Capítulo 5
PARA: SÓLO LOS OJOS DE NILES OBSTAT
DE: DIRECTORIO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA
CON REFERENCIA A: PROYECTO STARCHILD
EL ANÁLISIS DEL DNA DE LAS MUESTRAS DE SANGRE Y TEJIDO TOMADAS DEL SIMULAGENTE INVID (A.K.A "MARLENE," "ARIEL") PRUEBA LA CORRESPONDENCIA INEQUÍVOCA CON LOS PERFILES DEL DNA ARCHIVADOS DE LA TÉCNICA E.R. MARLENE RUSH DE LA DIVISIÓN MARTE (VÉASE NOTAS DEL APÉNDICE). SE SUGIERE QUE LA REGIS EXTRAJO TEJIDO DE RUSH DE LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO DEL GRUPO MARTE Y EMPLEÓ EL HALLAZGO COMO PATRÓN PARA SUS CREACIONES HUMANOIDES. TODAVÍA QUEDA POR DETERMINAR SI EL USO DEL PATRÓN DE RUSH FUE DELIBERADO O CASUAL. PREGUNTA: ¿SERÁ EL CORONEL BERNARD INFORMADO? SUGERENCIA: RETENER TODO CONOCIMIENTO DE LA CLONACIÓN HASTA QUE LA REVELACIÓN COMPLETA SEA GARANTIZADA O CONSIDERADA CONVENIENTE.
Mensaje del G2, citado en, El Consejo Inepto de Sara Lemole: Un análisis del Consejo Plenipotenciario
"Ella tiene la dinámica correcta para la Nueva Frontera."
Poema lírico de una canción del Siglo XX
Bajo potencia Reflex, el Ark Angel dejó la geosincronía y se insertó en la órbita donde el satélite fábrica Robotech una vez había representado el papel de luna interior de la Tierra. El punto de partida para el salto de ensayo a la cara oculta de la Luna eran las mismas coordenadas espaciales que el SDF-3 había empleado en su transposición al espacio de Fantoma.
Vince había estado en otra parte cuando el SDF-1 había saltado desde Macross, pero él estaba bien informado de los acontecimientos de aquel fatal día registrados por Henry Gloval, Emil Lang, e innumerables otros. El lado oculto había sido fijado para el salto de posición, pero la fortaleza había errado el tiro por lo que venía a ser el radio del sistema solar. Gloval había dado la orden, pero Lang había sostenido la carga de la culpa. Inexperiencia, error del piloto... Una investigación oficial nunca fue llevada a cabo. Años más tarde, sin embargo, mientras la nave de Breetai estaba siendo sometida a una reforma en el corazón de gravedad cero del satélite fábrica, el entonces micronizado comandante Zentraedi había mostrado a Lang donde él había cometido el error. Sin embargo a pesar de eso, perduró el sentimiento de que Lang era inocente de cualquier descuido técnico o maldad. El control humano era considerado un punto discutible donde la Protocultura estaba involucrada.
Así, asegurado en la silla de comando del Ark Angel -una cosa motorizada y bien acojinada, similar a la que él había diseñado para la GMU una vida atrás- Vince Grant tuvo que preguntarse lo que la Protocultura podría tener en mente para la transposición del día.
Sentados en estaciones de trabajo a la izquierda y a la derecha de él, técnicos y oficiales de puente estaban realizando una serie final de chequeos de los sistemas mientras la nave llevaba a cabo la cuenta regresiva a partir de dígitos dobles. Jean, firme en su negativa a permanecer en el planeta para la prueba, estaba con su grupo de estudiantes de medicina en otra parte de la nave. Vince estaba en el archivo para insistir sobre una tripulación mínima para la prueba, pero él estaba secretamente agradecido que los miembros del Consejo Plenipotenciario lo habían desechado a él. Cuando la tripulación llegó, nadie quiso ser dejado atrás.
Aún si la Protocultura tuviese un destino sorpresa ya escogido.
En realidad, los propulsores del Ark Angel eran abastecidos con Sekiton -una turba derivada de los abundantes cultivos de las Flores de Karbarra. Vince suponía que la diferencia era una diferencia menor, pero esa creencia no era compartida por la media docena de Karbarrans quienes dirigían la sección de ingeniería de la nave. La Protocultura, los ursinoides eran aficionados a hacerlo notar, podía ser manipulada por casi cualquiera, pero el Sekiton respondía sólo a los Karbarrans, una condición de la cual Haydon IV el Enigmático había sido responsable, poco más o menos lo que a Vince se le había dado a entender.
"Diez segundos y contando, General Grant," una joven mujer técnico reportó.
La mano de Vince estiraba las nobles facciones de su cara ancha y morena. Él consideraba la transmisión reciente que la nave había recibido de Cabell.
"Siete... seis. . ."
Exedore, todavía en Haydon IV, era de la opinión de que la Conciencia tenía algo que ver con la desaparición del SDF-3. "Cinco... cuatro. . ."
El Dr. Penn, Jean, y varios otros eran de la misma opinión. "Tres... dos. . ."
Ahora si el Ark Angel sólo pudiera llegar hasta allí. "Uno. Generadores de transposición activados."
Vince envió una silenciosa oración a los propulsores de la nave y a sus supervisores Karbarran.
Una luna creciente repentinamente llenó el puerto de observación delantero. La tripulación del puente aplaudió alocadamente. Efusivos vítores se infiltraron desde regiones distantes de la nave.
"Yirrbisst nos ha bendecido hoy, Comandante," uno de los ursinoides anunció guturalmente por la línea de comando, invocando el nombre del principal de su planeta natal. "Alabado sea Haydon."
Vince agradeció a todos por un trabajo bien hecho. Dos o tres miembros del Consejo habían sugerido un segundo salto de prueba, a Martes tal vez, si el primero tenía éxito, pero Vince había renovado la confianza en la nave y no vio necesidad alguna de pruebas adicionales.
La Tierra ascendía en la vista al los impulsores de posición del Ark Angel reposicionar la nave para el salto de regreso.
Vince se dio vuelta hacia su oficial de comunicaciones. "Informe a Cabell que pronto estaremos transposicionándonos a Haydon IV."
***
Lunk estaba parado en el centro de un pequeño claro a un kilómetro al este de Roca Negra, atacando a un tocón de madera dura con un hacha pesada. Él estaba descamisado por el calor de la mañana, el cabello negro y largo atado atrás, facciones bestiales determinadas, su enorme torso centelleando con sudor. Él detuvo su swing momentáneamente para revisar el acercamiento de Scott -el mango del hacha descansando en su hombro y una mano en su frente- luego reasumió su trabajo, incrementando el esfuerzo en cada golpe.
"Gusto en verte, Lunk," Scott dijo, manteniendo lo que él consideraba era una distancia segura.
El ex soldado de la Cruz del Sur se detuvo sólo para enjuagarse su cara con un pañuelo grande de colores de tejido fino de algodón. "Supuse que eras tú cuando vi al jet descender," Lunk gruñó luego de que la hoja golpeó la madera. "Del modo en que yo lo veo, tú debes estar de licencia o encubierto. ¿Aterrizaste en la vieja autopista?"
"Precisamente."
Lunk dio otro swing. "¿Un Lear, no es así?"
La puntera de la bota de Scott caló un somero foso en la tierra cultivada. "Así lo creo. De las pre Guerras. Pero casi lo pierdo esta vez."
"Sí, bueno, serás afortunado si la cosa está todavía allí cuando regreses."
"Está siendo vigilada, Lunk," Scott le aseguró.
El enorme hombre retrocedió para cortar. "Así que, ¿cómo nos encontró, Teniente?"
Scott se puso en cuclillas, espantando insectos lejos de su cara. "Encontré a Rand. Pero creo que es mi deber mencionar que él no estaba exactamente deseoso de decírmelo."
"Seguro," Lunk dijo.
"¿Así que ustedes están tomando posesión de la tierra legalmente, huh?"
Lunk se volvió para mirarlo. "La gente del pueblo nos dio un lugar para vivir y algo de tierra para trabajar. Los Invid les cayeron encima muy duro a todos después de que pasamos por aquí el año pasado, pero el pueblo se está reconstruyendo. Ellos son buena gente, Teniente. Lo que haya pasado es pasado. Todos estamos construyendo nuevas vidas."
Scott entendió la advertencia en la voz de barítono de Lunk y decidió no decir nada de la promoción. "Puedo verlo," él dijo, echando un vistazo a los alrededores. Campos de grano bien cuidados de color esmeralda extendiéndose hasta colinas distantes. En terrazas cercanas, hombres y mujeres estaban cosechando y trillando tallos dorados de arroz. "¿Está Annie por aquí?" Él preguntó luego de un momento.
Lunk arrojó el hacha a la madera y retorció la hoja. "Ella partió justo después de que llegamos aquí. La idea de echar raíces no le cayó muy bien. Se marchó para encontrar a aquel muchacho Magruder. La muchacha todavía tiene estrellas en sus ojos."
Scott sonrió para sus adentros, imaginándose a Annie vistiendo su gorra de "E.T." y su mono de color verde descolorido.
"Qué dice si omitimos la pequeña charla y vamos al grano, Teniente," Lunk dijo repentinamente.
Scott contempló la línea que su bota había dibujado, luego levantó sus ojos. "Está bien, Lunk. El hecho es, que estoy buscando a Marlene."
Lunk escupe. "Ya me parecía. Qué ocurrió, Teniente ¿se volvió solitario para usted allá arriba?" Él indicó con un gesto de su barbilla hacia el cielo despejado. "¿Decidió que tal vez había dejado de lado una cosa buena aquí abajo, una muchacha que sólo estaba tratando de amarlo del mejor modo que ella sabía hacerlo?"
Eso del sujeto que había llamada a Marlene un traidor aquel día en Punto Reflex, Scott pensó, viendo a sus pies. "No es nada de eso, Lunk."
"¿Piensa usted que puede volar hasta aquí con su pequeño jet y continuar donde lo dejó, huh?" Lunk sostenía el hacha como una hachuela y la agitó en la cara de Scott. "Déjeme decirle, que está muy equivocado, Teniente. Marlene ha sufrido por ello, pero yo la he estado ayudando. Ella ha empezado a confiar en mí, y pienso que su aparición sólo va a echar a perder todo, ¿me comprende?"
"Mira, Lunk, yo sólo deseo hablar con ella."
"Le estoy diciendo como están las cosas, Teniente."
Scott dejó un breve intervalo en el intercambio, esperando que Lunk se calmase. "Volviendo al Comando todos están aún perplejos acerca de lo que sucedió en Punto Reflex," él comenzó en un tono casual. "Existe la posibilidad de que el mismo SDF-3 fuera atrapado en la salida de la Regis." Él miró a Lunk. "Yo pienso que Marlene puede ser útil."
Lunk lo miró con ira, luego arrojó el hacha hacia abajo al tocón y lo dejó allí. "Vamos," él dijo, alejándose bramando de cólera a través del campo con rumbo a Roca Negra.
Scott se formó detrás de él en una caminata silenciosa que los trajo quince minutos después a dos tiendas autoestables espaciosas erigidas lado a lado en una pequeña parcela de tierra lleno de olivos. El maltrecho APC de Lunk estaba estacionado lejos hacia un lado.
"Marlene," Lunk gritó, haciendo crujir el faldón delantero de tela mosquitera de la tienda más grande.
"¿Lunk?" Marlene respondió desde algún lugar del interior. "Estás de regreso temprano."
El corazón de Scott se quebró al oír el sonido de su voz; excepto por un indicio de acento de Forrajeador de las Tierras del Sur, el que a la vez podría haber sido el de Marlene Rush.
Al salir el simulagente Invid a la luz del sol, exuberante cabello de color rojo cortado a la altura de los hombros y piel tan pálida como la de un Tiresiano, Scott pensó: ¡Es Marlene!
La hija de la Regis se tomó un momento para absorber la escena antes de desplomarse en el abrazo impetuoso de Scott, suspirando. "Sabía que volverías por mí, Scott, sabía que volverías."
Lunk rápidamente volvió su espalda a los dos, temeroso de que ellos vieran sus lágrimas.
***
Scott comprendió inmediatamente que Marlene había pasado por un cambio profundo desde su último abrazo. En aquel tiempo Marlene había estado viva y vital para sus confundidos pensamientos y sus ansiosas manos, una mujer de necesidades y lujurias humanas, ni con mucho el ser insubstancial que él acunaba en sus brazos ahora. Era algo que él no podía expresar claramente, pero era obvio para todo aquel que osare ver lo suficientemente profundo en los ojos de ella.
Scott la condujo a la sombra, a una silla de respaldo de lona a la cabeza de una mesa larga de un tronco hendido al medio. Lunk se situó detrás de la silla, sus enormes y callosas manos descansando en los delicados hombros de Marlene. "Le dije que ella estaba pasando por un mal momento, Teniente. Usted nunca debió regresar."
Marlene dio palmaditas a la mano de Lunk y lo contempló cariñosamente. "Estoy bien, Lunk. En serio."
Scott percibió a los ojos de ella retornar hacia él y tragó con dificultad al tiempo que él se sentaba en el borde de la mesa: "Marlene," él empezó, "¿cuánto recuerdas sobre esos últimos pocos días en Punto Reflex?"
"Sólo un poco, Scott. Recuerdo cuando todos estábamos dentro de la cámara central juntos. Con Sera y Corg y la Reina-Madre."
"¿Qué hizo que el enjambre-er, que la Reina-Madre se fuera, Marlene? Quiero decir, estoy seguro de que ella se dio cuenta de que la flota tenía planes para irradiar el área, pero parece como si ella hubiese decidido partir antes de que los misiles neutrón fueran lanzados."
Marlene inclinó la cabeza en señal de aprobación y se estiró a través de la mesa para alcanzar una botella de agua. "Es cierto, Scott. Y algo vital me dejó cuando ella partió." Ella bebió un trago largo de la botella. "Sé que tú lo sentiste cuando me abrazabas. Me siento como si sólo estuviese la mitad aquí, como que si yo respiro demasiado profundo desapareceré de la vista. Pero yo tengo un conocimiento de las cosas, Scott, un conocimiento: el que parece no soñado por ninguna raza."
"No te preocupes," Lunk dijo, "No voy a permitir que te desvanezcas." Marlene apretó su mano. "Verás, Scott, la ReinaMadre finalmente comprendió, las razones de todo lo que había ocurrido en Optera, Tirol, y la Tierra, y ese conocimiento la liberó."
"¿Pero qué fue lo que ella comprendió?" Scott preguntó.
Marlene se estremeció. "No te lo puedo decir, Scott."
"Por favor, Marlene," Scott dijo bruscamente.
Lunk salió de detrás de la silla. "Le estoy advirtiendo, Teniente."
Marlene puso una mano sobre el puño cerrado y levantado de Lunk. "No, Lunk, Scott no comprende. No es que te esté ocultando algo, Scott. Sólo quiero decir que estás preguntando a la persona equivocada."
"Sera," Scott dijo luego de reflexionar por un momento.
"Sí. Ella estuvo más estrechamente ligada a la Regis de lo que yo lo estuve. Pero temo que esa ligadura la ha afectado más de lo que a mí me afectó."
"¿Sabes donde está?"
Marlene cerró sus ojos y dio un tembloroso respiro. "Puedo sentir donde está. A veces casi puedo ver a través de sus ojos y sentirla sufriendo."
Scott se inclinó acercándose más a ella. "¿Dónde, Marlene?"
"La ciudad de torres altas en las Tierras del Norte. La que Sera y Corg iban a gobernar."
Scott y Lunk intercambiaron miradas y simultáneamente dijeron: "Mannatan."
"Sí. Ella está con Lancer."
Scott ya estaba de pie. "¿Vendrás conmigo, Marlene? Tú, también, Lunk," él fue rápido para agregar. "Sólo hasta que la localicemos."
"Olvídelo, Teniente," Lunk dijo. "Marlene no va a ir a ninguna parte."
Marlene se puso de pie y suavemente lo hizo girar a Lunk para enfrentarla. "Pero lo haré, Lunk. ¿No ves que tengo que ir?" Lunk bajó la mirada. "No, Marlene, no. Tú puedes quedarte aquí y dejarme hacerme cargo de ti. Tú misma dijiste que estabas muy bien. Yo podría-"
"No, Lunk, es inútil de esta manera," ella lo interrumpió. "Recuerda quién y qué soy."
Lunk se obstinó. "Tú eres Marlene, eso eres."
Marlene negó con su cabeza. "Soy Invid, Lunk." Ella se estiró hacia arriba para acariciar su cara. "Pero eso no significa que no te haya amado."
Lunk se aceró, reteniendo su enfado y pesar. "¿Regresarás a mí?" Él preguntó suavemente.
"Nada podrá llevarse estos pasados y pocos meses, Lunk."
Era el turno de Scott de apartar su mirada.
Él se juró a sí mismo que nunca volvería a amar de nuevo.
***
Con Marlene en el asiento del copiloto, Scott regresó el jet a la base planetaria provisional de la REF en la costa venezolana y dio parte a Vince Grant de sus planes de continuar hacia las Tierras del Norte. El general le informó del exitoso salto posicional acometido por el Ark Angel y de la proximidad de la ventana de lanzamiento para la transposición a Haydon IV. Para apresurar a Scott y a Marlene en su camino, Grant ordenó que sean escoltados hacia y desde la ciudad de las Tierras del Norte en uno de los pocos Veritechs reconfigurables restantes de la nave.
De lo que Scott pudo recopilar, Mannatan -recientemente retornada a su nombre original de New York- se estaba volviendo rápidamente un centro de población una vez más. La estrecha ciudad isleña había escapado milagrosamente de la saturación de los rayos mortales de Dolza, sólo para sufrir desastrosamente unos veinte años más tarde en las manos del demente y poderoso "hijo" de la Regis, Corg. Pero por entonces la ciudad ya había caído en las manos de locos callejeros quienes habían de algún modo sobrevivido a una nube de radiación que se había cernido sobre la ciudad por más de quince años y a pandillas ambulantes de Forrajeadores y a rudos desertores de la Cruz del Sur. Una escasez de alimentos y tierras cultivables había mantenido bajo los números de la población, pero ahora que New York se había convertido en un cierto tipo de depósito de materia prima para los pueblos en vías de desarrollo al sur y al oeste, un sistema de trueque para los alimentos había sido implementado.
El Veritech descendió al oeste del río Hudson, dejando a Scott y a Marlene llevar a cabo el resto del viaje a pie, junto con cientos de otros migrantes quienes estaban hablando o comprando pasajes en puntos de control en el único puente que vinculaba a la ciudad con el continente. Scott vio el resultado final de la campaña ardiente de Corg de traer a la ciudad sobre sus rodillas: enormes extensiones allanadas donde edificios altos de ladrillo y piedra habían estado una vez, cuadriculadas por los restos chamuscados de carreteras de asfalto y concreto.
Marlene actuaba como guía, haciendo uso de sus recientemente mejorados talentos psíquicos -para determinar la ubicación de su hermana simulagente. En cierto sentido ella parecía más una terrícola que Scott. Pero Scott se negó a ser engañado por la apariencia humana que la Reina-Madre Invid había moldeado para ella, y por ello sus conversaciones eran estrictamente del tipo pragmático. Scott, después de todo, estaba en una misión militar.
Marlene finalmente los guió a un teatro restaurado en el distrito de la mitad del municipio de la ciudad, donde un joven hispánico llamado Jorge les dio la bienvenida en la puerta y les afirmó que Lancer era de hecho parte de una compañía viajera de actores, cantantes, y músicos.
Después de las poco menos que acaloradas reuniones con Rand y Lunk, Scott estaba esperando más de lo mismo de Lancer, pero -el ex travestí de escenario- lo sorprendió al subir corriendo por el extenso pasillo después del anuncio de Jorge y abrazarlos a ambos como si fuesen de la familia.
"¡Scott, no lo puedo creer!" Lancer dijo, apretándolo firmemente por los brazos. "Dios, es grandioso verte de nuevo." Él tuvo igual entusiasmo por Marlene, junto con un abrazo de oso que prosiguió por más de un minuto.
Lancer lucía delgado y ágil en pantalones muy ajustados y una camisa sin mangas, pero Scott notó círculos oscuros debajo de las tinturas del cantante y un aspecto sombrío debajo de la alegría del momento. El color natural del cabello de Lancer estaba volviendo. Scott se acordó brevemente de Yellow Dancer y quiso saber si ella se había ido para siempre.
"Ustedes no saben cuánto los necesito en este momento muchachos," Lancer prosiguió, agarrando sus manos.
"¿Qué ocurre, Lancer?" Marlene preguntó.
"Tu hermana," él dijo, favoreciendo la mano de Marlene. "Me temo que ella está muriendo."
***
Sera estaba postrada en cama en la habitación tras bambalinas de Lancer, un apretado y desordenado espacio que aparentemente servía como habitación y camarín. Un hombre llamado Simón la estaba atendiendo, pero él salió al entrar Lancer, deteniéndose sólo para presentarse a sí mismo a Scott y a Marlene de una manera amanerada, ligeramente afeminada.
En posición fetal debajo de las mantas raídas de la cama, Sera parecía apenas más que un espectro. "He estado esperando que vengas, Ariel," ella dijo a la vez que Marlene se arrodilló al lado de la cama y colocó una reconfortante mano en su agobiado pecho. "Hermana-"
Sera apretó un dedo contra los labios de Marlene para acallarla. "No llores por mí, Ariel. Voy a volver a unirme con la ReinaMadre."
"Entonces yo volveré contigo, hermana."
Sera negó con su cabeza. "No, Ariel, tu destino se encuentra a lo largo de un camino diferente. Y qué maravilloso es."
Marlene se inclinó acercándose más a su hermana, sus ojos llenos de lágrimas. "Dime, Sera."
"Tú sólo necesitas saber esto, Ariel: que el mundo puede ser reconstruido. La Reina-Madre aprendió esto cuando ella se unió con la Protocultura -la meta del Gran Trabajo, la transmutación de nuestra raza."
"¡La Protocultura!"
"Sí, Scott," Sera dijo, mirando hacia él. "Tu gente comprenderá qué entender por esto."
"Quédate, hermana," Marlene le suplicó. "El amor tiene el poder para mantenerte aquí."
Sera sonrió. "No, Ariel. El amor tiene el poder para liberarme..."
Con eso, el simulagente Invid cerró sus ojos y abandonó su vida demasiado corta.
Scott observó horrorizado pero inmovilizado como Sera se volvía etérea y translúcida, entonces lentamente se desvaneció de la vista. Una brisa misteriosa acarició su mejilla a la vez que las mantas caían vacías y en silencio sobre el colchón de espuma.
Lancer trató de agarrar desesperadamente lo que ya no estaba allí. "Este también es mi destino," Marlene dijo, volviéndose hacia Scott con lágrimas corriendo por sus mejillas. "¡Tuviste razón al prometerte que nunca volverías a amar de nuevo!"