Es difícil a los diez años escribir un libro. A esta edad nadie entiende mucho de literatura… ni le interesa mayormente; pero tengo que hacerlo, porque Ami dijo que si yo quería volver a verlo, debería relatar en un libro lo que viví a su lado.
Me advirtió que entre los adultos, muy pocos iban a entenderme, porque para ellos es más fácil creer en lo horrible que en lo maravilloso.
Para evitarme problemas me recomendó decir que todo es una fantasía, un cuento para niños.
Le haré caso: esto es un cuento.