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siempre mi corazón se abra a las avecillas
que son los verdaderos secretos del vivir
más que el conocimiento vale algún canto suyo
y quienes no las oyen pueden llamarse viejos
mi pensamiento vague siempre hambriento y audaz
y ágil y sediento tal si domingo fuera
siempre pueda decirse que tengo yo la culpa
pues los hombres que tienen la razón no son jóvenes
y jamás haga yo ninguna cosa útil
y mi amor hacia ti más que sincero sea
nadie ha sido tan necio que no se haya volcado
sobre sí el firmamento con sólo una sonrisa