o, si esto no, después por mí tornaras.
Pero no debemos limitarnos a la época misma de Garcilaso. El poeta, el soldado, el caballero galán toledano muerto en tierras francesas, ha sido evocado en otros momentos, por otros autores que ahora vamos a escuchar.
Miguel Hernández: Égloga
“... o convertido en agua, aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.”
Garcilaso
Un claro caballero de rocío,
un pastor, un guerrero de relente
eterno es bajo el Tajo; bajo el río
de bronce decidido y transparente.
Como un trozo de puro escalofrío
resplandece su cuello, fluye y yace,
y un cernido sudor sobre su frente
le hace corona y tornasol le hace.
El tiempo ni lo ofende ni lo ultraja,
el agua lo preserva del gusano,
lo defiende del polvo, lo amortaja
y lo alhaja de arena grano a grano.
Un silencio de aliento toledano
lo cubre y lo corteja,
y sólo va silencio a su persona
y en el silencio sólo hay una abeja.
Sobre su cuerpo el agua se emociona
y bate su cencerro circulante
lleno de hondas gargantas doloridas.
Hay en su sangre fértil y distante
un enjambre de heridas:
diez de soldado y las demás de amante.
Dulce y varón, parece desarmado
un dormido martillo de diamante,
un corazón un pez maravillado
y su cabeza rota
una granada de oro apedreado
con un dulce cerebro en cada gota.
Una efusiva y amorosa cota
de mujeres de vidrio avaricioso,
sobre el alrededor de su cintura
con un cedazo gris de nada pura
garbilla el agua, selecciona y tañe,
para que no se enturbie ni se empañe
tan diáfano reposo
con ninguna porción de especie oscura.
El coro de sus manos merodea
en torno al caballero de hermosura
sin un dolor ni un arma,
y él de sus bocas de humedad rodea
su boca que aún parece que se alarma.
En vano quiere el fuego hacer ceniza
tus descansadamente fríos huesos
que ha vuelto el agua juncos militares.
Se riza lastimable y se desriza
el corazón aquel donde los besos
tantas lástimas fueron y pesares.
Diáfano y querencioso caballero,
me siento atravesado del cuchillo
de tu dolor, y si lo considero
fue tu dolor tan grande y tan sencillo.
Antes de que la voz se me concluya,
pido a mi lengua el alma de la tuya
para descarriar entre las hojas
este dolor de recomida grama
que llevo, estas congojas
de puñal a mi silla y a mi cama.
Me ofende el tiempo, no me da la vida
al paladar ni un breve refrigerio
de afectuosa miel bien concedida
hasta el amor me sabe a cementerio.
Me quiero distraer de tanta herida.
Me da cada mañana
con decisión más firme
la desolada gana
de cantar, de llorar y de morirme.
Me quiero despedir de tanta pena,
cultivar los barbechos del olvido
y si no hacerme polvo, hacerme arena:
de mi cuerpo y su estruendo,
de mis ojos al fin desentendido,
sesteando, olvidando, sonriendo
lejos del sentimiento y del sentido.
A la orilla leal del leal Tajo
viene la primavera en este día
a cumplir su trabajo
de primavera afable, pero fría.
Abunda en galanía
y en párpados de nata
el madruguero almendro que comprende
tan susceptible flor que un soplo mata
y una mirada ofende.
Nace la lana en paz y con cautela
sobre el paciente cuello del ganado,
hace la rosa su quehacer y vuela
y el lirio nace serio y desganado.
Nada de cuanto miro y considero
mi desaliento anima
si tú no eres, claro caballero.
Como un loco acendrado te persigo:
me cansa el sol, el viento me lastima
y quiero ahogarme por vivir contigo.
Antonio Manjón-Cabeza Sánchez: Entusiasmo pueril del 19-9.
(Herido de muerte Garcilaso, nazco yo). 1958.
¿De aquel dardo algo dardo? ¿De aquel dardo
el suspiro? ¿De aquel no prematuro
este gozo infantil, lirio maduro,
pétalo puro, petulante nardo?
¿De la brusca caída el gozo alado?
¿Del buen morir guerrero esta ofensiva?
¿Qué son tres siglos si el afán al lado,
o cuatro siglos, mariposa viva?
El diecinueve de septiembre era
él malherido cuando yo a las fechas.
¡Entusiasmo pueril de alba y ocaso!
¿Algo nos une porque yo lo quiera?
¿Del dardo matador algo en mis flechas?
¿Yo algo de alguillo algo Garcilaso?
Antonio Manjón-Cabeza Sánchez: Visita a Garcilaso.
(Toledo, Iglesia del Convento de San Pedro Mártir).
Si estás, que no estás, y si no estás, que estás,
ánima Garcilaso en la gasa de piedra,
en la venda del mármol.
Si ardes, que no ardes, si no ardes, que ardes,
líquido Garcilaso aceite de muralla,
inflamable Toledo.
Si luchas, que no luchas, si no luchas, que luchas,
espada Garcilaso una espada en las manos,
y en las manos un arpa.
Si amas, que no amas, si no amas, que amas,
lágrima Garcilaso jabato de agua dulce
ensartado en un lirio.
Pequeñísima iglesia para el son de esta tumba.
El padre de la luna moja la frente en letras,
besa a qué pero a cuanto, aleja levemente,
y una espada
puño de claraboya que no rompe tejidos, atraviesa
el lento corazón y lento paso
del que va y no se va, y no se va, y se va.
Mariano Calvo: Ante la tumba de Garcilaso de la Vega en San Pedro Mártir
Este guerrero de alabastro frío
que el escultor talló en efigie orante
fue el más dulce caballero y tierno amante
que vio nunca el áureo y rico río.
Supo esgrimir la espada con el brío
de un capitán osado y arrogante,
pero supo también usar, galante,
sus versos de amoroso escalofrío.
Salicio juntamente y Nemoroso
velan su sueño eterno en esta orilla
de ilustres pesadumbres, y amoroso
el río Tajo ciñe y agavilla,
garcilasianamente candoroso,
un Toledo bucólico de arcilla.
Ya es preciso despedirnos de nuestro poeta y, como no podía ser menos, sus palabras deben ser las que al final queden como eco en nuestra memoria. En algunos momentos de su vida Garcilaso seguramente sintió cercana la presencia de la muerte, no en balde practicó una profesión de riesgo y fue herido en varias ocasiones.
Garcilaso: Elegía II
¡Oh crudo, oh riguroso, oh fiero Marte,
de túnica cubierto de diamante,
y endurecido siempre en toda parte!
¿Qué tiene que hacer el tierno amante
con tu dureza y áspero ejercicio
llevado siempre del furor delante?
Ejercitando, por mi mal, tu oficio,
soy reducido a términos que muerte
será mi postrimero beneficio.
(v.v. 94-102).
Estas sutiles congojas adivinadas en fragmentos de sus poemas, se tornan dolorosas premoniciones cuando caemos en la cuenta de lo pronto que le convocó la parca. Desde esta perspectiva leeremos el último soneto.
Garcilaso: Soneto VI
Por ásperos caminos he llegado
a parte que de miedo no me muevo;
y si a mudarme o dar un paso pruebo,
allí por los cabellos soy tornado.
Mas tal estoy, que con la muerte al lado
busco de mi vivir consejo nuevo;
y conozco el mejor y el peor apruebo,
o por costumbre mala o por mi hado.
Por otra parte, el breve tiempo mío,
y el errado proceso de mis años,
en su primer principio y en su medio,
mi inclinación, con quien ya no porfío,
la cierta muerte, fin de tantos daños,
me hacen descuidar de mi remedio.
Y revestido del pastor Albanio, en la Égloga II (v.v. 528-532), Garcilaso deja testimonio del consuelo a que aspira cuando tenga que emprender el último de sus viajes:
Vosotros, los del Tajo, en su ribera
cantaréis la mi muerte cada día.
Este descanso llevaré aunque muera,
que cada día cantaréis mi muerte
vosotros, los del Tajo, en su ribera.
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Obras que se citan:
Calvo López, Mariano (1992): Garcilaso de la Vega. Entre el verso y la espada. Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Marañón Posadillo, Gregorio (1983): Elogio y nostalgia de Toledo. Madrid, Espasa Calpe (1ª edición, 1951).
Porres Martín-Cleto, Julio (1982): Historia de las calles de Toledo, II. Toledo, Zocodover.
Vaquero Serrano, Mª del Carmen (1999): Garcilaso: Aportes para una nueva biografía. Los Ribadeneira y Lorenzo Suárez de Figueroa. Toledo, Oretania Ediciones.
Época
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Un poeta castellano en la corte borgoñona del emperador Carlos V
Sociedad, cultura y geopolítica
en la primera mitad del siglo XVI
Del nacimiento de Garcilaso (¿1499?) a la impresión de sus textos (1543)
Por Alejandro Tenorio
“Muy pronto Garcilaso entra al servicio del rey y empieza su carrera como militar. En 1520 es nombrado contino de la guardia real. La corte del rey Carlos es, sobre todo entonces, un reflejo de la corte borgoñona tal como nos la pinta Huizinga en El Otoño de la Edad Media. Es el mundo de Carlos el Temerario, que tiene mucho de novela de caballerías, y que perdura a través del emperador que lleva el mismo nombre de su abuelo. Carlos siente predilección especial por la orden del Toisón de Oro o por el curioso libro caballeresco, Le chevalier délibéré de Olivier de la Marche, que tradujo el emperador y versificó Hernando de Acuña, y al que puso un epigrama laudatorio un hijo de Garcilaso.
La cultura franco-borgoñona es un mundo de símbolos en el que podemos encontrar, por ejemplo, vestidos exageradísimos, con zapatos de largas puntas, sombreros puntiagudos, mangas infladas en forma de globo y excesos de telas por todas partes. Son símbolos de una riqueza necesaria para gobernar y van ligados a las fiestas suntuosas y los banquetes y a la opulencia de la zona norte de Europa, enormemente densa en población. [...]
Cuando el rey Carlos y sus caballeros borgoñones llegan a España en 1517 ese mundo lleno se enfrenta al mundo vacío de la meseta española. Al mismo tiempo ese mundo medieval se ve obligado a juntarse y fundirse en el humanismo y las nuevas corrientes culturales en extrañas simbiosis. Emblemáticos de esa unión, a veces grotesca, son humanistas cortesanos como Álvar Gómez de Ciudad Real, que escribe para el emperador en hexámetros virgilianos nada menos que la historia del Toisón
de Oro, De militia Principis Burgundi quam uelleris aurei wocant (1519), con un poema prologal del mismísimo Erasmo. En ese libro el medievalismo del Toisón se reviste de saberes clássicos y lleva la sanción del erasmismo. Es el equivalente, a otro nivel, del retrato ecuestre del emperador Carlos que pintó Tiziano y que se encuentra en el Museo del Prado. [...] se trata de una réplica de la estatua ecuestre del emperador estoico Marco Aurelio, pero al mismo tiempo, Carlos I lleva el collar de la orden del Toisón y es el representante de una orden de caballería medieval. Humanismo y medievalismo se conjugan en esa difícil armonía en la que se iniciará políticamente Garcilaso. [...]”.
(ALCINA, J.F.,1998, págs. 15-17)
1499. Aparece en Burgos la primera edición conocida de La Celestina a través del “Ejemplar Heber”, versión comedia en 16 actos.
Hoy se maneja 1499 como año probable del nacimiento de Garcilaso de la Vega según la investigadora toledana Mª. del Carmen Vaquero Serrano (1999, págs. 63 y ss.).
Era hijo de Garcilaso de la Vega, miembro importante de la poderosa familia Mendoza; su abuela doña Elvira Lasso de la Vega era hermana del Marqués de Santillana, don Íñigo López de Mendoza (1398-1458), hijo éste de don Diego Hurtado de Mendoza. Garcilaso de la Vega, padre, desempeñó una importante actividad política durante la primera regencia de Cisneros entre la muerte de Felipe el Hermoso y el retorno del rey de Aragón, Fernando el Católico. Madre del poeta fue doña Sancha de Guzmán, señora de Batres, nieta de Fernán Pérez de Guzmán (1376-1460), señor de Batres, autor de Generaciones y Semblanzas, sobrino del Canciller Ayala y tío del Marqués de Santillana.
La familia, culturalmente, pertenece a ese nuevo grupo de “leedores” laicos que empiezan a tener pequeñas o medianas bibliotecas privadas. El niño Garcilaso aprendería en Toledo los studia humanitatis, esto es, gramática latina, retórica, poesía, historia y filosofía moral, curriculum este cuyo objetivo será enlazar con el pasado, fundamentalmente romano, saltando por encima de las tinieblas de la Edad Media. El humanismo trata de asimilar ese pasado glorioso y contemplar con nuevos ojos el presente, incidir sobre él y transformarlo; así se crea una nueva arquitectura con Sebastiano Serlio, Giacomo Barozzi da Vignola y Leon Battista Alberti, todos ellos guiados por la obra De Architectura de Vitruvio; se hace una nueva lectura de la Biblia con Erasmo de Rotterdam y otros; se proyecta una nueva política atendiendo a Tito Livio (El príncipe de Maquiavelo); se estudia y practica una nueva geografía a la sombra de Pomponio Mela y Plinio (Colón descubre las Indias occidentales); y también se hace una nueva literatura que dignifique las corruptas lenguas vulgares (Bembo, Garcilaso, Du Bellay, etc.).
Todo esto está en germen en los studia humanitatis, cuyas doctrinas acaban de ser importadas de Italia por Elio Antonio de Nebrija y que en España adoptan una personalidad propia caracterizada por el equilibrio entre el amor a la antigüedad clásica y el deseo de Dios. Por eso aquí, el erasmismo estuvo a punto de convertirse en la doctrina oficial del Emperador de no haber mediado la protesta y reforma luterana.
1500. 24 de febrero, nacimiento de Carlos
En 1477, cuando contrae matrimonio María de Borgoña, la hija de Carlos el Temerario, con Maximiliano de Austria, el Condado de Flandes quedó bajo el dominio de los Habsburgo. Hacía esa misma época, los duques de Borgoña se aliaron con los reinos de Castilla y de Aragón contra Francia. Veinte años después, Margarita de Austria, hija del emperador Maximiliano, se casa con el príncipe heredero de las coronas de España, Juan de Aragón, y Felipe el Hermoso, primogénito del emperador, con la infanta Juana.
Los Países Bajos, oficialmente unidos bajo el título de ducado de Borgoña eran en realidad un conjunto de Estados muy diversos con vínculos muy laxos entre sí, aunque en general se reconocía su unidad como el “País de Aquende” (le Pays de Deçà), por oposición al “País de Allende”, o sea la Borgoña incorporada a Francia después de 1477 con capitalidad en Dijon, insistente e inútilmente reclamada por Carlos V a Francisco I, hasta la definitiva renuncia del Emperador por el tratado de Cambrai (1529).
Carlos V nació en el castillo Prinsenhof de Gante, residencia de los condes de Flandes; hijo de Felipe el Hermoso (nacido en Brujas el 23 de junio de 1478), y de Juana, hija mayor de los Reyes Católicos, que contrajeron matrimonio en Lille en 1496. Su lengua materna fue el francés, aunque habló el español con fluidez, pero nunca consiguió aprender el alemán.
Se le bautizó con el nombre de Carlos en honor a su bisabuelo, Carlos el Temerario, y en su infancia y adolescencia fue educado en el culto de sus ancestros que soñaron con construir, entre Francia y los países germanos, una nación con cultura propia. A principios del XVI, solo quedaban del proyecto un conjunto de territorios, el condado de Flandes y el Franco Condado, aislados desde que en 1477 Luis XI se apoderó del ducado de Borgoña.
Carlos recibió también de su abuela paterna otro territorio, el Franco Condado, junto con sus dependencias, concretamente el condado de Charolais, un territorio hundido en el interior de Francia. A final, Carlos desligó al Franco Condado de sus vínculos con el círculo imperial de Borgoña y transfirió la soberanía del territorio a Felipe II, quedando incorporado de modo permanente a la Monarquía Hispánica.
Juana y Felipe tuvieron seis hijos: Leonor (1498-1558), nacida y criada en los Países Bajos hasta 1517, casada en 1519 con el rey Manuel de Portugal, y tras la muerte de éste con Francisco I, en 1530; Carlos I de España y V de Alemania; Fernando (1503-1564), nacido y educado en España; Isabel (1501-1525), casada con el rey Cristián de Dinamarca; María (1505-1558), casada en 1515 con Luis II, rey de Bohemia y de Hungría, que gobernó los Países Bajos en 1531; Catalina (1507-1578), recluida con su madre hasta 1525 y luego casada con el rey Juan III de Portugal.
1500. Erasmo de Rotterdam publica en París sus Adagia, colección de 800 proverbios latinos comentados con gran exhibición de saberes clásicos.
1500. Nace Rodrigo Gil de Hontañón, arquitecto español que, junto a figuras como Alonso de Covarrubias, Diego de Siloé, Diego de Riaño, Andrés de Vandervira, Pedro Machuca o Juan de Herrera, pertenece al grupo de los grandes maestros del siglo XVI en España; él traspasó las fronteras del Gótico al nuevo estilo del Renacimiento, un periodo de transición entre el primer plateresco de comienzos de siglo y el renacimiento español.
Ellos proyectaron o intervinieron en obras arquitectónicas tan relevantes en vida de Garcilaso como: el patio del Hospital de la Santa Cruz, el Alcázar, la Puerta de la Bisagra y el Palacio Arzobispal de la ciudad de Toledo; la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid); el Palacio de Monterrey y la fachada de la Universidad en Salamanca; el magnífico convento de San Marcos en León; el Hospital Real de Santiago de Compostela; el ayuntamiento, la Capilla Real y la sacristía de la catedral en Sevilla; la iglesia del Salvador de Úbeda y el convento de San Francisco de Baeza (Jaén); la fachada de la catedral de Astorga; el Hospital Real y el Palacio de Carlos V en Granada, etc., etc., etc.
1500. Nace en Barcarrota (Badajoz) Hernando de Soto, que en 1539 arribó a la playa del río Manatí en la península de la Florida y más tarde descubrió el río Mississipi.
1500. Nace Fray Bernardino de Sahagún, padre de la antropología en el Nuevo Mundo; escribió su obra enciclopédica “Historia de las Cosas de Nueva España”.
1500. Probable nacimiento de Giovanni Torriani (1500?-1585)
G. Torriani (1500?-1585), un brillante científico originario de Cremona que vino a España al servicio de Carlos V, conocido en España como Juanelo Turriano, fue un magnífico relojero y fabricante de ingenios. Su prestigio como científico era tal que Felipe II lo eligió para participar en la reforma del calendario del papa Gregorio XIII. Sin embargo su principal aportación pertenece al campo de la ingeniería hidráulica: el llamado "Ingenio de Toledo", ideado para dotar de aguas a la ciudad imperial.
1500. Nicolás Copérnico (1473-1543) se doctora en astronomía en Roma
Nicolás Copérnico, astrónomo polaco, conocido por su teoría que sostenía que el Sol se encontraba en el centro del Universo y la Tierra, que giraba una vez al día sobre su eje, completaba cada año una vuelta alrededor de él. Este sistema recibió el nombre de heliocéntrico o centrado en el Sol. En 1501, obtuvo permiso para estudiar medicina en Padua, la universidad donde dio clases Galileo, casi un siglo después.
El Sistema de Copérnico: en el siglo XVI, Nicolás Copérnico publicó un modelo del Universo en el que el Sol (y no la Tierra) estaba en el centro. Las anteriores hipótesis se mantenían desde el siglo II, cuando Tolomeo había planteado un modelo geocéntrico que fue utilizado por astrónomos y pensadores religiosos durante muchos siglos. Copérnico planteó y discutió el modelo heliocéntrico en su obra De revolutionibus orbium caelestium que se publicó justo antes de su muerte en 1543. Galileo adoptó la teoría heliocéntrica a comienzos del siglo XVII y publicó pruebas para apoyarla. Fue perseguido por la Iglesia católica por defender un modelo herético, pero en 1992 una comisión papal reconoció que la Iglesia se había equivocado.
1501. 16 de noviembre, bula Eximiae devotionis de Alejandro VI por la que se otorga a los Reyes los diezmos de las iglesias que fundaran y dotasen.
1502. 11 de mayo, cuarto viaje de Colón a América con sus hijos Bartolomé y Hernando (Cádiz, con 4 carabelas). Renovación de todos los privilegios colombinos, pero prohibición de dirigirse a La Española por el gobernador Nicolás Ovando y viaje del almirante a las costas de Honduras y luego del Darién. Intento de fundación de la ciudad de Belén y pérdida de las naves; establecimiento en Jamaica.
1503. 10 de marzo, nace en Alcalá de Henares Fernando, tercer hijo de Juana y Felipe, hermano de Carlos; rey de Bohemia y de Hungría en 1526, será emperador en 1555, tras la abdicación de su hermano Carlos V.
1503-1513. Julio II, Papa. Hombre implacable, mostró escaso interés por los asuntos espirituales y se comportó como un príncipe secular, siendo el mecenas más destacado de la historia del papado.
Giuliano della Rovere nació en Albisola, Italia, y en 1468 se ordenó sacerdote franciscano. Cuando su tío se convirtió en el papa Sixto IV fue nombrado obispo y cardenal. Durante este periodo tuvo tres hijas ilegítimas y acumuló una considerable fortuna. Su enemigo personal Rodrigo Borgia se convirtió en 1492 en el papa Alejandro VI, lo que le hizo exiliarse en Francia, donde permaneció hasta la muerte de Alejandro. Su principal preocupación fue la reunificación y expansión de los Estados pontificios. Se unió a la Liga de Cambray (1508) contra la república de Venecia, y creó (1511) la Liga Santa contra Francia con el apoyo de Venecia y España, con lo que se aseguraba el control de los Estados pontificios y la extensión del gobierno papal a zonas del norte de Italia, evitando con ello que Italia cayera en manos francesas. Gracias a su profundo interés por el arte, se construyeron muchos edificios en Roma; las iglesias de toda Italia se enriquecieron desde el punto de vista artístico. Proyectó la construcción de San Pedro del Vaticano, cuya primera piedra colocó él en 1506. Fue mecenas y amigo personal de maestros renacentistas como Bramante, Rafael y Miguel Ángel, a quien encargó los frescos de la Capilla Sixtina y las soberbias estatuas para su tumba papal. A pesar de la contradicción entre su cargo espiritual y sus asuntos seculares, fue considerado uno de los hombres más grandes de su tiempo, merecedor de los fastuosos monumentos creados para él. Su carácter belicoso y la publicación de indulgencias para financiar la construcción de San Pedro provocaron las protestas de Erasmo de Rotterdam y Martín Lutero, que dieron origen a la Reforma, socavando la autoridad papal en el cristianismo occidental.
1503-1560. Viajes menores a América. Alonso de Ojeda, Vespucio, Pinzón, Juan de la Cosa, Alonso Niño, etc. recorren desde Brasil hasta las grandes Antillas: Trinidad, Venezuela, Colombia, Panamá, bocas del Amazonas y el Orinoco. De los relatos de Américo Vespucio se desprende que las tierras descubiertas forman un nuevo continente, que Martín Waisdseemuller (“Cosmographiae Introductio”) propone se denomine América.
1504. Muerte de Isabel la Católica
La sucesión a la Corona de Castilla será muy compleja porque Los Reyes Católicos no crean la nación española. Lo que comienza en 1474, con la subida al trono de Castilla de Isabel, y en 1479, con la llegada de Fernando II al trono de Aragón, es una unión personal. Las dos coronas siguen siendo independientes a pesar de estar reunidas en la persona de sus respectivos soberanos. Las conquistas comunes pasan a integrar una u otra de las coronas; Granada, Las Indias, Navarra, forman parte de la Corona de Castilla; Nápoles, de la Corona de Aragón. Buena prueba de ello es lo que acontece después de la muerte de Isabel. Don Fernando, entonces, no es más que rey de Aragón y solo la muerte de Felipe el Hermoso y la incapacidad de doña Juana le permitieron seguir en la gobernación de Castilla, como simple regente y no como rey. Hay que esperar el advenimiento de Carlos I, heredero de las coronas de Castilla y Aragón a la vez, para que los dos grupos de territorios queden bajo la autoridad de un soberano único, lo cual no implica la unidad nacional. Se prefiere hablar de doble monarquía, expresión que se ajusta más a la realidad histórica, al carácter dual del Estado.
Italia está formada por una veintena de Estados soberanos que han roto todos sus vínculos de dependencia respecto al Sacro Imperio romano-germánico. Los estatutos de estos estados son muy diversos: repúblicas como florencia, Siena, Génova, Venecia; ducados, como Massa, Saluzzo, Montferrato... Algunos de estos Estados eran minúsculos, cualquiera que fuera su estatuto, como la república de Asti, el ducado de Guastalla o el principado eclesiástico de Trento. Solamente cinco Estados tenían una verdadera importancia territorial y política: el reino de Nápoles, el ducado de Milán, las repúblicas de Florencia y de Venecia y el Estado Pontificio.
Asimismo, hablar de la Corona de Aragón es una abstracción. Lo que existe en realidad son entidades concretas: el reino de Aragón, el reino de Valencia, el principado de Cataluña, las Islas Baleares. Cada una de aquellas comunidades políticas y humanas tienen sus rasgos característicos, sus instituciones, su vida económica y cultural propia. con la doble monarquía de los RR.CC. Se inicia un proceso de gobierno caracterizado por el absentismo del soberano: un virrey o lugarteniente lo representa en cada uno de sus territorios. A partir de 1494 funciona el Consejo de Aragón, órgano consultivo que sirve de lazo entre los distintos reinos y el monarca a través de los virreyes. De esta forma, los estados de la Corona de Aragón supieron resistir el creciente autoritarismo de los monarcas, manteniendo una tradición de federalismo y pactismo que contrasta con la tendencia a la centralización y al absolutismo que se da en Castilla; en los tres estados de la Corona de Aragón, las Cortes oponen una tenaz resistencia legal al monarca.
Las Cortes de Castilla, que asumen teóricamente la representación del reino frente al soberano, no pueden desempeñar una verdadera función legislativa, capaz de equilibrar el poder real y ejercer cierto control sobre sus actos porque los RR.CC. tuvieron buen cuidado de tenerlas sometidas eliminado la representación de los posibles adversarios de su política, vigilando el desarrollo de las sesiones y disminuyendo el número de reuniones. Además, de los tres estamentos representados: nobleza, clero y representantes de las ciudades eran inoperantes porque los dos primeros se desentendían de las reuniones ya que no pagaban impuestos y los procuradores a cortes nombrados por los ayuntamientos eran casi siempre caballeros privilegiados que paradójicamente tampoco pagaban y votaban los impuestos necesarios a la vida del Estado. Por si todo esto fuera poco, solo 18 ciudades tienen representación en Cortes; es un privilegio cerrado (tener voz y voto en cortes): Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid, León, Salamanca, Zamora, Toro, Toledo, Cuenca, Guadalajara, Madrid, Sevilla, Córdoba, Jaén, Granada, Murcia, por lo que todavía se restringe más la representación y resistencia a las decisiones reales.
1504. Dña. Juana, Reina de Castilla. A la muerte de su madre, la corona de Castilla recaía en su primogénita Juana, casada con el archiduque de Austria, Felipe el Hermoso. Los trastornos mentales que sufría causados en parte por los celos que le provocaban las infidelidades de su esposo, y por la herencia genética que había recibido de su abuela materna, Isabel de Portugal, conocida como la Loca de Arévalo, la incapacitaba para gobernar. Además ella se negó a asumir responsabilidades de gobierno., siendo su deseo, como reina de Castilla, que su padre, Fernando II de Aragón y V de Castilla, fuera el regente hasta la mayoría de edad de Carlos.
1504. Fernando, el Aragonés, regente de Castilla. Isabel había previsto confiar la regencia a su esposo por la incapacidad de Juana. Una parte de la nobleza no aceptó el arreglo y además Felipe no estaba dispuesto a renunciar al gobierno del reino patrimonial de su esposa, de modo que Juana y Felipe regresaron a España en la primavera de 1506, pero Felipe murió a los pocos meses de su llegada. Entonces la nobleza se apresuró a llamar a Fernando, el Aragonés, quien recibió la corona de Castilla, aunque sin el título de rey y ejercer el poder en nombre de su hija, soberana legítima. Fernando recluyó a su hija Juana en la fortaleza de Tordesillas, de la que la nueva reina de Castilla no saldría hasta su muerte y dio los pasos necesarios para que le sucediera su segundo nieto, Fernando, nacido y criado en España en lugar de su hermano Carlos, el Flamenco. Cisneros, confesor de Isabel la Católica y arzobispo de Toledo, tuvo que ejercer de regente entre la muerte de Felipe el Hermoso y el retorno del rey de Aragón.
1504. Erasmo saca la primera edición del Enchiridion milithis christiani (“Manual del caballero cristiano”); esta guía del caballero cristiano alcanzará 30 ediciones en 20 años; la gran novedad es que su modelo de vida cristiana ya no es la monástica, “monachatus non est pietas”, aunque todavía no use el concepto de secularidad.
Fernando Arrabal dice de Erasmo de Rotterdam: “Fue un viajero incansable... pero siempre por algún motivo razonable. Viajó para ver a Carlos V en Bruselas o Aquisgrán, para consultar un manuscrito, o para ver a un editor, o para buscar mecenas, o para huir de la guerra, o de la peste, o de las fiebres malignas o de ideas subversivas. Fue un patriota de su pueblo, Rotterdam, pero sobre todo un europe cosmopolita... Este precursor de Gracián será consejero político de Carlos V y mantendrá excelentes relaciones con su rival Francisco I. A ambos les exhortará a la paz. Fue enemigo del papa guerrero Julio II, pero se opuso a la conquista de Italia por Luis XII. Y tuvo con Lutero relaciones de estima”.
1505. Matrimonio de Fernando el Católico con Germana de Foix
Germana de Foix, hija de Gastón de Foix y de María de Orleáns, hermana de Luis XII, nació en 1488. Amenazado por Castilla, Milán y Nápoles, el viudo Rey Católico gestionó su matrimonio con la atractiva Germana. El rey francés le concedía el Reino de Jerusalén y la mitad de sus derechos sobre Nápoles. Si hubiera hijos, Fernando se comprometía a transmitirles Aragón, Nápoles y Sicilia. El 19 de octubre de 1505 tuvo lugar la boda por poderes y, en marzo de 1506, se encontró con su esposo en la villa de Dueñas. Entre septiembre de 1506 y julio de 1507 residieron en Nápoles como titulares del Reino y regresaron tras la muerte de Felipe el Hermoso. El 3 de mayo de 1509 nacía el que sería su único hijo, Juan, que vivió pocas horas. Lugarteniente general de Cataluña, Valencia y Aragón, presidió varias Cortes generales.
El 23 de enero de 1516 moría Fernando. Añadida a la herencia de su marido, Carlos I le dio jurisdicción sobre las villas de Arévalo, Madrigal y Olmedo. Por indicación de Carlos, casó en 1518 con su partidario, el marqués de Branderburgo. Durante este matrimonio -según Fernández Álvarez- mantuvo relaciones con el joven Carlos, del que habría tenido una hija, de nombre Isabel. En 1523, Carlos la nombró lugarteniente general de Valencia y a su marido, capitán general del Reino.
Los dos personificaron la represión que siguió al fracaso de las Germanías. Viuda por segunda vez, casó en 1526 con Fernando de Aragón, duque de Calabria. Carlos I les nombró virreyes de Valencia, donde organizaron una pequeña pero brillante corte. Murió en 1538.
1506. Muere Cristobal Colón. Su muerte pasó casi inadvertida. Pero gracias a él, se exploraron unos 7.000 millas (11.200 Kms.) de la costa de América. Veinticuatro años después los españoles llegaron a México y las noticias de la gran riqueza de los nativos desencadenó la devastación por los conquistadores, unos soldados que proporcionaron a España el control de amplias zonas de América del Norte, parte de América del Sur y casi todo el Caribe. El mismo Colón nunca llegó a comprender el alcance y la importancia de sus viajes.
En el año 1504, un italiano llamado Américo Vespucio, que había navegado al Nuevo Mundo, recogió la información acumulada durante los cuatro viajes de Colón y la facilitó a un cartógrafo extranjero, Martín Waldseemuller que, en su obra Cosmographiae introducto, propuso el nombre de América para el continente, en honor de Américo Vespucio.
1507. Proclamación de D. Carlos como duque de Borgoña. En Bruselas, el 18 de julio, será el Duque de Borgoña, pero su tía Margarita no lo emancipa hasta el cinco de enero de 1515. Carlos, por su educación borgoñona, albergó la idea de reinstaurar el gran ducado de Occidente, por eso adoptó el título de duque de Borgoña, que ya ostentara su padre Felipe el Hermoso, puesto que su familia nunca aceptó la anexión del territorio a Francia a la muerte de Carlos el Temerario en 1477. La influencia borgoñona en la educación del príncipe se debió a su tía Margarita de Austria y a su tutor Guillermo de Croy; sus lecturas de adolescencia fueron los cronistas borgoñones, Chastellain y sobre todo Olivier de La Marche, que murió en 1502, cuya obra el Chevalier délibéré fue su preferida, hasta el punto que cuando se retira a Yuste, después de abdicar, se llevó un ejemplar; se trata de un poema alegórico en honor de la valentía, y en particular de Carlos el Temerario, símbolo y modelo de la caballería, en opinión del autor. Así entró Carlos en el mundo irreal de los ideales de las órdenes de caballería. El Toisón de oro era el emblema de los grandes duques de Occidente.
La zona de Flandes estaba formada por varios feudos más o menos independientes entre sí: el condado de Holanda, el ducado de Güeldres, el obispado de Utrecht, el señorío de Frisia, etc., que en 1428 habían sido anexionados al ducado de Borgoña por Felipe el Bueno, La región era próspera por el cruce de dos vía comerciales: la que iba del Atlántico al Báltico, y la que unía Venecia e Italia con Inglaterra y el mar del Norte. Sus actividades eran la pesca, el comercio y la industria textil. Con la lana, importada de Inglaterra y sobre todo de España, destacan las manufacturas de paños de Nimega, Leyden, Ypres, Gante, etc. Ciudades como Brujas, y luego Amberes, fueron núcleos muy dinámicos.
1507. Nacimiento de Juan de Juni (1507-1577)
Escultor español de origen francés, figura capital del renacimiento en España. Parece ser que nació en el año 1507 en la ciudad de Joigny, entre Borgoña y Campaña. Se instaló en España en la década de 1530, tras una etapa de formación en su país y más tarde en Italia. De esta última escuela tomó la armonía clásica que preside sus composiciones y su preocupación por la simetría, mientras que la escultura borgoñona, en especial la de Claus Sluter, le influyó en la concepción vehemente y expresiva de sus modelos.
Escultor y ensamblador de retablos, que compuso con originalidad y gran movimiento en los órdenes, dominó también la técnica del barro cocido. Tuvo gran fama y formó una importante escuela en Valladolid, prolongándose su influencia hasta el siglo XVIII. Entre sus discípulos cabe destacar a Juan de Anchieta.
Hacia 1533 empezó a trabajar en León, donde se conservan de su mano parte de la sillería y algunos relieves del convento de San Marcos. Tras realizar en Salamanca las imágenes de la Piedad (catedral vieja) y de Santa Ana y san Juan Bautista (catedral nueva) para el sepulcro de don Gutierre de Castro, se afincó definitivamente en Valladolid. Allí realizó el Santo Entierro, para la capilla sepulcral del obispo de Mondoñedo, Fray Antonio de Guevara, cronista de Carlos V, (1539-1544, Museo Nacional de Escultura de Valladolid), grupo intensamente expresivo hondo patetismo impregnado de un. Su obra más significativa es probablemente el retablo mayor de la iglesia de la Antigua de Valladolid (1545-1562), de concepción ya manierista, en el que el artista expone toda la energía y la fantasía creadora de su estilo. Semejante a éste es el retablo de la catedral de Burgo de Osma (1550-1554), en el que Juni comparte el trabajo con Juan Picardo. La última etapa de su producción se caracteriza por el predominio de unas formas más dulces y ondulantes, aunque su obra nunca perdió su carácter dramático (Piedad, catedral de Segovia, 1571; San Francisco, convento de Santa Isabel de Valladolid).
1508. 28 de julio, bula Universalis eclesiae de Julio II, por la que se concede el patronato sobre las iglesias de las Indias que viene a estructurar toda la administración eclesiástica en las posesiones de Ultramar.
1509. Proclamación de Enrique VIII como rey de Inglaterra (1509-1547) y fundador de la Iglesia de Inglaterra. Influyó profundamente en el carácter de la monarquía inglesa. Enrique nació en Londres el 28 de junio de 1491, y tras la muerte de su padre, Enrique VII, en 1509, accedió al trono. Se casó con la viuda de su hermano, Catalina de Aragón, con quien se comprometió en matrimonio gracias a una dispensa papal obtenida en 1503. Fue el primero de los seis matrimonios de Enrique, que se vieron afectados por las condiciones políticas y religiosas de la época y por el comportamiento cada vez más despótico del monarca. Enrique procedió a romper, uno por uno, sus lazos con el Papado. Con ayuda de la legislación parlamentaria obtuvo el control del clero obligando, a dicho estamento a reconocerle como jefe de la Iglesia inglesa (1532). Al año siguiente, Enrique se casó en secreto con Ana Bolena, quien fue coronada reina por el obediente arzobispo de Canterbury, Tomás Cranmer, declarándose nulo el matrimonio con Catalina y válido el contraído con Ana. Una ley de sucesión confirmó la actuación del arzobispo y designó a la progenie de Ana heredera del trono. Aunque Enrique fue inmediatamente excomulgado, repudió la jurisdicción papal en 1534, y se nombró a sí mismo autoridad eclesiástica suprema en Inglaterra.
1509. Julio, Erasmo de Rotterdam redacta Moriae enkomion, id es stultitiae laus (“Elogio de la locura, esto es, Encomio de la Estulticia”), a los 42 años, cuando iba de Roma a Inglaterra atravesando los Alpes por Suiza. Al llegar a Londres, redactó el Elogio en la casa de Bucklesbury de Tomás Moro, compañero de fatigas y placeres y futuro mártir de la Torre de Londres. La primera edición en latín es de 1511 y la publicó en Estrasburgo Mathias Schurer. En esta obra el personaje Stultitia afirma ser la sal de la tierra, y va poniendo en solfa una serie de costumbres y estamentos -incluidas las creencias en reliquias y milagros, así como los teólogos y los frailes mendicantes-, hasta culminar con la exaltación de la “locura” de la cruz, en términos de San Pablo. Esta obra contribuyó mucho a preparar la Reforma.
1510. Muere Sandro Botticelli (1445-1510), uno de los pintores más destacados del renacimiento florentino.
1511. 21 de diciembre: Inicio de las controversias colombinas. Fr. Antón de Montesinos, ante la esclavitud de los indios, los trabajos excesivos y los malos tratos, en nombre de los frailes dominicos, lanzó su denuncia ante un auditorio de españoles: Diego Colón y su gobierno, conquistadores, encomenderos y colonos; decía entre otras:
“Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes... ¿Con qué derecho y con qué justicia reducís a esclavitud a los indios? ¿Con qué autoridad les habéis hecho tan detestables guerras? ¿Es que no son hombres? ¿Es que no tienen ánimas racionales? ¿Es que no estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos?” (Fernández Álvarez, M.., 1990, pág. 607).
1512-13. Burgos/Valladolid. Leyes de Burgos
Tras el célebre sermón de Montesinos, el rey mandó reunir una junta con una doble finalidad: resolver el problema laboral de los indígenas y plantear la cuestión del derecho con que España tales prestaciones. Forman un total de 35 leyes que fueron dirigidas al virrey, gobernador y almirante de las Indias, Diego Colón y al resto de las autoridades indianas.
1513. León X llega al Papado (1513-1521). Juan de Medici, hijo de Lorenzo de Medici, nació en Florencia el 11 de diciembre de 1475. A los 13 años fue nombrado cardenal y elegido papa a los 37. Fue un administrador capaz y demostró gran habilidad en la política internacional. Tuvo éxito en evitar la invasión francesa de Italia, pero en 1515 fue derrotado por Francisco I, rey de Francia. Gracias a los esfuerzos de León X, el papado se convirtió en la fuerza política dominante de Italia. El V Concilio de Letrán concluyó (1517) durante su pontificado y entre sus resoluciones ratificó el concordato con Francia y el establecimiento de un sistema de censura para los libros.
León X se formó en la tradición de erudición y mecenazgo de los Medici, y su fama descansa más en su papel como mecenas generoso de las artes que como figura de la Iglesia. Gastó fuertes sumas de dinero en proyectos llevados a cabo por maestros como Rafael y Bramante. Sus extravagancias como mecenas, la reconstrucción de la basílica de San Pedro y la ostentación de su corte, fueron de forma indirecta, responsables del movimiento reformador. La venta de indulgencias por el monje alemán Johann Tetzel y la indignada respuesta de Martín Lutero en 1517 dieron origen a la Reforma protestante. León X condenó las herejías luteranas y excomulgó a Lutero y a sus partidarios en 1520.
1513. Vasco Núñez de Balboa, nacido en 1475 en Jerez de los Caballeros (Badajoz), expedicionario a las órdenes de Rodrigo de Bastidas a las costas continentales del Caribe y el Darién, llega a ser nombrado gobernador del Darién por el virrey Diego Colón. En el 1513 cruza el istmo de Panamá con 190 españoles y 800 indios amigos, y el 25 de septiembre descubre el Mar del Sur (Océano Pacífico).
1515. 5 de enero, proclamación de la mayoría de edad de Carlos en Bruselas.
1515. Francisco I, rey de Francia (1515-1547). Rival del emperador Habsburgo del Sacro Imperio Romano Carlos V (y Carlos I de España), en 1515 Francisco logró una espectacular victoria sobre los suizos en Marignano, que permitió a Francia abastecerse de soldados suizos hasta 1792. El tratado de Noyon, en 1516, reconocía a Carlos V el trono de Nápoles y a Francisco I el ducado de Milán. En 1519 era uno de los candidatos al trono del Sacro Imperio Romano, pero los electores imperiales eligieron a Carlos de Habsburgo (Carlos V). Tras la expulsión de los franceses del ducado de Milán por las tropas de Carlos V, apoyado por el papa León X y por Enrique VIII de Inglaterra, Francisco volvió a embarcarse en una guerra contra Carlos en Italia, pero fue derrotado y capturado en Pavía en 1525. Encarcelado en España, fue rescatado y regresó a Francia en 1527. Después de una nueva serie de enfrentamientos, los dos monarcas firmaron la paz en 1529, y Francisco se casó con la hermana del emperador, Leonor. Entre 1536 y 1538 y entre 1542 y 1544 tuvieron lugar otra serie de guerras contra Carlos V, que finalizaron con la paz de Crépy (septiembre de 1544), por la que Francisco I abandonaba Nápoles y Sicilia y renunciaba a Flandes y Artois. En este periodo Francisco, aun cuando era católico, no dudó en aliarse con príncipes alemanes protestantes y con turcos musulmanes.
1515. Expediciones de Juan Díaz Solís por las costas uruguayas y río de la Plata: búsqueda de un paso Pacífico-Atlántico; retroceso ante los indios.
1515-1524. Enrique de Arfe compone la Custodia Procesional de la Catedral Primada. La primera referencia documental que alude al intervencionismo de Enrique de Arfe en la custodia data del 29 de octubre de 1515, en que cobra de la mesa capitular 50.000 maravedís para comprar plata con la que labrar un pilar de muestra. Sin embargo, sus obras no se acometieron de forma continuada hasta 1520, en que se desplaza desde su residencia habitual de León hasta Toledo. Cuatro años después, el 23 de abril de 1524, la entregaba totalmente terminada.
El imaginero Diego Copín de Holanda, suegro de Arfe, en colaboración con el pintor Juan de Borgoña, es el que realiza los moldes escultóricos sobre los diseños del segundo para la creación de los relieves que ornamentarán la alhaja. La arquitectura, en cambio, es la típica de Arfe, que compone una torre escalonada de planta hexagonal, sostenida por pilares góticos y contrafuertes con arbotantes.
Enrique es un miembro de la familia Arfe, familia de orfebres castellanos de origen alemán, cuya presencia domina la platería española a lo largo del siglo XVI.
1516. 23 de enero, muere Fernando de Aragón. Segunda regencia de Cisneros
Muerto el rey de Aragón no tenía por qué cambiar la situación jurídica establecida: Juana permanecía como reina de Castilla y que Carlos gobernara en su nombre, como hiciera su abuelo Fernando. Entre la muerte de Fernando el Aragonés (1516) y la llegada de Carlos el Flamenco, volvió a ejercer la regencia Cisneros, que murió el 8 de noviembre de 1517 sin haber podido entrevistarse con el nuevo rey de España.
1516. 13 de marzo, Carlos es proclamado en Bruselas rey de Castilla y de Aragón junto con su madre Juana
Los consejeros de Carlos en Bruselas lo proclamaron rey de Castilla y Aragón conjuntamente con su madre. Se había puesto en marcha el golpe de estado. El regente, el cardenal Cisneros, se doblegó a la voluntad de los golpistas y urgió al príncipe a que viniera a tomar posesión del trono. Pero tardó año y medio.
Las Españas, como herencia de los RR.CC. a doña Juana y a su hijo Carlos I, bien provistas de sus posesiones italianas y americanas, representaron en seguida la pieza esencial del Imperio. El plural “las Españas” tiene un sentido pleno en la época. En un acta oficial firmada por el rey se puede leer:
“Don Carlos, rey, por la gracia de Dios, de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Jerez, de Valencia, de Galicia, de Mallorca..., de las Indias Orientales y Occidentales..., señor de Vizcaya...”.
Se distinguen claramente los distintos reinos de España. Asimismo, en correspondencia del rey y emperador (Felipe II), la expresión “mis reinos de España” aparece regularmente. No es una fórmula retórica; esas expresiones significan que los reinos españoles conservaban su autonomía y sus instituciones.
1516. Erasmo publica una versión latina del Nuevo Testamento, junto con el texto griego cuidadosamente depurado; de ese mismo año es la primera edición de sus Colloquia. En este año Erasmo es universalmente conocido y rechaza la propuesta de trasladarse a España, a la Universidad de Alcalá de Henares recientemente fundada por el Cardenal Cisneros. “Non placet Hispania”, manifestó.
1516. Tomas Moro escribe su Utopía
Se trata de un relato satírico sobre la vida en una isla de ficción llamada así; en ella, los intereses de los individuos se encuentran subordinados a los de la sociedad como conjunto; todos sus habitantes deben desempeñar un trabajo, se practica la enseñanza universal y la tolerancia religiosa y la tierra pertenece a todos. Esa obra fue precursora de otras similares.
1517. Se termina la Biblia Políglota Complutense con la colaboración de Nebrija y todo un equipo de doctos en que abundan los erasmistas.
La Biblia Políglota Complutense contiene todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento en sus respectivas lenguas orientales. La edición respondía a la aspiración de la reforma de los estudios teológicos en España, basados en los presupuestos filológicos de los humanistas. Editada en hebreo, griego, caldeo (o arameo) y con versión latina, constituye un alarde tipográfico sin precedentes, la máxima expresión del humanismo español.
El título completo aparece como:
“Vetus Testamentum mutiplici lingua nunc primo impressum. Et imprimis Pentateuchus Hebraico Graeco atque Chaldaico idiomate. Adiuncta unicuique sua latina interpretatione. Novum Testamentum Grece et Latine in Academia Complutensi noviter impressum. Vocabularium hebraicum atque Chaldaicum totius Veteris Testamenti cum allis tractatibus... Ediderunt: Antonius Nebrissensis, Demetrius Dudas, Ferdinandus Nunez de Guzman, Jacobus Lopis Stunica, Alphonsus Complutensis, Alphonsus Zamorensis, Paulus Coronellus et Johannes de Vergara”.
Este mismo año, Erasmo se instala en Lovaina y se acerca a la corte de Carlos de Gante, luego Carlos I de España y V de Alemania; a él dedicó algunas obras de carácter educativo. Todo parece sonreír a Erasmo y a sus ideas de renovación y concordia universal, al tiempo en que Lutero empieza la Reforma; sus cartas eran acontecimientos que enorgullecía a quien las recibía entre los cuales está el mismo Papa. Rechazó algo más tarde el capelo cardenalicio, mientras expresaba su optimismo ante el momento histórico porque los reyes de la cristiandad parecían haber encontrado la paz y por el florecimiento de las letras en sentido humanístico.
Pero en la década siguiente, Erasmo se va a encontrar ante una nueva situación: el humanismo bíblico se transforma en libre interpretación. Mantendrá buenas relaciones con el humanista luterano Melanchton, y aunque al principio defiende a Lutero, cuando llega a discutir con él temas esenciales, se encuentra con una discrepancia radical, un auténtico diálogo de sordos. Así pues, Erasmo en su vejez, se encuentra apedreado por los bandos y desbordado por la marcha de los tiempos, que no logra entender.
1517. 19 de septiembre: Carlos desembarca en Villaviciosa
Carlos y su séquito, desviados por una tormenta, desembarcan en Villaviciosa, una aldea de Asturias, en la que nadie les esperaba; sus habitantes creyeron que los turcos les atacaban. El 4 de noviembre del mismo año llegó a Tordesillas y se produjo el encuentro entre la reina reclusa y el hijo y salió satisfecho porque la reina Juana no constituía ninguna amenaza política, lo que confirma su título de rey y legitimaba el golpe de estado de 1516, manteniéndola en Tordesillas, con prohibición expresa de salir y de recibir visitas.
Se mantuvo la ficción que asociaba a madre e hijo en el poder, y todos los documentos oficiales salían en nombre de Juana, reina de Castilla por la gracia de Dios, y de Carlos, rey de Castilla también por la misma gracia de Dios... Pero Juana solo ostentaba el título; las prerrogativas reales las ejercía su hijo. De no ser por el golpe de estado de 1516, Carlos V habría tenido que esperar hasta 1555.
Quedaba el escollo del infante Fernando, que en España era tenido por el soberano ideal; tras la clausura de las Cortes de Valladolid (1518), Fernando sale de España y ya no regresaría nunca. Curioso destino el que tuvieron los dos hermanos: Carlos, el Flamenco, reinaría sobre España, de la que nada conocía, y Fernando, el nieto preferido del rey de Aragón, se haría cargo de las posesiones heredadas de los Habsburgo, y en 1521 se convertiría en rey de Hungría, en lugarteniente del Sacro Imperio en 1522 y finalmente en emperador tras la abdicación de su hermano mayor.
El 18 de noviembre hace su entrada solemne en Valladolid con efectos desastrosos porque Carlos no sabía ni una palabra de castellano, y llegaba rodeado de flamencos que se comportaban como en país conquistado, repartiéndose cargos, sinecuras y prebendas; Guillermo de Croy que disfrutaba de la total confianza del joven rey y muerto Cisneros, quedó como dueño absoluto del reino, estableciendo una especie de barrera entre el soberano y sus súbditos. Las Cortes de Valladolid, respetuosas, expresan la decepción profunda del reino; se recuerda a don Carlos, pocos meses después de llegar a Castilla, que su madre doña Juana sigue siendo “reina y señora destos reynos”; se protesta contra las salidas exageradas de monedas hacia Flandes, contra las mercedes dadas a extranjeros para oficios y dignidades, como por ejemplo que el señor de Chievres hiciera recaer en su sobrino, un joven de 18 años también llamado Guillermo de Croy, el arzobispado de Toledo, el beneficio eclesiástico más rentable de España, vacante tras la muerte de Cisneros.
1517. Carlos, el Flamenco, introduce en España La Orden del Toisón de Oro
Su nombre recuerda la leyenda de Jasón y que también simboliza a Jerusalén, al toisón de Gedeón y a la Virgen; fue creada en 1430 por Felipe el Bueno con el fin de dar nueva vida a la caballería cristiana y que en el pasado llevó a los cruzados hacia Jerusalén; el gran maestro es siempre el duque de Borgoña. La insignia de la orden representa un carnero con un collar de oro ciñéndole por la mitad del cuerpo, y se lleva suspendida de una corbata roja. En las ceremonias, los caballeros deben vestirse con un traje largo de terciopelo rojo y negro.
La orden del Toisón entró con todo lo que la caracterizaba, su gran fasto, los banquetes, los torneos, sin olvidar el complicado ceremonial que regía la vida de la corte y que en XVII pasó de España a Francia, aunque nació en Borgoña. Carlos V nombró caballeros de la orden a españoles, italianos y alemanes para asegurarse determinadas fidelidades personales.
Por otro lado, el ceremonial de corte que Carlos V introdujo no fue del agrado de todos los españoles; los gastos de la Casa Real habían crecido mucho por causa de las fiestas y ceremonias al uso de Borgoña, aunque ya la reina Isabel buscó deliberadamente dar esplendor a la Corte para separar a los reyes de los demás poderes y de los súbditos. Algunas prescripciones de este ceremonial ya se habían puesto en práctica a lo largo del reinado, pero es en 1548 cuando el Emperador decide darle vigencia definitiva en España. En Augsburgo, 8 de enero de ese año, firma Carlos V la instrucción dirigida a su hijo para montar la corte a la borgoñona y se le encargó al duque de Alba su introducción; después de varios ensayos, la etiqueta borgoñona se estrenó oficialmente el 15 de agosto de 1548, estando la Corte en Valladolid. En el s. XVII y desde España, la etiqueta y el ceremonial borgoñones se impone en casi todas las cortes de Europa.
1517. 31 de octubre, Martín Lutero manifiesta sus tesis sobre la reforma de la Iglesia
Martín Lutero(1483-1546), teólogo y reformador religioso alemán que inició la Reforma protestante. Figura crucial de la historia moderna europea, cuya gran influencia se extendió más allá de la religión a la política, la economía, la educación, la filosofía, el lenguaje, la música y otros espacios de la cultura. En el otoño de 1506 profesó como monje y un año después se ordenó sacerdote. Lutero fue un predicador, profesor y administrador muy activo. Sus estudios del Nuevo Testamento para preparar sus clases lo llevaron a creer que los cristianos se salvan no por sus propios esfuerzos o méritos sino por el don de la gracia de Dios, que ellos aceptan por la fe. El 31 de octubre de 1517 Lutero se convirtió en una figura pública y controvertida al exponer en la puerta de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg sus 95 tesis o proposiciones escritas en latín contra la venta de indulgencias (remisión de los castigos temporales de los pecados mediante un pago de dinero) para la gran obra de los papas Julio II y León X: la construcción de la basílica de San Pedro en Roma. El papa León X (15 de junio de 1520) condenó sus enseñanzas y le excomulgó en enero de 1521. En abril de 1521 fue convocado ante el emperador Carlos V en la Dieta de Worms y se le pidió que se retractase ante las autoridades seculares y eclesiásticas allí reunidas. Se negó asegurando que para hacerlo tendrían que convencerlo con las Escrituras y la razón y que no es conveniente ir contra la conciencia. El emperador condenó a Lutero, pero el elector Federico el Sabio lo recluyó en su castillo (Wartburg), donde Lutero emprendió su traducción del Nuevo Testamento del original griego al alemán, una contribución fundamental al desarrollo de la lengua alemana. Los desórdenes provocados en Wittenberg por sus seguidores más extremistas lo obligaron a volver a la ciudad en marzo de 1521, y allí restableció la paz con una serie de sermones. Estos seguidores de Lutero extremistas fueron los baptistas, La rebelión de los caballeros (1522-23) y La guerra de los campesinos (1524).
1517. 8 de noviembre, muerte del Cardenal Cisneros
Cisneros, inmerso en la observancia franciscana, organizó con gran efectividad sínodos, constituciones diocesanas e impulso toda clase de iniciativas y reformas de la vida y organización religiosas. Reformador de monasterios, conventos y órdenes mendicantes, su extremada campaña de evangelización de los musulmanes granadinos provocó los levantamientos de Granada y Las Alpujarras de 1499. Muerta su protectora Isabel, se alzó como figura política de primer orden. Medió entre Fernando y su yerno Felipe el Hermoso y, desaparecido éste, Cisneros presidió la Junta de Regencia. El testamento de Fernando (1516) le convierte en regente del Reino, frente a la oposición de los flamencos, que esperaban la llegada de Carlos I. Debió enfrentarse entonces a brotes revolucionarios e intrigas nobiliarias, que sofocó con gran energía. Murió en Roa, Burgos, el 8 de noviembre de 1517, cuando se dirigía hacia la costa para recibir al joven Carlos I. En el plano humanista, sus aportaciones son elementos fundamentales en la cultura hispana: Universidad Complutense (1498) y Biblia Políglota, elaborada entre los años 1514-17.
Fundador de la Universidad de Alcalá, inspirador de la Biblia Poliglota, pertenece a la historia de la Prerreforma por toda una obra creadora que lo coloca en primera fila entre los promotores de aquella Philosophia Christi que va a entusiasmar a Europa. Uno de los varios aspectos de esa obra de Cisneros es su actividad reformadora. Quizá sea en él donde Prerreforma, Reforma y Contrarreforma manifiestan mejor su unidad profunda.
El Cardenal Jiménez de Cisneros muere en el momento de deponer la carga de la regencia en manos de Carlos de Gante, ocho días después de que Lutero clave sus tesis en la puerta de la Schlooskirche de Wittenberg. La España de Cisneros contiene en germen todo lo que desarrollará la de Carlos V y todo lo que se esforzará en salvar Felipe II.
1517. Muerte de Vasco Núñez de Balboa, descubridor del Mar del Sur, llamado luego Océano Pacífico, y primer gobernador de Panamá.
1518. 21 de marzo, Cortes de Valladolid
Más que las Cortes, son los frailes los que, en 1518, expresan la auténtica reacción de la nación al censurar duramente los cohechos y los abusos de los flamencos y al exigir la formación de un gobierno más representativo. El rey no hace caso de aquellas advertencias.
1519. 12 de enero, muerte del emperador Maximiliano
Después de pasar por Zaragoza, llega a Barcelona y allí da grandes fiestas y reúne un capítulo de la orden del Toisón de oro, capítulo en que fueron admitidos algunos de los grandes de la nobleza española; allí le llega la noticia de la muerte de su abuelo, el emperador Maximiliano, y de su elección como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, al que sucede.
Sacro Imperio Romano Germánico, entidad política de Europa occidental, cuya duración se prolongó desde el 800 hasta 1806. Fue conocido en sus inicios como Imperio Occidental. En el siglo XI se denominó Imperio romano y en el XII, Sacro Imperio. La denominación de Sacro Imperio Romano Germánico fue adoptada en el siglo XIII. Aunque sus fronteras se ampliaron de forma notable a lo largo de su historia, los estados germanos fueron siempre su núcleo principal. Desde el siglo X, sus gobernantes eran elegidos reyes de Germania y, por lo general, intentaban que los papas les coronaran en Roma como emperadores, aunque no siempre lo conseguían. El Sacro Imperio Romano fue en realidad un intento de revivir el Imperio romano de Occidente, cuya estructura política y legal se hundió durante los siglos V y VI para ser sustituida por reinos independientes gobernados por nobles germanos.
Su abuelo paterno, el emperador Maximiliano, le legó, en primer lugar, el conjunto del archiducado de Austria, el solar de la dinastía de los Habsburgos, compuesto por los siete territorios de la Alta Austria, Baja Austria, Estiria, Carintia, Carniola, Tirol y Vorarlberg. También un conjunto falto de homogeneidad y que Carlos cedió su soberanía en favor de su hermano menor Fernando, mediante el Tratado de Worms de 1521 y las Convenciones de Bruselas de 1522 -aquí con el ducado de Württemberg, cedido al Emperador en 1520 por la Liga de Suabia-, de tal modo que esta pieza de la herencia carolina dejó de estar bajo su autoridad a los pocos años de la elección imperial. Poco después de esta decisión, Fernando, el nuevo titular de Austria, vio elevarse su posción como consecuencia de la adquisición de los dos reinos de Bohemia y Hungría, esta última reducida al tercio occidental de su territorio tras la muerte de Luis II en la batalla de Mohacs frente a las tropas de Solimán el Magnífico (1526).
También como nieto de Maximiliano pudo defender sus derechos a la corona imperial con los resultados positivos bien conocidos. A su muerte, los asuntos de Alemania quedarían bajo la exclusiva responsabilidad de los Habsburgos de Austria.
1519. Primera circunnavegación de la Tierra
Fernando de Magallanes, portugués al servicio de Castilla, alcanza por occidente las islas de las Especies. Uno de sus cinco navíos, el “Victoria”, al mando de Juan Sebastián Elcano, regresa a Sevilla tras una travesía de 1124 días. Queda probada la esfericidad de la tierra.
El 10 de Agosto de 1519 salía del puerto de Sevilla la flotilla al mando de Fernando de Magallanes, compuesta por las naos Trinidad -la capitana-, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago. Las tripulaciones sumaban un total de 239 hombre. Tras descender por el Guadalquivir, abandonó Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre.
Tras tocar en Tenerife y costear Guinea, alcanzó el 13 de diciembre la bahía brasileña de Río de Janeiro. A primeros de enero, comenzaron a explorar el Río de la Plata, para reanudar viaje el 8 de febrero. Luego, recorrieron la costa buscando el deseado puerto de San Julián. Allí permanecieron hasta agosto; establecido contacto con los habitantes de la región, les denominaron patagones, se dice que por el gran tamaño de sus pies; la zona sería así la Patagonia. El 1 de abril estalla una revuelta de varios capitanes castellanos que fue sofocada con crueldad por el portugués.
El 21 de octubre alcanzan el cabo de las Vírgenes y atravesaron el estrecho, bautizando a la isla meridional como tierra de Fuego, por las hogueras que vieron prendían sus habitantes. El 27 de noviembre entraron en el Mar del Sur, al que Magallanes bautizó como Océano Pacífico.
Tras cuatro meses de navegación sin apenas agua ni víveres y azotados por el escorbuto, alcanzaron, en el mes de marzo de 1521, las islas de Los Ladrones, las actuales Marianas. Tras recorrer el actual archipélago de las Filipinas, en la isla de Cebú pactaron paz y alianza con el reyezuelo local, con el que establecieron también acuerdos comerciales. En la vecina isla de Mactan se enfrentaron al soberano indígena que se negaba a someterse. Planteada la batalla, los españoles, muy inferiores en número, fueron vencidos y el mismo Magallanes moría en combate el 27 de abril de 1521. El nuevo jefe, Diego Barbosa, fue asesinado a traición junto con varios de sus hombres. Tras el breve mando de Gonzalo de Espinosa, pasó a dirigir la operación hasta su fin el vasco Juan Sebastián Elcano. Tras efectuar el largo recorrido de regreso a través del Océano Índico, cabo de Buena Esperanza y archipielago de Cabo Verde, desembarcan en Sevilla el 9 de septiembre de 1522, los dieciocho supervivientes de la Victoria.
Acababa de cumplirse la primera vuelta al mundo; se habían recorrido más de 14.460 leguas y quedaba demostrada la esfericidad de la Tierra. La comercialización del cargamento de especias que traían se hizo en Amberes y cubriron con creces todos los costes de la expedición. (Alfonso Mola, Marina, 2000, pág. 54).
1519. La conquista de México. Hernán Cortés (1485-1547)
La conquista de México (1519-1521) fue confrontación de culturas, asombro, sagacidad y violencia: encuentro de dos mundo. En aislamiento de milenios habían florecido las culturas de Mesoamérica (el México antiguo, hacia 1200 a. C.).
Hernán Cortés sale de Cuba en 1519 hacia Yucatán y funda Veracruz. Rompe con el gobernador de Cuba (organizador de la expedición) y se alía con los tlaxcaltecas (enemigos de los aztecas); tras la conquista de Anahuac, al frente de 400 soldados, 15 caballos, 6 piezas de artillería y sus aliados tlaxcatecas, llega a Tenochtitlán (ciudad de México), donde es bien recibido por Montezuma, que se reconoce vasallo del rey de Castilla. Avisado de la presencia en Veracruz de tropas enviadas por el gobernador de Cuba para detenerle, Cortes abandona Tenochtitlán dejando a Pedro de Alvarado como lugarteniente.
El mismo Hernán Cortés sería historiador de su propia conquista en sus Cartas de Relación (cinco) dirigidas al Emperador. Además cabe destacar la obra de Bernal Díaz del Castillo titulada Historia verdadera de la conquista de Nueva España. Díaz del Castillo, uno de los cronistas de Indias más estimados hoy, tomó parte en las dos expediciones a México que precedieron a la de Hernán Cortés, y, finalmente, en la de éste, siendo uno de los poquísimos supervivientes.
1519. 28 de junio, elección de Carlos como rey de los romanos
Acto seguido anunció su marcha hacia Alemania y convocó de nuevo Las Cortes Castellanas para obtener recursos y sufragar los gastos del nombramiento. Tenía que presentarse personalmente en Aquisgrán para hacerse cargo de su nueva dignidad. El descontento fue en aumento y Toledo lo puso de manifiesto tanto por la subida de impuestos como por el tratamiento resultante: “Carlos, emperador romano electo por la gracia de Dios; Juana, reina de Castilla por la gracia de Dios, y el mismo Carlos, rey de Castilla por la misma gracia de Dios...” que estableció la cancillería; como emperador tenía que ir delante de su madre, lo que irritó a los castellanos.
1519. Muerte de Leonardo da Vinci. En 1516 se traslada a Francia a la corte de Francisco I, donde pasó sus últimos años en el castillo de Cloux, cerca de Amboise, en el que murió el 2 de mayo de 1519.
1519. 14 de junio, Real Cédula por la que Carlos V define la naturaleza del dominio español en Indias
Se proclama “Señor de las Indias” y poco después, en otra del mismo año, “Rey de las Indias. Y en las reales provisiones de 1520 y 1523 empeñaba su palabra de que las Indias nunca serían enajenadas, aludiendo a la bulas de donación de 1493, de indudables consecuencias para el futuro del Nuevo Mundo, concedidas por el papa Alejandro VI, el valenciano Rodrigo Borgia, a los Reyes Católicos.
No se puede olvidar que la mayoría de los juristas y teólogos del siglo XV defendían el poder universal del papa para intervenir en los asuntos temporales de los pueblos, ya que la sociedad cristiana daba prioridad a los fines espirituales. De esta manera, la Iglesia, salvaguarda de la doctrina evangélica y, en su lugar, el romano pontífice como cabeza de la misma, podía tener jurisdicción sobre paganos e infieles, ignorantes o enemigos del Evangelio, y en algunos casos, incluso, disponer de sus tierras en favor de un príncipe cristiano bajo obligación evangelizadora.
1520. Garcilaso es nombrado contino de la guardia real.
1520. Abril, Cortes de Santiago y de La Coruña
Una parte de los nobles temían que Castilla se convirtiera en una posesión más del imperio y se viera obligada a financiar con sus impuestos una política que les resultaba ajena y esta fue la causa que empujó a Castilla a la revuelta. Los consejeros flamencos, impacientes por abandonar el país, no le prestaron atención a estas inquietudes. Las Cortes de Santiago no parecen convencidas del discurso del obispo Mota les expone sobre “la idea imperial de Carlos V”; tienen que suspenderse y vuelven a reunirse poco después en La Coruña. amenazas, presiones, sobornos permiten obtener una mayoría a favor del nuevo servicio (pagar los impuestos demandados). El 20 de mayo, Carlos embarca en La Coruña, dejando como gobernador-regente a su antiguo maestro, el cardenal Adriano de Utrecht, su antiguo preceptor. Craso error: el cardenal era respetado pero extranjero y reforzó la idea de los castellanos de que no se contaba con ellos. Seis mese más tarde, el emperador, mejor asesorado, trató de enmendarlo añadiendo a dos grandes a la regencia, al condestable don Íñigo de Velasco, y al almirante de Castilla don Fadrique Enríquez. A pesar de todo ya era demasiado tarde: Castilla se había sublevado bajo el impulso de dos ciudades, Toledo y Salamanca, y habían constituido una asamblea que se reuniría en Ávila y luego en Tordesillas con el objeto de “liberar” a la reina Juana, única soberana legítima, y así apartar a Carlos del poder.
1520. Sublevación de Tenochtitlán. Ante la conducta de los españoles (destrucción de imágenes, matanzas en el templo). Cortés vuelve a Tenochtitlán y, tras la muerte de Moctezuma, retira sus hombres, sitiados por los aztecas (“Noche triste”).
1520-1521. Revuelta y guerra de las Comunidades
En la historia de España se conoce por este nombre a un levantamiento de las ciudades castellanas del interior, de carácter esencialmente político. Los comuneros acusaban a Carlos V de anteponer los intereses de la dinastía a los de la ación y se negaban a financiar la política imperial; sostenían que el reino, representado por las Cortes, estaba por encima del monarca. Se estaba fraguando una auténtica revolución que reclamaba el poder de control de las Cortes sobre las decisiones del soberano. En cuanto a su extensión geográfica, es necesario restringirlo a las dos mesetas, dejando a un lado motines o levantamientos periféricos, que poco tuvieron que ver con él.
Tras la muerte de Fernando el Católico (1516) y la regencia del cardenal Cisneros (1516-1517), los abusos de los acompañantes flamencos del nuevo rey, Carlos I, incrementaron las tensiones. Frente al reinado de los Reyes Católicos, que comenzaba a ser mitificado, la perspectiva de un rey extranjero, que aspiraba a ser elegido emperador, hacía prever largas ausencias de Castilla y una posible subordinación de los intereses castellanos a los de Flandes o el Imperio. Las presiones del rey, joven, inexperto y desconocedor del castellano, para conseguir la votación de servicios en las Cortes de Valladolid (1518) y de Santiago-La Coruña (1520) actuaron como desencadenantes del levantamiento.
Juan de Padilla (1490-1521) fue uno de los principales líderes de la revuelta de las Comunidades de Castilla. Natural de Toledo, fue regidor de la ciudad. En 1519, junto a Hernando Dávalos y Pedro Lasso de la Vega, organizó el movimiento comunero en Toledo. Acudió a Tordesillas, con otros comuneros, con la idea de convencer a doña Juana para que apoyase la revuelta y accediera a ser, de nuevo, reina de Castilla. Este propósito no fue conseguido. En 1520, la Junta Santa, reunida en Ávila, le nombró capitán general de las tropas comuneras.
A pesar de la existencia de diversas posturas, desde las más moderadas a las radicales, la revuelta se articuló esencialmente en una serie de reivindicaciones tendentes a reforzar el papel político del reino, representado por las Cortes, ante la fuerza creciente del rey. En los diversos municipios, los anteriores regimientos fueron sustituidos por otros, al tiempo que se constituía una Junta Santa, que se arrogaba el carácter de Cortes de Castilla. Las reivindicaciones de carácter económico tendían a la protección de la industria textil frente a los intereses de los exportadores. No en vano, Burgos, la gran ciudad mercantil, abandonó pronto el levantamiento. La revuelta, en la que participaban sectores muy variados, expresaba esencialmente el malestar de las capas medias de las ciudades: industriales, artesanos, bachilleres y licenciados, letrados, miembros del clero bajo y de las órdenes religiosas. Era un movimiento esencialmente urbano, pero en el verano de 1520 fue secundado, en el mundo rural, por la insurrección de muchos territorios de señorío, lo que contribuyó decisivamente al alineamiento de los nobles en el bando realista.
Iniciada en Toledo, la rebelión se fue extendiendo progresivamente por las ciudades castellanas de las cuencas del Duero y Tajo. La Junta estuvo inicialmente en Ávila, y después en Tordesillas (Valladolid). El incendio de Medina del Campo por las tropas realistas, el 21 de agosto, hizo que muchas ciudades, entre ellas Valladolid, se sumaran a la rebelión. Tras la caída de Tordesillas, a comienzos de diciembre, Valladolid fue sede de la Junta. En esta fase final, el predominio estuvo en manos de los comuneros más radicales. Carentes de un ejército bien organizado, los comuneros no libraron grandes batallas y su mayor éxito fue la toma de Torrelobatón (Valladolid) el 21 de febrero de 1521.
Finalmente, fueron derrotados definitivamente por las tropas realistas, en las que la alta nobleza tenía una participación decisiva, en la localidad vallisoletana de Villalar el 23 de abril de 1521; tres de los caudillos principales, Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, son degollados al día siguiente; Toledo resistió hasta febrero de 1522 bajo el mando de doña María de Pacheco, la viuda de Padilla, pero acaba por someterse.
Carlos V regresa en julio de 1522, manda ejecutar a unos cuantos comuneros presos -entre ellos don Pedro Maldonado, primo del que había sido degollado en Villalar- concede un perdón general, del que se exceptúan trescientas personas, las más comprometidas en la rebelión. La derrota comunera incrementó en Castilla el poder real, que no volvería a encontrar obstáculos importantes.
1520. Las germanías de Valencia y Mallorca
Las Germanías empezaron poco después de las Comunidades y que en Mallorca no terminaron hasta 1523. Constituyen un episodio de la lucha de clases. En Valencia, enfrentan a los artesanos con los nobles; en Mallorca a los artesanos y campesinos con los nobles. Todos los plebeyos se quejan de las arbitrariedades y de las exacciones de impuestos de los nobles y el clero. La peste de 1519 provoca la salida de los patricios, que buscan refugio en sus tierras; el pueblo se ve abandonado, desamparado, expuesto sin defensa a la epidemia y a las incursiones de los corsarios. Los vecinos piden armas para su protección y, a fines del año, un consejo de síndicos se hace cargo de la administración municipal. La corte manda al virrey don Diego Hurtado de Mendoza restablecer la normalidad en Valencia, pero los agermanats ("germanía" equivale a cofradía de artesanos) lo echan de la capital y de Játiva y quedan dueños de la situación durante cerca de un año; en julio de 1521 derrotan el ejército real en Gandía, mientras que en Mallorca el odio de clase es todavía más vivo y se ejecutan numerosos nobles. Sin embargo, los señores y el poder real acaban por vencer a la rebelión popular. Valencia se rinde en noviembre de 1521.
Comuneros y agermanats son rigurosamente contemporáneos y no trataron de formar un frente común; castellanos y valencianos tienen el mismo soberano, pero actúan como si pertenecieran a naciones distintas. Las diferencias entre los dos movimientos rebeldes es que los agermanats presentan unos caracteres más marcadamente sociales y más políticos en los comuneros con la finalidad de limitar las prerrogativas de la corona por medio de las Cortes; aunque unos y otros se enfrentan con la aristocracia aliada al poder real.
1520. Muerte de Rafael en Roma, cuando sólo contaba 37 años.
1521. Fray Antonio de Guevara (1480-1545) es nombrado por Carlos I capellán e historiador de la Corte
En 1523 fue nombrado inquisidor, en 1528 obispo de Guadix y en 1537 obispo de Mondoñedo. La mayoría de sus escritos son didácticos y artificiosos. Su Libro áureo del emperador Marco Aurelio (1528) se publicó clandestinamente en Sevilla, Lisboa y Zaragoza, pretendía ser una biografía del Emperador romano Marco Aurelio, basada en documentos históricos, para ofrecerla como modelo de príncipe ideal a Carlos I. En 1529 esta obra se incorporó a Relox de príncipes, que se convirtió en un libro doctrinal y modélico sobre educación, comportamiento y modo de gobernar del perfecto príncipe. La obra supuso una gran novedad y pronto se tradujo al francés, italiano, inglés y alemán. Sus principales obras son las Epístolas familiares (1539-1542), Menosprecio de corte y alabanza de aldea (1539) y La década de Césares (1539). Todas ellas fueron muy populares en vida del autor, pero su valor reside principalmente en su interés histórico.
1521. 31 de agosto, cerco y rendición de Tenochtitlán (tenaz defensa dirigida por Cuauhtemoc). Cortés, nombrado capitán general, somete todo el Imperio azteca. Expediciones a Yucatán y Honduras, que son anexionados a Nueva Espña (México). Implantación de una sólida organización administrativa. Llamado a España para rendir cuentas, Cortés muere en 1547.
1521. 23 de octubre: coronación de Carlos como rey de los romanos en Aix-la-Chapelle
Carlos V consideró que la dignidad imperial le situaba por encima de las monarquías nacionales y le obligaban a velar por los intereses comunes de la cristiandad frente a los avances turcos en Europa y en el Mediterráneo.
Las águilas imperiales, las armas de Castilla, de León y de Aragón, y el Toisón de oro componen el emblema del nuevo emperador. La divisa Plus ultra que orna el emblema, y que originariamente iba ilustrada con las columnas de Hércules, ha querido ser interpretada como una alusión al Nuevo Mundo, un nuevo dominio sobre el que iba a reinar Carlos V.
La España de Carlos V era un Estado plurinacional, un conjunto de territorios en el que cada uno conservaba su propio estatuto, su economía y su moneda particulares. La corona de Castilla comprendía las provincias vascas, Navarra y las Indias Occidentales, mientras que la corona de Aragón estaba formada por el reino de Aragón, el de Valencia, los condados catalanes y sus territorios anexionados, las Baleares, Sicilia y Nápoles. El poder de Carlos V, que además del legado español abarcaba Flandes, el Franco Condado, el Sacro Imperio y el ducado de Milán, resultaba inmenso. El único vínculo común era la persona del soberano, los miembros que lo componían no tenían el sentimiento de formar una comunidad y distaban mucho de contribuir por igual a los gastos del conjunto. La corona de Castilla era la que proporcionaba la mayor parte de los recursos militares y financieros, lo que a larga fue un problema pues la carga fue acrecentándose. Los restante miembros del imperio se aprovechaban escudándose en su estatuto jurídico y su autonomía. A pesar de las apariencias el imperio español era frágil debido a su dispersión porque se trataba de un conglomerado de territorios sin cohesión.
1521. Advenimiento de Solimán el Magnífico
El Imperio otomano, el rival más duradero para el Imperio hispánico, fue creado y mantenido gracias a la s conquistas que anexionan inmensos espacios a la autoridad del sultán. fue un imperio multicontinental: Asia, Europa y África, constituido desde el siglo XIV. Los turcos eran originarios de Asia central; su primer imperio fue destruido por los mongoles de Gengis Khan. Una de sus tribus, los otomanos , se desplazaron hacia el Oeste. Ocupan Bitinia y Bursa, se hacen dueños de gran parte de Asia Menor y de varias islas griegas, toman Gallípolis y atacan a los eslavos de los Balcanes, se adueñan de Tracia y Adrianópilis que se convirtió en su nueva capital. El Imperio bizantino quedó reducido a un pequeño territorio alrededor de Constantinopla, que resistió casi 90 años a la presión de los turcos. Hacia 1520, el Imperio turco, totalmente formado por conquistas, es una de las grandes potencias mundiales, pero choca con rivales dignos de él: al Este, la monarquía persa a la que un tenaz odio religioso enfrente a los turcos; al Oeste, el Imperio de Carlos V, dueño del Mediterráneo occidental, igual que los turcos lo son de la mitad oriental a pesar de las colonias venecianas en Morea, en varias islas del mar Egeo, en Chipe, en Creta, etc. La superioridad militar de los turcos está basada en los jenízaros o “tropas nuevas” tanto de infantería como de caballería o artillería. El sultán era un jefe guerrero elegido entre los descendientes de Osman y poco a poco enriqueció su poder: la conversión al Islam hizo de él un jefe religioso, un “emir”; la toma de Constantinopla le convirtió en emperador y, para los griegos, en basileus; la victoria en Egipto y la compra de los derechos del Califato hicieron de él el califa, sucesor de Mahoma.
El apogeo turco llega, sin duda, con Solimán el Magnífico (1520-1566), sultán de Turquía (1520-1566), durante cuyo reinado el Imperio otomano alcanzó su cenit de poder y esplendor. Solimán nació el 6 de noviembre de 1494, en Trabzon (Trebisonda), hijo de Selim I. En 1521, al comienzo de su reinado, Solimán capturó la ciudad húngara de Belgrado (actualmente en Serbia). Al año siguiente expulsó a los Caballeros de San Juan de Jerusalén, orden militar y religiosa, de la isla de Rodas en el mar Egeo. En 1526 de nuevo invadió Hungría, mató a Luis II, rey de Hungría, y venció al ejército húngaro en la batalla de Mohács. Regresó a Hungría en 1529 como partidario de Juan I Zápolya, quien había sido elegido rey por la nobleza húngara, pero cuya elección fue rechazada por el archiduque Fernando de Austria (futuro emperador Fernando I). Juan I tomó posesión de su cargo, y Fernando fue obligado a volver a Viena, a la cual Solimán entonces intentó sitiar. No tuvo éxito, limitando de este modo el alcance de su invasión a Europa central.
Solimán después dirigió su ejército contra Irán. En 1534 conquistó las ciudades de Tabriz y Bagdad. En 1535 firmó una alianza con Francisco I, rey de Francia, contra el emperador Carlos V. El tratado abrió el comercio del oriente mediterráneo tan sólo a la bandera francesa, y, como resultado del acuerdo, las relaciones diplomáticas entre Francia y Turquía duraron siglos. En 1541 Solimán de nuevo invadió Hungría, capturando Buda e incorporando la Hungría central a su Imperio. Los turcos en este momento tenían la supremacía en el Mediterráneo; en 1551 Trípoli, en el norte de África, cayó en sus manos. Los principales acontecimientos durante los últimos años del reinado de Solimán fueron la segunda y tercera guerra con Irán, que entonces era un estado casi dominado, el asedio frustrado de Malta (donde los Caballeros de San Juan se habían retirado) en 1565, y también una expedición en Hungría en 1566. Murió sitiando Szigetvár en este país, el 7 de septiembre de 1566. Sus hijos Selim y Bayaceto lucharon después por el trono hasta que Bayaceto fue derrotado y asesinado. Solimán es considerado como el sultán turco más importante. Sobresalió como administrador, ganando el título de kanuni ('legislador'), y como destacado mecenas de las artes y de las ciencias. A su fallecimiento, el Imperio otomano controlaba gran parte de los Balcanes, el norte de África y Oriente Próximo, y era el poder dominante en el mar Mediterráneo.
1521. Enero, inauguración de la Dieta de Worms
Al principio Carlos V se había mostrado reacio a emprender sanciones contra Lutero, enfrentado a Roma desde 1517. Por eso el emperador convocó una dieta en Worms.Lutero acudió a ésta para hacer frente a los legados pontificios en presencia de los príncipes alemanes y de los electores del Sacro Imperio, pero sin ceder. Fue declarado fuera de la ley, pero se le facilitó un salvoconducto para abandonar la ciudad. Lutero encuentra refugio en los dominios del elector Juan Federico de Sajonia.
La crisis alemana fue muy grave porque contribuyó a desintegrar el imperio. Al acrecentar el poder de los príncipes alemanes, disminuyó el del emperador. El origen fue religioso; la reforma luterana provocó en Alemania una crisis social y política de gran amplitud. A partir de 1520 con el Manifiesto a la nobleza cristiana de la nación alemana, Lutero anima a los príncipes a ponerse al frente de la Reforma, ofreciéndoles la subordinación de la Iglesia al poder temporal. Los príncipes se vieron tentados a aceptar una reforma que justificaba su poder social y les proponía un gran aumento de riqueza en forma de monasterios que secularizar porque la distinción entre clérigos y laicos carecía de fundamento.
Interpretando a su manera las predicaciones de Lutero, cierto número de caballeros y muchos campesinos y artesanos iniciaron la llamada guerra de los campesinos. Los príncipes al ver en Lutero un defensor del absolutismo al condenar sin paliativos la rebelión campesina en su panfleto Contra las hordas criminales y devastadoras de los campesinos, le protegieron y abrazaron la reforma. Alemania iba a dividirse y numerosos príncipes alemanes iban a aliarse contra el emperador formando para ello la Liga de Esmalkalda (1531).
Ni la dieta de Worms (1521), ni la de Spira (1529), ni la de Augsburgo (1530), ni el Concilio de Trento, ni la victoria de Muhlberg (1547) pudieron restablecer la unidad política y espiritual de Alemania. En 1555, la paz de Augsburgo tuvo que reconocer la existencia de dos confesiones (la luterana y la católica) y sancionar las secularizaciones llevadas a cabo antes de 1552.
1521. Excomunión de Lutero
1521. Muere Josquin des Prez (1440-1521). Fue el compositor más influyente de comienzos del renacimiento. Nació probablemente en el norte de Francia en Hainault, y trabajó en Milán para el Duque Galeazzo María Sforza en la capilla papal, para Luis XII de Francia y para Hércules I, Duque de Ferrara. Hacia 1505 fue nombrado rector de la iglesia de Condé sur Escaut, Borgoña (hoy día en Bélgica), ciudad donde falleció. Su obra más famosa es la Missa Pangue Lingua, que está basada en el canto llano del mismo título.
1521. 21 de abril, derrota de los comuneros en Villalar
1521. Los turcos toman Belgrado
1522. 9 de enero, Adriano VI, Papa
El antiguo preceptor de Carlos V se convirtió en Papa bajo el nombre de Adriano VI. El emperador vio en esto un signo de la Providencia: las dos autoridades supremas de la cristiandad (la autoridad espiritual recaía en el Papa, y la coordinación política, sobre el Emperador) podrían actuar conjuntadas y con espíritu conciliador para restablecer la unidad de la fe. La elección de Carlos V al Imperio se produjo con las primeras manifestaciones de Lutero contra la Iglesia de Roma, a quien acusaba de haber traicionado su misión. La Europa cristiana y en particular Alemania se veían amenazadas por las divisiones religiosas. Carlos V no podía hacer oídos sordos a un problema que le concernía por partida doble: por sus responsabilidades imperiales y sobre todo porque el cisma se desarrollaba en territorio alemán. Desde los inicios (Dieta de Worms, 1521), Carlos V definió su política: condenaba los postulados de Lutero y no quería acabar con el cisma por las armas; esperaba que la solución surgiera de un concilio universal donde se debatiera y se pactara un acuerdo. Pero la celebración de un concilio implicaba que se dieran tres condiciones previas: que lo convocara el Papa, que los luteranos aceptaran participar en él y que reinara la paz en la Europa cristiana. Por desgracia, Adriano VI moriría al año siguiente, y su sucesor, Clemente VII, un Médicis, sólo se preocupaba de mantener en Italia un equilibrio entre potencias rivales -Francisco I de Francia y Carlos V.
1522. 5 de julio, nacimiento de Margarita de Parma, hija natural de Carlos
Carlos casado sólo una vez y felizmente casado, fiel hasta donde se sepa, tuvo relaciones con Juana van der Gheynst, en Oudenarde entre 1521-22, una dama de confianza de la baronesa Montigny, de la que nació Margarita, llamada así en homenaje a Margarita de Austria, tía de Carlos I, quien la educó esmeradamente; fue, al parecer, una de sus primeras aventuras amorosas en Flandes; luego esta niña se convertiría en Regente de los Países Bajos. La única referencia personal que hará en su testamento, redactado en Bruselas el 6 de junio de 1554, es precisamente a su hija natural Margarita de Parma, subrayando que la había tenido en sus años mozos: “Iten, por cuanto estando en estas partes de Flandes, antes que me casase ni desposase, hube una hija natural que se llama Madama Margarita...”. Por tanto, el Emperador declara esa hija natural, cosa que era conocida y notoria, pero cuidando mucho de matizar que cuando aún no estaba casado; es decir, como una nota de respeto hacia la memoria de la Emperatriz. Cabe destacar una omisión: la de Don Juan de Austria, el secreto de cuya existencia sólo conocía, por entonces, 1554, su íntimo don Luis de Quijada, el señor de Villagarcía de Campos.
1522. Los turcos toman Rodas
1522. Luis Vives prepara, por encargo de Erasmo, una edición comentada de La Ciudad de Dios, de San Agustín
Luis Vives nació en Valencia en 1492; es la figura que mejor asimila “el humanismo internacional”; estudió en París, vivió muchos años en Brujas y fue profesor de clásicos latinos en la Universidad de Lovaina, donde conoce a Erasmo a quien llama “mi señor, mi maestro, mi padre”. Estuvo en Inglaterra, donde por recomendación de Tomás Moro y de otros humanistas ingleses fue nombrado lector de la reina Catalina, esposa de Enrique VIII, preceptor de la princesa su hija (la futura María de Inglaterra) y catedrático en el Colegio del Corpus Christi de Oxford; con motivo del divorcio de los reyes abandonó Inglaterra y volvió a Brujas.
Esta obra se la dedicó a Enrique VIII, siendo aún católico, y luego en España, por sus influencias erasmistas, fue llevada al Index después de la muerte de su autor. No aceptó regresar a España para ocupar la cátedra vacante de Nebrija -fallecido en 1522- en la Universidad de Alcalá. Y esa decisión le salió bien porque su padre, pocos años después, fue quemado vivo en la hoguera inquisitorial, y los huesos de su madre fueron desenterrados para ser quemados, por haber judaizado en vida.
1523. 19 de noviembre: Clemente VII, Papa
Sucesor de Adriano VI, se negó a convocar un concilio en el que participaran también los luteranos. Además, jamás admitió la parte de razón que tenía Lutero al exigir la reforma de la Iglesia. El entorno de Carlos V se mostró severo respecto a este Papa; se animó a los cardenales a sublevarse. si el Papa se negaba a convocar el concilio, los cardenales debían tomar la iniciativa. Otros consejeros del emperador llegarían a hablar abiertamente de expulsar al Papa de Roma. Papa desde 1523 hasta 1534, su pontificado estuvo marcado por el intento fallido de acabar con la Reforma protestante en Alemania y por su papel en la lucha de poder entre Francisco I de Francia y Carlos I de España y V de Alemania. Su nombre era Julián de Médicis, y había nacido en Florencia, Italia, hijo natural de Juliano de Médicis. Tras la muerte de su padre, Julián fue criado por su tío Lorenzo de Médicis. En mayo de 1513 fue nombrado arzobispo de Florencia por su primo el papa León X. En septiembre del mismo año era nombrado cardenal y más tarde consejero del Papa. En noviembre de 1523 fue elegido pontífice. En 1527 el ejército imperial saqueó Roma y mantuvo prisionero a Clemente durante siete meses. De esta manera el pontificado quedo sometido al imperio español. En 1533 el Papa rechazó a Enrique VIII de Inglaterra declarando que el anterior matrimonio de Enrique con Catalina de Aragón seguía siendo válido. Esta declaración precipitó la ruptura entre el pontificado y el rey inglés. Clemente fue un mecenas de las artes; entre los artistas italianos que protegió estaban Rafael, Miguel Angel y Benvenuto Cellini.
1525. 24 de febrero, batalla de Pavía. Francisco I fue el máximo rival de Carlos V. Ambos soberanos se disputaron la Borgoña e Italia. En septiembre de 1524, el rey de Francia había recuperado el Milanesado, pero el 24 de febrero -día del aniversario del nacimiento de Carlos V- fue vencido en Pavía.
1525. Francisco I es hecho prisionero y conducido a Madrid. Francisco I, derrotado en Pavía, fue hecho prisionero y llevado a Madrid para su cautiverio. Cautivo, Francisco I accedió a todo cuanto Carlos V le exigió. Al mismo tiempo, su madre Luisa de Saboya, regente de Francia, estableció contacto con Solimán con el fin de debilitar al emperador, quién atacó Hungría y salió victorioso en la batalla de Mohacs (1526), tras lo cual establecería el dominio turco en los Balcanes.
1525. 13 de enero, Tratado de Madrid. Al llegar a Francia, Francisco I se negó a aplicar el tratado de Madrid, firmado mediante coacción. Para ser liberado había dejado a sus hijos como rehenes. Estos no fueron liberado hasta el firma del de la paz de Cambrai o de las Damas (1529) -entre Luisa de Saboya, madre de Francisco I, y Margarita de Austria- y a cambio de 1.200.000 escudos de oro transportados en una barca por el Bidasoa, que debía cruzarse con la que llevaba de vuelta a los príncipes franceses.
1525. Andrea Navaggiero vive varios meses en Toledo como embajador de Venecia y deja la siguiente descripción de la ciudad:
“La ciudad es desigual, montuosa y áspera, y sus calles estrechas, sin más plaza que una muy pequeña que se llama Zocodover... sin ningún solar ni jardín, por lo cual hay mucha gente... tiene muchas casas buenas y cómodos palacios, más quizá que ninguna otra ciudad de España, pero no tiene por fuera vista ni apariencia alguna”.
Navaggiero cita como dignos de mención los siguientes edificios: la Catedral, el Palacio Arzobispal, el Hospital de la Santa Cruz y algunas casas de la nobleza, como el Palacio de Fuensalida o las casas del marqués de Villena, del conde de Cifuentes y de don Diego de Mendoza.
Luego Toledo trató de convertirse en una ciudad moderna, renacentista, adquiriendo la imagen de civitas regia; por eso a comienzos de los cuarenta acontece la fundación del Hospital de Tavera (1540), el inicio de la remodelación del Palacio Arzobispal (1542) y de la Puerta Nueva de Bisagra (1540?-1547), con su portada serliana y su águila bicéfala entre las columnas del Plus Ultra, jugando el papel de puerta clásica de la Ciudad Imperial. Todas las obras siguieron los proyectos de Alonso de Covarrubias, introductor del estilo clásico “a la antigua” en la ciudad y bajo la iniciativa del Cardenal Primado y del Emperador. En 1561, muchos toledanos se sintieron aliviados con la decisión de Felipe II de establecer la corte en Madrid, decisión que por entonces no parecía definitiva.
1525. Nace Giovanni Pierluigi da Palestrina (1525-1594), compositor italiano, uno de los principales músicos del renacimiento.
1526. 10 de marzo, boda de Carlos con Isabel de Portugal en Sevilla
Hacía ya nueve años que Carlos era rey de las Españas y cinco Emperador; las Cortes se mostraban nerviosas por no tener un heredero de la corona. El monarca portugués, Manuel I el Afortunado, viudo de Isabel, hija de los Reyes Católicos, contrajo segundas nupcias con la infanta María, tercera de las hijas de éstos. De este matrimonio nació en Lisboa, el 23 de octubre de 1503, Isabel, segunda de los siete hermanos que María daría a Manuel I; viudo de María, volvería a casarse con Leonor, hermana de Carlos V. Manuel I había intentado casar a Isabel con el Emperador, pero Carlos V pensaba en el compromiso adquirido de desposar a María, hija de su tía Catalina y de Enrique VIII de Inglaterra. Esta capitulación matrimonial se firmó en Brujas el 25 de agosto de 1521, teniendo Carlos 21 años y María cinco; pero los rumores sobre las intenciones que abrigaba Enrique VIII de divorciarse de Catalina de Aragón y de desheredar a su hija impidieron ese matrimonio. Años más tarde, María se convertiría en la nuera de Carlos V, al casar con su hijo Felipe, viudo ya de María de Portugal. Carlos V, libre de su compromiso con María de Inglaterra, se decidió por la candidata portuguesa, gracias a los buenos oficios de su hermana Leonor.
El contrato matrimonial entre Carlos V e Isabel de Portugal se cierra el 17 de octubre de 1525 y una vez llegada la dispensa papal de consanguinidad, pues ambos eran nietos de los Reyes Católicos, contraen matrimonio en Sevilla el 10 de marzo. A mediados de abril, finalizado el luto oficial por la muerte de Isabel, hermana de Carlos V y reina de Dinamarca, se celebraron numerosas fiestas, justas y juegos de cañas. Era evidente que Carlos V estaba más que satisfecho con Isabel y en junio los monarcas se trasladaron a Granada y allí permanecen hasta noviembre de 1526; en la Alhambra granadina Carlos e Isabel vivirían los días más felices de su vida.
Alrededor de los monarcas se movían eminentes literatos. El Nuncio papal, Baltasar de Castiglione, autor de El Cortesano, el embajador veneciano Navaggiero, excelente prosista y poeta, y el magnífico poeta español Garcilaso de la Vega, que ocupaba el puesto de gentilhombre del Emperador.
1526. 17 de abril, Francisco I es liberado
1526. 17 de agosto, Carlos reta a Francisco I
1527. Mayo, saqueo de Roma por el ejército imperial
Clemente VII organiza la Liga de Cognac (1526) contra Carlos V; con el Tratado de Madrid de 1526 se pone fin a la primera guerra hispano-francesa de Carlos V, pero se dará paso rápidamente a una segunda conflagración en la que Francia se alía con Florencia, Venecia y el Papado contra Carlos Ven la Liga de Cognac o Liga Clementina, llamada así en honor de Clemente VII de la casa de Médicis que la preside. Se había producido la ruptura y pronto llegaría la guerra. El ejército imperial estaba capitaneado por un francés, el condestable de Borbón, enfrentado a Francisco I; se componía de efectivos procedentes de España, Italia, Suiza y de una importante partida de dieciocho mil lansquenetes alemanes, la mayoría de ellos luteranos; eran mercenarios ávidos de pillaje y extorsión; el condestable tampoco disponía de fondos y les retuvo con la promesa del botín de Roma; el día 6 se iniciaba el asalto y el Borbón murió el primer día; los soldados entraron a saco en Roma, saqueando casas e iglesias, profanando las reliquias, violando a las religiosas, humillando a los príncipes de la Iglesia, despojando a la población de todo cuanto tenían y entregándose al tráfico de obras de arte. El ejército imperial sale de Roma el 16 de febrero de 1528 llevándose un enorme botín. El Papa tuvo el tiempo justo de refugiarse en el castillo de Sant´Angelo, donde fue asediado. Mediante el pago de un importante tributo de guerra se le autorizó a salir de la ciudad, quedando ésta en manos del ejército imperial. Desde los tiempos de la invasiones bárbaras, la capital del mundo cristiano nunca había sufrido un ultraje semejante.
1527. 21 de mayo, nacimiento del futuro Felipe II
Carlos V y su esposa, la emperatriz Isabel, pasaron su luna de miel en la Alhambra de Granada, donde se estaba construyendo un nuevo Palacio Real de estilo renacentista. Nueve meses después, en la casa palacio de los Pimentel, en Valladolid, nacía el primer hijo varón de los reyes. Era el 21 de mayo de 1527. Con motivo del nacimiento del Príncipe de España (los reyes españoles de la Casa de Austria, de Felipe II a Carlos II, no utilizaron el título tradicional de Príncipes de Asturias, como lo venían haciendo los Trastamara para el heredero del trono) se celebraron torneos y grandes fiestas. Don Felipe fue reconocido como heredero pocos días después en la iglesia de San Jerónimo de Madrid, y jurado como tal en la Asamblea de las Cortes de Castilla, también en San Jerónimo, el 19 de abril de 1528. Todo ello demuestra su españolización, en contraste con el ambiente flamenco y borgoñón de don Carlos. El Rey tuvo que partir de Barcelona el 27 de julio de 1529 y no volvió a España hasta cuatro años después. Quedó doña Isabel de regente durante su ausencia. Isabel, siendo perfecta reina de España, hizo imperar el portuguesismo en la Corte, lo que inclinó al niño hacia lo lusitano para toda la vida. El cardenal Tavera, arzobispo de Toledo, fue durante la ausencia del Emperador uno de los consejeros de la regente, la emperatriz Isabel; Juan Tavera (1472-1545) fue un claro ejemplo de la estrecha colaboración que se daba entre el poder real y el alto clero desde la época de los RR.CC.; en 1542 fue nombrado arzobispo de Toledo y en 1539 inquisidor general.
En 1528 había nacido en Madrid la infanta María, que sería la esposa de Maximiliano II y reina de Alemania. En 1535 nació otra infanta, Juana, y entre las dos infantas nacieron otros dos hijos que murieron epilépticos siendo niños. Doña Isabel, bellísima, era más bien enfermiza y débil. Don Carlos, con taras hereditarias neuróticas, también padeció la epilepsia hasta los 20 años. Primos hermanos, lamentable endogamia, síndrome de degeneración.
1527. 27 de junio, Conferencia de Valladolid
Se sometió el pensamiento de Erasmo a un debate porque sus discípulos españoles se vuelven hacia él en busca de un guía que oriente a la cristiandad en la grave encrucijada de las manifestaciones luteranas.
El emperador vacila y la suerte de Roma es una grave incógnita. La gran crisis europea de estos momentos, desde la victoria de pavía hasta el saco de Roma, pasando por los triunfos turcos de Mohacz y de Buda, hace que los españoles cautivados por el evangelio erasmista se asocien en un sueño complejo de hegemonía española, de unidad cristiana y de reforma.
Entre los partidarios de Erasmo destacan el grupo de los Complutenses de Alcalá; frente a ellos los frailes dominicos y los franciscanos que forman un bloque antierasmista bastante homogéneo. Defendieron a Erasmo todos los teólogos de Alcalá entre los que se encuentra Carranza. Francisco de Vitoria fue el encargado de exponer los textos sospechosos. La disolución de la asamblea de Valladolid, si no fue una victoria para los erasmistas, fue al menos un fracaso para sus adversarios. Más de una vez los lectores de Erasmo, denunciados a la Inquisición, defenderán a su autor preferido diciendo que sus escritos han sido examinados por una comisión de teólogos en Valladolid y nada herético han encontrado en ellos; y algunos no dejarán de invocar las cartas cambiadas entre Erasmo y el Emperador.
La permanencia de la Corte en Madrid en 1528, viene a dar una intensa vida al movimiento de Alcalá de Henares, que sigue siendo el núcleo principal de un humanismo erasmista empeñado en la renovación de la fe; el fermento del humanismo cristiano se mezcla íntimamente aquí con la vida de un gran colegio de teólogos, y penetra en las Facultades de Artes y en los colegios de gramática. Aquí aparecen las figuras de Francisco y Fernando de Vergara, catedráticos de griego, los hermanos Juan y Alfonso de Valdés, el médico Suárez y el joven Diego Gracián Alderete, éste último al servicio de Don Fadrique de Mendoza, obispo de Zamora y presidente del consejo de la Emperatriz. Al igual que los Vergara, los Valdés constituyen un lazo vivo entre la Corte y la ciudad universitaria: Alfonso sigue siendo el Secretario preferido de Gattinara, y su hermano, Juan, ha llegado a Alcalá para aprender humanismo.
1527. 21 de junio, muere en Florencia Nicolás Maquiavelo
Durante toda su carrera, Maquiavelo trató de crear un Estado capaz de rechazar ataques extranjeros y afianzar su soberanía. Sus escritos tratan sobre los principios en los que se basa un Estado de este tipo y los medios para reforzarlos y mantenerlos. En su obra más famosa, El príncipe (1532), describe el método por el cual un gobernante puede adquirir y mantener el poder político. Este estudio, que con frecuencia ha sido considerado una defensa del despotismo y la tiranía de dirigentes como César Borgia, está basado en la creencia de Maquiavelo de que un gobernante no está atado por las normas éticas: "¿Es mejor ser amado que temido, o al revés? La respuesta es que sería deseable ser ambas cosas, pero como es difícil que las dos se den al mismo tiempo, es mucho más seguro para un príncipe ser temido que ser amado, en caso de tener que renunciar a una de las dos". Desde su punto de vista, el gobernante debería preocuparse solamente del poder, y sólo debería rodearse de aquellos que le garantizaran el éxito en sus actuaciones políticas. Maquiavelo creía que estos gobernantes podían ser descubiertos mediante la deducción, a partir de las prácticas políticas de la época, así como de épocas anteriores.
1527-1537. Alvar Nuño Cabeza de Vaca, en las inexploradas tierras de América del Norte, recorrió 2.000 leguas después de 10 años de itinerancia, atravesando desde Florida hasta Culiacán, en Costa del Pacífico “... evitando los homicidios entre indios, las guerras y reduciendo a la paz a más de mil pueblos: se parecía en la desnudez a un Bautista, en la abstinencia a un Pablo, Antonio Heremita en la tolerancia, a un Macario en la penitencia, a un San Pedro de Alcantara en la caridad, a una Santa Teresa de Jesús y a un casi precursor del taumaturgo Xavier, Apostol de las Indias”.
1528. Baldassare Castiglione escribe Il cortegiano
Castiglione (1478-1529), diplomático y escritor italiano, nacido en Casatico, cerca de Mantua. A lo largo de su vida desempeñó cargos diplomáticos en las cortes de Italia y España, y precisamente es conocido por sus observaciones sobre la vida de la corte en las que se basa su obra El cortesano (Il libro del cortegiano, 1528). Escrita en forma de diálogo, constituye un tratado del código de conducta que debe seguir el cortesano ideal. Traducido a numerosos idiomas, se convirtió en el libro fundamental de los aristócratas, influyendo en la nobleza y los escritores del renacimiento de toda Europa. Juan Boscán realizó una traducción magistral de la obra al castellano en 1534. Aparte de su importancia como libro de protocolo, El cortesano es una fuente de primera mano de la historia social e intelectual del siglo XVI.
1529. Enero, se publica en Alcalá el Diálogo de Doctrina Cristiana de Juan de Valdés
Este es el único de sus libros que llegaría a ver impreso; esta obra encarna las inquietudes místicas del erasmismo español. Marcel Bataillon de este Diálogo que es el primer ensayo de uno de los más auténticos genios religiosos del siglo y a través de él se expresa también todo el movimiento de Alcalá, todo el iluminismo erasmizante. Despertó las suspicacias de la Inquisición por sus ideas erasmistas, y sintiéndose inseguro, marchó entonces a Italia donde fue gentilhombre del Papa Clemente VII y actúo como agente del Emperador.
Con excepción del Diálogo de la lengua, toda la obra conocida de Juan de Valdés tiene carácter religioso. Se sitúa dentro de la corriente reformista que, partiendo de Erasmo de Rotterdam, sacudió los cimientos de la Iglesia. El valdesianismo no fue propiamente un movimiento protetante, y sus seguidores se mantuvieron siempre en el seno de la Iglesia Católica; pero algunos de sus principios estaban tan próximos a la heterodoxia, que el protestantismo halló en ellos uno de los mejores vehículos para introducirse en Italia. Como buen erasmista, exalta Valdés la fe íntima, la religiosidad sincera, y desprecia las demostraciones externas y superficiales; sin embargo, sostiene la justificación del hombre por la fe sola, negando la eficacia de las obras; en esto coincide con Calvino.
Su Diálogo de la lengua se sitúa dentro de la corriente renacentista, alimentada también en esto por Erasmo de Rotterdam, que procura dignificar las lenguas “vulgares” o nacionales. El Renacimiento, junto con la exaltación del mundo clásico, revaloriza todas las producciones humanas, populares; entre ellas, la lengua. Fruto de esta nueva actitud fueron, aparte de la Gramática castellana de Antonio de Nebrija (Salamanca, 1492), las Prose della volgar lingua del cardenal Pietro Bembo (Venecia, 1525), que muy probablemente sirvieron de estímulo y de modelo a Juan de Valdés para inducirlo a escribir su Diálogo. Aparte de la defensa de la lengua vulgar, equiparándola con la latina, da una serie de normas sobre el estilo, destacando la concisión, la sencillez y la naturalidad, idea esta última propia del Renacimiento para el que la belleza suprema es la natural, y las cosas mayores las que hace la Naturaleza, puesto que el arte no consigue sino imitarla imperfectamente. El Diálogo de la lengua es un documento histórico sorprendente que refleja uno de los momentos más importantes de nuestro idioma, y en él se reflejan las preferencias, la norma lingüística, de los hablantes cultos del dialecto toledano. Y es bien sabido que el habla cortesana de Toledo se tuvo durante todo el siglo XVI por dechado de perfección lingüística; este prestigio indiscutido de la norma toledana se remonta al reinado de Alfonso X el Sabio.
1529. 14 de octubre, Solimán asedia Viena
1529. Diego Ribero, astrónomo portugués, diseña un magnífico mapa policromado y dibujado al estilo de los portulanos sobre un pergamino a plena dimensión. Su proyección, configuración y nomenclatura están basadas en el perdido “Padrón Real” de la Casa de Contratación de Sevilla. Es uno de los documentos cartográficos más valiosos de la época de los grandes descubrimientos geográficos, tanto por la aportación de nuevos conocimientos como por su trazado preciso y minucioso.
Diego Ribero colaboró en los preparativos de la expedición de Magallanes; fue uno de los cosmógrafos de la Casa de la Contratación de Sevilla, quienes, entre otras tareas, debían mantener actualizada la carta náutica oficial-tipo, que se utilizaba en las grandes expediciones oceánicas. En la actualidad, se encuentra en la Biblioteca Vaticana, Ciudad del Vaticano.
1530. 22-24 de febrero, Clemente VII corona a Carlos en Bolonia
Tras el doloroso episodio del saqueo de Roma por el ejército imperial (1527), se produce la reconciliación. Clemente VII esperó a Carlos V en Bolonia a finales de noviembre de 1529 acompañado del colegio cardenalicio. Carlos lo saludó en español. El emperador habría preferido que la ceremonia de la coronación se hubiera celebrado en Roma, pero todavía eran visibles los estragos causados en la ciudad por el ejército imperial. Se trataba del mismo ejército que escoltaba a Carlos V en su visita a Bolonia. El 22 de febrero de 1530, Clemente VII ceñía en la cabeza de Carlos V la corona de hierro de los reyes lombardos; dos días después, el 24 de febrero, trigésimo aniversario del emperador y quinto de la victoria de Pavía, le imponía la corona del Sacro Imperio.
Carlos V era a partir de entonces un auténtico emperador; hasta entonces sólo ostentaba el título de rey de los romanos y el de emperador electo. Esta es la última vez en la historia que un Papa coronaba a un emperador; Napoleón se coronaría a sí mismo, en presencia de Pío VII, en Nuestra Señora de París. La coronación resultaba anacrónica por cuanto las naciones de la Cristiandad -incluida España- ya no reconocían en el titular del Sacro Imperio Romano Germánico al heredero legítimo de los emperadores de Occidente no al sucesor de Carlomagno. (Pérez, J. 1998, pp.83 y ss.). Así, el César, el que fuera Duque de Borgoña y Rex Hispaniae, rico y poderoso, que se presentó a la elección imperial que tuvo lugar en Colonia en 1519 -en esta ocasión tuvo que pagar una fuerte suma, 851.000 florines, a los siete electores reunidos, cantidad enorme que adelantó en gran parte el banquero de Augsburgo, Jacob Fugger-, y de la que salió como Carlos V, fue coronado dos veces, primero en Aquisgrán en 1520; diez años más tarde en Bolonia, recibiendo la corona imperial de manos de Clemente VII.
1530-1550. Tiziano amigo y retratista del Emperador
El Emperador mantuvo una gran amistad con el pintor, hasta el punto que cuando se retira a Yuste se lleva La gloria, cuadro pintado entre 1551-1554, en el que se representa al Carlos V, a Isabel de Portugal y a sus hijos, arrodillados, en espera de la hora del Juicio Final.
Tiziano es un retratista de primera calidad y sus innovaciones más importantes se centran en este campo entre las décadas de 1530 y 1550. En 1516 había sido nombrado pintor oficial de la República veneciana, y trabajó a partir de aquí en las cortes de Ferrara y Mantua. En las décadas de 1530 y 1540 viajó a Bolonia para realizar los retratos del emperador Carlos V y del papa Pablo III, y visitó Roma por orden de este último, donde conoció a Miguel Ángel. Entre 1548 y 1550 consta su permanencia en la corte de Carlos V en Augsburgo, Alemania, lo que le proporcionaría el encargo de multitud de retratos.
Entre sus numerosos retratos cabe destacar el del Caballero del guante (hacia 1520, Museo del Louvre, París), y la significativa colección que posee el Museo del Prado de Madrid: Federico Gonzaga (hacia 1526), el famoso Autorretrato (entre 1560-1566) del pintor a los 80 años, con una técnica casi impresionista; Carlos V en la batalla de Mühlberg (1548), que es un retrato ecuestre; los dos de Felipe II, uno de joven con armadura (1551) y otro de gran tamaño, muy parecido en la composición al de Carlos V en Mühlberg; La emperatriz Isabel de Portugal (hacia 1548), de medio cuerpo y el del Marqués del Vasto arengando a sus tropas.
1530-1531? Alfonso de Valdés, secretario del emperador, escribe el Diálogo de las cosas ocurridas en Roma (o de Lactancio y el Arcediano) y el Diálogo de Mercurio y Carón
Ambos diálogos están inspirados en la lealtad al Emperador y la devoción por las ideas erasmistas. Ellos plantea dos problemas fundamentales: la defensa de Carlos V con motivo del saqueo de Roma por las tropas imperiales en 1527 y la sátira contra la Iglesia, de acuerdo con los planteamientos erasmistas.
El primer diálogo alude al sacco de Roma en 1527, por las tropas de Carlos V en las que los lansquenetes luteranos son mayoría. En ella hace una defensa del emperador y afirma Valdés que Dios ha permitido aquellos sucesos para castigar la relajación y corrupción de las costumbres de la corte papal y de la mayoría de los eclesiásticos; el saqueo de la ciudad, según Lactancio, es un castigo providencial contra una iglesia corrompida.
Alfonso de Valdés defiende la tesis de que el emperador desempeña un papel providencial “para toda la república cristiana” dado que “Jesu Christo formó la Iglesia y el emperador Carlos V la restauró.”
Baltasar de Castiglione, nuncio entonces del pontífice en España, pidió a Valdés que retirara el Diálogo, a la vez que advierte al Emperador de que había en el conceptos heterodoxos. Su sátira de las costumbres eclesiásticas resultó tan sangrante en el Diálogo que años más tarde, en marcha ya la Contrarreforma, la Inquisión lo incluyó en el primer Índice español de libros prohibidos, 1547. Se ha dicho de Alfonso de Valdés que fue “mas erasmista que Erasmo”; ha sido considerado como el jefe del grupo erasmista español y siempre se esforzó por mantener la favorable actitud del Emperador hacia el gran humanista.
En el segundo diálogo, se ocupa de las rivalidades existentes entre Carlos V y los reyes de Inglaterra y Francia que habían desafiado al primero a comienzos de 1528, y mientras va trazando una entusiasta defensa del Emperador, teje una implacable sátira religioso-social mucho más amplia que la de Lactancio, puesto que no se limita a la curia romana y sus jerarcas, sino que se extiende a los diversos “estados”.
La reconciliación total de Carlos V con Clemente VII y la evolución diplomática que se coronará muy pronto con la paz de las Damas, vinieron a quitar a los Diálogos de Alfonso de Valdés gran parte de la actualidad porque no estaban en armonía con la política imperial; el fiel secretario no tardaría en seguir a Carlos V a Italia y confiar a su hermano Diego, canónigo de la Catedral de Murcia, varios manuscritos, entre ellos el Mercurio y Carón, cuya publicación no parecía entonces posible; se imprimirían posteriormente, entre, 1541 y 1545, coincidiendo, probablemente, con una nueva campaña antifrancesa y antirromana de la diplomacia imperial, para prohibirse de manera formal en España en 1559.
1532. Pizarro llega a Perú
Diego de Almagro y Hernando Luque salen de Panamá en 1531. Fundan San Miguel y toman Tumbez. Aprovechando una guerra entre el inca Atahualpa y su hermano Huascar logran dominar el país. El 15 de noviembre de 1532, Pizarro llegaba a Cajamarca, donde el día siguiente se presentaría Atahualpa acompañado de diez mil soldados indios desarmados. Los hombres de Pizarro pasaron por las armas a la tropa india, apresaron a Atahualpa y exigieron un enorme rescate por su liberación. Atahualpa no sale con vida; después de someterlo a un simulacro de juicio, Pizarro lo hizo ejecutar el 26 de julio de 1533. (Céspedes del Castillo, 1985; Lavaina Cuetos, María Luisa, 1996; Kinder, H. y Hilgemann, W., 1972; Pérez, J., 1998).
Alonso de Ercilla, en su poema épico La Araucana, cantará un episodio pequeño de la conquista americana al centrarse en la lucha por la posesión del pequeño valle de Arauco. La resistencia de sus habitantes, cuyo desesperado heroísmo conmovió a Ercilla, mantuvo a raya a los españoles por largo tiempo aunque por fin fueron vencidos; son los caudillos araucanos los que dominan épicamente la escena tales como Colocolo, Lautario y, sobre todo, Caupolicán.
1532. Nace el compositor flamenco Orlando di Lasso o Roland de Lassus (1532-1594). Fue una de las figuras más importantes y polifacéticas de la última etapa renacentista. Utilizó el estilo polifónico característico de la música sacra de su época (que ya comenzaba a servirse de los cromatismos derivados de los madrigales) y la nueva música profana que se desarrollaba en Alemania, Francia e Italia. Publicó gran parte de sus obras (lo que nos revela su importancia, dada la reciente creación de la imprenta). Se guardan más de dos mil composiciones suyas.
1533. Abril, retorno de Carlos a España. Regresa de su viaje a Italia. De abril de 1533 a abril de 1535 permanece en España.
1533. Noviembre, toma del Cuzco, capital del Imperio. Pizarro nombra nuevo inca a Manco. Fundación de ciudades: Jauja (h. 1529), Río de Bamba, Quito (1531), Trujillo (1530), .Lima (1535). Almagro inicia la penetración en Chile.
1534. Juan Boscán realizó una traducción magistral al castellano de Il cortegiano
1534. 25 de septiembre, muerte del papa Clemente VII
1534. 13 de octubre, Pablo III (1468-1549), Papa
Inició la Contrarreforma. Alessandro Farnese apoyó con energía la reforma de la Iglesia católica. Restableció la Inquisición, aunque muchos consideraron sus nombramientos nepotistas como signo de debilidad. Además de otras importantes construcciones, encargó a Miguel Ángel la pintura de la Capilla Sixtina. Nació en Canino (hoy Italia). En el terreno político reforzó la autoridad papal en el centro de Italia, negoció el Tratado de Nicea (1538) entre el emperador del Sacro Imperio Carlos V (I de España) y el rey Francisco I de Francia y excomulgó a Enrique VIII de Inglaterra. Convocó el Concilio de Trento, pero fracasó en su intento por mantener el apoyo de los monarcas europeos. También autorizó la fundación de la Compañía de Jesús, que tuvo un papel importante en la Contrarreforma.
1534. Ignacio de Loyola funda la Compañía de Jesús
Íñigo de Óñez y Loyola (a veces llamado por error Íñigo López de Recalde) nació en el castillo ancestral que su familia tenía en Azpeitia (Guipúzcoa) y de joven fue paje en la corte de Fernando el Católico. Hizo la milicia a las órdenes de Antonio Manrique de Lara, duque de Nájera, y participó en la represión de la revuelta de las Comunidades, donde resultó herido en una pierna en 1521 en la defensa de Pamplona ante los ataques franceses. Mientras se recuperaba leyó varios libros religiosos que le llevaron a consagrarse a la vida espiritual. Después de hacer confesión en el monasterio de Montserrat en 1522, se retiró a una cueva cerca de Manresa (en la provincia de Barcelona) donde vivió y rezó durante 10 meses con una gran austeridad, tras lo cual emprendió un viaje de peregrinación a Jerusalén. Regresó a España en 1524 y estudió en las universidades de Barcelona, Alcalá de Henares y Salamanca, y en 1528 marchó a París, en cuya universidad se licenció en artes; al año siguiente creó una fraternidad piadosa que más tarde sería la Compañía de Jesús. En 1537 los miembros de la fraternidad se dirigieron a Roma, donde Loyola fue ordenado sacerdote (1538) y donde recibieron permiso oral del papa Pablo III, quien dio la confirmación oficial de la orden en 1540.
Por la bula Mare magnum, la Compañía era declarada exenta de jurisdicción episcopal, de tributación y de tener a su cuidado la dirección espiritual de religiosas. Un año después Loyola fue elegido primer general de la orden y, además de administrar los asuntos de la Compañía, se dedicó a terminar sus Ejercicios espirituales y a escribir las Constituciones de la orden, terminadas después de su muerte, el 31 de julio de 1556, que, en lo sustancial, nunca han sido modificadas. En Roma fundó los colegios Romano y Germánico. Loyola formuló sus Ejercicios espirituales durante su retiro en Manresa, y utilizó como modelo Ejercicios para la vida espiritual (1500), del abad español García de Cisneros.
La obra es en lo esencial un manual para la meditación sobre el sentido de la vida y sobre el perfeccionamiento de una forma de vivir. Las meditaciones están divididas en cuatro periodos o semanas: la primera trata de la conversión de la persona pecadora; la segunda se refiere a la adaptación de la persona convertida, al modelo de Cristo; la tercera afronta el fortalecimiento a través de la apreciación de la pasión y muerte de Cristo; y la cuarta muestra la transformación de la persona que se identifica de forma plena con el Salvador resucitado y triunfante glorificando a Dios Padre. Los Ejercicios espirituales constituyen el modelo para la mayoría de las misiones y retiros católicos.
1535. 7 de julio de 1535, Tomás Moro es decapitado
Este político y escritor inglés, conocido por su obra Utopía y por su postura religiosa contraria a la del rey Enrique VIII, se negó a prestarle juramento de supremacía, afirmando que el Parlamento inglés no tenía derecho a usurpar la autoridad papal en favor del rey.
1535. Agosto, toma de Túnez
Barbarroja, de acuerdo con Solimán, se adueñó de Túnez, cuyo rey era vasallo de España. Carlos V, ante el temor de ver este puerto convertido en una base turca, respondió a tal acción organizando al año siguiente una expedición hacia Túnez; el 21 de julio de 1535 entró en la ciudad, liberó veinte mil cautivos e instaló en la plaza a un soberano amigo.
1536. Febrero, alianza de Francisco I con los turcos
Francisco I, preocupado por la toma de Túnez, apremió a Solimán para que atacara Génova, aliada de Carlos V. El objetivo de las flotas unidas de Turquía y Francia era cortar la vía de comunicación Barcelona-Génova, de vital importancia para el emperador. En esta época se legalizaron las relaciones entre Francia y Turquía, que serían ratificadas en 1536 con un pacto de alianza. La flota turca invernaba en Tolón; una escuadra francesa permanecía anclada en el Bósforo. Esta alianza estuvo mal vista en Francia, pues resultaba una unión “contra natura” entre una nación cristiana y los infieles.
1536. 5-18 de abril, Carlos en Roma. En diciembre del mismo año, regresa a España.
1536. 12 de julio, muerte de Erasmo de Rotterdam en Basilea
Había nacido bastardo el 27 o 28 de octubre, probablemente de 1469, en Rotterdam. Hijo de un cura, Roger Gerard, y de la hija de un médico; se quedó huérfano a los 16 años. Había asistido a severos colegios monásticos en Deventer y Hertogenbosch y, después de la muerte de su padre, se hizo agustino en Steyn. En 1492 se ordenaría sacerdote y trabajaría para el obispo de Cambray, estudiando las filosofías escolástica y griega en la Universidad de París.
Cuando el humanismo bíblico que el defendía se transformó en libre interpretación, no pudo comprender los ataques que recibió, al final de su vida, de los dos bandos rivales, teólogos tridentinos, por un lado, y de los luteranos, por el otro.
Fue, sin duda, el humanista del siglo XVI más influyente del Renacimiento y de sus obras se hicieron centenares de ediciones. En España, poco después de su muerte, en 1538, sus libros quedaron prohibidos e incluidos en el Index de 1559, a pesar de que anteriormente sus ideas tuvieron una gran influencia, y su fama y popularidad fueron inmensas hasta el punto que el asunto llegó incluso al campo de las frases proverbiales: “El que habla mal de Erasmo, o es fraile o es asno”. Príncipes de la Iglesia, el Inquisidor General Manrique, intelectuales, cortesanos, se unieron en torno a la ideología renovadora del holandés.
1536. 19 de octubre, muere Garcilaso de la Vega
En la primavera de 1536, Garcilaso se puso al mando de 3.000 soldados como maestre de campo para participar en la guerra contra Francia. Las tropas del emperador intentan ocupar la Provenza, pero la expedición avanza lentamente por la resistencia que ofrecen los provenzales. En una escaramuza en la aldea provenzal de Le Muy cae herido mortalmente un 19 de septiembre de 1536, muriendo unos cuantos días después en la ciudad de Niza.
1536. Miguel Ángel comienza el Juicio Final en la bóveda de la Capilla Sixtina
En 1505 Miguel Ángel interrumpió su trabajo en Florencia al ser llamado a Roma por el papa Julio II para realizar dos encargos. El más importante de ellos fue la decoración al fresco de la bóveda de la Capilla Sixtina, que le tuvo ocupado entre 1508 y 1512, 24 años antes de comenzar, en 1536, el Juicio Final.
1536. Primera fundación de Buenos Aires
Las expediciones de Solís (1515) por el Plata atraen el interés hacia aquella región. En 1535 Pedro de Mendoza inicia la exploración del territorio. Obligados por las malas condiciones del terreno, el hambre y el hostigamiento de los indios, Mendoza y sus hombres abandonan la ciudad (refundada en 1580 por Juan de Garay). Fundación de Asunción (Irala, 1537).
1537. Comienzo de las llamadas guerras civiles en Perú entre los conquistadores, que se disputan el territorio. Almagro es agarrotado por orden de Pizarro (1538).
1539. 1 de mayo, muere la emperatriz Isabel
La Emperatriz, según las crónicas, “era enfermiza y poco y muy rebuscado lo que comía”. Cayó enferma en Toledo en 1539. Acababa de abortar. Fallece el primero de mayo. Carlos se sintió muy abatido con su muerte y se encerró en el monasterio jerónimo de la Sisla, cerca de Toledo, durante siete semanas. Ordenó el traslado del cadáver de la Emperatriz a Granada, donde dormían el sueño eterno sus gloriosos abuelos Isabel y Fernando. Allí irían a reunirse con ellos los padres del Emperador, doña Juan la Loca y don Felipe el Hermoso. Se encargó el traslado a Francisco de Borja, marqués de Lombay, mayordomo de la Emperatriz. Es sobradamente conocido el poético episodio de la reacción del futuro santo al levantar el lienzo que cubría el bellísimo rostro de la Emperatriz, al llegar a Granada, convertido en huesos, polvo y gusanos: “No más servir a señor que se me pueda morir”.
Dos semanas después el Príncipe presidió las solemnes exequias de la Emperatriz celebradas en la iglesia de San Juan de los Reyes. El príncipe lloró la muerte de su madre y guardó un luto riguroso durante dos años. Carlos se fue a Gantes a reprimir una muy grave rebelión en su ciudad natal; dejó “Instrucciones “ al Príncipe de España y el gobierno en manos del Cardenal Tavera, como regente, y el duque de Alba y don Francisco de los Cobos actuaron como sus colaboradores. Felipe permaneció bajo la experta guía de Juan de Zúñiga, que años antes, junto a Juan Martínez de Silíceo, se hicieron cargo de la educación del Príncipe. No era una buena época para encomendar responsabilidades a un niño; 1540 fue un año de hambre y miseria en toda Castilla y las principales preocupaciones de Carlos V en el norte de Europa eran los príncipes alemanes y el rey de Francia. Además, a partir de 1540 la cuestión turca -peligro constante- se volvió más amenazadora.
En 1538, las deudas flotantes de Carlos superan las rentas anuales de Castilla; y en 1539, Carlos debe un millón de ducados a los Espinola, Fugger, Welser: influencia de estos hombres como prestamistas y acreedores de la Corona española.
1539. Noviembre, Carlos marcha de España
Visita los Países Bajos y Alemania, pasando por Francia. En 1539, Gante se sublevó; la rica ciudad se quejaba de los elevados impuestos. Carlos que acababa de firmar la paz con Francia, llegó a Gante en febrero de 1540 con un ejército de 5.000 lansquenetes y restableció brutalmente el orden y suprimió todos los privilegios de la ciudad. Este sería el primer signo de descontento latente que, agravado por el avance de la Reforma religiosa, iba a desembocar, treinta años después, en la revuelta de los güelfos y la independencia en el siglo XVII de las provincias septentrionales. Ese mismo año de 1540, el 1 de enero, después de la tregua con Francia en Niza de diez años firmada en 1538, Carlos V atravesó Francia, donde fue magníficamente acogido en París. Las calles estaban llenas a rebosar, y las damas se agolpaban en las ventanas para ver pasar al enemigo reciente.
1539. En sus Relecciones sobre los indios, Francisco de Vitoria planteó la legitimidad de la conquista del Nuevo Mundo y el problema humano del indio
Con Francisco de Vitoria se perfila un Nuevo Derecho Internacional al proclamar la libertad, la capacidad jurídica y, en definitiva, la igualdad de derechos de los indios con los españoles; sencillamente porque son hombres, y la racionalidad es el fundamento formal que hace al hombre capaz de dominio y de derechos. Rechaza todos los títulos con los que se pretendía justificar la conquista, los sintetiza, los somete a dura crítica y los desecha por ilegítimos. Entre sus argumentos, destacan:
Niega que el Papa sea señor temporal del mundo y que los infieles estén bajo la jurisdicción de la Iglesia. Las bulas de Alejandro VI no conceden a los Reyes de España las tierras descubiertas, tan sólo el derecho a predicar el evangelio en exclusiva como mandatarios del Papa. Tampoco el Emperador es señor del mundo; para Vitoria el poder dimana del pueblo, negando con firmeza cualquier absolutismo, sea imperial o regio. Y si no ha lugar a absolutismos con los súbditos inmediatos, mucho menos con los indios que deben conservar sus propios señores.
1540. Fray Barlomé de las Casas escribe su Brevísima relación de la destrucción de las Indias, así como la obra que se conoce como Los dieciséis remedios para la reformación de las Indias
Este fraile dominico supo aprovechar todo el potencial doctrinal y práctico del Sermón de Montesinos y de los documentos pontificios. La idea de la dignidad de toda persona humana, y en particular del indio, será su propia idea. Varias veces cruzó el océano para suplicar al Rey protección y amparo para aquellos oprimidos. Y consiguió mucho, por ejemplo desterrar los abusos más graves y una legislación que favoreciera a los indios. El obligó a teólogos y juristas a plantear en las aulas universitarias las graves cuestiones abiertas con el descubrimiento. El fue el más grande y más audaz de los auténticos representantes de la conciencia cristiana de España en América.
El planteamiento de Las Casas sobre el indio hay que buscarlo en el Sermón de Montesinos. Las Casas, como Vitoria, tiene una idea altísima del hombre; por ser racionales, todos los hombres son imagen de Dios.
1540. Expedición de Pedro de Valdivia a Chile (Nueva Extremadura)
Fundación de Santiago de (1541), La Serena (1545); Concepción (1550), La Imperial (1551). Pizarro es asesinado por partidarios de Almagro.
1540. Muere Juan Luis Vives en la ciudad de Brujas
1541. 25 de octubre, Carlos desembarca en Argel
En 1535, Carlos había logrado una célebre victoria al arrebatarles a los corsarios Túnez y el fuerte de La Goleta. Ahora, en 1541, planeaba una incursión similar en Argelia. En octubre llegó a Mallorca, procedente de Italia, en la flota del almirante genovés Andrea Oria. Se dispuso una concentración general en la costa sur de Argelia. Se trataba de una nutrida fuerza internacional de 65 galeras y otros 450 navíos, con 24.000 efectivos de Italia y España. Entre los españoles se encontraba el duque de Alba y Hernán Cortés, el conquistador de México. Desafortunadamente, una violenta tempestad destruyó los buques antes de que pudiera realizarse el ataque. Con grandes dificultades Carlos consiguió ponerse a salvo en Bugía, y de ahí pasó a Cartagena, a principios de diciembre. En viaje por tierra, se reunió en Ocaña, al sur de Aranjuez, con Felipe, quien lo acompañó de vuelta a Valladolid. Carlos V fracasó en su intento de desembarcar en Argel. Entonces se contentó con firmar una tregua con Barbarroja y con los turcos.
1542. 20 de noviembre, Leyes Nuevas para las Indias
En 1538 el padre Las Casas y su secretario el padre Rodrigo de Ladrada, viajaron a México para participar en el capítulo de la orden dominicana. Concluido éste, ambos se embarcaron con rumbo a España. Allí, a principios de 1540, Las Casas obtuvo que se expidieran varias reales cédulas que favorecían los trabajos de su misión en Tezulutlán. Por ese tiempo escribió su célebre Brevísima relación de la destrucción de las Indias, así como la obra que se conoce como Los dieciséis remedios para la reformación de las Indias. Residiendo en Valladolid, estuvo en contacto con el emperador Carlos V, al que había conocido veinte años antes. Éste, prestando oídos a las demandas de Las Casas, convocó a las que se conocen como Juntas de Valladolid en las que fray Bartolomé, según se dice, presentó su Brevísima relación de la destrucción de las Indias y los ya mencionados Dieciseis remedios.
Consecuencia de lo que allí se discutió, fue la promulgación el 20 de noviembre del mismo 1542 de las que fueron conocidas como Leyes Nuevas. En ellas se prohibía la esclavitud de los indios, se ordenaba además que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo la protección directa de la Corona. Se disponía además que, en lo concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no exploradas, debían participar siempre dos religiosos que vigilarían que los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando lugar al diálogo que propiciara su conversión.
Esta medida trajo como consecuencia la revuelta armada de los colonos y el asesinato del virrey de Perú, y Carlos V reconsideró su decisión y en 1545 volvió a autorizar las encomiendas y los trabajos forzados.
1542. Juan Ginés de Sepúlveda, defensor de la colonización
Las divergencias en torno a las Leyes Nuevas propiciaron el debate entre los grandes pensadores. Frente a Vitoria, a De las Casas y sus seguidores, Ginés de Sepúlveda, cronista oficial y humanista de talento, se convirtió en el defensor de la colonización, argumentando que cuando unos pueblos eran manifiestamente inferiores a otros, se tenía el derecho e incluso el deber de tutelarlos. Contra él se alzaron los teólogos y los universitarios, opuestos a que se aplicaran los postulados de Aristóteles sobre la servidumbre. De Las Casas consiguió la prohibición de sus libros en España, y Sepúlveda tuvo que hacerlos imprimir en Italia.
Garcilaso de la Vega, de las tres odas que escribió en latín, la II se la dedicó a Juan Ginés de Sepúlveda. Todas las odas pertenecen al periodo de Nápoles y reflejan el estilo y tono de la poesía neolatina del Renacimiento. Pondré el título y los primeros versos:
[II]
GARSIAE LASI
ODE
AD GENESIUM SEPULVEDAM
Arcum quando adeo religionis et
saevae militae ducere longus,
ut curvata coire
inter se capita haud negent,
uni musa tibi, docte, Sepulveda,
concessit: pariter diere et Africam...
[II]
ODA DE GARCILASO A GINÉS
DE SEPÚLVEDA
Puesto que poner más tenso el arco de la religión y
de los crueles guerreros hasta el límite en que las dos puntas se dejen
unir sólo a ti, docto Sepúlveda, te ha sido concedido por la Musa; etc.
(Alcina, J. F., 1996, págs.246 y ss)
1542. Orellana cruza el continente por la vía fluvial Marañón-Amazonas
1543. Sublevación de los indios araucanos, dirigidos por Caupolicán. Valdivia, derrotado en Tucapel (1543), muere tras ser aprisionado.
1543. La viuda de Juan Boscán hace imprimir los textos Garcilaso y de su marido
Las obras poéticas de Garcilaso fueron publicadas por primera vez siete años después de su muerte, formando un IV libro en la edición barcelonesa de Boscán de 1543. En la nota preliminar "A los lectores" que puso a esta primera edición la viuda de Boscán, doña Ana Girón de Rebolledo, escribe que "en el quarto [libro], quería [Boscán] poner las obras de Garcilasso de la Vega, de las cuales se encargó Boscán por el amistad grande que entrambos mucho tiempo tuvieron, [...]". (Alborg, J. L., 1979, pág. 642).
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Nuevas Investigaciones
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GARCILASO:NUEVOS APORTES PARA SU BIOGRAFÍA
Su primer amor, doña Guiomar Carrillo, y
el hijo de ambos, Lorenzo Suárez de Figueroa
Por María del Carmen Vaquero Serrano
A principios de 1998 me hallaba empeñada en el estudio de los maestrescuelas toledanos del Renacimiento (se llama maestrescuela a la dignidad catedralicia, a cuyo cargo estaba el enseñar las ciencias eclesiásticas), cuando el conde de Cedillo, D. José Luis Pérez de Ayala y López de Ayala, me propuso amablemente que acudiera a estudiar los fondos que desde hace siglos se guardan en su archivo familiar. Allí, tras otros muchos documentos, una tarde de marzo, llegué al catalogado con la signatura leg. 22/58. La sorpresa que dicho texto me deparó fue de tal envergadura, que yo casi no daba crédito a lo que leían mis ojos. Se trataba de una escritura de donación, otorgada en Novés (un pueblo de Toledo) ante el escribano Julián de Alpuche, en noviembre de 1537, por la muy magnífica señora Dª. Guiomar Carrillo, hija de los Sres. Hernando de Ribadeneira y Dª. Teresa, su mujer, difuntos, a favor del Sr. D. Lorenzo Suárez de Figueroa, hijo de la dicha doña Guiomar. El documento comenzaba así (actualizo las grafías y la puntuación):
In Dei nomine. Amén. Sepan cuantos esta carta de donación y mejoría vieren cómo yo, doña Guiomar Carrillo, hija de los muy magníficos señores Hernando de Ribadeneira y doña Teresa, su mujer, difuntos, que sean en gloria, vecinos de la ciudad de Toledo, digo que por cuanto yo, siendo como era mujer libre y no desposada ni casada ni monja, ni persona de orden ni religión, tuve amistad del muy magnífico caballero Garcilaso de la Vega, hijo de los muy magníficos señores don Garcilaso de la Vega, comendador mayor de León, y doña Sancha de Guzmán, ya difuntos, que hayan gloria, vecinos asimismo que fueron de esta dicha ciudad. Entre mí y el dicho Garcilaso hubo amistad y cópula carnal mucho tiempo, de la cual cópula carnal yo me empreñé del dicho señor Garcilaso, y parí a don Lorenzo Suárez de Figueroa, hijo del dicho señor Garcilaso y mío; siendo asimismo el dicho señor Garcilaso hombre mancebo y suelto, sin ser desposado ni casado al dicho tiempo y sazón [...].
Las novedades que ya en este párrafo inicial se narraban constituían una auténtica revolución para la biografía del grandioso poeta toledano. Es cierto que ya existía noticia de que Garcilaso había tenido un hijo ilegítimo, puesto que el lírico, en una de las cláusulas de su testamento otorgado en Barcelona el 25 de julio de 1529, ordenaba (actualizo las grafías y la puntuación):
Don Lorenzo, mi hijo, sea sustentado en alguna buena universidad y aprenda ciencias de Humanidad hasta que sepa bien en esta facultad; y después, si tuviere inclinación a ser clérigo, estudie Cánones, y si no, dése a las Leyes; y siempre sea sustentado hasta que tenga alguna cosa de suyo.
Pero ahora yo descubría, para empezar, tres datos fundamentales: que este hijo fue el primogénito del poeta, ya que Garcilaso lo tuvo siendo soltero; que se apellidaba Suárez de Figueroa, esto es, su progenitor le había dado los apellidos más ilustres de su familia paterna; y, lo que era más importante para la trayectoria amorosa del poeta, que Garcilaso había estado enamorado mucho tiempo y había sostenido relación carnal prolongada durante su juventud con una dama de Toledo, la muy magnífica señora doña Guiomar Carrillo, nombre nunca antes citado en los estudios sobre la vida y poesías del gran lírico.
Fruto de estos primeros hallazgos fue mi obra titulada Doña Guiomar Carrillo, la desconocida amante de Garcilaso (Ciudad Real, Oretania Ediciones, Serie Minor, mayo de 1998) que también se puede consultar en Internet editada por la Universidad de Valencia. El ensayo cuenta con un apéndice documental donde se reproduce íntegra la carta de donación de doña Guiomar.
A raíz de este descubrimiento, y desconociéndose todo acerca de la dama, aunque -según se deducía por los tratamientos de muy magníficos que en la donación ostentaban tanto ella como sus padres- pertenecía a una ilustre familia de Toledo, no quise aventurar hipótesis sin fundamento y me dediqué a investigar intensamente sobre los Ribadeneira en diferentes archivos madrileños y toledanos. Me interesaba saber de modo especial qué clase de familia habían sido; si pertenecieron al mismo estatus social que los Laso de la Vega, como se colegía de la escritura de doña Guiomar; dónde habían vivido; qué puestos relevantes habían ocupado en el Toledo de fines del siglo XV y comienzos del XVI; etc. Y así, a lo largo de un año, fui descubriendo documentos, a partir de los cuales he podido trazar no solo el árbol genealógico completo de los Ribadeneira, sino también gran parte de su historia. Todo ello, más numerosos episodios de la vida de Lorenzo Suárez de Figueroa, el hijo primogénito del poeta, lo he publicado en el libro Garcilaso: Aportes para una nueva biografía. Los Ribadeneira y Lorenzo Suárez de Figueroa (Ciudad Real, Oretania Ediciones, 1999).
Resumo, a continuación, algunos de los datos que he podido constatar. Doña Guiomar Carrillo perteneció a una de las cinco mejores familias del Toledo de su época. Su familia paterna aparece en los documentos frecuentemente no con el apellido Ribadeneira, sino con el de Díaz exclusivamente, o bien como Díaz de Ribadeneira. Casi todos los varones se llamaban Fernando, o lo que es lo mismo Hernando o Hernán, y la mayor parte de ellos fueron mariscales de Castilla y señores de Caudilla (un lugar de la provincia próximo a Toledo), donde poseían una bellísima fortaleza. Ejercieron también como regidores del Ayuntamiento toledano, en el que se sucedieron unos a otros en el cargo y donde desempeñaron sus funciones junto a los Laso de la Vega, que, como se sabe, también eran regidores de la ciudad. Ambas familias, los Ribadeneira y los Laso, según demuestro documentalmente, fueron vecinas, pues unos y otros tuvieron sus casas principales en la parroquia de Santa Leocadia.
El abuelo paterno de doña Guiomar, Hernán Díaz de Ribadeneira, casado con doña Guiomar de Toledo, fue un personaje relevante en la política castellana del siglo XV, y lo podemos denominar valido de validos, pues fue íntimo del privado D. Álvaro de Luna, y ostentó el cargo de camarero suyo. De este matrimonio nacieron dos hijos: el mariscal Pedro de Ribadeneira, que casó con Isabel de Bracamonte, dama que aparece en el testamento de Garcilaso; y Fernando de Ribadeneira, de cuyo matrimonio con Teresa Carrillo, nació doña Guiomar, la enamorada de Garcilaso. El hermano de ésta, llamado también mariscal Hernán Díaz de Ribadeneira, sucedió en los dos mayorazgos de la familia, y era regidor en el Ayuntamiento de Toledo en el tiempo de la guerra de las Comunidades contra el emperador Carlos V. Como regidor de la ciudad es prácticamente seguro que participó intensamente en la lucha política en el bando contrario al rey y junto a los grandes jefes de la Comunidad toledana, Juan de Padilla y Pedro Laso, el hermano mayor del poeta.
Según intuyo el hecho de que la familia Ribadeneira estuviera implicada en la sublevación comunera, y que, tras la derrota de Villalar, acaso Guiomar Carrillo se mantuviese en rebeldía al lado de María Pacheco, la viuda de Padilla, pudo impedir la boda de Garcilaso con su enamorada, pues el emperador, cuyo permiso era imprescindible a sus caballeros para contraer matrimonio, de ningún modo iba a permitir que uno de sus continos se casara con una dama perteneciente a una familia de sus enemigos políticos.
Asimismo me parece indudable el deseo o la intención de Garcilaso de haber matrimoniado con Dª. Guiomar, y me baso para creerlo principalmente en la denominación que el poeta eligió para el hijo de Dª. Guiomar y suyo. Tras repasar los nombres de los varones en la familia de Garcilaso, pruebo que el de Lorenzo Suárez de Figueroa lo llevaron los personajes más ilustres y de más alto rango de su rama paterna. La relación comprende condes, maestres, comendadores y señores. Ello me sirve para argumentar, por un lado, que Garcilaso tenía en mucho a Dª. Guiomar ya que llamó así al hijo nacido de ella, y por otro, que este niño indudablemente fue muy querido y apreciado por su padre, pues, al imponerle tal nombre, no solo lo incluía entre los miembros más destacados de su familia, sino que significaba un reconocimiento pleno de su paternidad, porque todos los toledanos, al oír cómo se llamaba, sabrían a ciencia cierta que pertenecía a la familia del lírico. Además, al denominar Lorenzo Suárez de Figueroa a este niño, privaba de tan insigne nombre a sus posibles futuros hijos nacidos de un legítimo matrimonio.
Apunto también en mi libro la posibilidad de que hubiera existido un matrimonio secreto entre Garcilaso y Guiomar o, por lo menos, de que entre ellos se hubieran hecho cierta promesa o juramento de fidelidad. Fundamento mi hipótesis en la repetición en los versos del poeta toledano de la palabra fe, que, procedente del latín fides, significaba precisamente promesa de fidelidad. Recordaré las palabras con que Salicio en la Égloga I increpa a su antigua enamorada (las cursivas en los versos son mías):
Y tú, desta mi vida ya olvidada [...]
dejas llevar, desconocida, al viento
el amor y la fe que ser guardada
eternamente solo a mi debiera.
¡Oh Dios! [...] esta falsa perjura [...]
Tu dulce habla, ¿en cúya oreja suena?
Tus claros ojos ¿a quién los volviste?
¿Por quién tan sin respeto me trocaste?
Tu quebrantada fe ¿do la pusiste?
Y cabe interrogarse: ¿se habrían dado fe Garcilaso y Guiomar? o lo que es lo mismo, ¿se habrían prometido matrimonio? ¿Promesa que él no podría cumplir por haberse visto forzado a un matrimonio de conveniencia con Dª. Elena de Zúñiga, y que acaso, al pasar los años, Guiomar, su amor primero, también habría de quebrantar, no con una boda con otro caballero, pero sí de algún modo?
Otra de las preguntas que se han hecho algunos investigadores antes que yo, y a la que en mi obra trato de dar razonable respuesta, es la de por qué Garcilaso, en su testamento otorgado en el verano de 1529, no nombra a la madre de su hijo Lorenzo. Frank Goodwyn, hace años, suponía que ella habría muerto previamente. Pero ahora que sabemos que Dª. Guiomar estaba viva en 1529 no cabe semejante respuesta. Por tanto, ¿cuál fue la causa de que Garcilaso silenciara el nombre de Dª. Guiomar en un documento tan definitivo como el de sus últimas voluntades cuando en él sí cita a una muchacha extremeña llamada Elvira a la que admite quizá deber algo en cuanto a su honestidad? Antes de abordar las posibles respuestas, haré una afirmación humanamente muy lógica: desde luego, en 1529, Garcilaso no podía haber olvidado ni el nombre ni la persona de Dª. Guiomar Carrillo, aunque solo fuera por dos motivos. Por un lado, ella había sido su primer amor -además muy duradero según ahora sabemos- y estas ilusiones primerizas no se borran en cuatro años. El mismo poeta afirmará que, cuando en la adolescencia se ha amado largamente, es imposible olvidarlo con rapidez y deshacer tales lazos en una hora. Le pregunta Albanio a Camila en la Égloga II (la cursiva en el verso es mía):
¿Cómo pudiste tan presto olvidarte
d´aquel tan luengo amor, y de sus ciegos
ñudos en sola un hora desligarte?
[Y el pastor Salicio corrobora que Camila no ha podido olvidar a Albanio, asegurando a éste:]
que quien tan luengamente
amó, no se consiente
que tan presto del todo t’olvidase.
¿Qué sabes si ella agora
juntamente su mal y el tuyo llora?
Por otro lado, había un hijo de por medio al que Garcilaso seguro trataba y que haría evocar a su madre de continuo. Entonces, ¿por qué no la nombra en su memorial cuando no repara en aludir, y bien a las claras, a otro amorío menos importante? De entre todas las explicaciones posibles que sugiero en mi libro, la que me parece más verosímil es la de que tal vez en Toledo no fuese conocido el hecho de que Dª. Guiomar era la madre de don Lorenzo, y Garcilaso, al silenciar su nombre, estaba protegiendo la honra de la dama.
Viene también a apoyar esta explicación de que en Toledo se desconocía quién era la madre de Lorenzo una de las razones que la propia Dª. Guiomar ofrece en 1537 para justificar la donación de sus bienes a su hijo. Dª. Guiomar dice hacerlo por cinco motivos, y aunque el que aquí nos interesa es el segundo, destacaré los tres primeros. Declara Dª. Guiomar efectuar su regalo por:
1º. "El mucho amor que yo tuve al dicho señor Garcilaso, y tengo a vos, el dicho don Lorenzo Suárez de Figueroa, su hijo y mío".
2º. "Para que más honradamente podáis vivir y andar como hijo de quien sois". Y
3º. "Para que más honradamente os podáis casar con quien quisierais y bien os estuviere a vuestra voluntad".
Está claro que Dª. Guiomar, en 1537, lo que busca es la honra de su hijo, honra que ahora, según la segunda razón que aduce, alcanzará por dos vías: la del dinero porque va a tenerlo sobrado, y la de la dignidad porque todo el mundo va a saber de quién es hijo, o dicho de otro modo, quién es su madre. Esto último significa por parte de Dª. Guiomar un reconocimiento materno pleno del joven, pues con la donación será manifiesto que no es hijo de una cualquiera, ni de una fregona ni de una lugareña, sino de una Carrillo de la familia de los Ribadeneira, mariscales de Castilla. Y, a su vez, de lo anterior se podría deducir que previamente su maternidad no era del dominio público y que por tal razón Garcilaso acaso teniendo "gran consideración [...] a lo que toca a su honra y a su peligro" había callado su nombre en su testamento.
El tercer motivo aducido por Dª. Guiomar es también muy revelador. Le dona sus bienes para que su hijo se case con quien quiera y le plazca porque va a poseer dinero suficiente para hacer su voluntad. ¿No nos estará diciendo Dª. Guiomar que el padre del niño, es decir, Garcilaso, por no tener abundante fortuna, hubo de matrimoniar contra su voluntad, y que no se casó con ella porque al faltarle dinero no podía hacer lo que le placía?
Pero pasaré ahora a resumir la última parte de mi libro que lleva por título Vida adulta de Lorenzo Suárez de Figueroa (1537-h. 1580). Sus descendientes. En ella he reconstruido la vida del hijo de Garcilaso y Guiomar desde la donación que le hizo su madre hasta su muerte. El grueso de esta parte de mi investigación lo constituye el enredo amoroso de D. Lorenzo, imitando a su padre, con una dama perteneciente a otra de las grandes familias de Toledo del siglo XVI y casada con un linajudo personaje de la ciudad. El nuevo nombre que ahora revelo para la biografía del poeta Garcilaso, porque fue su nuera, sino de derecho -que esto no lo sé-, sí de hecho, es el de la muy magnífica y muy generosa señora doña Mencía de Ávalos, mujer del muy magnífico señor Vasco de Acuña. Demuestro documentalmente cómo D. Vasco y Dª. Mencía otorgaron un testamento conjunto en el que instituían como heredero universal al Hospital de la Misericordia, de Toledo, testamento que se abrió en octubre de 1555, tras la muerte del caballero Acuña; y, cómo, en menos de dos años, la viuda deshizo lo estipulado junto a su marido para otorgar otras últimas voluntades en las que reconocía como único heredero al Sr. Lorenzo Suárez de Figueroa. Doy a continuación las razones de por qué creo que este personaje se puede identificar plenamente con el hijo de Garcilaso, explico su relación amorosa con Dª. Mencía y descubro los nombres de los hijos que D. Lorenzo tuvo con ella: Ruy Gómez de Figueroa y Luis Dávalos, nietos de Garcilaso hasta hoy desconocidos. Después revelo que, muerta ya Dª. Mencía, Lorenzo Suárez de Figueroa se casó con Dª. Leonor de la Fuente, con quien procreó otro hijo, Íñigo de Ayala, un nuevo nieto ignorado de Garcilaso, que emigró al Perú. Descubro que D. Lorenzo llegó a ser regidor de Toledo y caballero del hábito de San Juan e incluso comendador. Narro el matrimonio de Ruy Gómez de Figueroa, el nieto mayor del poeta, con Dª. Catalina de Meneses, y cómo de ellos nacieron dos hijas, Antonia de Figueroa y María de Ayala, que se convierten en las bisnietas de Garcilaso. Y concluyo dando los nombres de los descendientes de Garcilaso por esta línea hasta los siglos XVII y XVIII.
Además he reencontrado en el Archivo de la Diputación de Toledo el primer documento conocido sobre Garcilaso, el concerniente al alboroto o ruido acaecido en 1519 en el Hospital del Nuncio, por el que Garcilaso fue desterrado por tres meses de la ciudad. Y, atendiendo al hecho de que el poeta en tal sentencia figura representado por un "curador", se deduce que en 1519 Garcilaso era menor de edad, es decir, no había cumplido los veintiún años. Suponiendo que tuviera veinte, habría nacido en 1499. Si a ello añado que en los documentos de 1520, Garcilaso ya cobra sus sueldos de contino sin la presencia de curador, ello querría decir que entre 1519 y 1520 el poeta había cunplido la mayoría de edad. Luego en 1520 ya tendría 21 años, lo cual me lleva de nuevo a 1499 como fecha de su nacimiento. Finalmente, si sumo a lo anterior el dato de que Pedro de Cabrera, testigo para las pruebas de Garcilaso como caballero de Santiago, declara en 1523 que el lírico tenía poco más o menos 25 años, esto es, que había nacido más o menos en 1498, todo ello me conduce a establecer como nuevo año de nacimiento del poeta el de 1499.
Pero, remitiéndome ahora a la poesía de Garcilaso de la Vega, cabría preguntarse qué aportan mis descubrimientos al estudio de las composicones del toledano. Puedo responder que, desde luego, una nueva visión sobre lo que en realidad fue su trayectoria amorosa, hasta hace poco tiempo centrada única y exclusivamente en el supuesto amor del poeta hacia la dama portuguesa Isabel Freyre. En mis estudios he recogido ya varios ejemplos de la poesía garcilasiana que a partir de ahora quizá admitan nuevas interpretaciones. El ensayo de 1998 donde di a conocer el documento de Dª. Guiomar acababa con la siguiente reflexión final, que ahora reproduzco. Concluía yo en aquel entonces:
El amor primero de Garcilaso de la Vega no fue una ensoñación portuguesa, sino una jovencita de su tierra, esto es, toledana. No se trató de una ilusión platónica, sino de algo real y de carne y hueso. Tuvo nombre y apellido, doña Guiomar Carrillo, y con ella vivió el caballero un largo y hay que suponer profundo y sincero enamoramiento. Y como, según dice el refrán, "donde hubo fuego siempre quedan rescoldos", no creo descabellado preguntarme: ¿olvidó Garcilaso a Guiomar? ¿volvió a tener trato con ella durante su matrimonio? ¿algunas de sus poesías la evocan? ¿es posible que aquellas dulces prendas recordadas por el poeta años después no tuvieran nada que ver con Isabel Freyre, la bella portuguesa, y sí mucho con aquella Guiomar toledana, que tanto amor sintió por Garcilaso? ¿no pudo ser el cabello de Guiomar el motivo del más dulce y exquisito de los poemas garcilasianos? Imaginémoslo:
¡Oh dulces prendas por mi mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería,
juntas estáis en la memoria mía
y con ella en mi muerte conjuradas!
¿Quién me dijera, cuando las pasadas
horas qu´en tanto bien por vos me vía,
que me habíades de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?
Pues en una hora junto me llevastes
todo el bien que por términos me distes,
lleváme junto el mal que me dejastes;
si no, sospechareé que me pusistes
en tantos bienes porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.
Y en mi libro de 1999, con los aportes para una nuva biografía, recojo algunos fragmentos de poemas de Garcilaso, donde muy probablemente han influido la memoria y realidad del amor del poeta por la joven toledana. Así, constándonos ya que Guiomar vivió en las casas principales de sus padres en la parroquia de Santa Leocadia, barrio en el que hubo de conocer a su vecino Garcilaso, no dudo de que en su infancia y adolescencia los hijos de los Ribadenerira jugarían, participarían en las mismas diversiones e incluso asistirían a las mismas celebraciones religiosas que los niños de los Laso. La historia de amor, en la niñez, de Garcilaso y Guiomar debió de ser, en ciertos aspectos, muy similar a la de los pastores Albanio y Camila en la Égloga II. Así evocaba Albanio su amor nacido en la infancia:
Desde mis tiernos y primeros años
a aquella parte m’enclinó mi estrella [...]
Yo, que desde la noche a la mañana [...]
vine con ella en tal domestiqueza
que de ella un punto no sabía apartarme;
[Y el pastor pregunta a la pastora:]
¿No se te acuerda de los dulces juegos
ya de nuestra niñez, que fueron leña
destos dañosos y encendidos fuegos,
cuando la encina desta espesa breña
de sus bellotas dulces despojaba
que íbamos a comer sobr’esta peña?
¿Quién las castañas tiernas derrocaba
del árbol, al subir dificultoso?
¿Quién en su limpia falda las llevaba?
¿Cuándo en valle florido, espeso, umbroso
metí jamás el pie que d’él no fuese
cargado a ti de flores oloroso?
Dulces bellotas, castañas tiernas, olorosas flores conformarían aquel enamoramiento infantil. Luego vendría el amor de juventud entre Garcilaso y Guiomar con visitas continuas a una y otra casa con cualquier pretexto, billetitos concertando citas, y en los días calurosos de los veranos de Toledo -como en la escena descrita por Cervantes en La fuerza de la sangre-, bajadas a la orilla del Tajo para tomar el fresco y solazarse. ¿Cuántas veces bajarían al río juntos Garcilaso y Guiomar? Siguiendo la costumbre toledana, los enamorados, con o sin el conocimiento de sus madres -recordemos que los dos eran huérfanos de padre-, irían a pasar ratos de esparcimiento junto a la corriente y a disfrutar en la cercanía del Tajo. Y poco a poco irían estrechándose sus lazos, de modo semejante a como cuenta Albanio que les acaeció a él y a su amada:
Iba de un hora en otra la estrecheza
haciéndose mayor, acompañada
de un amor sano y lleno de pureza.
[...] aquesta tan sencilla
y tan pura amistad quiso mi hado
en diferente especie convertilla,
en un amor tan fuerte y tan sobrado
y en un desasosiego no creíble
tal que no me conosco de trocado.
El placer de miralla con terrible
y fiero desear sentí mesclarse.
Guiomar, de carácter fuerte, segura de sí, como mujer convencida de su belleza, se iría también enamorando de aquel Garcilaso decidido y galán. Y pensarían que un futuro matrimonio entre ellos sería posible, pues ambos pertenecían a la misma clase social y sus familias no se diferenciaban en posición y propiedades. De hecho, sabemos que el amor de los jóvenes progresó, pero nunca llegó la boda oficial. La guerra de las Comunidades se interpone entre ellos y Garcilaso contrae un matrimonio, hoy diríamos políticamente correcto, con Dª. Elena de Zúñiga. Pues bien si, como todos los estudiosos opinan, su enlace fue obligado o de conveniencia, tal vez Garcilaso refleje su vida conyugal en estos versos del Soneto XVII:
Pensando que el camino iba derecho,
vine a parar en tanta desventura
que imaginar no puedo, aun con locura,
algo de que ’sté un rato satisfecho:
el ancho campo me parece estrecho,
la noche clara para mí es escura,
la dulce compañía amarga y dura,
y duro campo de batalla el lecho.
Por el contrario, a lo mejor sus visitas a Guiomar continuaban a pesar de que ella lo niegue años después, y de los obstáculos tal vez tremendos e incluso peligrosos que pudieron existir. ¿Es eco de tales visitas el siguiente terceto del Soneto IV?
Muerte, prisión no pueden, ni embarazos,
quitarme de ir a veros como quiera,
desnudo espirtu o hombre en carne y hueso.
Y el segundo destierro de Garcilaso, el de 1532, a una isla del Danubio, por haber sido testigo en Ávila del desposorio de su sobrino de igual nombre, compromiso que se efectuó sin licencia real, ¿no tuvo también alguna relación con la historia amorosa de nuestro poeta? Lo que, desde luego, este destierro vino a demostrar es que en el entorno de los reyes, nadie podía desposarse sin el conocimiento y beneplácito de los monarcas, a no ser que estuviera dispuesto a afrontar gravísimas penas y a perder la gracia de Sus Majestades. El Emperador ejercía un poder absoluto sobre el cuerpo de sus caballeros -como admite Garcilaso en su Canción III- e incluso los podría llevar a la muerte en un duro destierro. El poeta reconoce, en cambio, que, si él muere desterrado, no será por castigo del rey, sino por el amor. ¿De qué amor habla? Recordemos aquellos versos escritos en la isla del gran río centroeuropeo:
El cuerpo está en poder
y en mano de quien puede
hacer a su placer lo que quisiere [...]
cuando ya el mal viniere
y la postrera suerte,
aquí me ha de hallar
en el mismo lugar,
que otra cosa más dura que la muerte
me halla y me ha hallado,
y esto sabe muy bien quien lo ha probado.
¿Por qué se arriesgó el poeta a un castigo tan grave? ¿Pudo esta vez más el cariño hacia su sobrino que el miedo? Y si el mero hecho de haber sido testigo de un desposorio no autorizado le valió un destierro, ¿qué le hubiera ocurrido a Garcilaso si hubiese contraído matrimonio contra la voluntad del rey, en peores momentos históricos, y con la hermana de un comunero?
Otros poemas del toledano también se podrían explicar de un modo diferente ahora que conocemos la historia de amor entre Garcilaso y Guiomar. ¿Acaso no pudieron ser la ruptura, el apartamiento o la imposible continuidad de este romance los que motivaron uno de los sonetos más hermosos y melancólicos de Garcilaso? Me refiriero al Soneto XI en que el poeta, tratando de hallar consuelo a sus penas, baja al río Tajo a compartir su tristeza con las ninfas, aunque sabe que ellas no podrán evitarle aquel dolorido sentir puesto que su amor se ha hecho inviable. Garcilaso lo escribió así:
Hermosas nymphas que en el río metidas,
contentas habitáys en las moradas
de reluzientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas,
agora estéys labrando embevescidas
o texendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas:
dexad un rato la labor, alçando
vuestras rubias cabeças a mirarme,
y no os detendréys mucho según ando,
que o no podréys de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando,
podréys allá d’espacio consolarme.
En fin, como conclusión de estas investigaciones que he realizado, he venido al convencimiento de que sobre el príncipe de los poetas españoles no está dicho todo. Aún hay mucho por hacer. Se necesitan, por un lado, una amplia revisión de su biografía y de las interpretaciones más comunes y aceptadas de su obra poética; y, por otro, una búsqueda incansable no solo de aquellas poesías pérdidas que seguro escribió (recuerden cómo Boscán titula su edición de 1543 Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega), sino también de otros muchos documentos que, sin duda, aportarán nuevas luces al conocimiento de aquel poeta excepcional, sin duda el mejor lírico del Renacimiento español, que se llamó Garcilaso de la Vega.
LA EDICIÓN DE LAS POESÍAS DE GARCILASO
Por Bienvenido Morros
La obra de Garcilaso fue publicada póstumamente bajo la supervisión de su amigo Juan Boscán, quien sin embargo no pudo acabar su trabajo por sorprenderle la muerte un año antes de la impresión definitiva, dada a conocer en 1543, y por ello no pudo hacerse cargo de la corrección de todos los pliegos, que asumió su viuda, una absoluta desconocedora no sólo de la obra del toledano, sino también de la de su marido, según demuestra en uno de los prólogos, cuando confunde poemas de uno con los del otro (al último, por ejemplo, le atribuye dos églogas, de las que no tenemos ninguna noticia, y quizá lo hace por recordar las dos del primero que había conservado el manuscrito más valioso y antiguo). Desde esa edición inicial, dados los muchos errores que se colaron por la incuria de la viuda de Boscán, los impresores posteriores se esforzaron por corregirlos, pidiendo la colaboración de profesores universitarios, cuyos nombres siempre silenciaron, seguramente a instancia de ellos, que no quisieron comprometer su reputación con enmiendas que reputaban arriesgadas: no siempre reconocieron el error y, cuando lo lograron, tampoco atinaron con la rectificación. Por semejante motivo, algunos de esos profesores decidieron concentrar su esfuerzo en la depuración de los versos de Garcilaso, aprovechando el descubrimiento de la tradición manuscrita de sus obras y unos profundos conocimientos en la poesía clásica; y, con estos materiales, el prestigioso catedrático de Salamanca, Francisco Sánchez de las Brozas, conocido como el Brocense, sacó en 1574 una nueva edición del toledano, en las que introduce muchas enmiendas, inspiradas por un «libro de mano» o por la fuente que ha imitado su autor; en años posteriores, la volvió a imprimir, siempre con importantes revisiones, en polémica con otro editor, el poeta sevillano Fernando de Herrera, que había dado a conocer la suya en 1580, en la que se quejaba —sin desvelar ningún nombre— del aprovechamiento de sus conjeturas por otros, que las habían difundido en letra de molde (parece dar a entender que las había confiado al Brocense, quien se las atribuyó en sus diferentes ediciones de Garcilaso anteriores a 1580). Al margen de toda esta tradición impresa, contamos además con otra manuscrita, que, como hemos dicho, ya había conocido el Brocense, y que aporta lecturas mucho mejores: de ella destaca el códice Lastanosa-Gayangos, identificado por los editores modernos con la sigla Mg, al que la crítica ha concedido un valor muy desigual. A pesar de ello, este manuscrito constituye un testimonio básico para la edición definitiva de las obras de Garcilaso, según podremos comprobar a continuación a través de un ejemplo, suficientemente ilustrativo de las discrepancias entre los diferentes críticos.
En la Égloga III, las ninfas del Tajo tejen la historia de Elisa, muerta de forma prematura, en una posible alusión a Isabel Freyre, y la presentan junto al río, situada entre las hierbas: «Cerca del agua, en un lugar florido, / estaba entre las yerbas degollada, / cual queda el blanco cisne cuando pierde / la dulce vida entre la yerba verde» (vv. 229-232). Antes de la publicación de su primera edición, el Brocense, en carta dirigida a don Juan Vázquez del Mármol, aparte de varias consideraciones sobre el carácter de sus enmiendas, da instrucciones sobre algunas lecturas que deben reproducirse en el texto, a pesar de las dudas que alberga sobre su pertinencia y bondad, y, entre ellas, menciona el verso que acabamos de citar, en el que, por más que reconoce una lectura sospechosa, no se atreve a modificarlo, sugiriendo otra más coherente: «V. Md. Puede entre las erratas mandar tornar y restituir las que no le contentaren. Yo no osé también en otras ser porfiado, que, con saber cierto que había escripto Garcilaso / Estaba entre las yerbas igualada, / dejé aquella bestialidad degollada y quite la anotación, porque más quiero pecar de obediente que de porfiado» (Gallardo, col. 450).
En la edición, acepta la lectura de los impresos («degollada»), aunque, si bien ha suprimido la enmienda que había confesado a su corrector, no se sustrae de anotar: «No puede decir degollada, porque habla de Elisa, que fue doña Isabel Freire, que murió de parto» (f. 136r.); en la segunda, la de 1577, en cambio, se decide a imprimir «igualada», porque la ha leído en uno de los manuscritos (y, con esa garantía, ya no puede ser objeto de ninguna censura): «En un libro muy antiguo de mano dice igualada. Y así se ha de leer, que quiere decir ‘amortajada’; en latín es posita sic». De haber tenido ese manuscrito en 1574 lo habría aducido y habría dado instrucciones muy distintas a Juan Vázquez del Mármol, a quien descubre la lectura que cree correcta, «igualada», en lugar de «degollada», en una prueba de que el término en ese contexto no debió ser tan anómalo, como cierta parte de la filología italiana ha defendido. En la edición de 1577, por añadidura, con el aval manuscrito, había ofrecido dos interpretaciones del término: «amortajada», seguramente pensando en que «las hierbas la envolvían [a la ninfa] como una mortaja», como si éstas fueran una mortaja para ella (O. Tudorica Impey, 1987), y posita sic (quizá sit o hic), con la acepción de ‘tumbada, sepultada entre las hojas’, en alusión a su uso en latín para designar el cadáver sepultado (corpus positum ‘cuerpo enterrado, sepultado’). Podía haber aducido razones gráficas para justificar el paso de «igualada» a «degollada», quizá a partir de una forma intermedia «igullada», sin la «a» y con dos eles, que habría dado paso a otra «igollada».
En los versos de Garcilaso la ninfa aparece a orillas del río, entre las hierbas, a semejanza del cisne, que, buscando un lugar de idénticas características, empieza a cantar mientras va muriendo: la ninfa, pues, estaba en una situación y postura similar a la que adopta el cisne en esas circunstancias, «estaba entre las yerbas igualada, / cual queda el blanco cisne cuando pierde / la dulce vida entre la yerba verde; y la imagen nos evoca el principio de la carta que Dido escribe a Eneas antes de poner fin a su vida: «Sic ubi fata uocant, udis abiectus in herbis / ad uada Maeandri concinit albus olor» (Heroidas, VII, 1-2), ‘Así cuando los hados lo llaman, el blanco cisne canta abatido entre las húmedas hierbas, a orillas del río Menandro, en las aguas del Menandro’. Garcilaso, como ha señalado Olga Tudorica Impey, se ha imaginado a su ninfa en la misma situación que el cisne que canta antes de morir (en la versión de Ovidio): «ad uada Menandri» equivale a «cerca del agua»; «udis abiectus in herbis» se corresponde con «entre las yerbas igualada» y «entre la yerba verde»; «sic... albus olor» se traduce prácticamente en «cual queda el blanco cisne», así como «ubi fata uocant» se convierte en «cuando pierde / la dulce vida». Admitidas todas estas deudas, bastante incuestionables, deberemos buscar en «abiectus» (‘echado, abatido, postrado’) el campo semántico del participio empleado por el toledano: «ubis abiectus in herbis» encaja mejor como «entre las yerbas igualada» que «entre las yerbas degollada» (es difícil imaginarse al ‘cisne degollado’, en una actitud tan pausada y en una imagen tan nítida y limpia). Antes de disponer de ese manuscrito antiquísimo, el Brocense ya había ofrecido la lectura original, que más adelante pudo confirmar y admitir gracias al susodicho códice (en el de Mg también se lee «igualada»). Por todas esas razones, conviene concluir que el término, como ha demostrado Olga Tudorica Impey, fue muy común en ese contexto.
GARCILASO E ITALIA
Por Francisco J. Ávila
Italia y la cultura italiana tienen en la vida y la obra de Garcilaso de la Vega (1501-1536) una presencia decisiva, tanto que no es posible entender la poesía garcilasiana y a Garcilaso como poeta sin esos vínculos. Esta relación ha de plantearse de entrada en un contexto histórico en el que España es la potencia política en expansión de la época, mientras Italia, dividida en pequeños estados y débil políticamente, constituye sin embargo el gran referente cultural en aquellas primeras décadas del XVI, como heredera directa de la Antigua Roma, y a través de ésta también de la Grecia clásica. La tradición grecolatina se proyecta en las manifestaciones culturales y artísticas del Humanismo y el Renacimiento italianos, que brillan desde el siglo XV con una intensidad sin parangón en Europa.
En las relaciones de Garcilaso con Italia cabría distinguir tres fases. La primera es previa al contacto directo: puede decirse que sin haber pisado Garcilaso tierra italiana, Italia estaba ya en España antes de que naciese, y desde luego en sus años juveniles de formación; ya en el siglo XV se puede hablar de un humanismo castellano muy influido por el italiano, mientras el Marqués de Santillana ensaya sus Sonetos fechos al itálico modo; en el primer tercio del XVI viven y enseñan en España humanistas venidos de Italia como Lucio Marineo Sículo o Pedro Mártir de Anglería; el primero fue maestro de Boscán, y el segundo de Pedro Lasso, hermano mayor de nuestro poeta. Garcilaso hubo de formarse en un ambiente que le ofrecía avances del mundo cultural que iba a conocer más de cerca a partir de 1529. Italia está en España cuando en 1526 los jardines granadinos del Generalife son testigos de la famosa conversación en que el humanista veneciano Andrea Navaggiero sugiere a Boscán que escriba en metros italianos; el catalán relatará el encuentro en la «Carta a la duquesa de Soma» con la que presenta en 1543 sus obras y las de su amigo, reconociendo que no habría llevado adelante tal empresa «si Garcilaso, con su juicio [...] no me confirmara en esta mi demanda».
El segundo momento de la relación con Italia corresponde a la primera estancia prolongada del cantor de Salicio y Nemoroso en aquellas tierras, a las que viaja en 1529 con Carlos V, que va a ser coronado emperador en Bolonia por el papa Clemente VII. Asisten a aquel acto personajes relevantes en el mundo cultural de la época como Pietro Bembo, Gian Giorgio Trissino o Pietro Aretino. No es difícil imaginar la impresión que pudo causar a nuestro poeta el contacto directo entre 1529 y 1530 con el deslumbrante Renacimiento italiano.
La tercera etapa de la vinculación es la más larga y fructífera. Garcilaso reside en Nápoles, en la corte del virrey don Pedro de Toledo, entre finales de 1532 y 1536, y de este período saldrán sus obras más aquilatadas y maduras. En estos años tendrá tiempo para conocer a fondo la cultura italiana. En Nápoles tiene su sede la Academia Pontaniana, al frente de la cual había estado Jacopo Sannazaro, fallecido en 1530 y autor de la Arcadia, la primera gran obra romance de la literatura pastoril. En Nápoles escriben en italiano o en latín humanistas o poetas como Antonio Minturno, Girolamo Seripando, Luigi Tansillo, Bernardo Tasso o Giulio Cesare Caracciolo; allí escriben también españoles como el erasmista Juan de Valdés o el historiador Juan Ginés de Sepúlveda. Desde Nápoles, Garcilaso podrá descubrir que la cultura renacentista italiana no es un bloque monolítico y unitario, sino que en los últimos lustros viene viviéndose un intenso debate cultural y literario con opciones diversas que conviven o pugnan entre sí. La corriente predominante está representada por Pietro Bembo y el petrarquismo bembiano, que señala a Petrarca como gran modelo para la creación de una gran poesía en la variedad toscana del italiano, en tanto Boccaccio sería modelo en prosa. Bembo, que llegará a elogiar las odas latinas de Garcilaso, viene a afirmar en sus Prose della volgar lingua (1525) que resulta imposible fundar una literatura sin una base sólida, sin unos grandes autores a partir de los cuales practicar la imitación poética, entendida en el más alto sentido renacentista de seguir al modelo para intentar superarlo. Esta propuesta no dejaba en buena posición a un Garcilaso que pretendía fundar una nueva poesía sin un Petrarca castellano.
No obstante, junto a la línea marcada por Bembo existen otras. Baldassare Castiglione, al que tal vez Garcilaso había conocido años atrás en España como nuncio del Papa, es autor de uno de los libros emblemáticos del Renacimiento, el Cortegiano, donde se ofrece una visión más abierta que la de Bembo: la lengua volgare italiana puede enriquecerse con aportaciones de otros idiomas; el criterio del uso oral de la lengua viva ha de tenerse tan en cuenta como el de la escrita; la máxima expresión de la pericia artística está en la sprezzatura, el aparente descuido o desprecio de las reglas del arte que en el fondo refleja el absoluto dominio que de él se tiene. Por esta vía podía transitar mejor el proyecto de Garcilaso, y no sorprende que animase a Boscán para que tradujera al castellano el libro de Castiglione, que en efecto se publicó en Barcelona en 1534, con una carta de presentación del poeta toledano. También como alternativa a Bembo destacan las propuestas de Gian Giorgio Trissino, que se formulan desde la teoría en su Poetica y desde la práctica literaria en sus Rime, ambas de 1529; frente a Petrarca como modelo único, Trissino recuerda a Dante, y con rasgos helenizantes experimenta caminos nuevos; por ejemplo, compone odas a la manera de Píndaro. Experimentación es una palabra clave en esos años. Partiendo de distintos autores clásicos (Virgilio, Horacio, Ovidio) experimentan poetas como Luigi Tansillo, Luigi Alamanni o Bernardo Tasso; éste imita las estrofas horacianas en breves combinaciones de endecasílabos y heptasílabos, y de ahí saldrá en castellano, gracias a la pluma de Garcilaso, la célebre lira, que tanta fortuna había de tener en nuestra poesía, en la obra de Fray Luis de León o San Juan de la Cruz. No faltan otras propuestas distantes de Bembo o claramente antipetrarquistas: Cornelio Castaldi se atiene a un petrarquismo y un clasicismo cercanos a los del XV de Lorenzo de Médicis o Poliziano; Pietro Aretino se burla de los petrarquistas en sus obras de diálogo «puttanesco»; Francesco Berni, opuesto al refinado petrarquismo bembiano, canta a objetos vulgares con un lenguaje donde no evita la introducción de términos populares, ajenos a lo literario.
En este ambiente italiano plural y variopinto, de apertura y experimentación, escribe Garcilaso, no como seguidor de sus amigos o coetáneos italianos sino como compañero de viaje literario, en plano de igualdad. En este contexto puede explicarse que, sin olvidar la tradición poética hispánica, recogiese en sonetos y canciones ecos del petrarquismo que imperaba con Bembo, pero además, de forma paralela a los italianos más activos y con más inquietudes poéticas de su tiempo, elaborase todo un programa de poesía «alternativa» al petrarquismo dominante, apoyándose en diversos dechados latinos. Así, en la Epístola a Boscán canta a la amistad en endecasílabos sin rima, y con «descuido suelto» comenta vicisitudes cotidianas del «camino de Francia»; en la Elegía I apunta principios estoicos, y entra fugazmente con la Elegía II en el terreno de la sátira que había cultivado Ludovico Ariosto; en las Églogas I y III plantea, desde los clásicos y con la Arcadia de Sannazaro al fondo, un yo poético que deja de ser protagonista directo de la peripecia amorosa para proyectarse en personajes diversos; escribe sonetos que responden más al antiguo epigrama latino que a la tradición petrarquista, como el dedicado a Leandro (Soneto XXIX) o a la metamorfosis de Dafne y el dolor de Apolo (Soneto XIII); la Ode ad florem Gnidi (la mal llamada Canción V) ofrece en las ya citadas liras una voz poética que intercede en favor de un amigo ante una dama sin piedad, no sin una cierta ironía socarrona. Tal vez en el punto máximo de separación de la línea dominante se halla la extensa y compleja Égloga II, donde se aúna lo lírico pastoril con la agilidad de diálogos teatrales o el largo aliento de lo épico, que había alcanzado una alta cota poco antes en el Orlando furioso (1532) de Ariosto. Garcilaso escribe, en suma, no como mero adaptador de metros, formas o temas italianos, sino como experimentador sobre modelos clásicos, a la par de los italianos con quienes convivía; impulsa así desde Italia una verdadera revolución poética sin la que no puede entenderse la historia de nuestra poesía hasta hoy mismo.
LOS DOCUMENTOS SOBRE GARCILASO
Por Amancio Labandeira
En 1850 aparece la primera biografía moderna del príncipe de nuestros poetas, realizada por Eustaquio Fernández de Navarrete, verdadero iniciador de la recopilación y publicación de documentos que abren ante nuestros ojos unas fuentes en las que, con ciertas rectificaciones, se apoyarán todos los estudiosos del tema garcilasiano.
La biografía de Fernández de Navarrete está adicionada con un apéndice en el que se insertan trece interesantes «ilustraciones», diecinueve documentos, siete árboles genealógicos y una carta facsímil de Garcilaso al emperador Carlos V. No obstante, hay que señalar que los documentos publicados no presentan un tipo de transcripción unitaria, que abundan las lecturas incorrectas, que se alternan las reproducciones totales de algunos textos con los resúmenes de otros, y que no se facilita en muchos casos la signatura correspondiente para su localización, aunque sí se nos señala que todos ellos proceden del Archivo General de Simancas, pero a pesar de todos estos defectos, esta documentación constituyó, durante mucho tiempo, la aportación más sólida para respaldar la biografía del poeta toledano.
Más de sesenta años van a pasar hasta que se publiquen documentos, que esta vez correrán a cargo del marqués de Laurencín, quien en 1914 va a demostrar en un esclarecedor estudio que Garcilaso no vistió el hábito de Alcántara, al mismo tiempo que mostraba la errónea atribución del retrato del poeta que adornaba hasta hace poco tiempo los manuales literarios, retrato que pertenecía, en realidad, a su sobrino Garcilaso de la Vega, señor de Arcos, Batres y Cuerva. El trabajo de Laurencín, que lleva un apéndice de once documentos, sirvió de base para la aparición en 1915 de un nuevo estudio en el que, después de trazarnos una genealogía de los Garcilaso y señalarnos que la única heredera del poeta fue su hija Sancha Laso de la Vega —casada con Antonio Portocarrero—, se insertan ocho documentos encontrados en los archivos de Monclova, algunos de los cuales han desaparecido posteriormente, quedándonos tan sólo la transcripción realizada por el señor marqués.
Tres años después, en 1918, Francisco de Borja San Román, habiendo seguido el llamamiento hecho por Laurencín de que investigase en el Archivo de Protocolos de Toledo, encontró los siguientes documentos: un inventario de los bienes de Garcilaso; el original de su testamento; una información sobre su muerte; un inventario de los bienes de doña Elena de Zúñiga y un curioso documento referente al sobrino del poeta. Un año más tarde, en 1919, el mismo San Román va a localizar en el archivo de la Diputación Provincial de Toledo, una serie de documentos, entre los que se encuentra una sentencia dictada contra Garcilaso por la que se le desterraba de Toledo tres meses (7 de septiembre de 1519).
En la decena de los años veinte van a aparecer interesantes documentos garcilasianos publicados por tres investigadores: Hayward Keniston, Eugenio Mele y Verardo García Rey. El primero publicó en 1922 la biografía más completa que hoy poseemos, y nos transcribió en su apéndice la prueba de nobleza de Garcilaso. Por su parte, Mele dio a la luz en 1923 un amplio y documentado estudio en el que se nos hace cumplida relación de la estancia de Garcilaso en Italia, señalándola como uno de los momentos más felices de su vida al encontrar el poeta toledano verdadera protección (en el virrey de Nápoles, don Pedro de Toledo) y gran amistad entre los humanistas y artistas del momento italiano, siendo de tal forma honrado que, a juicio de Mele, fue el español más distinguido, más querido y más festejado de todos los que por aquel tiempo vivieron en Nápoles. En cuanto a Verardo García Rey hay que señalar que, entre los años 1926 y 1927 va a publicar cinco nuevos documentos de cierta importancia; se trata de una donación de doña Sancha de Guzmán a su hijo; de un poder de Garcilaso a su esposa; de un testamento hecho por Garcilaso de la Vega, hijo del poeta, y de dos relaciones referentes al testamento y a los bienes que a su muerte dejó doña Elena de Zúñiga.
Aportaciones más recientes corren a cargo de Antonio Gallego Morell, quien en 1950 encontró en el Archivo de la Chancillería de Granada un legajo que contenía un pleito entre doña Elena de Zúñiga y don Pedro Laso de la Vega, por un lado, y la ciudad de Badajoz y Francisco López Paradina, por otro; José Gómez Menor, que en 1971 exhumó en el Archivo de Protocolos de Toledo tres documentos que llevan al pie la firma autógrafa de Garcilaso; y, de nuevo, en 1976, Antonio Gallego Morell, investigador máximo de la documentación garcilasiana, al presentar un corpus documental de 110 textos (donde se incluyen los exhumados hasta el momento) publicados íntegramente siguiendo las Normas de transcripción y edición de textos y documentos publicadas en 1944 por la Escuela de Estudios Medievales de Madrid. Todo este cúmulo de textos aparece ordenado cronológicamente, y lleva al frente de cada documento el archivo o biblioteca en donde se encuentra, la signatura moderna y el título. Ni que decir tiene que este corpus documental es la piedra angular en la que deberán girar las futuras biografías sobre el gran poeta renacentista.
También las crónicas ofrecen noticias sobre Garcilaso de la Vega. Estas crónicas pertenecen a dos ciclos: el primero es el que corresponde al del emperador Carlos V, y el segundo a los trabajos que nos cuentan la vida de San Francisco de Borja (antes duque de Gandía). Entre los primeros, Alonso de Santa Cruz abarca en su Crónica la primera mitad del siglo XVI, y en sus líneas aparece solamente una vez nuestro poeta, cuando en 1536 Carlos V recibió en Alejandría de la Palla a Andrea Doria y a don Álvaro de Bazán, que traían una gran cantidad de oro acuñado en España, y venían acompañados de once capitanes que estaban a las órdenes del maestre de campo Garcilaso de la Vega. El mismo pasaje lo recoge en su Tratado Martín García Cereceda, que lo amplía considerablemente, como también la presencia de Garcilaso en Celanova el 29 de marzo de 1536 y describe minuciosamente la muerte del poeta. En la Historia de fray Prudencio de Sandoval se cita a Garcilaso en la campaña de Túnez, cuando fue herido en el rostro y en el brazo al socorrer a Alonso de la Cueva, y dos veces más con motivo de su muerte. En la vertiente de los cronistas que nos cuentan la vida de San Francisco de Borja debemos destacar las obras de Juan Eusebio Nierenberg y Álvaro de Cienfuegos, que nos proporcionan extensas noticias que abarcan desde el nacimiento de Garcilaso hasta su muerte, sobre todo Cienfuegos, que nos presenta una pequeña pero completa biografía del poeta toledano.
La investigación de archivos no se ha cerrado, lo que ha permitido muy recientemente, por ejemplo, identificar al hijo de Garcilaso mencionado en su testamento de 1529 como «Don Lorenzo mi hijo», fruto de su relación con doña Guiomar Carrillo. El documento lo dio a conocer en 1999 María del Carmen Vaquero Serrano en el seno de la revista LEMIR.
GARCILASO, HOMBRE DEL RENACIMIENTO
Por Bienvenido Morros
A diferencia de otros poetas contemporáneos, Garcilaso de la Vega asumió y puso en práctica los proyectos más importantes y comprometedores de la época en que vivió, prácticamente un tercio del siglo XVI: proyectos de carácter literario, pero también de índole política y religiosa. En cuanto a los primeros, emprendió una auténtica revolución de la poesía española, al adecuarla a los postulados del humanismo, que preconizaban un acercamiento entre la lengua poética y la coloquial, demasiado distantes en la cultura escolástica por su concepción tremendamente elitista de la literatura. Si la poesía anterior sonaba dura y áspera, no sólo por la inclusión de numerosos vocablos latinos, nunca incorporados al patrimonio de nuestra lengua, sino también por la conculcación de la prosodia en aras de un ritmo preestablecido (una palabra podía ser pronunciada como aguda, llana o esdrújula en función del ictus del verso), la suya, en cambio, suena libre y fluida por no establecer grandes diferencias con respecto al lenguaje coloquial, del que sólo le separa una serie de figuras de repetición, una de las pocas herencias de la literatura medieval, y unos cuantos cultismos semánticos, escasamente reconocibles para un lector medio por asignar éstos la acepción etimológica a una palabra ya del dominio común del castellano (p.e.: teñido, no con el sentido habitual de ‘pintado, coloreado’, sino en el latino de ‘bañado, mojado’). El toledano, así, quiso poner la poesía al alcance de una gran mayoría, que podía oírla con absoluta naturalidad, sin la extrañeza que le produciría el sonido de los versos de sus antepasados, por más que unos pocos no reconocían en ella, al menos tan claramente como en la poesía a la que estaban acostumbrados, el martilleo del ritmo y los consonantes de la rima (así, por ejemplo, se lo habían hecho constar a Boscán, en una actitud abiertamente crítica): Garcilaso había propiciado en la lengua poética unos cambios únicamente equiparables a los introducidos por Góngora en la del Barroco o por Bécquer en la del Romanticismo.
En relación a la lengua poética, Garcilaso asimismo la había asimilado a los géneros que los clásicos habían cultivado y que los medievales habían ignorado o transformado en otros bastante menores: unos habían convertido las églogas de los otros en pastorelas y serranillas, poemas breves de contenido satírico y burlesco, porque las creían de un género vulgar e ínfimo, en aplicación de la famosa rota virgiliana, que situaba las Bucólicas de Virgilio en un nivel muy inferior a la Eneida y aún por debajo de las Geórgicas. El toledano, en cambio, desechó esa clasificación estilística de las obras de Virgilio y midió, como muchos humanistas y comentaristas renacentistas del poeta latino (especialmente Luis Vives), a las primeras por el mismo rasero que a las segundas (y, por supuesto, que a las terceras); y, así, utilizó para sus tres églogas un lenguaje en consonancia con los autores clásicos que habían concebido el género: el ya mencionado Virgilio y también Teócrito, conocido en España a través de las versiones en latín de Helio Eobano Heso y Enrico Estéfano. Al igual que los de ellos, los pastores de Garcilaso hablan una lengua culta, muy alejada del dialecto sayagués que, por ejemplo, Juan del Encina pone en boca de los suyos, con una clara voluntad caracterizadora: una lengua en la que se oyen los ecos de la poesía lírica de Petrarca y de los grandes autores latinos, desde Catulo a Ovidio, y en la que se reconocen las huellas de la épica, fundamentalmente a través de la Eneida y del Orlando furioso de Ariosto, puestas de manifiesto en la égloga segunda, no sólo en su trama amorosa, sino también en la militar, una representada por Albanio, la otra encarnada por la casa de los duques de Alba, y en especial por don Fernando de Toledo.
Garcilaso introduce nuevos géneros en nuestra literatura, como la epístola y la oda horacianas, la elegía neolatina en todas sus manifestaciones: para una recurre al verso libre, apropiado al entusiasta elogio de la amistad dirigido a Juan Boscán, quien lo había utilizado para su fábula mitológica sobre Leandro y Hero; para la otra se aprovecha de un esquema métrico que Bernardo Tasso ya había ensayado en italiano y que la poesía posterior adoptó mayoritariamente (la crítica lo bautizó con el nombre de lira, por la alusión en los versos iniciales a la «baja lira»); y para las elegías, en cambio, se sirve de los tercetos encadenados, más o menos equivalentes a los dísticos (una combinación de hexámetro y pentámetro) de los textos latinos en que suele inspirarse (en la elegía primera se basa en otra famosa de Girolamo Fracastario; en la segunda sigue la tradición de Ovidio). Asimismo renovó el soneto, al que dotó de otros contenidos, mayormente mitológicos y funerarios, por influencia de los que había compuesto Bernardo Tasso, en estricta imitación del epigrama de la Antología griega, muy editada desde
finales del siglo XV.
Entre los proyectos políticos y culturales, Garcilaso compartió las ideas de los intelectuales pertenecientes a la corte del Emperador Carlos V, a quien prestó sus servicios, en detrimento de la relación con su propio hermano, don Pedro Laso de la Vega, y de amigos de la infancia, todos ellos defensores de una administración representada por españoles, en lugar de por belgas y flamencos. Al adoptar esta postura, el toledano se había decantado por los aires de modernidad que el nuevo monarca deseaba implantar en nuestro país: la europeización y la expansión de España, la tolerancia religiosa, favorecida por la aceptación de Erasmo en los órganos oficiales del estado, etc. Al igual que Boscán, Garcilaso no abordó nunca cuestiones religiosas, quizá porque no era partidario de proclamar sus sentimientos más íntimos sobre semejante materia: profesaba unas creencias que poco o nada se avenían con las exhibiciones públicas de otros tiempos, propias de la inveterada superchería nacional; al igual que Erasmo, no pudo ocultar una gran animadversión por la guerra, a la que atribuía los mayores males de la nueva civilización, no sólo por las consecuencias más claramente catastróficas, como la destrucción y la muerte (Égloga II, 1065-1068), sino por otras de naturaleza menos evidente, como la disgregación familiar y el alto coste económico para sus participantes (Elegía I, vv. 88-90), no demasiado bien remunerados en sus distintos cargos militares. A diferencia de sus antecesores, Garcilaso no tiñó su amor con tonalidades neoplatónicas, sino que lo descubrió en su manifestación más sincera, como una obsesión patológica, producto de deseos profundamente sicalípticos, según ilustra a través de la figura de Albanio, que ha forjado a partir de la de Orlando (el protagonista de la obra homónima de Ariosto): ante las escasas o nulas garantías de una relación sexual con la amada, el poeta se comporta de manera poco adecuada a la posición social que representa (intenta arrojarse desde un acantilado, cree su cuerpo desgajado de su alma, permanece tumbado e inmóvil durante mucho tiempo, con la mirada fija, intenta agredir a sus mejores amigos, con la vehemencia propia de un enajenado, etc.). A cambio de una imagen tan cruda de su amor, Garcilaso ocultó su amor quizá más verdadero, el que debió sentir hacia doña Guiomar Carrillo, con quien había proyectado casarse, de no habérselo prohibido el Emperador, según deja entrever muy confusamente en la Canción III, en la que mezcla los reproches hacia él, por haberlo confinado a una isla del Danubio, con la confirmación, desde la distancia, de sus sentimientos hacia la persona por la que habría sido desterrado a un lugar donde la supervivencia no debía de resultarle fácil: doña Guiomar había conservado la amistad con familiares de comuneros a quienes Carlos V o había ajusticiado o no había perdonado, y por eso la dama toledana nunca gozó de sus simpatías, incluso a pesar de estar embarazada y haber dado a luz un hijo de uno de los caballeros más notorios de su corte. En este aspecto, Garcilaso siempre obró con la mayor discreción, y solo introdujo en su poesía mínimas insinuaciones que no pueden elevarse a la categoría de confesiones.
GARCILASO Y CARLOS V
Por José Luis Gonzalo Sánchez-Molero
Si bien la figura de Garcilaso de la Vega resulta inseparable de quien fuera su monarca y señor, el emperador Carlos V, al que sirvió como contino, gentilhombre y capitán en las guerras de Italia y Túnez, las relaciones entre ambos personajes no fueron sencillas. Cuando en 1516 murió Fernando el Católico, la familia de Garcilaso, que había militado en el bando fernandino, es decir, entre los nobles opuestos a Felipe el Hermoso, sin duda hubiera preferido como soberano al hermano castellano de Carlos de Gante, el infante don Fernando, del que el padre de Garcilaso, Pedro Suárez de Figueroa († 1512), había sido camarero. En torno al hermano de Carlos V se había suscitado un intenso proceso de castellanización, que llevó a propugnar que fuera éste quien heredara las coronas hispánicas. Sin embargo, las circunstancias exigieron acatar a Carlos I como rey.
Es probable que Garcilaso y su hermano mayor Pedro Lasso acudieran en 1517 a Valladolid para rendirle pleitesía. Pedro buscaba ver reconocidos sus títulos y rentas, y Garcilaso, el segundón de la familia, ser admitido al servicio del nuevo rey. Pero el desencuentro entre el nuevo monarca y sus súbditos castellanos fue absoluto, y se agravó tras las Cortes celebradas en La Coruña y Santiago de Compostela en 1520, donde el hermano mayor de Garcilaso acudió encabezando la delegación de Toledo. Aquí los caminos de ambos hermanos se separaron. Mientras Pedro Lasso fue desterrado a Gibraltar por su oposición a las peticiones reales, Garcilaso, fue nombrado contino del rey.
Levantados los comuneros contra el rey, Garcilaso retornó a Castilla, uniéndose a las tropas leales guarecidas en el castillo del Águila, y desde allí hostigó el avituallamiento de su Toledo natal. Tras las victorias de Villalar y de Olías (1521), donde Garcilaso fue herido en el rostro, Toledo no tardó en caer en poder de las tropas imperiales. Poco antes Pedro Lasso se había exiliado a Portugal. En adelante, Garcilaso se esforzó por recomponer el legado familiar y por conseguir el perdón para su hermano. La única vía para lograr ambos objetivos fue la milicia. Y así, apenas rendida la ciudad de Toledo, Garcilaso viajó a Vitoria para unirse a las tropas imperiales que trataban de repeler a los franceses. Cuando el 16 de julio de 1522 Carlos V desembarcó en Santander, el poeta figuraba ya entre los nobles que le esperaban, integrado en el séquito del duque de Alba, don Fadrique. Sin duda, esperaba lograr el perdón imperial, pero no logró que su hermano entrara dentro del «perdón general», concedido por el monarca. Este contratiempo no fue obstáculo para que Garcilaso lograra medrar en la corte. Deseoso Carlos V de premiar su lealtad, en 1523 fue nombrado Gentilhombre de Borgoña y recibió el hábito de caballero de la orden de Santiago. De manera paralela a la concesión de estas mercedes, Garcilaso estrechó sus lazos con los Toledo, y en 1523, se enroló con don Fernando Álvarez de Toledo en la campaña para recuperar Fuenterrabía.
Después, Garcilaso, probablemente bien aconsejado por el duque de Alba, decidió ir a Portugal para encontrarse con su hermano. Por entonces los embajadores imperiales negociaban con el rey Juan III su enlace con la infanta Catalina de Austria, hermana del César, y el matrimonio de Carlos V con la infanta Isabel de Aviz, hermana del monarca luso. En la corte lusa Garcilaso se esforzó por urdir una solicitud de perdón para su hermano, que esperaba le fuera entregada a Carlos V por su futura esposa. De regreso a Castilla, Garcilaso sirvió al emperador como gentilhombre, tanto en la vida cortesana como en las justas y festejos urbanos, y encontró además un buen acomodo en la Casa de la reina Leonor de Austria, viuda de Manuel I de Portugal. Alabado ya por cualidades como poeta y músico, no parece extraño que Garcilaso entretuviera galanamente a la reina y sus damas.
Precisamente será una de éstas, doña Elena de Zúñiga, la elegida como su esposa. Aunque matrimonio de conveniencia, era, no obstante, una nueva demostración de estima por parte de Carlos V hacia su gentilhombre. La novia venía acompañada con una dote de más de dos millones de maravedís. Al mismo tiempo don Fadrique y don Fernando Álvarez de Toledo pidieron a Carlos V una encomienda de Santiago para Garcilaso, sin éxito, si bien el emperador compensó esta decepción poco después, cuando tras su boda en Sevilla con Isabel de Portugal (1526), se avino a conceder el perdón para Pedro Lasso.
Durante todo este tiempo de estancia del monarca en Castilla, Garcilaso le sirvió como gentilhombre, pero no se muestra como un poeta áulico, preocupado por elogiar en verso las hazañas de su soberano. Al contrario, siempre se sintió más vinculado en sus lazos de lealtad con la Casa de Alba. Y así, logrado el objetivo del perdón imperial para su hermano, la corte dejó de constituir para el poeta una posibilidad de medro personal. Desde que en 1526 Carlos V le negó la concesión de una encomienda santiagueña, Garcilaso fue consciente de que pocas más mercedes obtendría del servicio cortesano al emperador. Su lealtad durante las Comunidades ya había sido recompensada. Aunque en 1529 se embarcó para Italia, acompañando al monarca en su coronación imperial de Bolonia, Garcilaso sabía ya de que sólo el servicio militar le permitiría mejorar su suerte, y esto sólo de la mano de sus patrones, los Toledo.
Una señal clara de esta situación es que decidiera regresar a Castilla en 1530, en vez de viajar a Alemania con Carlos V. Es muy posible que el poeta acariciara la idea de entrar al servicio de la emperatriz Isabel o del príncipe Felipe, en España, cortes menores, pero organizadas al estilo castellano, en las que existía un amplio servicio portugués (con el que Garcilaso y su hermano Pedro tenían magníficas relaciones), y en donde su suegro, Íñigo de Guzmán, servía como maestresala de la esposa de Carlos V. Es más, cuando regresó a Toledo, la emperatriz Isabel no tardó en enviarle a Francia con la misión de felicitar a la reina Leonor y a Francisco I por su matrimonio. Como marido de una de las damas de la reina, la elección de Garcilaso parece lógica, pero su designación constituye un indicio de su vinculación con la corte de Isabel.
Tan halagüeñas perspectivas se vieron quebradas en agosto de 1531, cuando Garcilaso se vio envuelto en la boda clandestina entre su sobrino Garcilaso, de 14 años de edad, con Isabel de la Cueva (heredera del duque de Alburquerque, niña de once años). El enlace, secreto, se celebró en la catedral de Ávila, ciudad donde la emperatriz se había trasladado desde Ocaña. Conocedora del matrimonio, la soberana ordenó el interrogatorio de los encubridores, entre ellos Garcilaso. Éste, previsor, se hallaba cerca de la frontera, en Tolosa, camino de Alemania, junto con el duque de Alba, pero no logró eludir el castigo. Se le mandó salir desterrado del reino y le prohibió la entrada en la corte carolina. Garcilaso, en un gesto típico de la nobleza castellana de entonces, había optado por la fortuna y el honor de su linaje, antes que por el servicio real. Cuando Garcilaso y don Fernando Álvarez de Toledo llegaron a Ratisbona para incorporarse al ejército de Carlos V contra los turcos, el emperador no perdonó su deslealtad en Ávila y le ordenó retirarse a una cercana isla del Danubio, cerca de Ratisbona (tal vez Schut). Allí estuvo tres meses y escribió la Canción III. En ella expresaba su melancolía al haber caído en desgracia ante Carlos V. La corte imperial, toda corte, eran ya un sueño imposible para él.
Después de insistentes ruegos del duque de Alba, el César resolvió que Garcilaso marchara a Nápoles con don Pedro de Toledo (marqués de Villafranca y tío del duque), que acababa de ser nombrado virrey de aquel reino. Este destino napolitano cerró definitivamente al poeta las puertas de la corte. Aunque entre 1533 y 1534 el virrey de Nápoles envió en tres ocasiones a Garcilaso como emisario ante el César, con el claro intento de congraciar al monarca con su gentilhombre, los Lasso de Vega se habían mostrado demasiado «libres» para la vida áulica. De nuevo las armas fueron el único camino que permitió a Garcilaso retornar al servicio regio, esta vez gracias a la participación del poeta en la campaña imperial contra la Goleta y Túnez (1535).
En el transcurso del asedio Garcilaso, al lado una vez más del duque de Alba, fue herido. Tras la victoria, Carlos V premió sus servicios con los títulos de maestre de campo y de capitán de un tercio, pero en su elegía epistolar a Boscán asoma su desengaño hacia la vida cortesana y los aduladores que celebraban el triunfo africano de Carlos V como un nuevo Escipión. Un año más tarde, Garcilaso participó en la campaña de la Provenza, contra los franceses. El calor del verano y la falta de vituallas obligó a una retirada, en la que el poeta cayó herido de muerte. Tras haber recibido una postrera visita de Carlos V, en la que, sin duda, Garcilaso le solicitó velara por el futuro de su mujer e hijos de corta edad, falleció en Niza, el 13 ó 14 de octubre de 1536.