EL SEGUNDO VIAJE

MEMORIAL QUE PARA LOS REYES CATÓLICOS DIO EL ALMIRANTE A DON ANTONIO DE TORRES

Lo que vos, Antonio de Torres, capitán de la nao Marigalante e alcaide de la ciudad Isabela, habéis de decir e suplicar de mi parte al Rey e la Reina Nuestros Señores es lo siguiente:

Primeramente, dadas las cartas de creencia que lleváis de mí para Sus Altezas, besaréis por mí sus reales pies e manos, e me encomendaréis en Sus Altezas como a Rey e Reina mis Señores naturales, en cuyo servicio yo deseo fenecer mis días, como esto más largamente vos podréis decir a Sus Altezas, según lo que en mí vistes e supistes.

Ítem: Como quiera que por las cartas que a Sus Altezas escribo y aun el Padre Fray Buil y el Tesorero, podrán comprender todo lo que acá después de nuestra llegada se fizo, y esto harto por menudo y extensamente; con todo, diréis a Sus Altezas de mi parte que a Dios ha placido darme tal gracia para en su servicio, que hasta aquí no hallo yo menos ni se ha hallado en cosa alguna de lo que escribí y dije y afirmé a Sus Altezas en los días pasados, antes, por gracia de Dios, espero que aún muy más claramente y muy presto por la obra parecerá, porque las cosas de especería en solas las orillas de la mar, sin haber entrado dentro en la tierra, se halla tal rastro e principios de ella, que es razón que se esperen muy mejores fines, y esto mismo en las minas del oro, porque con solos dos que fueron a descubrir cada una por su parte, sin detenerse allá porque era poca gente, se ha descubierto tantos ríos tan poblados de oro que cualquier de los que lo vieron cogieron solamente con las manos por muestra vinieron tan alegres y dicen tantas cosas de la abundancia de ello que yo tengo empacho de las decir y escribir a Sus Altezas; pero, porque allá va Gorbalán, que fue uno de los descubridores, él dirá lo que vio, aunque acá queda otro que llaman Hojeda, criado del Duque de Medinaceli, muy discreto mozo y de muy buen recabdo, que sin duda y aun sin comparación descubrió mucho más, según el memorial de los ríos que él trajo, diciendo que en cada uno de ellos hay cosa de no creella; por lo cual Sus Altezas pueden dar gracias a Dios, pues tan favorablemente se ha en todas sus cosas.

Ítem: Diréis a Sus Altezas, como quier que ya se les escribe, que yo deseaba mucho en esta armada poderles enviar mayor cantidad de oro del que acá se espera poder coger, si la gente que acá está nuestra, la mayor parte súbitamente no cayera doliente; pero, porque ya esta armada non se podía detener acá más, siquiera por la costa grande que hace, siquiera porque el tiempo es éste propio para ir y poder volver los que han de traer acá las cosas que aquí hacen mucha mengua, porque si tardasen de irse de aquí non podrían volverse para mayo los que han de volver, y, allende de esto, si con los sanos que acá se hallan, así en mar como en tierra en la población, yo quisiera emprender de ir a las minas o ríos agora, había muchas dificultades e aun peligros, porque de aquí a veintitrés o veinticuatro leguas, en donde hay puertos e ríos para pasar y para tan largo camino y para estar allá el tiempo que sería menester para coger el oro, había menester llevar muchos mantenimientos, los cuales non podían llevar a cuestas, ni hay bestias acá que a esto pudiesen suplir, ni los caminos e pasos non están tan aparejados, como quier que se han comenzado a adobar para que se podiesen pasar; y también era grande inconveniente dejar acá los dolientes en lugar abierto y chozas, y las provisiones y mantenimientos que están en tierra, que, como quier que estos indios se hayan mostrado a los descubridores y se muestran cada día muy simples y sin malicia, con todo, porque cada día vienen acá entre nosotros, non pareció que fuera buen consejo meter a riesgo y a ventura de perderse esta gente y los mantenimientos, lo que un indio con un tizón podría hacer poniendo fuego a las chozas, porque de noche y de día siempre van y vienen; a causa de ellos tenemos guardas en el campo mientras la población está abierta y sin defensión.

Otrosí: Como habemos visto en los que fueron por tierra a descobrir que los más cayeron dolientes después de vueltos y aun algunos se hobieron devolver del camino, era también razón de temer que otro tal conteciese a los que agora irían de estos sanos que se hallan, y seguirse hían dos peligros de allí, el uno de adolecer allá en la misma obra do no hay casa ni reparo alguno de aquel cacique que llaman Caonabó, que es hombre, según relación de todos, muy malo y muy más atrevido, el cual viéndonos allá así desbaratados y dolientes, podría emprender lo que non osaría si fuésemos sanos; y con esto mismo se allega otra dificultad de traer acá lo que llegásemos de oro, porque o habíamos de traer poco y ir y venir cada día y meterse en el riesgo de las dolencias o se había de enviar con alguna parte de la gente con peligro de perderlo.

Así que diréis a Sus Altezas que éstas son las cabsas porque de presente non se ha detenido el armada, ni se les envía oro más de las muestras; pero, confiando en la misericordia de Dios, que en todo y por todo nos ha guiado hasta aquí, esta gente convalescerá presto, como ya lo hace, porque solamente les aprueba la tierra de algunas secciones y luego se levantan, y es cierto que si toviesen algunas carnes frescas para convalescer, muy presto serían todos en pie, con ayuda de Dios, e aún los más estarían ya convalescidos en este tiempo; empero, que ellos convalescerán. Con estos pocos sanos que acá quedan, cada día se entienden en cerrar la población y meterla en alguna defensa y los mantenimientos en seguro, que será fecho en breves días, porque non ha de ser sino albarradas, que non son gente los indios que si dormiendo non nos fallasen, para emprender cosa ninguna, aunque lo toviesen pensada; que así hicieron a los otros que acá quedaron por su mal recabdo, los cuales, por pocos que fuesen y por mayores ocasiones que dieran a los indios de haber e de hacer lo que hicieron, nunca ellos osaran emprender de dañarles si lo vieran a buen recado. Y esto fecho, luego se entenderá en ir a los dichos ríos, o desde aquí tomando el camino y buscando los mejores expedientes que se puedan o por la mar rodeando la isla fasta aquella parte de donde se dice que no debe haber más de seis o siete leguas hasta los dichos ríos, por forma que con seguridad se pueda coger el oro y ponerlo en recabdo de alguna fortaleza o torre que allí se haga luego, para tenerlo cogido al tiempo que las dos carabelas volverán acá, e para que luego, con el primer tiempo que sea para navegar este camino, se envíe a buen recabdo.

Ítem: Diréis a Sus Altezas, como dicho es, que las causas de las dolencias tan general de todos es de mudamiento de aguas y aires, porque vemos que a todos arreo se extiende y peligran pocos; por consiguiente, la conservación de la santidad, después de Dios, está que esta gente sea proveída de los mantenimientos que en España acostumbraba, porque de ellos ni de otros que viniesen de nuevo Sus Altezas se podrán servir si no están sanos. Y esta provisión ha de durar hasta que acá se haya fecho cimiento de lo que acá se sembrare e plantare, digo de trigos y cebadas e viñas, de lo cual para este año se ha fecho poco, porque no se pudo de antes tomar asiento y luego que se tomó adolescieron aquellos poquitos labradores que acá estaban, los cuales, aunque estovieran sanos, tenían tan pocas bestias y tan magras y flacas que poco es lo que pudieran hacer. Con todo, alguna cosa han sembrado, más para probar la tierra, que parece muy maravillosa, para que de allí se pueda esperar remedio alguno en nuestras necesidades. Somos bien ciertos, como la obra lo muestra, que en esta tierra así el trigo como el vino nacerá muy bien; pero hase de esperar el fruto, el cual si tal será como muestra la presteza del nacer del trigo y de algunos poquitos de sarmientos que se pusieron, es cierto que non fará mengua el Andalucía ni Sicilia aquí, ni en las cañas de azúcar, según unas poquitas que se pusieron han prendido; porque es cierto que la hermosura de la tierra de estas islas, así de montes e sierras y aguas, como de vegas donde hay ríos cabdales, es tal la vista que ninguna otra tierra que sol escaliente puede ser mejor al parecer ni tan fermosa.

Ítem. Diréis que a cabsa de haberse derramado mucho vino en este camino del que la flota traía, y esto, según dicen los más, a culpa de la mala obra que los toneleros ficieron en Sevilla, la mayor mengua que agora tenemos aquí o esperamos por esto tener es de vinos, y como quier que tengamos para más tiempo así bizcocho como trigo, con todo, es necesario que también se envíe alguna cantidad razonable porque el camino es largo y cada día no se puede proveer, e asimismo algunas canales, digo tocinos, y otra cecina que sea mejor que la que habemos traído este camino. De carneros vivos y aun antes corderos y cordericas, más fembras que machos, y algunos becerros y becerras pequeños son menester, que cada vez vengan en cualquier carabela que acá se enviare, y algunas asnas y asnos y yeguas para trabajo y simiente, que acá ninguna de estas animalias hay de que hombre se pueda ayudar ni valer. Y porque recelo que Sus Altezas no se fallarán en Sevilla, ni los oficiales o ministros suyos sin expreso mandamiento nos proveerían en lo porque ahora con este primero camino es necesario que venga, porque en la consulta y en la respuesta se pasaría la sazón del partir los navíos que acá por todo mayo es necesario que sean, diréis a Sus Altezas cómo yo vos di cargo y mandé que del oro que allá lleváis, empeñándolo o poniéndolo en poder de algún mercader en Sevilla, el cual distraya y ponga los maravedís que serían menester para cargar dos carabelas de vino y de trigo y de las otras cosas que lleváis por memorial, el cual mercader lleve o envíe el dicho oro para Sus Altezas, que le vean, reciban y hagan pagar lo que hobiere distraído e puesto para el despacho y cargazón de las dichas dos carabelas, las cuales, por consolar y esforzar esta gente que acá queda, cumple que fagan más de poder de ser acá vueltas por todo el mes de mayo, porque la gente antes de entrar en el verano vea e tenga algún refrescamiento de estas cosas, en especial para las dolencias; de las cuales cosas acá ya tenemos gran mengua, como son pasas, azúcar, almendras, miel e arroz, que debiera venir en gran cuantidad y vino muy poca e aquello que vino es ya consumido e gastado, y aun la mayor parte de las medecinas que de allá trojieron, por la muchedumbre de los muchos dolientes: de las cuales cosas, como dicho es, vos lleváis memoriales así para sanos como para dolientes, firmados de mi mano, los cuales cumplidamente, si el dinero bastare o a lo menos lo que más necesario sea para agora despachar, es para que lo puedan luego traer los dichos dos navíos, y lo que quedare procuraréis con Sus Altezas que con otros navíos vengan lo más presto que ser pudiere.

Ítem: Diréis a Sus Altezas que a cabsa que acá no hay lengua por medio de la cual a esta gente se pueda dar a entender nuestra santa fe, como Sus Altezas desean, y aun los que acá estamos, como quier que se trabajará cuanto pudieren, se envían de presente con estos navíos así de los caníbales, hombres y mujeres y niños y niñas, los cuales Sus Altezas pueden mandar poner en poder de personas con quien puedan mejor aprender la lengua, ejercitándolos en cosas de servicio y poco a poco mandando poner en ellos algún más cuidado que en otros esclavos, para que deprendan unos de otros, que no se hablen ni se vean sino muy tarde, que más presto deprenderán allá que no acá y serán mejores intérpretes, como quier que acá non se dejará de hacer lo que se pueda. Es verdad que como esta gente platican poco los de una isla con los de la otra, en las lenguas hay alguna diferencia entre ellos, según como están más cerca o más lejos, y porque entre las otras islas las de los caníbales son mucho grandes y mucho bien pobladas, parecerá acá que tomar de ellos y de ellas y enviarlos allá a Castilla non sería sino bien, porque quitarse hían una vez de aquella inhumana costumbre que tienen de comer hombres, y allá en Castilla, entendiendo la lengua, muy más presto recibirían el bautismo y farían el provecho de sus ánimas. Aun entre estos pueblos que no son de esas costumbres se ganaría gran crédito por nosotros, viendo que aquéllos prendiésemos y cativásemos de quien ellos suelen recibir daños y tienen tamaño miedo que del hombre sólo se espantan; certificando a Sus Altezas que la venida e vista de esta flota acá en esta tierra, así junta y hermosa, ha dado muy grande autoridad a esto y muy grande seguridad para las cosas venideras, porque toda esta gente de esta grande isla y de las otras, viendo el buen tratamiento que a los buenos se fará y el castigo que a los malos se dará, verná a obediencia y prestamente para poderlos mandar como vasallos de Sus Altezas. Y, como quier que ellos agora, donde quier que hombres se hallen non sólo hacen de grado lo que hombre quiere que fagan, mas ellos de su voluntad se ponen a todo lo que entienden que nos puede placer, y también pueden ser ciertos Sus Altezas que non menos allá, entre los cristianos príncipes haber dado gran reputación la venida de esta armada por muchos respetos, así presentes como venideros, los cuales Sus Altezas podrán mejor pensar y entender que non sabría decir.

Ítem: Diréis a Sus Altezas que el provecho de las almas de los dichos caníbales y aun de estos de acá ha traído el pensamiento que cuantos más allá se llevasen sería mejor, y en ello podrían Sus Altezas ser servidos de esta manera: que, visto cuánto son acá menester los ganados y bestias de trabajo para el sostenimiento de la gente que acá ha de estar y bien de todas estas islas. Sus Altezas podrán dar licencia e permiso a un número de carabelas suficiente que vengan acá cada año y trayan de los dichos ganados y otros mantenimientos y cosas para poblar el campo y aprovechar la tierra, y esto en precios razonables a sus costas de los que las trugieren, las cuales cosas se les podrían pagar en esclavos de estos caníbales, gente tan fiera y dispuesta y bien proporcionada y de muy buen entendimiento, los cuales, quitados de aquella inhumanidad, creemos que serán mejores que otros ningunos esclavos, la cual luego perderán que sean fuera de su tierra, y de estos podrán haber muchos con las fustas de remos que acá se entienden de hacer, fecho, empero, presupuesto que cada una de las carabelas que viniesen de Sus Altezas pusiesen una persona fiable, la cual defendiese las dichas carabelas que non descendiesen a ninguna otra parte ni isla salvo aquí, donde ha de estar la carga y descarga de toda la mercadería; y aun de estos esclavos que se llevaren, Sus Altezas podrían haber sus derechos allá. Y de esto traeréis o enviaréis respuesta, porque acá se hagan los aparejos que son menester con más confianza, si a Sus Altezas pareciese bien.

Ítem: También diréis a Sus Altezas que más provechoso es y menos costa fletar los navíos como los fletan los mercaderes para Flandes, por toneladas, que non de otra manera; por ende que yo vos di cargo de fletar a este respecto las dos carabelas que habéis luego de enviar: y así se podrá hacer de todas las otras que Sus Altezas enviaren, si de aquella forma se ternán por servidos. Pero non entiendo decir esto de las que han de venir con su licencia por la mercaduría de los esclavos.

Ítem: Diréis a Sus Altezas que, a causa de excusar alguna más costa, yo merqué estas carabelas que lleváis por memorial para retenerlas acá con estas dos naos, conviene a saber: la Gallega y esa otra Capitana, de la cual merqué por semejante del maestro de ella los tres ochavos por el precio que en el dicho memorial de estas copias lleváis firmado de mi mano; los cuales navíos non sólo darán autoridad y gran seguridad a la gente que ha de estar dentro y conversar con los indios para coger el oro, mas aún para otra cualquier cosa de peligro que de esta gente extraña pudiese acontecer, allende que las carabelas son necesarias para descubrir tierra firme y otras islas que entre aquí e allá están. Y suplicaréis a Sus Altezas que los maravedís que estos navíos cuestan, manden pagar en los tiempos que se les ha prometido, porque sin dubda ellos ganarán bien su costa, según yo creo y espero en la misericordia de Dios.

Ítem: Diréis a Sus Altezas y suplicaréis de mi parte cuanto más humildemente pueda, que les plega mucho mirar en lo que por las cartas y otras escripturas verán más largamente tocante a la paz e sosiego e concordia de los que acá están, y que para las cosas del servicio de Sus Altezas escojan tales personas que non se tenga recelo de ellas y que miren más a lo porque se envían que son a sus propios intereses. Y en esto, pues que todas las cosas vistes e supistes, hablaréis e diréis a Sus Altezas la verdad de todas las cosas como las comprendisteis; y que la provisión de Sus Altezas que sobre ello mandaren facer vengan con los primeros navíos si posible fuere, a fin que acá non se hagan escándalos en cosa que tanto va en el servicio de Sus Altezas.

Ítem: Diréis a Sus Altezas el asiento de esta ciudad e la fermosura de la provincia alrededor como lo vistes y comprendistes, y cómo yo vos hice alcaide de ella por los poderes que de Sus Altezas tengo para ello, a las cuales humildemente suplico que, en alguna parte de satisfacción de vuestros servicios, tengan por bien la dicha provisión, como de Sus Altezas yo espero.

Ítem: Porque Mosén Pedro Margarite, criado de Sus Altezas, ha bien servido y espero que así lo hará adelante en las cosas que le fueren encomendadas, he habido placer de su quedada aquí, y también de Gaspar y de Beltrán, por ser conocidos criados de Sus Altezas, para los poner en cosas de confianza. Suplicaréis a Sus Altezas que especial al dicho Mosén Pedro, que es casado y tiene hijos, le provean de alguna encomienda en la orden de Santiago, de la cual él tiene el hábito, porque su mujer e hijos tengan en qué vivir. Asimismo haréis relación de Juan Aguado, criado de Sus Altezas, cuán bien e diligentemente ha servido en todo lo que le ha seído mandado; que suplico a Sus Altezas a él e a los sobredichos los hayan por encomendados e por presentes.

Ítem: Diréis a Sus Altezas el trabajo que el Doctor Chanca tiene con el afruenta de tantos dolientes, y aun la estructura de los mantenimientos e aun con todo ello se dispone con gran diligencia y caridad en todo lo que cumple a su oficio. Y porque Sus Altezas remitieron a mí el salario que acá se le había de dar, porque estando acá es cierto que él non toma ni puede haber nada de ninguno ni ganar de su oficio como en Castilla ganaba o podría ganar estando a su reposo e viviendo de otra manera que acá no vive; y así que, como quiera que él jura que es más lo que allá ganaba allende el salario que Sus Altezas le dan y non me quise extender más de cincuenta mil maravedís por el trabajo que acá pasa cada año mientras acá estoviere, los cuales suplico a Sus Altezas le manden librar con el sueldo de acá, y eso mismo porque él dice y afirma que todos los físicos de Vuestras Altezas que andan en reales o semejantes cosas que éstas suelen haber de derecho un día de sueldo en todo el año de toda la gente; con todo, he seído informado y dícenme que, como quier que esto sea, la costumbre es de darles cierta suma tasada a voluntad y mandamiento de Sus Altezas en compensa de aquel día de sueldo. Suplicaréis a Sus Altezas que en él o manden proveer, así en lo del salario como de esta costumbre, por forma que el dicho doctor tenga razón de ser contento.

Ítem: Diréis a Sus Altezas de Coronel, cuánto es hombre para servir a Sus Altezas en muchas cosas y cuánto ha servido hasta aquí en todo lo más necesario y la mengua que de él sentimos agora que está doliente, y que, sirviendo de tal manera, es razón que él sienta el fruto de su servicio, non sólo en las mercedes para después más en lo de su salario en lo presente, en manera que él e los que acá están sientan que les aprovecha el servicio, porque, según el ejercicio que acá se ha de tener en coger este oro, no son de tener en poco las personas en quien tanta diligencia hay; y porque por su habilidad se proveyó acá por mí del oficio de alguacil mayor de estas Indias y en la provisión va el salario en blanco, suplico a Sus Altezas gelo manden henchir como más sea su servicio, mirando sus servicios, confirmándole la provisión que acá se le dio e proveyéndole de él de juro.

Asimismo diréis a Sus Altezas cómo aquí vino el Bachiller Gil García por alcalde mayor e non se le ha consignado ni nombrado salario, y es persona de bien y de buenas letras e diligente, e es acá bien necesario; que suplico a Sus Altezas le manden nombrar e consignar su salario, por manera que él se pueda sostener, e le sea librado con el dinero del sueldo de acá.

Ítem: Diréis a Sus Altezas, como quier que ya se lo escribo por las cartas, que para este año non entiendo que sea posible ir a descobrir hasta que esto de estos ríos que se hallaron de oro sea puesto en el asiento debido a servicio de Sus Altezas, que después mucho mejor se podrá facer, porque no es cosa que nadie la podiese facer sin mi presencia a mi grado ni servicio de Sus Altezas, por bien que lo ficiese, como es en dubda según lo que hombre ve por su presencia.

Ítem: Diréis a Sus Altezas cómo los escuderos de caballo que vinieron de Granada, en el alarde que ficieron en Sevilla mostraron buenos caballos, e después, al embarcar, yo no lo vi, porque estaba un poco doliente, y metiéronlos tales que el mejor de ellos non parece que vale dos mil maravedís, porque vendieron los otros y compraron éstos, y esto fue de la suerte que se hizo lo de mucha gente que allá en los alardes de Sevilla yo vi muy buena. Parece que Juan de Soria, después de dado el dinero del sueldo, por algún interés suyo puso otros en lugar de aquellos que yo acá pensaba fallar, y fallo gente que yo nunca había visto. En esto ha habido gran maldad, de tal manera que yo no sé si me queje de él solo: por esto, visto que a estos escuderos se ha fechado la costa hasta aquí allende de sus sueldos, y también a sus caballos, y se hace de presente y son personas que cuando ellos están dolientes o non se les antoja, non quieren que sus caballos sirvan sin ellos mismos; Sus Altezas no quieren que se les compren estos caballos sino que sirven a Sus Altezas, y esto mismo no les parece que deban servir ni cosa ninguna sino a caballo, lo cual agora de presente non face mucho al caso, e por esto parece que sería mejor comprarles los caballos, pues que tan poco valen, y non estar cada día con ellos en estas pendencias. Por ende, que Sus Altezas determinen esto como fuere su servicio.

Ítem: Diréis a Sus Altezas cómo aquí han venido más de doscientas personas sin sueldo y hay algunos de ellos que sirven bien, y aun los otros por semejantes se mandan que lo hagan así, y porque para estos primeros tres años será gran bien que aquí estén mil hombres para asentar y poner en muy gran seguridad esta isla y ríos de oro, y aunque hobiese ciento de caballo non se perdería nada, antes parece necesario, aunque en estos de caballo, fasta que oro se envíe, Sus Altezas podrán sobreseer. Con todo, a estas doscientas personas que vienen sin sueldo, Sus Altezas deben enviar a decir si se les pagará sueldo como a los otros sirviendo bien, porque cierto son necesarios, como dicho tengo, para este comienzo.

Ítem: Porque en algo la costa de esta gente se puede aliviar con industria y formas que otros príncipes suelen tener en otras, lo gastado mejor que acá se podría excusar parece que sería bien mandar traer en los navíos que vinieren, allende de las otras cosas que son para los mantenimientos comunes y de la botica, zapatos y cueros para los mandar facer, camisas comunes y de otras, jubones, lienzo, sayos, calzas, paños para vestir en razonables precios y otras cosas, como son conservas, que son fuera de ración y para conservación de la salud, las cuales cosas todas la gente de acá recibiría de grado en descuento de su sueldo; y si allá esto se mercase por ministros leales y que mirasen al servicio de Sus Altezas, se ahorraría algo. Por ende, sabréis la voluntad de Sus Altezas cerca de esto, y si les pareciere ser su servicio, luego se debe poner en obra.

Ítem: También diréis a Sus Altezas que, por cuanto ayer en el alarde que se tomó se falló la gente muy desarmada, lo cual pienso que en parte conteció por aquel trocar que allá se fizo en Sevilla o en el puerto cuando se dejaron los que se mostraron armados y tomaron otros que daban algo a quien los trocaba, parece que sería bien que se mandasen traer doscientas corazas y cien espingardas y cien ballestas y almacén, que es la cosa que más menester habemos, y de todas estas armas se podrán dar a los desarmados.

Ítem: Por cuanto algunos oficiales que acá vinieron, como son albañiles y de otros oficios, que son casados y tienen sus mujeres allá y querrían que allá lo que se les debe de su sueldo se diesen a sus mujeres o a las personas a quien ellos enviaren sus recabdos, para que les compren las cosas que acá han menester, que a Sus Altezas suplico les mande librar, porque su servicio es que éstos estén proveídos acá.

Ítem: Porque, allende las otras cosas que allá se envían a pedir por los memoriales que lleváis de mi mano firmados, así para el mantenimiento de los sanos como para los dolientes, sería muy bien que se hobiesen de la isla de la Madera cincuenta pipas de miel de azúcar, porque es el mejor mantenimiento del mundo y más sano y non suele costar cada pipa sino a dos ducados sin el casco; y si Sus Altezas mandan que a la vuelta pase por allí alguna carabela, las podrá mercar, y también diez cajas de azúcar que es mucho menester, que ésta es la mejor sazón del año, digo entre aquí e el mes de abril, para fallarlo e haber de ello buena razón y podríase dar orden mandándolo Sus Altezas e que non supiesen allá para donde lo quieren.

Ítem: Diréis a Sus Altezas, por cuanto, aunque los ríos tengan en la cuantidad que se dice por los que lo han visto, pero que lo cierto de ello es que el oro non se engendra en los ríos mas en la tierra, que el agua topando con las minas lo trae envuelto en las arenas, y porque en estos tantos ríos se han descubierto, como quiera que hay algunos grandecitos, hay otros tan pequeños que son más fuentes que no ríos, que non llevan de dos dedos de agua, y se falla luego el cabo donde nace, para lo cual non sólo serán provechosos los lavadores para cogerlo en el arena, mas los otros para cavarlo en la tierra, que será lo más especial e de mayor cuantidad. E por esto será bien que Sus Altezas envíen lavadores e de los que andan en las minas allá en Almadén, porque en la una manera y en la otra se faga el ejercicio, como quier que acá non esperaremos a ellos, que con los lavadores que aquí tenemos esperamos, con la ayuda de Dios, si una vez la gente está sana, allegar un buen golpe de oro para las primeras carabelas que fueren.

Ítem: Suplicaréis a Sus Altezas de mi parte muy humildemente que quieran tener por muy encomendado a Villacorta, el cual, como Sus Altezas saben, ha mucho servido en esta negociación y con muy buena voluntad, y, según le conozco, persona diligente y afecionada a su servicio. Recebiré merced que se le dé algún cargo de confianza para lo cual él sea suficiente y pueda mostrar su deseo de servir y diligencia; y esto procuraréis por forma que el Villacorta conozca por la obra que lo que ha trabajado por mí en lo que yo le hobe menester le aprovecha en esto.

Ítem: Que los dichos Mosén Pedro y Gaspar y Beltrán y otros que han quedado acá trajieron capitanías de carabelas, que son agora vueltas, y non gozan del sueldo; pero, porque son tales personas que se han de poner en cosas principales y de confianza, non se les ha determinado el sueldo que sea diferenciado de los otros, suplicaréis de mi parte a Sus Altezas determinen lo que se les ha de dar en cada un año o por meses, como más fueren servidos. Fecho en la ciudad Isabella, a 30 días de enero de 1499 años.