Capítulo 2
No había un hombre o una mujer a bordo del Ark Angel que no pensara en el SDF-1 cuando el Dr. Penn anunció nuestra intención de realizar un salto experimental a la Luna. ¿Pero acaso tenemos una opción? ¿Acaso no tiene mas sentido extraviar la nave a una distancia segura de la Tierra en vez de extraviarla en órbita Marciana como habían sugerido algunos que temían a repetir la falla del SDF-1 en el 2009? Todo esto, claro está, presupone que los controladores transposicionales fallarán, lo cual estoy inclinado a creer que no será el caso. Con respecto a nuestra inadvertida llegada a Plutón o algún otro cuerpo celestial lejano, sólo puedo rezar para que no ocurra. Pero si sucede, puedo decir ahora que siempre quise estar junto a Claudia y los demas en el momento de la llegada a Plutón. Quizas el destino me haga seguir sus caminos en este momento.
General Vince Grant, bitácora del Ark Angel
Jean Grant se separó de su esposo y los dos senadores para observar a Scott sin perturbarlo como casi había hecho momentos antes. Sus sentimientos habían sido sinceros, aunque no eficazmente expresados. Ella estaba al tanto de la insignificancia de medallas y promociones en este momento - ella siempre había pensado que las batallas debían olvidarse antes que inmortalizarse con ceremonias - pero los gestos eran importantes para la moral. Y Dios sabía que la moral no era lo que abundaba en estos dias.
Jean observó la leve renguera en el caminar rápido de Scott mientras Vince mostraba el camino a su camarote personal cerca del puente del Ark Angel. De cerca, cuando sintió a Scott ponerse tieso en su corto abrazo, había contemplado las cicatrices en su cara todavia juvenil y en sus manos. A sus 19 años, se parecía cada vez mas a su padre. Pero los ojos eran sin duda herencia de su madre. Tambien tenía unas orejas prominentes, pero la renguera y el encorvamiento eran regalos de una guerra que no quería irse del todo.
Todo el personal militar y administrativo de la REF que veía pasar al grupo se preguntaba quien sería ese extraño con el uniforme de la malograda División Marte, y que estaba haciendo en la nave en compañía del general Grant y los dos senadores del Concilio Plenipotenciario.
Jean escuchó atentamente a las palabras de Scott mientras todos se acomodaban en el camarote y tomaban un trago. Y escuchó el extraño acento que había adquirido durante su estadía en la Tierra, la amargura en su quebrada voz cuando relataba el fatal asalto de la División Marte contra los Invid que ocupaban la Tierra - como las naves habían explotado en el espacio, los pocos Alphas que quedaban superados en número por la gran cantidad de Scouts.
Scott les contó en grandes rasgos el largo viaje a Punto Reflex, un viaje que parecía haberse convertido en algo parecido a una odisea de desilusión y desesperanza. De los marginales, traidores, y cobardes que poblaban ese paisaje construido por la guerra. De su encuentro con Jonathan Wolff (el modelo para el cinismo de Scott, pensó Jean), de los viejos soldados desertores que habían vuelto con Carpenter; y con Sue Graham de la División Jupiter. Jean recordaba bien a la periodista y a la agonía, real o imaginaria, que había hecho experimentar a Lisa Hayes.
Sus oidos escucharon atentamente la experiencia de Scott dentro del mismo Punto Reflex que ya había relatado a analistas de la REF en el planeta. Ella no tenía razon para dudar de las palabras de Scott - que de hecho había conversado con la misma Regis - pero tambien sintió que Scott se guardaba algo para si mismo. G2 había tratado de rastrear a los compañeros del Teniente - ahora Coronel - que lo habían acompañado dentro del complejo, pero la búsqueda era infructuosa dada las condiciones caóticas del planeta los desplazamientos de población.
En cambio, Vince puso a Scott al tanto de los increíbles eventos que sucedieron en el planeta Optera poco despues de la partida de la Division Marte. Scott escuchaba con atención, pero era evidente que ya había escuchado la mayoría de pilotos de la REF. Sin embargo, tenía preguntas acerca de la casi milagrosa aparición de Dana Sterling y los asi llamados motores Nichols que potenciaban los Shadow Fighters y reformaron a la Ark Angel.
Jean esperó para retornar la conversación a asuntos mas personales. Se levantó y contempló a la Tierra a traves de un ojo de buey. Siempre que veía a su planeta y a los derelictos de la flota enfrente de ella, recordaba ese fatídico momento en que la luminosa y gigantesca Ave Fenix acabó con el Tokugawa y la mayoría de la flota en su partida de la Tierra.
No podía dejar de pensar en Gardner y Ackerman y Gunther Reinhardt, todos muertos. Y en Rolf Emerson - querido Rolf, que había fallecido en los brazos de Bowie. Las noticias de su muerte habían sonado irreales en Tirol, pero ahora, tan cerca...
"Lo lamentamos mucho por Marlene, Scott," dijo Jean cuando encontró su voz.
Por reflejo, la mano derecha de Scott fue hacia su pecho, donde solía estar el colgante con la imagen holográfica de su prometida.
"Sus padres se encuentran a bordo," añadió Jean.
Scott asintió con gravedad. "Y siento lo de Bowie," dijo, mirándola a los ojos.
Jean detectó preocupación y odio en sus ojos - odio por Musica, la clon Tiresiana de la que Bowie se había enamorado. Jean vio pocas razones para discutir por eso ahora que Scott mostraba signos de xenofobia. Se preguntó si Dana tambien sería objeto de su disgusto. Dana, quien permanecía con sus padres y hermana en Haydon IV.
"Los encontraremos," dijo Scott de repente. "Está bien, ¿qué es lo que todavia no me han dicho? Dijeron que recibieron transmisiones de Tirol."
"De Cabell," respondió Vince, haciendo a un lado su bebida. "Pero es algo que ya sabías, Scott. El SDF-3 ejecutó su salto luego de que los grupos Neptuno y Saturno de Reinhardt partieron. El comunicado final de Reinhardt con el Almirante Hunter--"
"Rick," corrigió Jean.
"--involucraba decisiones sobre despliegue de Cyclones y Shadow Fighters." Vince hizo una pausa. "Y el uso de misiles Neutron S si todo lo demas fallaba."
Los ojos de Scott se agrandaron. Los rumores eran verdad: Reinhardt se había preparado a volver al planeta inhabitable antes de cederlo ante los Invid. "Una locura," dijo Scott con los dientes apretados.
Vince miró a su esposa y dejó escapar un largo suspiro.
"No fue una decisión facil, Coronel," dijo la senadora Huxley. "Era altamente probable que el hemisferio sur sobreviviera."
Scott la encaró, pero volvió al asunto anterior. "¿Y donde demonios está la nave si es que se transposicionó? ¡Ya han pasado tres meses!"
"Tranquilo, Scott," le dijo Vince. "Estamos haciendo todo lo posible."
Scott le dirigió una mirada. "¿Sentándonos aqui? No, no lo creo. ¿Nadie ha pensado en regresar a Tirol? Tiene que haber alguna pista de ellos."
El Dr. Penn se aclaró la garganta. "La verdad, hijo, es que no sabemos si podemos regresar. Sin embargo, estamos planeando ejecutar una transposición de prueba."
Scott asintió en comprensión. "La Protocultura. Lo mismo que está pasando en todos los mechas en el planeta. La razon por la que tuve que venir en un maldito transbordador químico. Nada funciona, ¿no es asi?"
"Si y no," dijo Penn rápidamente. "Algunos de los Veritechs si funcionan y son capaces de cambiar de configuración. Otros tienen una capacidad limitada de vuelo y combate."
"Oí algo de eso: hay algo diferente sobre la nueva generación de Flores que cosecharon en Optera."
"Nuevo Praxis," corrigió Huxley.
"Nuevo Praxis, entonces. ¿Pero por qué los modelos mas antiguos dejarían de funcionar justo ahora?"
Jean Grant cruzó sus brazos. "Esperamos que tu pudieras decírnoslo, Scott."
"¿Yo? ¿Qué podría saber que--" Entonces lo recordó. "La Regis," dijo.
"Hemos leído sus reportes de la interrogación, Coronel," dijo Huxley. "Usted dice que estuvo conferenciando con la Reina Invid justo antes de su partida."
Scott tragó saliva y encontró su voz. "Si, es verdad, pero vamos, tampoco me explicó todo."
"¿Entonces que fue lo que dijo?" preguntó Jean.
Scott se alisó el cabello. "¿Qué fue lo que dijo?" Rio nerviosamente. "Todavia no estoy seguro de lo que oi y de lo que imaginé. Pero creo que estábamos discutiendo."
"¿Discutiendo?" dijo Huxley dubitativamente.
"Si. Sobre... ética. Sobre si los Invid tenían derechos sobre la Tierra despues de lo que los Maestros le hicieron a Optera." Scott miró a los rostros incrédulos. "Suena alocado, lo sé, pero ella nos estaba tirando en cara nuestra naturaleza guerrera, y que el universo estaría mejor sin nosotros."
Nadie dijo nada por un momento.
"De todas maneras, todavia no entiendo que tiene que ver esto con el SDF-3. Los Invid son historia, ¿o no?"
Jean se dio vuelta e imaginó de vuelta a la fenix luminosa, una raza entera emigrando en un solo ser. "Quizas la nave fue adonde fue ella," sugirió suavemente. Vince le dio una mirada cuestionadora cuando se dio vuelta. "La Regis, quiero decir."
Penn se alisó su barba. "Es una pena que no haya mas Invids en la Tierra para investigar si tienen alguna idea de adonde fue su reina."
Scott se tapó la boca como para contenerse de hablar. En la Tierra se encontraban dos de los tres hijos a los que la Regis le había dado forma humana. Sera y Marlene. La última de ella, muy similar a su amada fallecida hace mas de un año.
"¿Qué sucede, Scott?" le preguntó Jean quien lo estaba observando.
Scott tomó una decisión. "No todos los Invid se han ido."
***
Arriba de ellos se alzaban palacios de cristal, mansiones de color blanco como la nieve y plataformas de vidrio azul ahumado, delicados salones y minaretes, columnas imponentes, cúpulas arabescos, y torres etéreas. Un mundo idílico de cristal y aleaciones.
Y abajo de ellos... abajo de ellos se encontraba lo que había dado forma a la ilusión de arriba: las complejidades ultratecnológicas de un artefacto de tamaño planetario, nacida en la mente de un genio extraterrestre que había dejado su marca en la mitad de los diseminados mundos y culturas del Cuarto Cuadrante. Un genio que se encontraba en el saber popular y en las leyendas o en monumentos que lo representaban.
El quizas habría impartido su nombre al artefacto o dejado que otros lo hicieran, pero no podía negarse el hecho del reflejo de su esencia en todo el paisaje de la superficie de Haydon IV.
Y suspendido en el medio, se encontraba este lugar de redes electrónicas y de información, la interface material con la Conciencia que Haydon había dejado en el lugar para manejar sus importantes tareas.
Exedore interrumpió sus reflexiones cuando sintió la delicada interrupción de Veidt. "En un momento mas las correlaciones requeridas estarán disponibles."
Exedore giró en su silla para contemplar al flotante Haydonita - su compañero en estos años. Estaba por responder con la voz, pero supo que no era necesario. Una costumbre dificil de romper.
Veidt hizo un cuarto de giro para enfrentar a Exedore con lo que se aproximaba a una sonrisa.
"Estoy bien al tanto de que mis labores lo complacen, señor Exedore. Sus palabras son un eco, si me entiende - una innecesaria redundancia."
Exedore lo favoreció con un sonrisa genuina, tan dificil de suprimir como el mismo hábito. La cara de Veidt volvió a asumir su configuración normal, que podría decirse en blanco. "Tan monótona como la de un maniquí sin terminar," oyó una vez el Zentraedi comentar a un técnico del SDF-3.
"Monótona, si," envió Veidt, "pero no sin terminar, Exedore."
Anteriormente a Exedore le disturbaba el hecho de que sus pensamientos eran expuestos a los Haydonitas, pero ya lo había superado. Pero de hecho era lógico que abriera su mente a Veidt, los favorecía muchísimo en su trabajo y aceleraba las tareas que llevaban a cabo para empezar a buscar al SDF-3.
La nave no sólo había desaparecido en el hiperespacio, sino del mismo cuadrante. No había emergido de la transposición en ningun sector del espacio conocido, ni tampoco estaba atrapada en el hiperespacio. Esa era la respuesta que habían obtenido de la Conciencia de Haydon IV. Pero lo que la inteligencia artificial no podía decirles era donde estaba la nave o si existía. El SDF-3 simplemente había dejado de ser y estar, y no se tenía ninguna indicación de su paradero.
Como la desmaterialización había coincidido con un frenético despertar en las consolas de las computadoras de la Conciencia, Exedore contempló la posibilidad de que el planeta artificial fuera responsable del hecho. Pero una vez que se comprobó que la Conciencia no había reaccionado a la transposición del SDF-3, se vislumbró que lo que causó la actividad fue un fenómeno concurrente que tuvo principio mas alla del Cuadrante.
Y en ese lugar se encontraba la Tierra.
Algo que se originó alli había enviado un pulso de energía a traves de la continuidad del espacio, y su destinación parecía ser lo que los Tiresianos conocían como la Estrella Raanath.
"¡Haydon ha retornado a nuestro mundo!" había enviado Veidt en ese entonces, y Exedore - como era un astrofísico novato - lo tomó literalmente. Pero la literalidad no era algo que los Haydonitas practicaran habitualmente, y la expresión tambien podría traducirse al epíteto terrestre "¡Que me parta un rayo!"
La misma expresión que Exedore usó al enterarse de la partida de los Invid -meses atrás, despues de un interrumpido comunicado entre la Tierra y Tirol y luego entre Tirol y Haydon IV. Desde entonces, la Conciencia había realizado cientos de cálculos matemáticos y procesando lecturas de datos, realizando la tarea de una manera asombrosamente eficaz de la cual Exedore nunca había pensado posible. Veidt había logrado interpretar y traducir a lengua Tiresiana algunas de las conclusiones y lineas de pensamiento a las que había llegado la Conciencia, pero este no lograba entenderlas ya que carecían de sentido. Y eran sus hombros sobre los que había caído la responsabilidad de encontrar al SDF-3.
El Zentraedi recordaba con una sonrisa al SDF-1 creado por Zor. Esa nave si había logrado encontrarla, pero eso no lo convertía en un experto en el campo.
Cabell había prometido venir a Haydon IV para ayudar a Exedore a cuestionar a la Conciencia, pero Exedore creyó que las conclusiones de la Conciencia tambien desorientarían a su viejo Maestro.
Necesitaban a Emil Lang o al clon de Zor, Rem, quien tanto había contribuído para diseñar la Matriz de Protocultura de la cual la nueva flota de la REF había conseguido su poder. Necesitaban tambien el intelecto combinado de los técnicos del SDF-3.
Y mejor aun, necesitaban a Haydon.
"Pienso exactamente lo mismo, señor Exedore."
Exedore rio para sus adentros. "Si, Veidt. Los terrestres tienen un dicho. 'Las grandes mentes--'"
La cámara empezó a vibrar. Eso por si solo no tenía mucho de inusual. Ya era una costumbre en este planeta convivir con esos sacudimientos extraños, ya que nunca se volvían demasiado peligrosos. Pero Exedore no había experimentado ningun temblor tan súbito y tan fuerte como este.
Esperó la respuesta a su pregunta mental de parte de Veidt, pero nada llegó. Exedore empezó a impacientarse.
"Esto es algo sin precedentes," fue la única respuesta que recibió despues de unos segundos.
Exedore contempló las consolas y pantallas de la Conciencia. Por el efecto causado en la hipercomputadora, la partida de los Invid debió ser una molestia menor comparado al evento actual.
"¿Qué es lo que pasa, Veidt?" presionó Exedore. Su voz denotaba su estado de alarma. Una vista desde el espacio de Haydon IV se presentó en un proyector holográfico. "Veidt," repitió.
"Las secuencias de activación primarias han empezado," envió el Haydonita. "La integridad atmosférica es constante por el momento. El daño a la superficie se proyecta bien dentro de los parámetros aceptados. Las bajas entre los no-Haydonitas suman menos de mil."
"¿Bajas?" dijo Exedore, de pie y con sus piernas temblando, sus ojos iban de Veidt al proyector holográfico.
Veidt rotó para encararlo, un brillo nunca visto antes pulsando en el centro de su frente. "El cruce ha sido logrado. El Evento ha ocurrido. Alabado sea Haydon."
"Cuidado con ser literal," se recordó Exedore. Alabado sea Haydon podría significar muchas cosas. "¿El Evento?" preguntó con cautela.
Veidt asintió. "Haydon IV está dejando la órbita. Poco despues, abandonaremos por completo al sistema Briz'dziki."
La boca de Exedore quedó abierta de sorpresa. "¡Haydon ha retornado a nuestro mundo!"