PREFACIO

Estas historias constituyen la primera aparición de miss Marple en el mundo de los lectores de relatos policíacos. Miss Marple tiene una ligera semejanza con mi propia abuela: es también una anciana blanca y sonrosada, quien, a pesar de haber llevado una vida muy retirada, siempre demostró tener gran conocimiento de la depravación humana. Lo cierto es que, ante sus observaciones, uno se sentía terriblemente ingenuo y crédulo: «Pero ¿tú te crees eso que te cuentan? No debes hacerlo. ¡Yo nunca me creo nada!».
Yo disfruto escribiendo las historias de miss Marple, siento un profundo afecto por mi dulce anciana. Esperaba que fuese un éxito... y lo fue. Después de las seis primeras historias publicadas, me fueron solicitadas otras seis. Miss Marple había venido para quedarse.
Ha aparecido ya en varios libros y también en una comedia, y actualmente rivaliza en popularidad con Hércules Poirot. Recibo muchas cartas. Unas dicen: «Me gustaría que siempre presentara a miss Marple y no a Poirot», y otras: «Ojalá que su protagonista fuera siempre Poirot y no miss Marple». Yo siento predilección por ella. Creo que lo suyo son historias cortas, le van mejor a su estilo. Poirot, en cambio, necesita todo un libro para desplegar su talento.
Considero que, para aquellos que gusten de ella, estos Trece problemas contienen la auténtica esencia de miss Marple.

Capítulo I