XI
No te vayas,
no partas que me destrozas,
Afrodita de mis sueños,
latido de mis entrañas.
Soplo de aire que respiro,
oxígeno de mi alma,
cantimplora en mi desierto
de hombres que pasan y pasan.
Pócima que todo cura,
tónico que todo calma,
antídoto del veneno
que bebo cuando te marchas.
Un par de clavos ardiendo,
que clavas con tu mirada,
una música celeste,
que suena cuando tú hablas.
Un sentimiento profundo,
que me absorbe y que me atrapa,
un estado placentero,
amor, en una palabra.