Capítulo 13
A las 66:18:740, el Comandante en Jefe Dolza consignó a las últimas naves de la Flota Golthano a las fauces oscuras de la Estrella de Ranaath, y otra vez las naves fueron despedazadas por (inserción del traductor: fuerzas de marea encontradas en el horizonte de evento). Las pérdidas hasta el día de hoy computan 670 naves, 42.000 vidas Zentraedi. Parecería que las naves Zentraedi son de durabilidad insuficiente para lograr la penetración del (horizonte) o del (salto de reino). Es una probabilidad sugerida que tal penetración debe ser realizable. Estén conscientes de que el Comandante Khyron del Batallón Botoru está totalmente preparado para emprender el próximo intento. Él les habrá hecho saber a ustedes que él de hecho solicita que se le permita el honor.
Exedore, en un comunicado a los Maestros Robotech, como es citado por Rawlins en El Triunvirato Zentraedi: Dolza, Breetai, Khyron
Max Sterling observaba a Exedore manipular la consola que Veidt había entregado a su celda, dedos cortos tecleando apresuradamente teclas de comandos. Para compensar cualquier sospecha que la furtiva entrega pudiera haber despertado entre el conjunto de supervisores revoloteantes y sin sentido de humor del cuarto nivel, la terminal había sido diseñada para incluir una arcaica almohadilla táctil. Los Haydonitas mancos no tenían ninguna necesidad de tal tedioso acercamiento, y en realidad tampoco Exedore, quien se había acostumbrado a las cintas neurales para la cabeza del laboratorio de datos de la Conciencia. La consola por lo tanto se asemejaba nada más que a un instrumento auxiliar de aprendizaje de un niño, lo cual fue exactamente lo que los carceleros creyeron que era. Para sostener la maniobra, Aurora estaba sentada al lado de Exedore, aparentemente bajo la tutela del Zentraedi, emitiendo sonidos apropiados de excitación y descubrimiento cuando la pantalla mostraba las respuestas a las preguntas de Exedore.
Miriya y Dana estaban en las habitaciones Praxianas, tratando de dar seguridades a las cuatro Amazonas de que el repentino cambio de Veidt era genuino.
Bueno, Miriya estaba, Max pensó. Dana estaba probablemente alentando a todos a pasar horadando por debajo de las paredes.
El ex as del Escuadrón Skull se encontró a sí mismo pensando sobre escapes de prisión del siglo XX a la vez que echaba un vistazo a la entrada de la celda vallada con rayos láseres. Habían sido sorpresas de pastelería lo que obtuvo en respuesta de aquella época, limas y hojas de sierra para cortar metales ocultadas en pasteles y largas barras de pan. Pero las salidas ahora requerían una especie de irrupciones a la fuerza, datos directamente conectados al control principal del sistema de seguridad -en este caso, el estado consciente artificial de Haydon IV, la Conciencia.
Exedore expresó un sonido explosivo de frustración. "Otra equivocación. Mis dedos han olvidado quien es el que piensa por ellos. Parecen estar convencidos de que tienen una mente propia."
"Tómate tu tiempo," Max aconsejó en voz baja. "Recuerda, se supone que eres un maestro, no algún entrometido."
"Los maestros han sido conocidos por perder la paciencia," Exedore replicó. "En todo caso, el hacer guardia en la puerta principal -tal cual es- hace poco más que atraer la atención hacia nosotros. Insinúo que los Haydonitas habrían llenado estas habitaciones con dispositivos de monitoreo si ellos por un momento hubiesen sospechado que seríamos lo bastante tontos para intentar un escape."
Max echo un vistazo a los tabiques de aleación y a los cielos rasos. Veidt había sido responsable, también, por las vistas holográficas que adornaban las largas paredes traseras -vistas de colinas onduladas entrecruzadas con setos vivos de árboles y paredes de piedra de poca altura. Un sol brillaba en el falso cielo, levantándose y poniéndose de colores soberbios; si bien nada más, eso al menos había regresado a los prisioneros a una apariencia de normalidad de 24 hs. Max algunas veces se sentía como si estuviese de regreso en el SDF-1, jaraneando después de una misión con Rick y Ben en el centro de la ciudad Macross bajo una vista de nubes proyectadas de EVE.
Y allí estaba él, el único Terrícola genuino en la habitación. "Estoy seguro de una cosa," Exedore reanudó. "Haydon IV ha destransposicionado."
"Yo supuse otro tanto," Max le dijo, satisfecho de que él todavía podía confiar en sus propios sentidos para diferenciar entre el tiempo real y el hiperespacio. "¿Puedes averiguar dónde estamos?"
"Ya he establecido eso. Aunque confesaré que yo lo debí haber sospechado desde el principio."
Max colocó una mano protectora en el hombro de Aurora; la muchacha de ojos de gama levantó la vista hacia él y sonrió a la vez que Exedore daba un profundo aliento.
"Estamos en órbita alrededor de una pequeña luna carbónica que gira alrededor del sexto planeta de este sistema -un lugar igualmente desolado, yo podría agregar. Los Zentraedi conocen al moribundo planeta primario del sistema como Qalliph, una palabra aproximada por el temor reverencial al vocablo Panglish."
Max levantó una ceja. "Continúa."
"En realidad, no es tanto la estrella misma la que inspiró el nombre sino el fenómeno al cual ella a su vez rinde reverencia gravitatoria. Los Maestros la nombraron Estrella de Raanath, por un jefe militar particularmente barbárico del pasado pre-Transición de Tirol. Sus propios astrofísicos han nombrado a tales fenómenos agujeros negros."
Max silbó moderadamente. "Siempre quise dar un vistazo a una de esas cosas."
Exedore lo miró con ceño. "Sí, recuerdo de mis profundizaciones en la literatura terrestre que su raza ha dotado a estos agujeros negros de una importancia casi mística. Esto era especialmente cierto entre sus así llamados escritores de ciencia-ficción, creo. Una combinación de fascinación romántica y curiosidad morbosa. Pero les puedo asegurar, como alguien que ha visto a un grupo de batalla entero ser tragado por estos siniestros portales, que ni aún la más horrible de sus imaginaciones se acerca a detallar el horror de la experiencia."
"¿Entonces qué estamos haciendo aquí?" Max preguntó luego de un momento de reflexión pesadillezca.
Exedore dio entrada a la consola, luego estudió los resultados mostrados en silencio. "La razón es doble. En primer lugar, creo que nosotros -Haydon IV, es decir- estamos a la caza del pulso de energía que se originó en el espacio Terrestre con la derrota del Invid. Basado en los resultados de mis investigaciones previas, yo postulo que la Estrella de Ranaath fue la meta de ese pulso."
"En segundo lugar, Haydon IV aparentemente está haciendo uso de la radiación que está sangrando de la estrella colapsada, pero no puedo desentrañar con qué propósito. La Conciencia también ha impartido una serie de comandos a los propulsores planetarios, lo que pronto nos llevará peligrosamente cerca del satélite craterizado que hemos estado orbitando." Exedore observó con atención a Aurora pero continuó para dirigir la palabra a Max. "Una vista externa sería más útil, pero todavía tengo que determinar si los datos visuales están disponibles. La Conciencia ha estado operando en un modo meramente abstracto."
Max justo comenzaba a responder cuando Dana irrumpió en la escena.
"Puedes guardar el juguete," ella se dirigió a Exedore. "A menos que lo puedas usar para averiguar si la Conciencia cree en una vida futura." Exedore levantó una ceja.
Miriya estaba a sólo unos pasos hacia atrás, exhibiendo la mirada de preocupación que ella reservaba para su primogénita.
"Los Praxianos han planificado y establecido un código común de golpeteos en la pared con los Karbarrianos de al lado," Dana explicó. "Parece que uno de los carceleros dejó escapar que una nave de reconocimiento Karbarriana se dirigió hacia nuestra nueva dirección y comunicó por radio una transmisión de estallido a Karbarra. Desde entonces, una flota de acorazados del Grupo Local se ha transposicionado desde Tirol. Ellos son esperados en cualquier momento." Max buscó la cara de su esposa.
"Es verdad, Max," Miriya dijo. "Al menos eso es lo que nos dijeron. Los prisioneros Karbarrianos también afirman haber descubierto un modo de anular los rayos láseres de confinamiento de la entrada. Ellos están dispuestos a alistar una revuelta a gran escala tan pronto como el grupo de batalla llegue y comience el ataque."
"Pero ellos ya han perdido tres naves," Exedore recordó a todos. Al lado de él, Aurora había extendido una mano para ingresar un comando en la consola.
"Nunca aprenderán," Max dijo abstraídamente, monitoreando los movimientos de Aurora periféricamente.
"Si, bueno, una flota puede hacer mucho más daño que una única nave," Dana argumentó, manos en sus caderas. "Yo digo que nos sumemos a los Karbarrianos. Cualquier cosa es mejor que estar enjaulados aquí dentro."
"Una sublevación resultaría un terrible error," Aurora interpuso calmadamente.
Fue como si un oráculo hubiese hablado. Exedore giró en su asiento, pero algo en la pantalla del monitor llamó su atención y lo detuvo abruptamente.
"Era de esperarse que dijeras eso," Dana contestó inciertamente.
"Deberías decirles que sean pacientes, hermana," Aurora agregó en el mismo tono seguro. "Los Karbarrianos deben esperar hasta que la Conciencia esté distraída."
"¿Distraída, cómo?" Dana quiso saber.
"¡Aquí!" Exedore dijo, un tambaleante dedo índice apuntando al monitor.
Max entrecerró sus ojos a la vez que una serie de complejos gráficos pasaban aprisa en pantalla.
Dana asió el hombro del Zentraedi. "No te enmudezcas con nosotros ahora, Exedore, o yo-"
"Está cambiando," él dijo antes de que ella pudiera completar la amenaza. "El planeta entero. ¡Haydon IV se está reconfigurando!"
***
"¿La segunda estrella a la derecha?" Rick preguntó, preguntándose cuándo había oído la frase anteriormente. "¿Por qué aquella?" Los anchos hombros de Lang se alzaron. "Es la más cercana. Parece ser, yo debería decir. La luz parece disfrutar jugar juegos consigo misma en este lugar. Un instante la estrella está directamente a lo largo de nuestro curso, en el siguiente ya no. Un momento está efectivamente fuera de alcance, en el siguiente a nuestro saludo." El científico hizo un ademán hacia el monitor del tablero de la sala de ingeniería. "¡Ven! Allí cambió de nuevo. Como si se estuviese compensando por la deficiencia de nuestro sistema de propulsión o tratando de decidir dónde situarse." Él sacudió su cabeza. "¿Cuál es el sentido de tratar de descubrir las mecánicas esenciales de este reino donde no existe nada inmutable contra qué medir?"
Varias teorías habían estado avanzadas cuando la niebla del nuevo-espacio se había disipado y estrellas distantes habían aparecido, todas las cuales desde entonces habían sido anuladas rápidamente por los descubrimientos actualizados: El SDF-3 no había sido regresado al hiperespacio, tampoco se había probado que se hubiese transposicionado a algún lugar en el vacío intergaláctico.
Según algunos, sin embargo, la presente oscuridad era no más que el túnel mismo hacia la vida después de la muerte, y después vendrían encuentros con parientes difuntos y presencias sombrías.
Muchos, de echo, ya habían comenzado a repasar sus vidas. Fatigado por el monitor, Rick estaba masajeando sus ojos con las puntas de sus dedos. Aquí estaba un universo para contemplar desde los puertos de observación, pero al oír a Lang relatarlo, las estrellas podrían también haber sido insubstanciales. Rem estaba de pie detrás de los dos, meditando silenciosamente.
Lang dijo, "Nosotros dirigimos nuestros telescopios a las partes más remotas, distantes a millones de parsecs, ¿y qué encontramos?"
Rick esperó, luego se dio cuenta que se suponía que debía responder. "Uh, no sé. ¿Qué encontramos?"
"Estrellas literalmente titilando en la existencia." Lang presionó la barra de reproducción de un escáner-grabador. Con los ojos nuevamente en el monitor, Rick sintió como si él estuviese cerniéndose sobre la cima de una colina invisible para observar estrellas aparecer en el horizonte.
"Quizá estemos dentro de algún tipo de bocel," él aventuró. "Nuestro movimiento es una curva continua en lugar de la línea recta que percibimos."
Los dientes superiores de Lang estaban desnudos cuando él dio a Rick una mirada por sobre el hombro.
Rick se sintió espetado. "Fue sólo una sugerencia."
"Por supuesto," Lang dijo con condescendencia no disimulada. De repente Rick se dio cuenta del aliento de Rem en su nuca. "¿Sólo te vas a quedar de pie allí?" Él preguntó, adoptando la expresión encrespada de Lang a la vez que se daba vuelta.
"No tengo nada que agregar," Rem le dijo.
Rick inclinó su cabeza hacia un lado. "El rumor dice que perdiste el conocimiento cuando las luces te golpearon."
Lang dio una vuelta repentina en su silla. "No oí nada de esto." El Tiresiano los miró fríamente. "Minmei exagera. Desdichadamente nosotros nos encontrábamos en un punto de unión. La experiencia fue algo abrumadora. Es probable que haya perdido el conocimiento, pero sólo por un momento."
Lang intercambió miradas con Rick. "¿Por qué no reportaste esto?" Rick se apresuró.
Rem se encogió de hombros. "No había nada que reportar. Una sutil sensación de disociación, no del todo desagradable."
Rick lo observó por un largo rato. "La próxima vez que te prestes al centro de algo, Rem, vienes a hablarnos sobre eso. Esa es una orden."
***
Jack dio al casco pensante del Alpha una colérica sacudida cuando se desenredaba de la cabina. El casco sensorial golpeó el asiento delantero con un batacazo audible y atrajo la atención de un corpulento mecánico de vuelo que estaba parado cerca.
"Tiene que tener cuidado con eso, señor," el hombre dijo cuando Jack se dejaba caer a la cubierta. "La próxima vez su ave no responderá, usted sabe por qué, ¿no es así?"
Jack consideró hacer del asunto un tema de discusión pero al final se disculpó. "Lo cuidaré."
"Eso sería inteligente, Capitán."
Todos son unos malditos expertos, Jack pensó, alejándose a zancadas. Los comandantes cuando te ordenan no combatir, los mecánicos cuando te dicen cómo cuidar tu equipo. Y Sean y el resto del Decimoquinto son los profesionales cuando te dicen cómo pilotar tu nave.
El Capitán Phillips se estaba acercando desde el otro lado del hangar, Dante y Marie Crystal a ambos lados. Jack miró a su alrededor en busca de Karen, pero ella no estaba a la vista. Así que lo haré solo.
"Eso de allá estuvo algo elevado, genio," Sean comenzó. "¿Dónde pensarías que estabas, en un circo aéreo?"
"Y supongo que tú lo tenías todo sabido, ¿es eso, Phillips?"
"Al menos nosotros sabíamos lo suficiente para cambiar a Battloid, Jack," Marie interpuso.
Jack la miró con ira. "¿Lo suficiente para cambiar a Battloid? Esa fue la cosa más estúpida que he visto. Aun un cadete de VT no es tan tonto como para ir vertical al pasar a láseres. No es sólo un derroche de combustible sino un pensamiento malgastado. No sé si ese tipo de vuelo acrobático funcionó contra los Maestros -personalmente, lo dudo- pero esto es gravedad cero, amigos. Quiero decir, que ustedes Soldados es mejor que junten sus imbecilidades espaciales si es que quieren quedarse en el programa."
Los tres ex tanquistas intercambiaron miradas con los ojos muy abiertos.
"¿Pueden creer a este tipo?" Sean dijo. "Él entra en combate, empleando los láseres de la panza -totalmente retro, considerarán ustedes- ¿y tiene el tupé de sermonearnos sobre el vuelo acrobático?"
Jack echaba humo. Era la misma discusión que ellos habían estado teniendo durante dos años. Por supuesto no había habido ninguna misión para volar todo ese tiempo, así que la competencia tuvo que ser salvada por excursiones cortas de práctica con cadetes inexpertos fuera de la nebulosa alrededor de Tirol o el ocasional prototipo intergaláctico del Ark Angel. Luego estaban las noches de licencia cuando los chicos se volvían maleantes y pendencieros inconvenientes en alguna cantina Tiresiana. ¿Pero qué más podría esperarse de mechamorfos que repentinamente habían sido sacados del combate y prácticamente regresados a la escuela cuando no estaban cumpliendo tareas de vigilancia en fábricas de pertrechos militares o en algunos cruceros de turba de fabricación Karbarriana?
"Voy a tener que corregir tu conducta un poco, Phillips," Jack dijo, amenazadoramente.
Sean indicó con un gesto a sus compañeros de equipo retroceder y se colocó en una posición de rodillas flexionadas. Él hizo un ademán con sus dedos hacia Jack. "Ven, entonces, Jack. Haz tu jugada."
Jack realmente no había esperado que las cosas llegaran tan lejos pero claramente comprendió que no había vuelta atrás. "Como gustes, Sean," él dijo, a punto de levantar sus puños.
"Eso será suficiente," una voz dijo lo bastante fuerte para resucitar a todos. Jack pensó por un momento que Karen se estaba aproximando por su seis, pero un vistazo a su cara le dijo que él estaba volando a ciegas.
"Esta es positivamente la excusa más patética para un interrogatorio que alguna vez haya presenciado."
"No estábamos exactamente de interrogatorio, señor," Dante comenzó a decir.
"Eso es correcto," Sean dijo con una mirada colérica hacia Jack. "Estábamos más en camino a comparar estilos."
Marie dijo, "Mira, Karen, sólo estábamos-"
"Quizá ustedes han olvidado que perdimos varios buenos pilotos allí afuera, ¿es eso?" Ella meneó su cabeza en desaprobación. "Unos verdaderos héroes, todos ustedes."
"Jeez, Karen," Jack dijo con una mirada avergonzada.
"Ahórratelo," ella le dijo.
"¿Cómo están siendo inscritos, señor?" Angelo Dante preguntó suavemente cuando Karen estaba a punto de irse.
Ella se dio vuelta para ponerse de cara a él. "Una nueva clasificación que se corresponda con nuestra situación, Sargento Dante. Ni muerto en acción ni desaparecido y presumido muerto."
"¿Cómo entonces, señor?"
"Presumido desaparecido," ella le dijo.
***
En otra parte de la fortaleza superdimensional, el ya retirado del Decimoquinto Cabo Bowie Grant estaba haciendo música.
El regreso de las estrellas, la substancia de iluminación del espacio real, había probado ser de inspiración para Bowie y su cantante principal femenina. Musica y Allegra -dos de la población de clones que la nave espacial de Jonathan Wolff había regresado a Tirol- y ellos estaban probando sus talentos en una nueva composición cuando la silenciosa entrada de Minmei en el salón de música los sobresaltó hasta el silencio.
"Yo-yo no quise molestarlos," ella dijo. Bowie estaba estupefacto.
"Sólo quería escuchar por un momento."
"Pa-pase, por favor," Bowie tartamudeó. Los dos clones, manteniéndose en equilibrio como la colección de estatuas de un museo a ambos lados de la estructura del escenario de él, lo miraban con expresiones absortas.
Su hermana en el triunvirato, había muerto en la Tierra, la armonía mística de Musica con el Arpa Cósmica -un instrumento cuyas melodías alguna vez habían dado forma y efecto al poder telepático de los Maestros Robotech- había muerto también. Pero la voz de Musica estaba más viva que nunca, como lo estaba la de Allegra, y juntas sus armonías casi recuerdan a Bowie la magia de su primera gustación de aquel sonido etéreo.
Él había sido un artista del teclado entonces, haciéndose pasar por un tanquista, sólo otro artista atrapado en la guerra. Pero él había sido bastante afortunado por emerger de ella con sus impulsos creativos intactos, y amor además. Amor por Musica: su pálida y esbelta musa de cabellos color verde, su complemento vocal, su vida misma. Aun prisioneros en el nuevo-espacio, ellos se tenían mutuamente, el mundo propio creado y sustentado por su música.
Durante años Bowie había probado con sintetizadores y samplers ejecutar la parte de su desaparecido tercer tono. Pero una versión, una interpretación fue lo mejor que había sido logrado. Oh, las armonías pudieron haber sonado agradables para una audiencia de oídos no entrenados, pero para aquellos bastante afortunados por haber experimentado las canciones del triunvirato, las reconstrucciones estaban tan lejos de lo puro como el facsímil de la matriz de Lang lo estaba de la creación original de Zor.
Lo faltante en ambos casos era cierto componente emocional inmensurable, el verdadero toque mágico del mago. Lang carecía de eso, y Rem también. Y Bowie, a pesar de todo el amor que dedicó a su trabajo, simplemente no pudo colocar las composiciones en la cima. Al final con lo que el trío había tenido que contentarse fue el virtuosismo, cuando la meta había sido la trascendencia.
De lo que ellos carecían era de una voz: poderosa, sincera, sublime. Minmei era poseedora del talento, e innumerables veces los pasados dos años Bowie había deseado que ella pudiera cantar de nuevo. Ahora, repentinamente, allí estaba ella de pie en la escotilla curva del salón de música.
"¿Usted realmente quiere escuchar?" Bowie preguntó al cerrarse siseando la escotilla.
Minmei se acercó a los teclados vacilantemente, como si asustada de ellos de alguna manera. "Bueno, más que escuchar, realmente." Ella presionó con un dedo una tecla negra. "¿Es verdad que tú has aprendido a ejecutar algunas de las piezas vocales de Octavia?"
Bowie la miró. "Sí, lo hice. En cierta medida. Quiero decir, tomé una muestra de su voz antes de que ella ... muriera." Él señaló con un ademán a uno de los teclados. "La electrónica hace la mayor parte del trabajo real. Pero no podemos lograr los armónicos que la voz de Octavia solía crear." Minmei hizo una pausa para considerar aquello, luego sonrió levemente a las hermanas clones. "¿Alguna vez los tres ... bueno, alguna vez ustedes cantaron alguno de los antiguos cánticos Tiresianos?"
"¿Las canciones de los Maestros de Clones?" Musica preguntó.
Minmei se mordió su labio inferior y sacudió su cabeza. "No. Yo estaba pensando en los cánticos de los primeros días, antes de la Gran Transición."
Allegra se mostró sorprendida. "¿Usted sabe algo de nuestra antigua cultura, Minmei?"
"Bastante," ella confesó. "Leí bastante cuando estuve en Tiresia." En el hospital, ella dejó de mencionar. "Y desde luego Rem me habla sobre esos tiempos."
Las hermanas clones se miraron una a la otra.
"Así que, ¿a usted le gustaría que nosotros cantemos uno de los antiguos cánticos?" Bowie dijo vacilantemente en el silencio.
Minmei tocó un acorde menor. "En realidad, Bowie, me estaba preguntando si tú me podrías enseñar algunas de las piezas de Octavia."
***
Lisa se apresuró por los pasillos de la nave, devolviendo saludos cuando estaba forzada a hacerlo pero principalmente intentando evitar la mirada de todos. No es que ella oyera tanto como una risita entrecortada de la tripulación, sino que ella sabía lo que ellos estaban pensando.
Ella resopló para sí misma al salir del elevador en la cubierta de enfermería. Uno no tenía que ser un telépata para leer las expresiones de diversión disimulada, para tomar nota de las cuasi sonrisas.
Ella ingresó por la escotilla a la sala de observación de la guardería con fuego en sus ojos, el enfado suficientemente palpable para ser visto claramente a través de la sala por la enfermera pediátrica de turno y el personal de cuidado de niños.
"¿Señor?" La enfermera preguntó cautamente después de cuadrarse.
Lisa echó a todos una mirada fría y evaluadora. "¿Quién de ustedes hizo el anuncio por el sistema de altavoces?"
Una pequeña mano se levantó, y un cabo caminando a través de ellos apareció en la vista desde la retaguardia del grupo. "¿Yo lo hice, señor?" El joven oficial dijo en un tono que modulaba al falsete.
Lisa tosió en su mano, reprimiendo una sonrisa. "Ahora oiga esto, señor. Cuando mi presencia sea requerida o solicitada, puede enviar un mensajero o usted puede insertar una clave en mi canal de comando. Pero jamás -repito: jamás -quiero volver a oír un llamado así por el sistema de altavoces. ¿Está entendido?"
"Sí, señor," el cabo replicó vigorosamente.
"'Se necesita al Almirante en la guardería'" Lisa murmuró para sí misma. "Recuerden, todos ustedes, tenemos que pretender al menos que yo estoy dirigiendo esta nave. Que no soy sólo algún tipo de madre trabajadora acomodando un trabajo alrededor de la crianza de un hijo."
"¡Señor!" dijeron varias voces al unísono.
Lisa adoptó una expresión teatralmente firme. "Bien. AHORA ¿de qué se trata todo esto?"
"Los niños, Almirante," la enfermera dijo, señalando la ventana de observación de un solo sentido de la guardería.
Lisa se acercó para echar un vistazo, un ceño fruncido desfigurando sus facciones. Roy y un par de niños humanos que empezaban a caminar, junto con Drannin y el resto de los niños Zentraedi, estaban reunidos en lo que era llamada 'el área de habilidades creativas,' donde una esfera de unos cuatro metros y medio aproximadamente había sido formada de espuma plástica extruida. Lisa pudo ver que cierto tipo de bisagras estaban insertas a lo largo del ecuador de la esfera.
"Ellos no hicieron todo eso solos, ¿o sí?" ella preguntó alarmada.
El cabo sacudió su cabeza. "No, señor. Ellos pidieron nuestra ayuda con él ... globo o lo que eso sea. Pero nos dijeron exactamente lo que deseaban."
"Supongo que se abre de algún modo."
La enfermera principal rió entre dientes. "Efectivamente lo hace, Almirante." Lisa miró con atención a ambos.
"¿Qué hay dentro?"
"La cosa más asombrosa," la enfermera dijo, articulando cada palabra. "Han estado trabajando en eso todo el día, cada uno ayudando. Los Zentraedi llevando a cabo el trabajo pesado, Roy dirigiendo a los otros niños en el trabajo fino. Pero intercambiando escasamente palabra entre ellos. Parece como si desde el principio sabían lo que estaban buscando."
Lisa sintió un escalofrío recorriéndola. "¿Y qué es?"
La enfermera miró al cabo, quien tomó aliento "Su propia versión de un cubo rompecabezas o un juguete transformable. Hecho totalmente de lo que ellos pudieron recuperar de otros juguetes a no ser por unos cuantos artículos que nos pidieron que consiguiéramos: levas de resortes, lubricantes, ese tipo de cosas."
"¡¿Lubricantes?! Ustedes deberían estar allí dentro supervisándolos."
"Lo intentamos, Almirante," la enfermera dijo. "Pero ellos dejan de jugar cada vez que alguien entra a la guardería. Francamente, señor, nos encontramos un poco, bueno, desconcertados. Es por eso que yo le pedí a usted que baje."
Lisa cruzó sus brazos, reflexionando. "Pienso que es hora de que descubramos qué están tramando." Ella giró sobre su tacón y se encaminó hacia la puerta de la guardería. "Voy a entrar," ella dijo al personal, una mano ya en la perilla.
***
En un silencioso y desierto pasillo en la cubierta de esparcimiento, Rem apoyaba un oído contra la escotilla del salón de música de Bowie. Él le había prometido a Minmei que esperaría hasta que las condiciones fueran apropiadas antes de intentar realcanzar el alterado estado mental que lo había asido cuando las luces habían penetrado la fortaleza, pero el pasar por el lado del salón de música había probado ser una tentación demasiado grande.
Rem comprendió que las memorias nucleicas despertadas por aquellas luces sonda no eran sus propias memorias sino las de Zor -las memorias de Zor que hasta cierto punto él nunca había experimentado. No en la insistencia de los endiablados dispositivos del Regente y de Haydon IV, no con la guía de Cabell, ni bajo la influencia de las Flores secas de los jardines recultivados de Optera. Las luces -y cualquiera haya sido el intelecto que las animaba- habían logrado algo peligrosamente maravilloso revelando el contenido percibido por los sentidos de las experiencias de su progenitor. Y a pesar de que las luces habían desaparecido, tal vez para nunca reaparecer, ellas habían dejado una frecuencia abierta hacia su otro yo.
Él aventuró que él sólo necesitaba armonizarse a esa poco común frecuencia y el torrente de material psíquico empezaría de nuevo. Y con ello, respuestas de dónde estaba la fortaleza y con qué fin ella había sido traída allí.
A regañadientes, Minmei había aceptado ayudarlo. Las canciones de los clones proveerán el recordatorio que requiero, él le había dicho a ella. ¡Pero cuánto mayor sería el efecto si las armonías del triunvirato pudiesen ser restablecidas! Para Minmei eso significaría salir del retiro voluntario, enfrentar el miedo, volver a establecer la voz que había realizado milagros.
Y Rem podía oír esa voz ahora, disminuida en intensidad por la distancia y la aleación de una pulgada de espesor. El sintetizador de Bowie le estaba enseñando a ella una línea vocal, una rítmica y aparentemente imposible cabriola de octavas. Minmei cantó y Rem sonrió: ¡Sí, sí!
"Muy bien," Bowie dijo. "Veamos que sucede." Las tres cantantes unieron voces.
Y una espiga de pura luz atravesó la mente de Rem.