Capítulo 9

Durante el cruel reinado de los Maestros Robotech, Karbarra había exportado su revolución (junto con miles de sus rifles de proyectil neumáticos) a varios mundos del Grupo Local, incluyendo Garuda, Praxis, y Spheris. Durante la ocupación Invid, Karbarra había visto a su propio futuro (es decir, los cachorros Karbarrianos) tenido como rehén. El origen de la subsecuente vuelta del planeta a los sueños de imperio es muy frecuentemente trazado hasta su sólida derrota sobre (T. R.) Edwards -un controlado Invid en Optera (véase La Paz, Mizner, London, et al.). Pero quién si no el mismo Haydon [así dice el texto] estaba levantando a Karbarra en contra de Haydon y la maldición de su Flor.

Noki Rammas, Karbarra

Dana estaba lista para saltar sobre el primer Haydonita que se deslizaba por el umbral vallado con láser hacia el lujoso calabozo del cuarto piso de los Sterling. Pero cuando ese visitante resultó ser Veidt, todo lo que ella pudo hacer fue poner calmadamente a un lado la maza de combate de madera dura Praxiana que ella había adaptado de la pata de una mesa, tratar de moverse lenta e inadvertidamente de su lugar de ocultación detrás del sofá, y unirse a sus padres y a Exedore el ser en cuestión que había sido como de la familia para todos ellos en sus días en el mundo.

Ella se animó al oír a Veidt dirigirse a todos como "mis amigos."

Exedore hizo conocer su alivio con una lenta exhalación. "¿Qué ocurre, Veidt?" él preguntó, fijando la vista en la insinuación de las facciones faciales bilateralmente simétricas de la revoloteante figura. "Ciertamente no puedo inferir nada de tu expresión."

"Desearía que ustedes hubiesen aprendido a discernir nuestros matices," Veidt emitió para todos. "Ustedes indudablemente habrían notado alteraciones en mi semblante desde los estímulos iniciales de la Conciencia algunos meses atrás. Nuestros estados interiores están tan a la vista como los suyos, saben."

"Dinos qué está ocurriendo contigo," Exedore dijo.

Un brillo pulsante y débil iluminó el dzentile de Veidt. "Los pensamientos vienen con gran dificultad ahora, Lord Exedore."

"Trata, Veidt," Miriya dijo, "Por favor."

La cabeza calva de Veidt se bamboleó brevemente dentro del cuello alto de la capa. "Uno lo podría comparar con la Coacción que los Maestros Robotech empleaban para extraer fiel lealtad de los Zentraedi." El Haydonita miró con atención a Max. "No he encontrado nada en la historia Terrestre que invite a la comparación, aunque mi intuición me dice lo contrario."

"Nosotros los Haydonitas sin embargo hemos sido forzados, al igual que el mundo, a responder a un tipo de programación de comportamiento que hasta hace poco ha estado inactivo dentro de nosotros. Pero parece que aquellos de nosotros que han tenido contacto continuo con los no-Haydonitas pueden ejercer control intermitente sobre la programación."

Exedore y los Sterling podían intuir las meditaciones de Veidt. Único entre sus compañeros planetarios, Veidt había derramado lágrimas en ocasión de la muerte de Sarna, su compañero en cautiverio, cuyo cuerpo había sido entregado a su creador en las manos acopadas del imponente templo de Haydon IV.

"El proceso es en cierto modo análogo a las defensas que sus cuerpos utilizan para hacer frente a la contaminación biológica o a infecciones," Veidt continuó.

"Supongo que Anad y Llan no han aprendido a usarlo todavía," Dana dijo.

Veidt giró para enfrentarla. "Ellos probablemente fueron más útiles de lo que tú comprendes, muchacha."

Exedore interpuso antes de que Dana pudiera responder. "¿Pero qué originó esto, Veidt? Seguramente tiene algo que ver con la partida del Invid. Sólo un creyente en las coincidencias no lograría ver la conexión."

Las transmisiones de Veidt cesaron por un momento. "El Evento ha ocurrido, Lord Exedore. Puedo ofrecer poco más información que eso. Desde lo más profundo de mi ser surge un entendimiento de que este mismísimo mundo ha estado esperando y preparándose para el Evento por innumerables milenios, y sin embargo no puedo hablar de ello. Sólo sé que la espera ha terminado."

"¿Nos estás diciendo que no tienes idea de qué es lo que han estado esperando?" Dana dijo.

"Lo estoy. Tampoco sé qué pensar."

"¿Por qué hemos sido arrestados, Veidt?" Max demandó. El Haydonita se deslizó hasta el centro de la habitación y respondió. "Arrestados no es el término apropiado. Ustedes no han hecho nada ilegal, nada para justificar el encarcelamiento."

Dana señaló hacia el umbral vallado con láser. "En caso de que no te hayas dado cuenta, Veidt, no estamos precisamente libres para ir y venir como gustemos."

"Custodia preventiva es el término que yo usaría," Veidt ofreció, como si él hubiese estado moviéndose a través de un archivo de frases. "Aunque estoy seguro de que Lord Exedore ya les ha informado, Haydon IV ha dejado la órbita y está acelerando aun ahora. Seguramente ustedes aceptan el hecho de que nunca hubiesen sido capaces de sobrevivir en la superficie."

"Lo admitimos, Veidt," Miriya dijo. "Fuimos traídos aquí abajo por nuestro propio bien; lo hemos aceptado en gran manera. ¿Pero significa eso que seremos liberados cuando lleguemos a donde sea que estemos yendo?"

La frente de Veidt pulsó a media luz. "No exactamente. Verán, es importante que no les sea permitido interferir la terminación exitosa de la segunda y tercera fase. Por lo tanto, ustedes permanecerán en custodia preventiva hasta que todas las fases post-Evento hayan sido llevadas a cabo."

"¿Pero de cuánto tiempo estamos hablando?" Dana consiguió su propósito.

"Tanto como la operación lo requiera," Veidt transmitió.

Max y Miriya se miraron con fijeza espantados. Exedore y Aurora asimilaron la revelación en silencio. Dana consideró abalanzarse por el garrote de guerra de madera dura que ella había escondido detrás del sofá.

"La violencia no debería ser considerada una opción," el Haydonita dijo sin enfrentar a ninguno directamente. "Debería añadir que he buscado audiencia con Vowad."

Una especie de padre para Sarna, Vowad era un miembro de alto rango de la Elite de Haydon IV.

"¿Y?" Exedore preguntó.

"Él no puede hacer nada. El contacto no-Haydonita ha mitigado el impacto de la Compulsión en Vowad como una entidad, pero él todavía está obligado a responder a la Elite, que hasta ahora ha permanecido enteramente respondiente a la programación."

Dana sintió su enojo intensificarse de nuevo.

"Tal vez deba recordarte que un incidente de violencia ya ha sido respondido del mismo modo," Veidt emitió en dirección a ella.

"La nave Karbarriana," Exedore dijo.

"Naves, desafortunadamente. Una nave Spherisiana, sin embargo, escapó de la aceleración ilesa."

"¿Ha sido Karbarra informada del incidente?" Max preguntó por genuino interés.

"Sí, por los propios Spherisianos," Veidt transmitió. "De hecho, hay razones para creer que un grupo de combate Karbarriano está en camino hacia Haydon IV en este preciso momento."

Max se lanzó a sus pies. "¡Pero tú acabas de decir que la interferencia no podía ser admitida! Tú tienes que ver que ellos sean prevenidos con ahínco."

Veidt se acalló, como si accediendo a cierta unidad principal remota. "Me disculpo, con todos ustedes. Pero es aparentemente demasiado tarde para eso ahora."

***

A instancias del Almirante Electo Lron, el acorazado Karbarriano había sido nombrado N'trpriz en honor a cierta nave Terrícola de diseño primitivo. Y mientras que el Comandante K'rrk no había estado en contra de la idea en ese momento, él hubiese preferido una nave diferente de la cual disponer, una nave de línea potenciada a Sekiton con un nombre Karbarriano apropiado. El Tracialle, si él hubiese tenido la oportunidad ó, reprobado ese, el carretón de batalla Yirrbisst.

K'rrk sentado en la silla de comando del N'trpriz, se sacudía para quitarse los efectos persistentes de la transposición a la vez que su tripulación del puente lo ponía al tanto de la posición y estado de la nave.

"Haydon IV a la vista, Comandante," Mav reportó desde una de las estaciones de trabajo delanteras. "Todos los cruceros respondieron. Estableciendo velocidad de igualación con el planeta tres punto siete unidades, señor."

"Gracias, Mav," K'rrk dijo desde la silla de mando. "Permítanos echarle una mirada."

El planeta artificial se resolvió por la pantalla delantera del puente, jaspeado, en rotación, pero sin atmósfera. Un vagabundo celestial no más grande, no más grande que la nave espacial lo era. A parsecs de distancia de lo que había llamado su estrella hogar por un tiempo, y todavía acelerando.

K'rrk acopó una garra alrededor de su hocico en un gesto contemplativo. Lejos hacia un lado de la silla de mando se erguía una enorme rueda de timón de madera, un adorno vestigial desechado por las computadoras de navegación de origen Tiresiano ocultas en lo profundo del corazón de la nave pero dejado en su lugar apropiado por consideración a la "nave de vapor" de los Sentinels, la Farrago.

K'rrk giró para observar a su oficial científico. "¿Podrían estar preparándose para transposicionarse, Lorek?"

"Una clara posibilidad, Comandante." "¿Qué muestran las exploraciones?"

"Áreas de extenso daño superficial," Lorek respondió después de un momento. Para los estándares Karbarrianos, él era alto y delgado, con pelaje moteado y un curioso chaflán hasta los diminutos cuernos en forma de hongo ubicados entre sus orejas. "Glike parece estar completamente desértica, señor, aunque los bio-indicadores están registrando signos de vida en varias cámaras subterráneas."

"¿Tenemos la determinación de la posición de lo que está potenciando a la cosa?" K'rrk preguntó.

"Afirmativo. Todos los sistemas de propulsión son controlados desde un nexo de IA central oculto debajo de lo que solía ser un sistema de depósitos y canales enlazados. Aparentemente le ha sido dado el nombre de Conciencia, Comandante."

"Defensas, Lorek. ¿Escudos? ¿Campos de antipartículas?"

"Ninguna de las exploraciones puede percibirlos, Comandante."

K'rrk gruñó con gusto al girar hacia el oficial de comunicaciones de la nave. "Reeza, informe a todos los comandantes de los grupos de batalla permanecer en sus posiciones."

"Hecho, Comandante," ella respondió casi inmediatamente.

K'rrk hizo un sonido de aprobación. "Abra una frecuencia de saludo, Teniente."

"Frecuencia abierta a todo transporte," Reeza le dijo.

K'rrk aclaró su garganta y puso violentamente una garra sobre el tachón traductor de la silla. "Esta es la nave espacial Karbarriana N'trpriz. Deseamos establecer contacto con quienquiera que esté al presente al mando de Haydon IV." Él repitió la petición dos veces más.

"Recibiendo, señor," Reeza dijo cuando una voz sintetizada hablando Karbarran formal comenzó a emitirse desde los puertos de comunicaciones del puente.

"Atención, N'trpriz," la voz empezó. "Su nave está siendo explorada. No intenten, repito, no intenten armar o desplegar ninguna de las armas."

K'rrk envió rápidamente una señal con su garra al oficial de armas para refrenarlo y apaciguarlo. "Entendido, Haydon IV," él se dirigió hacia los dispositivos captores de audio sobre su cabeza. "¿Con quién estamos hablando?"

"Ustedes están en comunicación con la Conciencia de Haydon IV. Exprese su propósito, N'trpriz."

K'rrk dio un vistazo a su tripulación, luego dijo, "Nos debe ser permitido establecer una órbita de acoplamiento alrededor de Haydon IV con el propósito de extraer a nuestros ciudadanos."

Ojos ursinos fijados en la pantalla delantera y en los altavoces. "Eso no puede ser permitido," la Conciencia respondió finalmente. "Sus ciudadanos no están en peligro. No intenten, repito, no intenten un acercamiento o su nave tendrá que ser destruida." K'rrk reveló sus colmillos en una sonrisa torcida. Si los normalmente obstinados Karbarrianos habían aprendido algo de las campañas victoriosas de los Sentinels, ello era que el sino, el destino, podía ser tomado tal como uno dispondría de un botín. Y ahora mismo Haydon IV era ese botín, una conquista que consolidaría el poder de Karbarra entre los mundos de Grupo Local y que premiaría a cierto comandante con el acorazado de su elección para todas las misiones subsecuentes.

"Es un disparate," K'rrk dijo a la Conciencia con un gorjeante gruñido. "Libere a sus prisioneros de inmediato o sufra las consecuencias." Él golpeó el tachón interruptor de comunicaciones y dio media vuelta hacia Lorek. "¿Tenemos todavía fijada la posición del centro nervioso?"

"Afirmativo, Comandante."

K'rrk asestó un golpe contra el brazo de la silla de comando con un puño enorme, las garras no retráctiles hallando sus muescas usuales. "Activen todas las medidas preventivas electrónicas y prepárense para acción evasiva. Mav, prepárese para asegurarnos una órbita contrarotacional a mi comando. Cano: centre objetivo de los torpedos primarios sobre las coordenadas del centro nervioso."

"Estamos siendo advertidos con ahínco, señor," Reeza dijo.

"Ingeniería," K'rrk gruñó por la línea de comunicación al comenzar el N'trpriz a acercarse a la acelerante esfera que era Haydon IV.

"Aquí ingeniería, Comandante," la voz de un Highlander apagadamente acentuada respondió.

"Intentaremos dar un golpe y huir, Rash. ¿Nos respaldarán tus motores?"

"Por Firrbisst, usted sabe que lo harán, Comandante." K'rrk sonrió falsamente. "Muy bien, Cano, a mi-"

Un sonido estridente de dos notas de las bocinas de alarma abrumó sus palabras. "Comandante," Lorek reportó con voz atónita. "¡La auto destrucción de la nave ha sido activada y está en cuenta regresiva!"

K'rrk se levantó a medias fuera de la silla de mando. "¿Qué?"

"Auto destrucción ajustada en treinta unidades, señor."

K'rrk echó una maldición a la imagen en pantalla de Haydon IV. "¡No jugarán con nosotros! Mav, trace un curso directamente hacia la superficie. ¡Nos quiero en esta nave sentados justo encima de la Conciencia!"

"Veinte unidades, señor."

K'rrk golpeó con estrépito el tablero de control de la silla con una garra. "Computadora de la Nave," él dijo, percibiendo un olor de su propio olor de almizcle. "Aborte secuencia de auto destrucción. Aceptar prioridad, K'rrk-dos-K'rrk-uno, cancelar."

Lorek ingresó un código verbal similar, y las bocinas de alarma se callaron. "Secuencia de auto destrucción abortada," Lorek actualizó.

K'rrk sonrió a sabiendas. "Todos los motores en reversa máxima, Mav." El navegador ingresó una ráfaga de comandos en su consola, luego lanzó una mirada atónita por sobre su hombro. "¡Señor, la nave no está respondiendo!"

"¡Rash!" K'rrk ladró por la línea de comunicaciones. "¡Ponga a sus motores en línea!"

La respuesta del jefe de ingenieros estaba dominada por el pánico. "¡Por las Flores, estamos tratando, señor!"

K'rrk oyó la aguda aspiración de aliento de Lorek bajo el sonido estridente de las bocinas de alarma reactivadas. "Auto destrucción reinicializada, Comandante. Cuenta regresiva desde treinta unidades."

"¡Haydon!" K'rrk bramó. "Mav: vuelva al curso previo, ¡hacia delante a máxima potencia!"

"Veinte unidades, Comandante."

"Tenemos reversa máxima, señor," Rash dijo orgullosamente desde ingeniería.

El hocico de K'rrk se quedó abierto al ver menguar la vista de Haydon IV en la pantalla. "¡Hacia delante a toda potencia! ¡Hacia delante a toda potencia!"

"¡No hay respuesta, señor!" Mav dijo. "Diez unidades, Comandante."

"Computadora de la Nave," K'rrk barboteó. "Aborte secuencia de auto destrucción. K'rrk-dos-K'rrk-uno."

"¡Se le olvidó decir 'aceptar prioridad'!" todos los oficiales en el puente gritaron al mismo tiempo.

"Cinco unidades, Comandante."

"Computadora de la Nave," K'rrk comenzó de nuevo. "Aceptar prioridad -¡No! Quiero decir Abortar K'rrk-dos- No, Yo-"

"¡Cuatro unidades, Comandante!"

"Computadora K'rrk de la Nave secuencia-"

Mav y Cano habían abandonado sus estaciones de trabajo y se estaban acercando a él con asesinato en sus ojos.

"¡Aborte, K'rrk! Aborte-"

"Tres unidades."

"Cancelar prioridad-"

"Dos unidades."

Incluso Reeza se había unido al motín, las garras de sus manos suspendidas sobre la silla de mando.

"¡Arrrggggg!"

"Una unidad."

K'rrk todavía estaba chapuceando comandos cuando el N'trpriz añadió su breve bola de fuego al barrido celestial.