Capítulo 34

Entonces estas ecuaciones exponen una verdad por mucho tiempo oculta: Ahora sabemos la naturaleza de las hasta ahora energías inimaginables que existieron en el instante primero e irreductible después de la creación del universo. Que el último vestigio de ellas se pueda encontrar en la esencia destilada de una Flor es algo para ponderar, había tiempo?.

Pero no lo hay.

De las notas de Exedore, escritas en el Royal Hall durante el acercamiento de Haydon IV

Para cuando Cabell regresó al puesto de observación/comando en lo alto de la pirámide del Royal Hall, los impulsores de las naves de evacuación que partían eran simples destellos -había una docena más o menos de ellas, conteniendo unos cuantos miles de clones, algunos humanos, un puñado de XTs, y una mascota o dos.

Exedore notó los tiznajos y manchas en el ropaje del viejo sabio. "Hubo violencia."

Cabell inclinó la cabeza cansadamente. "Hice lo que pude, pero sí. Menos, sin embargo, de lo que había temido, dado el hecho de que había espacio sólo para que escapen unos pocos. Todos temen la venida de las naves esfera."

Exedore gruñó: el Valivarre yace muerto en el espacio siendo sometido a reparaciones; la nave mineral podría haber transportado al populacho entero de Tiresia hacia la seguridad. Pero entonces, no había habido tiempo para organizar una evacuación a gran escala; aquellos que habían escapado en las pocas naves en la estación de lanzamiento eran esencialmente esos que habían estado allí o cerca cuando la desastrosa batalla demolió la flota del Grupo Local.

"Al menos la espera no será larga," él agregó. La multitud de cien y pico de burbujas metálicas ominosas estaba para entonces entrando en la atmósfera alta. "El resto irá bajo tierra a los refugios, supongo, o tal vez irrumpirán en las pequeñas cantinas para un brindis final por la vida."

"Eso es más de lo que los Haydonitas tuvieron, o las tripulaciones de la flota del Grupo Local," Cabell observó. No había signos de vida Haydonita a bordo de las naves esferas, y se presumía que la raza artificial había perecido cuando Haydon IV había sido destruido. Tampoco había signos de la supervivencia de la Conciencia, y eso fue de cierto consuelo para los dos sabios; la Conciencia había sido tal vez el arma mayor de Haydon. "Ven," Cabell ofertó. "No tenemos mucho tiempo."

No habiendo recobrado el aliento, él estaba resoplando de nuevo al dar unos cuantos pasos. Exedore lo alcanzó y lo ayudó; él era físicamente más joven, sin embargo era el más viejo de los dos.

Fueron hacia el pináculo del Royal Hall, el cual ellos habían polarizado para que se transparente, de modo que parecía abierto al cielo. En él estaba el facsímil de la matriz de la Protocultura.

Ambos habían visto el original y ahora miraban esta manifestación de Segunda Generación. Lang había observado una vez cómo éste se asemejaba a una representación de antaño de un átomo: un complejo enlace de órbitas anillo de unos sesenta metros de diámetro, suspendido en el medio del aire por sus propias fuerzas interiores.

Sin embargo, mientras que la matriz original relució con los colores del arco iris, esta fabricación era blanca chillón y oro, y el sonido musical proveniente de su núcleo destellante parecía más estridente, más ominoso, que aquel producido por la creación original de Zor.

Ahora, sin embargo, los dos observaban en la matriz ciertas anomalías e inestabilidades que no habían estado allí poco tiempo antes. Su investigación les dijo que, en realidad, los Formadores estaban alcanzando cierto punto culminante, una cúspide o punto crucial en los eventos aún más importante que la transformación de la matriz original, años atrás en el montículo donde el SDF-1 yacía enterrado.

"Ven," Cabell invitó a Exedore. "No tenemos mucho tiempo." Ellos se dirigieron hacia donde una nueva pieza del aparato había sido instalada. Sugería cierto tipo de elaborado taladro láser o unidad de perforación, preñado de campos de contención magnéticos y anillos de aislación.

"La acumulación progresiva de energía Anti-Protocultura todavía está por debajo de lo que el trabajo podría requerir," Cabell dijo, "pero tendrá que bastar."

Exedore tomó un aliento profundo, pasando ambas manos por su greña roja ingobernable. "¿Estás seguro de que estamos haciendo lo correcto?" Una vez que fuera hecho, no habría vuelta atrás, sin mencionar el peligro para Tiresia y tal vez para todo Tirol.

"¡La matriz no debe caer en las manos de Haydon!" Cabell insistió. "De lo contrario, él reducirá todo lo que resta del universo a mero combustible y materias primas para sus locas ambiciones."

Exedore suspiró. Cabell tenía razón; sólo era que la primer matriz había sido el Santo Grial por tanto tiempo, y la segunda había requerido tal extraordinario esfuerzo y genio. El destruir este último vestigio del poder de la Protocultura parecía oponerse a todo lo que las largas guerras e investigaciones se habían referido.

"Estás en lo cierto, por supuesto." Exedore dio una palmadita a Cabell en la espalda cansadamente. Era extraño y triste que esas cosas debieran terminar de esta manera.

Y un final ello sería, ya que ninguno de ellos podía sobrevivir este esfuerzo desesperado para desbaratar el plan de Haydon. Exedore se acordó de las historias Micronianas: Sansón en el templo, Horacio en el puente. Exedore y Cabell en la matriz de Segunda Generación superarían todo eso.

Cabell había traído dos escudetes protectores, entregando uno a Exedore. "Aquí tienes, mi querido amigo."

Exedore aceptó el suyo, poniéndoselo rápidamente. "Sabes, Cabell, aún sostengo que uno de nosotros puede llevar a cabo con toda probabilidad este, er, procedimiento. Por eso no hay razón para que tú hagas este sacrificio."

"Ahora, ahora. Hemos pasado por todo esto, viejo amigo. No hay garantía de que un operador pueda balancear el campo de inducción y simultáneamente calibrar la mezcla de integración. Y es muy tarde para automatizar el proceso. No, eso no lo haré -de otra manera yo habría insistido que tú te fueras."

Exedore sacudió su cabeza, colocando el escudete en su lugar. Era extraño cómo él, tan hacia el final de sus largos años, se había convertido en amigo de tal variedad extraordinaria de seres: Micronianos, Sentinels, hasta un Clon del mismo Zor. Y Cabell, que era un compañero y alma similar, antes que el maestro que su posición otrora habría requerido que él fuera.

Ambos estaban trabajando tan rápido como podían aún mientras meditaban. Los satélites de vigilancia dieron la noticia de que las naves esfera se estaban acercando al planeta a una velocidad mucho más alta de la que había sido prevista.

Aún, Exedore se veía calmo, él y Cabell tendrían tiempo para llevar a cabo su último acto. Los campos especiales de contención magnéticos comenzaron a aparecer, y en otros pocos minutos la Protocultura y la Anti-Protocultura se mezclarían en aniquilación mutua.

Hubo otro tono de advertencia -desde los satélites de vigilancia. "Una red de energía de tipo desconocido ha sido detectada, originándose desde la flota de esferas, moviéndose en la dirección de Tiresia."

Los dos compañeros detuvieron su trabajo y miraron hacia el altavoz. "Describa su naturaleza."

"Es no material," llegó la réplica, "una red de trabajo de energía mental en cierta manera asemejándose a la Conciencia y sin embargo diferente de ella."

Cabell se horrorizó. "Eso es porque ya no está enlazada al instrumental de Haydon IV. ¡Hemos sido atrapados inadvertidamente!"

Él se lanzó sobre sus controles, Exedore haciendo lo mismo, y se prepararon para disparar el dispositivo de infusión de la Anti-Protocultura, listo o no. Pero aún cuando lo hacían, la voz de computadora de la red de satélites anunció, "Los cálculos muestran que no hay tiempo para completar su esfuerzo actual. La Conciencia se ha adelantado a las naves esferas y ahora rodea el Royal Hall."

Pero para entonces Cabell y Exedore no necesitaban la computadora para que les dijese que algo estaba mal. Una red centelleante, como un sistema de autopista de luminiscencia estroboscópica en el cielo, había surgido a la existencia en todo el rededor del hall -no era la Conciencia misma sino un efecto secundario de la presencia de la Conciencia, un empleo de sus poderes mentales artificiales.

El interior de la enorme cámara piramidal que mantenía a la matriz se convirtió en algo como un acuario lleno de aguas extrañas e insustanciales, el aire brillando tenuemente mostrando colores a los cuales ni Exedore ni Cabell podían ponerles un nombre. Ello hizo que la música del facsímil de la matriz se volviera ominosa y causó que centelleara en un nuevo y siniestro modo.

Cabell, bañado con luz, sintió que su conocimiento se escabullía. "¡Fuego! ¡No hay que esperar!" Él mantuvo su control sobre sus sentidos por un momento extra, procurando caer contra el tablero de control y enganchar un brazo en el disparador de ignición, halando la palanca hacia abajo con él.

Exedore, viendo lo que él había hecho, se esforzó con lo último de su fortaleza por el botón de disparo, aunque él pensó que la carga era demasiado baja para lograr la destrucción total de la matriz. Cuando su dedo descendía, él vio que la unidad de descarga estaba radiante por la luz de la Conciencia.

Todo ello tuvo un sentido estremecedor; la Conciencia había sido removida de su instrumental -el propio Haydon IV- y sin embargo se mantuvo en un estado coherente. Así Haydon ha separado a la IA y la envió aquí para fundirse con la matriz -su nuevo instrumental.

La unidad de descarga no logró funcionar, por supuesto. El dispositivo construido por Exedore y Cabell para destruir la matriz empezó a morir, sus campos cayendo silenciosos, su principio de Anti-Protocultura a descomponerse al instante, retornando a la espuma quantum de la cual había sido extraída con un esfuerzo enorme.

Los efectos de luces de la Conciencia fusionándose con la matriz mostraron cierto patrón que había sido observado dentro de Haydon IV. Exedore se desplomó en su lugar en los controles.

A través de toda Tiresia, aquellos que eran valientes, curiosos, o lo suficientemente fatalistas para querer atestiguar el fin fisgonearon desde sus ocultamientos. Desde la cima del Royal Hall se levantó una nebulosa turbulenta, mostrando algunas de las características de la Conciencia, algunas del facsímil de la matriz, y algunas que eran totalmente extrañas.

La nebulosa iluminó la ciudad cuando ascendió más alto en la noche hacia las naves esferas que aguardaban. Tiresia fue perdonada de una última y completa destrucción. Exedore y Cabell se despertaron de la parálisis de la visita de la Conciencia y vieron la nebulosa de fuerza elevarse hacia lo alto en la negrura para reunirse con Haydon.

***

Max había esperado anotar una victoria rápida en el combate mano a mano con el mecha negro, pero la máquina enemiga era tremendamente fuerte y ágil, al menos un digno rival para su Alpha y quizá más.

Él se mantuvo firme contra aquello, sin embargo, sus propios reflejos como relámpagos siendo transmitidos a través del "casco pensante" y el entrenamiento de una vida en combate sin armas viniendo a su ayuda.

Sobre todo, él se asió al puño derecho globular de la cosa, aterrorizado de que si él lo soltaba aunque sea por un instante, el mecha negro dañaría o mataría a Dana, tal vez hasta lo aplastaría contra el propio Battloid de Max.

Las dos máquinas de guerra lucharon y se dieron golpes mutuamente cuando caían desde el cielo, ni los propulsores de alguno de ellos eran capaces de detenerlo o de darle la ventaja. Max trató de forzar el brazo derecho del enemigo en dirección contraria para ganar fuerza mecánica con las piernas de su Battloid y desgarrar el brazo derecho, que era de suma importancia. Pero el enemigo era perversamente inteligente y casi logró dar un puntapié a la cabeza de su Battloid.

En toda la confusión, sin embargo, los dos se las arreglaron para poner sus propulsores de los pies debajo de ellos y suavizar su caída un poco. Ellos se estrellaron en la fila superior de la bóveda de un bosque de tres estratos, rompiéndose las extremidades y espantando a la vida silvestre que salió aleteando y deslizándose con saltitos rápidos.

Quedaron colgados en la segunda fila del estrato, enredados en más ramas y redes de densas enredaderas. Max creyó ver una oportunidad para sujetar a su antagonista donde uno de los grandes troncos se dividía, inmovilizando al mecha negro y dándose la oportunidad que él necesitaba para rescatar a Dana.

Pero el enemigo parecía leer su mente y golpeó la cabeza del Battloid con la esfera en el extremo de su brazo derecho. Max la esquivó desesperadamente para evitar dañar a su hija y perdió su equilibrio. El Caballero Negro llevó su enorme puño izquierdo hacia abajo sobre el Alpha en el lugar en donde la clavícula de un humano estaría. El Battloid dio vueltas, cayó...

***

Rick se apresuró para alcanzar a Louie, quien a su vez estaba avanzando rápidamente como para no quedarse detrás de Lang. "¡Alto, maldita sea!" Si alguien podía verter alguna luz sobre lo que estaba sucediendo, ellos eran los dos genios de la Protocultura, pero ni uno parecía inclinado a detenerse. Finalmente Louie, más joven y más veloz, de a pie, alcanzó a Lang y lo hizo virar tomándolo de un hombro. "¡Doctor! ¡Escúcheme!"

"¡Suélteme!" Lang empujó a Louie con esa extraña fortaleza que Rick lo había visto exhibir en una o dos raras ocasiones. Pero Louie fue arrojado hacia atrás con fuerza extrema, impactando contra un árbol, lo que hizo a Rick recular, recuperó la fuerza y retomó la persecución.

"¡Rick!" Fue Lisa; tal vez ninguna otra voz lo habría hecho detenerse y darse vuelta en ese momento. Ella se estaba acercando corriendo, también, con Scott Bernard y Marlene. Los niños y la mayor parte de los otros los estaban siguiendo más lentamente en orden, pero Rick advirtió que Kazianna no estaba a la vista.

Él se comunicó por la red táctica con los guardias apostados en la zona de aterrizaje. "¡Mantengan a los Doctores Lang y Nichols bajo arresto hasta que yo llegue allí -y manténganlos separados!"

Él tuvo tiempo para repetir el mensaje por motivo de claridad, con el comandante del pequeño destacamento de guardia confirmándolo, antes de que Lisa interrumpiese.

"Rick, Marlene dice que todo comienza a despegarse o a disolverse. Algo está tratando de cambiar los planes de la Regis." Marlene estaba asintiendo con la cabeza. "Lo puedo sentir, aunque mi conexión con la Protocultura ya no es tan fuerte. Creo que la Regis y algo más están a punto de trabarse en una lucha tremenda."

"¿Haydon?"

Lisa asintió con la cabeza, "Suena como una buena apuesta. Yo quise oír lo que Aurora tenía que decir, pero ella se ha ido, también -ella y Miriya y Kazianna."

Ella señaló hacia el traje armadura de la Quadrono que desaparecía, desvaneciéndose en la dirección que Max y el Caballero Negro habían tomado. "Algo sobre ese mecha negro, y ninguno de ellos se tomaría el tiempo para explicarlo."

Rick deseó esperar hasta que todos estén de regreso a bordo del SDF-3 para aclarar las cosas, pero él entendió que ni siquiera habría tanto tiempo. "¿Qué es lo que Roy y los otros niños dicen?"

"Ellos están demasiado perturbados para tener mucho sentido, pero ellos obviamente piensan que algo muy peligroso está a punto de suceder."

"Eso es, entonces; haremos regresar a todos a la nave antes de que hagamos cualquier otra cosa." Cuando él dijo eso, ellos oyeron el sonido de motores pesados, y uno de los dos transbordadores despegó. Rick mantuvo al grupo moviéndose tan rápido como él pensó que ellos podían aguantar. Afortunadamente, Kazianna había dejado a sus Zentraedi atrás para ayudar a mantener la seguridad.

Precisamente antes de que el destacamento alcanzase la zona de aterrizaje hubo otro rugido, y un Alpha se alejó tras el transbordador.

Cuando el grupo llegó al transbordador restante, ellos encontraron a las aturdidas personas de seguridad lidiando con sus propias heridas. "Yo -yo no estoy seguro de cómo sucedió, señor;" un comandante consternado dijo a Rick. "Teníamos al Doctor Lang y al Doctor Nichols en custodia -y entonces repentinamente Lang había golpeado a tres de mis mejores hombres, y la escotilla del transportador se abrió totalmente por sí misma para dejarlo entrar. Todos se amontonaron sobre Nichols para asegurarse de que él no se escaparía. Lo teníamos bajo control hasta que uno de los Battloids sólo se arrodilló, sin nadie si quiera en los controles, para liberarlo. Luego él abordó y despegó tras Lang."

"La nueva era de los milagros," Vince murmuró.

Rick no respondió. Lisa ya había enviado a alguien para ver si el transbordador restante estaba funcionando; lo estaba, al igual que los mecha.

"Varias personas han expandido sus poderes mentales de un modo u otro," Jean Grant observó. "Parece que, al menos en algunos casos, esos poderes expandidos están creciendo ahora."

Rick oyó una nota pensativa en su voz y giró hacia ella para verla observando a los niños del SDF-3. Lisa dijo abruptamente, "¿Jean, qué estás diciendo?"

Por un momento Rick temió lo mismo que su esposa: que el punto de Jean era que los niños iban a ser considerados ahora una amenaza, que finalmente había llegado a descender la guerra dentro de las familias.

Pero en vez de eso, Jean Grant mostró la primera insinuación de una sonrisa que ellos habían visto en ella en mucho tiempo. "Lo que estoy diciendo es que, los niños piensan que sería una buena idea salir del nuevo-espacio - -y la Regis está algo ocupada de repente -y en alguna parte no demasiado lejos, nuestros dispositivos de transposición están esperándonos."

En el silencio del momento que siguió, Rick oyó los extraños gritos y chirridos de la fauna silvestre de Omphalos. Vince colocó un brazo alrededor de su esposa y la besó. "Tú eres algo semejante, en broma."

Rick ya estaba haciendo señales con la mano. "Muy bien, prepárense para abordar. Todos tendremos que estrujarnos en un transbordador."

"¿Vamos a casa, papito?"

Él se agachó y recogió a su hijo. "Sí, nos vamos a casa."