Capítulo 8

La mayor parte de los comentaristas pasan por alto el hecho de que Lancer fue un cantante mucho antes que fuera un luchador de la libertad, y un travesti mucho antes que una Yellow Dancer. Pero él fue ante todo un actor -maleable, dramático, y narcisista. Y mientras que es cierto que él puede ser vinculado a ciertas tradiciones literarias donde los héroes llevan a cabo sus cruzadas so pretexto de petimetres y otros bufones ficticios, Lancer no fue ningún Scarlet Pimpernel o el cómico Zorro: Él fue un zorro de un orden totalmente diferente.

Zeus Bellow, El Camino a Punto Reflex

Antes de la llegada de Zor a Optera, era la Flor de la Vida la que ocupaba el lugar central en el panteón naturalista de los Invid. Pero ése no era más el caso. Ellos eran la especie agresiva ahora exactamente tan belicosa como los Maestros Tirolianos quienes deshojaron Optera. Y ellos adoraban a la Protocultura, el subproducto bio-energético que Zor había conseguido con paciencia de las Flores mismas. Ellos continuaron subsistiendo de las Flores que su población humana cautiva plantaba y cosechaba, pero fue la Protocultura la que abastecía al ejército de mechas la que mantuvo a aquella empresa funcionando suavemente y sin incidentes. En realidad, se podría decir que los Invid mismos se habían vuelto más dependientes del descubrimiento de Zor que los Maestros Robotech alguna vez lo fueran.

Cantidades enormes de Protocultura eran requeridas para inspeccionar y mantener los variados centros poblacionales de la Tierra y para sofocar sublevaciones y revueltas en las granjas y fábricas. (Exedore se habría mortificado al enterarse de que los Invid habían hallado su propio modo para manufacturar Protocultura sin tener que recurrir al dispositivo matriz que había figurado tan prominentemente en la Primera y Segunda Guerra Robotech.) Estas reservas, adaptadas por las manos de los humanos en latas pequeñas de energía individuales adecuadas para los mechas Invid y Terrícolas igualmente, estaban almacenadas en multitudes de depósitos alrededor del mundo y protegidas por humanos "simpatizantes" con el propósito de los Invid. Los privilegios disfrutados por estos simpatizantes variaban; algunas veces rehenes eran tomados para asegurar lealtad, mientras que en otras ocasiones a proscritos e insignificantes intermediarios les eran conferidos mandos. Pueblos y ciudades trocaban con los amos Invid por libertades simples: el derecho para disfrutar una apariencia de vida normal a cambio de husmear por grupos de resistencia o de encargarse de que esas baterías de Protocultura no caigan en las manos indebidas. A menudo los Invid permitían a aquellos que estuvieron al mando antes de la invasión mantener sus posiciones encumbradas, excepto que existía una nueva autoridad a la cual responder -la Regis y sus legiones de superintendentes territoriales quienes trataban directamente con sus subordinados.

Lancer explicó algo de esto a Scott mientras el equipo lamía sus heridas luego de su encuentro con los Troopers. Aunque el episodio había consistido ampliamente en librarse de los Invid, aquello había servido no obstante para unir a los miembros del equipo e instalar en cada uno de ellos una confianza que no había estado allí dos días antes. Ellos estaban ahora comenzando a entender y a aceptar las fortalezas y debilidades de cada uno, y estaban aprendiendo a confiar el uno en el otro a la vez. Sin ningún voto formal o reconocimiento expresado, Scott emergió como el líder, lo cual fue concedido con justicia a su entrenamiento y resolución. Lunk era algo así como un sargento para el teniente Scott; Annie, todo desde una madre novata hasta una mascota. Rook aún se mantenía separada, pero siempre se podía contar con su sentido de combate instintivo. Y Rand era su poco refinado proveedor, pescando y cazando cuando no estaba sentado bajo un árbol garabateando notas a sí mismo. Eso dejaba sólo a Lancer.

Scott todavía tenía dudas sobre el hombre, pero al escuchar el informe detallado de Lancer sobre la infraestructura Invid y las técnicas de ocupación, él comenzó a verlo con otros ojos. La maniobra de mujer-cantante tenía todavía que ser explicada, pero era obvio del reporte de Lancer que el personaje adoptado de Yellow Dancer le había abierto muchas puertas. Él discutiría sus vínculos precedentes con la resistencia sólo de un modo vago, pero Scott entendió que sus contactos eran tan numerosos como su información lo era exhaustiva.

El equipo había recuperado los otro dos Cyclones de donde ellos los habían dejado en las hierbas y pasaron tres días en el desfiladero del río cenando pescado asado a la estaca, recuperándose, y planeando el próximo movimiento en su viaje hacia el norte. Ellos eran cuidadosos respecto a utilizar los mechas ahora, convencidos de que la teoría de Rand era correcta. La mayor parte del tiempo los Scouts y los Troopers Invid estaban operando en cierta red de fondo de emanaciones de Protocultura y no pudieron dirigirse hacia ni una fuente. Pero cuando ellos estaban comprometidos en una búsqueda en particular, sus sentidos eran más agudos al descartar las ondas aleatorias de las usualmente activas próximas. En todo caso, era un punto discutible en ese momento; el Alpha estaba escaso de energía, y había apenas la suficiente en los Cyclones para potenciarlos, ni hablar de reconfigurarlos o de abrir fuego.

En este punto es donde Norristown entraba en escena. Localizado algo al este de su ruta actual, era una de las ciudades más grandes de las tierras del sur, trasladada como tantas otras desde el devastado norte durante el reinado del presidente Moran y la formación del Ejército de la Cruz del Sur. La ciudad había prosperado por todas partes y ostentaba uno de los pocos estadios de deportes sobrevivientes del continente. Pero lo más significativo, era el emplazamiento de una de las instalaciones de almacenamiento de Protocultura de los Invid, un castillo fuertemente fortificado (construido años atrás al estilo Hollywood) que miraba desde lo alto a la ciudad.

Lancer tenía un mapa del lugar.

Y un plan más bien ingenioso.

***

Menos de una semana más tarde, Rook y Annie estaban en uno de los caminos que llevaba hacia Norristown. Ellas hacían un cuadro interesante -la rubia en su bodysuit rojo y blanco apoyándose casi casualmente contra el Cyclone estacionado y Annie en su mono verde militar y su siempre presente gorra sentada en el asiento como algún diminuto ornamento. Ni a ocho kilómetros de distancia estaba la ciudad misma, un racimo compacto de edificios rodeados por un bosque, con Drumstick Butte y los cascos de dos navíos Zentraedis lanzando sus gigantescas sombras desde detrás. La instalación de almacenamiento de Protocultura se podía discernir al pie de un otero singularmente formado, más pesado arriba que abajo, vinculándolo a la ciudad más abajo un camino en zigzag bien mantenido.

Rook se paró derecha al oír el sonido de un vehículo aproximándose y dio un vistazo a Annie; la jovenzuela inclinó la cabeza y se bajó de un brinco del asiento del Cyclone para pararse al lado de su compañera de equipo que detenía el tráfico. Camino arriba un camión apareció, y Rook echó al conductor un guiño travieso y levantó su dedo pulgar en un gesto de autostopista. Inocentemente y con timidez bien ensayada, Annie presionó las puntas de sus dedos índices uno contra el otro y pidió al conductor detenerse y darles una mano.

El conductor detuvo el camión y descendió de la cabina, dando un buen y prolongado vistazo a las dos muchachas desamparadas y a su Cyclone rojo. Él se agachó para inspeccionar el mecha, felicitándolas por la excelente condición de la cosa, pero estuvo apenado de informarles que estaban sin combustible de Protocultura. Esto era de ocurrencia tan común que el conductor apenas meditó sobre aquello; cualquier persona podría tropezar accidentalmente con un maravilloso espécimen de Robotechnología envejecida sólo para llegar a considerarlo como una pieza de chatarra inservible cuando las casi irreemplazables baterías de energía de Protocultura estaban agotadas. Ciertamente, existía un mercado negro, pero era uno al que pocas personas tenían acceso. Entre las necesidades de los Invid, la resistencia, y sus diarios sabuesos de Protocultura, la Protocultura se había vuelto una mercancía inapreciable.

"Esperábamos que usted lo pudiera arreglar," Annie dijo al conductor del camión. "Estamos yendo al concierto de Yellow Dancer en Norristown."

El conductor les sonrió. "No sin Protocultura. No hay nada que yo pueda hacer."

"Oiga, señor," Rook dijo repentinamente, como si notando por primera vez la doble C del emblema de ocupación Invid del casco protector del conductor. "¿Usted es de la instalación de almacenamiento, no es así?"

"¿Y qué?" el hombre respondió, cauteloso ahora.

"¿No podría darnos un poco de su reserva?" Annie preguntó, apoyándose sobre el asiento del Cyclone.

El hombre bufó. "¿Qué eres, una loca, muchachita? Si alguien descubriese que yo he compartido mis raciones, estaría en graves problemas." Él volvió su cabeza al oír el sonido de un click y un zumbido mecánicos y se encontró a sí mismo viendo fijamente dentro de la boca del cañón láser de un arma de extraña apariencia en forma de disco.

Rook sonrió e hizo un ademán con el blaster. "¿Sabes qué? Ya estás en graves problemas, camarada..."

Cinco minutos después el conductor había sido arrastrado hacia el costado del camino. Sus brazos y piernas estaban amarrados con cuerda, y su boca estaba sellada con un pedazo de cinta ancha. Él continuó forcejeando mientras Lunk aseguraba los últimos nudos.

"Relájate, camarada," Rook le dijo. "Sólo vamos a tomar prestado tu camión por algún tiempo." Ella se alejó apresuradamente hacia un lugar en el bosque a donde habían movido el vehículo. Sus compañeros de equipo tenían las puertas posteriores abiertas. "Bueno, el primer paso resultó bien," Scott estaba comentando cuando ella se acercó.

Rand estaba apoyado contra el trailer con sus brazos cruzados "No tenía idea de que los soldados también servían a la vez como asaltantes, Scott."

Rook observó a ambos impacientemente. "¿Van ustedes muchachos a quedarse parados aquí discutiendo, o vamos a darnos prisa?"

Scott y Rand intercambiaron miradas. "Hagámoslo," ellos dijeron al mismo tiempo.

***

Un ratito más tarde el camión se movía rápidamente y rugiendo hacia el pueblo con Lunk al volante, aquel casco protector y los permisos del conductor ahora eran parte de su disfraz. Rook, Rand, Scott, y Annie estaban en la parte de atrás, pero no todavía en lo que pronto sería su escondite. Originalmente el plan había requerido que todos ellos se escondieran debajo del chasis mientras el camión se dirigía a la instalación de almacenamiento, pero la buena fortuna estuvo de su lado en la forma de un compartimiento desván incorporado en el trailer del camión. Ellos sólo pudieron especular sobre el uso que se le había dado al compartimiento, pero aquel estaba perfectamente ubicado para sus necesidades presentes. Lunk hizo un alto en el camino hacia la entrada de la instalación lo bastante breve para permitir a Annie descender y abrirse camino por la multitud que ya estaba congregándose para el concierto de Yellow Dancer.

"Asegúrate de hacer mucho ruido," Scott le recordó.

"Por favor, Scott" ella respondió, como si insultada. "¿Cómo crees que obtuve la reputación de la peste gritona?"

Scott sonrió y comenzó a tirar de las puertas posteriores para cerrarlas. El se sorprendió por el tamaño de la multitud y rememoró lo que Rand le había dicho más temprano: Cuando las personas averigüen que Yellow viene al pueblo, se enloquecerán completamente. Cuando Annie había saltado, Scott había vislumbrado un póster de la cantante pegado en el costado de un edificio: Yellow Dancer en un vestido de verano, cierta clase de turbante haciendo juego, tacos bajos, y un collar de perlas.

Lancer había partido hacia Norristown tres días antes que el resto del equipo. El plan requería que él reuniera una banda e hiciera un trato con un promotor local, que aseguraría el estadio de deportes y se haría cargo de la publicidad y de la logística. El promotor, un hombre llamado Woods, era un viejo amigo de Lancer y un miembro de la resistencia.

Scott recordó la partida de Lancer -Lancer en su apariencia de alter-ego. Scott no pudo menos que sentir que Yellow Dancer no era sólo Lancer en un vestido femenino sino una personalidad totalmente diferente. El comportamiento de Lancer cambió así como su voz y transporte. Yellow era una entidad real viviendo junto a Lancer en el mismo cuerpo. Scott encontró aquello incomprensible y precisamente algo inquietante, pero eso no hizo disminuir la confianza que él tenía en Lancer. Scott se estaba preguntando cómo la segunda parte del plan de Lancer se sucedería cuando oyó al puño de Lunk golpear contra la cabina del camión -la señal para que Scott, Rand, y Rook entraran al compartimiento sobre sus cabezas. Eso significaba que el camión se estaba acercando a la puerta de seguridad flanqueada por dos torres gemelas en el camino por debajo de la instalación de almacenamiento.

***

Más alejados por el camino que finalizaba hacia la base de Drumstick Butte estaban los cuarteles de la fuerza de seguridad que proveía de personal y protegía la instalación de almacenamiento. El jefe de la estación, el coronel Briggs, era un hombre grande, musculoso con cabello entrecano y un bigote grueso. Él estaba en su oficina en los cuarteles, los pies sobre el escritorio, fantaseando sobre una foto a color de Yellow Dancer que había aparecido en la edición matutina del periódico de la ciudad cuando uno de sus oficiales de escolta llegó con buenas noticias.

"Nos han pedido que proporcionemos seguridad para el concierto de Yellow Dancer esta tarde," el oficial reportó. Él llevaba puesto un uniforme gris azul con el cuello vuelto hacia arriba en color rojo, similar en corte y diseño al vestido por el coronel. Una sencilla estrella roja adornaba el frente de su gorra con visera. Los Invid habían insistido en permitir a las costumbres y estilo de vestir locales a permanecer sin cambios en Norristown y en otras numerosas fortalezas a lo largo de las tierras del sur. "¿Debo rehusar la solicitud, señor?" el oficial quiso saber.

Briggs no se molestó en bajar el periódico, el cual efectivamente lo ocultaba del oficial. Él tarareó para sí, dando por finalizado su irreal guión de ensueño antes de contestar. "¿Estás loco?" dijo finalmente. "Si algo le sucediese a Yellow Dancer, sería nuestra reputación la que sufriría. Envíe a cada hombre disponible al estadio."

"Pero señor," el oficial indicó vacilantemente, "no podemos arriesgarnos a dejar la instalación desguarnecida..."

"Tonterías," el coronel dijo de detrás de su diario. "¿A qué hora está fijado que termine el concierto?"

"Alrededor de las tres y treinta, pero-"

"¿Y a qué hora llegarán los Intercessors para recoger el embarque?"

"A las cuatro en punto, pero-"

"Entonces no existe ningún problema." Briggs hizo el diario a un lado, se levantó de detrás del escritorio, y caminó hacia la ventana de la oficina. "¿Qué podría suceder?" él dijo, señalando con un ademán hacia la instalación a ochocientos metros a lo lejos en la cima del camino de acceso en zigzag. "La instalación es inexpugnable... Y además, me gustaría dirigir la seguridad de Yellow Dancer personalmente." Él se volvió hacia su teniente. "Vea que se haga lo que ella espera de mí."

***

Los rumores decían que la instalación de almacenamiento fue originalmente un castillo importado piedra por piedra desde Europa durante mediados de 1800 por un noble renegado de Transilvania. El mismo vio más de cien años de alteraciones y modernizaciones antes de ser sustancialmente renovado (al estilo Hollywood) por un promotor de eventos deportivos que heredó el lugar en el 2015. Mucho de Norristown, incluyendo el estadio, debía su existencia al mismo hombre.

El edificio, con su techo desván y sus numerosas agujas, aún conservaba una apariencia Provenzal, pero esto era eclipsado por los fantásticos elementos agregados durante los últimos veinticinco años, fundamentalmente la torre almenada del ala este. A un kilómetro y doscientos metros camino abajo estaba la entrada principal flanqueada por torres gemelas, en donde Lunk y los otros estaban parados ahora.

"Estoy aquí para realizar un chequeo de los sistemas de refrigeración," Lunk dijo al guardia cubierto con casco quien se aproximó a la ventana del lado del conductor.

"Su permiso," el guardia dijo desagradablemente.

Lunk pasó los papeles al hombre para que los leyera, mientras que un segundo guardia enfiló hacia la parte posterior del camión para dar un vistazo adentro. "¡Está limpio, Fred!" Lunk oyó al hombre exclamar un minuto más tarde. El guardia leyó cuidadosamente el permiso por un rato más, luego se lo devolvió. "Más vale que al salir esté igual," él advirtió a Lunk. Lunk vio a guardias en la otra torre registrando a un conductor de overol blanco.

"Seguro," él dijo al guardia.

El guardia le indicó con la mano que prosiga y abrió la cerca que atravesaba la carretera. Lunk puso el camión en marcha y se alejó, quitándose su sombrero y secándose el sudor que se había reunido en su frente. Dos camiones llenos con personal de seguridad pasaron junto a él yendo en la dirección opuesta, una señal de que la solicitud de Lancer podría haber sido otorgada. En la cima del camino en zigzag, Lunk hizo retroceder al camión hacia la entrada de embarque. Allí había sólo tres o cuatro guardias patrullando, y ni uno de ellos siquiera dio un vistazo a Lunk mientras él descendía de la cabina y abría de par en par las puertas posteriores.

"Estamos adentro, pandilla," él dijo lo bastante alto para que sus amigos lo oyeran.

Rook, Rand, y Scott se bajaron del compartimiento desván e ingresaron en la instalación. Scott desdobló el mapa de Lancer y lo verificó contra su localización. "Éste," él dijo a Rook y a Rand, indicando una reja de un conducto de ventilación en una pared. Lunk les ayudó a mover varios embalajes de tablas hacia la pared. Scott trepó primero, rechequeó el mapa, y miró curiosamente a través de la reja. Satisfecho, él inclinó la cabeza, y Rook y Rand se le unieron. Los dos hombres se pusieron a trabajar en los tornillos que sujetaban a la reja a su marco, y en un momento pudieron levantar el panel libre. Scott y Rand se metieron dentro. Lunk le entregó cuerda, una bolsa con herramientas, y una caja de transporte de aluminio a Rook. Ella lo saludó con su mano deseándole buena suerte y siguió en la dirección de Scott dentro del conducto horizontal.

A menos de cuatro metros y medio dentro del conducto, Scott se detuvo y susurró: "El cuarto de control está en el tercer piso. Nos debería llevar alrededor de diez minutos llegar allí."

Rook apenas pudo discernirlo en la oscuridad. Diez minutos iban a parecer una eternidad.

***

Allá abajo, el estadio estaba llenándose rápidamente hasta su capacidad y Annie estaba circulando delante del escenario haciendo lo que hacía mejor: incitar a la multitud.

"...En su último concierto el público se subió al escenario, y todos empezaron a bailar y a divertirse," ella dijo a todos al alcance del oído. "¡Algunos de nosotros incluso fuimos tras bambalinas con Yellow Dancer luego del concierto y festejamos un poco más! ¡Pero este concierto va a ser el mejor! ¡Oí decir que ella posiblemente no realice una presentación como esta de nuevo, así que tenemos que lograr que este concierto sea inolvidable! ¡¿Entendido?!"

"¡Muy bien!" muchas personas gritaron. "¡Es tiempo de fiesta!"

Entretanto, Yellow Dancer estaba entreteniendo a invitados en su camerino. Ella se había cambiado a un conjunto de pantalones color borgoña y rosado sin mangas con una vincha con moño haciendo juego, la cual mantenía su cabello levantado y lejos de su cuello.

"En el último concierto, mis fans subieron al escenario y todo resultó un caos," ella estaba explicando, de frente al espejo mientras se aplicaba delineador de ojos. "Preferiría que eso no vuelva a ocurrir."

"No permitiremos eso aquí," Briggs, el jefe de seguridad de la instalación, dijo de detrás de ella. Yellow le sonrió en el espejo. "Le prometo que realizaremos bien nuestro trabajo y le garantizamos completa seguridad. Siempre y cuando no suceda nada que atraiga a los Invid hacia nosotros."

"Esas horribles criaturas," Yellow dijo, deformando su cara.

"Ah, no son así de malos una vez que se les llega a conocer," el jefe comenzó a decir.

El amigo de Lancer, Woods, le dio un guiño conspirador desde una esquina de la habitación. Era un joven guapo con un bigote muy delgado cuyo gusto ascendía a chaquetas de piel de becerro y corbatas de cuero negro. En ese momento él estaba sosteniendo el enorme ramo de flores que Briggs había traído consigo para Yellow Dancer. "Sabemos que harán lo mejor, Coronel," Woods dijo alentadoramente.

Lancer vio el rostro abultado del jefe ponerse colorado con desconcierto. "Puede estar seguro de que lo haremos."

"Y yo deseo agradecerle tanto por las flores," Yellow dijo efusivamente, volviéndose del espejo ahora para mostrar a Briggs una sonrisa pintada. "Son hermosas."

Briggs la miró lascivamente. "Cualquier cosa por ti, Yellow, cualquier cosa que desees."

***

Scott, Rook, y Rand habían alcanzado el tercer piso de la instalación. El conducto desembocaba en un área pequeña que servía como centro de retransmisión para los sistemas de seguridad de la instalación. Scott y Rand se instalaron para tratar de comprender la maraña de cables e interruptores que cubrían enteramente dos paredes de la habitación. Tomó varios minutos localizar las alimentaciones de las cámaras de seguridad, pero el resto fue un juego de niños. Rook desabrochó las abrazaderas de la caja de transporte y comenzó a pasar los dispositivos que Lunk les había asegurado desmodularían las señales de a/v. Scott y Rand rápidamente ligaron éstos a los cables alimentadores y partieron hacia el próximo tramo de su estrecho viaje.

El mapa requería de un breve retorno al sistema de conductos de ventilación antes de que ellos pudieran entrar en el área de almacenamiento real. Pero una vez pasado esto, ellos estarían en libertad para moverse de acá para allá a gusto -asumiendo que los dispositivos de Lunk surtieron efecto. Ellos salieron del conducto dentro de un corredor de mantenimiento que circundaba la sala de suministros pero no tenía acceso a aquella excepto por un único conducto en codo localizado hábilmente a la vuelta de la parte posterior del edificio. Rand se ofreció como voluntario para poner a prueba la efectividad de los desmoduladores de Lunk haciendo muecas en una de las cámaras de vigilancia. Cuando ni una sirena sonó y ningún guardia vino corriendo, el trío consideró que estaban fuera de peligro y decidieron utilizar uno de los carros de mantenimiento para transportarse hacia el conducto -una cosa eléctrica de techo abierto con dos asientos y un único faro delantero que los trajo a la vuelta de la parte trasera en un cuarto el tiempo que les habría llevado caminando.

Ellos se detuvieron en el primer conducto en codo y comenzaron una cuidadosa cuenta. Rook examinó el mapa, mientras que Scott se encargó de anotar su posición relativa respecto al primer conducto principal.

"Es bajo la línea principal, el treceavo de la derecha," Scott dijo, recordando la anotación garabateada en el mapa. Él señaló con un ademán a un codo más adelante. "Aquel debe ser."

El conducto estaba fabricado de metal de poco espesor; tenía un buen metro y veinte centímetros de circunferencia y se levantaba recto en altura al menos dos metros desde el piso hasta una curva en ángulo recto. Era mantenido en su lugar por una brida circular, pero prometía ser bastante flexible una vez que los tornillos que aseguran la brida al piso fueran desatornillados. Rand y Scott tomaron llaves de cubo de la bolsa con herramientas e inmediatamente se pusieron a trabajar. Al mismo tiempo, Rook tomó un rollo de cuerda del carro y comenzó a atarlo rápidamente a uno de los codos adyacentes.

Cuando el último de los tornillos había sido aflojado y removido, Rand y Scott empujaron el conducto hacia un lado y se inclinaron para mirar en el interior del pozo debajo de ellos.

Rand bizqueó y sonrió para sí cuando sus ojos se fijaron sobre el objetivo de su búsqueda: cajón tras cajón de pequeñas latas de Protocultura, cada una del tamaño y forma de un termo regordete.

"Hay una montaña de ellas aquí abajo," él reportó.

Scott dio un tirón a la cuerda que Rook había atado al conducto. "Se siente bastante fuerte," él comentó mientras Rook ataba el otro extremo alrededor de su cintura. "El sistema de seguridad allí abajo está aún operando. Tocas cualquier cosa -la pared, el techo, el piso- y lo activarás."

Rook se sentó y dejó que sus piernas pendan por la apertura. Rand y Scott asieron la cuerda y comunicaron su prontitud. "Muy bien," ella les dijo. "Terminemos con esto antes de que cambie de opinión."

***

El concierto de Yellow Dancer estaba en marcha. Ella se movió muy velozmente sobre el escenario como un cometa, con la banda ya ejecutando la introducción a "¡Look up!" y la audiencia de varios miles clamando a gritos su apreciación. Era un número de un mensaje profundo que se había convertido en algo así como un himno en las tierras del sur, y a Yellow le encantaba cantarlo. Ella estaba parada con sus piernas extendidas separadamente, una mano en su cadera, sosteniendo el micrófono como una copa vuelta hacia arriba, su cuerpo acentuando el ritmo.

Otro día de invierno

Otro gris recordatorio de lo que solía ser

Se ha ido.

Es realmente difícil decir,

Cuánto tiempo tendremos que vivir con nuestra locura;

Tenemos que pagar por todo lo que usamos,

Nunca pensamos antes de encender la fusión...

¡Mira!, ¡Mira!, ¡Mira!

¡El cielo se está cayendo!

Mira,

Hay algo que tú tienes que saber.

Antes de que trates de salir afuera,

a ver,

Mira, porque el cielo

Podría caer sobre ti...

Yellow miró hacia los bastidores del escenario, donde el coronel estaba tratando ansiosamente de llevar el ritmo de la música con su pie, una sonrisa de oreja a oreja en su cara, sus hombres vigilantes por todo el estadio.

***

Cargado hasta arriba con latas pequeñas de Protocultura pescadas de la sala de almacenamiento, el carro eléctrico se alejó a gran velocidad del corredor de mantenimiento y entró a una vía de servicio de piedra, húmeda, maloliente, y aparentemente no usada por siglos. Rook, todavía mareada por su descenso cabeza abajo en la sala de almacenamiento, tenía el mapa totalmente desplegado en su regazo mientras Scott manejaba. En el ambiente débilmente iluminado, ella trataba de comparar los puntos de unión en la vía de servicio con los vagos garabatos indicados en el mapa. Finalmente ella dijo a Scott que detenga el carro. Él descendió y comenzó a inspeccionar las piedras a la altura de los ojos a lo largo de la pared de la mano derecha del corredor.

"Debería estar por aquí en alguna parte," Rook lo oyó decir. Ella lo observó apoyar su mano contra una de las piedras, y en un momento la pared se estaba abriendo. Otro corredor fue revelado, perpendicular al primero y decididamente colina abajo.

"¿Y se supone que esto nos conducirá hasta el sitio del concierto?" Rook dijo vacilantemente.

"Para mí que nos lleva a un horrible calabozo," Rand dijo detrás de ella.

Devuelta tras el volante, Scott puso en dos ruedas al carro hacia delante dentro del oscuro pasadizo. "Lancer dijo que era una ruta de escape construida por el hombre que originalmente había construido este lugar."

"Bien, esperemos que así sea," Rook le respondió al tiempo que el muro de piedras se volvió a armar detrás de ellos.

La pendiente descendía en ángulo pronunciado que urgentemente puso a prueba a los frenos del carro eléctrico, pero lo importante era que ellos estaban dejando la instalación detrás.

Rand estaba animado. Según sus propios cálculos el pasadizo verdaderamente los estaba conduciendo con rumbo al estadio. "Pan comido," él dijo desde su incómoda posición encima de las latas pequeñas de Protocultura apiladas en la base del carro. "Debimos haber tomado más mientras tuvimos la oportunidad."

"No estés tan animoso," Scott le dijo tiesamente. "Todavía no salimos de aquí."

Rand se inclinó hacia delante entre los asientos delanteros. "¿De qué deberíamos preocuparnos ahora? El concierto está en marcha, tenemos la Protocultura, Lunk nos estará esperando con los brazos abiertos..."

"Señor Confianza de repente," Rook bufó desde el asiento de la escopeta. Scott estaba aliviando los frenos, y el carro estaba viajando a través de un buen paso rápido ahora. Rook estaba sujetando su cabello en su lugar con una mano cuando el faro delantero del carro reveló una pared sólida bloqueando su salida.

"¡Sujétense!" Scott dijo a gritos, tirando del freno de mano.

La parte de atrás del carro rebotó y viró bruscamente al bloquearse los frenos, pero Scott se las arregló para mantener el control y trajo al vehículo a un alto con espacio de sobra. El trío miró la pared y comenzó a preguntarse si pudieron haber equivocado un desvío más temprano.

"Yo no vi ningún túnel lateral," dijo Scott. "Y de acuerdo al mapa de Lancer sólo existe un túnel principal."

"El mapa ha sido preciso hasta ahora," Rook añadió, pasando sus dedos por sus cabellos enredados. "¿En dónde nos habremos equivocado?"

"Tal vez tenemos que dar un empujón a la pared o algo por el estilo, como levantar el techo," Rand sugirió.

Scott estaba a punto de salir del vehículo y dar una mirada, cuando oyó un ruido retumbante profundo detrás de él. El trío se volvió para mirar desvalidamente cuando una pared de piedras maciza descendió del techo del túnel.

"¿Ahora qué?" Scott dijo después de un momento.

"¡Ellos deben estar al tanto de nosotros de algún modo!" Rook dijo. Pero Scott disintió. "Esos desmoduladores de a/v todavía tienen quince minutos de vida en ellos. Creo que debemos-"

Scott se interrumpió cuando un nuevo sonido comenzó a infiltrarse en su silencio sepulcral. Comenzó con un sonido chirriante de piedras moviéndose contra piedras, luego se suavizó a un tono sibilante antes de estallar fuerte y claro.

"¡Agua!" Rand gritó. "¡Estamos siendo inundados!"