El extravío

Perdido, tiro mi rostro al polvo

y a la mañana,

lo arrojo a la locura.

Mis ojos son de yerba y son de incendio.

Mis ojos son banderas y emigrantes.

Perdido, tiro mi rostro al polvo

y a la mañana.

Nazco al fin del camino. Grito.

Y que griten conmigo el camino y el polvo.

¡Qué hermoso es que mi rostro, oh Dios,

se pierda en mí! ¡Qué hermoso que me pierda

yo, colmado de fuego!

¡Oh tumba! ¡Oh final mío

al comenzar la primavera!

De "Canciones de Mihyar el de Damasco" 1961

Versión de Pedro Martínez Montávez