Capitulo 23
En resumen, es importante tener presente cómo la organización “insecto social” de los Invid los vuelve inmunes a ciertos ardides político militares. Entre las cosas que NO PODEMOS hacer al Invid están:
1) Desbaratar su (inexistente) sistema monetario
2) Establecer una organización clandestina subversiva o resistencia
3) Causar fricción racial o religiosa
4) Emplear técnicas de propaganda
5) Insertar agentes dobles
6) Subvertirlos con cosas como riqueza material, libertad, literatura erótica, o béisbol.
7) Apelar a su mejor naturaleza
de Opciones Limitadas: La Guerra y la Infraestructura Invid, expuesto al Grupo de Estudios Estratégicos de la REF por el Dr. Boscoe Highwater
Lron, Rick Hunter y otros señalaron que a raíz del artificio que Tesla había usado contra la guarnición Invid en Karbarra en el ataque de los Sentinels en ese mundo, no era muy probable que el enemigo en Spheris desenrollara la alfombra roja para él.
“Ese incidente no será de ninguna importancia aquí, porque estoy Evolucionado,” Tesla dijo grandiosamente. “Nada que ustedes Mortales puedan comprender, pero fíense de mi palabra: los míos reconocerán mi derecho divino para comandar.”
Una cosa a su favor era el hecho de que Gnea y Jack Baker creían tan fuertemente que Tesla podía lograr lo que estaba prometiendo. Pero Rick tenía sus propias sospechas sobre los dos; ambos estaban demasiado deseosos en sus actitudes, demasiado listos para respaldar al Invid.
Otro inquietante factor era Burak. El Perytoniano había concebido un tipo de celos hacia Jack y Gnea –un aire de propiedad concerniente a Tesla. Él también estaba actuando más y más mesiánico, como si Tesla fuera contagioso.
Pero no había ningún descarrilamiento del plan de Tesla ahora. El liderato había coincidido con él y los Spherisianos estaban demandando que al menos sea intentado, con la esperanza de que impediría una inútil carnicería y daños en su mundo.
Más desacuerdo se había levantado en cuanto a cómo Tesla debía hacer efectivamente su aparición en Spheris. Descensos de combate e inserciones de comandos producirían un efecto incorrecto, él insistió. Finalmente, Veidt lo hizo bajar en una de las naves Haydonitas de forma de cono, con Burak, Jack, y Gnea actuando como comitiva y seguridad.
Por la insistencia de Lisa, la pechera enjoyada de Tesla había sido cableada con explosivos nuevamente, para impedir cualquier traición. Jack Baker cargaba un interruptor de disparo, y había otro en el puente del Ark Ángel, el cual todavía permanecía oculto de la detección del enemigo.
Al aproximarse, Tesla consideró poner a Veidt bajo su control mental, también. Pero los poderes mentales del Haydonita eran fuertes, y Tesla necesitaría todo el poder disponible para hacerse cargo de la guarnición allí abajo. Él por lo tanto se conformó con ocultar su dominación sobre Baker y los otros.
Al descender la nave, la delgada atmósfera comenzó a abofetearlo ligeramente. Spheris se presentaba debajo como una esfera soberbia, cargada de piedras preciosas y envuelta en el algodón de las nubes. El deslumbramiento de aquella era intenso; Humano, Praxiana, y Perytoniano llevaban puestas viseras de sol, como la mayoría de los Sentinels tendría que hacer en Spheris durante las horas de luz de día.
Los pasajeros cambiaron de lugar sus pies sobre la gruesa y elástica almohadilla que alfombraba el compartimento de pasajeros. “¿Qué si ellos abren fuego?” Veidt preguntó calmadamente.
“Ellos no abrirán fuego,” Tesla replicó hábilmente. “Así lo he dispuesto.” Jack y Gnea sonrieron uno a otro conspiradoramente. Burak los mire con cólera.
La superficie se aproximaba. Una ciudad brillante aparecía debajo, como una obra maestra de cristal de Murano. Tesla, asomándose sobre los otros, ordenó que se establecieran los enlaces de comunicaciones, y el instrumental de Veidt lo hizo instantáneamente.
“¡Hordas leales de la raza Invid! ¡Escuchen mi voz, una voz que ustedes conocen!” Muchas figuras en la ciudad parecieron helarse, mirando hacia arriba. Jack pudo divisar Inorgánicos, Enforcers, y Hellcats.
Cuando Tesla lo ordenó, Veidt hizo bajar la nave en una plataforma de aterrizaje cerca de la colmena principal de la guarnición, una megaestructura fuera de lugar entre la delicada belleza de la ciudad. Tesla emergió radiando un aura de colores del arco iris, y los Invid allí permanecieron inmóviles.
“Vengo a salvarlos de la contienda sin objeto y de la privación de su largo exilio. Por mucho tiempo los Invid han combatido guerras por ninguna razón; por mucho tiempo ustedes vagaron en busca de un nuevo Jardín de la Flor de la Vida. Vengo a guiarlos–”
Él extendió sus brazos ampliamente, tan alto como un árbol, magnífico en su vestimenta y centelleante collar. “–al Paraíso!”
La ciudad parecía resonar con un sonido reverente y mudo que los Invid hacían al unísono. Los mechas inclinaron sus cabezas o se arrodillaron sobre una rodilla, sosteniendo los puños y las armas en alto para saludarlo. Los Hellcat rugieron su reverencia, haciendo tocar las frentes el pavimento de alto brillo.
Era como Tesla lo había previsto. El cerebro que controlaba la guarnición del planeta era de menor poder y él se las había arreglado para subvertir su autoridad a través de su evolucionada fuerza mental. Él transmitió un impulso mental, expresándolo en voz alta también.
“¡Vengan a mí, mis niños! ¡Reúnanse y rindan homenaje, así yo los podré ver y ustedes podrán escuchar mis órdenes, para prepararse para su gozosa nueva vida en una nueva Optera!”
Las cosas comenzaron a dirigirse hacia él desde la colmena y desde toda la ciudad. “Tan pronto como hayamos asegurado la ciudad,” Tesla dijo, “procederemos al orquidiario de Protocultura en la colmena y aseguraremos el Fruto local de la Flor.”
Los Invid ya estaban reuniéndose debajo de la plataforma de aterrizaje, un lago agitado de ellos prometiendo convertirse en un océano. Ellos lucían inusuales por cuanto estaban armados no con las armas de Protocultura usuales, sino más bien con dispositivos químicos y proyectantes. Los Invid, también, valoraban Spheris –primariamente por su producción de fluido nutriente sin igual– y no tenían deseo de infligirle daños innecesarios.
Veidt se opuso. “No había nada en el plan acerca de usted ingiriendo el Fruto de la Flor. ¡Apéguese a lo convenido, o notifico a los Sentinels!”
Tesla no respondió, ocupado complaciéndose en la gloria cuando la multitud Invid comenzó a aclamarlo con sonidos no humanos. Veidt giró hacia Gnea. “¡Deténganlo! ¡Él nos está traicionando, lo puedo sentir ahora!”
Pero ella sólo le otorgó una sonrisa siniestra. Veidt giró hacia los tableros de control de su nave, enviándoles señales mentales. Un dispositivo de comunicación se encendió, preparándose para enviar la advertencia de Veidt al Ark Ángel.
Gnea apuntó su pistola de asalto Badger hacia aquel e hizo volar el aparato; las balas explosivas eran poco más o menos tan buenas como las descargas de Protocultura para un trabajo como ese. Luego ella disparó al resto de los controles, inhabilitando la nave. Jack y Burak no parecieron darse cuenta, mostrando la misma adoración por Tesla que mostraban los Inorgánicos.
Tesla estaba radiante en su triunfo, pero el momento fue de breve vida. Una nave Terror arrojó su sombra a través de la escena. Tesla gritó una maldición; el Cerebro no era tan débil que no podía emplear influencia propia.
La nave de desembarco aterrizó cerca y sus rampas de aterrizaje descendieron. Oficiales emergieron por docenas, liderando tropas cuya lealtad Tesla no pudo doblegar a su voluntad. Él ya estaba extendido a sus límites con las muchas de las que se había hecho cargo, y además encontró que los Oficiales más altamente evolucionados postulaban demasiada resistencia hacia el subyugado.
Ya que Gnea había destruido la nave, su vía de retirada estaba cortada, pero eso importaba poco. Tesla no había venido a Spheris para retirarse o ser batido. Él aún tenía a la mayoría de la guarnición de la ciudad –la mayor parte del complemento de los Invid del planeta entero– bajo su dominio. Él transmitió la orden a su leal ejército, “¡Maten a los infieles! ¡Abátanlos! ¡En el nombre –de Tesla!”
Ellos giraron para hacer precisamente eso, las dos oleadas de mechas cerrándose una sobre la otra. Tesla prescindió de un momento para decir bruscamente, “¡Baker! ¡Burak! ¡Vayan, y tráiganme el Fruto al instante! ¡Gnea, vigila a Veidt!”
Los dos machos partieron corriendo, en un curso tortuoso, guiados por sus direcciones no habladas. Veidt miró a Gnea y supo que era inútil tratar de razonar con ella. En cuanto a Tesla, los poderes ahora desenmascarados del científico eran asombrosos, suficientemente fuertes para resistir cualquier cosa que Veidt pudiese tomar contra ellos.
Desvalido, Veidt observó con Tesla y Gnea cuando Invids se trabaron en combate mortal con Invids.
***
“Hay una batalla de en gran escala allí abajo, Capitán,” un miembro de la tripulación del puente dijo a Lisa. “Es un tipo de guerra civil Invid, aparentemente.”
Lisa había esperado más que a medias que ello pudiera ser algún signo de traición de Tesla, especialmente después de que el contacto con la nave de Veidt se perdió. Eso le daría a ella toda la justificación que necesitaba para presionar el interruptor y disparar la carga en el collar de Tesla y volar su condenada cabeza.
“Supongo que Tesla no puede engañar a todos los Invid todo el tiempo,” Rick meditó. “Diré esto a su favor, sin embargo: él ha creado una diversión.”
“Pero no sabemos cuánto tiempo durará,” Bela dijo, los puños plantados en la ceñida cintura. “¡El tiempo para moverse es ahora!”
El liderato llegó a un fallo rápido; Rick pudo ver que su otrora precavida esposa estaba ahora de acuerdo con la manera de pensar de la amazona. Las órdenes fueron dadas para que las operaciones de descenso de combate empezasen.
***
Tal vez las armas convencionales con las que los Inorgánicos en Spheris se habían armado no podían producir los efectos de rasgado del planeta que los armas de fuego de Protocultura podían provocar, pero la ruina que ellas esparcían en la magnífica ciudad capital de Beroth era bastante pasmosa. Granadas explosivas, cohetes perforantes de armaduras, y la propia fortaleza bruta de los mecha destrozaban edificios y esculturas, columnas majestuosas y pilones de iluminación. Los Inorgánicos se aporreaban y se disparaban y se desmembraban unos a otros por la ciudad.
Jack y Burak encontraron que los combatientes no estaban interesados en ellos en absoluto, pero eso no quería decir que estaban a salvo. Un disparo perdido de un Scrim o un pie de un Odeon luchando los mataría tan muertos como un proyectil bien acertado. Siguiendo la guía silenciosa de Tesla, ellos escogieron con cuidado su camino a través de la locura hacia la colmena. Ellos no tenían idea de cómo distinguir entre los partidarios del Cerebro local y la facción de Tesla, pero obviamente los Inorgánicos sí.
En un momento ellos casi fueron cortados en tiras por una pared destrozada que cayó como una cascada de agujas y navajas, cuchillos y hojas de guillotinas. Segundos más tarde, ellos alcanzaron a cubrirse antes que una ojiva de combate termal hiciera explosión en medio de un racimo de Crann. Dos Hellcats, tratando de despedazarse mutuamente, rodaron desde una explanada más alta y casi los aplastaron.
Pero ellos corrieron sin pausa y en perfecta cooperación, porque ésa era la voluntad de Tesla. En la entrada de la colmena, Burak guió el camino, estando más familiarizado con el esquema de tales lugares.
Allí, también, el Invid parecía estar distraído hasta el punto de total descuido –al menos en cuanto a intrusos no Invid concernía. El par se abrió paso a través de las sombras, mientras los refuerzos iban triturando de arriba abajo los pasillos. Dirigidos por el asimiento de Tesla sobre ellos, ellos llegaron finalmente al lugar donde la Flor de la Vida había producido su cargamento.
Aquí, también, el Fruto había aparecido sólo recientemente, hasta tal grado que aún no estaba bastante maduro. Por lo tanto, no había sido cosechado aún para el embarque a Optera. Tesla tomó eso como otro signo de que él, no el Regente, estaba destinado a gobernar su especie y el universo.
***
“Los Invid están decidiendo peleando efectivamente, señor,” Karen reportó a Rick por la red de comando, “¡pero no hay manera de notar quién es quién!”
Ella completó su pasada cerrada en el VT Logan en modo Guerrero, serpenteando entre disparos extraviados y otros deliberados, misiles y cañoneos automáticos, que dibujaban líneas por el cielo alrededor de ella.
“Sugiero que retrase el descenso, lo repito, retrase el descenso, hasta que podamos deducir qué está sucediendo.”
“Entendido.” En el centro de información táctica del Ark Ángel, Rick conmutó a su enlace con Lisa que estaba en el puente. “¿Lo oíste?”
“Recibido.” Ella movió la nave a una configuración de espera, mientras era sacudida por la atmósfera. En los puntos de reunión, cientos de tropas maldijeron por la demora y se preguntaron qué estaba mal; la espera, los veteranos sabían, a veces podía ser la peor parte de todo.
Karen hizo virar su VT y pasó a configuración Guardián para otra pasada. Ella finalmente divisó su objetivo. “¡He avistado a Tesla! ¡A Gnea y a Veidt, también, pero no veo a Burak o a Jack!” ella sintió a su corazón irse a pique dentro de ella.
Precisamente entonces la voz de Gnea apareció por la red. “¡Atención, Karen! Jack y Burak están dentro de la colmena Invid, robando un, um, arma especial que Tesla dice puede ganar la batalla. Recógelos en la intersección principal al sur de la colmena; Jack tendrá su equipo de comunicaciones regulado en una señal de guía.
“Notifícate también de que: Tesla instruirá a sus tropas a emitir señales centelleantes con sus sensores ópticos. Repito, tropas con señales centelleantes son amistosas.”
“Mensaje recibido,” Karen dijo. Ella retransmitió la información a Lisa mientras su VT se alejaba con ímpetu por el cielo, los propulsores bramando, para recuperar a Jack y a Burak.
Debajo de ella, Tesla quitó su concentración de la batalla por un instante para decirle a Gnea, “Bien hecho.”
Cuanto más rápido el Fruto fuese traído a él, mejor. Y, el tener un Veritech a su disposición mejoraría su situación, también.
***
Esta vez, el Fruto era tan amarillo como un girasol y crecía en una forma que era casi una pirámide perfecta.
Jack y Burak habían arropado bien tantas como pudieron en sus chaquetas, y salieron furtivamente de la colmena otra vez, como ratones incursionistas entre los gigantescos Inorgánicos apresurados.
En un punto, ellos se sintieron desorientados cuando Tesla se preguntó si no valdría la pena enviarlos en un ataque suicida hacia el Cerebro. Pero el momento pasó cuando el científico se dio cuenta de que el Cerebro estaría por lejos muy bien protegido para dos humanoides ligeramente armados. Además, él debía tener el Fruto, antes de que algo le sucediera.
Cuando ellos alcanzaron la intersección, Jack, por orden de Tesla, reguló la señal de guía. Él y Burak se alistaron a poner el resto del plano en marcha.
***
Cayendo en ángulo abrupto en una estela turbulenta de fuego de propulsores, Karen no pudo ver ningún signo de Jack o Burak. Y sin embargo, ella estaba recibiendo una señal fuerte del equipo de comunicaciones.
El único edificio todavía de pie en el área era una estructura de apariencia robusta evocando un búnker de ópalo pulido. Karen verificó sus instrumentos; la señal venía de allí. Sus entradas eran muy pequeñas para un Battloid.
La voz de Jack apareció por la red. “Karen, entre aquí y ayúdame con Burak; recibió un golpe duro.”
La lucha se había trasladado del área, pero ella aún consideraba la propuesta de Jack dudosa. “¿No lo puedes traer a la entrada? Lo puedo recoger con la mano del Battloid.”
Jack sonó débil y cansado. “¡Maldita seas, es todo lo que puedo hacer para mantenerlo en una pieza! Y yo mismo recibí un golpe o dos.”
Karen imaginó la mechamorfosis, y el VT, de vuelta en forma de Guardián, se arrodilló con su radomo casi tocando el suelo. Ella estuvo fuera de la cabina y corriendo en otro segundo o dos, el arma portátil desenfundada. Ella ingresó al interior oscuro, pronunciando el nombre de él.
Algo la golpeó por detrás, y lo próximo que ella supo fue que, Jack y Burak la estaban vigilando con revólveres desenfundados.