Capitulo 2

Lang ya había emprendido una batalla de dos años con la GTU, cuando la Misión Hades fue finalmente lanzada en 2017. Por un tiempo estaba convencido de que los componentes perdidos de la computadora madre podrían ser recuperados del espacio de Plutón y devueltos a la Tierra antes de la fecha proyectada para el lanzamiento del SDF-3 (2020). Sin embargo, los robots de Hades no habían completado sus objetivos hasta 2019, Lang incitó a la GTU a organizar una operación de rescate, pero hicieron oídos sordos a sus súplicas. La misión había sido olvidada hasta Diciembre de 2028, cuando la nave por fin tocó suelo en las instalaciones aeroespaciales de Tanegashima, Japón. Tan olvidada que sólo un periodista comentó la historia, restándole importancia con la siguiente línea: "Demasiado poco, demasiado tarde; aún 10 años atrás, la espera difícilmente valió la pena".

Pie de Nota en Zeitgeist.
Visiones: Psicología Alienígena y la Segunda Guerra Robotech

Los precursores de la Tierra acecharon las fronteras del Sistema Solar, veinte millones de millas más allá de Plutón. Allí en esa oscuridad, helada cuna de cometas, volaban seis estupendas naves de guerra, cinco millas de punta a punta a través de sus largos ejes, cubiertas de armas y sensores como nunca habían aparecido en el espacio-tiempo de Sol.

En la flotilla originalmente había ocho naves, pero dos fueron destruidas durante el viaje desde Tirol, un viaje que debió haber sido casi instantáneo pero en cambio requirió casi veinte años. Los insuficientes suministros de Protocultura impidieron el uso de los generadores de transposición; de hecho, la falta de Protocultura era la causa del viaje. Por la única fuente de combustible transformativo derivado de la Flor de la Vida Invid que ahora se encontraba en la Tierra.

La fuente era la Matriz de Protocultura, un artefacto único creado por el científico Tiresiano, Zor, quién –como un acto de rebeldía hacia el Imperio que lo había engendrado- extrajo la Matriz de Tirol, escondida dentro de su Fortaleza Dimensional, y despachó la Fortaleza hacia la Tierra. Una guerra ya había sido luchada en procura de la Matriz, devastadora para la Tierra y para Tirol, que había visto la derrota de su ejército de gigantes clones guerreros, los Zentraedi. Algunos de los clones se habían pasado al bando de la Tierra y estaban dispuestos a defender la Matriz con sus vidas.

Dieciséis años antes una fuerza combinada de terrícolas y zentraedis atacaron el puesto Zentraedi al mando del Comandante Reno y robaron un Satélite Fábrica, luego lo transposicionaron al Espacio Terrícola. Siguiendo el rastro de la transposición, los Maestros de la Robotecnia descubrieron el paradero del planeta que los había eludido por generaciones.

La reaparición de la flotilla en la dimensión de la luz tenía importancia estratégica: usualmente intrépidos, los Maestros de la Robotecnia eran renuentes a comprometerse con la causa que había derrotado a los Zentraedi, sin primero observar el mundo que habían poblado, azul y blanco, repleto de vida, a pesar de la destrucción ocasionada por las cinco millones de naves de la Flota Real. También, los Maestros necesitaban reestablecer contacto con la lejana Tirol y los Maestros Ancianos a quienes ellos mismos servían.

Las naves de los Maestros eran largos rombos, cuyas superficies dorsales estaban punteadas con estructuras parecidas a las patas de los insectos, escaleras, puentes, cúpulas y numerosos paneles. El tamaño de sus interiores era tal que permitía el completo desenvolvimiento de los clones gigantes que los Maestros habían traído con ellos.

El centro de comando de la nave principal de la flotilla era una catedral de estructuras en forma de arcos que parecían tejido nervioso –axiones y dendritas- que fluía y latía con radiación pura de Protocultura. Y todo esto estaba literalmente al alcance de los dedos de los Maestros, quienes la controlaban a través de un artefacto en forma de hongo alrededor del cual se paraban cada uno encima de una pequeña plataforma.

Vestidos con túnicas grises cuyas capuchas estaban construidas con forma de pétalos tripartitos de la Flor de la Vida, los tres Maestros eran de una misma forma: delgados y lúgubres, de finos miembros, perfiles aguileños, y ceñido entrecejo. Aunque sus brillantes cabezas eran calvas, tenían un fino cabello azul que les caía sobre sus hombros. Finos pedazos de piel en forma de cicatrices debajo de sus filosos pómulos enfatizaban la severidad de sus duros rostros. El dispositivo de control que raramente abandonaban –el casco de Protocultura- les permitía comunicarse telepáticamente entre ellos. Cuando hablaban, sus voces resonaban vibrantemente, resultado de décadas de contacto con la Protocultura.

De la misma forma en que los Maestros servían a los Ancianos, estaban aquellos que servían a los Maestros: El Triunvirato de estériles, clones de labios azules con pelo color escarlata, que los aconsejaban en materia de guerra, política, ciencia, y otros asuntos mundanos.

Uno de esos clones, Dovak, líder de un Triunvirato de científicos, se comunicaba con los Maestros desde el piso del Centro de Comando, sobre el cual los Maestros y sus cascos flotaban a quince pies de altura.

"Todos los datos del puesto de vigilancia han sido recibidos y guardados para futura referencia", reportó el clon.

Habiéndose transposicionado casi un año terrestre antes que la fortaleza en forma de seis espadas, la nave principal de la flotilla utilizó ese tiempo para analizar las incesantes emanaciones de señales eléctricas producidas por la Tierra. Equipos de comunicaciones reforzados con Protocultura capaces de realizar transposición, permitía leer las señales desde su origen, esto hacía posible el monitoreo en tiempo real del planeta.

"Muchos de los grupos de lenguaje principales de los humanos han sido descifrados", continuó Dovak, "y una cronología de eventos ha sido ensamblada cubriendo los últimos veinte años terrícolas, comenzando con el arribo de la Fortaleza de Zor. Además, el puesto de vigilancia ha observado las etapas finales de lo que pareciera una operación de rescate que tomó lugar cerca de un pequeño mundo de hielo conocido como Plutón. El trabajo fue realizado por un grupo de máquinas no sensibles. La nave de las máquinas –también controlada por robots- regresó a la Tierra hace siete meses".

El Maestro llamado Shaizan, que frecuentemente hablaba por la tríada, se comunicó por un momento con sus confederados. "¿Qué estaban rescatando éstas máquinas?" preguntó.

"Derelictos, mi señor. Quizás de la explosión de algún tipo de nave espacial. El personal de vigilancia reportó haber visto lo que parecerían artefactos del hogar, dispositivos electrónicos, y un grupo de vehículos, incluyendo varios botes".

"¿Botes?" preguntó el Maestro Dag.

"Vehículos flotantes para usar en el agua. Aparentemente había muchos de éstos".

"¿Hay escasez de botes en la Tierra?" preguntó Shaizan.

"Las observaciones nos lo dirán, mis señores".

"¿Cuándo?"

"Los humanos buscaban unos o varios objetos irremplazables. Posiblemente objetos destruídos durante la 'Lluvia de la Muerte Zentraedi', como ellos llaman al bombardeo de la Flota Real al mando del Comandante en Jefe Zentraedi, Dolza".

Shaizan se comunicó telepáticamente con Dag y Bowkaz: una operación de rescate sugiere que estos objetos, sean lo que sean, son tan importantes para los humanos como la Matriz lo es para nosotros.

Estamos de acuerdo, le respondieron por la misma vía los otros dos Maestros.

"¿Ha habido alguna comunicación entre la nave de vigilancia y los Ancianos?" preguntó Shaizan a Myzex, líder de un Triunvirato de políticos.

"Ninguna, Maestros", dijo el clon, haciendo una reverencia. "Ninguno de los comunicados enviados a Tirol ha sido respondido".

Bowkaz, el estratega, gritó, "¡Imposible!"

"Tirol ha sido abandonada," dijo Myzek.

"Explíquese", ordenaron los Maestros al unísono.

"Se rindieron".

"Expláyese".

"Un ataque Invid".

"¿Karbarra, Praxis, Spheris, Garuda: todas derrotadas?" preguntó Bowkaz. "Absurdo".

Myzex hizo una reverencia otra vez. "Es solo una probabilidad, mis señores".

Los Maestros se tomaron un tiempo para deliberar en silencio. Los Ancianos jamás se habrían dejado capturar, sentenció Shaizan. Habrían abandonado Tirol a la primera detección de los Invid.

Si es así, se contactarán con nosotros, le aseguró Dag.

"Denos un reporte de las defensas de la Tierra", ordenaron los Maestros a Myzex.

"Bases de observación ubicadas en la gran luna del planeta y en orbita estacionaria; varias plataformas armadas orbitales; una flotilla de fragatas y cruceros de espacio profundo; abundantes bases misilísticas en la superficie, aunque nada tan grande como lo que Dolza describió como el 'Gran Cañón'. El Satélite Fábrica está anclado a mitad de camino entre la Tierra y su luna, pero parece estar fuera de uso".

"¿Y la Fortaleza de Zor?" preguntó Shaizan.

"No hay rastros de ella".

"¿Puede estar escondida en alguna parte de la superficie, sumergida en las aguas de la Tierra, quizás?"

Myzex inclinó su cabeza. "Buena sugerencia. Reportes de Exedore Formo al principio de la campaña Zentraedi contra la Tierra indicaban que la Fortaleza aparentemente era incapaz de ejecutar una transposición. Y seguramente fue más dañada durante la Lluvia de la Muerte. ¿Sino por qué los humanos emplearon la nave de Breetai en el ataque al puesto del Comandante Reno?"

"Los Ancianos nos informarán", dijo Dag.

Bowkaz asintió con la cabeza. "Hasta entonces, debemos asumir que la Matriz está a salvo dentro de la Fortaleza de Zor y que esta se encuentra en alguna parte de la superficie". Miró a Dovak. "¿Triunfaremos en una batalla directa contra la Tierra?"

"Solo si peleamos rápida y cuidadosamente", aseveró el consejero militar. "Una larga batalla a gran escala en el planeta agotaría nuestras reservas de Protocultura en pocos meses. Más aún, los humanos han tenido mucho tiempo para prepararse para nuestra llegada. Si la Matriz ha sido descubierta, ellos tendrán grandes suministros de Protocultura para alimentar sus naves de guerra".

Los Maestros presionaron sus huesudos dedos en la superficie del casco y retornaron a sus inviolables pensamientos comunales. Debemos esperar que los Ancianos nos informen, pensaron unánimemente.



"Sin especímenes de la Flor de la Vida o una Matriz en funcionamiento, no tenemos posibilidades de producir Protocultura", le dijo Emil Lang a Lazlo Zand hace más de diez años. "Nuestra única esperanza yace en la posibilidad de sintetizarla. Estoy seguro que la clave para ese proceso se encuentra en algún lugar de las bases de datos de EVE, pero ésta es inviolable sin los componentes que el SDF-1 se vio forzado a dejar atrás en el espacio de Plutón. Si solo no hubiésemos entrado en pánico por nuestra mal calculada transposición. Entonces, claro, había que pensar en la vida de 56.000 habitantes de Macross..."

EVE era el nombre que Lang usaba para la computadora central del SDF-1, que había sido removida de la fortaleza años antes de la destrucción de la nave en manos de Khyron. Un acrónimo que significaba Emulación Reforzada de Video (Enhanced Video Emulation). La computadora había provisto de efectos de cielo (nubes, arcoiris, y amaneceres) a los ciudadanos de la isla que inadvertidamente fueron transposicionados al espacio profundo y que subsecuentemente reconstruyeron la ciudad dentro de la Fortaleza. Desde 2012 a 2020, cuando el SDF-3 fue lanzado, EVE (un sistema autónomo, aislado de la red interactiva de computadoras de la Tierra), solo ocupaba espacio en el Centro de Investigaciones Robotech de Lang en Tokio. En 2023, Lazlo Zand, respondiendo a pedidos del Ministerio de Servicios Humanos de la ciudad, descubrió una manera de hacerla útil. "EVE" fue convertida en una especie de telepresencia que respondía a las necesidades de la generación huérfana, apareciendo en sus canales y en grandes carteles a través de las ciudades en el margen del Pacífico. Era una fuente de estúpida propaganda, más que nada de los falsos mensajes recibidos del perdido SDF-3.

Pero EVE se convirtió en algo más que la cara pública de la computadora madre, desde que recuperaron los componentes perdidos en el espacio de Plutón hace casi seis meses antes. El sueño de Lang de ingresar al sistema estaba realizado, solo que era Lazlo Zand el que recibía los elogios.

Jefe discípulo de Lang durante la Reconstrucción, Zand había heredado los edificios de investigación fundados por el GTU. En 2025, cuando se produjo un movimiento anti Robotech, habían sido renombrados como SPOOK, Comandatura Especial de Observaciones y Operaciones de Protocultura; antes de esto Zand trabajaba bajo el mando de Lang. La nueva designación, sin embargo, era un indicativo de profundos cambios. Hacia 2027, Zand se había desecho de todo el personal leal a Lang en la SPOOK. Fue con los equipos de investigación y desarrollo, los ciber-técnicos que habían creado al androide JANUS M, y allí sumó a sus jefes discípulos Joseph Petrie y Henry Giles.

Pero Zand había trabajado solo en la recuperación de los componentes, y en el proceso se le había ocurrido algo. Lang presumía que Zor no solo había diseñado la nave sino que también había programado la computadora. Entonces ¿por qué no hacerle creer a la computadora que se encontraba ante la presencia de Zor, construyendo un holograma con las muestras del mensaje de advertencia que Zor había grabado para quienes hallasen la fortaleza?.

Lang también había visto este mensaje durante la reconstrucción inicial de la nave estrellada, poco antes de recibir la iluminación mental que lo catapultó a la cima de la comunidad científica pre-guerra.

La iluminación mental de Zand ocurrió diecinueve años después, aunque no al mando de una pieza de impenetrable Robotecnología. La suya venía de una transfusión de Protocultura obtenida de una nave de batalla Invid hallada a bordo de los restos de la nave de Khyron, mezclada con un litro de sangre extraída de Dana Parino Sterling, el único híbrido humano-zentraedi de la Tierra. Y dependiendo de en qué lugar había terminado el SDF-3, Zand tenía acceso a algo que Lang no: Flores de la Vida, recientemente descubiertas creciendo en la sombra de una oxidada nave Zentraedi en algún área remota de las Tierras del Sur. No en abundancia, pero suficientes para intoxicar la mente de Zand. Desde que ingirió su primer pétalo de la Flor, casi no necesitaba alimentos ni descanso, y su coeficiente se vio incrementado enormemente.

Encerrado dentro de su desordenada oficina subterránea, Zand tenía uno de los pétalos en su boca ahora mismo. Y contra una de las paredes se encontraba el holograma de Zor que los protoculturistas habían engendrado para engañar a la computadora madre: un joven de ojos somnolientos, de altura media, de facciones elegantes y ondulado cabello castaño que le llegaba a los hombros. El débil holograma aparecía gracias a un proyector ubicado sobre el suelo. Los datos podían ser proyectados en 3D o mostrados en una gran pantalla plana sobre una de las paredes.

En los dos meses que pudieron ingresar a la computadora, Zand y el holograma de Zor se comprometieron en varias discusiones preliminares, muchas de ellas agradables, todas ellas ilustrativas. La máquina hablaba inglés, pero la mayoría de las conversaciones eran en Zentraedi, que Zand hablaba con fluidez. Para no confundirla, Zand le había permitido a la máquina un limitado acceso al mundo fuera de SPOOK, aunque ésta había aprendido mucho por su cuenta a través de la telepresencia de EVE.

El foco de la discusión de esa noche –Zand razonaba mejor después de medianoche- era la rebelión secreta de Zor en contra de los Maestros de la Robotecnia, y sus intentos de sembrar mundos con la Flor de la Vida.

"¿Esas misiones fueron emprendidas para asegurar el suministro de Flores?" preguntó Zand.

El holograma lo miró con arrogante desapruebo. "La siembra fue hecha por causa de los Invid".

"Pero si los Invid eran enemigos de Tirol".

"Los Maestros los hicieron lo que son robando las Flores de Optera, y destruyendo luego el planeta. Las misiones de siembra fueron un intento de arreglar ese error, y proveerlos de un nuevo mundo que los nutra".

"Obviamente ellos rechazaron la oferta".

"La Flor de la Vida le debe mucho al suelo en el que está. Cada planeta que la aceptó –Karbarra, Garuda, Spheris, y el resto- produjo cambios diferentes a los ocurridos en el suelo de Optera. Los Invid no podían deducir lo que ellos necesitaban de las variedades que yo sembré. De todas formas, los Maestros pusieron frenos a mis intentos".

Zand, sentado en su escritorio, golpeaba su barbilla y pensaba. La computadora parecía no darse cuenta de que su creador había muerto en uno de esos mundos, asesinado por guerreros de la raza que desesperadamente había intentado rescatar. "¿Despachar tu Fortaleza fue una forma de vengarte por lo que hicieron los Maestros?"

"En parte".

"¿Pero por qué a la Tierra? ¿Por qué, de todos los mundos, la enviaste acá? Supongo que no por la distancia que hay de acá a Tirol".

El holograma de Zor se tomó su tiempo para responder. "Estoy insuficientemente programado para explicar ciertas razones, aunque soy consciente de la existencia de datos concernientes a Haydon".

"¿Qué es Haydon?"

"Un personaje histórico de gran poder. Los intentos de siembra fueron fuertemente influenciados por mis investigaciones acerca de su vida".

"¿Posees esa información?"

"No se pueden encontrar esos datos".

"Obviamente sabías lo que hacías al enviar tu Fortaleza fuera del alcance de los Maestros. Hiciste bien al incluir un mensaje de advertencia acerca de los Invid".

"Si, sabía lo que estaba haciendo".

"Entonces deliberadamente apuntaste a la Tierra. Así que la caída de la Fortaleza en la isla de Macross no fue un accidente".

"La Tierra figura fuertemente en los acontecimientos venideros".

"¿Qué acontecimientos?"

"Solo puedo darte desarrollos potenciales. Lo que es más, la nave no es importante; sus contenidos son lo que importan".

"La Matriz de Protocultura", dijo Zand hábilmente y un poco desalentado. "¿Dónde está escondida?" La computadora no sabía de la destrucción y entierro de la nave.

El holograma de Zor comenzó a responder, pero se detuvo a si mismo. Se mantuvo en silencio por un momento, y luego dijo, "Alerta de intrusos".

Zand se puso derecho en su silla.

"Están intentando infiltrarse en mi base de datos".

"Localiza la fuente de intrusión", ordenó Zand.

"La infiltración está siendo enrutada a través de una estación transmisora de fibra óptica, pero tengo la dirección fuente".

"¿Aquí en Tokio?"

"Si".

"Hackers", dijo Zand con notable disgusto. "¿Están intentando entrar a través de una llamada a EVE?"

"Si, a través de EVE".

"Entonces transmite la muestra libre habitual. Pero asegúrate de añadir una reprimenda. Nada amenazante. Lo suficiente para hacerlos pensar dos veces antes de intentarlo de nuevo".