XXXVI Amor verdadero
«Háblame de tu oscura habitación,
de tus noches sin dormir, de tu
calor.»
El mundo tras el
cristal (La Guardia)
Sospechan de mí. Normal. Es lo lógico. Soy
el exmarido, el sospechoso número uno. Me tienen vigilado. Normal
también, contaba con ello. ¿Pero cuánto saben en realidad? Una
mierda. Eso es exactamente lo que saben. No tengo de qué
preocuparme. Nada en absoluto.
David Balbín dejó de pronto de hablar
consigo mismo al sentir a su hija sollozar. Corrió hacia la
habitación y la encontró en el suelo, caída de bruces. Seguramente
había tropezado con algo.
—¿Te has caído, pequeña?
La ayudó a levantarse y le acarició el
pelo.
—¡Echo de menos a mamá!
—Papá está aquí. No te preocupes. Todo va a
salir bien. Todo va a salir bien.
El resto del día transcurrió sin
sobresaltos. Los policías no comunicaron ninguna novedad a Lorenzo,
así que éste decidió, una vez más, pasar la tarde con sus
amigos.
Lorenzo y Sara se acercaron a casa de Miguel
con intención de reunirse después con Carolina y, entre los cuatro,
seguir formulando hipótesis sobre los crímenes.
—¿Quién? —dijo Miguel desde el
telefonillo.
—Soy yo. Abre, anda.
¿Por qué casi todas las personas abrían la
puerta de su casa al escuchar un mero «soy yo»? El mundo se había
vuelto un lugar demasiado confiado para según qué cosas, a criterio
de Lorenzo.
—Hola, Loren. Ah, hola Sara. No sabía que
ibais a venir.
—Perdona por no haberte llamado antes, pero
estábamos por la zona y pensamos que podíamos quedar, los cuatro ya
sabes, y seguir con el tema...
—Pues... ya tenía otros planes.
—Ah, vaya.
—Sí...
—¿Y nos los puedes contar?
—Caro me había propuesto ver una
peli...
Su cara se tornó sonrosada
repentinamente.
—Carolina, trátame
bien... —canturreó Lorenzo.
—Muy gracioso...
—¡Qué callado te lo tenías! ¿Qué echan en el
cine?
—No. No es en el cine. Es en su casa. Quiere
que veamos La princesa prometida.
—¿Quiere que veáis juntos La princesa prometida? —se interesó Sara—. ¿Sabes
lo que significa eso?
—No. ¿Qué?
—¿Qué es lo más mítico de esa peli?
—Me llamo Íñigo Montoya —citaron
textualmente Miguel y Lorenzo al unísono—. Tú mataste a mi padre,
¡prepárate a morir!
—Vale, vale, aparte de esa frase —rectificó
Sara—. ¿De qué trata la peli? Y no me digáis que de venganza
solamente.
—De aventuras —dijo Miguel.
—Y de amistad —añadió Lorenzo.
Sara meneó la cabeza para los lados.
—¿Cuál es la otra frase mítica?
—¿Como desees? —volvieron a citar al alimón,
aunque esta vez en tono interrogativo.
—Exacto. «Como desees». La princesa prometida trata de «amor verdadero»
—explicó Sara como si estuviese hablando con niños pequeños.
Lorenzo sonrió maliciosamente mientras
Miguel trataba de asimilarlo. Acabó por sonreír también, algo
ruborizado. La noche prometía.