II

 

Susurraba palabras prohibidas

una flor del jardín del Edén,

pero tan solo yo las oía,

pero ahora entiendo el porqué.

 

Esa flor era, el alma mía,

que de dentro de mí se escapó,

por salir a tu encuentro, mi vida,

lo que nunca jamás hice yo.

 

Ahora vive feliz en el parque

y sonríe al verte pasar.

Tú te acercas, y de cerca la miras,

la acaricias, y se deja amar.

 

Mientras yo sufro porque no tengo,

lo que tuve, ni lo que tendré.

Ya mi alma se marchó corriendo,

ya mi cuerpo se quiere romper.