Capítulo 32

Ustedes, humanos, deberían poner menos reparos a nuestros temples. He observado su propio comportamiento. Con mejores colmillos y garras, podrían llegar lejos.

Lron, como se cita en Karbarra de Noki Rammas

Los capitanes del Grupo Local, siguiendo el ejemplo de Hodel, habían hablado valiente y resueltamente al exhortar a sus tripulaciones. Cuando ellos iniciaron su ataque sobre el voluminoso guerrero Robotech del tamaño de un planeta, sin embargo, lo hicieron con considerable cautela.

El primer golpe aplicó improvisados misiles estratégicos: astronaves subluminales cargadas con explosivos termonucleares preparadas para moverse por control remoto. Zánganos y sondas robot fueron delante de ellas, disparando con armas apresuradamente instaladas, para atraer el fuego y testear las defensas del mecha megacósmico.

Los dispositivos visuales remotos daban a sus controladores una vista extraña de un Haydon IV reconfigurado, el cual lucía cada vez menos y menos como una figura humanoide al ir acercándosele la misión kamikaze. Hodel se encontró a sí mismo aguardando la acción para comenzar, una vez que los remotos volasen entre los brazos extendidos; físicamente imposible como lo era para estructuras de ese tamaño moverse con alguna velocidad, él no pudo menos que sentir que uno de ellos atacaría ferozmente en cualquier momento para borrar fuera de la existencia a las naves improvisadamente equipadas.

Eso no ocurrió, sin embargo, y Hodel desechó la noción al igual que la expectación natural de los Karbarrianos, cuyo estilo de lucha osuno dependía tanto en sus brazos imponentemente poderosos. Él se inclinó más cerca para mirar curiosamente por sobre el hombro de un operador remoto y seguir el ataque.

Esa nave en particular era una nave mensajera Tiroliana, pequeña pero muy rápida y ágil. Cayó en picada sobe Haydon IV cuando las armas de plasma del planeta comenzaron a abrir fuego a alcance extremo. Como el personal de inteligencia había proyectado, no hubo repetición de asumir la dirección del sistema automatizado por parte de la Conciencia. Debido a los daños sufridos en el ciber-ataque de Louie Nichols o a la batalla cerca de la Estrella de Ranaath, o tal vez aún a causa de esta mechamorfosis final, la IA guía de Haydon IV ya no parecía capaz de ese tipo de acción hostil.

La nave mensajera estaba precedida por sondas que habían sido montadas con propulsores adicionales para la misión suicida. La llamarada de largo alcance de las baterías de plasma regaba discos de aniquilación por la noche del espacio, su precisión no muy notable a ese alcance.

Las sondas y zánganos se abrieron paso, sus computadoras y sensores de a bordo incrementando la guía desde sus operadores a bordo de la nave.

"Torpe," Hodel dijo en voz alta y ronca, refiriéndose al fuego defensivo de Haydon IV. "Lento."

Él miró a Ntor. "Han sido debilitados. Los tenemos ahora."

Ella gruñó lealmente. "Sí, señor. Pero-" su sentido del deber la hizo agregar, "todavía detecto actividad bajo la superficie. Parecen ser inmensos servomecanismos, energizados y funcionales."

"¿Tienen capacidad de mechamorfosis?"

Ntor estudió sus instrumentos. "Negativo, por lo que puedo ver."

Hodel lanzó una garra terrible. "Entonces los servos no les ayudarán. Estoy más preocupado por esas naves esferas; mantén una vigilancia cuidadosa."

Pero los remotos se precipitaron hacia el torso inmenso de Haydon IV no encontrándose con naves oponentes. "Ellos no consiguieron potenciarlas," Hodel concluyó.

Prah, la capitana Spherisiana del Quartzstar, se presentó en la red de comando. "Capitán, puedo sugerirle que preservemos algunos de nuestros zánganos principales para reconocimiento."

"Estoy de acuerdo," Hodel dijo. Él realmente no había esperado que los señuelos sobreviviesen al acercamiento, pero las cosas estaban saliendo mejor de lo que él había esperado.

La mitad de los señuelos, la mayoría de ellos sondas para minería más voluminosas, se habían perdido en el acercamiento a las armas de plasma. Al igual que muchos más arremetieron para emprender bombardeos sobre las baterías de defensa doblegadas, esquivando las descargas de la artillería antiaérea.

Las armas del planeta artefacto ahora estaban divididas entre los atacantes zánganos y las aproximantes naves controlados por remoto, junto con zánganos adicionales escoltándolas. La nave mensajera comenzó su picada dentro del corto alcance de las armas. La zona objetivo estaba cruzada en todas direcciones por géiseres de discos de aniquilación, uno justo a la cabeza del próximo, a tal alta cadencia de fuego que prácticamente se tocaban.

El poder de fuego de las sondas no era suficiente para penetrar la armadura de las inmensas torretas de las armas, pero sus ataques ayudaron a averiar la puntería de los cañones de plasma e hicieron al menos algún daño a los sensores de objetivo. Sin embargo, uno a uno los zánganos y las sondas eran sacadas fuera del aire por el mero volumen del poder de fuego cerca de la superficie del planeta.

Pero para entonces la nave mensajera se estaba abriendo camino a través del fuego AA, dirigiéndose hacia un enorme complejo de control de fuego en la vecindad general del plexo solar del mecha megacósmico.

En el puente, Ntor reportó, "Señor, estamos detectando una afluencia de poder hacia esos servomecanismos de nuevo."

Hodel se separó contra su voluntad de la acción principal lo bastante para decir con irritación, "¿Algún movimiento?"

"Todavía no, señor."

"Manténgame informado."

Luego él volvió a vigilar la pantalla principal cuando la nave mensajera caía en picada como un halcón hacia Haydon IV. Hubo un momento de desilusión completa cuando un golpe incidental de un disco dañó uno de los propulsores de dirección, pero el operador tuvo suficientes auxiliares para compensar.

Esparcidos detrás en la estela de la nave mensajera, más kamikazes llevaban a cabo sus acercamientos.

Ntor interpuso de nuevo. "¿Señor? Los servomecanismos se activaron. Los pescantes de los brazos se están moviendo."

Hodel verificó los datos. Los brazos se estaban moviendo tan lentamente que no presentaban ninguna amenaza creíble. Todavía, moviéndose de esa manera -ellos le hicieron recordar de algo, de cierta leyenda Robotech...

"Primer misil: treinta segundos para impacto," alguien advirtió, y Hodel suspendió sus meditaciones.

"Asegúrense de que los zánganos sobrevivientes estén fuera del punto de impacto," Hodel ordenó. "Coloquen -¡urgente!- a los números cinco, siete, ocho, y diez en vuelos de reconocimiento del otro lado."

"Quince segundos."

La nave mensajera se había escapado yendo por debajo del ángulo de fuego más bajo de las armas AA, demasiado bajo para que la mayor parte de las defensas fijen objetivo. Derramando con abundancia humo y flamas, se bamboleó y pasó traqueteando a través de los últimos kilómetros, el complejo de control de fuego asomándose como una escarpa Robotech.

"¿Qué fue eso?" Difícil de descifrar o en las visuales o, gracias a la mezcla de alquimista de las energías de abajo, por el sensor, algo parecía ir destellando a través del cuerpo-terreno de Haydon IV. Como una sombra azul rasante, eso titiló directamente hacia la zona objetivo.

El dispositivo captador visual de la nave mensajera dejó de transmitir al impactar, por supuesto, pero otros instrumentos mostraron el brusco estallido de la explosión: la aparición casi mágica de una super bola de fuego que hizo pensar a muchos observadores en el big bang.

"¡Reporte de daños!" Hodel expresó entre gruñidos agitadamente aún mientras la bola de fuego se expandía. Si algo quedase del complejo, él enviaría una segunda nave misil hacia el objetivo para acabar con los restos; de lo contrario, él aceleraría los otros kamikazes hacia sus objetivos asignados. La prueba de que las armas de ataque podían hacer blanco en Haydon IV lo tenían regocijándose.

Pero entonces llegó la voz de Prah desde el Quartzstar. "¡Atención, Tracialle! Nuestros instrumentos muestran que no hubo impacto. Algo escudó la zona objetivo de la explosión."

"¡Imposible!" Hodel bramó en voz tan alta que hasta sus camaradas Karbarrianos se sobresaltaron.

Ntor interpuso. "Negativo, señor. Observe." Ella había dividido la pantalla principal. Junto a la imagen en tiempo real del ataque nuclear expandiéndose, ella estaba proyectando la luz oscilante que había corrido deprisa a través de la superficie del mecha megacósmico.

Era un círculo azul grande, como la imagen de un proyector sobra la superficie de Haydon IV. Eso se movió muy rápida y directamente hacia el punto de impacto, un punto de luz de unos cien kilómetros de diámetro y sin embargo pequeño en comparación al enorme torso.

Los técnicos del Tracialle estaban confirmando lo que el Quartzstar había hallado: El golpe del ataque nuclear había sido desviado. "Y vea, dos más de esos extraños lugares de energía," Ntor agregó. Hodel aulló airadamente a los tres círculos azules, yendo sin rumbo de acá para allá a través de los módulos del planeta reconfigurado como insectos zumbadores.

Sin aviso, Exedore apareció en la pantalla principal. "Capitán Hodel, yo he visto este fenómeno antes. Es un sistema de barrera de precisión, sin embargo cómo Haydon adquirió conocimiento de ello, no lo sé. No hay tiempo para explicar; usted debe retirar a su flota."

La garra de Hodel golpeó violentamente el brazo de su silla de comando. "Sólo hay tres de esos pequeños y miserables puntos. ¡Les daremos con todo lo que tenemos, todo de una vez -y los aniquilaremos!"

Waysee, al mando del contingente Garudiano de dos naves, apareció en la red. "No hay garantía de que podamos concentrar nuestro ataque con suficiente precisión."

Hodel disparó en respuesta, "¡Eso si todos ustedes hacen caso a las ordenes! Ahora, enlace a sus operadores con mis controladores, quienes coordinarán todos los ataques. Los ablandaremos con las naves suicidas, ¡entonces los volaremos!"

"Más lecturas de los pescantes de los antebrazos," Ntor le dijo a él.

Hodel giró rápidamente. "¿Alguna señal de capacidad ofensiva?"

"No, Capitán, sólo acumulación progresiva de poder."

Hodel vociferó una risa. "Mayor bien les hará cuando diez naves golpeen al mismo tiempo. ¡Controladores! Prepárense para una operación de ataque unificado -golpes simultáneos a través de todo ese traje de hojalata vacío."

Cuando la flota se reagrupó y se puso en movimiento de nuevo, todo los señuelos y las naves kamikaze salieron con ímpetu hacia delante para el ataque coordinado, Exedore verificó y cotejó datos de vuelta en el Royal Hall.

"No sé cómo lo hicieron, Cabell. Tal vez los Haydonitas aprendieron algo cuando nos tenían prisioneros, o tal vez es algo descubierto tiempo atrás cuando el Regente tenía prisioneros a los Sentinels en Haydon IV."

"Tal vez es mucho más simple, algo implícito en la Robotecnología que Haydon descubrió al momento que los Micronianos lo hicieron."

Exedore se encogió de hombros débilmente. "Ni más ni menos. En todo caso eso prueba que no sabemos a qué nos enfrentamos. Debemos conseguir que Hodel y los otros suspendan el ataque."

"Retirada: algo en lo que los Karbarrianos nunca han sido buenos," Cabell observó.

***

Al menos Hodel tuvo la cautela de quedarse bien atrás al lanzar su ataque.

El fuego de las baterías de plasma era menos efectivo ahora que los zánganos estaban abajo y bombardeando la superficie del planeta; aquellos que habían sido enviados para explorar el otro lado fueron traídos de regreso y lanzados en el asalto. Como Hodel había observado, los frecuentes círculos del escudo barrera de precisión no podían estar en todas partes al mismo tiempo.

Pero al igual que había servido al SDF-1 tan bien décadas antes, la defensa redujo la ventaja de los atacantes dramáticamente. Sin embargo, las naves señuelo infringieron estragos sobre todo el lado cercano de Haydon IV.

De las diez naves preparadas para el ataque nuclear enviadas para destrozar la resistencia, dos fueron destruidas por el fuego todavía a gran distancia sobre el mundo artificial, y otras dos que se aproximaban, aunque para entonces los señuelos habían puesto a muchas cañoneras fuera de acción.

Hodel, gritando en la lujuria de la batalla, ignoró los intentos de Exedore por comunicarse con él por el sistema de comunicaciones. Ntor observó la acumulación progresiva de la energía en los pescantes pero no se atrevió a mencionarlo de nuevo.

Las naves sobrevivientes descendieron muy velozmente para atacar cuando planeaban, dispersas a través de Haydon IV. Tres fueron interceptadas por las barreras de precisión, pero las otras tres asestaron golpes en el pecho, el cuello, y la parte inferior del abdomen de la figura Robotech que era el mundo artefacto. Esta vez el planeta tembló por las super bombas tan colosales que aún un continente de coraza no lo haría resistente a ellas.

Haydon IV estaba desgarrado en tres lugares, energía y sistemas vaporizados manando de él. Explosiones secundarias sacudieron con ruido la figura megacósmica y se proveyeron de orificios en la vecindad del hombro derecho, haciéndolo volar. Los flujos de discos de aniquilación se extinguieron gradualmente.

Los Karbarrianos en el puente del Tracialle, gruñendo sus cantos de guerra, guiaron el camino en al ataque. El resto de las naves del Grupo Local corrieron deprisa después, algunas de las otras razas hasta abordando el canto de los Karbarrianos.

Haydon IV se asomaba en forma amenazadora cerca, y la flota preparó sus armas para un asalto decisivo final. Por fin Exedore se las arregló para pasar por encima de las comunicaciones de la flota y poner su imagen en sus pantallas.

"¡Reviertan el curso, tontos! ¡Retírense! Los pescantes -¡los pescantes son armas también!"

La naturaleza precisa de la amenaza se había formado en su mente al igual que lo había eludido, hasta que él por casualidad dio un vistazo a un esquemático en el centro de comunicaciones, allí en el Royal Hall. En él, la figura de Haydon IV estaba representada como un tipo de esbozo tosco, y él vio las cosas por lo que eran.

En lugar de los brazos y antebrazos Robotech articulados, los miembros del planeta habrían sido mazas, o los brazos de un imán en forma de herradura, o un diapasón...

O las proas del SDF-1.

"¡Salgan, salgan antes de que sea demasiado tarde!" Exedore gritó, pero pocos estaban escuchando.

Uno de ellos era Prah en el Quartzstar. "¡Atención, Hodel! Aconsejo urgentemente que suspendas el ataque hasta considerar el aviso de Exedore. La acumulación progresiva de energía a lo largo de los pescantes de los antebrazos se ha intensificado."

Hodel no estaba considerando nada, y tampoco lo estaban los demás a bordo del Tracialle. Alrededor de los pescantes, burbujas de energía brillante y chasqueante se estaban formando y estallando en una efervescencia brillante, pero eso no disuadió al resto de la flota ni por un momento. Prah, sin embargo, comenzó a desviarse, apartándose del curso de ataque y demandando que Hodel y el resto hicieran lo mismo, haciéndole caso a Exedore, antes de que fuera demasiado tarde. El Valivarre la imitó, principalmente debido al respeto de los clones Tirolianos por Exedore y Cabell. La voluminosa nave minera se alineó detrás de la resplandeciente y vítrea chuchería que era el Quartzstar aún cuando Hodel gruñó su desprecio hacia ellos y retornó a su asalto.

Haydon IV estaba siendo estremecido por temblores y erupciones internas gigantescas. Los lugares precisos se habían ido. Los sensores de la flota registraban un centenar de objetivos grandes, expuestos e indefensos y otros más pequeños, demasiados para ser contados. En su ansia, el Tracialle dejó atrás al resto de las naves del Grupo Local, apremiado por derramar sangre.

Lenguas de flama estelar anaranjada estaban deslizándose y erizándose alrededor de los pescantes y retorciéndolos de arriba abajo, aparentemente deseosos de ser puestos en libertad. Hodel pensó que los pescantes no merecían que se les preste atención pero disparó un barrido de proa de misiles hacia ellos al acercarse, sólo para asegurarse.

Moviéndose muy rápidamente hacia delante a velocidad de ataque, el Karbarriano estaba casi más allá de los pescantes cuando sus misiles asestaron, y el día del juicio final ocurrió. De repente las energías en los pescantes bulleron, se liberaron, al igual que las proas del SDF-1 se habían configurado en un arma principal y disparado en el día de su lanzamiento tantos años atrás. Los misiles de Hodel fueron vaporizados.

Una nube de energía revuelta apareció entre los pescantes, y un torrente desvariado de destrucción total fue disparado de ella. El super rayo, de kilómetros de diámetro, lanceó hacia el exterior y lavó a través de las naves del Grupo Local que se aproximaban; por donde él había flameado, nada fue dejado atrás sino partículas elementales.

El Valivarre y el Quartzstar, ambos dañados por el mero lavado periférico de la descarga cerrada, se prepararon para otra descarga. Pero no llegó. En realidad, los pescantes estaban ennegrecidos y dejando escapar flujos de poder. La descarga cerrada había dañado a Haydon IV así como destruido la mayor parte de la flotilla.

"Nosotros -nosotros vamos a retroceder y a esperar," Prah dijo con una voz deprimida; los clones en la convertida nave minera Zentraedi asintieron.

El Tracialle, dañado por la abrupta aparición de la tempestad de poder entre los pescantes detrás de él, de algún modo escapó de la aniquilación por una fracción de segundo. Estremecido y desgarrado, sus sistemas de comunicaciones fritos y otros amenazando con fallar, él se zambulló hacia el planeta.

"No creo que alguno de los otros lo lograra, señor," Ntor reportó. "Al menos, no tengo visuales de ellos. El resto de los sensores fueron dejados fuera de combate."

"Entonces nos compete a nosotros," Hodel dijo calmadamente. "Dirijámonos hacia el corazón."

Todos vieron a lo que él se refirió, un nexo de control expuesto tan grande como un área de inundación en el pecho superior derecho de la figura del mecha. Lo que pocos datos les habían indicado que era un punto vulnerable.

Ellos también sabían que no había marcha atrás, aún si los pescantes estuvieran inoperantes. Los motores del Tracialle estaban a su máximo poder -ellos se sobrecargarían en momentos. Como la mayoría de los otros, Hodel y Ntor sintieron que ellos ya habían presenciado esta muerte una vez, en sus cantos de presagios.

Los pocos cañoneos de discos de aniquilación que las armas de plasma pudieron lograr eran una pálida imitación de sus anteriores andanadas, desesperadamente bajos de poder e inexactos. El peligro, por mucho mayor, era que la nave abastecida con Sekiton se despedazaría, pero de algún modo se mantuvo unida. Por cierta suerte de la tecnología o capricho de los Formadores, el sistema de comunicaciones de los Karbarrianos comenzó a funcionar de nuevo justo al final, y los sobrevivientes oyeron sus rugidos cuando la tripulación del Tracialle iba a hundir sus colmillos en el corazón de su enemigo. Hacia abajo y más abajo su nave caía a plomo, sobre el pecho de Haydon IV como un cometa vengador. Las detonaciones que aquello provocó hizo entrar al mundo artefacto en convulsiones letales.

El Quartzstar y el Valivarre, llevando a cabo reparaciones para restaurar el soporte de vida y cierta cantidad de poder de maniobra, fueron iluminados por la nova distante del golpe mortal de Haydon IV. Prah miró tristemente y estuvo a punto de volverse, cuando alguien dijo, "Estoy registrando naves espaciales -¡muchas de ellas!"

Prah dijo bruscamente, "¿Origen?"

"Son naves esferas; creo que emergieron desde el otro lado, justo antes del final."

Por un momento Prah pensó que ese iba a ser el final de su nave, después de todo. Pero el enjambre de naves esferas, un centenar y más, se formaron y emprendieron viaje sin prestar al Quartzstar o al Valivarre ninguna atención.

Su curso indicaba directamente hacia Tirol.