Capitulo 26
Al menos Kyle tuvo la victoria a su alcance y murió con cierta serenidad. Supongo que yo sólo no merezco ni una de esas cosas.
Minmei
Dos figuras resplandecientes estaban de pie, asidos de la mano, mirando a la vasta colmena de los Invid.
Todo alrededor del lugar, un anillo de miles de miles de Spherisianos se estaba levantando, cabezas y hombros, desde la sustancia de su planeta. Mientras eso ocurría los pilones de las armas y las cañoneras se venían abajo o se solidificaban en la roca, tragadas por ella. Las últimas pocas, descompuestas, siguieron disparando inútilmente al cielo luego desaparecieron.
Otras baterías aún estaban disparando desde la propia colmena a los mecha y a las regiones de la ciudad –el Ark Ángel aún estaba muy lejos. Pero los Spherisianos estaban demasiado cerca de la colmena para estar en sus campos de fuego.
***
Y, a salvo de esa manera, los miles se levantaron para unirse a los primeros dos, hasta que estuvieron de pie alrededor de la colmena en un círculo de varios kilómetros de circunferencia. Desde donde ella volaba, Gnea pudo ver aun más cabezas aparecer y luego menear de arriba abajo regresando abajo nuevamente, con rumbo a la colmena, como delfines yendo debajo de un barco. Parecía que el paisaje corría con olas pequeñas.
Los primeros dos Spherisianos en aparecer –Gnea de algún modo no tenía dudas de quienes eran– extendieron sus manos libres. Todos los otros se enlazaron, todo alrededor del gran anillo. Hubo un momento extraño de silencio entonces, las armas Invid cesaron el fuego.
Spheris tembló de nuevo, luego inmensas espigas facetadas de cristal del tamaño de rascacielos empujaron sus puntas fuera de la corteza del planeta, moviéndose en ángulo hacia dentro desde cada lado, levantándose y levantándose hasta que formaron una cúspide irregular sobre el centro del domo de la colmena.
La colmena tembló –y comenzó a hundirse.
Gnea pensó que había grandes contrafuerzas defendiéndose; la colmena parecía estar tratando de liberarse luchando como un pez atrapado por una anémona de mar. Roca y polvo y segmentos de los cimientos de la colmena estaban levantándose todo alrededor de sus lados. Pero centímetro a centímetro era halada hacia abajo.
Un líquido, una substancia lúcida manó lentamente, solidificándose al proseguir, atrapando al domo y a todo en y alrededor de él como moscas en el ámbar.
Veidt hizo suspenderse en el aire a la alfombra ahora. El fuego había cesado en todas partes. Él y Gnea miraron mientras la fortaleza Invid era halada hacia abajo y desaparecía de la vista, el suelo cerrándose sobre ella como algo vivo –como el paisaje de Haydon IV, y sin embargo diferente de aquel.
Un único grito psíquico aunado vino del Cerebro y los Invid se inmovilizaron en la sustancia ambarina, mientras eran halados, para siempre inmóviles pero aún con vida, a las profundidades de Spheris. Cada Sentinel y Spherisiano se sobresaltó. Luego se apagó y desapareció.
Los Spherisianos comenzaron a unirse con su mundo de nuevo, todos excepto los dos primeros, quienes permanecieron de pie mirando a la mancha desde la que los Invid habían regido.
***
Tesla no tenía tiempo para estar enojado por la deserción –así era cómo él lo consideraba– de Gnea y Burak.
¡El Cerebro había muerto! ¡La guarnición Invid era suya para comandar!
Pero al mismo tiempo, él estaba consciente del terrible destino que la colmena había encontrado, y sabía, además, que el Ark Ángel estaba en el área. Aunque él tenía un ejército bajo su control, él no osó usarlo allí en Spheris.
Él oyó un sonido retumbante y giró para encontrar que algunos de los más cándidos Inorgánicos habían vuelto a combatir unos contra otros. Con un chillido mental, él comenzó a reagrupar sus fuerzas. Ellos comenzaron a fluir hacia los transportes camuflados.
***
“Estamos recibiendo extrañas lecturas de poder desde la estación de lanzamiento,” alguien retransmitió el reporte a Lisa. “Podría ser Tesla. Los Inorgánicos están rompiendo el contacto y retirándose hacia allí.”
Ella hundió de golpe su puño en su palma. ¡Él tiene que ser detenido! Primero Karen Penn había hecho su reporte por el equipo de comunicaciones de Bela, luego Gnea regresó en la alfombra de Veidt, para llenar las brechas en la historia; todo ello probaba que Tesla debía ser vuelto a encarcelar o tal vez hasta eliminado. Y sin embargo aún había heridos siendo cargados directamente dentro del Ark Ángel. Ella no podía sólo cerrar herméticamente e ir a la caza de Tesla.
“Envíen a un Beta a hacer un reconocimiento de la estación de lanzamiento. Traigan a todos los otros VTs disponibles acá para vuelo de seguridad,” ella dijo bruscamente. “Y tengan todas las armas de no Protocultura listas. Mantengan a los Hovertanks patrullando en el perímetro de la zona de aterrizaje.”
Rick estaba ayudando a jalar una camilla arriba de un montacargas –todas las camillas potenciadas estaban hace mucho tiempo llenas– cuando el sonido atravesó la ciudad. Él pensó que era una sacudida retardada. Pero la noticia de movimiento llegó de los VTs que volaban proporcionando protección; en momentos todos estaban viendo como los edificios lejos en el puerto espacial comenzaban a volar en pedazos.
Ya que Spheris no reaccionaba de dolor, Rick asumió que los Invid habían montado algún tipo cargas de repulsión antes que usar explosivos a Protocultura. En todo caso, pedazos de lo que se había supuesto era un complejo de hangares fueron arrojados hacia fuera. Algo comenzó a levantarse desde el lugar donde las estructuras estaban.
Alguien voceó, “¡Tra-transportes de tropas Invid!”
Tres de las naves semejantes a conchas de almeja estaban despegando –naves transportes más grandes que cualquiera que los Sentinels habían encontrado antes. Rick esperaba que ellos abriesen fuego sobre el Ark Ángel, pero aparentemente el destino pasmoso de la colmena había intimidado a Tesla.
Las naves estelares se elevaron más y más alto, produciendo sombras a través de la ciudad. Rick no se sorprendió de que Lisa contuviese el fuego; Spheris había sido herida lo suficiente, además del hecho que el planeta podría reaccionar tan violentamente hacia la nave insignia de los Sentinels como lo había hecho hacia la colmena.
***
Tesla observó a Spheris haciéndose más pequeña debajo de él con una mezcla de alivio y cólera. ¡Su victoria había estado tan cerca!
Pero –tal vez era mejor de esta manera. Seguramente, los Formadores de la Protocultura lo estaban guiando hacia su justo y Evolucionado destino. “Optera,” él se murmuró.
Él tenía a la mayoría de la guarnición Inorgánica con él. De lo que él pudo recoger de los registros de comunicaciones en las naves, el Regente estaba presidiendo ahora en una Colmena Hogar protegida por un ejército peligrosamente reducido. Si él atacaba antes de que el Regente oyese del resultado en Spheris y pudiese volver a reorganizar las fuerzas, Tesla tendría la ventaja numérica y táctica.
“Optera,” él dijo, un poco fuerte, a su tripulación de puente. Ellos se apresuraron a trazar el curso.
Una vez que él haya matado al Regente y asumido el control de la mitad de la especie Invid, Tesla guiaría a su raza hacia el triunfo. Había maneras de arreglárselas con los Sentinels y los Maestros Robotech y el resto que el gusano involusionado oculto en Optera no podía concebir ni con mucho. Y una vez que Tesla tuviese al universo a sus pies, habría que ganarle a la Regis. ¿Pero cómo podría ella resistírsele, Evolucionado como él lo estaba? Indudablemente, él la conquistaría sin disparar un tiro.
“¡Optera!” él exultó, y dio su primer mordisco a uno de los Frutos Spherisianos de la Flor de la Vida de color amarillo como el girasol y en forma de pirámide. Los jugos corrieron por su barbilla y humedecieron sus magníficos mantos.
Su aura brilló más intensamente.
***
Debido a que las nuevas naves estelares aún en construcción no tenían dispositivos propulsores o armas en funcionamiento, el Valivarre de Breetai era la única esperanza para atrapar a Edwards.
El hecho de que la secuestrada SDF-7 montaba más poder de fuego y tenía más mechas guerreros a bordo no disuadió a los gigantes Zentraedi ni por un momento; Edwards se había hecho su enemigo de sangre. Los Skulls y otros estaban subiendo a bordo rápidamente sus VTs y Hovertanks, aún cuando el Valivarre estaba desamarrando, pero Wolff no había sido capaz de regresar por la presión de la batalla.
“Lo siento, Coronel,” Breetai dijo sinceramente cuando Wolff le suplicó que esperase. “Cada segundo cuenta si soy a atrapar a ese diablo.”
Pero Wolff tenía su propio itinerario, y él lo mantuvo haciendo que tres pilotos de VT Diamondback pasasen a modo Battloid para añadir sus propulsores a los propulsores posteriores de su propio Hovertank Battloid. Fue una cuestión directa, pero él logró asir la sección de popa del Valivarre sin ser asado por sus propulsores, y se arrastró hacia una esclusa de aire.
“Bienvenido a bordo,” Breetai dijo secamente por el intercomunicador.
Edwards se negó a quedarse y luchar, y tampoco respondería sus transmisiones. “Es una carrera de velocidad ahora,” como un oficial humano lo puso. Ambas naves aumentaron la velocidad hacia la velocidad de la luz, pero poco a poco la SDF-7 se alejó. Y, una vez en superluminal, ella pudo multiplicar su liderazgo muchas veces.
“Lo estamos perdiendo,” Breetai dijo con su bajo que sacudía los mamparos. El Valivarre nunca había siquiera dominado en el rango de las armas o ataque de VTs.
Wolff, parado cerca en una de las altas pasarelas que los humanos usaban para conversar cara a cara con los gigantes, rogó, “¡Al menos déjeme tratar un canal de comunicaciones con él una vez más! ¡Él hablará conmigo, lo sé!”
Breetai ocultó su lástima detrás de un semblante militar severo, pero ordenó que se haga. El coronel dijo, “Edwards, este es Wolff. ¡Respóndeme! ¡Edwards, te exijo que me respondas!”
Él estuvo a punto de resignarse en desesperación, la SDF ensanchando su delantera sobre la nave Zentraedi. Pero para la sorpresa de todos la sonrisa desdeñosa de Edwards apareció en la pantalla principal.
“¡Jonathan, viejo! Disculpa que no pueda demorarme, pero el tiempo se esfuma, y yo también debo hacerlo. Tú comprendes.”
“Te reto” Wolff dijo de nuevo. “Uno a uno. VTs, Hovertanks, a mano limpia –nómbralo.”
El Zentraedi en servicio en el puente gruñó cierto respeto para Wolff entonces, aunque él había mostrado ciertas debilidades; ¡este era un desafío digno de un Zentraedi!
Pero Edwards sacudió su cabeza con exasperación fingida. “¿Aún el romántico, eh, Jonathan? Bien, me temo que no tengo tiempo para representar al caballero negro con tu Galahad. Tengo otras cosas que hacer, como puedes ver.”
El ángulo de la cámara cambió a una toma lejana, y Wolff gimió.
Él y los otros en el Valivarre estaban observando pasmados la escena nupcial más extraña concebible. Los Inorgánicos formaban una guardia de honor. Los Ghost Riders de pie en filas en una “capilla” que era una bodega vacía. El altar parecía ser los montajes de la transposición espacial sin adornos, presidido por Benson, uno de los ayudantes de Edwards.
La transmisión siguió a Edwards cuando se dirigió hacía el altar. Aguardando por él allí estaba Minmei, aún vistiendo las ropas que había vestido en su celda pero con el agregado de un velo improvisado de la redecilla para insectos de gasa muy fina.
La imagen se amplió sobre Minmei. Ella lucía un poco pálida, pero sus ojos estaban brillantes y encantados cuando ella tomó la mano del general. Ella se volvió hacia la cámara por un momento.
“Adiós, Jonathan. He encontrado la felicidad finalmente. Verdaderamente pienso que es hora de que vayas a casa con la familia que dejaste y trates de compensarlos, ¿no lo crees?”
Luego ella y Edwards se arrodillaron ante Benson, mientras él levantaba sus brazos hacia la multitud y entonaba, “Mis camaradas guerreros Edwardsianos, estamos reunidos aquí–”
El enlace de comunicación se rompió del lado de la SDF.
Wolff sollozaba y sacudía su cabeza. “¡Es un truco! ¡Es un vídeo falso, o él la ha drogado!”
“¿Oficial de inteligencia?” Breetai dijo bruscamente encrespado, volviéndose hacia su personal.
“La tensión de la voz y la interpretación de imágenes de las computadoras confirman la autenticidad,” un oficial técnico gigantesco respondió. “No hay ninguna indicio de coacción o manipulación química.”
“¡No puede ser!” Wolff aulló, luego colocó su cara en sus manos. Algunos de los otros humanos lo sacaron del puente.
Los ojos de Breetai se quedaron con sus instrumentos con la esperanza inútil de que una falla de poder o un cambio de opinión pusiera a Edwards de vuelta a su alcance. Él se castigaba por no ceder a uno de sus cientos de impulsos de matar al hombre, a pesar de su juramento de Zentraedi de lealtad a la REF.
Y sintió un dolor agudo de pena por Wolff. Breetai, tanto como cualquiera, sabía qué daño podía infligir el amor de Minmei.
***
Los Crann, Scrim, y Odeon que observaban el servicio nupcial no tenían la más remota idea de lo que significaba, así que ellos no se sorprendieron cuando la novia se enloqueció, al momento que la música suave comenzó.
Los humanos sí comprendieron, pero trataron de ignorarla levantando chillido cuando ella se levantó de un salto de su posición arrodillada y giró hacia Edwards, tratando de sacar arañando su ojo bueno. Edwards silbó unas cuantas palabras vulgares y superficiales al detenerla. Los dos Hellcat que flanqueaban el altar se alejaron retrocediendo, escupiendo.
Él había llegado tan cerca. Al experimentar con el poder del Cerebro Invid que él ahora controlaba, él había aprendido cómo someter a Minmei. El esfuerzo había requerido la mayor parte de su voluntad –a tal punto que los Inorgánicos eran poco más que torpes títeres– porque en alguna parte muy en lo profundo, Minmei lo estaba combatiendo cada centímetro del camino.
Aquello casi había salido perfecto; la Computadora Viviente de él en control de ella casi lo hizo parecer como si ella realmente lo amaba.
¡Fue esa condenada música! La canción siempre había sido él único poder de ella, y cuando las melodías suaves sonaron por el sistema de altavoces, la parte más recóndita de ella comenzó a cantar paralelamente. Con eso, ella había desecho la influencia de él sobre ella en momentos. Él luchó para reafirmarlo, pero algo le dijo que ella nunca sería vulnerable a ese tipo particular de dominación de nuevo. No mientras la voz dentro de ella viviese.
Edwards perdió la paciencia y blandió su puño. Minmei cayó, inconsciente. Él trató de infiltrar su mente en la de ella, ávido de tenerla como su títere viviente de nuevo. Pero la canción aún estaba allí; él fue excluido de su mente y de su amor para siempre.
***
Minmei volvió en sí con la vista turbia en incomodidad y dolor. Ella sintió náuseas cuando parpadeó abriendo los ojos. Le tomó unos segundos darse cuenta dónde estaba y qué le había sucedido.
Ella estaba esposada a una X de madera rudamente labrada que había sido erigida en el puente de la nave estelar robada de Edwards. Frente a ella estaban las pantallas y las consolas, y Ghost Riders leales quienes ignoraron sus gemidos.
Edwards, notando que ella había vuelto en sí, dejó su silla de comando para colocar su mano debajo de la barbilla de ella. “Quiero que disfrutes el paseo, querida,” él dijo, mostrando sus dientes. “Después de todo, tú eres mi pasajero más importante.”
La canción-alma que la protegía de él le había hecho recordar a él cómo su voz jugó un papel esencial en la victoria de la Tierra en la Guerra Robotech. Indisputablemente, El Destino había estado trabajando en su favor cuando él luchó para traerla consigo en Tirol. Además de la SDF, sus propias tropas leales, el Cerebro, y los Inorgánicos, ¡él tenía el arma secreta que había ganado la guerra!
Ahora el problema era cómo usarla. “Mi amada,” él añadió, besando su mejilla, probando los lágrimas saladas allí.
Muy en el interior, su nueva paciencia se estableció de nuevo, de modo que ella podía esperar sin importar cuanto tiempo tomase, soportar lo que sea que tuviese que soportar, hasta que lo pudiera matar.
***
“Lo convocamos aquí, Comandante Grant,” Lang dijo, “porque necesitamos su opinión. A pesar del retraso del motín de Edwards, pronto estaremos listos para enviar una expedición de regreso a la Tierra. Las nuevas naves estarán listas para el espacio en semanas.”
“Pero –los dispositivos de transposición–” Vince objetó.
Exedore hizo un sonido de desaprobación. “Ellos ya están terminados, como de hecho lo estaba el de la nave que Edwards pirateó. Las unidades de transposición están todas en depósito aquí en el complejo del Dr. Lang.”
Paseándose a mitad del país de las maravillas Robotech de Lang, Vince dijo con voz grave riéndose. ¡El buen anciano de Lang, un salto adelante todo el camino!
Pero un pensamiento repentino detuvo a Vince. “Espero caballeros que ustedes no estén por pedirme que me ofrezca como voluntario.” A pesar de lo mucho que él deseaba volver a casa con su hijo y al mundo que más amaba, partir sin Jean era inconcebible.
“No, no” Exedore decía, poniendo una pequeña mano en el centro de esa enorme espalda en forma de V. “Pero queremos su opinión sobre la persona que hemos escogido.”
Él explicó rápidamente las circunstancias del escape de Edwards como Breetai las había transmitido. “Y el Valivarre estará aterrizando en el planeta pronto. Deseamos poner a Jonathan Wolff al mando total de la expedición que regresa a la Tierra.”
La REF era una expedición; sonaba extraño estar hablando de una expedición a casa. Pero cuanto más lo pensaba Vince, más lógica era la elección de Jonathan, puesto que Rick y Lisa, Max y Miriya estaban indisponibles y el mismo Vince renuente.
Si los reportes eran ciertos, entonces Wolff no tenía motivos para quedarse y toda la razón para volver a casa, reunirse con su familia, y poner a Minmei y a la REF detrás de él. Más al caso, él era un brillante y capaz comandante –diligente y honrado.
Y, con la amenaza del Invid y los Maestros Robotech de parranda, alguien tenía que llevar la advertencia a la Tierra. No había habido ninguna contestación de la expedición de Carpenter; era hora de un reconocimiento en gran número.
“Lo diré una vez siquiera, la elección de Hobson nos ha dado un ganador,” Vince les dijo.