pura droga,
tu forma de escribir es embriagamiento:
sólo queda seca tos y mental hinchamiento.
Te devuelvo esta porquería;
olía, apestaba, hedía;
un breve vistazo fue lo bastante espantoso.
Aunque, Ike, chico, poco a poco,
prueba de nuevo.
Necesito algunas fantochadas y, muchacho, adoro tu fiemo.
C) Amable
Querido Isaac, amigo mío,
pensé que tu relato era lúcido.
Sumamente delicioso
y con méritos, esplendoroso.
Significó una entera
noche, plena
de tensión, amigo,
y luego alivio,
y acompañada
en buena medida
del deleite
de la latente
incredulidad.
Es una trivialidad,
apenas correcto,
casi un acto de maldad,
declarar
que hay pequeños defectos.
Nada concreto,
un retoque, tal vez,
y por eso
no vas a desfallecer.
Permíteme pues exponer,
sin más retraso,
mi camarada, mi amigo,
que el final de tu relato
me ha dejado complacido
y alegremente sosegado.
P.D.
Ah, claro,
debo confesar
(con cierto pesar)
que, ¡ay!, te adjunto tu relato.