Capítulo 14

¯Está abatido.

¯En verdad, es patético.

¯Podría necesitar un antidepresivo.

¯O yo podría darle una buena paliza.

¯Estoy en la puñetera sala, capullos. ¯Rick se negaba a darse la vuelta y agradecer a los otros Moteros Salvajes, quienes habían decidido dar un informe verbal a su superior, el general Lee Grange, sobre el estado de la salud emocional de Rick.

El general Lee dobló la esquina de la sala principal, donde Rick estaba tratando de concentrarse en un videojuego.

¯¿Es cierto? ¿Estás alicaído?

¯No, señor. Estoy jugando a los videojuegos.

¯Sí, está jugando videojuegos¯dijo Díaz, dando la vuelta para estar al lado de Grange. Díaz se cruzó de brazos y miró a Rick¯. Y está perdiendo en todos.

Grange enarcó una ceja.

¯Rick, ¿perdiendo a los videojuegos? Tú eres el campeón de la casa.

¯Estoy un poco fuera de forma.

AJ saltó sobre el sofá y agarró uno de los controles.

¯Seriamente fuera de forma. Hasta Jessie le podría ganar.

¯Oye, idiota, he oído eso. ¯Jessie entró en el cuarto, le sacó la lengua a AJ, y entrelazó su brazo con el de Díaz¯. Pero en serio, Rick, te ves un poco triste.

¯No estoy triste. No estoy deprimido. No estoy alicaído. ¿Por qué no me dejáis todos en paz?

¯¿Y entonces qué sería lo divertido en eso?¯preguntó Mac mientras entraba con una manzana en la mano¯. Sabes que ninguno de nosotros consigue tener secretos.

¯No tiene ningún secreto.

¯No puede sacarse de la cabeza su último trabajo¯ dijo Spence, apoyando su fornido cuerpo contra la puerta.

Rick tenía suficiente. Arrojó el control en la mesa y se levantó.

¯Mi último trabajo ha terminado.

¯Seh¯dijo Spence con una sonrisa¯. Y ese es tu problema. Te enamoraste de ella.

¯Dicho por alguien que sabe sobradamente cómo se siente enamorarse durante una misión¯bromeó Jessie.

Spence asintió con la cabeza.

¯Me atrapaste, cariño. De hecho, mi mujer me está esperando en casa. Mi papeleo está terminado, Grange. Me largo de aquí. ¯Spence giró, pero se detuvo y se volvió a medias¯. Rick, confía en mí. Si la amas, ve a decírselo. El dolor no se desvanece.

¯No la amo. ¯Pero él no pudo mirar a ninguno de ellos cuando lo dijo, porque ese era su problema. No podía dejar de pensar en Ava, no podía lograr sacar su cara de su mente. No le gustaba la manera en que la había dejado, las cosas que le había dicho. La había lastimado. Estaba mal.

¯Todos vosotros, id a encontrar algo que hacer. Tú, ven conmigo. ¯Grange hizo señas a Rick. Y cuando Grange ordenaba, tú ibas.

El resto del equipo se dispersó, y Rick siguió a Grange a su oficina. El general cerró la puerta y se sentaron frente al escritorio del general.

¯Bien, así que Ava Vargas. ¿La amas?

¡Tenía que venir Grange siendo tan directo!

¯No lo sé.

¯Entonces ve a enterarte.

¯Ella era una misión. Ni siquiera sabe quién soy realmente.

¯Entonces ve a decírselo.

¯Su estilo de vida no es propicio para…

¯Hijo, deja de buscar excusas. Todos tuvisteis una mierda de crianza, y muy poco amor en vuestras vidas cuando erais más jóvenes. Si ahora el amor llega a ti, no le escupas en la cara. Ahora monta en tu moto, regresa a Las Vegas, y ver si puedes encontrar una manera de hacer que funcione con esta mujer.

Y así como así, todo encajó. Grange tenía razón.

¯Sí, señor.

* *

El aire fresco del campus había hecho lo suficiente para despejar su cabeza. Ver los coloridos árboles alineados en las aceras, detenerse en un banco para almorzar y disfrutar del clima de otoño, todo ayudaba a apartar de su mente a Rick. Pasar tiempo en la biblioteca y trabajando con la oficina de consejería para investigar los programas de doctorado de las diferentes universidades la mantenía lo bastante ocupada para que Rick no reptara por su mente hasta que se acostaba por la noche. Sólo entonces su rostro aparecía ante ella, sólo entonces su mente buscaba los recuerdos de sus manos sobre ella, su boca sobre la de ella. Sólo entonces le dolía el corazón de extrañarlo.

Así que pasaba el mayor tiempo posible en el campus, e iba al gimnasio un par de horas cada día, esperando que en el momento en que cayera en la cama por la noche estuviera física y mentalmente exhausta.

Con su mochila llena de folletos y cargada con su portátil, caminaba enérgicamente desde la biblioteca hacia el edificio de la administración, respirando el aire fresco.

Se detuvo cuando escuchó los sonidos de acelerar al máximo de una moto acercándose detrás de ella, se mordió el labio inferior y se deshizo del momento de melancolía.

La moto pasaría en poco tiempo, y también lo haría la sensación de pérdida.

La moto desaceleraba mientras se acercaba a su espalda. Esperó a que diera la vuelta en la esquina cercana.

Vete. No quiero oírte. No quiero pensar en él.

Oyó el acelerador al máximo mientras se aproximaba, más cerca. Incapaz de evitarlo, se dio la vuelta y su corazón dio un salto cuando Rick se detuvo junto a ella.

Aparcó justo delante de ella, se bajó y se quitó el casco, sacudiendo su cabello oscuro.

Se veía tan malditamente bien vestido con pantalones de cuero negro y chaqueta a juego que quería derretirse allí mismo, en la pasarela de cemento. Se lamió los labios, sedientos por una probada de él, por su toque.

¯¿Qué estás haciendo aquí?¯le preguntó mientras él se aproximaba.

Rick no dijo ni una palabra, sólo la tomó en sus brazos y la besó, un beso lleno de deseo, de pasión, que lo decía todo sin que él necesitara decir una palabra. La rodeó con sus brazos, arrancando su mochila de los hombros así podía abrazarla más estrechamente. Ella gimió, se sentía como si estuviera en casa de nuevo a la vez que se metía entre esos brazos, mientras su lengua se deslizaba dentro y encontraba la de ella. Y cuando por fin rompió el beso, ella estaba sin aliento, jadeando por la conmoción, la excitación y el asombro.

¯Mi nombre es Rick Benetti y trabajo encubierto para el gobierno de los Estados Unidos. Nos llamamos los Moteros Salvajes, somos un grupo especial de agentes. No muchas personas saben de nosotros, porque trabajamos en proyectos especiales para el gobierno. Fui asignado para vigilarte, por quién es tu padre. Mi misión no incluía besarte, tocarte, hacerte el amor, o enamorarme de ti, pero hizo todo eso.

Aturdida sin palabras, Ava sólo podía mirarlo, y escuchar, con el corazón regocijándose ante lo que él decía.

¯No puedo decirte lo mal que me siento por lo que te dije aquella noche en el apartamento. Parte de ello era necesario para mantener mi tapadera. La otra parte era miedo. Nunca nadie me ha amado antes, Ava. No sabía cómo manejarlo y no lo manejé para nada bien. Lo siento. Te lastimé, lo sé y me siento como un imbécil. Si te hace sentir mejor, no he dormido desde que te dejé.

Ella sonrió.

¯Eso me hace sentir un poco mejor.

¯Hay un agujero dentro de mí sin ti. Sufro cuando no estoy contigo. Y creo que eso es de lo que se trata el amor. Significa que sufres cuando no estás con la persona que amas.

Ava dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas. Puso la mano en su pecho, sintió el fuerte latido del corazón masculino.

¯El amor es una cosa aterradora. Es arriesgado.

¯Lo sé. Tengo miedo. Nunca antes he dicho eso a nadie en mi vida.

¯Yo también tengo miedo, Rick. Pero tú vales la pena el riesgo.

¯Tú también.

La atrajo hacia él de nuevo, la besó hasta dejarla sin aliento de nuevo, y cuando ella ya no sentía el frío en el aire, cuando comenzó a sudar bajo la chaqueta, Ava se apartó, se lamió los labios y tragó saliva.

Él pasó los nudillos contra su mejilla.

¯Dios, te extrañé. ¿Podemos ir a tu casa?, porque si no puedo meter mi polla en ti dentro de los siguientes diez minutos te podría empujar contra este árbol de aquí y follarte.

Ella se echó a reír, y su cuerpo se llenó de excitación al pensar en él follándola aquí mismo delante del edificio de la administración.

¯Eso me podría gustar.

Los ojos masculinos brillaron de excitación.

¯No me tientes.

Le encantaría tentarlo, pero su necesidad de él era tan grande como la de él por ella. Lo agarró de la mano.

¯Vamos.

Afortunadamente, ella vivía justo en la calle del campus. Saltaron sobre su moto y estuvieron allí un par de minutos más tarde. Ava sacó torpemente las llaves de la puerta principal, pero se las arregló para abrirla con las manos temblorosas. Rick la empujó dentro, cerró la puerta, dejó caer su mochila y le dio la vuelta, su boca sobre la de ella antes de que pudiera inspirar su próximo aliento.

Él la empujó contra la pared y le arrancó la chaqueta, levantó su jersey por la cabeza, y luego fue en busca de sus pantalones vaqueros. Ella hacía lo mismo, sus dedos buscando a tientas mientras se apresuraban a desnudarlo. Se quitó los zapatos mientras Rick le bajaba los pantalones de un tirón. Hubiera sido cómico, esta carrera por desnudarse, si Rick no la estuviera mirando con una mirada ardiente de lujuria y necesidad en sus ojos, una mirada que la hacía humedecerse, que la hacía palpitar.

Al final, sólo terminaron medios desvestidos. Ella todavía llevaba el sujetador y sus calcetines, y él todavía tenía sus pantalones, pero Ava se las arregló para abrirle la cremallera lo suficiente para alcanzar su polla, cerrar los dedos alrededor de su excitado y palpitante calor. Él agarró un condón y enfundó su pene, y luego la arrastró al suelo, allí mismo, sobre su prístina y perfecta alfombra.

Ella no podría haber pensado en un mejor lugar para hacer el amor. Él le abrió las piernas y se hundió dentro de ella, y Ava se quedó sin aliento ante la perfección de ello, ante la forma en que su cuerpo le dio la bienvenida.

¯Extrañé tenerte dentro mío. Aquí es donde perteneces. ¯Ella le pasó la mano por la cara.

¯Te amo, Ava.

Ella se corrió casi tan pronto como él comenzó a moverse contra ella, y Rick levantó la cabeza y le sonrió de una manera tan devastadora y puramente masculina que la conmovió hasta las lágrimas.

¯¿Correrte siempre te hace llorar?

¯Sólo cuando me follas. Hazlo otra vez.

Él se movió, rodó sus caderas sobre ella, deslizándose contra su clítoris mientras empujaba dentro de ella, y entonces no hubo más palabras, mientras se tenían el uno al otro con una pasión primitiva. Sus dedos se clavaron en las caderas femeninas, el dolor tan bueno. Ella arañó sus brazos, su espalda, necesitándolo con una feroz posesividad, como si lo estuviera marcando como suyo para siempre.

Quizás lo estaba… a su manera. Rick metió una mano debajo de ella, la agarró del culo para inclinarla hacia él así podría conducirse más profundamente, luego deslizó su dedo más abajo, provocando su ano. Ella jadeó, levantando la mirada hacia él, y lanzando un ronco cuando deslizó la punta del dedo dentro de su ano y siguió follándola.

¯¿Te gusta esto?¯preguntó con voz ronca de deseo.

¯Sí. Dios. .

¯Eres mía, Ava. Toda tú.

¯Sí. Y tú eres mío. ¯Ella bajó sus uñas por su espalda y él la recompensó empujando con más fuerza.

La sensación era increíble. Él la volvió a penetrar enérgicamente, el tronco de su pene le frotaba el clítoris, su polla dentro de su coño, y su dedo atormentando su ano, y ella volvió a correrse, esta vez con espasmos tan intensos que gritó, aferrándose a él. Él empujó con fuerza y entonces se desplomó encima de ella, estremeciéndose mientras se corría.

Ava se aferró a Rick, incapaz de creer que esto realmente había sucedido. Él estaba aquí, había hecho el amor con ella… la amaba. Ava le acarició la espalda empapada de sudor, el cabello, tocándolo con asombro.

Él la ayudó a levantarse y finalmente se desnudaron por completo, se dieron una ducha juntos, y se vistieron. Ava se las arregló para cocinar algo y, cuando Rick se sentó en su mesa de la cocina bebiendo café, ella se dio cuenta de que su vida estaba en absoluto desorden.

Había toallas en el suelo de su baño, su mochila se había desparramado por todo el salón. Sólo Dios sabía lo que le había ocurrido a la alfombra allí.

Caos.

Y ella nunca había estado más contenta en su vida.

Sin embargo, había tantos huecos que llenar. Agarró su taza de café y acercó una silla al lado de él en la mesa.

¯¿Dónde vives?¯preguntó.

¯En ninguna parte, en realidad. Me adiestro en Dallas y me quedo en el cuartel allí la mayoría de las veces. Pero no tengo un lugar permanente, porque estoy mucho en la ruta.

Se quedaron en silencio durante un tiempo mientras ambos bebían su café.

¯¿Necesitas quedarte en Las Vegas para hacer tu doctorado?¯preguntó.

Ava se dio cuenta entonces de que Rick estaba preguntándose acerca de su vida, su futuro, y la pareja, al igual que ella.

¯En realidad, me he pasado los últimos días investigando los programas de doctorado a nivel nacional. Hay un programa en una de las universidades de Texas que se ve muy bien.

Él levantó la cabeza.

¯¿En serio?

Ella sonrió ante el brillo en sus ojos.

¯Sí. ¿Te importaría que fuera a la universidad allí?

Se inclinó hacia delante y la besó.

¯No me importaría en absoluto. Imagino que era hora que me mudara de la casa del general Lee, él es mi oficial superior. Tiempo de conseguir un lugar propio.

¯¿En serio?

¯Sí. Podría ser bonito tener a alguien con quien compartirlo. Pero sabes, no sé mucho acerca de muebles, decoración y todo eso, así que necesitaré a alguien que lo haga.

Ava miró a su alrededor a todos sus escasos muebles.

¯Bueno, tengo que decir que no sé mucho sobre eso, tampoco. Pero creo que ya es hora de añadir algunas… cosas… en mi vida. Algo de color, estilo y excitación. No puedo pensar en nadie con quien me gustaría compartirlo más que contigo.

Había una sensación de calor en su mirada… ¿era eso el amor?... que ella nunca había visto antes. Eso le derritió el corazón.

¯¿Podrías hacer eso? ¿Podría dejar Las Vegas, tu familia y tus amigos?

Sin titubear, asintió con la cabeza.

¯Creo que es hora de que haga mi propia vida.

¯Hay algunos grandes programas en Dallas que creo te podrían gustar. Programas para trabajadores sociales. Y montones de niños que necesitan ayuda.

¯Oh, conque piensas que lo trabajadores sociales podrían tener algún valor.

¯Te lo dije, nena, creo que tienes algo que ofrecer. Mira lo que hiciste por mí. Nunca creí en el amor hasta que te conocí.

Las lágrimas llenaron sus ojos.

¯Creo que te subestimas. No eres el único que nunca creyó en el amor, que nunca se sintió amado. Por primera vez en mi vida, quiero llenar una casa con calor y amor y tengo que darte las gracias por eso.

Rick tomó sus manos y la sentó en su regazo.

¯Supongo que podemos enseñarnos el uno al otro.

Una nueva vida. Nuevas oportunidades. Espeluznante, pero oh tan emocionante. Ella lo abrazó.

¯Estoy deseándolo.

Él levantó sus labios hacia los de ella, y en el primer roce de su boca contra la de ella, Ava supo que todo funcionaría. Todo lo que ella siempre necesitaría sería su toque.

Fin


[1] El Strip de Las Vegas, oficialmente Las Vegas Boulevard: Es la calle más conocida de la ciudad, en ella se encuentran los hoteles y casinos más famosos.

[2] En el original: drank the Kool-Aid, siendo una frase hecha referida a alguien que se deja engañar o que cree cosas que parecen ridículas.