Capítulo 15

Por supuesto, nosotros teníamos una cámara de Protocultura a bordo [del SDF-3], pero la sugerencia de Cabell de que la micronización de Drannin o de los otros niños Zentraedi podría resultar en problemas de desarrollo naturalmente había llenado a Kazianna con un nuevo temor hacia el dispositivo. Todavía creo que la sugerencia era totalmente infundada, pero debido a que fue tomada como una verdad indisputable en ese momento, ello significó que aquellos Zentraedi que habían elegido embarcarse con nosotros lo habían hecho por consiguiente en tamaño completo -ni mencionar lo que significó para las cuadrillas de trabajo las cuales ahora tenían que construir la guardería para acomodar niños de tamaños enormemente diferentes. De cualquier modo, la experiencia de aquel día en que entré a la guardería para inspeccionar la creación de los niños me dejó convencida de que yo había dado demasiada importancia a toda esta vinculación social entre los niños y eso quizá no había sido tan buena idea, después de todo. En retrospección yo pienso que debería haber insistido en que el Valivarre [la nave Zentraedi] se transposicionara con el resto de la flota en lugar de permanecer: en el espacio de Tirol con su tripulación mínima.

Lisa Hayes, en Entrevistas con Almirantes de Resh N'tar

"Siete mundos," Exedore se dijo a sí mismo, las manos agarradas detrás de su espalda a la vez que recorría a pasos regulares el piso de aleación de su habitación del área de confinamiento. Max, Miriya, Dana, y los Praxianos estaban en alguna parte más distante intercambiando golpeteos de pared con los Karbarrianos. Aurora estaba en la sala de estar, pegada a la pantalla de su monitor de imágenes como si fuera uno de los televisores anticuados de la Tierra.

Siete mundos, Exedore repitió mentalmente, con la cabeza gacha y los ojos en el piso.

Las pasadas doce horas habían sido marcadas por profundos retumbos provenientes del corazón artificial de Haydon IV, el sonido de máquinas poderosas siendo reactivadas después de quién sabe cuánto tiempo de adormecimiento. En pantalla esquemáticos mostrados por el dispositivo de Veidt le decían poco, pero era bastante fácil imaginar módulos siendo levantados y reposicionados por brazos robóticos, gigantescas placas retrayéndose, un cambio en la misma esfericidad del mundo. Exedore aguardaba alguna noticia de Veidt. Haydon IV estaba con seguridad reconfigurándose, ¿pero reconfigurándose a qué? ¿Una estación de combate inexpugnable, como los más nerviosos de los prisioneros Karbarrianos estaban sugiriendo? ¿Un mundo vuelto al revés? ¿Una fábrica de alguna clase? La Conciencia todavía no tenía ninguna de las visuales externas disponible; los datos de posición, sin embargo, indicaban que el artefacto estaba a unos trescientos mil kilómetros de la pequeña luna carbónica que seguía siendo el punto focal de su órbita excéntrica. Casi lo bastante cerca para tocarla.

Un movimiento ensordecedor proveniente aparentemente de debajo de los pies estremeció el nivel cuatro y casi lo dejó a Exedore tendido. Ya habían existido varios momentos sacudidos, pero nadie había sido herido. Ningún corte de corriente, junturas hendidas, o sellos rotos. Ocultos en la programación neural de la Conciencia estaban los códigos de mando que aparentemente aseguraban la seguridad de los pasajeros y huéspedes de Haydon IV.

Al igual que estaban los códigos de mando que protegían a Haydon IV de la amenaza de ataque.

Pero qué había llevado al histórico Haydon -como individuo o raza- a tales extremos para proteger: ¿a los pasajeros del mundo o al propio mundo?

El Zentraedi se situó en el borde de la cama, adoptando inconscientemente la posición de un pensador. Siete mundos, él pensó.

Él había conjeturado de las investigaciones emprendidas durante la campaña de los Sentinels que la Conciencia había tenido tratos con Zor en las fases tempranas de su auto-intitulada rebelión contra los Maestros Robotech. Más tarde, la partera de la Protocultura Tiresiana por alguna razón desconocida había duplicado el camino que Haydon había tomado a través del Cuadrante milenios antes, usando los mundos escogidos de Haydon como los objetos de sus intentos de siembra.

Si Zor hubiera estado intentando continuar lo que Haydon había abandonado él debió visitar Optera, donde, seguramente, Haydon había juntado a los Invid y a la Flor.

Pero luego él se había marchado a sembrar Peryton, para el cual Haydon había ideado un instrumento impulsado por el pensamiento capaz de alterar el eje rotatorio de ese mundo moribundo.

Y proseguido a sembrar Karbarra, a la cual Haydon había dotado de la ursina y responsiva Ur-Flor.

Y Garuda, donde Haydon había reestructurado la biosfera para facilitar una conciencia planetaria verdadera.

Y Spheris, donde Haydon había experimentado con el desarrollo de formas de vida cristalinas.

Y Praxis, donde la paternidad biológica se había convertido en un asunto de sexo único.

Y -por vía del deliberadamente aterrizado de emergencia SDF-1- Zor había sembrado la Tierra, donde según las declaraciones de Dana la Flor se había arraigado con tenacidad desconcertante.

Lo que sugería que Haydon había usado a la Tierra para algún propósito.

Pero restaba una pregunta mayor: ¿Qué había esperado Haydon llevar a cabo en su mundo homónimo? ¿Qué era Haydon IV que a toda costa debía ser exceptuado de las injusticias infligidas sobre el resto?

"Exedore," Aurora proclamó desde la sala de estar.

El que ella lo haya dicho apenas en voz lo bastante alta para ser oído no abstuvo a Exedore de sobresaltarse. La más joven de Miriya tenía ese efecto.

Él ingresó en la sala un discutible paso más o menos delante de Max y Miriya, quienes también habían venido corriendo. Aurora estaba sentada delante de la pantalla del monitor de imágenes, un dedo levantado hacia él.

"Es el modelo de reconfiguración," Exedore dijo agitadamente luego de estudiar por un momento las exposiciones. "Seremos capaces de ver-" Miriya quedó boquiabierta.

Los hemisferios norte y sur de Haydon IV se estaban separando. ¡El mundo artefacto estaba a punto de abrirse como una bola abisagrada!

***

En el nuevo-espacio, Lisa se introducía paulatinamente por la entrada a la guardería. Ella se dijo que además de ser una mamá naturalmente inquisitiva, ella estaba siendo considerada en este momento, cuidadosa para no molestar el juego de los niños. Al mismo tiempo ella se dio cuenta de que su voz interior no estaba recomendando cautela sino demandándola; la sensación era similar a las respuestas hormonales de pelea o huida que eran disparadas cada vez que ella tenía que dar la orden de desplegar los escudos defensivos de la fortaleza.

Los niños, humanos y Zentraedi, todavía estaban agrupados alrededor de la enorme esfera que ellos habían construido, completamente absortos en su trabajo. La punta de la bota sin tacón de Lisa pisó sobre un juguete chirriador, y una docena de pares de ojos estaban repentinamente enfocados en ella.

"Hola, chicos," ella dijo, apuntalándolo con una sonrisa.

Roy echó un vistazo a sus compañeros, se levantó de su posición de piernas cruzadas sobre el piso, y caminó a través de ellos para reunirse con ella a medio camino. Lisa se acuclilló hasta la altura de los ojos de él y desarregló su cabello negro. "¡Oye!, eso es algo como un globo lo que ustedes muchachos hicieron," ella comenzó. "¿Qué es, algún tipo de base espacial?"

Roy echó un vistazo por sobre su hombro a Drannin. "Es secreto, Mami. Tienes que irte."

Lisa adoptó una expresión de ojos muy abiertos. "¿Es tan secreto que tú no puedes siquiera dejar a tu mamá darle una miradita?"

"No."

"Oh, amor, por favor."

Roy negó con su cabeza, obstinado. Detrás de él, los niños humanos habían formado una línea de protección delante de la esfera. Lisa se enderezó hasta su estatura total. "Sólo una miradita, Roy, y los dejaré solos," ella dijo más firmemente.

Los ojos de Roy y un tono de voz vacilante traicionaron su ambivalencia. "No puedes, Mamá. Estamos haciendo algo secreto." Poniéndose seria, Lisa cruzó sus brazos a través de su pecho. "Ahora escúcheme, jovencito, todavía soy el comandante de esta nave. Sólo muéstrame lo que has construido y yo-"

Abruptamente, Roy dio media vuelta sobre su tacón y se volvió a reunir con el grupo, dejando a Lisa parada en el centro de la sala. Ella sacudió su cabeza en descreimiento al lado espejado de la ventana de observación y estaba por dar un paso hacia delante cuando Drannin y los otros niños Zentraedi repentinamente se situaron entre ella y la esfera. Era como estar haciendo frente a una pared de músculos y huesos de cuatro metros y medio de alto.

Lisa intentó contener su intranquilidad. Ella no había tenido que enfrentarse con un Zentraedi en casi más tiempo de lo que ella podía recordar, pero alguna parte de ella lo recordó y bombeó temor en su sangre.

"Drannin," ella dijo en una voz de regaño, "Yo no apruebo este comportamiento. Y Kazianna tampoco lo hará." Ella pudo ver a Roy asomándose por detrás de la rodilla de Drannin. "¿Quieres que vaya a buscarla, o me vas a mostrar lo que han construido? Prometo que voy a guardar el secreto," Ella pensó agregar.

"Está casi terminado," Drannin respondió en inglés. "Se lo podemos mostrar después, no antes."

Lisa atenuó su expresión un poco. "Así que no es realmente un secreto, entonces."

Drannin pasó un momento considerando aquello, casi como si escuchando algo apenas fuera del alcance del oído. "No, no es realmente un secreto," él dijo finalmente. "Es más como una sorpresa."

***

Angelo Dante fue quien había descubierto a Rem desplomado inconsciente en el pasillo de la cubierta de recreación y lo había cargado sobre su hombro, como un bombero, hasta la enfermería. La experiencia había sido más inoportuna que la reciente EVA y le había costado al sargento las pocas horas de descanso después de una misión que él había merecido.

"El sujeto es una mala noticia," él les estaba diciendo a Sean, Marie, y a Jack. Ellos estaban picoteando alimentos en el economato/rancho de la nave, las severas reprimendas de Karen habían logrado una tregua temporal entre ellos. "Yo he pasado por esto antes, así que ayúdenme. Una vez yo lo atrapé rondando fuera de la oficina del Mayor Emerson. Luego lo hallé husmeando en los alrededores de la Base Fokker."

"Espera un minuto, espera un minuto," Jack interrumpió, gesticulando con ambas manos. "¿Tú atrapaste a Rem en dónde?"

Dante le dirigió una impaciente, mirada. "No a Rem -a Zor Prime."

Jack se rascó su cabeza. "¿Quieres decir el clon de los Maestros, al que el comando de la Cruz del Sur puso con el Decimoquinto?" Dante asintió con la cabeza.

"¿Y qué tiene que ver Zor Prime con Rem?" Jack persistió.

Dante gruñó. "Eso es lo que estoy intentando decirle, Capitán. ¡Ellos son el mismo sujeto!"

Jack miró a Sean, luego a Marie por apoyo.

"Lo que el sargento está diciendo es que ambos Rem y Zor Prime fueron cortados del mismo paño," Sean explicó. "Ambos son clones del mismo donante. Es como si fueran idénticos."

"Exactamente," Dante dijo.

Jack trató de dragar lo poco que él conocía sobre teorías de la naturaleza y alimentación. "Biológicamente, quizá," él argumentó. "Pero Rem fue criado en Tirol, por el amor de Dios!. Zor Prime creció en una de esas fortalezas espaciales, ¿no es así?"

Dante agitó una mano musculosa. "Nimiedades. Si tú encuentras a Rem acechando por ahí, tú sabes que algo está ocurriendo."

"¿Cómo qué?" Jack comenzó a decir, cuando el sargento repentinamente hizo algo estúpido y comenzó a llamar con señas a alguien para que se acerque a la mesa. Jack volteó y vio al hombre del teclado, Bowie Grant, dirigiéndose hacia donde ellos estaban, bandeja de comida entre manos.

"Precisamente la persona que yo estaba buscando," Dante dijo cuando Bowie estaba deslizándose dentro de una de las sillas moldeadas. "Tú oíste lo que sucedió fuera del salón de música, ¿cierto?"

Bowie asintió con la cabeza vacilantemente. "Rem perdió el conocimiento o algo por el estilo."

Dante regresó a su comida y miró a Bowie fijamente con ojos penetrantes. "Quiero saber qué estaba sucediendo en el interior, Bowie."

Confundido pero cauteloso, Bowie midió su parloteo. "Estábamos ejecutando algunas canciones antiguas."

"¿Quiénes estaban?" el sargento demandó.

"Yo, Musica, Allegra, Minmei. ¿Por qué? ¿Tiene esto que ver con algo, Angelo?"

"¿Minmei?" Jack preguntó, sorprendido.

"Algunas de esas canciones antiguas de los Maestros, apostaría," Dante dijo. "Algo de aquella música de los clones."

"No te apresures, Sargento," Marie advirtió.

Bowie hizo a un lado su bandeja airadamente. "No comencemos esto de nuevo, Angelo."

"Minmei cantando contigo, Rem afuera escuchando ... ¿No significa eso nada para ti, Bowie?"

Bowie echo un vistazo en torno a la mesa. "Zor Prime," él dijo en repentina comprensión, luego rió. "Mira, Angelo, Rem no es Zor Prime."

"Hace poco tuvimos esta discusión," Marie ofreció con voz cansada.

"Sí, pues bien, no estoy convencido," Dante dijo, levantándose de nuevo. "Y además, aunque él no sea Zor Prime, él es un clon del original. Y miren de lo que ese sujeto nos hizo responsables."

***

En la sala de instrucciones del SDF-3, Rick verificó su reloj y murmuró para sí. "Maldita sea, ¿qué la está demorando?" Lang lo observaba con atención desde el puerto de observaciones del casco. "Por qué no se sienta, Almirante. Estoy seguro de que ella estará aquí en cualquier momento."

Rick se obstinó, luego se resignó a ello, sacando su aliento a la fuerza al unirse a Lang en la ventana de permaplas. "Hermoso, ¿no es así?" el científico dijo.

Rick tuvo que coincidir. Cualquier planeta en modo alguno habría sido una vista bienvenida en ese preciso momento, pero el que ellos habían encontrado -o el que los había encontrado a ellos- era nada menos que extraordinario. Cielos cristalinos como aquellos en Spheris, bosques verdes como aquellos en la vieja Praxis, mares que le hacían la competencia a los propios de Garuda . . . Y sin embargo diferente a cualquiera de aquellos mundos.

"Me hace acordar a la Tierra," Rick dijo después de un momento. "La Tierra de antes de la Primer Guerra," Lang corrigió. "Pero sí, el mirarlo evoca los mismos sentimientos en mi. Después de Tirol, Karbarra, Optera, cuan fácil es olvidar cuan emocionante puede ser la vista de vida exuberante." Él aclaró su garganta. "Ahora, Almirante, en cuanto a un grupo de exploración."

Una escotilla siseó al abrirse detrás de ellos, y Lisa ingresó al salón, una mirada ilegible en sus ojos. Rick pensó que era ira pero podría haber creído que era miedo.

"Rick," ella empezó, "es mejor que bajes a la guardería y tengas una charla con tu hijo. Cuando te cuente lo que él hizo-"

"Podemos dejar eso para más tarde," Rick interrumpió. Él sacudió repentinamente un pulgar hacia el puerto de observación. "Quizá tú no te hayas enterado." Lisa echó un vistazo al planeta.

"Por supuesto que me he enterado. Raul me ha mantenido al tanto de todo. Pero no podemos dejar este asunto para más tarde, Rick. Roy y Drannin-"

"Lisa," Rick dijo bruscamente. "Dije que no quería oírlo. Podemos disciplinar a los niños luego. En este momento tenemos asuntos más urgentes que dirigir."

La boca de Lisa se puso tiesa. "Si fueras tan amable de dejarme terminar," ella hizo rechinar los dientes.

Rick estaba a punto de interrumpir nuevamente cuando el intercomunicador sonó. Él presionó el interruptor de habla y vociferó, "¡Almirante Hunter!"

"Esta es seguridad, Almirante," una voz grave contestó. "Coronel Xien."

"Adelante, Coronel."

"Se relaciona con, Rem, señor. Él ha sido liberado de la enfermería y ahora está en camino de regreso a la cubierta de recreación."

"¿Y Minmei?"

"Igual, señor. Ella está con las dos mujeres Tiresianas.

Rick frotó la barba cerdosa en su mandíbula. "Muy bien, Coronel. Mantenga la vigilancia y notifíqueme inmediatamente si hay algún nuevo suceso."

Lisa lo estaba mirando con asombro cuando él cortó la comunicación. "¿Qué es todo esto sobre Minmei y Rem? ¿Tú ordenaste que los vigilen?"

Rick se bufó. "Pensé que tú estabas siendo mantenida al tanto de las cosas, Lisa. Quizá si no hubieses estado pasando tu tiempo en la guardería­

"¡Rick!" Lisa dijo. "¿Qué derecho tienes de cuestionar mis acciones?"

"¡Todo el derecho, cuando tú desapareces del puente para atender algún ... problema de puericultura!"

"¿Puericultura? Si eso es lo que tú crees-"

"Por favor, por favor," Lang dijo, caminando entre ellos con las manos levantadas. "Estamos desperdiciando tiempo valioso."

Rick y Lisa se miraron con ira mutuamente sobre el hombro de Lang. "Continúe, Doctor," Lisa dijo a través de dientes firmes. Lang inclinó su cabeza. "Sobre el grupo de exploración, Almirante. Usted estaba a punto de decir-"

"Pase la orden para alistar un grupo, al instante," Rick replicó antes de que Lang pudiera terminar. "E infórmeles que los acompañaré."

Él estaba soportando la mirada penetrante de Lisa al decirlo.

***

Minmei recordó como ella había cantado para sus padres cuando niña, al inclinado Yokohama y a los viajes a la casa de Kyle, donde se le pediría invariablemente actuar, para entretener. Habían sido años después en Isla Macross que el canto había crecido hasta significar algo diferente para ella. Ella todavía practicaba en aquel tiempo para la oportunidad de actuar, practicaba para la respuesta, la adulación, pero el canto había venido a representar cierto juego de poder. Más que el poder de avanzar poco a poco más cerca de la riqueza y la popularidad, no obstante; el canto era poder sobre las personas: un instrumento para mover, agitar, controlar.

Para conquistar.

El problema era, que allí había personas quienes pensaron hacer en el poder el suyo propio. Torcerlo por aquí y por allá para favorecer a sus propios propósitos. Gloval y el comando del SDF-1 la tuvieron prisionera; Kyle había tratado de rehacerla; T. R. Edwards había tratado de poseerla.

Y ahora Rem necesitaba la voz -no a Minmei sino a su voz. Él no había salido a la luz para conquistar una audiencia o al enemigo o para construir un imperio fundado en su propia lujuria y codicia. Él necesitaba la voz para colocarse en un camino de auto­descubrimiento. Un camino a la redención por un padre/él mismo que él estaba comenzando a comprender.

De esa manera ella había estado dispuesta a ayudarlo, hasta dispuesta a dejarle continuar creyendo que por así hacerlo él la estaba ayudando a ella. Para enfrentar su miedo, él le había dicho. Para dar pleno reinado a su proeza vocal.

¡Cómo ella había estado tentada a confrontarlo en eso! A abrazarlo, en realidad, y confesar que ella cantaría simplemente porque él la necesitaba para cantar, nada más. Pero eso podía esperar hasta que la búsqueda interior de Rem estuviese concluida. Y entonces ella confesaría, y le agradecería, también. Oh, sí, le agradecería por permitirle re-experimentar cuan maravilloso se sentía liberar esa voz interior. ¿Por lo que ella había sido pero auto-contenida los pasados cinco años, aprisionada, como las Flores de la Vida dentro de la matriz? Su voz: que la Protocultura negó. . .

Musica y Allegra no habían jugado una parte pequeña en esa sensación de renacimiento. Pues con ellas ella armonizó con personas iguales. Lo más cerca que ella había estado de tal pureza trascendental fue con Janice Em, hecha por humanos, pero en ese entonces ni ella ni Janice eran poseedoras de las canciones mismas.

Cánticos antiguos que antedataban la Gran Transición de Tirol y la llegada al poder de los Maestros Robotech.

Minmei estaba en compañía de las hermanas clones ahora, preparando su voz para las difíciles partes que los teclados de Bowie le habían enseñado. Musica y Allegra habían parecido complacidas con sus contribuciones hasta ahora, sin mencionar a Bowie, quien estaba fuera de sí. Un sueño hecho realidad, él seguía diciéndole, un sueño hecho realidad.

Ella se guardó para sí que ella estaba llevando puesto un dispositivo transmisor, que Rem había conectado a ella para sondear, para usar una vieja frase de la Tierra. En cierto sentido la hacía sentir como si Rem estuviese presente en el salón de música, apretado cerca de su cálido pecho como el propio dispositivo.

La mano de ella lo pasó rápidamente por la suave textura de su túnica, luego fue hacia su vientre, donde se quedó un momento más prolongado. Y ella comenzó a cantar.

No muy lejos, Rem estaría escuchando.