En su mente había demasiadas cuestiones que no podía explicar, cosas que aún no le había admitido ni siquiera a ella. Por ejemplo, la cuestión de su visita a Foralie, y aquel momento en particular en el que pudo atravesar la puerta, que algunos de los más grandes Graeme, como los hermanos Ian y Kensie, los tíos gemelos de Donal Graeme, ordenaron cegar desde el alféizar hasta el dintel y de lado a lado. Tal como ocurriera con ellos, los descalzos pies de Hal se posaron en el alféizar y la parte superior de su cabeza rozó el dintel. Mas, a diferencia de ellos, sus hombros no tocaron los marcos del costado. Quizá, una vez que recobrara su salud y con algunos años más de crecimiento por delante, tal cosa también pudiera ocurrir. No importaba. Lo que sí importaba era el repentino e intenso sentimiento de unión con los Graeme.

• Prólogo (1979)

• Amanda Morgan (1979)

• Interludio (1979)

• Hermanos (1973)

• Epílogo (1979)

Como un hombre atrapado en un sueño, alargó la mano y desactivó al último centinela, el perro guardián, el robot que orbitaba más cerca del Puesto. En una exhalación desapareció el primer fortín, mientras el enemigo avanzaba, indemne, hacia la única línea de números veinte, a cincuenta mil kilómetros, con la pantalla defensiva a sólo diez mil kilómetros por detrás. Sin vacilar, sus manos recorrieron el teclado y sus veinte se lanzaron hacia adelante, intentando contactar con el enemigo en una zona lo más alejada posible de la pantalla.

Cuarenta minutos más tarde, tres naves alienígenas se adentraron en una zona desguarnecida, donde dos de sus defensores, los números cuarenta y todos los treinta ya no estaban. Y las naves se hallaban apenas a mil quinientos kilómetros de la pantalla detectora.

• El Dorsai Perdido (1980)

• Guerrero (1965)

• Hermano de Acero (1952)

En aquel preciso momento, durante una fracción de segundo, cuando el dragón y las aguas hubieron desaparecido, apareció algo mortal y real.

Aquello llegó desde una distancia que, comparada con la de las estrellas más lejanas, correspondía a un solo paso de un largo viaje.

Aquello llegó a una velocidad que, de ser comparada con la velocidad del pensamiento, hacía esta última despreciable.

Aquello llegó por el camino oscuro y pavimentado con el que Paul soñó mientras volvía al hotel en el día en que viera al Nigromante por primera vez.

Aquello era ciego y joven y todavía no estaba completamente formado, pero paul reconoció en ello a su enemigo sin armadura.

Y aquello golpeó.

Así es cómo empieza la "Ilíada" de Homero, una historia de hace treinta siglos: "Ésta es la historia de la cólera de Aquiles". Y ésta es la historia de mi cólera; yo, un hombre de la Tierra, contra los habitantes de dos mundos a los que se llama Amistosos, los reclutas, los fanáticos soldados vestidos de negro de Armonía y Asociación. Y no es una historia que hable de una cólera menor. Yo, al igual que Aquiles, también soy un hombre de la Tierra.

No se rían si comparo mi cólera con la de Aquiles, solo y amargado entre los navíos de sus mirmidones, bajo los muros de Troya. Porque tenemos otras semejanzas. Mi nombre es Tam Olyn y la mayor parte de mis antepasados son irlandeses; pero fue en Grecia, en el Peloponeso donde, como Aquiles, me convertí en lo que soy.

On the sixteen colonized worlds, mankind had changed, evolved into something that was slightly more than human...and slightly less. Men of War on the Dorsai worlds, men of Faith on the Friendly Worlds of Harmony and Association, men of Science, the Exotics of Kultis and Mara, and the Splinter cultures which had produced even stranger new talents.

Those who knew said it was the Dorsai who supplied soldiers to the sixteen worlds. The Friendlies supplied cannon fodder, common soldiers who could be relied on to obey orders at all times.

But even cannon fodder can sometimes produce genius. Jamethon Black is a true soldier, and a true man of faith. Now he must face a deadly enemy--an enemy whose defeat will forever separate Black from the only woman he has ever loved

Feared and respected as the most effective soldiers humanity has ever known, the Dorsai find their reputation at risk when an invader attacks their planet, inhabited only by the Dorsai women who are left behind to defend it.

A portion of this book was published as "Brothers" in ASTOUNDING: John W. Campbell Memorial Anthology

CONTENTS

Prologue

Amanda Morgan

Interlude

Brothers

Epilogue

There are many legends on the planet of the Dorsai, the breeding ground for heroes. Here are two of them.

Lost Dorsai: The New Dorsai Companion contains the Hugo Award winning novella, Lost Dorsai, and Dickson's classic short story "Warrior."

HUMANS OR HEMNOIDS:

AN UNBEARABLE CHOICE

Planet Dilbia is in a crucial location for both humans and their adversaries, the Hemnoids. Therefore making friends with the Dilbians and establishing a human presence there is of the utmost importance, which may be a problem, since the bearlike Dilbians stand some nine feet tall, and have a high regard for physical prowess. They’re not impressed by human technology, either. A real man, er, bear doesn’t need machines to do his work for him.

But Dilbians “are” impressed by sharp thinking, and some have expressed a grudging admiration for the logical (and usually sneaky) mental maneuvers that the human “shorties” have used to get themselves out of desperate jams. Just maybe that old human craftiness will win over the Dilbians to the human side. If not, we lose a nexus, and the Dilbians will learn just how unbearable Hemnoids can be….