Capítulo 27

¿Por qué los terrícolas están tan sorprendidos de que no haya ninguna evidencia fósil u otra indicación del origen de la Flor dejada atrás en la Tierra ­o tampoco de los Pollinators? ¿Todavía no han comprendido que estamos hablando de Haydon?

Cabell, Zor y la Gran Transición

Aún puestos en fila como lo estaban, apresados en sus tronos en la alfombra volante como tantos trofeos en una repisa de la chimenea, los Ancianos Robotech hacían conocer su ácido resentimiento -por sus ojos, su timbre mental, su aura misma. ¿Por qué no estás reuniendo tus máquinas de guerra? ¡Debes aplastar a las Amazonas!

Haydon era Uno de nuevo, de pie, como él raramente lo hacía, a la distancia a través de la llanura de la máquina, alto como un pico. Sin embargo, él captó la acidez de ellos, casi frunciendo su pensamiento.

Haydon giró hacia ellos, levantándose del llano de aleación y flotando hacia la torre fantástica en cuyo pináculo ellos descansaban. Él era tan enorme que el aire lamentaba y remolineaba en turbulencia a su pasó. Aún a esa altura delgadamente aireada, su cabeza se asomó en forma amenazadora sobre ellos.

USTEDES SON UNOS ORGANISMOS INSIGNIFICANTES E IRREFLEXIVOS. NO ES DE EXTRAÑAR QUE HAYAN LLEGADO AL ESTADO LASTIMERO EN EL CUAL YO LOS ENCONTRÉ.

Los Ancianos dispararon en respuesta, ¡Tú necesitas las Flores!

YA SE LO HE HECHO SABER A LAS PRAXIANAS, la gran cabeza transmitió sus palabras.

¿Qué? ¡No! ¡Tú las debes tomar por sorpresa, hacer añicos toda resistencia con tu primero golpe! El mundo artificial ya debería disminuir la construcción de las naves esferas; seguramente no podría mantener una guerra prolongada.

Haydon retrocedió, ligero como una pluma sin embargo agitó corrientes de aire inmensas con su movimiento. IGNORANTES. HAY OTRAS MANERAS DE LOGRAR LAS METAS ADEMÁS DEL ASESINATO Y LA DESTRUCCIÓN.

Cuando se sostenía en el aire, Haydon realizó todavía otro cambio sobre sí mismo. Esta vez los Ancianos fueron sacudidos de tal manera que hasta la acidez caprichosa de sus espíritus los abandonó.

***

Los sistemas de poder habían sido instalados hace mucho tiempo en Nueva Praxis, pero la ceremonia de esta noche decretaba la luz de antorchas.

La ciudad tenía la apariencia de la arquitectura Amazónica tradicional, que a menudo recordaba a los humanos una mezcla de la arquitectura Japonesa clásica y Nórdica de la Edad Media. Aquí, sin embargo, estaba trabajada en materiales locales, siendo de piedras de corte áspero poco diferentes excepto por la madera obtenida de las Flores permitidas crecer hasta la fructificación total. A pesar de que las guerras feudales de los Praxianos habían terminado generaciones atrás, sus edificios todavía tenían la apariencia de fortificaciones.

La importancia de las Flores de la Segunda Generación iba más allá de fabricar provisiones. Como la única planta compleja que podía prosperar en el suelo de Optera, ella mantenía gran parte del ciclo CO2-oxígeno que hacía al planeta habitable. Así, gran parte del esfuerzo de los Praxianos en recolonización había sido dirigido a una tercer siembra del lugar.

Hacia arriba del camino central de su ciudad reconstruida la Hermandad venía en multitud, marchando lúgubremente, las antorchas sostenidas en lo alto. Estaban acudiendo en sus mejores armaduras y atavíos, las armas afiladas y pulidas, sus fantásticos cascos de guerra pulidos.

Al final de la avenida principal de sus antiguas ciudades se encontraba normalmente el Whaashi, un centro de nacimiento o jardín de infancia. No obstante las mujeres guerreras no sabían nada de cortejo, sexualidad, o embarazo, al menos hasta la guerra de los Sentinels, los monolíticos Whaashi se ocupaban de que su raza perdurase. Siempre había sido así, desde los tiempos legendarios de la aparición de Haydon.

Aquel no era ningún Whaashi, sin embargo, al final de la calle principal de la nueva capital de Zanshar de la Hermanada. Era un gran bloque de un lugar, recordativo de los lugares de nacimiento, pero había sido construido con la ayuda Tiroliana y humana -porque todos los Whaashi se habían perdido cuando Praxis había sido desgarrada por el Apocalipsis planetario.

Entre las Hermanas andando en grupos junto con ellas en silencio con sus flameantes tizones, unas cuantas figuras más pequeñas podían ser vistas -un niño refugiado bajo la ondulación de la capa bordada de una madre o caminando a su lado, trotando para mantener el ritmo.

Todas eran niñas. Algunas eran el resultado del contacto de las Praxianas con los humanos o, en un puñado de casos, los clones de Tirol. Pero eran pocas, y mientras que eran amadas, ellas no eran la descendencia del Whaashi, y los ritos y regalos del Whaashi estaban arraigados profundamente en la psiquis de las Amazonas.

La construcción al final de la avenida era otro tipo de lugar de vida, donde las ciencias de Tirol podrían procrear clones de Hermanas que anhelaban progenie. Estos niños, también, eran apreciados y bienvenidos, pero ellos no eran la bendición del Whaashi, tampoco, y la mayor parte de las Hermanas anhelaban la comunión mental con el Whaashi que procreaba una nueva y predestinada criatura.

Esperando en la cima de los escalones en el centro de clonación estaba Bela, una hilera de mujeres guardianes debajo de ella, también sosteniendo antorchas. Cuando la multitud entró en la plaza frente a ella y se diseminó para llenarla, Bela echó hacia atrás su capa de campaña para exponer la empuñadura de su espada, su mango envuelto en alambre dorado, su pomo una gema azul centelleante sujeta en una garra de hierro negro. Del otro lado de su cinturón colgaba una enorme pistola Badger.

Ella descansó su mano enguantada sobre la empuñadura. Por el cielo voló rápidamente una forma brillante de juegos de alas dobles color plateado borroso. Hagane; el malthi de Bela, se posó en su hombro y soltó un grito de advertencia penetrante. Cuando las Hermanas habían entrado a montones en la plaza y hubo silencio, Bela habló.

"He tenido los sueños, al igual que todas ustedes los han tenido. He visto los informes de cómo las estrellas están desapareciendo del cielo. Lo que estas cosas significan, no lo sé. Sin embargo, como fuimos llamadas a este lugar y hora por las voces dentro de nosotras, es que hemos venido.

"¿Verdaderamente Haydon nos ha hablado? No puedo decirlo, y todos los informes y mensajes desde los otros mundos están en conflicto y confusión. Pero el sueño que yo soñé me mostró un Whaashi reconstruido, al igual que se lo mostró a ustedes, y-"

Ella se detuvo, sintiendo una presencia detrás de ella. Hagane emitió un estremecedor chiflido pero luego quedó en silencio siendo no característico de ella. El gentío quedó boquiabierto, y Bela giró para ver a Haydon. A ella le tomó un momento pronunciar palabra.

"Saludos, Gran Madre," Bela exclamó, y se arrodilló. El resto de las Praxianas hicieron una genuflexión.

Sobre ellas estaba suspendida la imagen del cambiado Haydon, un Haydon del aspecto del Yin. Las conformaciones del cráneo blanco, los contornos del vasto cuerpo debajo de su capa, las emanaciones mismas que la figura emitía -esto no dejaba dudas. Haydon era como Haydon había sido en una era pasada.

La prueba final se hallaba en el tono de la voz mental, obviamente femenina. COMO DIJE QUE LO HARÍA HACE MUCHO TIEMPO, HE REGRESADO A LA HERMANDAD DE PRAXIS.

La figura había llegado de ninguna parte y puede que probablemente haya sido alguna imagen u holograma transmitida por señal. Pero los sentidos interiores de las Praxianas discernían diferentemente.

"Le estamos agradecidas," las miles de voces murmuraron juntas.

Era el gran secreto que las Praxianas habían ocultado de todos los demás, aún de sus aliados Sentinels: la línea femenina de la Esencia Divina de Haydon que no se había hecho manifiesta en ningún otro lugar en el universo.

YO RESTAURARÉ EL WHAASHI. Y A CAMBIO USTEDES HARÁN AQUELLO QUE REQUIERO DE USTEDES.

Bela siempre se había considerado devota, y la mismísima idea de un nuevo Whaashi fue suficiente para hacer dar un salto a su corazón. Pero algo le había sucedido a ella en su servicio con los Sentinels, experiencias que le habían enseñado que un líder no podía afrontar la simple y abierta fe a la que otros se aferraban.

Así, cuando los gritos de alegría de las Amazonas se extinguieron gradualmente, Bela alzó su formidable voz. "Le agradecemos y le alabamos por esta benevolencia, Haydon, ¡Primera Madre! ¿Sin embargo cuál es la naturaleza de la tarea que usted requiere de nosotros?"

Hubo ciertos rezongos airados de sus súbditas por su impertinencia.

SALGAN AHORA Y REUNAN TODAS LAS FLORES DE LA VIDA QUE NO HAN ALCANZADO LA FRUCTIFICACIÓN. A AQUELLAS QUE HAN DADO FRUTO O QUE LO HARÁN, DÉJENLAS. TODAS LAS DEMÁS SERÁN AHORA CONSAGRADAS A MÍ. ¿Flores inmaduras? "Protocultura," Bela susurró para sí, no atreviéndose a decirlo en voz alta. Luego, en voz tan alta como ella pudo, demandó, "¿Por qué la Primera Madre quiere Protocultura? ¡Nosotras, quienes hemos luchado en las guerras causadas por ella, debemos saber con qué fin se la requiere!"

Las objeciones y castigos de la multitud eran más fuertes. "¿Qué importa?" "¡Tú blasfemas!" "¡Cualquier cosa! ¡Cualquier cosa por el Whaashi!"

Los ex aliados Sentinels se habían trabado en combate abierto, y la mezcla política del Grupo Local se estaba volviendo tóxica. Los intereses y peligros de los otros planetas ya no eran el asunto de las Praxianas, especialmente desde que el desafiante Haydon comprometiese la concesión del Whaashi. Tal era el sentimiento popular en la plaza.

El singular órgano en el centro de la frente de Haydon retoñó y se encendió como una estrella. Su voz colérica llenó sus mentes. ¡NO LES CORRESPONDE A USTEDES CUESTIONAR! ¡HAGAN COMO LES ORDENO O SIENTAN MI DESAGRADO!

Aún más aterrorizante, el suelo de Optera/Nueva Praxis semejante a huesos mal encajados bajo sus pies. Las Amazonas, quienes ya habían perdido un mundo-hogar por solevantamiento, gimieron su consternación.

Allí había cientos de voces clamando por entregar las Flores. Bela sacó su pesada y fornida espada de su vaina de modo que la hoja destelló con la luz de las antorchas y del centelleante Haydon.

"¡Lo prohibo! Hasta que sepamos el propósito detrás de este mandato."

Ella había recibido noticias de la desaparición del SDF-3, por supuesto, y de los eventos en Haydon IV -informes contrarios que sólo se sumaron a sus dudas sobre libertar más Protocultura. La visión de Haydon hasta podría ser de algún modo el truco de un enemigo desconocido.

Pero la multitud no estaba con ella. Su miedo a la cólera de Haydon y a la catástrofe planetaria y su necesidad del Whaashi eran demasiado grandes. Con un rugido unificado, ellas subieron rápidamente los escalones.

La guardia personal de Bela vaciló, algunas de ellas más a tono con la posición de la multitud que con la de la reina. Pero ello apenas importaba; vacilando si acuchillar o abrir fuego sobre sus propias Hermanas, ellas cayeron ante la oleada de las altas mujeres guerreras.

Bela se cuadró sobre los escalones, espada en un puño, pistola de asalto en el otro, para enfrentarlas. Pero cuando ella vio caras que ella amaba, camaradas con las que ella había servido, madres de niños que ella tenía viniendo hacia sí, ella supo que no les podía hacer daño.

La multitud se había detenido poco antes de llegar a ella, intimidada por ella aún en la extremidad de su pasión.

Bela enfundó su pistola, envainó su espada, y se paró con los brazos colgando fláccidamente a sus lados. La multitud retrocedió del modo en que había venido. Ya las Amazonas estaban organizando operaciones de cosecha. Haydon, mirando hacia abajo, encontró Su obra manual bien.

***

"Y así la fase final de mi plan -el de Zor- fue puesta en marcha," Rem dijo.

Él alzó su mano hacia Rick y Lisa Hunter. "Y el ciclo de la historia visita a la Tierra otra vez. El último planeta que Zor sembró, o más bien, en el caso de la Tierra, resembró con la Flor. Con el SDF-1."

"Y con la ayuda de los Zentraedi," Kazianna murmuró mientras estaba reflexionando sobre todas las cosas que él les había dicho.

"Sí, los primeros en caer víctima de la seducción de la música," Rem le dijo a ella serenamente. Él extendió su brazo para circundar los hombros de Minmei. "Supongo que cada niño de Tirol es susceptible a ella, realmente."

"La Protocultura me dio discernimientos en el poder del Arpa Cósmica y cómo la música podría echar por tierra la dominación mental de los Maestros Robotech."

Dolza descubrió aquello, Lisa pensó, pero lo mantuvo para sí misma como para no desviar el curso de la conversación.

Ellos estaban reunidos en la enorme área bi-nivel de conferencia -la mayoría de los líderes y ciertos otros cuyos testimonios eran pertinentes. Café y otros refrescos habían sido traídos. Las pantallas mantenían una vigilia constante en los niños y su cántico, pero nada parecía haber cambiado excepto que el término Aurora se ponía en fase yendo y viniendo de vez en cuando. Ella no deseaba o no podía responder a ninguno de los adultos, pero todos tenían la sensación de que allí había una gran cantidad de información siendo intercambiada entre ella y los niños del SDF-3.

"Con música, Zor reprogramó, supongo que se podría decir así, a unos cuantos Zentraedi de los más leales a él," Rem dijo. "Aunque yo prefiero considerarlo como que él los liberó. Nunca se les ocurrió a los Maestros que los Zentraedi pudieran encontrar una causa mayor que la obediencia."

"Afortunadamente para la Tierra ellos no aprendieron su lección," Rick murmuró a Lisa.

El pensamiento la inquietó por un momento. ¿Qué habría ocurrido si los Maestros Robotech hubiesen eliminado de algún modo su talón de Aquiles? Seguramente la Tierra habría sido devastada peor que Optera.

Pero eso no había sucedido; no hubo intensión de ello. Ella desechó el pensamiento; no era el momento de ser morboso.

Y sin embargo ella se sentía segura de que los pensamientos y sentimientos de todos a bordo estaban siendo sondeados y en algunos casos manipulados.

Lisa se apresuró a meter palabra antes de que Lang pudiera; el científico lucía medio extático, medio trastornado con toda aquella nueva perspicacia. "Rem, no debemos irnos por las ramas. ¿Cuál es la naturaleza del nuevo-espacio, realmente hay una nave de auxilio en camino, y está todo el personal a salvo por el momento?"

Ella significó a los niños, y nadie tomó de mala gana la preocupación. Rem contestó, "Ni más ni menos. Creo que la historia relatada por Gnea y el Sargento Dante es totalmente verdadera. Creo que todo lo que ha sucedido está relacionado con el plan maestro de Haydon.

"La Regis les dijo a ambos que ella, que es lo mismo que decir toda su raza, ahora desea el regreso al estado pre­Zor de los Invid en Optera, no es eso correcto?"

Angelo respondió, "Sí, señor," y Gnea inclinó su cabeza, haciendo brillar su casco con la malthi alada.

"Muy bien. Señoras y caballeros, el sueño de Zor ha ocurrido," Rem dijo. "La flota que ustedes enviaron a la Tierra la debe haber forzado a dejarla en un apareamiento supremo con la propia Protocultura. Pero por cualquiera que sea la razón -sospecho que porque la Regis fue forzada a ello por la violencia- esta trascendencia no ha salido bien como era la intención."

"Nos encontramos en una situación de peligro no solo para nosotros sino para el universo entero. Creo que a menos que alguna solución sea hallada, por la naturaleza de la Protocultura, toda la Creación que conocemos desaparecerá como si nunca hubiese existido."

***

En su extremo de la mesa Lang miraba y escuchaba a Rem con una fascinación y una sensación de consternación que había estado creciendo durante meses.

El clon había sido apenas más que un muchacho cuando la REF lo había hallado por primera vez. Ahora, crecido y engordado, él era más la imagen de Zor, aunque con alguna sutil alteración genética. Pero aún más expresivamente, como resultado de sus sueños por la música clonada, él hablaba con la voz de Zor -con una certeza completa sobre la naturaleza de la Protocultura y el destino del espacio-tiempo.

Lang estudió la cara de Rem. Era el mismo semblante que Lang había visto por primera vez décadas atrás al otro lado de la galaxia, siempre joven y lleno de gracia. Entonces el rostro había fijado la vista fuera de una pantalla y había dicho palabras incomprensibles. Ahora estaba vivo frente a él.

Lang escuchaba cuidadosamente lo que Rem estaba diciendo, pero dentro del científico había un nubarrón, un sentimiento de frustración total. A pesar de todas sus suposiciones y todos sus esfuerzos, no era Lang a quien el nuevo-espacio estaba tratando de contactar, para usar y asociarse. La responsabilidad del destino final de la Protocultura había recaído en Rem.

Todas las esperanzas de Lang se habían desvanecido. Había sido su credo que la Protocultura lo había seleccionado, que él estaba en el centro de los Formadores. Ahora él veía la crueldad de ello, que él era una lumbrera de los Formadores no más que uno de los niños o de los guerreros Sentinels, tal vez no más que aquel muscularmente sobre desarrollado sargento de tanque, Dante.

¡No podía ser! Él había llegado tan lejos. Él se negaba a ser sacado de su lugar entre los Formadores. ¿Pero cómo evitarlo?

Lang era un antiguo gran maestro ocultando sus sentimientos. Nada se expresaba en su rostro, pero por dentro él sentía un estremecimiento helado de esperanza y temor.

Los Formadores habían cumplido un ciclo completo, y en cierta manera el modelo estaba consumado para repetirse. O de lo contrario, al menos el lugar de Lang en el gran ciclo estaría seguro.