Capítulo 10

Una de las cosas que me gustaba de tener a [Sean] Phillips cerca era que su relación con Marie Crystal era aún más confusa que la mía con Karen [Penn]. Pero nosotros fuimos competidores casi desde el primer momento en que él puso un pie en Tirol. Yo me había figurado entonces que el decimoquinto pensaba que ellos habían hecho el trabajo que a la REF se le había enviado a hacer -quitarle relevancia a los Maestros Robotech. Después de todo, ninguno de nosotros [en la REF] se las había visto con los Maestros. En cuanto a los Invid toca, el decimoquinto había dejado la Tierra antes de su llegada y atracado en Tirol después de que los Invid ya habían partido. Así que yo por supuesto hice algo al respecto alabando a los Sentinels y a lo que habíamos terminado en Praxis y el resto. Pero quién podía culparme cuando el decimoquinto tuvo una recepción mayor en Tiresia que la que los Sentinels habíamos tenido cuando habíamos regresado victoriosos de Optera.

Jack Baker, Ascendentemente Móvil

Jack fue el primero en dejar la bahía de lanzamiento, nueve Veritechs formados en su cola. El veterano del Nuevo-espacio, Jack, en su Alpha de color escarlata, afuera en la niebla que no lo era.

Aquel era la verdadera e inesperada dificultad, él se dijo. Aquel nuevo-espacio, como los Robotécnicos de Lang lo llamaban, se sentía más como un estado mental que un estado de la materia. Extravehicular, inmerso en luz blanca sin niebla, tú tenías la sensación de que no estabas tan "allí afuera" como lo estabas, bueno, dentro de algo.

Contra el fondo negro salpicado de estrellas al que todos estaban acostumbrados, tú ocasionalmente eras superado por la magnitud de todo eso. Tú podías sentir cuan insignificante eras en el gran esquema, y ello contribuía a combatir fácilmente cuando uno consideraba que su única nave no llegaba a ser una guarida. (Pero cielos, ¡cómo podía conducir a la oscuridad, al pánico más tarde! Esa sensación de inmersión, la pérdida de uno mismo. . .)

Allí era donde el nuevo-espacio era algo más. Porque allí dentro -él pudo no decirlo, pero no pudo menos que pensarlo- uno comenzaba a sentirse demasiado importante, como si cada acción que uno tomara pusiese en marcha una serie de reacciones inmutables.

Las "luciérnagas" encontradas por los bio-sensores de la fortaleza estaban en pantalla y acercándose por todas partes. Ellas centelleaban tal como las cosas reales lo hacían, encendidas un instante, apagadas el siguiente, vagamente azules en contraste con la incolora luminosidad ambiente del nuevo-espacio.

"Comando a líder de Equipo Rojo. ¿Me copia, líder Rojo? Repito, ¿Me copia?"

El SDF-3 era un largo tajo negro a las nueve en punto, los mechas que constituían los Equipos Rojo y Azul desplegados periféricamente como manchas de pintura vastamente esparcidas desportilladas del casco de la nave.

Jack parloteó en la frecuencia de comando, abriendo una línea con el Centro de Información Táctico. "Rojo Uno recibiéndolo fuerte y claro, Comando. ¿Qué tiene para nosotros?"

Una vídeo imagen de la cabeza y hombros del Coronel Vallenskiy apareció en uno de los monitores del Alpha, emitiendo estroboscópicamente luz chillona en la cabina. "Nada todavía, Capitán. Los bio-sensores aún están mostrando intensas señales de identificación pero ningún perfil."

"Copio y confirmo, Comando," Baker dijo. "Siento desilusionarlo, Coronel, pero nuestra vista no parece ser mejor que la de ustedes."

"Mensaje recibido, líder Rojo. El TIC (CIT) solicita que mantengan posición actual. Veamos si ellos están dispuestos a entrar al campo de juegos."

Genial, Jack pensó. Sólo suspéndannos aquí como carne fresca. "Este es Baker," él se dirigió por el fonocaptor del casco de la red táctica. "Mantengan posición. Luces con vida a dos mil metros, en todas las direcciones y acercándose."

Él las pudo ver sobre su cabeza, dando falso color y solidez al tinte polarizado de la cubierta corrediza de la cabina. Sólo ahora él vio que los bogies no eran esféricos en lo absoluto sino que eran los extremos redondeados y emitientes de luz de formas semejantes a zarcillos. Él recordó repentinamente el encuentro de los Sentinels con las defensas anticuerpo de Haydon IV, pensando: Pero si. . . Nadie en la instrucción había estado interesado en oír sobre aquel episodio.

"Están sobre mí," uno de los pilotos de flanco de Marie Crystal dijo abruptamente. "Es como si estuviese viendo tentáculos. ¡Pe-pero no están unidos a nada!"

"Mantén tu posición," Jack oyó a Marie decir al piloto. "¡Jesucristo, Capitán, prácticamente todos están sobre mí!"

"Azul seis, no trabe combate a menos que sea provocado," Vallenskiy ordenó por la red de comunicaciones. "Mantenga posición." Jack sintió algo rozar la cúpula de la antena del radar y la cabina del Alpha y se dio cuenta de que el VT estaba siendo sondeado y explorado. Reflexivamente, él se encogió en su asiento, al sentir repentinamente como si él estuviese a punto de entrar a un anticuado lavadero de automóviles. Pero lo que habrían sido extremos de escobillas eran luces oscilantes. Azul seis profirió un grito de pánico. "¡Santo cielos, pasaron justo a través de mí, Capitán! ¡Las cosas se lanzaron justo a través de mí!" Jack tembló, estremeciéndose hasta su alma, cuando uno de los extremos de luz perforó el casco y chocó con un ruido sordo vermiforme contra su "casco pensante." ¡Era increíble: Los zarcillos no estaban perforando el casco sino simplemente penetrándolo! Algunas formas cilíndricas penetrándolo de un extremo a otro, mientras que otras estaban pasando con un zumbido en reconocimientos veloces como un rayo alrededor de la cabina. Unos cuantos parecieron entrar en su cuerpo y recorrer de arriba abajo sus brazos y piernas; uno incluso tomó un rápido viaje a su mente, dejándolo mareado y momentáneamente con nauseas.

La red táctica estaba llena con los sonidos de jadeos y cuasi regocijos al penetrar las luces un Veritech tras otro. Nadie era capaz de responder a las solicitudes urgentes del Comando para actualizaciones.

Jack se preparó para el retorno de las luces de la manera en que uno se estrecha en la cima de una pendiente de una montaña rusa. Pero en el último instante los zarcillos que se dirigían hacia el Alpha se dividieron y se juntaron en grupos separados cerrándose sobre los dos pilotos de flanco de Jack. Esta vez, sin embargo, ellos no perforaron a los VTs sino que bailaron alrededor de ellos, formando aureolas deslumbrantes de luz. Entonces, casi simultáneamente, los dos Guerreros parpadearon fuera de la existencia.

Jack no podía conseguir que su voz vuelva a trabajar. Cuando él lo logró, tuvo dificultad en reportar lo que acababa de atestiguar. El Comando, sin embargo, aparentemente había visto a los dos Veritechs desaparecer del tablero de amenaza.

"Líderes Rojo y Azul, nosotros mostramos dos, que sean cuatro, astronaves desaparecidas," Vallenskiy dijo. "¿Pueden confirmar? Repito, ¿pueden confirmar?"

"¡Se fueron!" Jack consiguió su propósito. "Atomizados, desmaterializados, desintegrados. . . No sé que. Las luces, los rodearon, luego los extrajeron."

"Eso es afirmativo," Marie dijo, respondiendo por el Equipo Azul.

"¿Trabaron combate? ¿Alguno de ustedes?"

"Negativo," Jack dijo, contando consecutivas negaciones en la red: Dante, Crystal, Penn, Phillips...

"¿Puede verificar las posiciones actuales de las UCT, líder Rojo?" Jack echó un vistazo a sus displays y pantallas, inclinando el estribor del Alpha con un breve encendido de las toberas de maniobra del VT. Las luces habían perdido interés en el escuadrón. Debajo de él, los zarcillos parecían lanzas moviéndose balísticamente, el SDF-3 pronto sería un alfiletero o algo peor.

Jack dijo, "Ustedes son el centro de la atención, Comando."

"Entonces traben combate con el enemigo, todos los equipos," Vallenskiy retornó. "¡Detengan a esas cosas antes de que alcancen a la nave!"

***

Rick estaba parado en el balcón de comando del TIC, escuchando a Vallenskiy transmitir comandos a los equipos de mechas de reconocimiento. A menos que sus ojos ó que las cámaras exteriores de la fortaleza estuvieran mintiendo, él acababa de ver a cuatro VTs desmaterializados por una luz enemiga. Y ahora él había ordenado al escuadrón contraatacar. Con la esperanza de lograr ¿qué? Él se preguntó a sí mismo. ¿Castigar a la luz por su omnipotencia? Según los datos disponibles, ni siquiera era luz lo que ellos estaban enfrentando sino cierta forma animada de energía eléctrica.

Algo así como la descarga sináptica de una neurona, Lang había explicado.

"Escudos defensivos de la fortaleza levantados," un técnico anunció desde la consola de comando. "Equipos Rojo y Azul trabando combate, señor."

Rick giró en dirección a los monitores a tiempo para ver a los pilotos del Equipo Azul imaginando a sus VTs en modo Battloid. Los capitanes Baker y Penn y lo que quedaba del Equipo Rojo estaban configurados como Guerreros o Guardianes.

Rick consideró brevemente lo que él haría si él estuviese allí afuera. Él se imaginó a sí mismo sujeto en el asiento de la cabina, una mano apretada sobre los Hotas, el rostro bañado con las luces de los monitores, el cuero cabelludo hormigueando por el contacto con los sensores nerviosos del casco, el olor del combustible y del sistema de circuitos caliente. Es inútil usar los buscadores de calor, él pensó. Hay que recurrir directamente a los láseres.

"Láseres disparados, señor," el mismo técnico reportó. Rick miró de soslayo a las pantallas de los monitores.

Y lo que vio lo cegó por los próximos diez segundos y lo dejó con un dolor sordo en la parte posterior de su cabeza que él sabía lo sentiría por una semana.

Sus ojos se abrieron con la vista de hombres y mujeres en todas partes del TIC encorvados sobre sus consolas en posturas de aflicción. Los láseres sólo habían vigorizado a la luz.

Lograron encolerizarla.

Las sirenas aullaron: ¡Prepárense para impacto!

***

Kami se situó deliberadamente en el camino del primer zarcillo de luz para penetrar la bodega de carga. Eso lo sacudió con toda la fuerza de una maléfica premonición, una amenazante transmisión del hin.

¡Y cuan semejante al hin esto parecía -la fuente de esta luz! El Garudan, Kami tenía un conocimiento íntimo de tales estados mentales no ordinarios -aquello que los Terrícolas consideraban no ordinario era la norma en Garuda. Denle crédito a Haydon o cúlpenlo, pero sus manipulaciones habían resultado en un planeta que era el infierno para aquellos no pertenecientes al mismo que se arriesgaban a respirar su enrarecida atmósfera, un paraíso para aquellos lo suficientemente afortunados por haber nacido en él. No, el infierno para los lupinos Garudans era ser privados de la atmósfera de su mundo natal. Y era sólo gracias a los tratamientos recibidos en Haydon IV que Kami podía funcionar a bordo del SDF-3 sin el transpirador que él había usado durante la azarosa campaña de los Sentinels.

Den crédito a Haydon de nuevo. O cúlpenlo.

Kami vio que Learna, su pareja y compañera durante esos largos años de guerra y tenue paz, había percibido su intento y también estaba a punto de colocarse bajo la fuerza plena de la abundante lluvia de luz enajenada. Sus transmisiones eran intensas al aventurarse ella más allá de la inútil protección, el hin era guía y paraguas a la vez.

Desde el otro lado de la bodega de carga llegaban gritos de preocupación de sus hermanos y hermanas en armas del Grupo Local y de sus compañeros Terrícolas de a bordo. Gnea dijo algo en Praxiano que ni Kami ni Learna pudieron comprender. Baldan, Lron, Crysta, y muchos otro Karbarrianos estaban cerca. Había escasamente un rincón que la luz hubiese descuidado para entonces, excepto por lo que algunos llamaban "el Hoyo," donde Kazianna Hesh y una docena más o menos de Zentraedi estaban vestidos con armaduras de poder.

Y no fue hasta que los zarcillos encontraron a los gigantes guerreros que los aliados de los Garudans en el hin abrieron un portal a la verdad.

Kami comprendió al instante que el SDF-3 no estaba viéndoselas con alguna fuerza de ataque ciegamente maligna y diabólica sino con los exploradores y emisarios de una poderosa pero infantil superinteligencia. Su encuentro fue breve por necesidad, a causa de que él apenas podía mantener su propia naturaleza en la sofocante intoxicación de la experiencia. El portal había sido abierto a un reino diferente a cualquiera que él alguna vez hubiese visitado en el hin, abierto a un espíritu diferente a cualquier cosa encontrada allí. El llamado del más allá de la existencia, un canto de sirena de tal simpatía y trascendencia que Kami fue tentada a rendirse y ser absorbida.

Sólo fue la presencia de Learna la que lo salvó, Learna, anclada firmemente en lo no ordinario y atrayéndolo de regreso con su amor.

La luz en el vientre de la fortaleza estaba retirándose, deslumbrando ojo y mente con su velocidad y brillantez. Había descubierto algo en los Zentraedi que la llenó de temor, un temor que la envió gritando a través del resto de la nave, como si desesperada en encontrar un camino hacia su propia seguridad.

***

"Por favor, Rem, apresúrate," Minmei dijo; tirando de la manga acampanada de la túnica del Tiresiano. "No me gusta esto; ¡Tengo miedo de eso!"

Rem estaba de pie en el centro del camarote, con los brazos en jarra y la cara elevada hacia el techo. Él se parecía a un joven de ojos soñadores enamorado de la idea de ser atrapado fuera en un chubasco de primavera.

"Eres una niña algunas veces," él le dijo a ella con una risa. "Algo maravilloso nos selecciona, y tú quieres que me esconda debajo de la cama. ¿Qué te asusta?"

Minmei abrió su boca para hablar pero se dio cuenta de que tenía pues la respuesta en la mente. La verdad era que ella no podía enunciar claramente qué era lo que la asustaba de las luces, pero todo lo que sus instintos le decían era que Rem estaba en peligro.

El que él no la estuviese escuchando no era ninguna sorpresa, realmente, puesto que ¿quién era ella para decirle algo a Lord Protocultura? Oh, en otro tiempo él habría escuchado, cuando ella todavía era la voz que había ganado la Guerra Robotech, pero habían pasado años desde que esa voz había cantado, y era la estrella de Rem la que había estado ganando fama desde entonces. Desempeñando el papel de Johnny Appleseed en Nueva Praxis con las Flores de la Vida, conjurando Protocultura de ellas, fabricando la matriz que Lang y el comando de la REF adoraban como cierto icono sacrosanto.

Rem repentinamente agarró la estrecha muñeca de ella y haló acercándola, abrazando sus hombros con su brazo derecho. "Permitámosle nos encuentre juntos," él dijo, todavía observando el techo a la expectativa. "Ábrele tu mente."

Ella trataba de no temblar tanto en su abrazo, pero el espanto estaba fluyendo por sus venas como agua helada. Ella no quería nada más que cavar un hoyo oscuro y profundo para ambos esconderse en él.

Las primeras luces pasaron a través del espacio del camarote con apenas la vacilación de un momento, perforando la habitación oblicuamente desde el techo al piso. Un segundo grupo vino después desde la dirección opuesta. Pero el tercero y cuarto entraron a través del mamparo de estribor y en lugar de salir a lo largo de su línea de vuelo comenzaron a volar rápidamente alrededor del perímetro del camarote, como si para encerrar a la pareja.

Rem dio un intrépido paso hacia delante y sumergió una mano en el flujo. La luz recorrió deprisa la longitud de su brazo y el contorno de su cuerpo, como lo estaba haciendo con otros objetos en la habitación. Minmei instantáneamente se convirtió en parte de la escena, sus pensamientos emitidos aturdidos por la caricia inquisitiva de los zarcillos. Y entonces repentinamente había más deseo en su corazón que lo que su mente podía procesar, había más luz en el camarote que la que sus ojos podían absorber.

Rem vociferó el sonido más pesaroso que ella jamás había oído y se desplomó en una pila sobre el piso.