29

Caston

Traducido por Mokona

 Corregido por Meellc

Sabrina me dijo que yo era su otra mitad. Muchos pensamientos pasaron por mi mente. Mi amor por ella, la zorra de Beverly, su bebé perdido, matrimonio. Solo pude sostenerla con más fuerza. Fue la única cosa que mi mente me dejo hacer, porque no podía pensar bien.

Sus lágrimas caían por mi pecho, creando pequeños ríos que cosquilleaban en mí estómago. Quería quitarle su sufrimiento, pero no podía hacerlo hasta compartirle mi secreto.

—Bre, nena. —La alejé un poco, tratando de hacer que me mirara—. Te amo más de lo que las palabras pueden describir. Quiero alejar tu sufrimiento, pero necesitas conocer mi secreto, también. No me sentiré bien hasta que lo sepas.

—Entonces dímelo, Caston. Por favor —lloriqueó. La mirada en su rostro me partió el corazón. Mi pobre chica, los sentimientos dentro de ella la están desgarrando. Necesitaba calmarla antes de que tuviera un completo y jodido ataque de pánico.

La levanté y la llevé a la ducha. Allí no había más sonidos que el agua. La senté en el banco, sus hombros encorvados hacia adelante, temblando mientras sus lágrimas caían de sus ojos. Estaba rota y necesitaba arreglarla. Tomando la esponja, la bañé.

Comenzando en su cuello y bajando las burbujas hacia sus senos. Mi toque fue suave. Quería sentir cada parte de su cuerpo. Lentamente me moví de sus senos, acariciando al pasar cada globo redondo. Mientras raspaba sobre sus pezones ella dejo caer su cabeza hacia atrás, curvándose sobre mi toque.

Moví mi mano más abajo entre sus senos, y me detuve justo debajo de su ombligo. Vi su aliento cambiar. Ahora eran lentas y controladas respiraciones. Sus ojos estaban cerrados y ocasionalmente su lengua salía rápidamente para lamer algo de agua que generaba el vapor de la ducha. Inconscientemente, sus piernas se separaron.

Conociendo su necesidad, deslicé la esponja entre sus piernas. Se quedó sin aliento mientras la lavaba; removiendo toda la humedad que había allí de cuando habíamos hecho el amor antes. Seguí moviendo la esponja arriba y abajo por su hendidura. Ocasionalmente, dejé uno o dos de mis dedos rozar entre sus hinchados labios. Sus caderas se inclinaron hacia mi mano. Inclinándome un poco más a fondo, tomé su boca con la mía, besándola de forma hambrienta.

Cerrando el agua rápidamente tomé la bata del gancho y la arropé con ella, así no tendría frío. Tomando una toalla sequé su cabello y lo desenredé. Ella me miró intensamente mientras la secaba. Sus rosados e hinchados ojos nunca dejaron de mirarme. La levanté y llevé de vuelta hacia la cama. Solo era medio día, pero después de su confesión, hacer el amor, y los eventos de la noche pasada tan pronto como su cabeza tocó la almohada ella cayo dormida. Alejé el cabello de su rostro y la cubrí. Me senté junto a ella, mirándola dormir por horas.