4
Zzt había caído en una profunda apatía.
El bombardero de gas seguía su camino ensordecedor, frío y oscuro.
¡Ese imbécil de Nup!
Al comienzo Zzt había pensado que los ruidos de motor que escuchaba eran algunos traqueteos de la vieja reliquia, pero después de un rato su entrenado oído percibió un sonido distinto del jaleo que escuchaba allí. Escuchó en diferentes sectores del deprimente bombardero y después junto a la puerta abierta. ¡Era el Mark-32! El Mark-32 «Dispara bajo y mátalos», blindado.
¿Estaba haciendo Nup de escolta del bombardero?
Zzt había dado vueltas y más vueltas al problema, y en realidad había hecho poco más. Al comienzo estaba esperanzado. Pensó que Nup lo habría seguido fuera del hangar con intención de colocar una escalera junto a la puerta abierta y sacarlo de allí. Pero Nup parecía totalmente inconsciente del hecho de que había una puerta abierta, y volaba al otro costado del bombardero.
Es verdad que Zzt no le había dado instrucciones. Aquel cretino había hablado sobre todo de los bolbodas y de los rumores que corrían en Psiclo en el sentido de que eran su próximo objetivo. ¡Qué tonterías! Zzt recordó todo cuidadosamente. No, con las prisas al tratar de salir y atacar a los tolnepas con el bombardero de superficie, se había limitado a correr preguntando si alguien sabía conducir un Mark-32, había metido a Nup en el asiento del copiloto y en aquel momento había tenido que ir a ocuparse del bombardero.
Recordaba vagamente las últimas palabras que le había dirigido a Nup. Habían sido: «¡Vamos!», y lo había sorprendido que Nup no corriera detrás de él hacia el bombardero.
En lugar de acosar a los tolnepas, Nup estaba allá afuera, haciéndole de escolta en un bombardero de superficie. Era posible que le hubieran dado la licencia, pero en verdad no sabía para qué servía. ¡Pero si con ese Mark-32 podía aplastar una ciudad entera! Y nada podía penetrar su pellejo. Era un avión de apoyo, un avión de apoyo para infantería. Ninguna artillería de superficie podría tocarlo. Ninguna nave interceptora podría siquiera arañarle un costado. ¿Y qué estaba haciendo Nup con él? Escoltando un bombardero que no necesitaba escolta. Zzt estaba de mal humor. ¡Maldito Terl y maldito Nup!
¡Después, mientras el inmenso bombardero con sus ensordecedores motores seguía volando hacia el diablo sabe qué destino, Zzt empezó a comprender que Nup no sabía que él estaba a bordo!
Algo más tarde, al mirar el reloj, Zzt comprendió que el Mark-32 iba a quedarse sin combustible. Fueran adonde fuesen en aquella oscura noche, podía despedirse del Mark-32. No le había puesto combustible para un viaje semejante porque no tenía cartuchos y de todos modos un Mark-32 no tenía un gran alcance porque estaba pensado para uso local.
Bueno, Zzt tenía mucho gas respiratorio. Tenía un arma, tenía una llave inglesa.
Durante un rato estuvo manipulando la blindada caja computerizada, creyendo que sería capaz de abrirla y cambiarla. Pero sin llaves ni medios para hacerlo, ni la artillería explosiva podría abrirla. Cuando decían «blindado», indudablemente se referían a estos malditos bombarderos de gas.
De modo que finalmente se había echado sobre las frías placas del extremo más alejado de la nave y, apático, decidió soportarlo. En un día o dos o tres esta cosa aterrizaría. No tenía nada para aminorar los bruscos aterrizajes que realizaba, pero Zzt imaginó que podría sobrevivir a ello.
Sólo sentarse y esperar. Era todo lo que podía hacer.
¡Maldito Terl! ¡Maldito Nup! ¡Maldita compañía!
Y todo con media paga y sin primas.